sábado, 11 de enero de 2020

Secretaria: la historia de una empleada que se enamora de su jefe


La canción que vamos a analizar hoy data del año 1976. Fue cantada por Mocedades, uno de los grupos musicales por excelencia de los años 70. Cuenta la historia de una secretaria que se enamora de su jefe sin que este lo sepa. Mientras que para ella su jefe es una persona muy especial e importante en su vida, para él, ella es solo su empleada con la que mantener una relación cordial y laboral después de muchos años trabajando juntos. Además, él tiene otras preocupaciones más importantes, como tener escarceos, trapicheos y líos amorosos con sus amantes. A la protagonista no le queda más remedio que poner buena cara, hacer como si nada pasara y aparentar normalidad.  


Secretaria,
La que no habla
Siempre atenta, diciendo nada.

Te firmé mis veinte años
Te ayudé a subir peldaños
Y entre copa y copa me hice necesaria.
Y al negarme a ser amable me ignoraste
Y sólo fui tu secretaria.
Hemos compartido juntos
Tus fracasos y tus triunfos
Y hasta creo haber tejido yo tus canas
Pero allá a las siete en punto
Tú te ibas con los tuyos, yo a mi casa.
Fui también la celestina
De tus citas clandestinas
Y aprendí a estar bien callada
Luego un guiño de malicia
Una caricia de cumplido
Y un gentil hasta mañana.
Era yo quien escogía
Las flores que cada día
Enviabas a tus jóvenes amadas
Era yo quien te firmaba las tarjetas
Hasta en eso secretaria.
Secretaria, secretaria
La que escucha, escribe y calla
La que hizo de un despacho tu morada
Casi esposa, buen soldado, enfermera
Y un poquito enamorada.

................................................................

La protagonista queda descrita mediante una serie de aposiciones y complementos que remarcan su posición baja en el escalón laboral: “Secretaria, la que no habla, siempre atenta, diciendo nada”. Para el jefe, la mujer es solo una secretaria que cumple con su deber profesional, que es hacer bien el trabajo, estando pendiente de la empresa. Ese adverbio de frecuencia SIEMPRE (atenta) marca con rotundidad su adhesión total al marco eminentemente laboral. Es una persona que hace bien su trabajo, con eficacia y perfección, pero nada más. Lo que pasa en el plano de la persona no interesa (por eso la secretaria no habla no dice nada…no interesa su vida). Se trata de una relación jerárquica de jefe-empleado que no trasciende más allá. Solo importa el trabajador no la persona.

En la primera estrofa habla la protagonista en primera persona contando su historia en la empresa usando tiempos de perfecto: “Te firmé mis veinte años / te ayudé a subir peldaños/ y entre copa y copa me hice necesaria”.

El uso de la primera persona verbal (firmé, ayudé), pronominal (me) y de posesivo (mis) son mecanismos que permiten enfatizar el sello, la huella o la marca que la secretaria ha dejado en ese lugar de trabajo durante tantos años. Aunque sea una simple empleada, ella siempre ha estado allí con su jefe y ha proyectado su impronta y esencia con el paso del tiempo. Ha pasado media vida en ese trabajo y con esa persona. La protagonista busca dignificarse: aunque esté en el escalón laboral más bajo ha aportado mucho y ha jugado un papel importante en la vida laboral de su jefe, el cual queda remarcado con las marcas de segunda persona (te). La anáfora (te firmé/te ayudé) permite realzar la labor de la secretaria en la empresa, pues gracias a ella, el jefe ha podido lograr muchos triunfos laborales. De momento, solo se habla dentro de la esfera de lo profesional, no lo personal. Hay imágenes extraídas de la vida cotidiana de un lugar de trabajo, gracias a la metonimia “entre copa y copa”. En las empresas es normal que los empleados congenien, haya buen rollo, se vayan a tomar algo por ahí (no beben la copa, sino el líquido bebible contenido en esa copa, por eso es una metonimia)

La protagonista hace un ejercicio de autocrítica y reflexión sobre aquello que hizo en el pasado y podía haberlo gestionado de otra manera para cambiar el curso de su vida: “Y al negarme a ser amable me ignoraste, y solo fui tu secretaria”. Ya sea por timidez, miedo, vergüenza, pudor a decir lo que siente, o simplemente, por querer hacer bien su trabajo y ser una profesional que distingue lo laboral de lo personal, la protagonista intentó reprimir sus sentimientos desde el principio. Por eso, al final, su relación con su jefe no fue más allá del trabajo y le ha tocado sufrir en silencio.

A pesar de no poder materializar ni culminar sus sentimientos, la protagonista se conforma con disfrutar de la persona que quiere, aunque sea desde el plano laboral. Se consuela compartiendo su vida profesional con él, estando cerca de él (aunque sea para asuntos de trabajo y manteniendo las distancias) y buscando el bien y felicidad de su jefe (aunque sea en temas laborales). Todo esto se puede ver muy bien en tres recursos:

-Primera persona del plural (hemos compartido juntos). Permite crear un espacio o contexto común entre la secretaria y el jefe. La protagonista es feliz en ese espacio (aunque solo sea la oficina). El hecho de crear ese vinculo (da igual que sea laboral) le hace tener una ilusión en su vida. Los dos forman un equipo, y aunque le gustaría que la fusión fuera de otro tipo (sentimental, amorosa), al menos, hay un nexo de unión

-Antítesis (tus fracasos y tus triunfos). La protagonista vive las mismas emociones y sentimientos que su jefe. Celebra sus éxitos con alegría y sufre cuando las cosas del trabajo no le salen bien. Cuando una persona es importante para ti es normal llorar por sus penas y alegrarse por sus éxitos. Todas las situaciones te afectan como si las viviera uno mismo. 

-Metáfora (tejer tus canas). Las canas (pelo blanco) aparecen con la vejez. Al pasar tantos años juntos en ese espacio común (el trabajo), la protagonista ha visto crecer y evolucionar a su jefe desde que era más joven hasta que es más mayor. La secretaria ha vivido la relación laboral con misma la intensidad y pasión que si fuera una relación sentimental. Y encima, duradera. Al menos, se consuela con eso.

No obstante, a pesar de ese espacio común, es evidente que existe una barrera entre lo profesional y lo doméstico. Aunque comparten el contexto laboral, luego cada uno tiene su espacio personal y sentimental: “pero allá a las siete en punto tú te ibas con los tuyos y yo a mi casa”. La coordinada adversativa (pero) crea el contrapunto entre ambos mundos. La secretaria es feliz mientras está en la oficina pero cuando llega el fin de la jornada (en el texto, haciendo un circunloquio con la hora de cierre, las 19:00), cada uno lleva su vida y tiene su mundo. Y ahí ya no comparten nada. Los posesivos (los tuyos/mi casa) separan ambas vidas creando un distanciamiento. Salvo en el trabajo, las dos vidas no tienen nada que ver

En el estribillo se ofrecen más detalles acerca de la relación cotidiana laboral entre jefe y secretaria. Y ahí se puede ver que las intenciones de ella y las de él son totalmente distintas. No hay compatibilidad, no hay química, no hay sintonía más allá de lo laboral: “Un guiño de malicia, una caricia de cumplido y un gentil hasta mañana”. Como veis el lenguaje corporal delata una relación propia de jefe-empleada que de amado-amado. Su relación se limita a felicitaciones si hace bien el trabajo, un saludo o despedida o pequeños clichés de cordialidad y empatía, pero nada serio. Por parte del jefe no hay indicios gestuales ni faciales de querer nada más. Le tiene aprecio por su trabajo, le ha cogido cariño, pero no hay amor. Es solo su secretaria.

Podríamos decir que en el trabajo son un equipo solvente pero en la vida personal no hay reciprocidad. Ella está enamorada de él pero él la ignora e incluso tiene sus chanchullos y queridas, que encima, la propia protagonista tendrá que gestionar como parte de su trabajo. Imaginad el papel de la secretaria enamorada teniendo que concertar las citas amorosas del jefe: “Fui también la celestina de tus citas clandestinas y aprendí a estar bien callada”. Aquí se puede ver el verdadero amor que siente por su jefe. Si ella tuviera despecho, desprecio o mala leche tendría la oportunidad de poder joderle la vida, ya que ella ha sido testigo de todos sus enredos amorosos. En cambio, ella ha querido hacerle todo fácil y no ha puesto ningún impedimento

En la segunda parte del tema la protagonista cuenta con detalles los escarceos del jefe con sus amantes y la importancia que tuvo ella para que estos encuentros se produjeran. Esto se remarca muy bien con el hipérbaton, colocando el pronombre sujeto entre el verbo y el atributo (era YO quien escogía las flores que cada día enviabas a tus jóvenes amadas). El paralelismo también remarca la influencia de la protagonista en estos encuentros prohibidos:  era yo quien escogía las flores/ era yo quien te firmaba las tarjetas (verbo ser en pasado + pronombre sujeto + complementos). 

Evidentemente, la protagonista está haciendo dentro de su trabajo cosas que no tendría que hacer (al final y al cabo son cosas de la vida personal del jefe), pero por amor y cariño a él las hace. Es como un leve reproche o tironcillo de orejas pero sin perder la compostura: “Era yo quien te firmaba las tarjetas hasta en eso secretaria”. Por amor es capaz de humillarse de esa manera.

La canción acaba tal como empezó, colocando a la protagonista en el escalón bajo de la jerarquía laboral. Al final, es solo una secretaria: “Secretaria, la que escucha, escribe y calla”. La enumeración contiene conductas propias de alguien poco relevante en la vida laboral. Solo se limita a hacer caso de lo que le dicen, redactar los escritos que le pidan y callar de todas las cosas polémicas que vea. Oir, ver y callar. Ella como profesional interesa, pero como persona no (al menos, para su jefe).

La metáfora de la oficina como hogar (“la que hizo de un despacho tu morada”) es una forma de resaltar lo importante que era para la secretaria el trabajo. Al fin y al cabo es el único nexo que tiene en común con su jefe, y para ella, eso es mejor eso que nada. El amor lo vive en la oficina a su manera. Por eso el lugar de trabajo se equipara al nivel de una casa. Estando cerca de él y compartiendo esa pequeña parcela de la vida, se consuela. En el trabajo ha creado su vida.

Sin embargo, por mucho que ella intente vivir así el amor, al final, si no hay reciprocidad no podrá culminarlo y sentirse plena. Podrá ser buena trabajadora, buena amiga, buena protectora, pero nunca será amada tal como enumera y describe en los versos finales: “Casi esposa, buen soldado, enfermera y un poquito enamorada”. La relación está en diferentes niveles. Para él, ella es solo una trabajadora a la que ha cogido cariño y amistad. Y para ella, él su amor. El cuantificador (poquito) tiene un sentido casi irónico. Está claro que la secretaria está bastante enamorada (y no un poquito) jajajjaa. Y el cuantificador “casi” también es importante. Nunca podrá culminar el amor por mucho que se consuele en la oficina (“casi esposa”)

Desde un punto de vista métrico, predomina el verso corto, con algunos pareados (años-peldaños, celestinas-clandestinas, escogía-día)


1 comentario:

  1. Posiblemente una de las mejores canciones de Mocedades, para mi la mejor es Tomame o dejame, y la tercera Eres tu.

    ResponderEliminar