sábado, 29 de julio de 2023

Poema de mi soledad: una oda a la nostalgia por el amor perdido

A medida que nos acercamos a la década de los setenta, la copla se ve afectada por dos grandes acontecimientos:

-Por un lado, se inicia un periodo de decadencia y olvido. La gente se interesa cada vez menos por este género y prefiere otros ritmos y estilos de influencia anglosajona (pop, balada, canción melódica...). La copla se asociaba a la dictadura franquista, y en una época en la que se intentaba romper con el pasado, eso fue determinante para su agonía. 

-Por otro lado, se ve sometida a diferentes procesos de renovación. Los músicos, viendo el abandono que sufría la copla clásica, optan por modernizarla y darle aires frescos, incorporando elementos de otros géneros musicales, que atraigan la atención del público joven. Así, muchos poemas elaborados por autores clásicos de la copla (Rafael de León) se ven enriquecidos y acompañados por ingredientes procedentes de otras tendencias musicales más vanguardistas. 

Este es el caso de la canción de hoy: una mezcla de copla, bolero y balada muy interesante, que Gracia Montes popularizó en el año 1972, y que refleja la nostalgia por el amor perdido. Hoy analizamos Poema de mi soledad, un claro ejemplo de cómo un texto literariamente clásico puede sonar musicalmente moderno. Tradición y vanguardia en un único producto.



Soledad,
soledad del río.
Soledad.
Tus brazos oscuros
buscando los míos.
Soledad.
Soledad del agua.
Soledad,
y al borde tus labios,
de tierra y de fragua.
Soledad.
Soledad, soledad.
Soledad.

La luna dorada,
tu pena, y mi pena,
y de madrugada,
soledad morena.
Y de madrugada
tu pena y mi pena.
Soledad, soledad.
Soledad.

Soledad,
soledad del puente.
Soledad,
Los dos sin temores
que pase la gente.
Soledad.
Soledad contigo.
Soledad,
pegado a mi sombra
tu cuerpo de trigo.
Soledad.
Soledad, soledad.
Soledad.

La luna abrazaba
mi pelo sin flores,
y de madrugada
soledad de amores.
Y de madrugada
mi pelo sin flores.
Soledad, soledad.
Soledad.

La luna pegaba
su boca en la mía,
y sin madrugada
soledad del día,
y de madrugada
tu boca en la mía.
Soledad, soledad.
Soledad.
Soledad.

....................................................................................

Durante las estrofas, el pasado y el presente confluyen en el pensamiento del yo poético,  de una forma unitaria, indisoluble e inseparable. Los sentimientos de soledad (presente) y nostalgia (pasado) se fusionan formando un todo, en el que no es posible establecer fronteras o separaciones. En un mismo plano se mezclan sentimientos y sensaciones pertenecientes a diferentes planos temporales, creando una fotografía o pintura lírica muy emotiva, en la que se fragua un ambiente cuasi onírico.

Por un lado, la relación de amor ha terminado y eso genera soledad, la cual se manifiesta léxicamente a lo largo de toda la composición, mediante recurrencias o reduplicaciones (repeticiones): Soledad…soledad del río…soledad…soledad del agua…soledad…soledad soledad…soledad. 

En una misma estrofa se repite hasta diez veces la palabra soledad, a veces formando anáforas: Soledad/Soledad del río/Soledad. Cuando una cosa se repite tantas veces es porque perturba, inquieta, conmociona al yo poético, pues genera una situación trascendental para sus psiqué. La soledad es un estado que ha sido resultado de algo anterior que ha desaparecido y que era muy importante para nosotros (en este caso el amor).

El sentimiento de soledad se proyecta en el ambiente natural, como si se tratara de una pintura impresionista: Soledad del río, soledad del agua, soledad del puente. El yo poético plasma todas sus emociones en el paisaje, y este se contagia e impregna del sentimiento de soledad que invade al yo. En otras palabras: la soledad del alma se acaba plasmando en el espacio que le rodea, para que este también se vea invadido por una sensación de vacío

Las descripciones topográficas resultan sobrias. No hace falta dar detalles ni emplear muchas palabras. El lexema "soledad" traza un paisaje frío, inerte, melancólico, triste y gris. Todas las pinceladas se esbozan mediante estructuras en pararelismo: sintagma nominal con núcleo “soledad” + complemento del nombre (soledad del puente/agua/río).

Por otro lado, cuando algo termina (en este caso el amor) siempre quedan en la memoria los recuerdos vividos. Eso hace aflorar otro sentimiento muy importante, que es la nostalgia, la añoranza: aunque la relación se haya terminado, todo el mundo recuerda las cosas buenas que nos ha aportado esa persona. Esos recuerdos son los que producen la morriña.  

En las estrofas, la voz lírica aúna los sentimientos de soledad del presente con los recuerdos del pasado: a un ambiente/entorno/marco paisajístico contagiado de la pena que genera la pérdida se le añaden las estampas felices y positivas que la memoria retiene del pasado. El resultado es una pintura difuminada, casi onírica, en la que confluyen dos planos temporales (ayer y hoy), teñida de sinceridad anímica. Las sensaciones contradictorias son propias de situaciones en las que se mezcla la tristeza de estar solos con la emotividad de recordar cosas bonitas vividas con esa persona. 

La protagonista evoca escenas del pasado con el amado que aluden, mediante imágenes y metáforas, a la unión mística y física entre los dos miembros de la pareja: Tus brazos oscuros buscando los míos, Al borde tus labios de tierra y de fragua, Los dos sin temores que pase la gente, Pegado a mi sombra tu cuerpo de trigo

Los brazos de los amantes aparecen retratados mediante la sinécdoque. Se alude a una parte del cuerpo (brazo) en lugar de hacer referencia a todo el cuerpo, a la figura completa de la persona (se supone que es el amante “entero”, y no solo el brazo, el que busca a la amante). Por eso, las extremidades aparecen personificadas, como si tuvieran vida propia e iniciativa para llevar a cabo la unión. 

Todo esto hace referencia a la primera etapa del proceso místico (vía purgativa). El alma busca al amado en un ambiente de lobreguez total, tal como refleja la adjetivación: Tus brazos oscuros... Los posesivos de primera y segunda persona marcan a los dos miembros de la relación amorosa: TUS brazos…Los MÍOS.

Cada nueva imagen aumenta el grado de cercanía entre los amantes respecto a la anterior, de tal forma que a medida que avanza la canción, el proceso místico crece y se perfecciona, llegando poco a poco a la culminación definitiva. 

En la primera imagen (la de los brazos) se podía ver que había una intención de unión, pero todavía no había conexión. En la siguiente estampa, los dos elementos se encuentran más próximos en el espacio, tal como refleja la locución adverbial de lugar, que implica una situación de cercanía, casi de roce: Al borde tus labios...

Los labios aparecen descritos mediante metáforas que hacen referencia a elementos que transmiten calor, fuego, aspereza: Tus labios de tierra y de fragua. Recordad que el calor suele estar relacionado con la pasión amorosa desde el Cantar de los Cantares. Para los que no lo sepáis, una fragua es un fogón que se usa para forjar metales.

En la tercera estampa lírica los amantes mantienen su entidad de manera independiente aunque la acción predicativa es compartida. Esto se refleja en el numeral cardinal: los DOS sin temores que pase la gente...La compatibilidad de caracteres es más que evidente. 

Cuando hay amor te olvidas de lo que pasa alrededor. Lo importante, el centro de tu vida, es la persona que amas. El resto de cosas y de personas no importan tanto

Parece que el tiempo se ha parado para los amantes. El mundo y la vida siguen avanzando, pero a ellos les da lo mismo. Lo importante es el goce y disfrute de la pasión. La pareja se ha quedado congelada en el espacio, mientras el resto del mundo sigue su curso, tal como se expresa con el sustantivo colectivo (gente) inscrito en un predicado de movimiento (pasar). 

Una de las claves de la mística radica en olvidarte de las cosas superficiales de la vida y centrarte en buscar lo que de verdad quieres, lo profundo y trascendental. Cada nueva imagen resulta más pasional que la anterior, creando una progresión lírica. 

En la cuarta imagen se produce la fusión definitiva de los amantes. Es la vía unitiva: Pegado a mi sombra tu cuerpo de trigo. El verbo pegar implica unión, contacto, fusión. Los posesivos de primera y segunda persona representan a las dos partes de la relación: mi sombra/tu cuerpo. El cuerpo del amante se proyecta metafóricamente con elementos naturales que denotan sensualismo, belleza, florecimiento, juventud apogeo de la vida: Tu cuerpo de TRIGO. El complemento circunstancial de compañía refuerza la unión (Soledad contigo).

En los estribillos se rompe el mundo creado por el yo poético. Esa mezcla de presente y pasado, recuerdos y sentimientos se evapora, y el yo poético se centra en el aquí y el ahora, que es la no unión, la soledad, la ausencia, la falta de amor. Ese amor ya no existe y hay que asumirlo. A partir de aquí la expresión lírica se enfocará hacia la no compenetración, el cada uno por su lado

La pérdida del amor se representa con una atmósfera nocturna (Y de madrugada...), carente de dramatismo y desesperanza, ya que la oscuridad no es absoluta: La Luna dorada...La realidad no es descrita de forma trágica, ya que el satélite astral da brillo a la noche, evitando el negro total. La Luna da algo de luz. 

El yo poético adopta una postura de serenidad, calma y quietud. No se deja llevar por la visceralidad y el desgarro más exacerbado. Hay un control de los sentimientos. La protagonista tira por la vía estoica. Se recrea en la tristeza y melancolía, pero sin llegar al llanto y al grito. Esta copla tiene que ser cantada de una forma elegante y sobria, sin excesos.

En los estribillos, los amantes aparecen representados de forma separada y aislada, cada uno por su lado y con sus circunstancias personales: Tu pena y mi pena. 

Evidentemente, la soledad produce tristeza y dolor en ambas partes (se ha terminado algo que ha sido importante para los amantes, y las pérdidas siempre generan sentimientos de pena). El ambiente de la noche refuerza el luto: De madrugada, soledad morena. De madrugada, soledad de amores. 

No obstante, la voz lírica se resiste a dar una visión excesivamente melodramática de la historia. La adjetivación nos indica que se trata de “una oscuridad menos oscura”: soledad MORENA. El color moreno es menos oscuro que el negro.  La manifestación anímica se ve reforzada con las estructuras en paralelismo: complemento circunstancial de tiempo (de madrugada) +sintagma nominal complemento directo con el verbo “haber” elidido ([hay] soledad morena/soledad de amores).

La pérdida amorosa supone para el yo poético una merma de vitalidad, de alegría, de energía tal como refleja la ausencia de flores en el pelo. Las flores implican color, ganas de vivir, alegría. En este caso, no hay flores. Por tanto, la protagonista se encuentra apagada, triste, a pesar del tratamiento poético de la personificación de la Luna, que da solemnidad a la escena: La luna abrazaba mi pelo sin flores

Tras el segundo estribillo el yo poético vuelve a recrearse en los recuerdos nostálgicos, para terminar la copla transmitiendo un mensaje optimista: aunque el amor se pierda, hay que quedarse con las cosas buenas que este nos ha traído, en forma de recuerdos. Eso nos ayudará a motivarnos y ver la vida de una forma positiva, para que esa soledad no sea tan traumática, tal como se refleja mediante la antítesis del día y la noche: Y sin madrugada, soledad del día. El amanecer, el nuevo día, representa la esperanza. La vida sigue y nos puede traer nuevas ilusiones y motivos para seguir adelante, aunque estemos en soledad. 

La personificación de la Luna dota de sensualidad e idealismo al recuerdo amoroso, como si estuviera en su máximo esplendor: La luna pegaba su boca en la mía. Con estas cosas tan bonitas es con lo que hay que quedarse. A lo largo de nuestra vida vamos a vivir muchas experiencias. Aunque algunas de ellas no terminen de forma afortunada, todas nos van a aportar cosas muy productivas e interesantes a nuestra existencia, ya que nos han generado placer y felicidad, y eso nunca se olvida. Las experiencias quedan grabadas en nuestra alma como si fueran tatuajes. No hay que renegar del pasado, ya que este nos ha proporcionado momentos maravillosos que deberían motivarnos para nuestro futuro. 

Métricamente, hay un predominio del verso hexasílabo (de tierra y de fragua). La palabra soledad suele formar versos completos ya sean tetrasílabos (soledad) y hexasílabos (soledad, soledad). Tanto en las estrofas como en los estribillos detectamos rimas asonantes que cohesionan toda la composición (río-mío, agua-fragua, dorada-madrugada, pena-morena) dando musicalidad y ritmo.

 


 

miércoles, 19 de julio de 2023

Palabras para Julia (Rosa León): sabios consejos de Goytisolo a su hija

Hoy vamos a analizar uno de los poemas más conocidos de José Agustín Goytisolo, autor de la generación del 50. Ha sido musicalizado y cantado por voces como la de Paco Ibáñez, Rosa León, Mercedes Sosa o Kiko Veneno. Se titula Palabras para Julia. Fue publicado en el año 1979 en una obrita que lleva el mismo título. Todo un ejemplo de cómo la literatura no está reñida con la música.

El poema está dedicado a la hija del autor, de nombre Julia. Le puso este nombre en honor a su madre, que también se llamaba así, y había muerto en un bombardeo de Barcelona durante la Guerra Civil Española, en el año 1938, por la aviación franquista. Este hecho tan dramático marcó la vida de toda la familia.



Tú no puedes volver atrás,

porque la vida ya te empuja,
como un aullido interminable, interminable.
Te sentirás acorralada,
te sentirás perdida y sola,
tal vez querrás no haber nacido, no haber nacido.

Pero tú siempre acuerdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti, pensando en ti
como ahora pienso.

La vida es bella ya verás
como a pesar de los pesares
tendrás amigos, tendrás amor, tendrás amigos.

Un hombre solo, una mujer,
así tomados, de uno en uno
son como polvo, no son nada, no son nada.

Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí....

Nunca te entregues ni te apartes,
junto al camino, nunca digas:
no puedo más y aquí me quedo, y aquí me quedo.

Otros esperan que resistas,
que les ayude tu alegría,
que les ayude tu canción, entre sus canciones.

Entonces siempre acuérdate...

La vida es bella, ya verás...

No sé decirte nada más
pero tú debes comprender
que yo aún estoy en el camino, en el camino.

Pero tú siempre acuérdate...

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Detrás del yo poético se encuentra Goytisolo, en su papel de padre, que dará consejos a su hija Julia para que afronte su vida adulta de una forma autónoma e independientemente. La niña se ha hecho mayor y la figura paterna, desde la voz de la experiencia, le animará a luchar por lo que quiere y no rendirse nunca a pesar de las injusticias presentes en el mundo. Con este tipo de consejos, está claro que el padre siente un amor incondicional por su hija.

Mediante el vocativo pronominal de segunda persona (tú), el yo poético se dirige a su hija, con el objetivo de proporcionarle una serie de directrices y orientaciones para poder enfrentarse a su futuro como una persona adulta y responsable.

Aparece el viejo tópico manriqueño de la vida como camino o senda, que se recorre a medida que se desarrolla la existencia, con un principio y un final: “Tú no puedes volver atrás”.  El camino de la vida se recorre en una sola dirección. Lo vivido se convierte en pasado, y el pasado nunca más va a volver. Cada paso del camino se hace solo una vez. Recordad a Machado cuando hablaba de que al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar. El proceso vital es irreversible, y nunca más vamos a ser niños otra vez.

La personificación del concepto abstracto existencial marca el topico del tempus fugit: “Porque la vida ya te empuja”. El tiempo avanza, no se detiene. No se puede hacer nada por evitarlo. Cada segundo perdido es irreparable. Esto nos obliga a mirar hacia delante, por muy angustiosa que sea la realidad, tal como se refleja en el símil: “Como un aullido interminable”.

La comparación da intensidad y fuerza expresiva al verso (el tiempo corre a un ritmo vertiginoso, no hay quien lo pare), y la referencia sensorial (aullido interminable) crea una atmósfera de incomodidad y terror. Los ruidos del lobo suelen causar miedo, perturbación, desagrado (los asociamos a una situación de peligro). El paso del tiempo nos acerca a la muerte, al fin del camino…y eso causa conmoción, angustia, miedo…como cuando oímos al lobo

El adverbio temporal (ya te empuja) marca la simultaneidad entre la vida y el tiempo. A la vez que vivimos, vamos haciendo camino, como decía Machado.

El uso del futuro de indicativo como tiempo verbal (te sentirás acorralada…) enfatiza la idea de que el dolor, la pena, la tristeza, y en general, las adversidades, son un componente inherente del mundo. La vida no es de color de rosa. Tarde o temprano vamos a tener que vivir situaciones que no nos gustan. Ser adulto tiene eso. Entras en contacto con el lado más duro, amargo, crudo y desgraciado de la vida. Y eso es inevitable. Así es la Naturaleza. 

La vida tiene sus rosas y sus espinas, y hay que asumir que el dolor va a estar ahí. Ahora que Julia ha crecido debe ser consciente de que se va a encontrar con un mundo lleno de defectos, que nada tiene que ver con lo que ha vivido en su infancia. El crecimiento y la vida adulta implica la separación del mundo protector creado por los padres.

La anáfora y el paralelismo dan un toque pesimista al poema, coqueteando con la angustia existencial y la filosofía existencialista del XX: Te sentirás acorralada/ Te sentirás perdida y sola: Pronombre (te) + verbo en futuro (sentirás) + complemento modal (acorralada/perdida y sola). 

En contextos así de fatalistas es cuando surgen las dudas/inquietudes existenciales y las crisis personales. Te preguntas por el sentido de la vida e incluso piensas que esta es un castigo y que no merece la pena luchar. Se puede llegar incluso a cuestionar y negar la propia existencia: Tal vez querrás no haber nacido.

Como veis, el padre está describiendo el funcionamiento de la vida de una manera realista, sin engaños ni distorsiones, tal y como es, en su máximo esplendor. Hay otros que intentarían pintarlo de una manera amable: la vida es jauja, todo es diversión, fiesta, cachondeo, no hay dolor, todo es perfecto…. 

Algunos intentan autoconsolarse negando la verdad, haciendo una representación de cómo les gustaría que fuera la vida, en lugar de como es realmente. El padre no es de esos…lo dice claramente: el dolor es inevitable, lo pasaremos mal, habrá días que no tengamos ganas de luchar y queramos mandarlo todo a la M…. Poner un envoltorio bonito no es la solución. Lo único que hacemos es tapar la verdad. Y por mucho que la tapemos y nos queramos engañar, va a seguir estando ahí. Por eso, aunque pueda parecer duro lo que le esté diciendo a su hija, está dándole sabios consejos.

No obstante, el padre también hará hincapié en los aspectos agradables de la vida, aquellos por los que merece la pena la existencia y podemos estar orgullosos: “La vida es bella ya verás, como a pesar de los pesares tendrás amigo, tendrás amor”.

El presente de indicativo permite hacer una afirmación contundente lo más cercana a la verdad, a pesar de ser un punto de vista particular y subjetivo (la vida es bella).

El marcador textual (ya verás) es una forma de animar a su hija para que no caiga en el pesimismo más absoluto. No debe preocuparse ni tener miedo a afrontar los misterios y dificultades. Hay formas de poder sobrellevarlo y ser feliz.

La estructura concesiva (a pesar de los pesares), plantea la vida como una dualidad entre las fuerzas positivas y negativas. Y aunque las negativas no desaparezcan (no se van a ir nunca), la vida puede llegar a ser una bendición, un placer. Hay que hacer que lo positivo se imponga a lo negativo (aunque no lo fulmine). Y para eso, debemos rodearnos de gente que merezca la pena, crear nuestro propio mundo, nuestra propia felicidad. Hay que construir nuestro propio círculo personal en la que aparezcan los seres que nos den la plenitud, bienestar, satisfacción, enriquecimiento espiritual, tal como expresa en el paralelismo: tendrás amigos, tendrás amor. Con la gente adecuada, las penas no son tan grandes y se crean momentos mágicos que hacen que la vida tenga sentido, y se genera un sentimiento de alegría de vivir.

El yo poético aconseja a su hija una vida en unión con otros seres, alejada de la soledad. Prefiere la comunidad a la individualidad, el nosotros al yo. Idea que defendía Aristóteles desde el siglo IV a.c: el hombre es por naturaleza un animal social. Una persona que vive aislada no desarrolla una realidad. Es el nihilismo más absoluto (no cree en nada, no hace nada, no vive nada). Este genera un sentimiento de angustia que queda muy bien expresado con el encabalgamiento abrupto: Un hombre solo, una mujer/ así tomados, de uno en uno/ son como polvo, no son nada”. En cambio, un hombre en conexión con otros crea una realidad, genera materia vital, da sentido a su existencia.

El adverbio (un hombre solo, una mujer [sola]) desnuda al ser, lo despoja de su esencia. Es la nada más absoluta. Necesita a otros para existir, crearse una red de seres trascendentales que configuren su felicidad. El adverbio modal (tomados así) queda complementado por la locución que concreta y especifica la forma de proyectar la vida de manera aislada y separada (de uno en uno), la cual resulta errónea y dolorosa, tal como se manifiesta con la negación hiperbólica (no son nada) y el símil (son como polvo)

La nada nos remite a la no realidad, a la muerte. Una persona solitaria, que no ha conseguido conformar un círculo amoroso de seres queridos, es una persona muerta en vida. Aunque de forma objetiva esté viva, su alma es como si estuviera muerta. No merece la pena vivir una existencia sin amor, sin afecto, sin cariño. Si a la vida le quitas todo lo bueno (la gente buena)…¿Qué es lo que nos queda? Pues la nada. Como diría Santa Teresa: vivo sin vivir en mí.  Vivo pero no vivo. Con vida pero sin vivir. O como queráis formularlo. La idea es esa. Tenemos una vida, pero no la atendemos, no la escuchamos, no la valoramos. 

El polvo nos remite a un estadio cercano a la muerte (sin llegar a la nada, pero se le queda muy cerca). Recordad el famoso poema de Góngora, Mientras por competir con tu cabello. ¿Recordáis cómo acababa la composición? Era una gradación de elementos que nos llevaban paulatinamente de lo material un estado de nihilismo: en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada.

La polvareda simboliza el estado previo a la dilución, a la evaporación, al fin de la existencia. El polvo son partículas sin consistencia, amorfas, sin disposición ni estructura, que va y viene de forma irregular y caótica, a merced del aire, sin orden ni concierto, creando un estado de confusión y caos. La vida sin amor, sin gente a la que querer, sin interacción con la otredad, despojada de todas esas cosas bonitas y maravillosas que nos brindan los seres queridos, sería una vida sin ningún tipo de solidez o resistencia para el alma, que quedaría desprotegida, frágil, indefensa ante lo maligno. 

El polvo no tiene la fuerza suficiente para crear estructuras o entidades, y está a merced del viento que le lleva y trae por donde quiere. Sin gente en la que apoyarnos, seríamos como el polvo, estaríamos a merced de todas las cosas malas y nocivas que trae la vida. Sería un golpe tras otro, una ráfaga tras otra. Al menos, el amor nos ayuda a sobrellevar las adversidades. Sin personas a la que querer (ya sea de familia, pareja, amigos…), la vida se convertiría en una larga y amarga espera hasta la muerte. De ahí el polvo como paso previo a la desaparición. Por lo menos, se puede hacer agradable y feliz esa espera integrando en tu vida a la gente que amas, la cual nos ayuda a superar el dolor y ser un poquito más felices y decir que ha merecido la pena. Morir, vamos a morir igualmente. Pero se pueden hacer cosas para que las penas y tormentos no nos sacudan tanto. Y eso solo se hace con amor

Una persona que hace sola el camino es una persona amargada que ha alcanzado un estado de muerte mucho antes de morir. Sería una vida sin sentido, vacía, basada solo en una sucesión de traumas y desgracias, sin conocer la cara positiva y feliz (que la tiene). La visión que tienen estas personas de la existencia resulta incompleta, ya que no han podido desarrollar todos sus valores, no han crecido como seres humanos, no han sabido saborear los placeres, todo son amarguras. Es como si se pusieran una venda en los ojos y no vieran más allá, sin saber que a pesar de los problemas que te genera la existencia, se puede ser feliz.  

En la siguiente estrofa, el yo poético anima a Julia a luchar, a no rendirse ante la adversidad y la dificultad: Nunca te entregues ni te apartes junto al camino, nunca digas no puedo más y aquí me quedo. El adverbio de negación (nunca) marca con contundencia la recomendación, la sugerencia, la exhortación, para no caer en ese estado errático de concepción vital. Rendirse y y tirar la toalla no están entre los planes vitales para el yo poético. El paralelismo (Nunca te entregues…/Nunca digas…) enmarca el catálogo de enseñanzas y doctrinas formuladas por el padre, para que su hija pueda aplicar en su vida de forma efectiva.

El amor a los seres queridos es fundamental para no caer en la derrota y la renuncia vital. Los seres queridos nos dan la motivación necesaria para seguir luchando por la vida. No podemos decepcionarlos: “Otros esperan que resistas”. El verbo resistir nos remite a la filosofía estoica. Los estoicos decían que ante la adversidad el hombre debía mostrar fortaleza y ánimo, no dejar que las cosas malas nos afecten (la imperturbabilidad). Por esa gente a la que tanto queremos, nuestro deber es luchar y no rendirse.

Y por supuesto, nuestra existencia colma de goce y felicidad a los seres queridos. Nosotros, a la vez, también somos una motivación para ellos: Otros esperan […] que les ayude tu alegría, que les ayude tu canción. Si renunciáramos a la vida estaríamos haciendo mucho daño a la gente a la que amamos.

Resulta muy curioso que Goytisolo escribiera estas cosas tan bonitas de invitación a la lucha por la vida, y sin embargo, sea él el que se acabe suicidando 20 años después, tirándose por una ventana. Muy contradictoria. Le dice a su hija que no se deje llevar por la desesperación y la impaciencia, y luego él es el que lo incumple. 

En la última estrofa el yo poético finaliza ese inventario de enseñanzas vitales y consejos: “No sé decirte nada más”. Todo lo que le tenía que decir se lo ha dicho. Es la forma de cerrar la comunicación abierta desde ese vocativo inicial.

Además, aprovecha para decirle a su hija que puede contar con él para lo que necesita y que siempre la va a apoyar: “Pero tú debes comprender que yo aún estoy en el camino”. Expresa el amor incondicional por Julia.

En el estribillo, Goytisolo pide a su retoña que no olvide esas palabras y consejos que le ha estado dando, y que se acuerde de ellos cuando se sienta mal: “Pero tú siempre acuérdate, de lo que un día yo escribí, pensando en ti, como ahora pienso”. El imperativo (acuérdate) marca la recomendación de tener presente esta filosofía de vida. El poliptoton (el verbo pensar aparece en gerundio “pensando” y en presente “pienso”) refuerza el amor del padre a su hija. Los padres quieren siempre lo mejor para sus hijos. Estar en la mente del otro es el mayor gesto de amor que se puede tener por alguien.

El pretérito perfecto simple (de lo que un día yo escribí) marca este acto comunicativo como algo trascendental y valioso, que permanecerá en la memoria de su hija aunque él ya no esté. Esos consejos son oro puro. Aunque el padre algún día muera, esas enseñanzas permanecerán vivas para siempre.  Por eso, este texto podría encuadrarse perfectamente dentro de la poesía de la experiencia, que tan buenos frutos dio a partir de la década de los 70. Cotidianidad en estado puro, vivencias personales y exploración de la realidad son las bases de esta canción.

La métrica es totalmente libre e irregular con el objetivo de conseguir un estilo sencillo, legible, fácil de digerir, cercano a la conversación.