El mundo está lleno de todo tipo de gente. Ya lo dice el refrán: hay de todo en la viña del Señor. Gracias a Dios, hay una mayoría de personas buenas, con valores, que están dispuestas a ayudarte y echarte una mano. Son amables, generosas, respetuosas, discretas, nunca tienen palabras malas para los demás. Sin embargo, en la vida también nos vamos a encontrar con seres menos bondadosos, cuya presencia nos amarga la existencia, ya que representan todo lo contrario: egoísmo, chismorreo, falsedad, hipocresía, envidia...
La canción de hoy está dedicada a este tipo de personajes poco encantadores que hacen del mundo un basurero. Lamentablemente, nos tocará lidiar con ellos en más de una ocasión. Se trata de una sevillana del año 2018, interpretada por Alicia Fernández, una joven malagueña que desde pequeñita se interesó por los sonidos del sur. El tema se titula Gente mala.
No conocerás a nadie
que te parezca ser malo
La educación es el traje
que los disfraza de encanto.
Solo la espada del tiempo
que no suele equivocarse
es quien los va descubriendo
quitándole sus disfraces
Son gente mala
que por delante te ponen muy buena cara
y por la espalda te cosen a puñaladas
Son igual que las monedas
gente que tiene dos caras
una es la que te demuestran
la otra la llevan tapada
Lobos con piel de cordero
que se alimentan de envidias
y van sembrando el veneno
por donde quieran que pisan
Son gente mala
que por delante te ponen muy buena cara
y por la espalda te cosen a puñaladas
A tu gente y tus amigos
con mentiras los confunden
les resulta divertido
ver el modo en que te hunden
pero ya ves si si son falsos
que hartos ya de criticarte
vienen a darte un abrazo
cuando te ven por la calle
Son gente mala
que por delante te ponen muy buena cara
y por la espalda te cosen a puñaladas
No se cansan de elogiarte
ni de darte palmaditas
diciéndote a cada instante
solo palabras bonitas
Y cuando doblan la esquina
les van contando a la gente
lo que no han sido capaces
de decirte frente a frente
Son gente mala
que por delante te ponen muy buena cara
y por la espalda te cosen a puñaladas
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El adjetivo calificativo (mala) posee connotaciones morales (falta de ética, conducta inadecuada para vivir en una sociedad, carencia de principios de honestidad). Se aplica sobre un sustantivo colectivo (gente), con el fin de tipificar una clase concreta de persona en el modo de actuar y comportarse (aquella que en lugar de aportar cosas positivas al mundo y ayudar en su correcto funcionamiento lo que hace es dificultar y provocar daños y males). Se trata, por tanto, de una caracterización negativa
Estamos ante un texto subjetivo, ya que refleja el punto de vista y la opinión concreta del yo poético. Para la voz lírica, la presencia de este tipo de gente en la sociedad genera desencanto y tedio. Por tanto, va a dar una visión y caracterización negativas de estas personas (juicio). Los mecanismos para hacer prevalecer esta postura son la descripción y la argumentación. El objetivo del yo es dar fuerza a su visión del mundo (es una m pinchada en un palo vivir con este tipo de gente). El lector podrá o no estar de acuerdo con esta tesis.
En la primera sevillana se habla de la dificultad de detectar a este tipo de personas tóxicas a primera vista: no conocerás a nadie que te parezca ser malo. La protagonista utiliza la segunda persona con el objetivo de empatizar con el receptor, influir en su pensamiento, advertirle de que tenga cuidado, ya que el mundo está lleno de seres que te pueden joder la vida. Para eso, opta por un tono cercano y familiar con referencias directas al auditorio mediante la desinencia verbal (conocerás) y el pronombre personal (te parezca)
La gente, por lo general, tiende a ocultar sus defectos y aspectos más polémicos de su personalidad. A primera vista resulta imposible detectar signos o señales que nos digan que esa persona actúa con maldad. Lo normal es presentarse ante la sociedad como una persona de exquisitos modales, cordial, afable, prudente. A primera vista, se trata de un ser maravilloso, tal como se expresa en la metáfora: la educación es el traje que los disfraza de encanto.
La apariencia es siempre positiva. Sin embargo, estas personas están representando un papel. No son así realmente. Adoptan un rol buenrrollista para caer bien a la gente y dar una buena impresión, cuando en el fondo no practican esos buenos valores que superficialmente parecen cumplir.
El disfraz y el traje representan la opacidad, ya que tapan y esconden la verdadera personalidad, que no es tan idílica ni perfecta moralmente. Aunque el envoltorio es bonito, por dentro encontramos muchos defectos. Además, los disfraces y trajes tienen una duración limitada, son efímeros. Los podemos llevar puestos en determinadas situaciones, sobre todo cuando interactuamos con la gente y nos interesa transmitir cierta imagen y prestigio. Una vez estemos en el contexto de la intimidad, lo normal es quitarse/despojarse todos esos accesorios y ahí sale a relucir nuestra psiqué.
¿Cuál es el problema? Es muy difícil hacer el papel de niño bueno toda la vida cuando no lo eres. Mantener ese rol, que es artificial e impostado, se hace complicado. Cuando una persona no es trigo limpio, por mucho que intenta ocultar sus defectos, al final acaban saliendo. La maldad se lleva en la sangre. Esto se refleja en la metáfora: solo la espada del tiempo que no suele equivocarse es quien los va descubriendo quitándole sus disfraces.
La espada representa el poder de la esencia innata. Cada individuo es como es, tiene su forma de actuar y se rige por sus propios códigos. El alma humana no se puede cambiar. Por mucho que la escondamos siempre aflora. Queramos o no hay un componente genético, biológico que viene de fábrica. Es verdad que las circunstancias o el medio también son importantes, pero hay una parte que nace con nosotros. Por eso, siempre habrá gente mala en el mundo.
La mejor prueba para detectar a la persona tóxica es dejar que ella misma acabe mostrando su falta de principios. No hay que hacer nada especial. Solo dejar correr el tiempo. A la persona mala hay que dejarla vivir, dejarla actuar en los contextos que vayan surgiendo. Poco a poco esa fachada de encanto desaparecerá y mostrará su verdadera personalidad: quitándole sus disfraces...
La personificación da fuerza y rotundidad a esta teoría: la espada del tiempo, que no suele equivocarse, es quien los va descubriendo... Un elemento/concepto inanimado (espada del tiempo) adquiere rasgos y acciones de seres humanos (descubrir, equivocarse). Al final, la persona mala se cansa de ser buena, no puede ser buena todo el tiempo. Dejar que se retrate es un método infalible. De ahí el poder del tiempo, que todo lo aclara. La realidad no tiene nada que ver con la apariencia.
La dualidad psicológica es un rasgo propio de la gente mala, tal como se expresa en la comparación de la segunda sevillana: son igual que las monedas gente que tiene dos caras. El yo poético se basa en un objeto de la vida cotidiana para hacer la comparación. Las monedas que nosotros utilizamos para pagar siempre tienen dos caras: cara y cruz. Lo mismo que la gente.
El hipérbaton refleja una actitud de reproche e indignación hacia este tipo de personas. Se nota que el yo poético está dolido y alterado. El verbo (son) se adelanta al atributo (igual que las monedas) mientras que el sujeto se pospone al final de la oración (gente que tiene dos caras).
La coordinación distributiva tiene un valor explicativo, ya que describe en qué consiste la dualidad: una es la que demuestra, la otra la llevan tapada. Además, las dos oraciones están en paralelismo lo que permite crear la contraposición: sujeto (una/la otra) + verbo (es/llevan) + complemento (la que te demuestran/tapada). Así distinguimos dos elementos:
-Apariencia. Es la cara amable y maravillosa de las personas. Es el disfraz, el envoltorio, la fachada. Suele ser virtuosa. Por eso es la que se enseña de cara a la galería.
-Realidad. Es la cara oculta y perversa de las personas. Es su psiqué, su esencia (en el caso de la gente mala). Está llena de defectos. Por eso se oculta y no se da a conocer
Las metáforas de esta segunda sevillana hacen alusión al poder dañino de estas personas: lobos con piel de cordero que se alimentan de envidias y van sembrando el veneno por donde quiera que pisan
El lobo es un personaje tradicional de la cuentística y la literatura infantil, y siempre ejerce el rol de malvado. Recordad algunos cuentos como Caperucita rojo, Los Tres Cerditos o Los siete cabritillos. El lobo es el antagonista, que se come a la abuelita, a los cerditos o a los cabritillos.
En este caso, el lobo se presenta bajo un envoltorio inofensivo y positivo (piel de cordero). La gente mala, como ya hemos dicho antes, tiene el poder de camuflarse, de forma que nadie detecte el peligro. La tradición literaria representa al cordero como un animal apacible, tranquilo, y víctima de los lobos. Por eso, nadie puede imaginarse que un cordero pueda provocar males.
El yo poético presenta a estas personas en su hábitat natural mediante metáforas del mundo natural y agreste: se alimentan de envidias, van sembrando el veneno.
Este tipo de individuos actúan cuando ven que a los demás les va bien en la vida. Sufren cuando a otra persona le pasa algo bueno. No soportan los éxitos ajenos. Eso les agría su carácter.
¿Cuál es la manera de canalizar todo ese sentimiento negativo de envidia? Mediante la crítica, la calumnia, el ataque, la mentira, el chisme...El veneno es un elemento nocivo para el cuerpo. Esta gente busca provocar el mal a los demás, hacer que su vida empeore, provocar daño en el alma, que el éxito se vea ensombrecido.
La oración subordinada de lugar (por donde quiera que pisan) refleja la crueldad e impiedad del envidioso, que busca a toda costa joder a su víctima: que no le pase nada bueno a su enemigo, que todo sea malo, no permitir ni un atisbo de éxito, hundir a la persona en todos los niveles, destrozar su entorno vital...En cierta medida, la persona mala va siempre detrás de la buena, vive obsesionada con ella. Todo lo que sea influir negativamente en ella es motivador.
En la tercera sevillana se concreta el modo de actuar de la persona mala: la mentira, la manipulación, el engaño, la difamación. A este tipo de gente le encanta hablar mal del otro, ponerlo a parir, criticarlo, dejarlo en mala situación delante de los demás. Busca dañar su honor e imagen pública: a tu gente y tus amigos con mentiras los confunden. Les resulta divertido ver el modo en que te hunden.
La alteración de la estructura sintáctica enfatiza la inestabilidad y la perturbación que genera este tipo de gente en nuestra vida. El hipérbaton resulta incómodo, lo mismo que el modo de actuar de ellos. El complemento directo (a tu gente y tus amigos) y el circunstancial de instrumento (con mentiras) se adelantan al verbo (confunden).
El sujeto elíptico ([ellos] confunden) posee un carácter indefinido y genérico. Este tipo de personas son una constante en nuestra sociedad. Existen por naturaleza y van a aparecer sí o sí en nuestra vida. Da igual quién sean. Lo importante es el daño que crean.
La bimembreación (a tu gente y tus amigos) y las marcas de segunda persona, ya sean posesivos (tu gente) y pronombres (te hunden) intensifican el poder que tiene esta gente de afectar, influir y meterse en nuestra vida, provocando situaciones perjudiciales para nosotros.
El atributo (divertido) crea un contexto de perversidad. La gente maliciosa disfruta poniendo a parir al prójimo. Se lo pasa bien cuando mete mierda del otro. Se lo toma como un juego o pasatiempo y goza contemplando las reacciones del resto y las consecuencias de sus actos.
La intención es crear un estado de opinión negativo del enemigo, convirtiendo sus virtudes en defectos de cara a los demás, que todo el mundo piense mal de la otra persona y se una al ensañamiento y la crítica. En definitiva, busca comer la cabeza de todos aquellos que forman parte del foco de interacción del rival, y hacerles cambiar su visión de las cosas: Fulanito no es tan bueno como te crees, hace esto, hace lo otro, ha dicho este de ti (cuando es mentira).
La persona mala tiene la capacidad de actuar a escondidas, en silencio, sin dar la cara. Es fuerte cuando no está presente el individuo al que se critica. El yo poético crea un contrapunto con la conjunción adversativa: PERO ya ves si son falsos que hartos ya de criticarte, vienen a darte un abrazo cuando te ven por la calle. Este tipo de gente va de valiente y gallita cuando tú no estás presente, pero cuando la "víctima" aparece en escena, bajan sus humos y no les importa ejecutar una interacción afectiva positiva que evidentemente no sienten (un abrazo, un beso, un elogio...)
No es coherente hablar mal de otra persona y tirarle mierda, y después, cuando la ves, decirle lo genial y bonita que es. El complemento predicativo con acciones negativas (hartos de criticarte) se contrapone al predicado de acción positiva (vienen a darte un abrazo). Esto se corresponde con lo que la voz lírica manifestó en la segunda sevillana. Se trata de personas con dos caras. El lado bueno y encantador lo sacan cuando estás cara a cara con el enemigo (nivel superficial), y el lado malo y perverso lo ocultan y solo lo sacan a relucir a las espaldas del otro (nivel profundo).
Por lo tanto, se trata de personas hipócritas. Fingen un sentimiento, opinión o virtud que no tienen. Con total impunidad cambian de careta, pasando de la personalidad encantadora (apariencia) a la maligna (realidad) sin ningún tipo de escrúpulo o acto de consciencia/arrepentimiento. El adjetivo harto implica un grado elevado de critiqueo. La persona está bien saciada de darle a la lengua. A pesar de eso no tiene vergüenza a la hora de interactuar con su víctima. Habla con ella como si nada, cuando momentos antes la ha estado poniendo a parir. Y encima, pretende quedar bien.
La cuarta sevillana trata el mismo matiz temático de la tercera, pero cambiando el orden. En la tercera estrofa, se hablaba del paso de la personalidad mala a la buena. Ahora, de la buena a la mala: no se cansan de elogiarte ni de darte palmaditas diciéndote a cada instante solo palabras bonitas, y cuando doblan la esquina les va contando a la gente lo que no han sido capaces de decirte frente a frente
La oración subordinada temporal (cuando doblan la esquina...) marca el momento de la trasmutación de caracteres. Cuando la víctima desaparece de la escena, la persona mala deja ser encantadora y se vuelve otra vez criticona y maliciosa.
En la primera parte de esta cuarta sevillana el léxico posee connotaciones positivas (elogiarte, bonitas, palmaditas...). Por ejemplo, el diminutivo (palmad-ita) da un carácter afectivo al discurso. Cuando está cara a cara con la víctima, la persona mala se convierte en actor y adopta una pose de simpatía y ángel.
La oración copulativa negativa (ni de darte palmaditas) y la oración de gerundio modal (diciéndote...) denotan suma de momentos agradables y apacibles, que contribuyen convencer a la víctima de que esta persona es buena.
La actuación es perfecta tal como se manifiesta en el adverbio de modo (solo palabras bonitas). Cuando está delante de su enemigo, la persona mala guarda la compostura y resulta convincente. Se camufla bien y no saca ni un ápice de maldad. Todo es ideal, hermoso y grato. Por eso nos cuesta tanto detectar a las personas falsas, ya que muestran su cara amable.
El trabajo que hacen es continuo, constante y premeditado. Esto se ve en el uso de ciertas locuciones de valor temporal (a cada instante) y predicados que expresan actividad (no se cansan de elogiarte). El ser malo lo es siempre y en cualquier momento del día está maquinando.
Cuando la víctima no está presente, la persona tóxica deja de fingir y vuelve a su tarea de dañar el honor de la otredad: cuando doblan la esquina les van contando a la gente lo que no han sido capaces de decirte frente a a frente.
El ser maligno aparece retratado como un cobarde por dos motivos:
-En primer lugar, se apoya en la masa, en el pueblo. Él solo no puede lograr el objetivo de hundir a su enemigo. Tiene que hacerlo a través de terceras personas, a las que manipular y enredar. Sin la gente, el individuo maligno no llega a nada.
-En segundo lugar, no tiene las agallas de decir todo lo que piensa y siente a la persona más importante, que es la víctima. Suelta por su boca todo lo que quiere al resto de la sociedad, pero no posee el valor suficiente para hablar las cosas con su enemigo. El ser tóxico se hace fuerte cuando está rodeado de otros. Cuando está solo cara a cara con su rival, se caga por la pata de atrás. Se achica. Se apoca. No es capaz de decir eso mismo que le ha dicho a los demás.
El componente locativo es muy importante. Se produce una antítesis entre los elementos que denotan cercanía (frente a frente) y lejanía (cuando doblan la esquina). En distancias largas la gente mala está en su salsa, habla sin miedo ni pudor. En distancias cortas se achanta. Actúa como si nada pasara e incluso tiene la desfachatez de aparentar grandes valores de humildad, modestia, generosidad y empatía.
¿Cuántas veces nos han dicho por la calle que se alegran mucho de nuestro ascenso en el trabajo, que estamos muy guapos o que somos la repera limonera, y días después nos enteramos de que nos ha puesto a caer de un burro, y que nuestro éxito le ha jodido? No tienen los coj... suficientes para decir las cosas a la cara.
El estribillo sintetiza la idea principal del poema, que sirve también de conclusión al análisis: son gente mala que por delante te ponen muy buena cara y por la espalda te cosen a puñaladas
El resumen se plasma en una oración simple: sujeto elíptico (ellos) + verbo (son) + atributo (gente mala que por delante te ponen muy buena cara y por la espalda te cosen a puñalada).
El atributo contiene dos oraciones de relativo que describen la doble psicología de estas personas: que por delante te ponen muy buena cara, y por la espalda te cosen a puñaladas.
Las locuciones espaciales de posición poseen valor antitético: por delante/por la espalda. En función de las circunstancias, la persona mala es capaz de adoptar uno u otro rol. El primero lo hace para aparentar (y aliviar un poco su mala consciencia). El segundo lo hace para conseguir su propósito (hundir a la otra persona), aunque también para consolar sus propias frustraciones.
La metáfora textil (te cosen a puñaladas) se asocia al daño y dolor que causa el modus operandi de este tipo de gente. Se basa en atentar contra la imagen pública y el honor, hacer sentir mal al otro, causar un estropicio en su vida, y en general, hacer que su existencia sea un poquito peor.
No obstante, aunque esto no lo diga el poema, no ofende quien quiere sino quien puede. El tiempo deja constancia del modo de actuar de cada uno. Por un lado desenmascara al malo, pero también dignifica al bueno. Actuando con principios, valores, educación, respeto, y sin pisotear a nadie, nada ni nadie nos podrá hundir por mucho que le den a la boquita. ¿Lo mejor? No dar coba a este tipo de personas y hacer nuestra vida, que es bella.
Métricamente cada una de las cuatro sevillanas está compuesta por dos cuartetas octosilábicas: 8a 8b 8a 8b. La rima es asonante (nadie-traje, malo-encanto).
El estribillo consta de tres versos monorrimos en asonante. El primero en arte menor, que contiene el tema/asunto (gente mala). El segundo y el tercero en arte mayor, que desarrollan la personalidad de este tipo de personas (que por delante te ponen muy buena cara/por la espalda te cosen a puñaladas).
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