domingo, 18 de junio de 2023

Bulerías de la Isla: amor y cortejo en la bahía de Cádiz

Como muy bien señalamos el mes pasado, la copla sigue adelante, no se detiene. Hoy analizamos una canción de temática amoroso-marinera, compuesta por Perelló y Monreal y que formó parte de la banda sonora de la película Castañuelas, que la gran cantaora Gracia de Triana rodó en el año 1945. Espero que paséis un rato muy agradable escuchando y bailando estas Bulerías de la Isla



En ese barco, mare

que al puerto llega, que al puerto llega,
viene el marinerito
que me camela, que me camela.

Que viene navegando, ay, navegando,
de Levante a la Isla
de San Fernando, de San Fernando.

Ya viene, mare, viene por la bahía.
Ya viene, mare, viene por la bahía,
entonando esta copla por bulerías,
entonando esta copla por bulerías:

Ay, vente, vente, vente,
vente, serrana,
pa ser de mi barquito la capitana.

Ay, vente, vente, vente,
vente, que quiero,
que quiero ser, serrana, tu marinero.

Ay, vente, vente, vente,
vente y tendrás
collares pa tu cuello, de espuma blanca,
de espuma blanca, niña,
como las olas blancas del mar.

Mi novio me ha traído
de Cartagena, de Cartagena,
corpiños primorosos
de raso y seda, de raso y seda.

Y pa mi pelo negro, ay, pa mi pelo
ay, peinetas que relucen
como luceros, como luceros.

Ya viene, mare, viene por la bahía.
Ya viene, mare, viene por la bahía,
entonando esta copla por bulerías,
entonando esta copla por bulerías:

Ay, vente, vente, vente,
vente, serrana,
pa ser de mi barquito la capitana.

Ay, vente, vente, vente,
vente, que quiero,
que quiero ser, serrana, tu marinero.

Ay, vente, vente, vente,
vente y tendrás
collares pa tu cuello, de espuma blanca,
de espuma blanca, niña,
como las olas blancas del mar.

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El título hace referencia a un pueblecito de la bahía de Cádiz llamado San Fernando. Este municipio es conocido popularmente como La isla o Isla de León, debido a que está situado en una isla, separada de la Península Ibérica por el caño de Sancti Petri, y conectada a ella por el Puente Zuazo.  

En este contexto geográfico se enmarca la historia del poema: una joven muchacha espera ansiosamente en el puerto la llegada de un barco, en el que se halla su amado. Finalmente, se produce el ansiado reencuentro entre la chica y el marinero, en el que los elogios, los cortejos, los obsequios y las muestras de amor serán los protagonistas. Por tanto, estamos ante una canción que celebra y exalta el amor feliz.

En la primera parte del tema, se describen los instantes previos al reencuentro entre los personajes (mujer-marinero). La muchacha está en el puerto, esperando a que el barco atraque, mientras habla en primera persona, dirigiéndose a su madre mediante el vocativo: en ese barco, madre, […] viene el marinerito, Ya viene, madre, por la bahía. 

El hecho de que la voz poética sea femenina, se dirija a otra mujer de la familia (la madre) y se genere una situación de separación/ausencia con el amado (si el amado viene en barco, significa que ha estado haciendo un viaje largo, y por tanto, hace tiempo que no ve a la muchacha) conecta con la antigua jarcha mozárabe y la cantiga de amigo.

Las reduplicaciones de sintagmas y constituyentes  sintácticos (que al puerto llega, que al puerto llega, que me camela, que me camela, De San Fernando, de San Fernando, Ya viene….ya viene) enfatizan la impaciencia y el ansia que tiene la protagonista de ver a su amado. Cuando estamos a punto de vivir una experiencia feliz, placentera y agradable, los instantes previos se hacen interminables, ya que estamos ansiosos de que pasen los pocos segundos que quedan, para gozar de lo que nos gusta. Eso es lo que le pasa a la chica. Parece que el tiempo avanza muy despacio, y que la distancia entre el barco (amado) y el puerto (amada) apenas disminuye. El espacio-tiempo mental es más lento que el espacio-tiempo real. En la percepción de la realidad influye el estado anímico y psicológico.

El demostrativo (ese barco) marca la distancia real entre los amados. El barco no está ni muy lejos ni muy cerca de la protagonista. Podemos hablar de una distancia media (demostrativo de segundo grado: ese). El barco es visible (en términos técnicos: deixis ad oculos)  pero todavía le queda un poquito para llegar donde está la chica. Si la distancia fuera más lejana se hubiera utilizado “aquel” (demostrativo de tercer grado). Si la distancia fuera corta, se hubiera utilizado “este” (demostrativo de primer grado, para expresar cercanía).

La distancia real entre el barco y la muchacha no es muy grande. Lo que pasa es que la protagonista se encuentra tan extasiada que el tiempo avanza muy lentamente para ella (llegando casi a pararse). Es SU percepción, SU forma de sentir el momento. Por eso, la muchacha se recrea siempre en el mismo tipo de imagen (el barco A PUNTO de atracar, pero que no atraca).

Haciendo el análisis desde una perspectiva narratológica, podríamos decir que en esta copla hay un evento principal (el barco atraca en el puerto). Parece que este evento se resiste, no culmina, le cuesta llegar a su realización final. La mente de la protagonista ha ralentizado el tiempo hasta casi pararlo. Parece que el barco va a llegar, pero todavía no llega, se resiste a llegar, está como congelado. De ahí el empleo de oraciones sinonímicas: Ese barco que al puerto llega, que viene navegando, Ya viene por la bahía. 

¿Cuál es la conclusión? El barco va a llegar, está a punto de llegar, casi llega, le falta poco, no queda nada…PERO NO LLEGA. A la protagonista-narradora le cuesta rematar el acto narrativo. Se recrea mucho en los instantes previos (proceso) y le cuesta llegar a la cúspide, al cénit, a la maduración (estado final). Se detiene en ofrecer datos anecdóticos, circunstanciales, poco relevantes para la trama, como el itinerario que ha seguido la embarcación: Viene navegando de Levante a la Isla de San Fernando

Todos los lectores/oyentes, en este punto de la canción, se encuentran ansiosos por conocer nuevas informaciones y datos de esta historia, de ese barco, de ese marinero, de esa mujer.  Cuando todo el mundo espera que el relato avance, se den nuevos detalles narrativos, la acción continúe, se produzca el encuentro entre la muchacha y el marinero, etc…resulta que lo único que nos encontramos es una nueva expresión sinonímica que indaga en la misma cuestión del verso anterior (el barco que está a punto de llegar, que le queda poco para anclar…). Por eso, se trata de una copla morosa y estática, ya que la acción avanza muy lentamente. El léxico resulta reiterativo. 

El hipérbaton da musicalidad y ambientación al contexto marinero. El mar no es una superficie plana y regular, sino que posee movimientos y oleajes que dan vistosidad y belleza. Lo mismo pasa con la sintaxis. A veces, hay que alterar las tendencias y normas gramaticales, con el fin de hacer la expresión más atractiva. Por eso, en este tipo de coplas marineras, viene como anillo al dedo adelantar los complementos a los verbos (al puerto llega VS llega al puerto) o los verbos a los sujetos (viene el marinerito VS el marinerito viene), simulando el oleaje. El diminutivo (el mariner-ito) da un toque afectivo al discurso de la mujer, la cual está enamorada y calada por los huesos del marinero: el marinerito, que me camela

El paralelismo también contribuye a dar ritmo al poema. Por ejemplo, los versos 2, 4 y 6 están formados por oraciones adjetivas de relativo: que al puerto llega, que me camela, que viene navegando

Al final de la primera estrofa, la narradora-protagonista acaba de manera definitiva con ese bucle de tiempo parado. A partir de ahora, la historia avanza, el tiempo corre y el evento planteado (el barco que llega) culmina y se realiza para que podamos vivir el encuentro del marinero y la muchacha. 

El adverbio de tiempo (ya) acerca una determinada acción o evento al momento del habla (presente):  Ya viene, madre, por la bahía. Ahora sí, podemos decir que este intento de evento es el definitivo, ya que el adverbio (ya) implica inmediatez. El evento no es solo un proyecto más o menos próximo (va a venir), sino una realidad inevitable, irreversible (ya viene, ya está aquí el barco).

En el estribillo, la voz poética es la del marinero, el cual se dedica a cortejar y piropear a la muchacha. Los imperativos reduplicados (vente, vente, vente), el vocativo (serrana, niña) y las interjecciones (ay) son fórmulas que permiten dirigirse a la dama y a la vez mostrar pasión y éxtasis hacia ella.

Para elogiar a la dama, el marinero recurre a metáforas extraídas de la jerarquía de la marinería, que a la vez nos recuerdan a las fórmulas del tratamiento del amor cortés. En el amor cortés es frecuente situar a la dama en la parte alta de una jerarquía social o profesional, con el objetivo de ensalzarla e idealizarla, y colocarla en una posición importante, como si fuera una diosa. En el contexto de la marinería, el elemento más importante es el de capitán: Vente serrana, pa ser de mi barquito la capitana. 

El hecho de colocarla como capitán es una forma de decir que ella es trascendental en su vida. La anástrofe (adelantar el complemento al nombre) remarca y enfatiza este momento de ensalce y cortejo: de mi barquito la capitana” VS La capitana de mi barquito.

En el amor cortés es frecuente que el amante se rebaje y se coloque en la parte inferior de la jerarquía, como una forma de mostrar sumisión a la dama. Él está dispuesto a hacer todo lo que ella quiera por conseguir el amor de la muchacha. En el contexto de la marinería, el elemento más bajo de la jerarquía es el de marinero: Quiero ser, serrana, tu marinero. El marinero, teóricamente, debe seguir las órdenes de su capitán, hacer labores de servicio.

Ensalzar a la amada y rebajar el amado es un mecanismo habitual del cortejo medieval. Ya lo hemos visto en muchas poemas (el tópico del señor y del vasallo, del amo y del esclavo…). En este caso, la jerarquía no se fundamente en cuestiones sociales, sino profesionales (la marinería). Pero la idea es la misma. El muchacho se rebaja como una forma de mostrar humildad y amor a la dama.

El uso de los posesivos (mi barquito, tu capitana) configura el amor como una relación de dependencia y reciprocidad: un barco no puede funcionar sin un capitán, y un capitán no puede hacer su trabajo si no existe el barco. Los dos elementos se necesitan mutuamente para funcionar y dar sentido a las cosas. Por tanto, el amor es cosa de dos, ya que los dos miembros son igual de importantes para que la relación funcione, a pesar de esas jerarquías

Otro medio para ganarse el cariño de la dama es recurrir al materialismo. Muchos hombres prometen a la dama una vida llena de elementos valiosos (joyas, oro, regalos…). Es una forma de intentar ganarse el afecto de la muchacha: darle cosas a cambio de amor.  Esas promesas materialistas se representan mediante el futuro de indicativo: tendrás collares para tu cuello. 

El marinero intenta dar vistosidad, suntuosidad, atractivo, belleza a esos tesoros, con el objetivo de ganarse la atención femenina. Para referirse al color blanco de los collares, se utiliza la metáfora (collares de espuma blanca) y la comparación (como las olas del mar). 

Como veis, se recurre a elementos del mundo natural (el mar). La belleza y el valor se encuentran en las cosas más genuinas, puras y naturales del mundo.

En la segunda parte de la canción, la muchacha vuelve a tomar la palabra y habla en primera persona. El tema se acerca a las composiciones típicas del Rococó dieciochesco. El poema adopta un tono más ligero, frívolo, sensualista, juguetón, trivial, intrascendente.  La protagonista nos cuenta los diferentes regalos que el marinero le ha traído de su último viaje. 

En esta parte de la copla, se hace alusión a elementos que tienen que ver con los adornos, atuendos y prendas de vestir femeninas, dotando al poema de sensualidad y un ligero erotismo: Mi novio me ha traído de Cartagena corpiños primorosos de raso y seda, y para mi pelo negro, peinetas que relucen como luceros. 

Hace unos meses ya os conté lo que eran los corpiños (recordad El cordón de mi corpiño de Antoñita Moreno). El corpiño es una prenda interior parecida a un sujetador. El material de estas vestimentas hace referencia a tejidos de textura agradable y fina (seda y raso). Las peinetas son descritas con una comparación: relucen como luceros. Las dos palabras tienen como raíz un elemento de luz: Ambas son derivadas: una por sufijación (luc-eros) y otra por prefijación y sufijación no simultáneas (re------luc-en).

El hecho de identificar una persona o una cosa con un elemento astral, es una forma de darle valor. Normalmente, los elementos del cielo son elementos bonitos e inaccesibles. Todo el mundo desearía tener y poseer en su casa cosas inaccesibles. Cuando una cosa resulta difícil de conseguir, aumenta su valor, se convierte en valioso. El hecho de identificar las peinetas con los luceros es una forma de dar trascendencia a ese regalo que le ha hecho el marinero.

Para hacer el análisis métrico, no vamos a tener en cuenta las repeticiones de elementos:

-En las dos primeras estrofas de cada sección predominan los versos pentasílabos (que al puerto llega) y heptasílabos (de Levante a la Isla). La primera estrofa es siempre una seguidilla: heptasílabos impares y pentasílabos pares, y rima asonante de segundo con cuarto: 7-5a 7- 5a. La segunda estrofa es una tercerilla: 7a 7 5a

-La estrofa anterior a cada estribillo está formada por dos versos dodecasílabos en pareado: Ya viene madre por la bahía/ entonando esta copla por bulerías

-El estribillo está formado por:

a) Dos estrofas de tres versos: heptasílabo+pentasílabo+dodecasílabo, con rima entre segundo y tercero (quiero-marinero, serrana-capitana)

b) Una estrofa de cinco versos: heptasílabo + pentasílabo + dodecasílabo +heptasílabo+ decasílabo, con rima entre el segundo y el quinto (tendrás-mar)



 

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