Durante los últimos meses de la Segunda República
y los tres años de la Guerra
Civil Española (1936-1939) la copla fue un género que se
siguió escribiendo y cantando en ambos bandos. Al igual que la literatura y la
poesía de la época, la canción española se acabaría tiñendo de tintes políticos
y comprometidos. Tanto los partidarios de Franco como los del bando republicano
usaban la copla como instrumento divulgador de sus ideologías para levantar
el ánimo de sus tropas o criticar al bando contrario. La canción española
adquirió unos matices combativos, propagandísticos, al servicio del contenido y
el contexto histórico de la época. Es una copla que denuncia, critica, deja
testimonios de las situaciones tan agitadas e injustas que se vivían en esos años.
Para evitar perder tiempo en componer nuevas canciones, un
recurso habitual fue tomar prestada la melodía de una copla ya existente (al
ser posible conocida por todo el mundo), manteniendo su música y su ritmo, pero
cambiando la letra y darle una nueva temática política. De esta manera, la
gente identificaba enseguida el ritmo y podía ser engatusada más fácilmente, ya
que esa música le sonaba de haberla escuchado antes (aunque el contenido fuera
diferente).
Así se germinó el tema que os traigo hoy. Es del
año 1936 y se titula Puente de los franceses. Esta copla mantiene la melodía y
el ritmo de la canción que vimos el último día (Los cuatro muleros), pero
cambiando la letra y adaptándola al contexto histórico, de tal forma que un
tema frívolo y anecdótico como Los cuatro muleros, se acabó convirtiendo en un
poema de guerra, usado por el bando republicano para levantar la moral de los
soldados del frente
Puente de los franceses
Puente de los franceses
Puente de los franceses
Puente de los franceses
Puente de los franceses
Mamita mía, nadie te pasa
Nadie te pasa
Porque los milicianos
Porque los milicianos
Porque los milicianos
Mamita mía, que bien te guardan
Que bien te guardan
Por la casa de Campo
Por la casa de Campo
Por la casa de Campo
Mamita mía, y el Manzanares
Y el Manzanares
Quieren pasar los moros
Quieren pasar los moros
Quieren pasar los moros
Mamita mía, no pasa nadie
No pasa nadie
Madrid ¡Qué bien resistes!
Madrid ¡Qué bien resistes!
Madrid ¡Qué bien resistes!
Mamita mía, los bombardeos
Los bombardeos
De las bombas se ríen
De las bombas se ríen
De las bombas ser ríen
Mamita mía, los madrileños
Los madrileños
.....................................................
Se trata de una canción eminentemente descriptiva, con pinceladas
de exaltación que sirve para animar y dar fuerza a los soldados republicanos. Estamos
en los primeros meses de la
Guerra Civil. Tras el levantamiento del 18 de julio, uno de
los objetivos prioritarios del ejército de Franco fue la conquista de la ciudad
de Madrid. Durante el otoño del 36, al caudillo intentó, sin éxito, organizar
una serie de ataques sobre la capital. Gracias a la resistencia del ejército republicano,
se consiguieron reprimir estas escaramuzas del general Franco, y alargar la
resistencia durante tres años. Por eso, durante toda la Guerra Civil las
afueras de Madrid se convirtieron en un campo permanente de batalla
La copla hace referencia a una de las zonas más emblemáticas
del conflicto: el puente de los Franceses, un viaducto ferroviario situado en
el distrito de Moncloa, cerca de la ciudad Universitaria y al lado del río
Manzanares (el cual hacía de línea divisoria entre las tropas de ambos bandos a
mediados de noviembre). Las tropas franquistas (dirigidas por el general
Asensio) se centraron en la Casa
de Campo como eje de ataque principal para avanzar hacia el centro de Madrid.
Estas tropas estaban formadas mayoritariamente por moros (las tropas de tabores
procedentes del protectorado de Marruecos). Las tropas republicanas estaban formadas
por los milicianos que defendían este puente para que no avanzara el ejército
rival (tal como se describe en la primera estrofa). Durante estos primeros
meses de conflicto, la ciudad de Madrid fue duramente castigada con bombardeos
continuos, tanto aéreos como terrestres, circunstancia a la que se también se
alude al final de la canción, con cierta ironía (De las bombas se ríen los
madrileños).
La versión oficial de la canción es esta. Sin embargo, este
tipo de coplillas eran fácilmente “manipulables” de tal forma que hubo muchísimas
versiones circulando en la época, que quitaban, añadían, modificaban o
matizaban cosas. Este tipo de coplas recuerdan al romancero antiguo, ya que se
podían improvisar nuevas estrofas manteniendo la melodía. Hubo versiones (también republicanas) muy curiosas
donde se aludían a los cuatro generales franquistas que se alzaron el 18 de
julio (Franco, Mola, Sanjurgo y Queipo de Llano), y el “deseo” de verlos
ahorcados antes de Nochebuena.
Incluso en 1939, una vez se produjo el golpe de Casado, se
hizo una “contracopla” por parte del bando franquista donde se decía “puente de
los franceses, ya te han pasado porque los casadistas te han traicionado”.
Como veis, si no fuera por Federico García Lorca, que fue el
que recuperó Los cuatro muleros, todas estas coplas posteriores no hubieran existido.
El tema se divide en tres partes:
-Estrofas 1 y 2. La voz poética se inserta en el espacio
(Puente de los franceses). El lugar se encuentra bien defendido gracias las
tropas milicianas que resisten ante los ataques enemigos: “Nadie te pasa porque
los milicianos que bien te guardan”.
-Estrofas 3 y 4. La atención se focaliza en el ejército de
Franco que intenta acceder a la ciudad (Por la Casa y Campo y el Manzanares
quieren pasar los moros), pero gracias a la labor de defensa de las milicias no
lo consiguen (no pasa nadie)
-Estrofas 5 y 6. El yo poético hace una exaltación a la
ciudad de Madrid, y por ende, a todos aquellos que luchan por defenderla. La urbe funciona como metonimia (alude a la ciudad
en vez de a la gente que está en esa ciudad): “Madrid que bien resistes los
bombardeos”
Estilística y lingüísticamente, es muy parecida a la de los cuatro muleros: metro corto, sintaxis sencilla, presencia del vocativo (mamita mía),
carácter reiterativo (repetición de expresiones), escasa ornamentación y mucha espontaneidad
que cohesiona toda la copla. Quizá haya un tono más exaltado y menos frívolo
(presencia de alguna frase exclamativa), que acerca la canción a la arenga o al
himno
El próximo día analizaremos una copla desde la perspectiva del bando nacional, y así tenemos una visión más completa de la canción española durante la Guerra Civil
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