domingo, 31 de octubre de 2021

La Zarzamora: la cantaora que manejaba a los hombres a su antojo y un buen día se enamoró de la persona equivocada

A lo largo de estos casi dos años que lleva abierto el blog hemos analizado todo tipo de canciones. Algunas veces, he traído grandes clásicos del género, que son universalmente conocidos, sin necesidad de que una persona sea experta, apasionada y especialista en copla (por ejemplo, Tatuaje, composición que todo el mundo ha tarareado y escuchado alguna vez aunque no le guste ni conozca la tonadilla). 

En otras ocasiones, he trabajado con temas que no son tan conocidos ni tienen tanto renombre como el anterior, pero desde un punto de vista filológico constituyen valiosas joyas literarias que merece la pena conocer, al margen de su comercialidad y fama. No todo lo bueno es comercial, ni todo lo comercial es bueno. 

El cancionero de la copla es enorme y hay tiempo para todo: tanto para aprender nuevas canciones (que existen desde hace años, están guardadas en el fondo del armario y hay que desenterrarlas con un poco de afán de curiosidad) como para homenajear y rememoras los grandes himnos de toda la vida, que han tenido mayor fortuna en su conservación y difusión, como el que os traigo hoy. 

Todo el mundo habrá oído hablar de La Zarzamora, una emblemática copla de Quintero, León y Quiroga del año 1947 para la voz de Lola Flores.



En el café de Levante entre palmas y alegrías,

cantaba la zarzamora;
se lo pusieron de mote porque dicen que tenia
los ojos como la mora.
Le hablo primero a un tratante, y olé,
y luego fue de un Marques
que la lleno de brillantes, y olé,
de la cabeza a los pies.
Decía la gente que si era de hielo,
que si de los hombres se estaba burlando,
hasta que una noche, con rabia de celos,
a la zarzamora pillaron llorando.

¿Que tiene la zarzamora
que a todas horas
llora que llora por los rincones,
ella que siempre reía
y presumía de que partía los corazones?


De un querer hizo la prueba
y un cariño conoció
que la trae y que la lleva
por la calle del dolor.
Los flamencos del colmado
la vigilan a deshora
porque se han empestillado
en saber del querer desgraciado
que embrujo a la zarzamora.

Cuando Sonaban las doce una copla de agonía
lloraba la zarzamora,
mas nadie daba razones ni el intríngulis sabia
de aquella pena traidora.
Pero una noche al levante, y olé,
fue a buscarla una mujer;
cuando la tuvo delante, y olé,
se dijeron no se que.
De aquello que hablaron ninguno ha sabido
mas la zarzamora lo dijo llorando
en una coplilla que pronto ha corrido
y que ya la gente la va publicando.

Que tiene la zarzamora
que a todas horas
llora que llora por los rincones,
ella que siempre reía
y presumía de que partía los corazones?

Lleva anillo de casado,
me vinieron a decir,
pero ya lo había besado
y era tarde para mi.
Que publiquen mi pecado
y el pesar que me devora
y que todos me den de lado
al saber del querer desgraciado
que embrujo a la zarzamora

.......................................

Este poema cuenta la historia de una mujer que trabaja como cantante en un café de la época. La muchacha mantiene relaciones con diferentes hombres que frecuentan el local, pero de una manera frívola y superficial, sin estar realmente enamorada de ellos. Es un aquí te pillo y aquí te mato y si te he visto no me acuerdo.

Detrás de cada relación hay siempre un interés (económico, social…). Además, la mujer ha adquirido cierta fama en la comarca, por sus continuos desplantes y desengaños a los distintos hombres que se han enamorado de ella.

Para colmo, la protagonista se jacta, y presume de dar calabazas a los muchachos (como si esto fuera motivo de prestigio y orgullo), pues utiliza a los caballeros para satisfacer sus necesidades, y luego, cuando ellos se han enamorado perdidamente, ella les da la patada, y se va con otros señores para repetir el mismo procedimiento.

En cierta medida, el personaje de la Zarzamora recuerda a Lola Puñales (ya que disfruta viendo cómo los hombres enamorados lloran de amor por ella). Ambas representan a la mujer fatal, a la mujer fría y despiadada que hace sufrir a los varones.

Sin embargo, un buen día, la protagonista se encariña locamente de un chico, con la mala suerte de que está casado. Al final, la mujer recibe de su propia medicina: antes se jactaba de ver a los hombres sufriendo por ella, y ahora será ella la que lo pase mal por culpa de este amor imposible. Existe el karma jejjejejee

El argumento se desarrolla de una forma creíble y verosímil. A pesar de ser una historia de ficción (toda obra literaria conlleva siempre la creación de un mundo ajeno a la realidad), el autor ha hecho que tenga apariencia de verdad: aunque el material narrativo no se ha dado en la vida real (nunca existió esta Zarzamora), podría pasar perfectamente en la realidad (hay muchas mujeres como la Zarzamora).

Para eso, sitúa la historia en un escenario y ambiente realista, como es un café, al cual se le da un nombre bastante común, que tenían muchos cafés de la España de los 40 (Café de Levante).

En Madrid había varios locales que se llamaban Café de Levante. Esto da a la historia verosimilitud y realismo. Los cafés eran recintos en el que los intelectuales de la época (Valle Inclán, Lorca, Machado, Gómez de la Serna…) se reunían para hacer tertulias y debatir sobre temas científicos y culturales, mientras se bebía o comía.

Los cafés contaban con escenarios donde los artistas (cantantes, bailarines o actores) daban a conocer su talento y promocionar sus obras.

En la canción española es común situar las historias en el interior de cafés ficticios, que se inspiran en establecimientos reales: el café de Levante de la Zarzamora, la Bizcochá en La Lirio, la Taberna del tres de Espadas de la Ruiseñora…Es un recurso común en la copla

El comienzo del poema es descriptivo. El narrador presenta a la protagonista en medio de su jornada laboral, cantando en el café, ante la atenta mirada de la clientela. La voz lírica se recrea en la escena costumbrista, alargándola artificialmente con complementos circunstanciales en hipérbaton, que se adelantan al verbo y posponen el sujeto al final de la oración: En el café de Levante, entre palmas y alegrías, cantaba la Zarzamora

En el tercer y el cuarto verso se justifica y aclara el porqué del nombre de la muchacha. La Zarzamora no es más que un mote, basado en una comparación de índole física: los ojos de la chica son de un color negro purpúreo, como el que tienen las moras (la fruta).

Las oraciones con verbos en tercera persona del plural (pusieron, dicen), y un sujeto elíptico de carácter genérico o colectivo (ellos, que se refiere a la gente, los clientes, todo el mundo que acude a la taberna con asiduidad) marcan a la protagonista como un ser popular y famoso.

Se trata de una mujer conocida e importante en este café. El mote es utilizado por todos (no sabemos quién se lo ha creado, pero es la forma habitual de mencionarla en las conversaciones): Se lo pusieron de mote porque dicen que tenía los ojos como las moras

La Zarzamora se ha convertido en un personaje público, del que todo el mundo habla, como si fuera la protagonista de cuento o una novela.

Los siguientes versos ahondan en la caracterización psicológica o espiritual de la chica, es decir, su personalidad. ¿Cuál es el rasgo que define su identidad como personaje? Las relaciones triviales y banales que mantiene con los hombres. Siempre está cambiando de pareja.

Mediante el recurso de la cosificación, la mujer se concibe como un objeto o posesión de estos señores: Le habló primero a un tratante y olé, y luego fue de un marqués.

La Zarzamora establece vínculos sentimentales con galanes que tienen dinero y trabajo. Un tratante es alguien que se dedica a comprar género para después revenderlo a un precio mayor. Un marqués representa a la clase elitista, noble y elevada.

La imagen hiperbolizada de la mujer cubierta de joyas (fue de un marqués, que la llenó de brillantes y olé de la cabeza a los pies) representa la codicia, la conveniencia y el interés, pues ella no busca el amor, sino tener riquezas y prestigio. Su objetivo es sacar provecho de esas relaciones, como si fuera una pícara del siglo XX.

La protagonista representa a la mujer fría, egoísta y cruel: usa a los hombres sin ningún tipo de piedad, pudor o compasión para lograr su meta. Le da igual que estos sufran por amor. Ella se siente el centro del mundo. Todo lo demás no importa.

La metáfora de la mujer como pedazo de hielo (frecuente en la poesía de cancionero), representa la frialdad, la falta de pasión y empatía, la indiferencia.: Decía la gente que si era de hielo, que si de los hombres se estaba burlando.

El personaje se convierte en el centro de todas las miradas y juicios de valor. Gracias al hipérbaton, el narrador antepone aquellos elementos que resaltan la fama y la crueldad de esta señora: posposición del sujeto (decía la gente/ la gente decía) y adelantamiento del suplemento (que si de los hombres se estaba burlando/ que si se estaba burlando de los hombres).

¿Qué es lo más llamativo de La Zarzamora? La expectación que genera su vida (por eso la gente comenta/dice/habla sobre ella), y el terremoto emocional que provoca en sus víctimas (los hombres)

La subordinada temporal marca un punto de inflexión en la historia, el momento en que se produce un giro de los acontecimientos: Hasta que una noche, con rabia de celos, a la Zarzamora pillaron llorando. De ser ella la causante del dolor (culpable), ha pasado a ser objeto afectado (víctima). De sufrir a los demás, a ser sufridora. De ver llorar a otros, a llorar ella.

El final de la primera estrofa sirve, a su vez, de introducción a la segunda parte de la historia. Vemos a la protagonista llorando. No se concretan ni especifican los motivos de esas lágrimas. El espectador, curioso por naturaleza, se interesa por el estado de la muchacha. Quiere saber más de la historia, y dar solución el enigma: ¿Por qué llora la protagonista? ¿Qué le ha pasado para que alguien tan altanera y orgullosa acabe hundida en la miseria?

El uso de palabras que connotan sufrimiento, pena y dolor (rabia, celos, llorando) captan la atención del lector. Lo lacrimógeno es un elemento novelesco, morboso y efectista que atrae la curiosidad de la gente. Cuando vemos a alguien sufriendo, queremos saber los detalles que han provocado ese sufrimiento

En el estribillo, mediante la interrogación retórica, el narrador plantea el enigma: ¿Qué tiene la Zarzamora que a todas horas llora que llora por los rincones, ella que siempre reía y presumía de que partía los corazones

Para responder a esta pregunta, el receptor debe escuchar la canción entera. Si queremos satisfacer nuestra curiosidad (saber los motivos de este cambio: de ser causante del dolor a víctima), no debemos despegarnos de la copla, como si estuviéramos en una telenovela que se corta en el momento más emocionante.

El uso de expresiones reiterativas (llora que llora), hiperbólicas (a todas horas) y la antítesis entre el contexto de alegría y orgullo (cuando ella se burla de los hombres) y la situación de dolor (cuando ella es la que llora) intensifican el dramatismo, engordan el morbo, y por ende, refuerzan la captatio benevolentiae del oyente

En la segunda parte del estribillo se desvela el motivo de esas lágrimas: ella se enamora de un hombre, y al parecer, este no le corresponde como a ella le gustaría: De un querer hizo la prueba y un cariño conoció que la trae y que la lleva por la calle del dolor.

La personificación del sentimiento amoroso (un cariño […] que la trae y que la lleva) y la metaforización de la pena (la calle del dolor) configuran el nuevo estado anímico de la protagonista, que ha pasado de la dicha a la desdicha.

Los sustantivos abstractos (amor, dolor) son tratados como si fueran concretos y materiales.

Una vez se conoce la causa del sufrimiento de la protagonista (desengaño amoroso), hay que seguir profundizando en el asunto. Lo siguiente es saber quién es ese hombre del que se ha enamorado la Zarzamora (ponerle cara, nombres, apellidos, oficio…).

Como veis, el narrador presenta la historia a cuentagotas, de lo general a lo particular, de lo abstracto a lo concreto, enseñando los detalles poco a poco, como si estuviéramos viendo un culebrón de sobremesa. La historia hay que dosificarla, creando la intriga necesaria. Una trama tan jugosa y morbosa para el gran público no se puede vomitar de golpe. Hay que saber gestionarla y administrarla para que el receptor vaya entrando en la atmósfera, fomentando su curiosidad, como a un niño al que le cuentas un cuento

A medida que avanza el argumento, las ganas de saber más del receptor aumentan. El narrador juega a poner los dientes largos a la gente.

La curiosidad que tiene el receptor en este punto es la misma que tienen los trabajadores del café, que también conocen a la historia y son testigos de lo que ocurre.

Por eso, la voz narrativa hace referencia a las ganas que tiene el personal del café en poner cara a ese hombre: Los flamencos del colmado la vigilan a deshora, porque se han empestillado en saber del querer desgraciado que embrujó a la Zarzamora

La presencia de verbos de percepción/cotilleo (vigilar, saber) y dialectismos andaluces (empestillar, que significa empeñarse en hacer algo) están relacionados con ese afán del oyente por indagar en la historia, y saber más.

El amor se concibe como una fuerza irracional, cuasi mágica, que escapa de nuestro control y es propio de un mundo fantástico. De ahí que se utilice el verbo embrujar. Este posee connotaciones de misterio, pues el sentimiento amoroso no responde a leyes y es caprichoso, como el poder de una bruja o un mago. La gente queda maravillada con los hechizos de estos seres extraordinarios, pero también fascinados, al no conseguir darles una explicación lógica.

Al comienzo de la segunda estrofa el avance de la historia se estanca. No conocemos nuevos datos y detalles: mas nadie daba razones ni el intríngulis sabía de aquella pena traidora.

La copla vuelve al tono descriptivo de la primera parte. Vemos a la mujer cantando, como al inicio de la canción, pero esta vez el ambiente resulta melancólico y enrarecido. La tristeza de la protagonista se contagia al entorno y se extiende a toda la escena: cuando sonaban las doce una copla de agonía lloraba la Zarzamora

La aparición de un nuevo personaje en escena (una mujer que llega al café para hablar con la Zarzamora) da un nuevo giro a la historia, que nos permitirá añadir nuevos datos a la trama para completar el enigma: Pero una noche al Levante y olé fue a buscarla una mujer.

El narrador se presenta como un testigo, que está asistiendo en directo a la conversación entre la protagonista y la misteriosa mujer.

Al tratarse de un diálogo de contenido privado, que se desarrolla en un lugar público y concurrido, es difícil enterarse de la totalidad de su contenido. Pensad en la situación: un café lleno de clientes, ruido, mucha gente hablando a la vez. Se supone que la mujer y la Zarzamora hablarían en un tono de voz más bajo, para mantener la discreción y evitar que los demás se enteraran. Los nervios y la tensión provocan que la dicción no sea perfecta. El narrador testigo lo tiene muy difícil para captar todos los detalles de la plática.

En un lugar tan masificado como una café es imposible seguir una conversación ajena: Cuando la tuvo delante y olé se dijeron no se qué. La voz poética no ha conseguido enterarse del contenido del parloteo.

No obstante, atando cabos, se puede deducir que el hombre del que se ha enamorado la protagonista está casado, y esa mujer que acaba de llegar al café y está hablando con la Zarzamora es la esposa. La mujer ha venido a tratar este asunto con la protagonista.

Nunca sabremos exactamente el matiz del coloquio (si la mujer ha advertido, rogado, amenazado, aconsejado…). Lo que sí tenemos claro es que, tras esta conversación, la Zarzamora quedará tocada emocionalmente, y proyectará su pena y tristeza en las canciones del café: De aquello que hablaron ninguno ha sabido mas la Zarzamora lo dijo llorando en una coplilla que pronto ha corrido y que la gente la va publicando.

Las personas que se dedican al mundo del espectáculo pueden apoyarse en emociones reales para dar fuerza dramática a sus interpretaciones. El dolor que siente la Zarzamora tras enterarse de que ese hombre está casado, lo puede llevar al tablao y hacer que sus números sean mucho más creíbles y sinceros.

En el segundo estribillo, se vuelve a plantear el enigma: ¿Qué tiene la Zarzamora que llora…? Ahora sí tenemos los datos suficientes para reconstruir la historia y conocer los verdaderos motivos de la pena de la protagonista, la cual toma la palabra y habla en primera persona: Lleva anillo de casado, me vinieron a decir

El anillo es una metáfora de la unión cristiana, pues ese hombre ya está casado con otra persona. Mediante el estilo directo (lleva anillo de casado), la Zarzamora alude a esta conversación que tuvo con la mujer, pero sin entrar en detalles y matices. Lo resuelve con una oración transitiva simple.

El momento más morboso de la historia (cuando se entera de que el señor está casado) se despacha en cinco segundos. Se crea una atmósfera morbosa a lo largo del tema, pero se atenúa el morbo al final. Es una forma fina y elegante de contar una historia de tono culebronesco, sin indagar en detalles morbosos, pero utilizando los mismos mecanismos del culebrón para atraer la atención y engatusar al receptor.

De hecho, el uso de la oración impersonal (me vinieron a decir), reduce ese morbo ya que quita importancia narrativa al personaje de la supuesta esposa. Para la Zarzamora es una vergüenza que hayan ido a buscarla al café donde trabaja para decirle algo así.

El hecho de enamorarse y mantener relaciones con un hombre casado genera dilemas y cargos de consciencia en la cantaora: Que publique mi pecado y el pesar que me devora. La personificación del remordimiento (me devora) acentúa su poder de destrucción, ya que el cargo de conciencia le atormenta y no le deja vivir con normalidad, pues no para de darle vueltas a la cabeza de lo que ha hecho: se ha metido en medio de una relación y la ha roto.

Tened en cuenta que esto genera desprestigio y escándalo en sociedades conservadoras como la de los años 40, que estaba muy influida por el pensamiento católico. Está mal visto meterse en medio de un matrimonio cristiano: Y que todos me den de lado al saber del querer desgraciado que embrujó a la Zarzamora. Ya lo veíamos en el Romance de la otra: ser la querida te convertía en una desgraciada y en una apestada social.

Métricamente se trata de un tema irregular en el cómputo silábico, ya que alterna versos de arte mayor (de 11, 12, 15 y 16 sílabas) con otros de arte menor (5, 8 sílabas).

Cada una de las dos estrofas está formada por la unión de estos tres esquemas métricos

-16A 8b 16A 8b

-11A 8b 11A 8b

-12A 12B 11A 12B (serventesio)

Los estribillos constan de las siguientes estructuras:

-8a 5a 10B 8- 15B

-8a 8b 8a 8b (cuarteta)

-8a 8b 8a 10 A 8b (si el cuarto verso hubiera sido de arte menor, estaríamos ante una quintilla perfecta).

Los esquemas métricos utilizados en esta composición no son habituales en la literatura española. La presencia de oles, además de reforzar el ritmo y la musicalidad, guardan cierta conexión con el contenido de la copla, ya que la protagonista es una cantante, y cuando una persona nos deleita con su voz, los espectadores la jalean y la elogian con el ole


jueves, 28 de octubre de 2021

Carmen de España: una mujer de sangre caliente

En esto de la copla, podemos aplicar la famosa máxima de que cada maestrillo tiene su librillo.

Algunas tonadilleras sobresalieron por su técnica vocal, por su capacidad de afinar, por sus modulaciones líricas, y por su forma de interpretar intuitiva y natural, sin excesos. Daban el matiz adecuado a cada situación dramática, empleando únicamente el aparato fonador en su máxima pureza, sin afectaciones. Es el caso de Concha Piquer.

 Otras nos cautivaron por su peculiar timbre tan distintivo (Gracia Montes, Juana Reina) o por su capacidad de ornamentar y hacer giros efectistas (las copleras flamencas como Rocío Jurado).

 Otra opción fue la línea del dramatismo, la gestualidad, la barroquización escénica. Ser cantante de copla incluye también ser actriz, como le pasaba a Marifé de Triana en su última época

 En la década de los 50 surgió en España una generación de jóvenes intérpretes de copla, que a lo mejor no tenían una voz prodigiosa, pero sí consiguieron encontrar su hueco en el mercado musical, gracias a su sensualidad, belleza y aptitudes cinematográficas. Es el caso, de Paquita Rico o Carmen Sevilla.

 De jóvenes, estas señoras tenían una presencia escénica brutal, se comían la cámara e irradiaban mucho ángel. Aunque eran más actrices que cantantes, aportaron sello propio a la canción española. Por eso, merece la pena que les dediquemos un hueco en el blog.

 Hoy analizamos uno de los pasodobles más conocidos del repertorio. Fue compuesto en el año 1952, en principio, para la voz de Juanita Reina, en su espectáculo El puerto de los amores

Sin embargo, la versión más emblemática y exitosa llegaría tres años después, de la mano de Carmen Sevilla en su película Requiebro. Hoy os traigo Carmen de España



Yo soy Carmen la gitana,

cigarrera de Sevilla.

Y a los guapos de Triana

hago andar en coronilla.

Pero no es verdad la historia

que de mi escribió un francés,

al que haría en pepitoria

si yo lo volviese a ver.

Iba a servirme de camafeo

si atravesara los Pirineos.

 

Carmen de Espana, manola.

Carmen de Espana, valiente.

Carmen con bata de cola

pero cristiana y decente.

No se quien fue el El Escamillo

ni tampoco don Jose

y no manejo el cuchillo

ni a la hora de comer.

Tengo fuego en la pestanas

cuando miro a los gache.

Yo soy la Carmen de Espana,

y no la de Merime,

y no la de Merime.

 

Me han cantado en el teatro

lo mismo que a la Traviata,

mas le aviso a mas de cuatro

que voy a meter la pata.

Pues me tiene hasta los pelos

que ande suerta por hay

una Carmen de camelo

que no se parece a mi.

De los pinreles a la peineta

yo le zumbaba la pandereta

..........................................................................

La canción está construida desde la óptica de la sátira. La sátira es un género literario que nos permite criticar algo o a alguien mediante elementos humorísticos y burlescos, con el objetivo de ridiculizarlo.

Por eso, estamos ante un poema que busca sacar la sonrisa del receptor, hacerle pasar un rato divertido, y a la vez, lanza pullitas contra la realidad, enmascarando lo negativo en una atmósfera de simpatía.

En este caso, se trata de una mofa hacia lo foráneo, hacia lo extranjero (especialmente lo francés), y una exaltación de lo español, estableciendo una comparación entre la mujer gala y la mujer castellana, basándose en prototipos o arquetipos de la sabiduría popular, que rozan la caricatura.

-La mujer francesa está representada por una dama famosa llamada Carmen, que es la protagonista de la conocida ópera Carmen (de Georges Bizet), la cual se inspira en una novela del siglo XIX de un autor francés llamado Prosper Merimée. A lo largo de la composición se alude a este novelista galo y a este personaje literario.

¿Y cómo es esta Carmen de Merimée? Representa a la mujer culta, discreta, elegante, puritana, sumisa, indefensa, recatada, delicada, de modales exquisitos, que hace todo bien, que cumple con los protocolos y normas de saber estar, hace lo que la sociedad espera de ella. Esta perfección la convierte en una mujer fría, anulada, insulsa, sin personalidad, poco pasional, sin sangre en las venas.

En realidad, el poema es una crítica a la sociedad francesa y sus convencionalismos absurdos que condenan a la mujer a no desarrollar su verdadero yo y a convertirse en una oveja más del rebaño, esclava de la opinión pública.

-La dama española está representada por otra señora que también se llama Carmen, la cual es un trasunto de la mujer popular andaluza. No es una Carmen famosa, sino una Carmen anónima, de la calle, del pueblo.

No es tan exquisita, educada, finolis, culta y obediente como la francesa, pero se siente más feliz, más viva, más pasional, más humana, ya que dice lo que piensa, y no se deja llevar por lo políticamente correcto y por las costumbres sociales establecidas.

Tanto protocolo y tanta regla lo único que hacen es anular a la persona y no dejar que esta se realice. Carmen constituye la voz poética (que habla en primera persona)

Representa la garra y el carácter de la mujer española, la cual no se deja dominar por nadie, no necesita protección (es una señora valiente, capaz de enfrentarse al mundo), y ve absurdas ciertas convenciones sociales (que el hombre sea el que se declare a la mujer y no al revés, que la mujer tenga que servir al hombre y no al revés…).

Resulta curioso que en pleno franquismo se cantara una copla en la que la protagonista manifieste una mentalidad tan abierta y disconforme con las pautas establecidas. Si Carmen representa al prototipo de mujer española, esto significa que todos esos rasgos tan modernos y liberales de su pensamiento, se extienden al resto de hembras de nuestro país. España está llena de Cármenes. Todas las féminas ibéricas son como ella.

En este pasodoble se insinúa que la mujer franquista es avanzada, independiente, autónoma, decidida, dominante, pasional, rebelde ante ciertas costumbres, mientras la francesa está chafada a la antigua, pasada de moda, atrapada en sus convencionalismos sinsentido y encorsetada/sometida a las normas sociales.

Realmente, esto no se corresponde con la realidad. La dama española de Posguerra no es tan abierta como muestra la canción. Todo lo contrario: la descripción que se hace de la mujer francesa es la que podría aplicarse a la fémina española, ya que el franquismo siempre defendía a la hembra elegante, callada, sumisa, discreta, ama de casa, que sirve al marido, que cría a los hijos, sabe comportarse, no cobra excesivo protagonismo, está en un segundo plano…

Tened en cuenta que este tema tiene un fuerte componente patriótico, y cuando estamos en la esfera del nacionalismo, es normal edulcorar y maquillar la realidad, con el fin de dar una visión aparentemente positiva de nuestro país a los demás. Queda muy bonito decir, de cara a la galería, que la mujer española es innovadora, libre, de una mentalidad coherente a los tiempos que corren, que no necesita a nadie para ser ella, que tiene gracia y salero, que puede mostrar sin tapujos sus encantos al hombre…

El concepto de modernidad posee connotaciones positivas de cara a la imagen que los demás tienen de nosotros. Ser moderno significa estar a la última, llegar a la cima de la vanguardia, ser alguien con ideas avanzadas, desterrar el pasado, no quedarse estancado, crear nuevas normas. Está ligado a la idea de progreso, evolución, mejora, desarrollo o prosperidad, que son conceptos que están bien vistos por los pueblos

Si se quiere dar una visión digna y elogiosa de nuestro país, nada mejor que mostrar a Carmen de España como una mujer moderna. El autor crea una fachada aparentemente encantadora de la nación castellana.

El concepto de antigüedad, por el contrario, posee connotaciones negativas de cara a la imagen pública. Ser antiguo significa anclarse al pasado, no estar a la moda, aferrarse a las mismas costumbres y pautas sociales sin cuestionar nada, no mejorar, tener ideas que no se corresponden con los nuevos contextos vitales. Todo esto está mal visto socialmente

Si se quiere dar una visión negativa y peyorativa del país vecino, nada mejor que mostrar a Carmen de Merimée como una mujer antigua y conservadora

La copla juega con las connotaciones, es decir, con las impresiones y sensaciones subjetivas que proyectan los conceptos sobre la opinión popular. Se supone que una mujer moderna (de espíritu libre, no lo confundáis con libertina) cae mejor que una antigua (atada a convenciones absurdas)

Sin embargo, una cosa es la teoría, hablar de boquilla (decir a los demás que somos modernos es muy guay), pero otra diferente es la práctica, la realidad (la España franquista no es tan moderna por mucho que digamos a los demás que lo somos).

Yo esta copla la interpreto como un mecanismo manipulado de propaganda (intentar vender una imagen de España que no es), envuelta en un halo de comicidad y sátira.

Evidentemente, no se puede generalizar, ya que hay casos y casos, pero en esta época había muy pocas Cármenes de España, y muchas Cármenes de Merimée en nuestro país. Lo que pasa es que a la hora de piropear a una nación, hay que quedarse con lo que superficialmente resulta más atractivo, potente y efectistas (ser moderno).

El término liberal causa más sensación y positividad (subjetivamente) que el término conservador. Y al enemigo (Francia) se le dejan los adjetivos peyorativos para construir la caricatura

En los primeros versos la protagonista se presenta en primera persona, mediante un yo enfático (Yo soy Carmen).

El personaje no solo se identifica por su nombre (Carmen), raza (gitana) y profesión (cigarrera, que es alguien que hace tabaco), sino también por su procedencia, por sus raíces, por su lugar de origen, partiendo siempre de lo local (Sevilla) y concreto (Triana, famoso barrio de la capital andaluza) hasta lo general/nacional, en el estribillo (Carmen de España).

Tened en cuenta que Carmen se siente orgullosa de su nación, de su casta, y de su oficio, y no se avergüenza de ello. Al fin y al cabo, la canción está hecha desde la perspectiva del elogio nacional.

La presentación de la protagonista se realiza mediante acumulación de aposiciones, es decir, sustantivos que complementan a otros sustantivos: Carmen, la gitana, Carmen, cigarrera de Sevilla.

A la hora de analizar esta copla hay que tener en cuenta que la Carmen de España es la antítesis de la Carmen de Francia. Por tanto, basándonos en la descripción que el autor hace de la dama castellana, es posible hacer una reconstrucción de la mujer gala.

La caricatura francesa no es explícita, sino que se desprende de una manera indirecta, intuitiva e imaginaria, a partir de la caricatura hispana. Solo hay que polarizar y oponer los rasgos de la Carmen de España para tener una caracterización de la Carmen del país vecino

Por tanto, se trata de una caricatura hecha desde la óptica de la deducción, de la razón y de la suposición, y no tanto de lo superficial y explícito. Hay que girar los rasgos de la caricatura ibérica 180 grados para llegar al retrato de la mujer foránea. Y eso solo lo puede hacer el receptor empleando mecanismos hipotéticos y de sentido común. Es una caricatura ad sensum

La Carmen de Merimée se concibe como una mujer sumisa y débil, que se limita a obedecer y seguir las indicaciones que el hombre dispone. Jerárquicamente, está en una posición de inferioridad respecto al varón, ya que no tiene capacidad de decisión y voluntad.

Lo único que puede hacer es callar, asentir, y vivir para/por el marido (darle de comer, lavarle la ropa, darle cariño y atención…). Dentro de una relación, es la que tiene que realizar el esfuerzo mayor

La Carmen de España, por el contrario, es una mujer que lleva la voz cantante, toma siempre la iniciativa y no va a permitir que ningún hombre sea más que ella: Y a los guapos de Triana hago andar en coronilla.

Como veis, ella se sitúa en una posición de superioridad respecto al varón. Son los hombres los que tienen que currárselo y someterse a los caprichos de la mujer. Ahora, ella es la que manda.

Andar de coronilla es una expresión coloquial que significa esforzarse, esmerarse, dejarte los sesos, afanarse: los hombres van a tener que trabajar mucho para ganarse a la amada. Antiguamente, la mujer no podía elegir a su amado. Los casamientos eran por imposición familiar o conveniencia, ya que eran los padres los que decían con quién debía pasar la hija el resto de su vida. La Carmen de España rechaza esta convención social añeja y es ella la que decide, manda y disfruta del cortejo amoroso.

En ciertas sociedades, es de mal gusto que la mujer tome la iniciativa en los diferentes eventos sociales y sea ella la que dé órdenes al marido. Para los varones es un deshonor y una humillación que una fémina pase por encima de él, sobre todo en público. De ahí que surjan términos como calzonazos (el marido que se deja dominar por la esposa), o expresiones como “la mujer es la que lleva los pantalones en casa” (la persona que manda y domina en la familia)

A la protagonista se le pasa por el forro esta convención social, y ella misma se pone por encima de los machos, los tiene dominados.

Carmen no se deja llevar por las costumbres establecidas, ya que resultan absurdas, arbitrarias, y no tienen sentido. ¿Por qué es la mujer la que tiene que asumir, porque sí, el rol de débil e inferior?

De ahí que lance un ataque humorístico al autor de la Carmen francesa: Pero no es verdad la historia que de mí escribió un francés, al que haría en pepitoria, si yo lo volviese a ver.

La ofensiva es puramente cómica: contamina lo foráneo (francés) con un elemento de la tradición y cultura hispánica (pepitoria). La pepitoria es un tipo de guiso castellano que consiste en mezclar el caldo de carne con almendras, pan y yema de huevo duro

Se aplica un proceso de cosificación sobre Merimeé, ya que estamos tratando a una persona (el autor de la Carmen francesa) como si fuera un objeto: Haría en pepitoria, me serviría de camafeo si atravesara los Pirineos.

Un camafeo, para los que no lo sepáis, es una figura tallada en relieve en una piedra preciosa.

Las pequeñas alteraciones sintácticas dotan a la canción de musicalidad, además de crear cierta atmósfera lúdica y juguetona: la historia que de mí escribió un francés/ la historia que un francés escribió de mí.

En este caso, hay un hipérbaton, ya que el complemento regido (de mí) se adelanta al verbo (escribió). El sujeto (un francés) se pospone.

En primera posición oracional está el referente castellano: de MÍ... Detrás de este pronombre está Carmen de España. En el inicio de oración está siempre el elemento importante, el que más resalta, el protagonista. En sintaxis se denomina tema.

En última posición oracional está el referente galo (escribió un FRANCÉS). Al final de frase se relegan los elementos menos importantes, los secundarios, los que menos brillan. En sintaxis se denomina rema.

Fijaos cómo en el orden de los sintagmas, la voz lírica no da puntada sin hilo. Primero lo español, y al final lo francés.

La fluidez de ideas se consigue gracias a la subordinación sintáctica, que permite penetrar y profundizar en las diferentes estampas. Hay oraciones de relativo (un francés al que haría en pepitoria, la historia que de mí escribió un calé), condicionales (si yo lo volviese a ver, si atravesara los Pirineos) y coordinadas (yo soy Carmen…y a los guapos de Triana…).

El estribillo es una reivindicación del carácter de la hembra española. El antropónimo coloquial apreciativo (Manola) marca las raíces populares de la protagonista.

El término Manola designa a una moza de los barrios de Madrid, que se distingue por su traje de chulapa y su carácter desenfadado y saleroso.

Carmen, al igual que otras muchas, pertenece a una familia humilde, trabajadora, de los arrabales. A pesar de las dificultades que supone pertenecer al pueblo llano, tiene una visión de la vida festiva y alocada.

Por otro lado, la protagonista se califica a sí misma de valiente. Está en contra de la convención de que la mujer es débil en la sociedad, y de que hay que protegerla y cuidarla, teniéndola entre algodones, para que no le pase nada malo. Carmen piensa que la hembra puede defenderse por sí misma y no necesita vigilancias ni atenciones, y ella sola puede enfrentarse al mundo.

La muchacha se muestra orgullosa de ser española, haciendo alusión a la vestimenta típica andaluza (Carmen con bata de cola).

La anáfora distribuye los diferentes rasgos de su personalidad (Carmen de España, Manola/ Carmen de España valiente/Carmen con bata de cola, pero cristiana y decente).

El hecho de ser valiente, de no ser sumisa, de tener carácter, de enfrentarse a estas tradiciones establecidas y de ser ella la que domine, no quiere decir que sea mala persona, ni una fresca, ni una pecadora, ni una repudiada. De ahí que utilice adjetivos morales (cristiana y decente)

Carmen, lo único que reivindica, es ser ella misma, desarrollarse como persona, actuar con naturalidad, sin barreras, sin tapujos, hacer lo que le sienta y le guste mientras no haga daño a los demás. Esto no es incompatible con las normas éticas básicas.

La libertad es posible dentro de un contexto de orden y sentido común. Se puede ser moderno, y a la vez, seguir la tradición moral conservadora: tener familia, ir a misa, ser fiel. Una cosa no quita a la otra.

Recordad que estamos en los años 50, y la dictadura no permitiría que la protagonista de una copla defienda el libertinaje. Ella sostiene ciertas libertades (que la mujer tenga carácter, se enfrente por ella misma a ciertas situaciones, esté en contra de algunos convencionalismos machistas), pero dentro de unos límites. De ahí que aluda a la decencia y al cristianismo.

Se puede decir que es una fémina avanzada para ciertas cosas, pero no rompe con el sistema establecido. No se trata de ser tan rígida, tan mecánica ni tan perfeccionista como la mujer francesa, pero tampoco llegar a una situación de libertinaje y anarquía.

Es posible compatibilizar el decoro y la escrupulosidad con la autorrealización personal y la conjuración de la propia identidad

A pesar de este espíritu reivindicativo, en la práctica, muy pocas mujeres españolas se atrevieron a dar el paso y ser ellas mismas.

El yo poético piensa que no hace falta tener cultura o educación para ser una persona digna: No sé quién fue el Escamillo ni tampoco don José y no manejo ni el cuchillo a la hora de comer.

La muchacha no tiene el nivel ni la formación académica suficiente para saber cosas como que el Escamillo y don José son personajes de la ópera Carmen. ¿Para qué te sirve saber esos datos? ¿Tienen alguna utilidad?

La protagonista está lanzando una pullita al sistema educativo tradicional, basado en memorizar datos e informaciones sin sentido.

Además, rechaza lo francés y se aleja de todo lo que tiene que ver con el país vecino (El Escamillo y Don José son personajes de una novela francesa escrita por Merimée). No se pierde nada por no conocerlos jejjee

Un estereotipo bastante arraigado en España es el hecho de asociar a la mujer francesa con la exquisitez y los buenos modales en la mesa. Todos nosotros tenemos en mente a esa dama bien vestida, elegante, que maneja con finura y delicadeza los cubiertos, no habla con la boca llena, no hace ruido al comer, no se mancha…

En cambio, la Carmen española se jacta de no utilizar la cubertería en el almuerzo. Es otra pullita a las convenciones, en este caso a las domésticas (al final, con tanto protocolo, no disfrutas de la comida, ya que estás más pendiente de no cagarla en la mesa que de los alimentos que estás ingiriendo).  

La pulla induce una imagen caricaturesca y humorística en la mente del espectador. Si la chica dice que no maneja el cuchillo: ¿Cómo corta los alimentos? ¿Comerá con la mano Carmen de España? jejjeje

Este tipo de convenciones no deberían servir para hacer juicios de valor a una persona. Un ser humano se mide por su calidad moral, por su personalidad, y no por sus conocimientos culturales o por su forma de comer.

Otro tópico que se tiene de la mujer francesa es la discreción. Queda muy feo que una muchacha irradie a los cuatro vientos su estado sentimental. No está bien hablar de tus intimidades y dar detalles sobre tu vida amorosa a los demás. Lo políticamente correcto es callarse y no mostrar signos de enamoramiento. Si una mujer le gusta un hombre, lo estipulado es no hacer nada y esperar a que el hombre dé el primer paso, intentando conquistarla y cortejarla

Ver a una mujer detrás de un varón, con signos evidentes de que ella está calada por los huesos de él (mediante provocaciones sensuales o estéticas) es una escena de mal gusto en ciertas sociedades conservadoras. Lo normal es que sea él el que vaya detrás de ella.

La Carmen de España también está en contra de eso. A ella le gusta irradiar la pasión por todos los lados, y mostrar abiertamente sus signos de amor: Tengo fuego en las pestañas cuando miro a los gachés

El amor no es algo que hay que callar. Todo lo contrario: es una experiencia preciosa. El fuego, desde el punto de vista del lenguaje de la mística, es símbolo de la pasión amorosa, que enriquece espiritualmente al hombre y da sentido a su existencia. Por eso, es innecesario esconderlo u ocultarlo.

La palabra gaché pertenece al lenguaje caló (habla gitana) y significa hombre andaluz.

Finalmente, el estribillo concluye con unos versos de autoafirmación, de refuerzo, en los que la protagonista deja clara su condición, su identidad, su carácter pero también lo que no es, lo que no quiere, lo que no le identifica: Yo soy la Carmen de España y no la de Merimée. La expresión es clara, rotunda, contundente, precisa, concisa, sin necesidad de complicar la sintaxis.

La mujer española no debe ser como la Carmen de Merimée: los convencionalismos nos impiden ser felices.

En la segunda estrofa, continúa la declaración de intenciones del yo poético.

En primer lugar, el hecho de que una persona tenga una mentalidad abierta y esté en contra de ciertas costumbres, no quiere decir que valga menos que otra que esté dentro de lo convencional, de lo políticamente correcto. De hecho, Carmen se exalta a sí misma con una comparación: Me han cantado en el teatro lo mismo que a la Traviata. Se pone a la misma altura que un personaje de cierta fama y prestigio, propio de un ámbito cortesano, como es la Traviata, de la ópera de Verdi.

La protagonista no se considera rara o marginada por pensar así. Puede tener muchos seguidores y defensores. Es una forma diferente de ver la vida, lejos de la convencional, pero igual de válida. A ella no le gusta que se le menosprecie e infravalore.

Por eso se codea con la Traviata: puede llegar a ser tan “importante” como esas señoras de modales exquisitos y presencia elegante que leemos en las novelas francesas

Resulta curioso que una mujer de clase popular, se autocoloque al mismo nivel que un personaje de alta alcurnia.

En segundo lugar, ella misma se considera una persona imperfecta, que comete errores. Equivocarse es un acto natural, que forma parte de la naturaleza humana. Y la gente que de verdad te quiere, aceptará tus fallos.

Un ser que busca la perfección, es decir, cumplir con lo que la sociedad le pide (como la Carmen de Merimée) nunca llega a ser feliz, ya que está más pendiente de lo que piensan los demás, para agradar a la gente, que en satisfacer sus propias pasiones

El espíritu imperfecto se manifiesta en los siguientes versos: Mas le aviso a más de cuatro que voy a meter la pata.

La conjunción adversativa (mas) le da un toque añejo y solemne al discurso. Esto contrasta con la locución coloquial (meter la pata). En una misma frase alterna matices lingüísticos arcaicos con otros totalmente informales, de andar por casa.  

La protagonista vuelve a demostrar su rechazo hacia la Carmen francesa mediante expresiones que acarician cómicamente lo vulgar, pero a última hora da un giro para no ser malsonante: Pues me tiene hasta… los pelos que ande suelta por ahí una Carmen que no parece a mí.

El marcador conversacional (pues) introduce esa salida de tono, ya que la protagonista parece enfadada y quiere justificar su animadversión hacia la otra Carmen. Para la voz poética, ser confundida con el personaje de Merimée es un desprestigio, ya que las dos Cármenes son totalmente opuestas. Para la Carmen de España es una ofensa que se le atribuyan falsamente cualidades contrarias a ella.

Imaginad que vosotros no sois envidiosos, y hay una persona que os considera envidiosos (aunque no lo seáis). Eso resulta molesto, ya que la envidia es una cualidad negativa de cara a la imagen pública y es deshonor que os asignen ese rasgo delante de todos (aunque no lo tengáis)

A la Carmen de España le pasa lo mismo: le sienta mal que la sitúen en la esfera de lo conservador y lo rancio, cuando ella es moderna y de mentalidad abierta. Es un atentado contra su honor, su prestigio y su dignidad.

Los juicios de valor de la protagonista se sitúan en la frontera entre el buen y el mal gusto, entre la buena y la mala educación, rozando lo vulgar y lo políticamente incorrecto: De los pinreles a la peineta, yo le zumbaba la pandereta. Pinrel es una palabra coloquial que significa pie

Las estrofas están formadas por la unión de dos cuartetas octosilábicas en las que el primer verso rima con el tercero y el segundo con el cuarto (8a 8b 8a 8b). Están rematadas por un pareado final decasílabo (camafeo/Pirineos, peineta/pandereta).

El estribillo está formado por la unión de tres cuartetas de ocho sílabas. (8a 8b 8a 8b)

Las rimas son siempre asonantes, salvo en tres ocasiones: camafeo/Pirineos, francés/ver José/comer.


martes, 19 de octubre de 2021

Tientos del viento: ¿Qué ocurre cuando te comen la cabeza con bulos sobre la persona que quieres?

Después de la incursión en el género de la revista que hicimos ayer, hoy toca volver a la copla más tradicional, con un bonito tema de Marifé de Triana del año 1959. Se titula Tientos del viento. Fue interpretado en su espectáculo Carrusel de España

Para los que no lo sepáis, los tientos son una subvariedad o modalidad del flamenco. En este caso, se trata de un cante flamenco influido por el ritmo del tango.



Tientos del viento …, del viento,

que al silbar en mis cristales,

me envenenó el pensamiento

con las ducas más mortales.

 

La calle está sola,

sin una farola en la madrugá;

y el aire va y viene

grabando en mi sienes una puñalá.

 

Las palabritas que te dijo esta tarde

no son, sentraña, más que palabritas.

Que son las mismas que repite, cobarde,

tanto a las feas, como a las bonitas.

 

Recuerda morena que su juramento,

como está hecho de polvito y arena,

polvito y arena,

se lo ha llevaito el viento.

 

Tientos del viento …, del viento,

que creí de tal manera;

no imagine que era cuento

lo aquel hombre dijera.

 

Mi calle está sola,

sin una farola en la madrugá;

Aquel mozo bueno

dejó mi terreno pa siempre jamás.

 

Las palabritas que te dijo esta tarde

no son, sentraña, más que palabritas.

Que son las mismas que repite, cobarde,

tanto a las feas, como a las bonitas.

 

Recuerda morena que su juramento,

como está hecho de polvito y arena,

polvito y arena,

se lo ha llevaito el viento.

.......................................................................

La protagonista de la copla es una muchacha que acaba de romper con su amado. ¿El motivo? Las malas lenguas de la gente, que no paran de meter cizaña a la chica sobre su amado: que no es trigo limpio, que le está engañando, que le gusta rondar a otras chicas, que no le hace ningún bien…

Todas estas habladurías y chismes provocan inseguridades, miedos y celos en la mujer, los cuales afectan (negativamente) a su relación con el amado. Al final, se deja influir por los bulos que circulan por ahí, sin tener pruebas que demuestren la supuesta traición del chico.

¿El resultado? La chica, envenenada por los comentarios tóxicos de la gente, rompe con el novio.

Encontramos dos voces poéticas a lo largo de la canción:

-Una es la protagonista. Habla en primera persona, durante las estrofas, en un tono de lamento. Expresa pena, dolor, llanto, tristeza, aflicción, no solo por la ruptura con el novio (desamor), sino también por haber caído en el error de creerse a pies juntillas los rumores de la gente

-La otra voz es la de las malas lenguas, que reproduce las mentiras/chismes/enredos que intoxican a la protagonista, aprovechando su baja autoestima, y sembrando la semilla de la discordia en la pareja. Este runrún de la gente se localiza en el estribillo.

El título del poema refleja muy bien el contexto dramático: el viento es metáfora de aquello que se dice desde la malicia, circula de boca en boca, de esquina en esquina, no se sabe quién lo dice ni de dónde viene (como el aire en movimiento), llega a nuestros oídos, y si somos un poco inseguros, pone patas arribas nuestra vida.

Ver a una persona feliz genera envidia en la otredad. No es nada nuevo. La masa no se alegra de la dicha ajena: si yo tengo una vida de mierda, quiero que el vecino también la tenga, y por lo menos, mal de muchos, consuelo de tontos. Si la muchacha se encuentra radiante con el novio, vamos a plantar un poquito de mala hierba.

Evidentemente, la gente muestra una doble cara. Delante de tu persona, quieren lo mejor para ti, te desean todo lo bueno en la vida. Y si meten cizaña, lo hacen con disimulo, como queriéndote guiar/aconsejar/adoctrinar, en plan buen amigo: cuidado con tu novio. Yo te lo digo porque te quiero mucho y me duele que te hagan daño.

Los cizañeros se escudan en uno de los tópicos más explotados de la poesía del Barroco: una cosa es la apariencia, la fachada externa; y otra cosa muy diferente, la realidad. Ya lo veíamos con Ese hombre de Rocío Jurado. No es lo mismo PARECER que SER. Detrás de un envoltorio encantador y maravilloso se esconde un regalo defectuoso.

En este cliché literario se apoyan las malas lenguas: ten cuidado con el chaval. Aunque te prometa amor eterno, al final te engañará con otra

Al fin y al cabo, jurar con palabras es algo relativamente sencillo (todo el mundo puede hacer planes de ensueño, prometer el oro y el moro, dibujar un cuento de hadas, dar una visión idílica del amor hasta que la muerte nos separe…). Decir las cosas es tan fácil. Luego, hacerlas, es otra historia. Ya lo veíamos hace un año en Castillitos en el aire. Es tan difícil cumplirlo.

Las malas lenguas se han basado en un tema de peso para crear su bulo y desestabilizar anímicamente a la muchacha. Y encima, lo hacen bajo un falso halo de fraternidad. Está claro que no hay que dejarse aconsejar por la primera persona que veamos por la calle.

En la primera estrofa se crea un ambiente mortecino, degradado, grisáceo, melancólico, oscuro, muy del gusto romántico: La calle está sola sin una farola en la madrugá. Los sentimientos de pena y tristeza del yo poético, después de escuchar las habladurías de la gente (te va a engañar, esta con otra…) se proyectan en el paisaje. Por eso estamos ante un poema impresionista.

El viento aparece personificado con el objetivo de enfatizar la fuerza y el poder de los chismes sobre la mente humana: el aire va y viene grabando en mis sienes una puñalá.

La sien funciona como sinécdoque, ya que alude a una parte concreta del cuerpo (zona de la cara entre la mejilla, la oreja y la frente) por el todo (la cabeza, que es donde está el cerebro, órgano responsable de los pensamientos y de nuestra psiqué).

La reduplicación antitética (va y viene) crea un efecto de reiteración: las habladurías se prolongan en el tiempo, son constantes, diarias. La gente no para de meter mierda sobre el muchacho. Los comentarios van de boca en boca, llegan a la chica, y esta empieza a darle vueltas a la cabeza, provocándole un daño emocional: inseguridad, celos, miedos... La puñalá funciona como metáfora del daño mental que generan estos chismes a una persona de baja autoestima.  

El lenguaje y las imágenes alcanzan unos niveles de poeticidad increíbles, con detalles desgarradores, y a la vez, matices preciosistas. Tientos del viento que al silbar en mis cristales me envenenó el pensamiento.

El silbido representa la fuerza con que el viento (habladurías populares) llega a la chica. Los emisores de esas mentiras se preocupan de que ese aire contaminado alcance su destino, es decir, penetre en los oídos de la dama, para provocar el efecto deseado

El cristal es una metáfora de la fragilidad psicológica de la chica. Ya sabéis que el vidrio es un material que se rompe con facilidad ante cualquier estímulo. La mujer aparece quebrada (emocionalmente) fruto de los rumores escuchados sobre su novio.

Los chismes provocan una serie de obsesiones, disquisiciones mentales y pensamientos negativos y pesimistas en la voz lírica: Que me envenenó el pensamiento con las ducas más mortales.

El veneno representa aquello que es nocivo y perjudicial para nuestro cuerpo. En este caso, los rumores provocan una alteración en el pensamiento de la muchacha. Asistimos a un cambio mental/espiritual: de estar segura de su relación con el chico, a quererlo y desear un proyecto vital con él, ha pasado a estar insegura, celosa, con dudas…

El término duca procede del habla calé y significa pena, que es lo que siente la dama al imaginar que esos chismes pueden ser ciertos y materializarse en la vida real, es decir, que el novio le sea infiel con otra mujer.

El dolor anímico (mental) deriva en un daño físico (corporal), por influjo de la poesía de cancionero. De ahí la personificación del sentimiento (ducas mortales). La tristeza acaba convirtiéndose en una enfermedad que te mata por dentro y por fuera, en el alma y en el cuerpo.

En la segunda estrofa, la protagonista se lamenta de haberse creído el contenido de esos bulos: Tientos del viento que creí de tal manera. No me imaginé que era cuento lo que aquel hombre dijera.

El demostrativo (aquel hombre) da un carácter indefinido al agente de esos bulos. Solo sabemos que la mentira sobre el novio se la dijo alguien de género masculino, pero no se dan detalles de la identidad de este individuo. El yo poético no concreta quién es esa persona que se ha dedicado a meter mierda.

Por supuesto, esto da lugar a muchas elucubraciones: ¿Ese hombre que se ha dedicado a difamar del novio, lo ha hecho porque está enamorado de la protagonista y quiere que la pareja rompa? ¿Lo ha hecho por envidia o rivalidad? Nunca lo sabremos jejejjee

La inestabilidad anímica se expresa con una sintaxis engorrosa, compleja, con tendencia al rodeo.

Los complementos nominales y verbales no están desempeñados por sintagmas, sino por oraciones subordinadas adjetivas de relativo (tientos del viento que creí de tal manera), oraciones completivas con función de complemento directo (me imaginé que era cuento) y oraciones sustantivas de sujeto (era cuento lo que aquel hombre dijera)

De nuevo, se describe el ambiente sombrío y oscuro de la primera estrofa, reflejo del estado de perturbación emocional del yo poético: Mi calle está sola sin una farola

El desenlace de la historia es triste, ya que esos miedos e inseguridades provocados por las mentiras de algunos, acaban con la relación amorosa: Aquel mozo bueno dejó mi terreno para siempre jamás.

El terreno funciona como metáfora de la existencia humana. El hombre abandona la vida de la protagonista de forma definitiva. El doble adverbio temporal antitético (para siempre jamás) anula la posibilidad de solucionar el conflicto. No hay esperanzas para la reconciliación. La ruptura es irreversible.

Además, estas dos partículas de tiempo dan dramatismo al personaje femenino, pues enfatizan su misera emocional, ahondando en un estado de desamor, soledad y angustia eternos.  

El demostrativo “aquel mozo” (que expresa lejanía) crea un contraste con el posesivo en primera persona “mi terreno” (que expresa cercanía). Es una manera de representar bruscamente la separación y el final no feliz de la relación.

El hecho de aplicar un adjetivo positivo de enjuiciamiento moral a la parte masculina (hombre bueno), aporta un matiz de racionalidad, objetividad, lógica y autorreflexión en la voz femenina. En ningún momento la chica culpabiliza al hombre de lo ocurrido, ni le reprocha nada, ni muestra despecho hacia él. Todo lo contrario: nos lo presenta como una buena persona. La responsable es ella por creerse lo que la gente murmura sin cuestionarse nada

En el estribillo se reproducen las palabras textuales que salen de la boca de aquellos que se dedican a comer la cabeza a la muchacha, y le crean esa rayadura mental y ese estado de inseguridad: Las palabritas que te dijo esa tarde, no son más que palabritas.

Se trata de palabras lanzadas desde la malicia, pero con un tono de ternura y afectividad que convencen al que lo escucha, sobre todo si eres una persona influenciable. El uso del diminutivo (palabritas) crea una atmósfera de falsa cordialidad. Da la sensación de que quién las dice, lo hace para ayudar, cuando realmente busca acabar con tu felicidad.

El objetivo de los bulos es manipular la imagen del novio, que sea percibido por la chica como una persona frívola, superficial, con poco tacto, que va de flor en flor, que te dice cosas bonitas y luego te engaña y te hace daño: palabrita, que son las mismas que repite, cobarde, tanto a las feas como a las bonitas. En definitiva: les dice lo mismo a todas las mujeres con las que está.

El hecho de aislar sintácticamente el complemento predicativo entre comas enfatiza la cualidad (COBARDE), y da dureza y rotundidad a los juicios de la gente, criticando duramente al novio.

La antítesis (feas-bonitas) marca el carácter donjuanesco y sinvergonzón del hombre, al cual solo le interesa el aquí te pillo y aquí te mato, sin pensar en el dolor que puede causar

Los adjetivos están sustantivados, lo cual dota de un efecto coloquial a la expresión, que da naturalidad al fluir de las malas lenguas: las [mujeres] feas y las [mujeres] bonitas.

El embuste está muy bien construido y argumentado, sobre todo al final del segundo estribillo, con un notable carácter gongorino: Recuerda morena que su juramento, como está hecho de polvito y arena, polvito y arena, se lo ha llevaito el viento.

Góngora, en su famoso soneto “Mientras por competir por tu cabello…”, apostaba por un final trágico que generaba una angustia punzante en el receptor, ya que el destino del ser humano era la muerte: en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada.

Por muy bonita/bella/agradable/feliz que sea la vida, al final, todo el mundo va a acabar en el hoyo, en la no existencia, en la nada más absoluta, en la defunción. El hecho de que exista la muerte, quita encanto a la vida.

Por eso los barrocos fueron tan pesimistas. No conseguían disfrutar del placer mundano. Incluso llegaban a repudiar la propia existencia: la vida es dolor, tormento o calvario, ya que tiene un final. Al morirnos, el concepto vital no tiene sentido.

En eso se apoyan las malas lenguas para crear una imagen nefasta del chico. El amor se expresa con palabras y con hechos. La palabra, al igual que la existencia humana, tiene fecha de caducidad: una vez sale de nuestra boca, se evapora, se diluye en el medio. No queda reflejada en ningún sitio. El hecho de que no se registre, quita encanto al amor  

Por muy bonitas/celestiales/ maravillosas que sean las promesas y juramentos de amor (te querré para siempre, te adoraré hasta la muerte…), al final, se quedan en nada. Las palabras mueren.

Por eso, expresar el cariño con palabras es relativamente fácil, ya que no te compromete a nada. Tan solo hay que tener labia y poder retórico. En cambio, llevar a la práctica todo aquello que se promete es mucho más complicado. Es tan fácil hacer un discurso bonito y jurar amor eterno, y tan difícil cumplirlo!!!!!!!!!!!!!!!

La gente pretende contagiar a la protagonista del pesimismo barroco: que no goce del placer de amar, que repudie a la persona a la que tanto quiere, que llegue a ver el amor como un camino de espinas (ya que la pareja te puede engañar). En definitiva, que el sentimiento amoroso deje de tener sentido.

Las malas lenguas se dirigen a la protagonista con un vocativo sensual que sirve para engatusar y captar la atención de la chica (morena). Recordad que en la copla española, el prototipo de belleza femenina está en el color marrón de ojos y pelo. El diminutivo (polvito, llevaito…) contribuye al tono afectivo

Métricamente, las estrofas están formadas por la combinación de una cuarteta (8a 8b 8a 8b) y una cuasi copla, ya que el último verso es de arte mayor (8- 8a 8- 11A).

El estribillo está formado por un serventesio (11A 12B 11A 12B) y una estrofa de tres versos que no se adapta a ninguna de las estrofas clásicas (12A 12- 8a).

El final del segundo verso se repite en un efecto eco (polvito y arena).   

lunes, 18 de octubre de 2021

Gracias por venir (Lina Morgan): la canción que daba la bienvenida al espectador en cada show de la actriz cómica

Desde los tiempos de la Poética de Aristóteles (siglo IV a.c), el género dramático se ha dividido en dos grandes ramas: por un lado, la tragedia; y por el otro, la comedia. Tanto de lo cómico como de lo trágico, han nacido multitud de subgéneros y variantes que se han desarrollado en textos literarios, y por supuesto, en los escenarios

Dentro de la comedia, uno de los subgéneros más aplaudidos por los españoles ha sido la revista. Nació en el siglo XIX. Se concibió como un espectáculo que combina cante, música, baile, y breves escenas teatrales o sketches, con un fin humorístico y satírico.

Muchos elementos de la comedia musical, el cabaret, la extravaganza, el burlesque o el vaudeville fueron asimilados por la revista.  La copla también formó parte de estos espectáculos. El objetivo es hacer reír y disfrutar al receptor, el cual utiliza el show con un fin evasivo (olvidarse de sus preocupaciones diarias y pasar un rato agradable en el teatro).

En ocasiones, se recurría a elementos que acariciaban lo erótico (vedettes con cuerpo bonito, ligeritas de ropa, movimientos sensuales, insinuaciones y sugestiones perversas)

Aunque la época dorada de la revista fue en el periodo 1920-1940, en España se siguió cultivando durante la dictadura de Franco. Evidentemente, se trató de una revista mucho más comedida y menos explícita en el componente erótico. Tened en cuenta que en este momento las obras y espectáculos teatrales tenían que pasar el visto bueno de la censura

Por eso, la revista de posguerra apostó por puestas en escena aparatosas (efectos de luces, vestidos llamativos, música pegadiza, muchos actores en el escenario, ruido…) y los argumentos cómicos, humorísticos y disparatados, en detrimento de las escenas picantes. Lo erótico quedaba maquillado entre los artificios escénicos. Era una revista que insinuaba y sugería (las actrices eran jóvenes, guapas, se movían bien), pero sin ser tan explícita.

En los años 80 con la llegada del destape, el género recuperó el erotismo de su primera época, pero ahora con más fuerza que nunca. La cartelera se sobresaturó de revistas que utilizaban el espectáculo como pretexto para lucir cuerpos femeninos. La historia y los efectos escénicos perdieron importancia a favor de lo estético y de lo corporal.

Todas las revistas seguían los mismos esquemas y patrones. Esto acabó cansando al receptor, de forma que el género perdió fuelle. Ya lo dice el refrán: lo poco gusta y lo mucho cansa. Ver una mujer en paños menores, empezó a ser algo habitual, y ya no impactaba tanto como al principio de la democracia. Por eso, muchos shows de esta época pasaron sin pena ni gloria. La gente se cansaba de ver siempre lo mismo

Al final, la revista menos erótica y más humorística (la que se había cultivado durante la dictadura) es la que triunfó en los 80 y los 90, aunque adaptándola a los nuevos tiempos. Una de sus máximas representantes es Lina Morgan, que en 1983 estrenó el espectáculo Sí al amor, donde cantó por primera vez un tema que se convertiría en un emblema para la actriz, ya que a partir de aquí, todas sus representaciones empezarían siempre con este Gracias por venir



Llego nuevamente a sentir ahora a mi alrededor la extraña emoción

Todo el tiempo se ha parado en el reloj del corazón.

Por que tanto os debo en el alma llevo a mi público de ayer,

Por estar aquí de nuevo, maravilloso fue volver.

 

Ya reconozco al caballero que manda flores y no se quien es,

Y al estudiante dicharachero que es un Don Juan en busca de su Inés.

Al Señor que con su esposa va, y se ríe como un cascabel,

Y a los novios que al final están, y que no aplauden y yo se por que.

 

Agradecida y emocionada, solamente puedo decir, Gracias por Venir

 

Llego nuevamente a seguir mi historia, que mi mundo esta detrás del telón.

Y las rayas de mi mano son el compás de una canción.

Al estar conmigo todos sois testigos, mi emoción he de vencer,

Encontrando a mi s amigos, maravilloso fue volver.

 

Ya reconozco al caballero que manda flores y no se quien es,

Y al estudiante dicharachero que es un Don Juan en busca de su Inés.

Al Señor que con su esposa va, y se ríe como un cascabel,

Y a los novios que al final están, y que no aplauden y yo se por que.

 

Agradecida y emocionada, solamente puedo decir, Gracias por Venir

 

La luz se enciende,

sonó la orquesta,

todo es igual que ha sido ayer,

Todo es hermoso,

todo es alegre,

maravilloso fue volver

 

Agradecida y emocionada, solamente puedo decir,

Gracias por Venir

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La canción posee un fuerte contenido metateatral. ¿Y qué quiere decir metateatral? Esto significa que la canción (que es un texto teatral) sirve para hablar de contenidos que tienen que ver con el teatro. Es el teatro dentro del teatro.

La protagonista está dando las gracias a todos los espectadores que han venido a ver la representación. Tened en cuenta que el público ha pagado una entrada. Se ha gastado dinero en acudir al teatro.

La gente que trabaja en el mundo de la farándula (actores, directores, escenógrafos, guionistas, maquilladores…) sobreviven gracias a que existe un auditorio interesado por el género teatral, que está dispuesto a pagar por contemplar el show. Sin este público no habría función, y por tanto, esta gente no podría ganarse las habichuelas.

Por eso, las representaciones teatrales se adaptan a los gustos mayoritarios del oyente. La obra, aparte de entretenimiento, es un negocio. Ha de ser rentable. Debe generar un beneficio económico. Detrás de cada espectáculo hay un empresario. Si un show no gusta masivamente, la gente no vendrá, y por tanto, no habrá ingresos para la empresa. Resultado: no money, no party.

Con esta canción, Lina Morgan engrandece y ensalza la figura del espectador en el teatro. Por eso, la cantaba como introducción a cada una de sus representaciones: para que el público se sintiera valorado y se diera cuenta de que es una pieza trascendental en el proceso. Si la audiencia se siente bien tratada y a gusto (mediante alusiones, vítores, vocativos, elogios…) seguramente repita y venga otra vez.

El componente metateatral también se manifiesta en el hecho de que el yo poético nos explica cómo se siente en el momento de subir a un escenario. En la canción se recogen un conjunto de emociones y reflexiones que lleva impresos la voz lírica, y definen su pasión por el mundo escénico y artístico.  

En la primera estrofa, se habla del gusanillo que siente el artista cuando está a punto de comenzar la función. En ese momento previo confluyen/se mezclan una serie de sensaciones antagónicas: por un lado, tienes ganas de salir y poder hacer lo que te gusta; pero por otro lado, surgen el miedo o la incertidumbre de si lo harás bien y al público le va a gustar

De ahí que el yo poético califique de “extraña” la sensación que tiene en ese momento: Llego nuevamente a sentir ahora a mi alrededor la extraña emoción. Esa extrañeza, esa mezcla de nervios y pasión es un sentimiento normal y habitual de la vida del artista. El adverbio de modo (nuevamente) expresa reiteración y continuidad. Por muchos años que lleves trabajando en el teatro, el respeto y el amor escénico no desaparecen.

Cuando no encontramos la palabra apropiada para describir una situación o definir una impresión subjetiva, recurrimos a expresiones que connotan sensación de misterio, desconocimiento o inefabilidad. En este caso, el lexema “extraño” se refiere a que ese estado híbrido entre inquietud y vitalidad, tan propio del actor, es difícil darle una explicación racional. Al artista le cuesta decir con palabras cómo se siente antes de salir a un escenario.  

Esa mezcla caótica y caprichosa de sentimientos se manifiesta en la sintaxis:

-Por un lado, la separación de los componentes de la perífrasis verbal, ya que hay un elemento que se mete en medio (LLEGO nuevamente A SENTIR)

-Por otro lado, la tendencia a sumar y acumular complementos circunstanciales de modo (nuevamente), tiempo (ahora) y lugar (ahora). Cuando estamos comidos por los nervios, tendemos a hablar más de la cuenta y cuesta ir al grano 

En cualquier tipo de manifestación artística (pintura, música, literatura, teatro…), se crea una realidad autónoma e independiente que funciona con sus propias normas y códigos. Una cosa es el mundo real, y otra el mundo que se crea dentro de la obra. Cuando el yo poético se sube a un escenario, se produce el paso de la realidad (mundo físico tangible) a la ficción (mundo artístico).

Por eso, en los primeros versos, el yo poético manifiesta que durante el transcurso de la función, el tiempo real se detiene. Es como si el mundo que hay fuera del teatro dejara de existir. Durante esas dos horas que dura el espectáculo, prevalecen las dinámicas y reglas del mundo de la ficción. No las de la realidad.

Esto lo expresa con la metáfora del lapso congelado: Todo el tiempo se ha parado en el reloj de mi corazón.

Aunque Lina Morgan se encuentra físicamente en el teatro, que es un espacio que pertenece al mundo real, desde un punto de vista espiritual y psicológico se siente dentro de la obra de arte.

En el tercer verso encontramos las primeras referencias al público. El yo poético adopta una actitud de modestia y cercanía con los espectadores. Ya os he dicho que hay que ganarse la simpatía y admiración del oyente, pues gracias a él, un artista tiene un plato de comida en la mesa

Si tú te muestras arrogante, prepotente o altivo con el auditorio (en plan qué bueno, qué guapo, qué listo que soy) la gente no empatiza contigo. Les caerás mal. Y nadie vendrá a verte.

El espectador prefiere artistas humildes, con los pies en el suelo, cercanos, agradecidos. Por eso, al yo poético no le importa rebajarse delante de todo el mundo y mostrar una actitud cuasi de sumisión: Tanto os debo en el alma. La voz lírica está dando a entender que sin el público no es nadie.

El oficio de artista es una de las profesiones más inestables que hay, ya que dependes del capricho del espectador. Tan pronto estás en la cumbre como en el pozo, en función de cómo le caigas a la gente. Para el yo poético, cada actuación es empezar de cero, y por eso hay que ganarse la simpatía del que te ve.

Cuando acaba la función, llega la incertidumbre para el actor: no sé cuánto durará este éxito, a lo mejor esta ha sido mi última actuación, quizá deje de gustar…

En el contexto de la farándula, cada día es un reto, una lucha. El futuro es incierto. Solo existe un presente, que hay que disfrutar al máximo, no vaya a ser que el éxito se acabe y nunca más vayamos a recibir ese aplauso que tanto nos llena. De ahí que el yo poético se muestre entusiasmado al estar en la cresta de la ola. Por estar aquí de nuevo, fue maravillo volver.

El complemento (de nuevo) y el verbo (volver) expresan reiteración, es decir, hay una situación (en este caso, de éxito comercial) que se prolonga en el tiempo. El artista que fracasa solo hace una actuación porque no gusta al público. El triunfador, puede repetir tantas funciones como quiera porque tiene al espectador en el bolsillo.  

La canción es una forma de agradecer al público el éxito que la voz lírica (Lina Morgan) está viviendo. El adelantamiento del atributo al verbo y al sujeto (hipérbaton) enfatiza el triunfo cosechado: maravilloso fue volver

En el estribillo, el yo poético cita explícitamente a diferentes colectivos o prototipos de personas que solían acudir al teatro en los 80.

Mientras que en la primera estrofa, el sentimiento de gratitud es universal (la voz se dirige a todo el mundo, para que nadie se sienta excluido), en el estribillo hace una selección o discriminación del público, basada en rasgos de edad (joven-viejo) o estado sentimental (soltero- casado).

El objetivo es aludir al mayor número de audiencia posible para darle las gracias a la vez que se establecen personajes-tipo, lo cual crea una pequeña comicidad dentro del tema. La gente que se sienta identificada dentro de esta selección esbozará una leve sonrisa. El fin de todo esto es crear un ambiente entrañable y familiar.

Veamos cuáles son estos prototipos:

-La figura del fan o admirador, es decir, aquella persona que siente especial devoción hacia un actor o actriz. Le mandan flores, regalos u obsequios, muchas veces de manera anónima. En sus buenos tiempos, Lina Morgan tenía muchísimos admiradores y al terminar cada actuación el teatro se llenaba de claveles que la gente lanzaba a la actriz.

Por eso, la canción hace referencia a la figura del seguidor: Ya reconozco al caballero que manda flores y no sé quién es

-La figura del chico joven enamoradizo, que intenta conquistar/seducir a una mujer con su simpatía.

Se recurre a una metáfora que alude a dos personajes importantísimos de la literatura romántica española: Don Juan y Doña Inés, de la obra Don Juan Tenorio de Zorrilla: Y al estudiante dicharachero que es un don Juan en Busca de su Inés

-La figura del hombre casado. Muchos matrimonios de mediana edad solían acudir a los teatros los fines de semana por la noche. Tened en cuenta que la gente nacida en los 30 y los 40 se criaron toda su vida con la copla, la comedia musical o la revista. Era lo que se escuchaba en la España de Posguerra

En unos años en los que la música extranjera y la cultura pop estaban de moda (movida madrileña), artistas como Lina Morgan representaban ese humor conservador y de corte clásico que deleitaba a la gente entrada en años. A este colectivo se dirige el yo con una simpática comparación: Al señor que con su esposa y se ríe como un cascabel.

El cascabel posee un timbre juguetón, lúdico y divertido, lo mismo que las comedias de Lina Morgan. Para nuestros padres y abuelos la actriz era lo más de lo más.  

La oración de relativo, además de estar en hipérbaton (“con su esposa va” en lugar de “va con su esposa”), constituye un circumloquio, ya que su contenido se podría resumir en una palabra (al señor CASADO). Sin embargo, con este rodeo, se da musicalidad y ritmo al poema.

-Y por último la figura de la pareja de jóvenes que está a punto de casarse. Para ellos, el humor de Lina resulta trasnochado, rancio, añejo y pasado de moda. Tened en cuenta que se trata de una generación más joven, que se ha criado con la música moderna (pop, rock…), y producciones cinematográficas de otro tipo.

La gente veinteañera, si iba al teatro, lo hacía simplemente para matar el rato (ver el ambiente, curiosear, salir a algún lado la noche del sábado...) y no tanto por el contenido de la obra o los actores. A ellos, Lina Morgan les daba igual. Además, este colectivo se ponía en los asientos de la última fila para tener intimidad: Y a los novios que al final están y que no aplauden y yo sé por qué

El cine y el teatro se utilizan muchas veces como lugar de citas, más que como espacio de contemplación artística jejejjee,

Como veis, al yo poético no se le escapa ni un detalle. Incluso busca complicidad con aquellos a los que no les gusta el teatro que hace Lina Morgan, y solo van allí a estar con el novio o la novia.

El estribillo concluye con un verso de agradecimiento explícito, en el que encontramos un complemento predicativo bimembre y en hipérbaton, ya que se adelanta al verbo: Agradecida y emocionada solamente puedo decir, gracias por venir

En la segunda estrofa la voz lírica vuelve a expresar su pasión por el teatro, vinculándose con ese mundo artístico de ficción, en lugar de con el mundo real: Llego nuevamente a seguir mi historia, que mi mundo está detrás del telón

Mediante la metáfora, el yo se define como alguien encadenado a la música, de una manera innata y natural: Y las rayas de mi mano son el compás de una canción. Lleva el arte inherente en la sangre. Lina ha nacido para dedicarse al espectáculo. Los genios convierten en arte cualquier cosa que tienen alrededor.  

Sin embargo, los artistas también son seres humanos. Y como tal, tienen sus emociones, miedos, alegrías, tristezas, frustraciones, además de una vida íntima y personal. 

Para el yo, es fundamental separar la realidad de la ficción. En esta última tienes que meterte en la piel de un personaje. No puedes dejar que emociones personales tuyas, que no tengan que ver con el personaje que interpretes se metan dentro de este: Al estar conmigo todos sois testigos, mi emoción he de vencer.

Eso es la profesionalidad. Una cosa es la persona y otra el personaje. Si a un actor le deja la novia, hacienda le embarga 20000 euros o su padre se muere, ha de olvidarse de todo eso durante la función y no dejar que sus emociones como ser humano se apoderen del personaje que interpreta. En comedia esto es muy complicado: debes hacer reír a la gente, cuando un ser querido tuyo falleció hace dos días.

La canción concluye con una estrofa final en la que se describe el comienzo del show, mediante oraciones cortas y precisas, que forman estructuras cruzadas (quiasmo): La luz se enciende. Sonó la orquesta (Sujeto+verbo, verbo +sujeto). Una vez Lina terminaba de cantar esta canción, comenzaba el grueso de la representación

El final resulta idílico, ya que da una visión feliz y dulce del mundo escénico mediante estructuras atributivas en paralelismo: Todo es hermoso, todo es alegre, todo es igual que ha sido ayer.

Cuando alguien vive un momento álgido y exitoso en el contexto del arte, todo se ve así de maravilloso.

Evidentemente, el ámbito de la fama y el espectáculo no es color de rosa. Sin embargo, esta canción se queda con la cara amable y colorista (como le pasaba a Lina). Lo mejor es olvidarse de las cosas malas y disfrutar de las buenas mientras duran, que luego nos lamentamos cuando las perdemos.

La comedia es necesaria. La vida ya está llena de miserias y calamidades. Necesitamos que nos hagan reír, que nos diviertan, que nos quiten las preocupaciones. Para dramas y tragedias ya tenemos el mundo de fuera. Yo soy el primero que se conmueve con una Lola Puñales o un Maletilla, pero también necesito una Manolita la Primera o una Marta la Dormía en mi vida.Métricamente, predominan los versos de arte mayor, que riman entre sí, dando lugar a pareados (emoción-corazón, ayer-volver, es-Inés, telón-canción, vencer-volver).

También encontramos rimas internas (debo-nuevo, testigos-amigos).

El arte menor solo aparece en la estrofa de cierre.