martes, 19 de octubre de 2021

Tientos del viento: ¿Qué ocurre cuando te comen la cabeza con bulos sobre la persona que quieres?

Después de la incursión en el género de la revista que hicimos ayer, hoy toca volver a la copla más tradicional, con un bonito tema de Marifé de Triana del año 1959. Se titula Tientos del viento. Fue interpretado en su espectáculo Carrusel de España

Para los que no lo sepáis, los tientos son una subvariedad o modalidad del flamenco. En este caso, se trata de un cante flamenco influido por el ritmo del tango.



Tientos del viento …, del viento,

que al silbar en mis cristales,

me envenenó el pensamiento

con las ducas más mortales.

 

La calle está sola,

sin una farola en la madrugá;

y el aire va y viene

grabando en mi sienes una puñalá.

 

Las palabritas que te dijo esta tarde

no son, sentraña, más que palabritas.

Que son las mismas que repite, cobarde,

tanto a las feas, como a las bonitas.

 

Recuerda morena que su juramento,

como está hecho de polvito y arena,

polvito y arena,

se lo ha llevaito el viento.

 

Tientos del viento …, del viento,

que creí de tal manera;

no imagine que era cuento

lo aquel hombre dijera.

 

Mi calle está sola,

sin una farola en la madrugá;

Aquel mozo bueno

dejó mi terreno pa siempre jamás.

 

Las palabritas que te dijo esta tarde

no son, sentraña, más que palabritas.

Que son las mismas que repite, cobarde,

tanto a las feas, como a las bonitas.

 

Recuerda morena que su juramento,

como está hecho de polvito y arena,

polvito y arena,

se lo ha llevaito el viento.

.......................................................................

La protagonista de la copla es una muchacha que acaba de romper con su amado. ¿El motivo? Las malas lenguas de la gente, que no paran de meter cizaña a la chica sobre su amado: que no es trigo limpio, que le está engañando, que le gusta rondar a otras chicas, que no le hace ningún bien…

Todas estas habladurías y chismes provocan inseguridades, miedos y celos en la mujer, los cuales afectan (negativamente) a su relación con el amado. Al final, se deja influir por los bulos que circulan por ahí, sin tener pruebas que demuestren la supuesta traición del chico.

¿El resultado? La chica, envenenada por los comentarios tóxicos de la gente, rompe con el novio.

Encontramos dos voces poéticas a lo largo de la canción:

-Una es la protagonista. Habla en primera persona, durante las estrofas, en un tono de lamento. Expresa pena, dolor, llanto, tristeza, aflicción, no solo por la ruptura con el novio (desamor), sino también por haber caído en el error de creerse a pies juntillas los rumores de la gente

-La otra voz es la de las malas lenguas, que reproduce las mentiras/chismes/enredos que intoxican a la protagonista, aprovechando su baja autoestima, y sembrando la semilla de la discordia en la pareja. Este runrún de la gente se localiza en el estribillo.

El título del poema refleja muy bien el contexto dramático: el viento es metáfora de aquello que se dice desde la malicia, circula de boca en boca, de esquina en esquina, no se sabe quién lo dice ni de dónde viene (como el aire en movimiento), llega a nuestros oídos, y si somos un poco inseguros, pone patas arribas nuestra vida.

Ver a una persona feliz genera envidia en la otredad. No es nada nuevo. La masa no se alegra de la dicha ajena: si yo tengo una vida de mierda, quiero que el vecino también la tenga, y por lo menos, mal de muchos, consuelo de tontos. Si la muchacha se encuentra radiante con el novio, vamos a plantar un poquito de mala hierba.

Evidentemente, la gente muestra una doble cara. Delante de tu persona, quieren lo mejor para ti, te desean todo lo bueno en la vida. Y si meten cizaña, lo hacen con disimulo, como queriéndote guiar/aconsejar/adoctrinar, en plan buen amigo: cuidado con tu novio. Yo te lo digo porque te quiero mucho y me duele que te hagan daño.

Los cizañeros se escudan en uno de los tópicos más explotados de la poesía del Barroco: una cosa es la apariencia, la fachada externa; y otra cosa muy diferente, la realidad. Ya lo veíamos con Ese hombre de Rocío Jurado. No es lo mismo PARECER que SER. Detrás de un envoltorio encantador y maravilloso se esconde un regalo defectuoso.

En este cliché literario se apoyan las malas lenguas: ten cuidado con el chaval. Aunque te prometa amor eterno, al final te engañará con otra

Al fin y al cabo, jurar con palabras es algo relativamente sencillo (todo el mundo puede hacer planes de ensueño, prometer el oro y el moro, dibujar un cuento de hadas, dar una visión idílica del amor hasta que la muerte nos separe…). Decir las cosas es tan fácil. Luego, hacerlas, es otra historia. Ya lo veíamos hace un año en Castillitos en el aire. Es tan difícil cumplirlo.

Las malas lenguas se han basado en un tema de peso para crear su bulo y desestabilizar anímicamente a la muchacha. Y encima, lo hacen bajo un falso halo de fraternidad. Está claro que no hay que dejarse aconsejar por la primera persona que veamos por la calle.

En la primera estrofa se crea un ambiente mortecino, degradado, grisáceo, melancólico, oscuro, muy del gusto romántico: La calle está sola sin una farola en la madrugá. Los sentimientos de pena y tristeza del yo poético, después de escuchar las habladurías de la gente (te va a engañar, esta con otra…) se proyectan en el paisaje. Por eso estamos ante un poema impresionista.

El viento aparece personificado con el objetivo de enfatizar la fuerza y el poder de los chismes sobre la mente humana: el aire va y viene grabando en mis sienes una puñalá.

La sien funciona como sinécdoque, ya que alude a una parte concreta del cuerpo (zona de la cara entre la mejilla, la oreja y la frente) por el todo (la cabeza, que es donde está el cerebro, órgano responsable de los pensamientos y de nuestra psiqué).

La reduplicación antitética (va y viene) crea un efecto de reiteración: las habladurías se prolongan en el tiempo, son constantes, diarias. La gente no para de meter mierda sobre el muchacho. Los comentarios van de boca en boca, llegan a la chica, y esta empieza a darle vueltas a la cabeza, provocándole un daño emocional: inseguridad, celos, miedos... La puñalá funciona como metáfora del daño mental que generan estos chismes a una persona de baja autoestima.  

El lenguaje y las imágenes alcanzan unos niveles de poeticidad increíbles, con detalles desgarradores, y a la vez, matices preciosistas. Tientos del viento que al silbar en mis cristales me envenenó el pensamiento.

El silbido representa la fuerza con que el viento (habladurías populares) llega a la chica. Los emisores de esas mentiras se preocupan de que ese aire contaminado alcance su destino, es decir, penetre en los oídos de la dama, para provocar el efecto deseado

El cristal es una metáfora de la fragilidad psicológica de la chica. Ya sabéis que el vidrio es un material que se rompe con facilidad ante cualquier estímulo. La mujer aparece quebrada (emocionalmente) fruto de los rumores escuchados sobre su novio.

Los chismes provocan una serie de obsesiones, disquisiciones mentales y pensamientos negativos y pesimistas en la voz lírica: Que me envenenó el pensamiento con las ducas más mortales.

El veneno representa aquello que es nocivo y perjudicial para nuestro cuerpo. En este caso, los rumores provocan una alteración en el pensamiento de la muchacha. Asistimos a un cambio mental/espiritual: de estar segura de su relación con el chico, a quererlo y desear un proyecto vital con él, ha pasado a estar insegura, celosa, con dudas…

El término duca procede del habla calé y significa pena, que es lo que siente la dama al imaginar que esos chismes pueden ser ciertos y materializarse en la vida real, es decir, que el novio le sea infiel con otra mujer.

El dolor anímico (mental) deriva en un daño físico (corporal), por influjo de la poesía de cancionero. De ahí la personificación del sentimiento (ducas mortales). La tristeza acaba convirtiéndose en una enfermedad que te mata por dentro y por fuera, en el alma y en el cuerpo.

En la segunda estrofa, la protagonista se lamenta de haberse creído el contenido de esos bulos: Tientos del viento que creí de tal manera. No me imaginé que era cuento lo que aquel hombre dijera.

El demostrativo (aquel hombre) da un carácter indefinido al agente de esos bulos. Solo sabemos que la mentira sobre el novio se la dijo alguien de género masculino, pero no se dan detalles de la identidad de este individuo. El yo poético no concreta quién es esa persona que se ha dedicado a meter mierda.

Por supuesto, esto da lugar a muchas elucubraciones: ¿Ese hombre que se ha dedicado a difamar del novio, lo ha hecho porque está enamorado de la protagonista y quiere que la pareja rompa? ¿Lo ha hecho por envidia o rivalidad? Nunca lo sabremos jejejjee

La inestabilidad anímica se expresa con una sintaxis engorrosa, compleja, con tendencia al rodeo.

Los complementos nominales y verbales no están desempeñados por sintagmas, sino por oraciones subordinadas adjetivas de relativo (tientos del viento que creí de tal manera), oraciones completivas con función de complemento directo (me imaginé que era cuento) y oraciones sustantivas de sujeto (era cuento lo que aquel hombre dijera)

De nuevo, se describe el ambiente sombrío y oscuro de la primera estrofa, reflejo del estado de perturbación emocional del yo poético: Mi calle está sola sin una farola

El desenlace de la historia es triste, ya que esos miedos e inseguridades provocados por las mentiras de algunos, acaban con la relación amorosa: Aquel mozo bueno dejó mi terreno para siempre jamás.

El terreno funciona como metáfora de la existencia humana. El hombre abandona la vida de la protagonista de forma definitiva. El doble adverbio temporal antitético (para siempre jamás) anula la posibilidad de solucionar el conflicto. No hay esperanzas para la reconciliación. La ruptura es irreversible.

Además, estas dos partículas de tiempo dan dramatismo al personaje femenino, pues enfatizan su misera emocional, ahondando en un estado de desamor, soledad y angustia eternos.  

El demostrativo “aquel mozo” (que expresa lejanía) crea un contraste con el posesivo en primera persona “mi terreno” (que expresa cercanía). Es una manera de representar bruscamente la separación y el final no feliz de la relación.

El hecho de aplicar un adjetivo positivo de enjuiciamiento moral a la parte masculina (hombre bueno), aporta un matiz de racionalidad, objetividad, lógica y autorreflexión en la voz femenina. En ningún momento la chica culpabiliza al hombre de lo ocurrido, ni le reprocha nada, ni muestra despecho hacia él. Todo lo contrario: nos lo presenta como una buena persona. La responsable es ella por creerse lo que la gente murmura sin cuestionarse nada

En el estribillo se reproducen las palabras textuales que salen de la boca de aquellos que se dedican a comer la cabeza a la muchacha, y le crean esa rayadura mental y ese estado de inseguridad: Las palabritas que te dijo esa tarde, no son más que palabritas.

Se trata de palabras lanzadas desde la malicia, pero con un tono de ternura y afectividad que convencen al que lo escucha, sobre todo si eres una persona influenciable. El uso del diminutivo (palabritas) crea una atmósfera de falsa cordialidad. Da la sensación de que quién las dice, lo hace para ayudar, cuando realmente busca acabar con tu felicidad.

El objetivo de los bulos es manipular la imagen del novio, que sea percibido por la chica como una persona frívola, superficial, con poco tacto, que va de flor en flor, que te dice cosas bonitas y luego te engaña y te hace daño: palabrita, que son las mismas que repite, cobarde, tanto a las feas como a las bonitas. En definitiva: les dice lo mismo a todas las mujeres con las que está.

El hecho de aislar sintácticamente el complemento predicativo entre comas enfatiza la cualidad (COBARDE), y da dureza y rotundidad a los juicios de la gente, criticando duramente al novio.

La antítesis (feas-bonitas) marca el carácter donjuanesco y sinvergonzón del hombre, al cual solo le interesa el aquí te pillo y aquí te mato, sin pensar en el dolor que puede causar

Los adjetivos están sustantivados, lo cual dota de un efecto coloquial a la expresión, que da naturalidad al fluir de las malas lenguas: las [mujeres] feas y las [mujeres] bonitas.

El embuste está muy bien construido y argumentado, sobre todo al final del segundo estribillo, con un notable carácter gongorino: Recuerda morena que su juramento, como está hecho de polvito y arena, polvito y arena, se lo ha llevaito el viento.

Góngora, en su famoso soneto “Mientras por competir por tu cabello…”, apostaba por un final trágico que generaba una angustia punzante en el receptor, ya que el destino del ser humano era la muerte: en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada.

Por muy bonita/bella/agradable/feliz que sea la vida, al final, todo el mundo va a acabar en el hoyo, en la no existencia, en la nada más absoluta, en la defunción. El hecho de que exista la muerte, quita encanto a la vida.

Por eso los barrocos fueron tan pesimistas. No conseguían disfrutar del placer mundano. Incluso llegaban a repudiar la propia existencia: la vida es dolor, tormento o calvario, ya que tiene un final. Al morirnos, el concepto vital no tiene sentido.

En eso se apoyan las malas lenguas para crear una imagen nefasta del chico. El amor se expresa con palabras y con hechos. La palabra, al igual que la existencia humana, tiene fecha de caducidad: una vez sale de nuestra boca, se evapora, se diluye en el medio. No queda reflejada en ningún sitio. El hecho de que no se registre, quita encanto al amor  

Por muy bonitas/celestiales/ maravillosas que sean las promesas y juramentos de amor (te querré para siempre, te adoraré hasta la muerte…), al final, se quedan en nada. Las palabras mueren.

Por eso, expresar el cariño con palabras es relativamente fácil, ya que no te compromete a nada. Tan solo hay que tener labia y poder retórico. En cambio, llevar a la práctica todo aquello que se promete es mucho más complicado. Es tan fácil hacer un discurso bonito y jurar amor eterno, y tan difícil cumplirlo!!!!!!!!!!!!!!!

La gente pretende contagiar a la protagonista del pesimismo barroco: que no goce del placer de amar, que repudie a la persona a la que tanto quiere, que llegue a ver el amor como un camino de espinas (ya que la pareja te puede engañar). En definitiva, que el sentimiento amoroso deje de tener sentido.

Las malas lenguas se dirigen a la protagonista con un vocativo sensual que sirve para engatusar y captar la atención de la chica (morena). Recordad que en la copla española, el prototipo de belleza femenina está en el color marrón de ojos y pelo. El diminutivo (polvito, llevaito…) contribuye al tono afectivo

Métricamente, las estrofas están formadas por la combinación de una cuarteta (8a 8b 8a 8b) y una cuasi copla, ya que el último verso es de arte mayor (8- 8a 8- 11A).

El estribillo está formado por un serventesio (11A 12B 11A 12B) y una estrofa de tres versos que no se adapta a ninguna de las estrofas clásicas (12A 12- 8a).

El final del segundo verso se repite en un efecto eco (polvito y arena).   

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