lunes, 30 de diciembre de 2019

Ya hemos pasado: la copla que se burlaba del "No pasarán" de la Pasionaria


Tal como os prometí el día anterior, después de comentar una copla que representara ideológicamente al bando republicano de la Guerra Civil, hoy toca dar un giro de 180 grados, y nos vamos con un tema perteneciente al bando franquista. Corría el año 1939 cuando Celia Gámez (una de las copletistas oficiales que Franco convirtió en símbolo del régimen) cantaba este famoso Ya hemos pasado. Realmente, más que una exaltación al frente nacional (que lo es), se trata de una burla a los republicanos, una vez fueron derrotados el 1 de abril de 1939.





Era en aquel Madrid de hace dos años
donde mandaban Prieto y don Lenin
Eran en aquel Madrid de la cochambre, de Largo Caballero y de Negrín.
Era en aquel Madrid de milicianos, de hoces y de martillos y soviet.
Era en aquel Madrid de puño en alto, donde gritaban ¡No pasarán!.

¡No pasarán! decían los marxistas.
¡No pasarán! gritaban por las calles.
¡No pasarán!, se oía a todas por plazas y plazuelas con voces miserables.
Ya hemos pasao y estamos en las cavas
Ya hemos pasao con alma y corazón
Ya hemos pasao y estamos esperando pa ver caer la porra de la gobernación.

Este Madrid es hoy de Yugo y flechas, es sonriente, alegre y juvenil.
Este Madrid es hoy brazos en alto, sin signos de flaqueza, cual nuevo Abril.
Este Madrid es hoy de la Falange, siempre garboso, alegre y lleno de cuplés.
A este Madrid que cree en la paloma,

ya hemos pasao, decimos los facciosos
ya hemos pasao gritamos los rebeldes
ya hemos pasao, y estamos en el prado mirando frente a frente a la señá Cibeles.
No pasarán, la burla cruel y el reto
No pasarán, pasquines en las paredes
No pasarán, gritaban por el micro, chillaban en la prensa y en todos los papeles.
¡ Ya hemos pasao!.

...........................................................


Ya os comenté que al inicio de la Guerra Civil (1936) Franco intentó por todos los medios conquistar la ciudad de Madrid. Sin embargo, estos intentos fracasaron, ya que la resistencia de las tropas republicanas en la capital era muy alta. Ya lo veíamos con la canción del Puente de los Franceses: los milicianos defendían este puente para impedir que las tropas moras de Franco pusieran un pie en el centro de Madrid. Es en esta época cuando una jovencísima Dolores Ibarruri (conocida como La Pasionaria, famosa por sus ideales comunistas) acuñó una frase que quedaría en el recuerdo de todos los madrileños: NO PASARÁN (en referencia a las tropas franquistas que no conseguirán poner el pie en la ciudad). Esta frase, tal como se dice en la copla, sería un emblema en la radio, en los pasquines, en los discursos, en la prensa, en los carteles propagandísticos de esos años.

De esta manera, Madrid aguantó 3 años gracias a las defensas republicanas. Franco, viendo que la ciudad no caería tan fácilmente, cambió de táctica y empezó a centrarse durante 1937, 1938 y principios de 1939 en conquistar el resto de zonas leales a la República (Málaga, Cataluña, Aragón, Guernica…). Esto hizo que el ejército rojo fuera debilitándose poco a poco, y perdiera la esperanza al ver cómo muchos de sus territorios iban cayendo con el paso de los meses en manos franquistas. A comienzos de 1939 la situación era insostenible. La gota que colmó el vaso fue una polémica dentro del propio bando republicano: los partidarios de Negrín (fieles al pensamiento soviético) querían seguir la guerra hasta el final; los partidarios de Casado (fieles a un pensamiento socialista menos radical), querían firmar la rendición y dar la victoria a Franco. Casado dio un golpe de estado, y a partir de ahí todo fue coser y cantar para las tropas franquistas que llevaban tres años en las afueras de Madrid. Pudieron entrar en la ciudad de forma triunfal, sin despeinarse, recibidos con vítores y aplausos por los madrileños.

En este contexto fue cuando surge la copla de hoy, donde el “No pasarán” de La Pasionaria es burlado y parodiado, y se convierte en el “Ya hemos pasao” de las tropas de Franco.

La canción posee una estructura casi simétrica. Cada bando es caracterizado con una serie de símbolos e ideas, que la gente tiende a encasillar de una manera inherente con cada ideología

El bando republicano se asocia a la figura de Lenin (por la ideología comunista), Negrín, Largo Caballero e Indalecio Prieto (políticos de izquierda, del PSOE), los milicianos (los extranjeros que venían a combatir a favor de la República), la hoz y el martillo (símbolos del trabajador y de la tierra, que debía ser para quien la trabajara y no para el dueño, que muchas veces las tenía muertas de risa sin cultivar). También se vincula con elementos rusos (los soviet, que eran grupos de obreros y soldados durante la época de la Revolución de 1917).

-El bando franquista es asociado al yugo y las flechas (que representan las armas que sirven para derrotar a los infieles al régimen), a los brazos en alto (que era el saludo fascista por excelencia, obligatorio en todos los eventos sociales, incluidos partidos de fútbol), la Falange (el único partido político legalizado durante la dictadura, por representar la ideología de Franco), la paloma (símbolo de la paz).

Como veis, es una copla cargada de mucha simbología popular y que representa los arquetipos más representativos de cada bando.

El léxico está perfectamente asignado a cada grupo.

-Los republicanos se asocian a lo marxista, la cochambre (la suciedad), lo miserable, y en general palabras con connotaciones negativas (burla, cruel, reto).

-Por el contrario, los franquistas se asocian con elementos que tienen connotaciones muy positivas (alma, corazón, juvenil, sonriente, sin flaqueza, garboso, alegre). Incluso adjetivos como rebelde y faccioso (que pueden sonarnos feos) se usan con un sentido beneficioso (gracias al levantamiento del 18 de julio, se ha conseguido la prosperidad).

Mediante la comparación (cual nuevo abril) el yo sitúa la llegada del régimen de Franco como una época de florecimiento. Abril es un mes primaveral, cuando crecen las flores, resurge la Naturaleza después de un largo y frío invierno. Algo así pasa con la historia. Después del invierno republicano llega la primavera franquista y se ve como algo bueno y bello.

El yo poético de la copla mediante el uso del pronombre y la desinencia verbal de primera persona del plural (nos, decimos) se acaba incluyendo dentro del grupo fascista.

El principal mecanismo de cohesión de la copla se basa en la contraposición entre los dos bandos, usando las mismas estructuras morfosintácticas, pero cambiando el contenido de un bando por el de otro, como si fuera una réplica:

Era aquel Madrid de hace dos años donde mandaban Prieto y Don Lenin.
Este Madrid es hoy, de yugo y flechas, es sonriente, alegre y juvenil.

No pasarán -decían los marxistas
Ya hemos pasado -decimos los facciosos.

El verbo ser aparece en presente (es) y pasado (era). El verbo decir, en pasado (decían) y presente (decimos). Esto se llama políptoton y marca el contraste del pasado con el presente.

El demostrativo de lejanía (aquel Madrid) dibuja el pasado como algo lejano, remoto, que nunca va a volver. El demostrativo de cercanía (este Madrid), enfatiza la idea del presente como algo tangible y realista. El más importante es el Madrid de hoy, y no el de ayer. 

El objetivo es representar de forma negativa el pasado republicano (volver a los años previos a la Guerra, primera mitad de los 30, sería insostenible y caótico); y también, dar una visión idealizada, festiva y edulcorada del presente franquista, que va a estar lleno de fiestas, alegría, felicidad, gracia, salero, y en general elementos que resultan placenteros para los sentidos: “siempre garboso, alegre y lleno de cuplés”. El cuplé es una música alegre, despreocupada, frívola. Se quiere dar la imagen de un mundo feliz, sin problemas ni preocupaciones.

Resulta irónico que se proclame fiesta y juerga cuando precisamente, con el fin de la Guerra Civil llega una época de miseria, hambre y problemas económicos como es la década de los 40. En ese sentido, se está creando una situación hiperbólica, motivada por la subjetividad del pensamiento del autor.

La estructura de la copla está muy bien atada. La primera estrofa va dedicada al bando republicano. La segunda, al bando franquista. En los estribillos se hace el juego entre el "no pasarán" y el "ya hemos pasao", apareciendo ambos bandos.

Al ser un tema donde importa más el contenido que la forma, se usa el metro largo (los versos más pequeños son endecasílabos, mientras que los más largos llegan a tener hasta 20 sílabas).

La musicalidad y el ritmo se consiguen mediante estructuras anafóricas y paralelísticas que están presentes en toda la copla, y a la vez van marcando el objeto de opinión: Era en aquel Madrid…era en aquel Madrid…era en aquel Madrid. No pasarán...no pasarán…no pasarán. Ya hemos pasao…ya hemos pasao…ya hemos pasao. 

Las exclamaciones le dan a la canción ese tono de exaltación y declamación que la acerca al himno, como si toda la copla fuera una celebración tras el fin de la Guerra Civil: ¡Ya hemos pasao!. El poema está teñido de un toque de triunfalismo épico en la parte dedicada a los franquistas (como si fueran los salvadores de la humanidad) y mucha agresividad e ironía cada vez que se habla del bando republicano

Encontramos elementos relacionados con la victoria en estructuras anafóricas:

Ya hemos pasao y estamos en las cavas
Ya hemos pasao y estamos esperando pa ver caer la porra de la gobernación
Ya hemos pasao, y estamos en el prado mirando frente a frente a la señá Cibeles.

Las cavas son el lugar donde se guarda el vino. El vino es un elemento que lo asociamos a momentos de celebración, alegría, efusividad, fiesta. La Señora Cibeles se refiere a la escultura y fuente de la diosa Cibeles en el centro de Madrid. Es típico conmemorar y dar las gracias a la deidad ante una victoria (como hacen hoy en día los jugadores del Real Madrid jajjaajaja). Y por supuesto, ver la imagen de tu enemigo caer es todo un clásico de las representaciones de victoria: el triunfo frente a la derrota. Un sistema de poder cae y se sustituye por otro, que en teoría, debería ser mejor.

El uso de oraciones impersonales y de oraciones con sujeto gramatical no definido referencialmente (en tercera persona), lejos de neutralizar el discurso, lo que hace es canalizar la agresividad y la ironía de una manera universal y colectiva a todo el bando republicano en su conjunto: se oía por las plazas, gritaban por las calles, chillaban en la prensa, gritaban por el micro….

Como veis, la canción española de los años 30 se utilizó al servicio de la ideología política ya fuera de un bando o de otro. Y con estos dos últimos análisis espero que haya servido de ejemplo. 



viernes, 27 de diciembre de 2019

Puente de los Franceses: La Guerra Civil Española en la ciudad de Madrid


Durante los últimos meses de la Segunda República y los tres años de la Guerra Civil Española (1936-1939) la copla fue un género que se siguió escribiendo y cantando en ambos bandos. Al igual que la literatura y la poesía de la época, la canción española se acabaría tiñendo de tintes políticos y comprometidos. Tanto los partidarios de Franco como los del bando republicano usaban la copla como instrumento divulgador de sus ideologías para levantar el ánimo de sus tropas o criticar al bando contrario. La canción española adquirió unos matices combativos, propagandísticos, al servicio del contenido y el contexto histórico de la época. Es una copla que denuncia, critica, deja testimonios de las situaciones tan agitadas e injustas que se vivían en esos años.

Para evitar perder tiempo en componer nuevas canciones, un recurso habitual fue tomar prestada la melodía de una copla ya existente (al ser posible conocida por todo el mundo), manteniendo su música y su ritmo, pero cambiando la letra y darle una nueva temática política. De esta manera, la gente identificaba enseguida el ritmo y podía ser engatusada más fácilmente, ya que esa música le sonaba de haberla escuchado antes (aunque el contenido fuera diferente).

Así se germinó el tema que os traigo hoy. Es del año 1936 y se titula Puente de los franceses. Esta copla mantiene la melodía y el ritmo de la canción que vimos el último día (Los cuatro muleros), pero cambiando la letra y adaptándola al contexto histórico, de tal forma que un tema frívolo y anecdótico como Los cuatro muleros, se acabó convirtiendo en un poema de guerra, usado por el bando republicano para levantar la moral de los soldados del frente


Puente de los franceses
Puente de los franceses
Puente de los franceses
Mamita mía, nadie te pasa
Nadie te pasa

Porque los milicianos
Porque los milicianos
Porque los milicianos
Mamita mía, que bien te guardan
Que bien te guardan

Por la casa de Campo
Por la casa de Campo
Por la casa de Campo
Mamita mía, y el Manzanares
Y el Manzanares

Quieren pasar los moros
Quieren pasar los moros
Quieren pasar los moros
Mamita mía, no pasa nadie
No pasa nadie

Madrid ¡Qué bien resistes!
Madrid ¡Qué bien resistes!
Madrid ¡Qué bien resistes!
Mamita mía, los bombardeos
Los bombardeos

De las bombas se ríen
De las bombas se ríen
De las bombas ser ríen
Mamita mía, los madrileños
Los madrileños

.....................................................


Se trata de una canción eminentemente descriptiva, con pinceladas de exaltación que sirve para animar y dar fuerza a los soldados republicanos. Estamos en los primeros meses de la Guerra Civil. Tras el levantamiento del 18 de julio, uno de los objetivos prioritarios del ejército de Franco fue la conquista de la ciudad de Madrid. Durante el otoño del 36, al caudillo intentó, sin éxito, organizar una serie de ataques sobre la capital. Gracias a la resistencia del ejército republicano, se consiguieron reprimir estas escaramuzas del general Franco, y alargar la resistencia durante tres años. Por eso, durante toda la Guerra Civil las afueras de Madrid se convirtieron en un campo permanente de batalla

La copla hace referencia a una de las zonas más emblemáticas del conflicto: el puente de los Franceses, un viaducto ferroviario situado en el distrito de Moncloa, cerca de la ciudad Universitaria y al lado del río Manzanares (el cual hacía de línea divisoria entre las tropas de ambos bandos a mediados de noviembre). Las tropas franquistas (dirigidas por el general Asensio) se centraron en la Casa de Campo como eje de ataque principal para avanzar hacia el centro de Madrid. Estas tropas estaban formadas mayoritariamente por moros (las tropas de tabores procedentes del protectorado de Marruecos). Las tropas republicanas estaban formadas por los milicianos que defendían este puente para que no avanzara el ejército rival (tal como se describe en la primera estrofa). Durante estos primeros meses de conflicto, la ciudad de Madrid fue duramente castigada con bombardeos continuos, tanto aéreos como terrestres, circunstancia a la que se también se alude al final de la canción, con cierta ironía (De las bombas se ríen los madrileños).

La versión oficial de la canción es esta. Sin embargo, este tipo de coplillas eran fácilmente “manipulables” de tal forma que hubo muchísimas versiones circulando en la época, que quitaban, añadían, modificaban o matizaban cosas. Este tipo de coplas recuerdan al romancero antiguo, ya que se podían improvisar nuevas estrofas manteniendo la melodía.  Hubo versiones (también republicanas) muy curiosas donde se aludían a los cuatro generales franquistas que se alzaron el 18 de julio (Franco, Mola, Sanjurgo y Queipo de Llano), y el “deseo” de verlos ahorcados antes de Nochebuena.


Incluso en 1939, una vez se produjo el golpe de Casado, se hizo una “contracopla” por parte del bando franquista donde se decía “puente de los franceses, ya te han pasado porque los casadistas te han traicionado”.

Como veis, si no fuera por Federico García Lorca, que fue el que recuperó Los cuatro muleros, todas estas coplas posteriores no hubieran existido.

El tema se divide en tres partes:

-Estrofas 1 y 2. La voz poética se inserta en el espacio (Puente de los franceses). El lugar se encuentra bien defendido gracias las tropas milicianas que resisten ante los ataques enemigos: “Nadie te pasa porque los milicianos que bien te guardan”.

-Estrofas 3 y 4. La atención se focaliza en el ejército de Franco que intenta acceder a la ciudad (Por la Casa y Campo y el Manzanares quieren pasar los moros), pero gracias a la labor de defensa de las milicias no lo consiguen (no pasa nadie)

-Estrofas 5 y 6. El yo poético hace una exaltación a la ciudad de Madrid, y por ende, a todos aquellos que luchan por defenderla.  La urbe funciona como metonimia (alude a la ciudad en vez de a la gente que está en esa ciudad): “Madrid que bien resistes los bombardeos”

Estilística y lingüísticamente, es muy parecida a la de los cuatro muleros: metro corto, sintaxis sencilla, presencia del vocativo (mamita mía), carácter reiterativo (repetición de expresiones), escasa ornamentación y mucha espontaneidad que cohesiona toda la copla. Quizá haya un tono más exaltado y menos frívolo (presencia de alguna frase exclamativa), que acerca la canción a la arenga o al himno

El próximo día analizaremos una copla desde la perspectiva del bando nacional, y así tenemos una visión más completa de la canción española durante la Guerra Civil



lunes, 23 de diciembre de 2019

Los cuatro muleros: canción popular que Federico García Lorca rescató del olvido


Después de una copla tan intensa y dramática como Mañana sale, cambiamos de registro y nos vamos con un tema mucho más ligero e intrascendente. La canción que os traigo hoy procede de un poema tradicional y popular del siglo XIX. Varias décadas después, Federico García Lorca (autor de la Generación del 27), que era todo un apasionado de la literatura oral y el folclore, decidió depurar el texto original, haciendo ajustes en la letra y creando una melodía a piano. En total, recuperó 12 composiciones del cancionero tradicional de los siglos XVIII y XIX y les puso música. En 1931 sacó un disco con estas coplillas, las cuales fueron cantadas por Encarnación López la Argentinita. Ella puso la voz, el zapateado y las castañuelas. Él, el piano y el texto original “actualizado”. Entre estas coplas, se encontraba la que os traigo hoy: Los cuatro muleros


De los cuatro muleros,

De los cuatro muleros
De los cuatro muleros
Mamita mía, que van al agua,
Que van al agua

el de la mula torda,
el de la mula torda
el de la mula torda
Mamita mía, me roba el alma
me roba el alma.

De los cuatro muleros,
De los cuatro muleros
De los cuatro muleros
Mamita mía, que van al río
que van al río,

el de la mula torda,
el de la mula torda
el de la mula torda
Mamita mía, es mi marío
es mi marío.

A qué buscas la lumbre
A qué buscas la lumbre
A qué buscas la lumbre
Mamita mía, la calle arriba
la calle arriba

si de tu cara sale
si de tu cara sale
si de tu cara sale
Mamita mía, la brasa viva
la brasa viva.

si de tu cara sale
Mamita mía, la brasa viva
la brasa viva

.........................................................


Este tema, tanto por su forma como por su contenido, nos recuerda a la lírica tradicional castellana, de carácter popular que se cantaba antes del XV y se transmitía oralmente de generación en generación. Junto al romancero (también del XIV-XV) fue una de las manifestaciones poéticas más escuchadas y recitadas por la gente humilde.

Estas composiciones eran muy del gusto de Lorca, ya que eran cancioncillas breves, con mucha musicalidad, muy pegadizas, ideal para ser cantadas, sin mucha trascendencia en el contenido, ya que se limitaban a describir pequeños cuadros o estampas relacionadas con escenas de la vida cotidiana (en este caso, sobre las labores del campo, ya que servían para amenizar un poco las duras jornadas de faena agrícola).

Se trata de una canción casi anecdótica, con poco desarrollo narrativo. Es una copla puesta en boca de mujer (como las jarchas), la cual se limita a observar y ser testigo de una escena banal, realista y rural: aparecen cuatro muleros (personas encargadas de conducir las mulas) que van al río, y uno de ellos es del que está locamente enamorada nuestra protagonista: De los cuatro muleros que van al río/al agua, el de la mula torda me roba el alma/es mi marido. Los complementos van marcando los focos de fijación de la mujer: primero se centra en las personas (de los cuatro muleros) y luego en el entorno (que van al río), y después en el amado de una manera detallada (el de la mula torda…).  Este mozo se distingue de los demás en que va encima de una acémila torda, es decir, de pelaje blanco y negro

El amor es concebido como posesión tal como se manifiesta en la metáfora: Me roba el alma. Amar a una persona significa que esta pasa a formar parte de tu vida, se convierte en una parte fundamental de ti. De ahí el robo, que implica que un alma que no es de nadie pasa a formar parte de otra persona. La chica solo tiene ojos y vida para este muchacho, el cual en la segunda estrofa se convierte oficialmente en esposo: “Es mi marido”.

La imagen del amante que irradia calor y fuego posee connotaciones de picardía e incluso erotismo, que enlaza con la tradición del amor cortés y la literatura mística (la pasión se representa como una llama de fuego): A qué buscas la lumbre […], la calle arriba […] si de tu cara sale […], la brasa viva. En cierta medida, esta visión tan idílica y pastoril recuerda a la canción de la esposa y del esposo del Cantar de los Cantares.

En una canción de los años 30 resultaba muy feo explicitar ciertos contenidos de carácter íntimo y físico-sentimental. Vivíamos en una época llena de tabúes, y los moralistas ponían el grito en el cielo al escuchar en una canción que supuestamente era para todos los públicos, contenidos relacionados con lo carnal, lo erótico, el contacto corporal o la pasión visceral.

Por tanto, muchos autores crearon una especie de lenguaje paralelo donde diferentes elementos sugieren ciertas ideas ocultas (de forma totalmente caprichosa o arbitraria, pero que entre líneas esconden ciertos contenidos que serían impudorosos de expresar de forma literal).  

El autor hace uso de este lenguaje simbolista de forma que explícitamente no resulta feo, e implícitamente los lectores más avispados entienden la “otra lectura”. Con esto no quiero decir, que cada vez que aparezca fuego en una copla, signifique que tenga que haber erotismo de por medio. Sin embargo, en ciertos contextos, el autor “juega” con esta posibilidad, y es cuestión del receptor imaginar ciertas cosas y dar matices a su lectura. La sugerencia, la impresión subjetiva y la connotación se convierten en mecanismos fundamentales para alcanzar este sentido oculto.

En los cuatro muleros el lenguaje simbolista (sobre todo en la última estrofa) se aplica bastante bien, y le da a la canción un toque picante y sensual. Pero en otras coplas no tiene por qué. En los poemas del propio Lorca era habitual encontrarse con símbolos: la Luna asociada a la muerte, el caballo representa la vida…

Como habéis podido comprobar, se trata de una copla de poca ornamentación, muy espontánea, con oraciones breves, escasa adjetivación y metro corto (arte menor). Hay que reconocer que es un poema muy reiterativo (aunque eso es lo que le da musicalidad y ritmo pegadizo). Realmente, si eliminamos todas las repeticiones, se nos quedan tres frases. Un rasgo que nos evoca a las jarchas, es la presencia de vocativos dirigidos a la madre (mamita mía), ya que era muy típico de estas composiciones, que la dama hablara de sus aventuras y desventuras sentimentales a la madre o la hermana.



sábado, 21 de diciembre de 2019

Mañana sale: la misteriosa historia del marqués y la lotera con crimen incluido

La copla que os traigo hoy jugó un papel muy importante en la trayectoria profesional de Concha Piquer. A la artista valenciana, el tema de esta tarde le infundía muchísimo respeto, ya que era, bajo su punto de vista, la canción más difícil de interpretar de todo su repertorio. Fue, además, la última copla que llegó a cantar en directo, delante de su público. El 13 de enero de 1958 doña Concha se encontraba actuando en Isla Cristina (Huelva), en plena gira de su espectáculo “Puente de Coplas”.

El concierto discurría con total normalidad, hasta que empezó a sonar el tema que vamos a analizar hoy, una copla con aires de habanera, que nos contaba la historia de un aristócrata que fue asesinado de forma misteriosa después de enamorarse de una vendedora de lotería. Se titula Mañana sale. En mitad de la canción, Concha Piquer tuvo que parar, ya que le falló la voz. Ella, que era muy exigente consigo misma y siempre quería ofrecer calidad en todos los espectáculos, tomó de forma precipitada una decisión. Se dirigió a su público y dijo que esa sería la última vez que la verían actuar en directo. Por tanto, la copletista valenciana se retiró de la música cuando estaba en el mejor momento de su carrera. No obstante, aunque la Piquer dejó de hacer giras, todavía seguiría unos años más sacando discos, ya que tenía un contrato que cumplir con la discográfica. Por tanto, todas las canciones posteriores al 58, se llegaron a grabar, pero nunca a hacer en directo. Cuando se acabó el contrato, la artista se retiraría para siempre del mundo de la canción española

Otra curiosidad más en torno a este poema: A doña Concha le encantaba recibir en su casa de Madrid a jóvenes promesas, que estaban iniciándose en esto de la copla. A ella le gustaba ver cómo niñas jovencitas de 16-17 años se ponían a interpretar sus temas. Era como una profesora, ya que se ponía a dar consejos, orientaciones a las futuras cantantes y les decía lo que debían hacer y lo que no a la hora de interpretar una copla.  Una de esas “alumnas” fue Rocío Jurado. Cuando la chipionera se presentó ante la Piquer, eligió dos coplas para cantar a la maestra. Una de ellas fue Mañana sale. Según cuentan, a la Piquer le encantó la forma de cantar de La Jurado.


Tiene el color del semblante
de una Virgen de Marfil,
lleva en los labios un cante
y en la mano un quince mil.

De un coche de dos caballos
sale una voz con corona:
"Si quieres rosa de mayo,
seré el vasallo de tu persona".

Palabras que lleva el viento
y luto en el corazón...
La calle del Sacramento
sintió el lamento
de su pregón.

¿A quien le vendo la suerte?
Mañana sale y esta premiao!
Mis ojos tienen que verte
por tres puñales atravesao.

¡La fortuna pa mañana!
Quien me compra un quince mil?
Te repiquen las campanas
a la hora de morir.

¡Cuatro series!, ¡Qué bonitas!
Voy tirando los caudales!
Son de Dona Manolita!
Quien me compra esta penita?
Mañana, mañana sale!

Yendo de juerga en su coche
con corona de marques,
le dieron muerte una noche
en la calle Lavapiés.

Nadie el motivo sabía,
nadie conoce la clave.
La niña que le vendía
la lotería si que lo sabe.

Quizás el mismo cuchillo
vengo una doble traición.
Envuelta en su mantoncillo
va el estribillo de esta canción.

A quien le vendo la suerte?
Mañana sale y esta premiao!
A mi me dieron la muerte
con los puñales que te han clavado.

La fortuna pa mañana!
Quien me compra un quince mil?
Que me doblen las campanas
y me entierren junto a ti.

¡Cuatro series! ¡Qué bonitas!
Voy tirando los caudales!
Son de Dona Manolita!
Quien me compra esta penita?
Mañana, mañana sale!

Y en el filo de la aurora,
desde Sol a Chamberi,
nadie sabe por qué llora
pregonando un quince mil.

¡Cuatro series!, ¡Qué bonitas!
Voy tirando los caudales!
Son de Dona Manolita!
Quien me compra esta penita?
Mañana, mañana sale!

................................................................................

Como podéis observar, se trata de una copla de corte trágico, ya que nos cuenta el asesinato y muerte de un miembro de la aristocracia madrileña, después de enamorarse de una muchacha que se gana la vida vendiendo lotería por las calles de la capital. El final no puede ser más lacrimógeno y desgraciado, como sucede en el folletín: el hombre muerto y la lotera muy apenada, lamentándose y llorando por la muerte del muchacho, de una forma tan truculenta.

Además, la tragedia estará aderezada con elementos de la literatura de misterio, ya que el narrador nos contará cómo fue el crimen, pero sin dar detalles sobre la identidad del asesino, intentando crear una atmósfera enigmática que nos recordará al de las películas de detectives e investigaciones criminales. Se trata de una historia oscura, misteriosa, recóndita, críptica, a la que le faltan muchos cabos por atar, pues resulta difícil de entender. Se crea un ambiente de “nadie sabe lo que pasa, nadie sabe quién fue el asesino”. El narrador es poco explícito a la hora de decir qué fue lo que pasó exactamente (sobre todo, el quién y el porqué). En algunos momentos de la canción se lanzan posibles hipótesis y teorías del crimen, pero el narrador nunca se moja, jugando a ser poco claro y preciso con los acontecimientos. De vez en cuando suelta alguna “vía de investigación”, pero sin desarrollar nada, dejando que el receptor investigue y reflexione sobre qué ha podido pasar.

La historia se va desarrollando de forma solemne, sin prisa pero sin pausa, para ir fraguando poco a poco la tragedia, presentando de forma progresiva los diferentes elementos de la narración. Ya sabéis que cuanto más nos recreamos en los detalles previos, más dramático resultará el desenlace.

Métricamente, las dos estrofas están formadas por la unión de dos cuartetas (8a 8b 8a 8b) y una quintilla (8a 8b 8a 5a 5b). Los estribillos también están formados por dos cuartetas y una quintilla de versos octosílabos (8a 8b 8a 8a  8b). En una de las cuartetas del estribillo encontramos una pequeña irregularidad en forma de verso eneasílabo de arte mayor: “por tres puñales atravesao".

El momento climático y culminante de la copla es el crimen. La primera parte de la canción (estrofa+estribillo) se desarrolla antes del  crimen. Son los antecedentes.

En la primera cuarteta se presenta al personaje femenino. La descripción de la mujer se realiza con la metáfora, ya que el rostro de la muchacha se acaba identificando con la expresión que tienen las vírgenes cuando aparecen retratadas en esculturas: "Tiene el color del semblante de una virgen de marfil”. Como veis, se produce una sinestesia o mezcla de percepciones sensoriales: la expresión de la cara (semblante), el material del que está hecho la imagen (marfil) y el color. El objetivo es representar a la lotera como si fuera una dama del amor cortés, de la antigua lírica provenzal. En esta poesía era frecuente dar trascendencia a la mujer, representándola en un pedestal (como si fuera una Virgen).  Esto también permite fomentar la interrelación literatura-pintura.

El hipérbaton permite enfatizar las cualidades espirituales de la dama, adelantando el circunstancial al complemento directo (“lleva en los labios un cante”). En este caso, las cualidades espirituales hacen referencia a la profesión de la protagonista, que es vendedora de lotería. Las loteras, para vender los décimos de lotería, se dedicaban a cantar el número por la calle, a pregonar la venta, para intentar atraer la atención de la gente y que esta comprara el décimo.

Mediante la metonimia, el narrador profundiza en el trabajo y en el quehacer diario de la protagonista: “En la mano un quincemil”. En este caso, se hace alusión al contenido (el número 15000 que es el que está vendiendo la muchacha) por el continente (el décimo, el papel donde aparece el número). La elipsis (supresión de elementos redundantes de una oración) permite agilizar la narración y la descripción: “Y en la mano [lleva] un quincemil”. Como el verbo “Llevar” aparece antes (cuando se hace alusión a la voz) no hace falta tener que repetirlo otra vez para decir que en su mano lleva los décimos con el número 15000.

En la segunda cuarteta hace su aparición el personaje masculino. Se trata de un hombre de clase elevada.  Esto se plasma mediante elementos que connotan lujo y materialismo, y que están antecedidos por numerales cardinales: “De un coche de dos caballos”, “con corona”. En los años 50 solo la gente rica y adinerada se podía permitir el lujo de poder utilizar coches de caballos. El objetivo es representar al muchacho como alguien “importante”, de clase adinerada.

La descripción del caballero se ve reforzada por la sinécdoque. En lugar de hacer referencia al todo (el hombre), se hace referencia a una de sus partes (voz): “De un coche de dos caballos, sale una voz con corona”.

El hombre se insinúa a la lotera, en una escena que nos recuerda a la poesía trovadoresca del amor cortés. En este tipo de literatura, la parta masculina solía rebajarse socialmente con el objetivo de ganarse el cariño de la parte femenina. En este caso, el hombre se presenta como un simple vasallo: “Si quieres, […], seré el vasallo de tu persona”. En la sociedad feudal, el señor era la cúspide, el elemento más importante, mientras que los vasallos eran los subordinados, que juraban fidelidad y protección a su señor. Con el objetivo de conquistar a la muchacha, el hombre hace un intercambio de roles: él (que es alguien adinerado y poderoso) se rebaja a la categoría de vasallo, y ella (que es una lotera humilde y pobre) se eleva a la categoría de señor. Es un mecanismo típico de la literatura trovadoresca.

El muchacho se dirige a la lotera mediante una serie de vocativos metaforizados, que permiten elogiar y ensalzar la belleza de la muchacha: “Si quieres, rosa de mayo, seré el vasallo…”. Sensualizar a la dama (piropearla) es otro mecanismo para poder ganarse su cariño.

Ante esta declaración de amor, la mujer (en boca del narrador, claro está), reacciona de una manera fría, infravalorando y quitando importancia  a este hecho: “Palabras que lleva el viento”. Como veis,  se recurre a una expresión del refranero popular español. El hecho de que las palabras se las lleva el viento ilustra aquellas situaciones donde se dice mucho, pero no se plasma nada, ya que cuando se habla oralmente es fácil prometer y no cumplir con lo acordado: tú puedes decir todo lo que quieras, ya que al no quedar nada por escrito, no existe una validez, las palabras pierden su valor, porque no se cumplen, porque se usan a la ligera, o no se puede demostrar que se dijeron. Por lo tanto, la muchacha, al principio, parece no sucumbir ante los encantos del aristócrata, manteniendo una actitud impasible y distante (la mujer fría, en términos de la lírica trovadoresca).

Aparentemente, la lotera parece no creer en las buenas intenciones del caballero. La muchacha irradia una actitud de tristeza y dolor, que se plasma mediante la personificación (estar de luto) de un elemento metaforizado (corazón=sentimientos personales): “Y luto en el corazón”. El luto en copla no solo puede hacer referencia al dolor por la muerte de un ser querido, sino también a la muerte del amor o de la capacidad de amar. Por circunstancias que no se aclaran, parece que esta relación de amor va a ser imposible, ya que ella, aparentemente, no está dispuesta a enamorarse o creer en el amor. Los motivos no se dejan claros. Lo único que sabemos es que ella no está por la labor, pues no se encuentra anímicamente bien.

El dolor y el pesimismo de la protagonista se refuerza mediante la personificación del espacio: “La calle del Sacramento sintió el lamento de su pregón”. La calle es una forma metonímica de designar a la colectividad. Se hace referencia al lugar (la calle del Sacramento de Madrid) en vez de a la gente que vive o pasa en ese momento por ese lugar, que son los que oyen esos lamentos. El objetivo es mitificar la historia, convertirla en conocida, como si fuera un cuento, que la gente hable de esta lotera, y de este marqués, y de esta relación. Por eso, los lamentos de tristeza de la protagonista se irradian por los alrededores.

Como veis, ya nos encontramos los primeros puntos oscuros de esta historia: ¿Por qué la dama reacciona de esa manera tan fría y distante con el marqués? ¿Cuál es el motivo real de su tristeza? De momento, el poema no nos responde a estas dos preguntas.

En el estribillo encontramos un desdoblamiento del personaje femenino.

a) Por un lado, la mujer como lotera. En este caso, la copla se convierte en un pregón, ya que la protagonista se dedica a vender la lotería en plena calle.

Las interrogaciones retóricas permiten atraer la atención de posibles compradores de lotería: ¿A quién le vendo la suerte? Un elemento azaroso e inmaterial (suerte) se cosifica, pierde ese matiz arbitrario, adquiere connotaciones materiales (vender).

El uso del presente de indicativo adopta un valor de futuro, con el objetivo de convertir lo posible/probable en seguro y así entusiasmar e ilusionar a la gente poniéndole los dientes largos: “Mañana sale, y está premiado”. La muchacha vende la lotería dando por seguro que va a tocar. Es una técnica publicitaria clásica. El sujeto de la oración aparece elíptico, ya que está sobreentendido por el contexto: Mañana sale [el sorteo/el gordo de la Navidad]. Mediante las oraciones interrogativas, la protagonista se dirige a un sujeto colectivo e indefinido, que es cualquier persona que pasa por la calle: ¿Quién me compra un quince mil?

Las exclamaciones permiten dar fuerza al pregón de venta, ya que una persona que se gana la vida vendiendo lotería debe mostrar pasión con lo que hace e irradiar optimismo. Si te muestras triste o desganado va a ser imposible vender un décimo. Se supone que una lotera está vendiendo algo que va a ser bueno: “¡La Fortuna pa mañana!”. Por influjo de la poesía de cancionero, La Fortuna se identifica con la suerte o el azar, que puede llegar a determinar nuestro futuro. En este caso, un futuro encauzado hacia un lado positivo (la lotería trae cosas buenas).

Los signos de admiración también permiten verter elogios sobre el objeto de venta, señalando sus virtudes. Para vender una cosa (aunque sea lotería) hay que caracterizarla empleando adjetivos que tengan connotaciones positivas: “¡Cuatro series!, ¡Qué bonitas!”. En cierta medida, una lotera lo que hace es vender humo, ya que comprar un décimo no te garantiza nada (te puede tocar o no te puede tocar). La lotera tiene que aparentar que lo que está vendiendo es algo importante y de mucho valor. De ahí que conciba su trabajo como algo trascendental, que puede cambiar la vida de la gente, empleando un léxico que denote abundancia: “Voy tirando los caudales”

Otro mecanismo bastante utilizado en la venta de productos es el argumento de autoridad, es decir, asociar lo que estamos vendiendo con una figura, personaje o institución importante, que sea sinónimo de poder, de autoridad, de calidad, de fama. Se trata de relacionar el objeto que estamos vendiendo con un personaje de renombre, que sea conocido por todo el mundo. En este caso, se trata de una figura muy conocida en el ámbito de la cultura popular madrileña, como es el puesto de lotería de Doña Manolita en la Puerta del Sol: “Cuatro series […], son de doña Manolita”. En muchos anuncios publicitarios, para engatusar a la gente y dar prestigio y fuerza al producto, se buscan a personajes o figuras que sean famosas. Para los madrileños, el puesto de doña Manolita se ha convertido en todo un emblema de la capital. De ahí que la lotera diga que sus décimos son del puesto del doña Manolita, para que la gente vea que se trata de lotería de calidad (una de las más vendidas de España) y así la compre. De hecho, esta administración sigue existiendo hoy en día.

La protagonista aprovecha para incorporar a su pregón de venta elementos que tienen que ver con su realidad más íntima, llegando a mezclar lo personal con lo profesional, es decir, sus sentimientos con el procedimiento de venta, gracias a la interrogación retórica: ¿Quién me compra esta penita?

b) Por otro lado, la mujer como oráculo que vaticina la tragedia al hombre, mediante una serie de imágenes bastante truculentas, violentas y sanguinarias: “Mis ojos tienen que verte con tres puñales atravesado”. La personificación de los ojos y el hipérbaton (se adelanta el complemento al participio [con tres puñales atravesado/atravesado con tres puñales] dan mucha virulencia al discurso, como si se tratara de una maldición que resulta imposible de evitar.  Todo esto crea sensaciones de malos agüeros, de que algo trágico va a suceder en breve. Son malos presagios.

Las imágenes empleadas transmiten sensaciones de muerte, recurriendo a sonidos típicos fúnebres: “Te repiquen las campanas a la hora de morir”. Está claro que la lotera sabe cosas que nosotros como espectadores no sabemos. 

A lo largo del estribillo, la protagonista va alternando los dos roles (vendedora de lotería y oráculo) en los diferentes versos: dos versos de cómo vendedora, dos versos como oráculo, dos versos como vendedora, dos versos como oráculo y otros cinco versos como vendedora.

En la segunda parte alcanzamos el momento culminante de la canción, ya que se nos cuenta el asesinato del personaje masculino. Con el objetivo de enfatizar lo trágico, el narrador recurre a dos procedimientos:

  1. Hacer hincapié en el estrato social elevado del protagonista, añadiendo a la narración elementos descriptivos que transmiten lujo y poder: “Con corona de marqués le dieron muerte una noche”. En su “Poética”, Aristóteles nos decía que las tragedias son tragedias porque vemos cómo personajes que parecen intocables (ricos, elevados, importantes, trascendentales, poderosos, majestuosos) acaban muriendo, como todo hijo de vecino. Ver cómo una persona elevada cae,  conmociona mucho más que ver a una persona humilde (que tiene tan poco que perder).
  1. La metamorfosis, el cambio de Fortuna. El hecho de pasar de una situación festiva, alegre, optimista a una situación mala, adversa y que termina en muerte, enfatiza mucho más el componente trágico: “Yendo de juerga una noche, […], le dieron muerte”. El muchacho tenía pensando ir esa noche de fiesta (que es algo bonito y divertido). Al final, la fiesta se convirtió en algo horrible y tremendo (un asesinato). Ese cambio de Fortuna refuerza todavía más lo trágico y da un carácter grotesco y macabro al tema.
El uso de oraciones impersonales en tercera persona del plural, permiten narrar el asesinato, de tal forma que no conozcamos la identidad del sujeto, es decir, de la persona que ha llevado a cabo el crimen: “Le dieron muerte una noche en la calle Lavapiés”. La muerte se ha producido en el barrio de Lavapiés, una de las zonas más pobres y conflictivas de la capital

La anáfora permite dotar de oscuridad y misterio a la historia, como si la autoría del asesinato fuera un enigma difícil de resolver: “Nadie el motivo sabía/Nadie conoce la clave”. Los dos versos forman un quiasmo o estructura cruzada: directo (el motivo)+verbo (sabía)/ verbo (conoce)+ directo (la clave). El quiasmo permite retardar el ritmo narrativo, dando solemnidad al relato. El narrador se recrea en los detalles macabros del misterio, intentando hacer partícipe al receptor, y que este se pregunte quién ha podido llevar a cabo el asesinato. Todo esto da un carácter juglaresco al poema.

Una de las cosas que sabemos es que la lotera sí conoce toda la historia y los motivos reales del crimen. Lo que pasa es que el narrador no nos lo cuenta, para acentuar más el misterio: “La niña que le vendía la lotería sí que lo sabe”. Como veis, al narrador le falta concretar, precisar, ir al grano, matizar cosas. Solo da pinceladas al aire. Parece que el narrador sabe y no sabe, como queriendo “jugar” al despiste con nosotros. Los rodeos permiten acentuar este “juego”: “La niña que le vendía la lotería” es una paráfrasis que podría ser sustituida por la palabra “lotera”. Sin embargo, este circumloquio le permite al narrador recrearse en este enigma.

Como os dije al principio, el narrador intenta abrir diferentes vías de investigación pero sin profundizar en ellas, ni dar nada por seguro. El adverbio de duda (“Quizá de un mismo cuchillo…”) permite plantear una posible de hipótesis que dé resolución a la historia, pero nunca definitiva. Recordad que la duda es una modalidad lingüística por la cual se expresan un estado de cosas, que no tienen necesariamente que darse en la realidad. Se trata de una posibilidad (que puede ser o no ser). En esta canción el narrador es poco explícito y el adverbio de duda es una manera de decir que “nada es seguro”.

La hipótesis que se plantea es que el hombre ha estado “tonteando” con dos mujeres a la vez (la lotera y a otra muchacha más). La personificación y los numerales permiten al narrador explicar con fuerza y rotundidad esta posible hipótesis: “Quizá el mismo cuchillo vengó una doble traición”. Es posible que el caballero mantuviera una relación formal con una mujer, y a la vez, estuviera cortejando a la lotera. A la primera mujer no le sentaría muy bien que su novio estuviera intentando “ligarse” a otra. La muchacha se sentiría engañada y traicionada, y por eso llevaría a cabo el crimen.

De ahí que la lotera no se sintiera muy cómoda y reaccionara de esa manera tan fría en el cortejo de la primera parte (la vendedora de loterías no quiere enamorarse de un hombre que ya está con otra). Esto también justificaría el “luto en el corazón” del principio: la lotera, en realidad, está muy enamorada del caballero. Le duele haberse enamorado de un hombre “comprometido”. De ahí la tristeza y el pesimismo que derrocha.

Pero repito…esto es solo una posible hipótesis. El adverbio de duda resta seguridad a la historia, y se trata solo de una posibilidad.

En el segundo estribillo se vuelve a producir un desdoblamiento en el personaje femenino, que se va alternando en los diferentes versos:

a)   Por un lado, la mujer como vendedora de lotería, que se pone a pregonar el número para captar la atención de los clientes. Es exactamente igual al primer estribillo.

b)     Por otro lado, la mujer como amante, la cual siente tristeza y pena por la muerte del caballero. En este caso, la copla se acerca al planto (llanto), ya que se refleja el dolor ante el fallecimiento de una persona. Si hay tanto dolor, y este se refleja de una forma tan exacerbada e intensa, es que la muchacha sí estaba enamorada del caballero. Ella intentaba esconderlo y negarlo, pero al final, sus verdaderos sentimientos salen a la luz.

En esta parte de la copla encontramos una serie de imágenes bastante truculentas e intensas, donde el amor alcanza un estado cuasi hiperbólico, hasta el punto de querer desear la propia muerte, como sucede en los grandes dramas del primer Romanticismo: “A mí me dieron la muerte con los puñales que te han clavado”, “Que me doblen las campanas y me entierren junto a ti”. Como veis, el uso de la tercera persona del plural permite seguir dando un carácter indefinido y desconocido al autor del crimen, a pesar de haber planteado una hipótesis: “Los puñales que te han clavado”. El uso de imágenes extraídas de los ritos fúnebres permite dar fuerza a los verdaderos sentimientos de la lotera (el ruido de las campanas, el enterramiento...)

La lotera se acaba convirtiendo en víctima de una tragedia amorosa. Como ya os dije, el objetivo del narrador es mitificar la historia, convertirla en conocida, que la gente coja empatía con el personaje de la lotera, y en general, que hable de ella. Por eso, al final de la canción, los llantos de la protagonista se difunden por los barrios más emblemáticos de la capital, convirtiéndose en objeto de debate y contemplación por parte de la gente: “Y en el filo de la aurora, desde Sol a Chamberí, nadie sabe por qué llora pregonando un quince mil”.

P.D. Por cierto. Hoy es 21 de diciembre. Mañana, día 22, es el sorteo especial de Navidad. Así que como diría la lotera de esta copla, “Mañana sale” (el gordo). Ojala tengáis mucha suerte!!!!!!!!!!



miércoles, 18 de diciembre de 2019

Dos cruces: R.I.P. por la defunción del amor

La canción que os traigo hoy se sitúa a medio camino entre la copla y el bolero. Fue compuesta por Carmelo Larrea en el año 1954, y muchísimas voces del panorama musical español se han atrevido a interpretarla: María Dolores Pradera, Los Panchos, Jorge Gallarzo, Paloma San Basilio, El Cigala o Antonio Molina. Se titula “Dos cruces”.


Sevilla tuvo que ser
Con su lunita plateada
Testigo de nuestro amor
Bajo la noche callada
Y nos quisimos tu y yo
Con un amor sin pecado
Pero el destino ha querido
Que vivamos separados

Están clavadas dos cruces
En el monte del olvido
Por dos amores que han muerto
Sin haberse comprendido
Están clavadas dos cruces
En el monte del olvido
Por dos amores que han muerto
Que son el tuyo y el mio

Ay, barrio de Santa Cruz
Ay, plaza de Doña Elvira
Os vuelvo yo a recordar
Y me parece mentira
Ya todo aquello pasó
Todo quedó en el olvido
Nuestras promesas de amores
En el aire se han perdido

Están clavadas dos cruces
En el monte del olvido
Por dos amores que han muerto
Sin haberse comprendido
Están clavadas dos cruces
En el monte del olvido
Por dos amores que han muerto
Que son el tuyo y el mio
Que son el tuyo y el mio


.............................

Como podéis ver, se trata de una canción de desamor en la cual se utiliza un elemento funerario (la cruz de la sepultura, esa cruz cristiana que hay en las lápidas cuando enterramos a alguien) como metáfora del fin de la relación amorosa. Cuando alguien fallece, es enterrado en el cementerio y colocamos una cruz en su tumba. Pues en el plano del amor ocurre algo parecido. Cuando la relación acaba o fracasa (tal como sucede en esta copla), el yo poético recurre a las cruces como símbolo de que el amor está enterrado y muerto.

El inicio de la copla es optimista y positivo. Parece que estamos en el típico bolero sentimental dulce y pasteloso. Cualquiera que lea los primeros versos puede decir: ya lo sé, es una copla de amor donde todos son felices y comen perdices.

El ambiente y los recursos literarios utilizados ayudan a crear esa atmósfera cuasi idílica. El espacio o entorno queda personificado para dar vitalidad y energía a la relación amorosa: “Sevilla tuvo que ser […] testigo de nuestro amor”, “Bajo la noche callada”. El ambiente (la noche, la ciudad…) está al servicio del componente amoroso. Parece que el escenario está arropando a los amantes, enfocando todo el rato hacia ellos, dándoles todo el protagonismo.

Aparecen imágenes propias de la lírica romántica y modernista como la noche luminosa: “Con su lunita plateada”. La típica metáfora de la Luna como plata para enfatizar su color blanco y su luz en contraste con el cielo negro.

Del lenguaje poético y sofisticado pasamos al lenguaje más estándar y clarificador. El yo poético es explícito y dice que hay amor: “Y nos quisimos tú y yo, con un amor sin pecado”. Los pronombres (yo y tu) marcan a los miembros y el complemento deja claro que es una relación romántica (no es solo capricho físico). Hay amor de verdad.

Sin embargo, a partir del verso 7, la historia da un giro rápido, introducido por una oración adversativa (“pero el destino ha querido que vivamos separados…). De un plumazo se rompe todo el encanto e idilio ha creado. Del amor pasamos al desamor en unos segundos, de estar juntos a estar separados. De manera súbita se produce un vuelco del sentido de la historia. Y además, se recurre a una idea muy propia de la literatura romántica: el destino, el fatum, la predestinación. Las cosas pasan porque tienen que pasar y ya está todo escrito. El yo poético no intenta justificar o argumentar la causa del desamor. Simplemente lo atribuye al destino (algo típico del Romanticismo). La relación ha acabado y no se puede hacer nada.

En el estribillo se expresa metafóricamente ese fin del amor con la metáfora de las cruces y el olvido: “Están clavadas dos cruces en el monte del olvido”. El tono resulta mucho más crudo ya que la metáfora del olvido significa dejar de pensar en el otro, desaparecer de su mente, perder el recuerdo. El léxico tiene muchas connotaciones que dejan mal sabor de boca: las cruces (símbolo fúnebre), el olvido (desaparecer de la mente), el monte (lugar apartado, ya que las tumbas quedan abandonadas). El contexto que crea el yo poético es muy crudo. Tened en cuenta que pasamos del idealismo al fin del amor, y de ahí a expresarlo de una manera muy macabra.

La personificación del sentimiento no hace más que enfatizar esta idea de que el amor ha terminado: “Por dos amores que han muerto sin haberse comprendido […] que son el tuyo y el mío”. La relación ha fracasado, no ha habido sintonía, no ha habido compenetración…y de ahí la muerte metafórica del sentimiento

La segunda parte de este bolero es un esbozo nostálgico al pasado, el cual se manifiesta con la interjección (que parece un suspiro), la exclamación retórica y el paralelismo: “Ay barrio de Santa Cruz, Ay plaza de doña Elvira” (interjección + lugar + exclamación). El yo poético recuerda lugares y ambientes de Sevilla que estaban muy ligados a ese amor. Evidentemente, este barrio y esta plaza tiene valor metonímico. Se alude al sitio en vez de a la persona, ya que ese lugar te recuerda a esa persona.

Al yo poético le cuesta creer y digerir esta nueva situación de separación y soledad. Esto es típico de contextos de fracasos amorosos. Surgen sentimientos de incredulidad, de cómo puede ser posible: “Y me parece mentira”. No obstante, el duelo (no solo el duelo funerario, sino también el duelo amoroso) tiene unas fases y sigue un proceso, y al final, tarde o temprano, acabas aceptándolo y sabes convivir con ello, y deja de afectarte. Es un pasado que ya no volverá, tal como se manifiesta con esta cuasi anáfora (“Ya todo aquello pasó/ todo quedó en olvido”), y la personificación del propio juramento de amor evaporándose, diluyéndose: “Nuestras promesas de amores en el aire se han perdido”. El hipérbaton (el circunstancial de lugar se antepone el verbo) enfatiza muy bien esta pérdida: “en el aire se han perdido/ se han perdido en el aire”.

La canción consta de coplas de 4 versos octosílabos que riman segundo con cuarto y primero y tercero quedan libres (8- 8a 8- 8a). La rima es consonante (plateada-callada, olvido-perdido)




lunes, 16 de diciembre de 2019

Una cualquiera: el drama de una mujer que vende su cuerpo a los hombres

Si en la copla que analizamos el jueves 12 de diciembre aludíamos a uno de los oficios nocturnos más emblemáticos pero ya extintos, como es el de sereno, el tema de hoy va a tener como protagonista a una mujer que ejerce una de las “profesiones” más antiguas que existen, y que al contrario que la de sereno, sí ha llegado hasta nuestros días. Se trata de una zambra, cantada por Marifé de Triana, en el año 1971, y se titula Una cualquiera. Está protagonizada por una prostituta, que es la que habla en primera persona como si fuera un monólogo. En otras coplas donde se alude a la prostitución (como La bien pagá) el punto de vista y el foco (la persona que habla) es el cliente que paga a la prostituta. En cambio, en Una cualquiera la que habla y se desnuda emocionalmente es la figura femenina. Hay que recordar que muchas mujeres no se metían a la prostitución por gusto, sino por necesidad. En la época de la Posguerra muchas señoras se vieron forzadas a vender su cuerpo, a cambio de obtener dinero para poder subsistir y alimentar a sus hijos.


Cuando aún están desnudas las estrellas,
salgo a ofrecer mi cuerpo en el mercado,
temblando voy, lo mismo que están ellas,
ellas de luz, mi cuerpo de pecado.
Mentí la flor, mi boca inexpresiva,
mentí dolor, mi carne de canela,
mi sino es ser como una muerte viva,
y oigo al pasar es una … , una cualquiera.

Cualquier farol me ampara con su guiño,
en un portal escondo mi tristeza,
no tengo ya ni perro que me ladre, que me ladre.
y el corazón me llora como un niño,
si al cielo azul levanto la cabeza
y creo ver los ojos de mi madre, de mi madre.

Vienen y van los hombres por las sombras
traen en la sien lujurias en candela,
quieren comprar amor y no me asombra,
¿qué valgo yo? … soy una …, una cualquiera.

Cualquier farol me ampara con su guiño,
en un portal escondo mi tristeza,
no tengo ya ni perro que me ladre, que me ladre.
y el corazón me llora como un niño,
si al cielo azul levanto la cabeza
y creo ver los ojos de mi madre, de mi madre.
¡De mi madre!

....................................


La copla posee un carácter confesional y autorreflexivo. 

-Por un lado, la protagonista expresa unos sentimientos de dolor, tristeza, soledad, pena...Este estado anímico de desencanto es generado y causado por el carácter deshumanizado de su oficio (solo te quieren por tu cuerpo, te acuestas con alguien por dinero y no por la manera de ser de la persona, estás con muchos hombres pero ninguno te ama realmente). Todo el poema es un desgarrador monólogo que muestra la cara más dramática de la prostitución.

-Por otro lado, el yo femenino se juzga a sí mismo y se avergüenza por dedicarse a este trabajo. Todo lo que ella denuncia en el poema (lujuria, frialdad humana, cosificación,falta de dignidad), lo está llevando a cabo. Ha acabado aceptando con total normalidad una situación empedernida, endurecida, deshumanizada. Vender su cuerpo con dinero y acostarse con hombres sin sentir amor ya no le provoca ningún tipo afectación: "Quieren comprar amor y no me asombra". Lo acepta con indiferencia. Ni frío ni calor. Es algo cotidiano que ha pasado a formar parte de su esencia vital.

Mediante la personificación del espacio, el yo poético sitúa el oficio de la mujer en el contexto ambiental adecuado: "Cuando aún están desnudas las estrellas, salgo a ofrecer mi cuerpo al mercado". La prostitución es un oficio eminentemente nocturno. Mientras las estrellas reluzcan en el cielo (sea de noche), ella estará manteniendo relaciones con hombres. Por, en la copla encontramos elementos que connotan oscuridad: Vienen y van los hombres por las sombras

La protagonista se acaba asociando al pecado, a la lujuria y a la falta de moral, gracias a una metáfora e imagen de carácter astral: temblando voy, lo mismo que están ellas, ellas de luz, mi cuerpo de pecado. Las estrellas del cielo desprenden luz, lo mismo que ella desprende pecado. No obstante, ella no será la única en circunscribirse a ese contexto amoral. También incluirá a los clientes: traen en la sien lujurias en candela. La pasión carnal queda enfatizada con el uso de imágenes caloríficas y lumínicas, muy en la línea de la mística ("en candela"). 

El yo poético se representa de forma deshumanizada y cosificada. Se convierte en un pedazo de carne (mujer objeto) para los clientes. Y lo carnal está carente de sentimientos y emociones. Esto se detecta en metáforas e imágenes como la “carne de canela” (su cuerpo es una dulce tentación que sirve de goce para los demás), la “boca inexpresiva” (lo importante es que los demás disfruten con ella y no lo que ella, como mujer, sienta en ese momento, ya que ella es un objeto y no puede decidir nada...para eso le pagan), o el hecho de convertir su cuerpo en una mercancía que está a a la venta todas las noches en el mercado de la prostitución: "salgo a ofrecer mi cuerpo en el mercado"

También transmite mucha frialdad la metáfora del amor (que es un concepto inmaterial, abstracto, subjetivo...) que se compra con dinero (que es algo concreto, tangible, objetivo...). Para mantener relaciones con alguien no importa lo que eres o vales como persona, sino que haya money de por medio. El alma no influye. Solo el cuerpo y la pasta. Materialismo puro y duro. El espíritu es una realidad inútil en este tipo de contextos. 

La prostituta es como un muñeco o un títere que se puede manipular y hacer lo que se quiera con él. No tiene alma. No tiene valor. No importa nada. Es el tópico de la muerte en vida que aparece al final de la primera estrofa: mi sino es ser como una muerte viva. Idea romántica por excelencia. La predestinación, el fatum, el sino. Hay una fuerza que nos impone de forma caprichosa y arbitraria lo que nos va a pasar en la vida, y no se puede hacer nada para evitarlo. La prostituta no tiene salvación. No puede salir de esa situación. Sus relaciones con los hombres son frías, mecánicas, distantes, sin pasión ni calor amoroso. Lo importante es servir de diversión para los demás. Ella solo es una herramienta, un juguete, y no importa cómo se siente.

El sentimiento de soledad es también muy importante. La protagonista es una mujer que pasa por las manos de muchos hombres, pero a la hora de la verdad no ha conseguido el verdadero amor y no tiene a nadie a quien querer. Es sólo contacto carnal, sin amor. Este sentimiento de soledad se acentúa mediante la personificación de objetos y escenarios inertes, pertenecientes al mundo urbano nocturno (cualquier farol me ampara con su guiño, en un portal escondo mi tristeza…). Al final, los objetos no humanos acaban haciendo más compañía que las propias personas, ya que se puede desahogar con el entorno inerte (aunque sea hablando a la pared jajajaja). Ni tan siquiera tiene la compañía de otros animales  (no tengo perro que me ladre). Así, ella está sola en el mundo y eso provoca dolor. La imagen comparativa del “corazón que llora como un niño” y el recuerdo a su difunta madre, son imágenes muy efectistas que contribuyen a tener compasión por esta persona, en plan mira que bajo ha caído. 

También es importante la cuestión del rechazo social, ya que una prostituta es una mujer marginada. Por eso, por la calle, es señalada, marcada y denostada: Y oigo al pasar...es una cualquiera. Además, no sólo la gente la considera alguien inferior, sino también ella misma se ve así, tal como manifiesta en la interrogación retórica: ¿Qué valgo yo? Soy una cualquiera. Está claro que la mujer se avergüenza de lo que hace. 

Aparte de las metáforas ya analizadas, esta copla explota recursos retóricos como la anadiplosis (lo mismo que están ellas/ ellas de luz) para remarcar el carácter pecaminoso del oficio. Se usan estructuras paralelísticas (mentí la flor, mi boca inexpresiva/ mentí dolor, mi carne de canela) que cosifican a la protagonista y la rebajan. Las reduplicaciones (a mi madre, a mi madre, que me ladre que me ladre) tienden a dramatizar la situación de soledad y pena de la prostituta. El uso de puntos suspensivos (es una…cualquiera) remarca la vergüenza que siente la protagonista en ese contexto social, ya que le cuesta asumir lo que es.

Métricamente, esta copla usa el verso endecasílabo. Las estrofas son serventesios y los estribillos dos tercetos encadenados.