miércoles, 22 de noviembre de 2023

El baúl de los recuerdos (Karina): la nostalgia en su justa medida, y la ilusión por vivir siempre

El tema que os traigo hoy data del año 1969. Su intérprete ha estado de moda en los últimos meses debido a su participación en Gran Hermano VIP. Os doy más pistas. Fue representante de Eurovisión y obtuvo un segundo puesto allá por 1971. Es jienense. Venció a voces de la talla de Rocío Jurado o Nino Bravo en el programa Pasaporte a Dublín, que Televisión Española emitió en 1970. 

Sí. Lo habéis adivinado. Hablamos de Karina. ¿Qué os parece si analizamos su composición más emblemática (El baúl de los recuerdos)? El tema se convirtió en un pelotazo. Fue disco de oro con más de un millón de copias vendidas. 

La canción aborda desde una perspectiva optimista, la necesidad de olvidar las decepciones del pasado y tener ilusión por seguir viviendo y disfrutar de lo que nos depara el futuro. 




Qué poco significan las palabras
Si cuando sopla el viento se las lleva tras élY queda solamente los recuerdosPromesas que volaron y no pueden volver
Vive siempre con ilusiónSi cada día tiene diferente colorPorque todo llega a su finDespués de un día triste nace otro feliz
Buscando en el baúl de los recuerdosCualquier tiempo pasado nos parece mejorVolver la vista atrás es bueno a vecesMirar hacia delante es vivir sin temor
Los recuerdos son el pasadoCuando queda tanto por andar uh-uh-uh-uh
Buscando en el baúl de los recuerdosCualquier tiempo pasado nos parece mejorVolver la vista atrás es bueno a vecesMirar hacia adelante es vivir sin temor
Si cada día tiene diferente colorDespués de un tiempo triste nace otro mejor
Buscando en el baúl de los recuerdosCualquier tiempo pasado nos parece mejorVolver la vista atrás es bueno a vecesMirar hacia adelante es vivir sin temor

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El poema empieza en tono exclamativo recreando el viejo y famoso refrán "Las palabras se las lleva el viento: ¡Qué poco significan las palabras si cuando sopla el viento se las lleva tras él!

¿Qué significa este proverbio? Os lo traduzco: Las promesas si no se llevan a cabo, no sirven para nada, no tienen valor. Lo que alguien nos diga de boquilla no queda reflejado por escrito en ningún texto. Se puede cumplir o no cumplir, pero como no consta en acta, no podemos acusar a nadie de mentirnos 

Ya lo vimos hace unos años en la copla Castillito en el aire de Imperio Argentina. Las personas pueden encandilarnos diciéndonos cosas bonitas. Es muy fácil jurar y prometer. Otra cosa es que después, esos vocablos celestiales se materialicen en hechos. La metáfora del viento soplando sobre las palabras representa la fragilidad de las promesas y la falta de compromiso de la humanidad. En cuanto hay un poco de turbulencias (viento), todo se va al garete. 

Esto trae como consecuencia el sinsabor, el desengaño y la decepción. Nosotros nos ilusionamos a lo largo de nuestra vida porque creemos que todo va a ser feliz y bonito. Después, nuestras expectativas chocan con la realidad. Creemos una cosa y sucede la contraria. 

Un mecanismo de defensa habitual del ser humano para apocar y neutralizar los dolores y las penas provocados por el chasco es refugiarse en los recuerdos, es decir, nos consolamos al recordar los buenos momentos del pasado que tanto placer y felicidad nos generaban. Esto se expresa de forma concisa y sentenciosa con oraciones simples de periodo sintáctico corto: y quedan solamente los recuerdos....

Cada instante de la vida se concibe como irrepetible, inédito, único. Lo ya vivido no se puede volver a vivir, tal como se manifiesta en la personificación: promesas que volaron y no pueden volver

Un concepto inanimado (promesa) realiza una acción propia de un ser vivo (volar). La vida es mutable, cambiante. Todos nosotros evolucionamos, nos transformamos, pasamos por diferentes etapas. Se trata de un proceso irreversible. El periplo vital tiene un comienzo, un desarrollo y un final. No hay manera de volver atrás. Como decía Goytisolo en Palabras para Julia, la vida te empuja. También lo decía el gran poeta Antonio Machado: al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar. 

El hombre es un animal biológico. Nace y muere. No puede volver a ser niño cuando ya es adulto. Sería contranatura. A lo largo de nuestra vida viviremos muchos episodios. Una vez ocurren, se convierten en pasado. No podemos anclarnos en él, porque el pasado ya no existe. El pasado fue. El vuelo simboliza la fugacidad y el carácter efímero de las cosas. 

La realidad se desvela firmemente, de una forma clara, diáfana, sin titubeos. Las negaciones no dan pie a crearse falsas ilusiones: promesas [...] NO pueden volver. Las cosas se dicen tal cual son sin maquillar ni edulcorar nada. Por eso me encanta este tema. 

No obstante, esto no debe llevarnos a la angustia o la depresión. Nada de eso. La canción nos invita a mirar el proceso vital desde la esperanza, tal como se expresa en el imperativo: vive siempre con ilusión

El yo poético desde la óptica de la madurez, de alguien que ha vivido mucho, aconseja a los receptores para hacerles ver que la vida es bonita y maravillosa

Los presentes de indicativo poseen valor gnómico al servicio de una verdad atemporal: si cada día TIENE diferente color, porque todo LLEGA a su fin, después de un día triste NACE otro feliz. 

El color funciona como metáfora de la riqueza y el matiz. A lo largo de nuestra vida vamos a pasar por muchos trances: buenos, malos, regulares. A veces reiremos. Otras lloraremos. El periplo existencial es lo más parecido a una noria: subimos, bajamos. Como diría Merche, la vida nos da una de cal y otra de arena. 

La subordinada causal es una paráfrasis del viejo refrán "no hay mas que cien años dure": porque todo llega a su fin. No hay nada eterno ni inmutable. 

La aplicación de un concepto biológico (nace) sobre una noción abstracta (día) resalta el carácter motriz y dinámico de la existencia humana. Todo cambia. No hay nada fijo ni estático. Estamos en continua evolución. Si un día las cosas no salen como queremos que salgan, mañana hay otra oportunidad. Estar vivos implica tener posibilidad de luchar para cambiar las cosas. La vida nos depara cosas malas, pero también buenas. No lo olvidemos. 

En el estribillo, el baúl funciona como metáfora de aquellas personas y elementos que nos hacían felices en el pasado y quedan almacenados en nuestra memoria. Al evocarlos, producen nostalgia: buscando en el baúl de los recuerdos....

La mente humana se reconforta de los males presentes rememorando escenas placenteras del pasado. Se pueden recrear sentimientos de plenitud haciendo un ejercicio mental de evocación. Además, el hombre tiende a idealizar lo vivido, es decir, asocia el pasado a la perfección y al paraíso. De hecho, se rescata un conocido verso de Jorge Manrique: cualquier tiempo pasado nos parece mejor. La intertextualidad es más que evidente. 

El verbo parecer se asocia a la percepción y la subjetividad. El hecho de identificar el pasado con el bien y el presente con el mal no tiene un fundamento científico. Es nuestra mente la que ha creado esto de manera caprichosa. Ni en nuestra infancia éramos tan felices ni ahora somos tan desgraciados. Todos hemos llorado de jóvenes y reído de viejos. La vida es una ensalada de emociones en cualquier etapa de la misma. 

Esto no significa que haya que renegar del pasado o romper con él. Rememorar lo vivido, en su medida justa, nos aporta serenidad, paz, quietud, armonía. No es malo recordar tiempos pretéritos siempre que se haga desde el equilibrio y la mesura, tal como marca el adverbio de frecuencia: volver la vista atrás es bueno A VECES

En los momentos críticos de la vida, el ser humano se reconforta recordando momentos felices pasados. Nos pueden motivar, animar y dar energía para seguir adelante. El peligro está en obsesionarse con lo ya vivido, y que la nostalgia te mate. No puedes anclarte en une etapa concreta de tu vida. Tenemos que evolucionar. 

Todos nosotros hemos vivido fracasos y desencantos a lo largo de nuestra existencia. No podemos dejar que estos nos impidan seguir avanzando en nuestro camino. El trayecto vital es larguísimo, y mientras hay vida siempre hay esperanza para poder realizarnos y cumplir nuestros deseos, pasiones y proyectos. No podemos rendirnos porque uno de esos instantes no haya salido bien. Hay que pensar que vamos a tener más oportunidades. Debemos ser valientes, echarle agallas y luchar: mirar hacia delante es vivir sin temor. 

El paralelismo enfatiza los consejos del yo poético al auditorio, con el fin de dictar sentencia: oración de infinitivo con función de sujeto (volver la vista atrás/mirar hacia delante) + verbo copulativo (es/es) + atributo (bueno a veces/vivir sin temor). Son consejos muy valiosos que debemos aplicar el nuestra vida. 

Los últimos versos constituyen la síntesis y/o conclusión del poema: está bien rememorar de vez en cuando lo vivido (los recuerdos son el pasado...), pero no olvidemos que la vida sigue adelante (cuando queda tanto por andar...) y nos pueden pasar muchas cosas buenas, tan buenas como las que el hombre idealiza en su cabecita. La metáfora de la vida como senda bebe de autores como Jorge Manrique y Antonio Machado. 

La oración subordinada temporal con el cuantificador marca el momento de la esperanza (cuando queda tanto por andar...). Hay que comerse el mundo. 

Métricamente predomina el verso de arte mayor. Esto permite desarrollar mejor las ideas filosóficas y doctrinales. Detectamos leves asonancias entre dos versos consecutivos (pareados: ilusión-color....) o alternos (él-volver, mejor-temor...). El resto, va por libre. 



sábado, 18 de noviembre de 2023

La señorita del acueducto: una segoviana ligera de cascos que terminó sentando la cabeza

Una de las cosas buenas que tiene la copla es que las historias que encierran las canciones se desarrollan en diferentes lugares del territorio español. En el poema de hace dos meses, la acción se ambientaba en Málaga (con esa virgen de la Amargura de Zamarrilla). Con el tema de hoy ponemos los pies en tierras segovianas, con una canción que Quintero, León y Quiroga compusieron para Juanita Reina en el año 1943. Nos habla de una mujer que es la comidilla de la ciudad debido a sus continuos escarceos amorosos con diferentes hombres. Hoy desgranamos “La señorita del acueducto”. Artistas de la talla de Rosita Ferrer se atrevieron a versionar esta copla.



Yo soy Patricia, soy Segoviana
Yo fui la novia de un capitán
Y aunque me tachen de casquivana
Soy una mártir del que dirán

Que le besaron mis labios rojos
Dicen que saben por buen conducto
Y no me miran con buenos ojos
Más que los ojos del acueducto.


Sobre las piedras que puso Roma el agua pasa
Y van cantando como de broma, como de guasa,

Si algún cadete viene a Segovia
Con la esperanza de echarse novia
Tenga cuidado con la Patricia
Que es el tormento de la milicia
Más yo les juro por los Romanos
Los militares y los paisanos
Que no se rinde como un reducto
La señorita del acueducto.

De los amantes que me adoraron
Muchos tuvieron un triste fin
Más de catorce se suicidaron
En los pinares de Balsaín.

Pero pasaban las promociones
Y el acueducto muy traicionero
pasó por alto mis ilusiones
Y hoy soy la esposa de un confitero


Sobre las piedras que puso Roma el agua pasa
Y yo le canto como de broma como de guasa,

Cuando a Segovia venga un cadete
No me aconsejes darle carrete
Que la Patricia ya no es soltera
Que está casada y es pastelera
Y no es preciso que me ablandengues
Con el pretexto de los merengues.
Soy de Segovia dulce producto
Soy la señora del acueducto.

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En los primeros versos la protagonista se presenta ante los oyentes. En esta presentación se incluyen los datos biográficos más importantes que puede tener una persona, como son su nombre y su nacionalidad, empleando oraciones yuxtapuestas en paralelismo: “Yo soy Patricia, [yo] soy segoviana” (sujeto-sujeto elíptico [yo] + verbo ser en primera persona [soy] + atributo [Patricia/segoviana].

La exposición ante el auditorio no solo incluye datos objetivos e identificativos (nombre, ciudad...), sino también rasgos psicológicos, que son representativos de la personalidad de la muchacha, y que la hacen original o famosa dentro de un contexto. En este caso, Patricia es famosa en Segovia por mantener relaciones fugaces con diferentes hombres: Yo fui la novia de un capitán. 

La anáfora realza la suma de los datos biográficos con los de carácter, los cuales conforman la descripción completa de la chica: YO soy Patricia…/YO fui la novia de un capitán.

El poliptoton del verbo "ser" (el cual se manifiesta en presente “soy” y en pasado “fui”) permite diferenciar los elementos fijos, inmutables, estables, inalterables del personaje (el nombre de la chica, su origen geográfico castellano-leonés, que eso no va a cambiar sea presente, pasado o  futuro: SOY Patricia...), de los elementos cambiantes, inestables, mudables, alterables (la chica está cambiando de novio cada dos días, de forma que las relaciones que acaba son parte del pasado: FUI la novia...). 

Patricia ha adquirido cierta (mala) fama en la ciudad debido al tipo de vida alocada que lleva, pues es una mujer de espíritu libre, que siempre cambia de pareja. La gente, la sociedad, la colectividad, tiende a criticar, a cuestionar, a ver con malos ojos aquellas cosas que se salen de lo convencional y lo políticamente correcto. 

En los años cuarenta del siglo XX lo normal es que una muchacha bien educada, de “trigo limpio” y de buenas costumbres tuviera un solo novio (que lo sería para toda la vida). Eso de cambiar continuamente de pareja era considerado inaudito e inmoral y generaba críticas por parte de la masa. Por eso, gente de espíritu libre y moderno como Patricia lo pasaba realmente mal en esos años, ya que la presión social era muy fuerte. Los vecinos ponían en tela de juicio aspectos de tu vida privada que tú considerabas normales (o al menos, no hacían daño a nadie), pero la respuesta era unánime: rechazo social. 

Como consecuencia de esto, la protagonista es señalada y cuestionada por la sociedad segoviana. La muchacha ha adquirido dama de mujer frívola, alocada, pendona, ligera de cascos...:Aunque me tachen de casquivana…. Casquivano es un término que significa frívolo, alocado, insensato, informal

Patricia se ha convertido en el centro de atención de Segovia. Todo el mundo la conoce, todo el mundo habla de ella. Con su forma de ver la vida no deja indiferente a nadie. Nunca pasa desapercibida. Parece la protagonista de un cuento. Todos la critican, todos saben cómo es. La gente puede llegar a decir cosas muy crueles de ella por ese espíritu tan moderno y esa mentalidad tan abierta y liberal. 

Por eso la protagonista recurre a una metáfora hiperbolizada del mundo sagrado, con el objetivo de enfatizar todas las barbaridades que tiene escuchar de la gente: Soy un mártir del qué dirán... Con sus comentarios y chismes, la masa puede llegar a hacer mucho daño. Patricia siempre está en el centro de todas las conversaciones, convirtiéndose en una sufridora.

¿Cuál es la consecuencia? El personaje de Patricia se convierte en un mito, emblema o símbolo de la ciudad de Segovia. Cuando una persona es tan hiperconocida y famosa, la realidad se acaba mezclando con la fantasía, la ficción y la leyenda. La gente empieza a decir cosas sin ningún tipo de fundamento o prueba (manipulación), de forma que no diferenciamos lo que es verdad de lo que es mentira. Todo el mundo contribuye a engordar la leyenda del personaje, aportando informaciones que no sabemos si son o no fiables, pero que ayudan a avivar la polémica y la controversia. 

En este caso, muchos hombres van difundiendo por ahí que se han besado con Patricia, y que ella besa muy bien, tal como se refleja en el estilo indirecto: “Que le besaron mis labios rojos, dicen que saben por buen conducto”.

El uso de la tercera persona del plural (dicen, le besaron) configura sujetos indefinidos, inconcretos, imprecisos. No sabemos exactamente quién ha dicho eso de los besos (no podemos identificarlo). Lo único que sabemos es que hay gente (en general) que está difundiendo cosas por ahí, ya sean verdades o  mentiras, que contribuyen a mantener viva la fama y la leyenda de la heroína.  

Seguramente, muchos de los que están diciendo que se besaron con Patricia, es mentira. Solo lo hacen para hacerse los importantes o los machitos/chulitos delante de sus amigos. Hay gente mala a la que le gusta inventarse cosas y hacer falseamientos, de tal forma que la fama de fresca y ligera de cascos de la chica "no es para tanto"

Es evidente que la chavala es moderna y liberal. Seguramente haya tenido varios novietes. Tampoco debe extrañarnos su actitud un tanto alocada ante la vida (el mundo es placentero y está lleno de seres bellos). Lo que ocurre es que la gente hiperboliza, exagera y estira al máximo la personalidad polémica de este tipo individuos, dando a las cosas una trascendencia y una gravedad que en realidad no tiene. En definitiva, los segovianos hacen una pintura de Patricia mucho más frívola de lo que realmente es: a lo mejor se ha acostado con tres/cuatro chicos y ya están diciendo que se fue a la cama con media ciudad. 

La adjetivación crea un halo de sensualidad alrededor del personaje (labios rojos [color de la pasión]), así como la presencia de léxico que tiene que ver con el contacto físico (besaron) y sensorial (saben por buen conducto), que genera bienestar y placer. 

El término conducto (conducto bucal) configura un pequeño juego humorístico fónico y semántico con la alusión posterior al acueducto de Segovia (conducto del agua).

Está claro que Patricia es el blanco de todas las críticas. El repudio social se expresa con la lítotes, que consiste en hacer una afirmación negando lo contrario: y no me miran con buenos ojos=me miran con malos ojos

La voz poética no solo es cuestionada por la gente, sino también por elementos inertes e inanimados. En este caso, el escenario, el paisaje, la estampa geográfica (representada por el acueducto, monumento más importante de la ciudad de Segovia), también se une a la crítica a la muchacha: Y no me miran con buenos ojos, más que los ojos del acueducto. 

Además, se produce un juego semántico entre los ojos como órgano de visión (en este caso, dentro de la expresión “ver con malos ojos”: mirar mal una cosa) y los ojos como elemento arquitectónico del acueducto. Los “ojos” del acueducto también verán “con malos ojos” la forma de ser de la protagonista. Conclusión: todo el mundo (personas y lugares) están en contra de la pobre Patricia. 

El acueducto de Segovia es personificado y vivificado. Aparece representado como un ser humano que hace cosas propias de personas (en este caso, criticar, hacer burla): Sobre las piedras que puso Roma el agua pasa, y va cantando como de broma, como de guasa. 

Los acueductos son obras arquitectónicas de la época de los romanos en España (III a.c-V d.c). Por ejemplo, el de Segovia se construyó durante el reinado del emperador Trajano (II d.c). Los romanos nos dejaron obras de ingeniería civil, que forman parte de nuestro legado como puentes, calzadas, puertos, faros, acueductos.... En este caso, la alusión a Roma es metonímica: “…que puso Roma”. Realmente, la ciudad de Roma no puso las piedras del acueducto, sino los ingenieros y constructores romanos. Se alude al lugar en lugar de aludir a las personas de ese lugar.

El hipérbaton realza la importancia del acueducto en la copla de forma que la protagonista se recrea en la descripción física del mismo, y no tanto en su utilidad: sobre las piedras que puso Roma el agua pasa-el agua pasa sobre las piedras que puso Roma. Es una forma de dar protagonismo al cuerpo del acueducto (la piedra) que a su función (canalizar el agua). Lo más importante es el material, la forma física del acueducto (complemento circunstancial: primera posición oracional), y lo menos importante es la funcionalidad del acueducto (sujeto “agua” pospuesto).

El acueducto contribuye a la burla, mofa, chanza y pitorreo hacia Patricia, con el fin de reírse de ella y ridiculizarla, como haría la gente de Segovia.  De ahí, el uso de la personificación: Y van cantando [las piedras del acueducto] como de broma, como de guasa. Los paralelismos acentúan la sátira del puente hacia la protagonista (partícula comparativa [como] + sintagma preposicional [de broma/de guasa].

En el estribillo, el acueducto toma la palabra y constituye la voz poética de la composición. En esta parte de la copla, el monumento adopta una actitud jocosa y burlesca respecto al desenfreno amoroso de la muchacha: Si algún cadete viene a Segovia, con la esperanza de echarse novia, tenga cuidado con la Patricia, que es el tormento de la milicia

El acueducto, en un tono humorístico y sarcástico, lanza una serie de advertencias y consejos a los forasteros que llegan por primera vez a Segovia: deben tener cuidado con Patricia, ya que se encapricha fácilmente de los hombres, para después abandonarlos. La muchacha es cruel, ya que se enamora y se desenamora en un suspiro y los amantes terminan hundidos. El imperativo de cortesía (tenga cuidado) da un matiz de credibilidad al discurso del acueducto. Lo que se está diciendo es serio y verdadero. Esto se acompaña con una metáfora que transmite inestabilidad y agitación: Patricia….que es el tormento de la milicia. 

Todo hombre que esté el lado de Patricia va a tener una vida de todo menos tranquila, ya que se trata de una señora muy peculiar y especial. Hay que tener una capacidad de aguante tremenda (y paciencia) para convivir con alguien así. Esta chica es un torbellino por su personalidad fuerte y arrolladora. Se mueve siempre por instintos, caprichos e impulsos (ahora sí me gusta, ahora no). ¿El resultado? Tiene el corazón de los hombres trastocado (de ahí la metáfora de la tormenta). 

Incluso los machos más fuertes y resistentes (por eso aparecen palabras relacionadas con el mundo de lo bélico-militar: cadete, milicia...), se desgastarán y sufrirán con este tipo de relación amorosa. 

El uso de nombre propio con artículo es un vulgarismo (la Patricia) que da espontaneidad a la expresión poética, amén de un toque guasón y frívolo. Al fin y al cabo, estamos ante una copla cómica y salerosa. 

En general, el lenguaje resulta coloquial (véase locuciones como "echarse novia"), de tal forma que un elemento elevado, sublime, y majestuoso (acueducto de Segovia), es tratado de una forma simpática y cercana a la gente (habla de una manera espontánea). Eso hace que la gente coja cariño al monumento.

Como veis, todo el mundo critica y se burla de la protagonista (incluido el acueducto). Sin embargo, a pesar de tener a todo el mundo en contra, a Patricia se la suda todo. Le da igual lo que piense y diga la gente. Ella sabe aguantar estoicamente. No se muestra afectada por nada tal como expresa en la comparación: que no se rinde como un reducto, la señorita del acueducto

Se denomina reducto a aquel lugar o fortificación que es muy seguro y apropiado para la defensa. La muchacha sabe defenderse y protegerse muy bien de los ataques ajenos

El acueducto adquiere algunos rasgos de narrador omnisciente, ya que conoce bien a la protagonista, y sabe cuáles son sus puntos fuertes (como chica joven que es). El monumento sabe de sobra que Patricia es una señorita que pasa de todo y no se ve afectada por la hostilidad del entorno. De ahí el uso de elementos antitéticos: “Mas yo les juro por los romanos, los MILITANTES, y los PAISANOS, que no se rinde como un reducto”. 

El acueducto habla con absoluta convicción y certeza, como si conociera a la chica de toda la vida. Por eso hace un juramento en el que alude a la totalidad de la sociedad (militar y no militar). El acueducto no miente en lo que dice y sabe que la chica seguirá siendo ella misma y no se dejará llevar por las críticas y burlas. Es capaz de poner en riesgo cualquier cosa (juro por los romanos, militantes y paisano) ya que lleva la razón. 

En la segunda parte de la copla la protagonista retoma la palabra para hacer alusión a todos los hombres que lo pasaron mal y sufrieron por su culpa. La afectación de estos hombres fue tan grande que alguno de ellos acabó trágicamente: De los amantes que me adoraron muchos tuvieron un triste fin, más de catorce se suicidaron en los pinares de Balsaín. 

Para los que no lo sepáis, Balsaín es un pueblecito cercano Segovia (a 14 kilómetros). Está ubicado en un valle de la sierra de Guadarrama, rodeado de un área de bosque y pinos. En este paraje natural se suicidaron los amantes de Patricia. 

La inclusión de detalles locales y autóctonos permite que un determinado sector del público esboce una sonrisa al identificarse con el escenario, ya que se trata de un lugar que mucha gente de la zona conoce y ha visitado alguna vez. Cuando una canción popular alude a un paraje o pueblo concreto, los vecinos de esa comarca se "apropian" del tema y lo incorporan a su patrimonio y legado. 

Los receptores que no son de Segovia, gracias a una copla como esta, conocen un rincón de la geografía de España. Y sienten placer al aprender algo nuevo. 

Una canción es una obra de arte que se difunde, y la presencia de costumbrismo ayuda a promocionar un lugar para darlo a conocer al gran público, y si alguna vez alguien viaja por la zona, visite estos espacios que se citan en el poema.

Respecto al suicidio de los amantes, resulta curioso que una estampa trágica se cuele en medio de un tema cómico. ¿Qué sucede en estos casos? Como el componente risible y jocoso es el que predomina, la tragedia queda desvirtuada y anulada, transformándose en comedia pura, gracias a la presencia de dos herramientas: la deshumanización y la frivolidad. 

Una escena, que supuestamente es seria y lacrimógena (muerte), en lugar de causar tristeza, dolor o desesperación, provoca risa. Los personajes son muñecos/marionetas/esperpentos/peleles. Asistimos a un proceso de teatralización. Si se suicidan personas humanas lloramos y no sentimos mal. Si mueren monigotes o caricaturas, nos reímos. El tono cómico del resto de la copla hace que el lector quite gravedad y trascendencia al suicidio, y este sea interpretado como un episodio patético y banal. 

El numeral hiperbolizado ayuda a crear la caricatura, para que hagamos la lectura frívola y amable: más de catorce se suicidaron en los pinares de Balsaín”.

El exceso, la exageración y la acumulación (no se suicidó una persona, sino catorce) son mecanismos que deforman las situaciones dramáticas con el fin de provocar la risa y la indiferencia. Valle Inclán era un maestro en este tipo de recursos (Luces de Bohemia, obra maestra del esperpento). 

Pensad en las escenas cómicas de los dibujos animados: caídas, atropellos, porrazos, palos, empujones, golpes....El personaje que lo sufre se convierte en diana de todas las risas. Sin embargo, en un contexto diferente, estas mismas situaciones se convierten en serias y trascendentes. Pensad en un abuelo que va por la calle y se cae. En lugar de reír, nos preocupamos y sufrimos viéndolo. Esto se debe a que la vida real no es un teatro. 

Aunque el suicidio es un concepto de los héroes trágicos, todos somos capaces de descontextualizar el concepto y adaptarlo a los cauces cómicos del resto del texto, y hacer la lectura risible que se requiere. No lloramos si catorce tíos se suicidan por la protagonista. 

Según esta interpretación se puede decir que Patricia es una caricatura de personajes trágicos como Lola Puñales, que humillaba y dañaba a los hombres con sus desplantes amorosos. La señorita del acueducto es una parodia a la dama fría y cruel de la poesía de cancionero, esa dama que despreciaba al género masculino y le daba igual ver sufrir a los chicos, esa dama que tenía cero empatía con la parte sufridora, esa dama que parecía no tener sentimientos. 

El hipérbaton resulta agresivo, fuerte y violento, con el objetivo de remarcar los excesos propios de la caricatura: De los amantes que me adoraron, muchos tuvieron un triste fin”-muchos de los amantes que me adoraron tuvieron un triste fin. 

La ruptura sintáctica es muy intensa, ya que el complemento (de los amantes) se adelanta al núcleo pronominal indefinido (muchos), y ambos están separados por una oración de relativo (que me adoraron)

Exagerar el numeral (catorce suicidios) y llevar al límite la sintaxis son mecanismos que artificializan el contexto y permiten la lectura cómica (no estamos ante un hecho doloroso, sino risible). Tantos excesos y tanta agresividad sintáctica desvirtúan lo trágico, y lo convierten en caricatura, en esperpento, en patetismo cómico deshumanizado.

A medida que nos acercamos al segundo estribillo se produce un giro en los acontecimientos, que genera un contraste respecto al primer estribillo. 

En el primer estribillo, el acueducto pone la mano en el fuego por Patricia y jura una y otra vez que la protagonista no se dejará llevar por lo que diga o critique la gente. La conoce muy bien y piensa que el repudio social no la llevará a cambiar su personalidad. 

Sin embargo, al llegar a la antesala del segundo estribillo comprobamos que el acueducto ha errado en sus predicciones y que Patricia dejará de comportarse como hasta ahora (perderá, su impronta liberal, su carácter frívolo y alocado, su aquí te pillo, aquí te mato) para sentar la cabeza. La protagonista conoce a un hombre (un confitero) que es su pareja definitiva: Pero pasaban las promociones, y el acueducto muy traicionero, pasó por alto mis ilusiones y hoy soy la esposa de un confitero

Con el paso del tiempo y la edad (pasaban las promociones) la gente evoluciona y cambia radicalmente en su forma de pensar y ver la vida. Cuando una persona es joven suele tener una mentalidad parecida a la de Patricia al principio de la copla. La vida se concibe de forma festiva, alocada, sin tanta reflexión, se valora el amor superficial y físico, se piensa de una forma más liberal y radical, la prioridad es la diversión, te da igual lo que pueda pensar la gente, nadie va a poder contigo, eres la hostia...

Cuando maduras y te haces adulto, la reflexión y el análisis ganan terreno a la acción. La gente suele ser menos liberal y alocada y prefiere una vida saludable y ordenada, sin agitación y con un pensamiento más moderado. Se prefiere la estabilidad emocional, y las aspiraciones vitales cambian respecto a la juventud: y el acueducto muy traicionero, pasó por alto mis ilusiones. 

Ahora, la protagonista prefiere vivir una vida más relajada y tranquila, con su pareja, en lugar de estar con unos y con otros siempre de cachondeo.

El acueducto se ha equivocado. Pensaba que Patricia iba a ser la eterna jovencita segoviana que llevaba y traía a los hombres por la calle de la Amargura. No ha sido así. La chica ha madurado y las cosas han cambiado. 

El acueducto, como elemento inerte, frío y poco entendido de los aspectos humanos y pasionales, no es capaz de entender que las personas cambian, evolucionan. La vida les hace perder y ganar ilusiones en función de las circunstancias: el acueducto […] pasó por alto mis ilusiones. 

Un tema cómico como este puede generar reflexiones de índole vital. No es lo mismo tener veinte años que cincuenta. El periplo existencial es largo y te ocurren muchas cosas a lo largo del trayecto que te hacen cambiar. El ser humano no es fijo y constante. Cada edad necesita su tratamiento específico en forma de pensamientos, acciones, inquietudes, divertimentos, proyectos, aficiones…El acueducto no tuvo eso en cuenta, ya su visión acerca del hombre es estática y atemporal. 

Si en el primer estribillo el acueducto se burla de Patricia por el tipo de vida alocada y desordenada que lleva, en el segundo es la protagonista la que se ríe del acueducto, ya que este, se equivocó en sus predicciones. En poemas cómicos como este es frecuente asistir a un intercambio de roles o situaciones contrarias: antes, el monumento era el burlador y la chica la burlada; ahora, el monumento es el burlado y la chica la burladora: Sobre las piedras que puso Roma el agua pasa y yo le canto, como de broma, como de guasa. 

El verso de introducción al estribillo se mantiene. Lo único que se intercambian son las personas y sus voces. Parece que existe un karma que iguala las energías y nunca puedas decir de esta agua no beberé

Por tanto, el segundo estribillo se concibe como una réplica irónica del primero. Todo lo que se decía al principio, va a quedar parodiado, burlado y vengado verbalmente: Cuando a Segovia venga un caudete, no me aconsejes darle carrete. 

Ahora es la protagonista la que utiliza expresiones coloquiales para empatizar con el receptor y quedar como vencedora del diálogo. Dar carrete a alguien significa seguir la corriente a una persona, animarla para que siga hablando como si se tratase de un objeto mecánico al que hay que dar cuerda para que funcione. Patricia no está dispuesta a dejarse engatusar por los hombres. Solo quiere a su hombre, que es el confitero. No quiere oír hablar de más chicos, ni quiere recibir elogios, cortejos o atenciones por parte de otros muchachos.

Mediante el paralelismo, la protagonista se jacta del cambio de personalidad y de la metamorfosis que ha sufrido a lo largo de estos años: “Que la Patricia ya no es soltera, que está casada, que es pastelera”: Partícula (que) + Sujeto (la Patricia/ elíptico [Patricia]) + verbo copulativo (es, está) + atributo (soltera, casada, pastelera). 

La voz poética se recrea en el componente burlesco mediante la adición de elementos redundantes, es decir, expresiones que no aportan información nueva, y repiten la existente, dando rodeos innecesarios que parafrasean cosas ya dichas (no es soltera/ya está casada).

La protagonista, recurre a juegos semánticos que relacionan la dulzura del corazón de los hombres (cuando un chico quiere camelar a una chica se vuelve dulce, empalagosillo, meloso, zalamero...) y la dulzura del trabajo de pastelero (un pastelero trabaja con productos dulces como el merengue): Y no es preciso que me ablandengues con el pretexto de los merengues. Para más inri, su novio se dedica a la pastelería. Por lo tanto, la muchacha no quiere dulzuras ni zalamerías de los hombres. 

Finalmente, la protagonista se despide del espectador de la misma forma que empezó: presentándose ante la gente, pero ahora, desde la óptica de la madurez y la edad adulta. La anáfora distribuye los diferentes elementos de la descripción: SOY de Segovia dulce producto/SOY la niña del acueducto

Después de tantos bandazos, Patricia ha terminado adoptando una mentalidad tradicional-conservadora, tal como se refleja en la siguiente metáfora repostera: Soy de Segovia dulce producto. 

Ella misma se ha puesto la etiqueta de "mujer del confitero" y no se avergüenza de ello. En una época en la que la mujer no trabaja, era habitual que se identificara por el trabajo, la profesión o los cargos del marido. Ella se define como el "dulce producto de Segovia” porque su marido tiene una confitería. La anástrofe marca el nuevo estatus de la muchacha: el complemento (de Segovia) se antepone al nombre (dulce producto). 

Patricia se define como una persona vinculada a su marido, dependiente de él. En definitiva, una señora franquista (como cualquier mujer de los cuarenta). Hay una concepción posesiva del amor similar a la cortesana. Perteneces a un hombre...

No obstante, la protagonista seguirá siendo "La niña del acueducto" ante los ojos de los segovianos. El acueducto representa una sociedad injusta que critica, juzga, cuestiona, pone etiquetas, se burla y no deja segundas oportunidades. Cuando tienes fama de algo, va a ser muy difícil quitártela (te cuelgan un sambenito). Aunque la chica ha sentado la cabeza, todavía la conocen por su viejo mote. 

Todo lo que se salga de lo convencional y lo políticamente correcto es visto con malos ojos por parte de una sociedad conservadora y puritana. La gente tiende a excluir aquello que es diferente o se sale de los límites establecidos. Además, el ser humano es cruel, ya que necesita hacer leña del árbol caído. Amén de sentirse molesto por lo alternativo, busca hacer daño, difamar, mentir, manipular...¿Tal vez sienten algo de envidia por la niña del acueducto que es libre y hace lo que le da la gana?

La sociedad no cree en el cambio de las personas. No damos la oportunidad de conocer. Muchas veces nos dejamos llevar por las primeras impresiones, que son superficiales, y no somos capaces de ver más allá de nuestras narices. La señora del confitero sigue siendo a ojos de la gente la niña del acueducto. 

Métricamente, las dos primeras estrofas de cada parte están formadas por serventesios: cuatro versos de arte mayor (decasílabos) que riman el primero con el tercero y el segundo con el cuarto: 10A 10B 10A 10B

Los dos versos de introducción al estribillo son pentadecasílabos (quince sílabas) y forman un pareado (pasa-gasa). Además, detectamos una rima interna a mitad de ambos versos (Roma-broma).

Los estribillos están formados por versos decasílabos que se van sucediendo en pareados (Segovia-novia, Patricia-milicia, Romanos-paisanos, reducto-acueducto, cadete-carrete, soltera-pastelera).