domingo, 25 de junio de 2023

Gente mala (Alicia Fernández): personas que te dan palmaditas y luego te critican a la espalda

El mundo está lleno de todo tipo de gente. Ya lo dice el refrán: hay de todo en la viña del Señor. Gracias a Dios, hay una mayoría de personas buenas, con valores, que están dispuestas a ayudarte y echarte una mano. Son amables, generosas, respetuosas, discretas, nunca tienen palabras malas para los demás. Sin embargo, en la vida también nos vamos a encontrar con seres menos bondadosos, cuya presencia nos amarga la existencia, ya que representan todo lo contrario: egoísmo, chismorreo, falsedad, hipocresía, envidia...

La canción de hoy está dedicada a este tipo de personajes poco encantadores que hacen del mundo un basurero. Lamentablemente, nos tocará lidiar con ellos en más de una ocasión. Se trata de una sevillana del año 2018, interpretada por Alicia Fernández, una joven malagueña que desde pequeñita se interesó por los sonidos del sur. El tema se titula Gente mala. 



No conocerás a nadie

que te parezca ser malo

La educación es el traje

que los disfraza de encanto.


Solo la espada del tiempo

que no suele equivocarse

es quien los va descubriendo 

quitándole sus disfraces


Son gente mala

que por delante te ponen muy buena cara

y por la espalda te cosen a puñaladas 


Son igual que las monedas

gente que tiene dos caras

una es la que te demuestran

la otra la llevan tapada


Lobos con piel de cordero

que se alimentan de envidias 

y van sembrando el veneno

por donde quieran que pisan


Son gente mala

que por delante te ponen muy buena cara

y por la espalda te cosen a puñaladas 


A tu gente y tus amigos 

con mentiras los confunden

les resulta divertido

ver el modo en que te hunden


pero ya ves si si son falsos

que hartos ya de criticarte 

vienen a darte un abrazo

cuando te ven por la calle


Son gente mala

que por delante te ponen muy buena cara

y por la espalda te cosen a puñaladas 


No se cansan de elogiarte

ni de darte palmaditas

diciéndote a cada instante

solo palabras bonitas


Y cuando doblan la esquina

les van contando a la gente

lo que no han sido capaces

de decirte frente a frente 


Son gente mala

que por delante te ponen muy buena cara

y por la espalda te cosen a puñaladas 


...........................................................................

El adjetivo calificativo (mala) posee connotaciones morales (falta de ética, conducta inadecuada para vivir en una sociedad, carencia de principios de honestidad). Se aplica sobre un sustantivo colectivo (gente), con el fin de tipificar una clase concreta de persona en el modo de actuar y comportarse (aquella que en lugar de aportar cosas positivas al mundo y ayudar en su correcto funcionamiento lo que hace es dificultar y provocar daños y males). Se trata, por tanto, de una caracterización negativa

Estamos ante un texto subjetivo, ya que refleja el punto de vista y la opinión concreta del yo poético. Para la voz lírica, la presencia de este tipo de gente en la sociedad genera desencanto y tedio. Por tanto, va a dar una visión y caracterización negativas de estas personas (juicio). Los mecanismos para hacer prevalecer esta postura son la descripción y la argumentación. El objetivo del yo es dar fuerza a su visión del mundo (es una m pinchada en un palo vivir con este tipo de gente). El lector podrá o no estar de acuerdo con esta tesis. 

En la primera sevillana se habla de la dificultad de detectar a este tipo de personas tóxicas a primera vista: no conocerás a nadie que te parezca ser malo. La protagonista utiliza la segunda persona con el objetivo de empatizar con el receptor, influir en su pensamiento, advertirle de que tenga cuidado, ya que el mundo está lleno de seres que te pueden joder la vida. Para eso, opta por un tono cercano y familiar con referencias directas al auditorio mediante la desinencia verbal (conocerás) y el pronombre personal (te parezca)

La gente, por lo general, tiende a ocultar sus defectos y aspectos más polémicos de su personalidad. A primera vista resulta imposible detectar signos o señales que nos digan que esa persona actúa con maldad. Lo normal es presentarse ante la sociedad como una persona de exquisitos modales, cordial, afable, prudente. A primera vista, se trata de un ser maravilloso, tal como se expresa en la metáfora: la educación es el traje que los disfraza de encanto. 

La apariencia es siempre positiva. Sin embargo, estas personas están representando un papel. No son así realmente. Adoptan un rol buenrrollista para caer bien a la gente y dar una buena impresión, cuando en el fondo no practican esos buenos valores que superficialmente parecen cumplir. 

El disfraz y el traje representan la opacidad, ya que tapan y esconden la verdadera personalidad, que no es tan idílica ni perfecta moralmente. Aunque el envoltorio es bonito, por dentro encontramos muchos defectos. Además, los disfraces y trajes tienen una duración limitada, son efímeros. Los podemos llevar puestos en determinadas situaciones, sobre todo cuando interactuamos con la gente y nos interesa transmitir cierta imagen y prestigio. Una vez estemos en el contexto de la intimidad, lo normal es quitarse/despojarse todos esos accesorios y ahí sale a relucir nuestra psiqué. 

¿Cuál es el problema? Es muy difícil hacer el papel de niño bueno toda la vida cuando no lo eres. Mantener ese rol, que es artificial e impostado, se hace complicado. Cuando una persona no es trigo limpio, por mucho que intenta ocultar sus defectos, al final acaban saliendo. La maldad se lleva en la sangre. Esto se refleja en la metáfora: solo la espada del tiempo que no suele equivocarse es quien los va descubriendo quitándole sus disfraces.

La espada representa el poder de la esencia innata. Cada individuo es como es, tiene su forma de actuar y se rige por sus propios códigos. El alma humana no se puede cambiar. Por mucho que la escondamos siempre aflora. Queramos o no hay un componente genético, biológico que viene de fábrica. Es verdad que las circunstancias o el medio también son importantes, pero hay una parte que nace con nosotros. Por eso, siempre habrá gente mala en el mundo. 

La mejor prueba para detectar a la persona tóxica es dejar que ella misma acabe mostrando su falta de principios. No hay que hacer nada especial. Solo dejar correr el tiempo. A la persona mala hay que dejarla vivir, dejarla actuar en los contextos que vayan surgiendo. Poco a poco esa fachada de encanto desaparecerá y mostrará su verdadera personalidad: quitándole sus disfraces...

La personificación da fuerza y rotundidad a esta teoría: la espada del tiempo, que no suele equivocarse, es quien los va descubriendo... Un elemento/concepto inanimado (espada del tiempo) adquiere rasgos y acciones de seres humanos (descubrir, equivocarse). Al final, la persona mala se cansa de ser buena, no puede ser buena todo el tiempo. Dejar que se retrate es un método infalible. De ahí el poder del tiempo, que todo lo aclara. La realidad no tiene nada que ver con la apariencia. 

La dualidad psicológica es un rasgo propio de la gente mala, tal como se expresa en la comparación de la segunda sevillana: son igual que las monedas gente que tiene dos caras. El yo poético se basa en un objeto de la vida cotidiana para hacer la comparación. Las monedas que nosotros utilizamos para pagar siempre tienen dos caras: cara y cruz. Lo mismo que la gente. 

El hipérbaton refleja una actitud de reproche e indignación hacia este tipo de personas. Se nota que el yo poético está dolido y alterado. El verbo (son) se adelanta al atributo (igual que las monedas) mientras que el sujeto se pospone al final de la oración (gente que tiene dos caras). 

La coordinación distributiva tiene un valor explicativo, ya que describe en qué consiste la dualidad: una es la que demuestra, la otra la llevan tapada. Además, las dos oraciones están en paralelismo lo que permite crear la contraposición: sujeto (una/la otra) + verbo (es/llevan) + complemento (la que te demuestran/tapada). Así distinguimos dos elementos:

-Apariencia. Es la cara amable y maravillosa de las personas. Es el disfraz, el envoltorio, la fachada. Suele ser virtuosa. Por eso es la que se enseña de cara a la galería. 

-Realidad. Es la cara oculta y perversa de las personas. Es su psiqué, su esencia (en el caso de la gente mala). Está llena de defectos. Por eso se oculta y no se da a conocer

Las metáforas de esta segunda sevillana hacen alusión al poder dañino de estas personas: lobos con piel de cordero que se alimentan de envidias y van sembrando el veneno por donde quiera que pisan

El lobo es un personaje tradicional de la cuentística y la literatura infantil, y siempre ejerce el rol de malvado. Recordad algunos cuentos como Caperucita rojo, Los Tres Cerditos o Los siete cabritillos. El lobo es el antagonista, que se come a la abuelita, a los cerditos o a los cabritillos. 

En este caso, el lobo se presenta bajo un envoltorio inofensivo y positivo (piel de cordero). La gente mala, como ya hemos dicho antes, tiene el poder de camuflarse, de forma que nadie detecte el peligro. La tradición literaria representa al cordero como un animal apacible, tranquilo, y víctima de los lobos. Por eso, nadie puede imaginarse que un cordero pueda provocar males. 

El yo poético presenta a estas personas en su hábitat natural mediante metáforas del mundo natural y agreste: se alimentan de envidias, van sembrando el veneno. 

Este tipo de individuos actúan cuando ven que a los demás les va bien en la vida. Sufren cuando a otra persona le pasa algo bueno. No soportan los éxitos ajenos. Eso les agría su carácter. 

¿Cuál es la manera de canalizar todo ese sentimiento negativo de envidia? Mediante la crítica, la calumnia, el ataque, la mentira, el chisme...El veneno es un elemento nocivo para el cuerpo. Esta gente busca provocar el mal a los demás, hacer que su vida empeore, provocar daño en el alma, que el éxito se vea ensombrecido. 

La oración subordinada de lugar (por donde quiera que pisan) refleja la crueldad e impiedad del envidioso, que busca a toda costa joder a su víctima: que no le pase nada bueno a su enemigo, que todo sea malo, no permitir ni un atisbo de éxito, hundir a la persona en todos los niveles, destrozar su entorno vital...En cierta medida, la persona mala va siempre detrás de la buena, vive obsesionada con ella. Todo lo que sea influir negativamente en ella es motivador. 

En la tercera sevillana se concreta el modo de actuar de la persona mala: la mentira, la manipulación, el engaño, la difamación. A este tipo de gente le encanta hablar mal del otro, ponerlo a parir, criticarlo, dejarlo en mala situación delante de los demás. Busca dañar su honor e imagen pública: a tu gente y tus amigos con mentiras los confunden. Les resulta divertido ver el modo en que te hunden.

La alteración de la estructura sintáctica enfatiza la inestabilidad y la perturbación que genera este tipo de gente en nuestra vida. El hipérbaton resulta incómodo, lo mismo que el modo de actuar de ellos. El complemento directo (a tu gente y tus amigos) y el circunstancial de instrumento (con mentiras) se adelantan al verbo (confunden). 

El sujeto elíptico ([ellos] confunden) posee un carácter indefinido y genérico. Este tipo de personas son una constante en nuestra sociedad. Existen por naturaleza y van a aparecer sí o sí en nuestra vida. Da igual quién sean. Lo importante es el daño que crean. 

La bimembreación (a tu gente y tus amigos) y las marcas de segunda persona, ya sean posesivos (tu gente) y pronombres (te hunden) intensifican el poder que tiene esta gente de afectar, influir y meterse en nuestra vida, provocando situaciones perjudiciales para nosotros.

El atributo (divertido) crea un contexto de perversidad. La gente maliciosa disfruta poniendo a parir al prójimo. Se lo pasa bien cuando mete mierda del otro. Se lo toma como un juego o pasatiempo y goza contemplando las reacciones del resto y las consecuencias de sus actos. 

La intención es crear un estado de opinión negativo del enemigo, convirtiendo sus virtudes en defectos de cara a los demás, que todo el mundo piense mal de la otra persona y se una al ensañamiento y la crítica. En definitiva, busca comer la cabeza de todos aquellos que forman parte del foco de interacción del rival, y hacerles cambiar su visión de las cosas: Fulanito no es tan bueno como te crees, hace esto, hace lo otro, ha dicho este de ti (cuando es mentira). 

La persona mala tiene la capacidad de actuar a escondidas, en silencio, sin dar la cara. Es fuerte cuando no está presente el individuo al que se critica. El yo poético crea un contrapunto con la conjunción adversativa: PERO ya ves si son falsos que hartos ya de criticarte, vienen a darte un abrazo cuando te ven por la calle. Este tipo de gente va de valiente y gallita cuando tú no estás presente, pero cuando la "víctima" aparece en escena, bajan sus humos y no les importa ejecutar una interacción afectiva positiva que evidentemente no sienten (un abrazo, un beso, un elogio...)

No es coherente hablar mal de otra persona y tirarle mierda, y después, cuando la ves, decirle lo genial y bonita que es. El complemento predicativo con acciones negativas (hartos de criticarte) se contrapone al predicado de acción positiva (vienen a darte un abrazo). Esto se corresponde con lo que la voz lírica manifestó en la segunda sevillana. Se trata de personas con dos caras. El lado bueno y encantador lo sacan cuando estás cara a cara con el enemigo (nivel superficial), y el lado malo y perverso lo ocultan y solo lo sacan a relucir a las espaldas del otro (nivel profundo).

Por lo tanto, se trata de personas hipócritas. Fingen un sentimiento, opinión o virtud que no tienen. Con total impunidad cambian de careta, pasando de la personalidad encantadora (apariencia) a la maligna (realidad) sin ningún tipo de escrúpulo o acto de consciencia/arrepentimiento. El adjetivo harto implica un grado elevado de critiqueo. La persona está bien saciada de darle a la lengua. A pesar de eso no tiene vergüenza a la hora de interactuar con su víctima. Habla con ella como si nada, cuando momentos antes la ha estado poniendo a parir. Y encima, pretende quedar bien.

La cuarta sevillana trata el mismo matiz temático de la tercera, pero cambiando el orden. En la tercera estrofa, se hablaba del paso de la personalidad mala a la buena. Ahora, de la buena a la mala: no se cansan de elogiarte ni de darte palmaditas diciéndote a cada instante solo palabras bonitas, y cuando doblan la esquina les va contando a la gente lo que no han sido capaces de decirte frente a frente

La oración subordinada temporal (cuando doblan la esquina...) marca el momento de la trasmutación de caracteres. Cuando la víctima desaparece de la escena, la persona mala deja ser encantadora y se vuelve otra vez criticona y maliciosa. 

En la primera parte de esta cuarta sevillana el léxico posee connotaciones positivas (elogiarte, bonitas, palmaditas...). Por ejemplo, el diminutivo (palmad-ita) da un carácter afectivo al discurso. Cuando está cara a cara con la víctima, la persona mala se convierte en actor y adopta una pose de simpatía y ángel.  

La oración copulativa negativa (ni de darte palmaditas) y la oración de gerundio modal (diciéndote...) denotan suma de momentos  agradables y apacibles, que contribuyen convencer a la víctima de que esta persona es buena. 

La actuación es perfecta tal como se manifiesta en el adverbio de modo (solo palabras bonitas). Cuando está delante de su enemigo, la persona mala guarda la compostura y resulta convincente. Se camufla bien y no saca ni un ápice de maldad. Todo es ideal, hermoso y grato. Por eso nos cuesta tanto detectar a las personas falsas, ya que muestran su cara amable. 

El trabajo que hacen es continuo, constante y premeditado. Esto se ve en el uso de ciertas locuciones de valor temporal (a cada instante) y predicados que expresan actividad (no se cansan de elogiarte). El ser malo lo es siempre y en cualquier momento del día está maquinando. 

Cuando la víctima no está presente, la persona tóxica deja de fingir y vuelve a su tarea de dañar el honor de la otredad: cuando doblan la esquina les van contando a la gente lo que no han sido capaces de decirte frente a a frente.

El ser maligno aparece retratado como un cobarde por dos motivos:

-En primer lugar, se apoya en la masa, en el pueblo. Él solo no puede lograr el objetivo de hundir a su enemigo. Tiene que hacerlo a través de terceras personas, a las que manipular y enredar. Sin la gente, el individuo maligno no llega a nada. 

-En segundo lugar, no tiene las agallas de decir todo lo que piensa y siente a la persona más importante, que es la víctima. Suelta por su boca todo lo que quiere al resto de la sociedad, pero no posee el valor suficiente para hablar las cosas con su enemigo. El ser tóxico se hace fuerte cuando está rodeado de otros. Cuando está solo cara a cara con su rival, se caga por la pata de atrás. Se achica. Se apoca. No es capaz de decir eso mismo que le ha dicho a los demás. 

El componente locativo es muy importante. Se produce una antítesis entre los elementos que denotan  cercanía (frente a frente) y lejanía (cuando doblan la esquina). En distancias largas la gente mala está en su salsa, habla sin miedo ni pudor. En distancias cortas se achanta. Actúa como si nada pasara e incluso tiene la desfachatez de aparentar grandes valores de humildad, modestia, generosidad y empatía. 

¿Cuántas veces nos han dicho por la calle que se alegran mucho de nuestro ascenso en el trabajo, que estamos muy guapos o que somos la repera limonera, y días después nos enteramos de que nos ha puesto a caer de un burro, y que nuestro éxito le ha jodido? No tienen los coj... suficientes para decir las cosas a la cara. 

El estribillo sintetiza la idea principal del poema, que sirve también de conclusión al análisis: son gente mala que por delante te ponen muy buena cara y por la espalda te cosen a puñaladas

El resumen se plasma en una oración simple: sujeto elíptico (ellos) + verbo (son) + atributo (gente mala que por delante te ponen muy buena cara y por la espalda te cosen a puñalada). 

El atributo contiene dos oraciones de relativo que describen la doble psicología de estas personas: que por delante te ponen muy buena cara, y por la espalda te cosen a puñaladas. 

Las locuciones espaciales de posición poseen valor antitético: por delante/por la espalda. En función de las circunstancias, la persona mala es capaz de adoptar uno u otro rol. El primero lo hace para aparentar (y aliviar un poco su mala consciencia). El segundo lo hace para conseguir su propósito (hundir a la otra persona), aunque también para consolar sus propias frustraciones. 

La metáfora textil (te cosen a puñaladas) se asocia al daño y dolor que causa el modus operandi de este tipo de gente. Se basa en atentar contra la imagen pública y el honor, hacer sentir mal al otro, causar un estropicio en su vida, y en general, hacer que su existencia sea un poquito peor. 

No obstante, aunque esto no lo diga el poema, no ofende quien quiere sino quien puede. El tiempo deja constancia del modo de actuar de cada uno. Por un lado desenmascara al malo, pero también dignifica al bueno. Actuando con principios, valores, educación, respeto, y sin pisotear a nadie, nada ni nadie nos podrá hundir por mucho que le den a la boquita. ¿Lo mejor? No dar coba a este tipo de personas y hacer nuestra vida, que es bella. 

Métricamente cada una de las cuatro sevillanas está compuesta por dos cuartetas octosilábicas: 8a 8b 8a 8b. La rima es asonante (nadie-traje, malo-encanto).

El estribillo consta de tres versos monorrimos en asonante. El primero en arte menor, que contiene el tema/asunto (gente mala). El segundo y el tercero en arte mayor, que desarrollan la personalidad de este tipo de personas (que por delante te ponen muy buena cara/por la espalda te cosen a puñaladas).


domingo, 18 de junio de 2023

Bulerías de la Isla: amor y cortejo en la bahía de Cádiz

Como muy bien señalamos el mes pasado, la copla sigue adelante, no se detiene. Hoy analizamos una canción de temática amoroso-marinera, compuesta por Perelló y Monreal y que formó parte de la banda sonora de la película Castañuelas, que la gran cantaora Gracia de Triana rodó en el año 1945. Espero que paséis un rato muy agradable escuchando y bailando estas Bulerías de la Isla



En ese barco, mare

que al puerto llega, que al puerto llega,
viene el marinerito
que me camela, que me camela.

Que viene navegando, ay, navegando,
de Levante a la Isla
de San Fernando, de San Fernando.

Ya viene, mare, viene por la bahía.
Ya viene, mare, viene por la bahía,
entonando esta copla por bulerías,
entonando esta copla por bulerías:

Ay, vente, vente, vente,
vente, serrana,
pa ser de mi barquito la capitana.

Ay, vente, vente, vente,
vente, que quiero,
que quiero ser, serrana, tu marinero.

Ay, vente, vente, vente,
vente y tendrás
collares pa tu cuello, de espuma blanca,
de espuma blanca, niña,
como las olas blancas del mar.

Mi novio me ha traído
de Cartagena, de Cartagena,
corpiños primorosos
de raso y seda, de raso y seda.

Y pa mi pelo negro, ay, pa mi pelo
ay, peinetas que relucen
como luceros, como luceros.

Ya viene, mare, viene por la bahía.
Ya viene, mare, viene por la bahía,
entonando esta copla por bulerías,
entonando esta copla por bulerías:

Ay, vente, vente, vente,
vente, serrana,
pa ser de mi barquito la capitana.

Ay, vente, vente, vente,
vente, que quiero,
que quiero ser, serrana, tu marinero.

Ay, vente, vente, vente,
vente y tendrás
collares pa tu cuello, de espuma blanca,
de espuma blanca, niña,
como las olas blancas del mar.

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El título hace referencia a un pueblecito de la bahía de Cádiz llamado San Fernando. Este municipio es conocido popularmente como La isla o Isla de León, debido a que está situado en una isla, separada de la Península Ibérica por el caño de Sancti Petri, y conectada a ella por el Puente Zuazo.  

En este contexto geográfico se enmarca la historia del poema: una joven muchacha espera ansiosamente en el puerto la llegada de un barco, en el que se halla su amado. Finalmente, se produce el ansiado reencuentro entre la chica y el marinero, en el que los elogios, los cortejos, los obsequios y las muestras de amor serán los protagonistas. Por tanto, estamos ante una canción que celebra y exalta el amor feliz.

En la primera parte del tema, se describen los instantes previos al reencuentro entre los personajes (mujer-marinero). La muchacha está en el puerto, esperando a que el barco atraque, mientras habla en primera persona, dirigiéndose a su madre mediante el vocativo: en ese barco, madre, […] viene el marinerito, Ya viene, madre, por la bahía. 

El hecho de que la voz poética sea femenina, se dirija a otra mujer de la familia (la madre) y se genere una situación de separación/ausencia con el amado (si el amado viene en barco, significa que ha estado haciendo un viaje largo, y por tanto, hace tiempo que no ve a la muchacha) conecta con la antigua jarcha mozárabe y la cantiga de amigo.

Las reduplicaciones de sintagmas y constituyentes  sintácticos (que al puerto llega, que al puerto llega, que me camela, que me camela, De San Fernando, de San Fernando, Ya viene….ya viene) enfatizan la impaciencia y el ansia que tiene la protagonista de ver a su amado. Cuando estamos a punto de vivir una experiencia feliz, placentera y agradable, los instantes previos se hacen interminables, ya que estamos ansiosos de que pasen los pocos segundos que quedan, para gozar de lo que nos gusta. Eso es lo que le pasa a la chica. Parece que el tiempo avanza muy despacio, y que la distancia entre el barco (amado) y el puerto (amada) apenas disminuye. El espacio-tiempo mental es más lento que el espacio-tiempo real. En la percepción de la realidad influye el estado anímico y psicológico.

El demostrativo (ese barco) marca la distancia real entre los amados. El barco no está ni muy lejos ni muy cerca de la protagonista. Podemos hablar de una distancia media (demostrativo de segundo grado: ese). El barco es visible (en términos técnicos: deixis ad oculos)  pero todavía le queda un poquito para llegar donde está la chica. Si la distancia fuera más lejana se hubiera utilizado “aquel” (demostrativo de tercer grado). Si la distancia fuera corta, se hubiera utilizado “este” (demostrativo de primer grado, para expresar cercanía).

La distancia real entre el barco y la muchacha no es muy grande. Lo que pasa es que la protagonista se encuentra tan extasiada que el tiempo avanza muy lentamente para ella (llegando casi a pararse). Es SU percepción, SU forma de sentir el momento. Por eso, la muchacha se recrea siempre en el mismo tipo de imagen (el barco A PUNTO de atracar, pero que no atraca).

Haciendo el análisis desde una perspectiva narratológica, podríamos decir que en esta copla hay un evento principal (el barco atraca en el puerto). Parece que este evento se resiste, no culmina, le cuesta llegar a su realización final. La mente de la protagonista ha ralentizado el tiempo hasta casi pararlo. Parece que el barco va a llegar, pero todavía no llega, se resiste a llegar, está como congelado. De ahí el empleo de oraciones sinonímicas: Ese barco que al puerto llega, que viene navegando, Ya viene por la bahía. 

¿Cuál es la conclusión? El barco va a llegar, está a punto de llegar, casi llega, le falta poco, no queda nada…PERO NO LLEGA. A la protagonista-narradora le cuesta rematar el acto narrativo. Se recrea mucho en los instantes previos (proceso) y le cuesta llegar a la cúspide, al cénit, a la maduración (estado final). Se detiene en ofrecer datos anecdóticos, circunstanciales, poco relevantes para la trama, como el itinerario que ha seguido la embarcación: Viene navegando de Levante a la Isla de San Fernando

Todos los lectores/oyentes, en este punto de la canción, se encuentran ansiosos por conocer nuevas informaciones y datos de esta historia, de ese barco, de ese marinero, de esa mujer.  Cuando todo el mundo espera que el relato avance, se den nuevos detalles narrativos, la acción continúe, se produzca el encuentro entre la muchacha y el marinero, etc…resulta que lo único que nos encontramos es una nueva expresión sinonímica que indaga en la misma cuestión del verso anterior (el barco que está a punto de llegar, que le queda poco para anclar…). Por eso, se trata de una copla morosa y estática, ya que la acción avanza muy lentamente. El léxico resulta reiterativo. 

El hipérbaton da musicalidad y ambientación al contexto marinero. El mar no es una superficie plana y regular, sino que posee movimientos y oleajes que dan vistosidad y belleza. Lo mismo pasa con la sintaxis. A veces, hay que alterar las tendencias y normas gramaticales, con el fin de hacer la expresión más atractiva. Por eso, en este tipo de coplas marineras, viene como anillo al dedo adelantar los complementos a los verbos (al puerto llega VS llega al puerto) o los verbos a los sujetos (viene el marinerito VS el marinerito viene), simulando el oleaje. El diminutivo (el mariner-ito) da un toque afectivo al discurso de la mujer, la cual está enamorada y calada por los huesos del marinero: el marinerito, que me camela

El paralelismo también contribuye a dar ritmo al poema. Por ejemplo, los versos 2, 4 y 6 están formados por oraciones adjetivas de relativo: que al puerto llega, que me camela, que viene navegando

Al final de la primera estrofa, la narradora-protagonista acaba de manera definitiva con ese bucle de tiempo parado. A partir de ahora, la historia avanza, el tiempo corre y el evento planteado (el barco que llega) culmina y se realiza para que podamos vivir el encuentro del marinero y la muchacha. 

El adverbio de tiempo (ya) acerca una determinada acción o evento al momento del habla (presente):  Ya viene, madre, por la bahía. Ahora sí, podemos decir que este intento de evento es el definitivo, ya que el adverbio (ya) implica inmediatez. El evento no es solo un proyecto más o menos próximo (va a venir), sino una realidad inevitable, irreversible (ya viene, ya está aquí el barco).

En el estribillo, la voz poética es la del marinero, el cual se dedica a cortejar y piropear a la muchacha. Los imperativos reduplicados (vente, vente, vente), el vocativo (serrana, niña) y las interjecciones (ay) son fórmulas que permiten dirigirse a la dama y a la vez mostrar pasión y éxtasis hacia ella.

Para elogiar a la dama, el marinero recurre a metáforas extraídas de la jerarquía de la marinería, que a la vez nos recuerdan a las fórmulas del tratamiento del amor cortés. En el amor cortés es frecuente situar a la dama en la parte alta de una jerarquía social o profesional, con el objetivo de ensalzarla e idealizarla, y colocarla en una posición importante, como si fuera una diosa. En el contexto de la marinería, el elemento más importante es el de capitán: Vente serrana, pa ser de mi barquito la capitana. 

El hecho de colocarla como capitán es una forma de decir que ella es trascendental en su vida. La anástrofe (adelantar el complemento al nombre) remarca y enfatiza este momento de ensalce y cortejo: de mi barquito la capitana” VS La capitana de mi barquito.

En el amor cortés es frecuente que el amante se rebaje y se coloque en la parte inferior de la jerarquía, como una forma de mostrar sumisión a la dama. Él está dispuesto a hacer todo lo que ella quiera por conseguir el amor de la muchacha. En el contexto de la marinería, el elemento más bajo de la jerarquía es el de marinero: Quiero ser, serrana, tu marinero. El marinero, teóricamente, debe seguir las órdenes de su capitán, hacer labores de servicio.

Ensalzar a la amada y rebajar el amado es un mecanismo habitual del cortejo medieval. Ya lo hemos visto en muchas poemas (el tópico del señor y del vasallo, del amo y del esclavo…). En este caso, la jerarquía no se fundamente en cuestiones sociales, sino profesionales (la marinería). Pero la idea es la misma. El muchacho se rebaja como una forma de mostrar humildad y amor a la dama.

El uso de los posesivos (mi barquito, tu capitana) configura el amor como una relación de dependencia y reciprocidad: un barco no puede funcionar sin un capitán, y un capitán no puede hacer su trabajo si no existe el barco. Los dos elementos se necesitan mutuamente para funcionar y dar sentido a las cosas. Por tanto, el amor es cosa de dos, ya que los dos miembros son igual de importantes para que la relación funcione, a pesar de esas jerarquías

Otro medio para ganarse el cariño de la dama es recurrir al materialismo. Muchos hombres prometen a la dama una vida llena de elementos valiosos (joyas, oro, regalos…). Es una forma de intentar ganarse el afecto de la muchacha: darle cosas a cambio de amor.  Esas promesas materialistas se representan mediante el futuro de indicativo: tendrás collares para tu cuello. 

El marinero intenta dar vistosidad, suntuosidad, atractivo, belleza a esos tesoros, con el objetivo de ganarse la atención femenina. Para referirse al color blanco de los collares, se utiliza la metáfora (collares de espuma blanca) y la comparación (como las olas del mar). 

Como veis, se recurre a elementos del mundo natural (el mar). La belleza y el valor se encuentran en las cosas más genuinas, puras y naturales del mundo.

En la segunda parte de la canción, la muchacha vuelve a tomar la palabra y habla en primera persona. El tema se acerca a las composiciones típicas del Rococó dieciochesco. El poema adopta un tono más ligero, frívolo, sensualista, juguetón, trivial, intrascendente.  La protagonista nos cuenta los diferentes regalos que el marinero le ha traído de su último viaje. 

En esta parte de la copla, se hace alusión a elementos que tienen que ver con los adornos, atuendos y prendas de vestir femeninas, dotando al poema de sensualidad y un ligero erotismo: Mi novio me ha traído de Cartagena corpiños primorosos de raso y seda, y para mi pelo negro, peinetas que relucen como luceros. 

Hace unos meses ya os conté lo que eran los corpiños (recordad El cordón de mi corpiño de Antoñita Moreno). El corpiño es una prenda interior parecida a un sujetador. El material de estas vestimentas hace referencia a tejidos de textura agradable y fina (seda y raso). Las peinetas son descritas con una comparación: relucen como luceros. Las dos palabras tienen como raíz un elemento de luz: Ambas son derivadas: una por sufijación (luc-eros) y otra por prefijación y sufijación no simultáneas (re------luc-en).

El hecho de identificar una persona o una cosa con un elemento astral, es una forma de darle valor. Normalmente, los elementos del cielo son elementos bonitos e inaccesibles. Todo el mundo desearía tener y poseer en su casa cosas inaccesibles. Cuando una cosa resulta difícil de conseguir, aumenta su valor, se convierte en valioso. El hecho de identificar las peinetas con los luceros es una forma de dar trascendencia a ese regalo que le ha hecho el marinero.

Para hacer el análisis métrico, no vamos a tener en cuenta las repeticiones de elementos:

-En las dos primeras estrofas de cada sección predominan los versos pentasílabos (que al puerto llega) y heptasílabos (de Levante a la Isla). La primera estrofa es siempre una seguidilla: heptasílabos impares y pentasílabos pares, y rima asonante de segundo con cuarto: 7-5a 7- 5a. La segunda estrofa es una tercerilla: 7a 7 5a

-La estrofa anterior a cada estribillo está formada por dos versos dodecasílabos en pareado: Ya viene madre por la bahía/ entonando esta copla por bulerías

-El estribillo está formado por:

a) Dos estrofas de tres versos: heptasílabo+pentasílabo+dodecasílabo, con rima entre segundo y tercero (quiero-marinero, serrana-capitana)

b) Una estrofa de cinco versos: heptasílabo + pentasílabo + dodecasílabo +heptasílabo+ decasílabo, con rima entre el segundo y el quinto (tendrás-mar)