La canción que vamos a analizar hoy data del año 1976. Fue
cantada por Mocedades, uno de los grupos musicales por excelencia de los años
70. Cuenta la historia de una secretaria que se enamora de su jefe sin que este
lo sepa. Mientras que para ella su jefe es una persona muy especial e
importante en su vida, para él, ella es solo su empleada con la que mantener
una relación cordial y laboral después de muchos años trabajando juntos.
Además, él tiene otras preocupaciones más importantes, como tener escarceos,
trapicheos y líos amorosos con sus amantes. A la protagonista no le queda más
remedio que poner buena cara, hacer como si nada pasara y aparentar normalidad.
Secretaria,
La que no habla
Siempre atenta, diciendo nada.
Siempre atenta, diciendo nada.
Te firmé mis veinte años
Te ayudé a subir peldaños
Y entre copa y copa me hice necesaria.
Y al negarme a ser amable me ignoraste
Y sólo fui tu secretaria.
Te ayudé a subir peldaños
Y entre copa y copa me hice necesaria.
Y al negarme a ser amable me ignoraste
Y sólo fui tu secretaria.
Hemos compartido juntos
Tus fracasos y tus triunfos
Y hasta creo haber tejido yo tus canas
Pero allá a las siete en punto
Tú te ibas con los tuyos, yo a mi casa.
Tus fracasos y tus triunfos
Y hasta creo haber tejido yo tus canas
Pero allá a las siete en punto
Tú te ibas con los tuyos, yo a mi casa.
Fui también la celestina
De tus citas clandestinas
Y aprendí a estar bien callada
Luego un guiño de malicia
Una caricia de cumplido
Y un gentil hasta mañana.
De tus citas clandestinas
Y aprendí a estar bien callada
Luego un guiño de malicia
Una caricia de cumplido
Y un gentil hasta mañana.
Era yo quien escogía
Las flores que cada día
Enviabas a tus jóvenes amadas
Era yo quien te firmaba las tarjetas
Hasta en eso secretaria.
Las flores que cada día
Enviabas a tus jóvenes amadas
Era yo quien te firmaba las tarjetas
Hasta en eso secretaria.
Secretaria, secretaria
La que escucha, escribe y calla
La que hizo de un despacho tu morada
Casi esposa, buen soldado, enfermera
Y un poquito enamorada.
La que escucha, escribe y calla
La que hizo de un despacho tu morada
Casi esposa, buen soldado, enfermera
Y un poquito enamorada.
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La protagonista queda descrita mediante una serie de
aposiciones y complementos que remarcan su posición baja en el escalón laboral:
“Secretaria, la que no habla, siempre atenta, diciendo nada”. Para el jefe, la
mujer es solo una secretaria que cumple con su deber profesional, que es hacer
bien el trabajo, estando pendiente de la empresa. Ese adverbio de frecuencia
SIEMPRE (atenta) marca con rotundidad su adhesión total al marco eminentemente
laboral. Es una persona que hace bien su trabajo, con eficacia y perfección,
pero nada más. Lo que pasa en el plano de la persona no interesa (por eso la
secretaria no habla no dice nada…no interesa su vida). Se trata de una relación
jerárquica de jefe-empleado que no trasciende más allá. Solo importa el
trabajador no la persona.
En la primera estrofa habla la protagonista en primera
persona contando su historia en la empresa usando tiempos de perfecto: “Te
firmé mis veinte años / te ayudé a subir peldaños/ y entre copa y copa me hice
necesaria”.
El uso de la primera persona verbal (firmé, ayudé), pronominal
(me) y de posesivo (mis) son mecanismos que permiten enfatizar el sello, la
huella o la marca que la secretaria ha dejado en ese lugar de trabajo durante
tantos años. Aunque sea una simple empleada, ella siempre ha estado allí con su
jefe y ha proyectado su impronta y esencia con el paso del tiempo. Ha pasado
media vida en ese trabajo y con esa persona. La protagonista busca
dignificarse: aunque esté en el escalón laboral más bajo ha aportado mucho y ha
jugado un papel importante en la vida laboral de su jefe, el cual queda remarcado
con las marcas de segunda persona (te). La anáfora (te firmé/te ayudé) permite
realzar la labor de la secretaria en la empresa, pues gracias a ella, el jefe
ha podido lograr muchos triunfos laborales. De momento, solo se habla dentro de
la esfera de lo profesional, no lo personal. Hay imágenes extraídas de la vida
cotidiana de un lugar de trabajo, gracias a la metonimia “entre copa y copa”. En
las empresas es normal que los empleados congenien, haya buen rollo, se vayan a
tomar algo por ahí (no beben la copa, sino el líquido bebible contenido en esa
copa, por eso es una metonimia)
La protagonista hace un ejercicio de autocrítica y reflexión
sobre aquello que hizo en el pasado y podía haberlo gestionado de otra manera
para cambiar el curso de su vida: “Y al negarme a ser amable me ignoraste, y
solo fui tu secretaria”. Ya sea por timidez, miedo, vergüenza, pudor a decir lo
que siente, o simplemente, por querer hacer bien su trabajo y ser una
profesional que distingue lo laboral de lo personal, la protagonista intentó
reprimir sus sentimientos desde el principio. Por eso, al final, su relación
con su jefe no fue más allá del trabajo y le ha tocado sufrir en silencio.
A pesar de no poder materializar ni culminar sus
sentimientos, la protagonista se conforma con disfrutar de la persona que
quiere, aunque sea desde el plano laboral. Se consuela compartiendo su vida
profesional con él, estando cerca de él (aunque sea para asuntos de trabajo y
manteniendo las distancias) y buscando el bien y felicidad de su jefe (aunque
sea en temas laborales). Todo esto se puede ver muy bien en tres recursos:
-Primera persona del plural (hemos compartido juntos). Permite
crear un espacio o contexto común entre la secretaria y el jefe. La
protagonista es feliz en ese espacio (aunque solo sea la oficina). El hecho de
crear ese vinculo (da igual que sea laboral) le hace tener una ilusión en su
vida. Los dos forman un equipo, y aunque le gustaría que la fusión fuera de
otro tipo (sentimental, amorosa), al menos, hay un nexo de unión
-Antítesis (tus fracasos y tus triunfos). La protagonista
vive las mismas emociones y sentimientos que su jefe. Celebra sus éxitos con
alegría y sufre cuando las cosas del trabajo no le salen bien. Cuando una
persona es importante para ti es normal llorar por sus penas y alegrarse por
sus éxitos. Todas las situaciones te afectan como si las viviera uno
mismo.
-Metáfora (tejer tus canas). Las canas (pelo blanco)
aparecen con la vejez. Al pasar tantos años juntos en ese espacio común (el
trabajo), la protagonista ha visto crecer y evolucionar a su jefe desde que era
más joven hasta que es más mayor. La secretaria ha vivido la relación laboral
con misma la intensidad y pasión que si fuera una relación sentimental. Y
encima, duradera. Al menos, se consuela con eso.
No obstante, a pesar de ese espacio común, es evidente que
existe una barrera entre lo profesional y lo doméstico. Aunque comparten el
contexto laboral, luego cada uno tiene su espacio personal y sentimental: “pero
allá a las siete en punto tú te ibas con los tuyos y yo a mi casa”. La
coordinada adversativa (pero) crea el contrapunto entre ambos mundos. La
secretaria es feliz mientras está en la oficina pero cuando llega el fin de la
jornada (en el texto, haciendo un circunloquio con la hora de cierre, las
19:00), cada uno lleva su vida y tiene su mundo. Y ahí ya no comparten nada.
Los posesivos (los tuyos/mi casa) separan ambas vidas creando un
distanciamiento. Salvo en el trabajo, las dos vidas no tienen nada que ver
En el estribillo se ofrecen más detalles acerca de la relación
cotidiana laboral entre jefe y secretaria. Y ahí se puede ver que las
intenciones de ella y las de él son totalmente distintas. No hay
compatibilidad, no hay química, no hay sintonía más allá de lo laboral: “Un
guiño de malicia, una caricia de cumplido y un gentil hasta mañana”. Como veis
el lenguaje corporal delata una relación propia de jefe-empleada que de amado-amado.
Su relación se limita a felicitaciones si hace bien el trabajo, un saludo o
despedida o pequeños clichés de cordialidad y empatía, pero nada serio. Por
parte del jefe no hay indicios gestuales ni faciales de querer nada más. Le
tiene aprecio por su trabajo, le ha cogido cariño, pero no hay amor. Es solo su
secretaria.
Podríamos decir que en el trabajo son un equipo solvente
pero en la vida personal no hay reciprocidad. Ella está enamorada de él pero él
la ignora e incluso tiene sus chanchullos y queridas, que encima, la propia
protagonista tendrá que gestionar como parte de su trabajo. Imaginad el papel
de la secretaria enamorada teniendo que concertar las citas amorosas del jefe:
“Fui también la celestina de tus citas clandestinas y aprendí a estar bien
callada”. Aquí se puede ver el verdadero amor que siente por su jefe. Si ella
tuviera despecho, desprecio o mala leche tendría la oportunidad de poder
joderle la vida, ya que ella ha sido testigo de todos sus enredos amorosos. En
cambio, ella ha querido hacerle todo fácil y no ha puesto ningún impedimento
En la segunda parte del tema la protagonista cuenta con
detalles los escarceos del jefe con sus amantes y la importancia que tuvo ella
para que estos encuentros se produjeran. Esto se remarca muy bien con el
hipérbaton, colocando el pronombre sujeto entre el verbo y el atributo (era YO
quien escogía las flores que cada día enviabas a tus jóvenes amadas). El
paralelismo también remarca la influencia de la protagonista en estos
encuentros prohibidos: era yo quien
escogía las flores/ era yo quien te firmaba las tarjetas (verbo ser en pasado +
pronombre sujeto + complementos).
Evidentemente, la protagonista está haciendo
dentro de su trabajo cosas que no tendría que hacer (al final y al cabo son
cosas de la vida personal del jefe), pero por amor y cariño a él las hace. Es
como un leve reproche o tironcillo de orejas pero sin perder la compostura:
“Era yo quien te firmaba las tarjetas hasta en eso secretaria”. Por amor es
capaz de humillarse de esa manera.
La canción acaba tal como empezó, colocando a la
protagonista en el escalón bajo de la jerarquía laboral. Al final, es solo una
secretaria: “Secretaria, la que escucha, escribe y calla”. La enumeración
contiene conductas propias de alguien poco relevante en la vida laboral. Solo
se limita a hacer caso de lo que le dicen, redactar los escritos que le pidan y
callar de todas las cosas polémicas que vea. Oir, ver y callar. Ella como
profesional interesa, pero como persona no (al menos, para su jefe).
La metáfora de la oficina como hogar (“la que hizo de un
despacho tu morada”) es una forma de resaltar lo importante que era para la
secretaria el trabajo. Al fin y al cabo es el único nexo que tiene en común con
su jefe, y para ella, eso es mejor eso que nada. El amor lo vive en la oficina
a su manera. Por eso el lugar de trabajo se equipara al nivel de una casa.
Estando cerca de él y compartiendo esa pequeña parcela de la vida, se consuela.
En el trabajo ha creado su vida.
Sin embargo, por mucho que ella intente vivir así el amor,
al final, si no hay reciprocidad no podrá culminarlo y sentirse plena. Podrá
ser buena trabajadora, buena amiga, buena protectora, pero nunca será amada tal
como enumera y describe en los versos finales: “Casi esposa, buen soldado,
enfermera y un poquito enamorada”. La relación está en diferentes niveles. Para
él, ella es solo una trabajadora a la que ha cogido cariño y amistad. Y para
ella, él su amor. El cuantificador (poquito) tiene un sentido casi irónico.
Está claro que la secretaria está bastante enamorada (y no un poquito)
jajajjaa. Y el cuantificador “casi” también es importante. Nunca podrá culminar
el amor por mucho que se consuele en la oficina (“casi esposa”)
Desde un punto de vista métrico, predomina el verso corto, con algunos pareados (años-peldaños, celestinas-clandestinas, escogía-día)
Posiblemente una de las mejores canciones de Mocedades, para mi la mejor es Tomame o dejame, y la tercera Eres tu.
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