sábado, 21 de diciembre de 2019

Mañana sale: la misteriosa historia del marqués y la lotera con crimen incluido

La copla que os traigo hoy jugó un papel muy importante en la trayectoria profesional de Concha Piquer. A la artista valenciana, el tema de esta tarde le infundía muchísimo respeto, ya que era, bajo su punto de vista, la canción más difícil de interpretar de todo su repertorio. Fue, además, la última copla que llegó a cantar en directo, delante de su público. El 13 de enero de 1958 doña Concha se encontraba actuando en Isla Cristina (Huelva), en plena gira de su espectáculo “Puente de Coplas”.

El concierto discurría con total normalidad, hasta que empezó a sonar el tema que vamos a analizar hoy, una copla con aires de habanera, que nos contaba la historia de un aristócrata que fue asesinado de forma misteriosa después de enamorarse de una vendedora de lotería. Se titula Mañana sale. En mitad de la canción, Concha Piquer tuvo que parar, ya que le falló la voz. Ella, que era muy exigente consigo misma y siempre quería ofrecer calidad en todos los espectáculos, tomó de forma precipitada una decisión. Se dirigió a su público y dijo que esa sería la última vez que la verían actuar en directo. Por tanto, la copletista valenciana se retiró de la música cuando estaba en el mejor momento de su carrera. No obstante, aunque la Piquer dejó de hacer giras, todavía seguiría unos años más sacando discos, ya que tenía un contrato que cumplir con la discográfica. Por tanto, todas las canciones posteriores al 58, se llegaron a grabar, pero nunca a hacer en directo. Cuando se acabó el contrato, la artista se retiraría para siempre del mundo de la canción española

Otra curiosidad más en torno a este poema: A doña Concha le encantaba recibir en su casa de Madrid a jóvenes promesas, que estaban iniciándose en esto de la copla. A ella le gustaba ver cómo niñas jovencitas de 16-17 años se ponían a interpretar sus temas. Era como una profesora, ya que se ponía a dar consejos, orientaciones a las futuras cantantes y les decía lo que debían hacer y lo que no a la hora de interpretar una copla.  Una de esas “alumnas” fue Rocío Jurado. Cuando la chipionera se presentó ante la Piquer, eligió dos coplas para cantar a la maestra. Una de ellas fue Mañana sale. Según cuentan, a la Piquer le encantó la forma de cantar de La Jurado.


Tiene el color del semblante
de una Virgen de Marfil,
lleva en los labios un cante
y en la mano un quince mil.

De un coche de dos caballos
sale una voz con corona:
"Si quieres rosa de mayo,
seré el vasallo de tu persona".

Palabras que lleva el viento
y luto en el corazón...
La calle del Sacramento
sintió el lamento
de su pregón.

¿A quien le vendo la suerte?
Mañana sale y esta premiao!
Mis ojos tienen que verte
por tres puñales atravesao.

¡La fortuna pa mañana!
Quien me compra un quince mil?
Te repiquen las campanas
a la hora de morir.

¡Cuatro series!, ¡Qué bonitas!
Voy tirando los caudales!
Son de Dona Manolita!
Quien me compra esta penita?
Mañana, mañana sale!

Yendo de juerga en su coche
con corona de marques,
le dieron muerte una noche
en la calle Lavapiés.

Nadie el motivo sabía,
nadie conoce la clave.
La niña que le vendía
la lotería si que lo sabe.

Quizás el mismo cuchillo
vengo una doble traición.
Envuelta en su mantoncillo
va el estribillo de esta canción.

A quien le vendo la suerte?
Mañana sale y esta premiao!
A mi me dieron la muerte
con los puñales que te han clavado.

La fortuna pa mañana!
Quien me compra un quince mil?
Que me doblen las campanas
y me entierren junto a ti.

¡Cuatro series! ¡Qué bonitas!
Voy tirando los caudales!
Son de Dona Manolita!
Quien me compra esta penita?
Mañana, mañana sale!

Y en el filo de la aurora,
desde Sol a Chamberi,
nadie sabe por qué llora
pregonando un quince mil.

¡Cuatro series!, ¡Qué bonitas!
Voy tirando los caudales!
Son de Dona Manolita!
Quien me compra esta penita?
Mañana, mañana sale!

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Como podéis observar, se trata de una copla de corte trágico, ya que nos cuenta el asesinato y muerte de un miembro de la aristocracia madrileña, después de enamorarse de una muchacha que se gana la vida vendiendo lotería por las calles de la capital. El final no puede ser más lacrimógeno y desgraciado, como sucede en el folletín: el hombre muerto y la lotera muy apenada, lamentándose y llorando por la muerte del muchacho, de una forma tan truculenta.

Además, la tragedia estará aderezada con elementos de la literatura de misterio, ya que el narrador nos contará cómo fue el crimen, pero sin dar detalles sobre la identidad del asesino, intentando crear una atmósfera enigmática que nos recordará al de las películas de detectives e investigaciones criminales. Se trata de una historia oscura, misteriosa, recóndita, críptica, a la que le faltan muchos cabos por atar, pues resulta difícil de entender. Se crea un ambiente de “nadie sabe lo que pasa, nadie sabe quién fue el asesino”. El narrador es poco explícito a la hora de decir qué fue lo que pasó exactamente (sobre todo, el quién y el porqué). En algunos momentos de la canción se lanzan posibles hipótesis y teorías del crimen, pero el narrador nunca se moja, jugando a ser poco claro y preciso con los acontecimientos. De vez en cuando suelta alguna “vía de investigación”, pero sin desarrollar nada, dejando que el receptor investigue y reflexione sobre qué ha podido pasar.

La historia se va desarrollando de forma solemne, sin prisa pero sin pausa, para ir fraguando poco a poco la tragedia, presentando de forma progresiva los diferentes elementos de la narración. Ya sabéis que cuanto más nos recreamos en los detalles previos, más dramático resultará el desenlace.

Métricamente, las dos estrofas están formadas por la unión de dos cuartetas (8a 8b 8a 8b) y una quintilla (8a 8b 8a 5a 5b). Los estribillos también están formados por dos cuartetas y una quintilla de versos octosílabos (8a 8b 8a 8a  8b). En una de las cuartetas del estribillo encontramos una pequeña irregularidad en forma de verso eneasílabo de arte mayor: “por tres puñales atravesao".

El momento climático y culminante de la copla es el crimen. La primera parte de la canción (estrofa+estribillo) se desarrolla antes del  crimen. Son los antecedentes.

En la primera cuarteta se presenta al personaje femenino. La descripción de la mujer se realiza con la metáfora, ya que el rostro de la muchacha se acaba identificando con la expresión que tienen las vírgenes cuando aparecen retratadas en esculturas: "Tiene el color del semblante de una virgen de marfil”. Como veis, se produce una sinestesia o mezcla de percepciones sensoriales: la expresión de la cara (semblante), el material del que está hecho la imagen (marfil) y el color. El objetivo es representar a la lotera como si fuera una dama del amor cortés, de la antigua lírica provenzal. En esta poesía era frecuente dar trascendencia a la mujer, representándola en un pedestal (como si fuera una Virgen).  Esto también permite fomentar la interrelación literatura-pintura.

El hipérbaton permite enfatizar las cualidades espirituales de la dama, adelantando el circunstancial al complemento directo (“lleva en los labios un cante”). En este caso, las cualidades espirituales hacen referencia a la profesión de la protagonista, que es vendedora de lotería. Las loteras, para vender los décimos de lotería, se dedicaban a cantar el número por la calle, a pregonar la venta, para intentar atraer la atención de la gente y que esta comprara el décimo.

Mediante la metonimia, el narrador profundiza en el trabajo y en el quehacer diario de la protagonista: “En la mano un quincemil”. En este caso, se hace alusión al contenido (el número 15000 que es el que está vendiendo la muchacha) por el continente (el décimo, el papel donde aparece el número). La elipsis (supresión de elementos redundantes de una oración) permite agilizar la narración y la descripción: “Y en la mano [lleva] un quincemil”. Como el verbo “Llevar” aparece antes (cuando se hace alusión a la voz) no hace falta tener que repetirlo otra vez para decir que en su mano lleva los décimos con el número 15000.

En la segunda cuarteta hace su aparición el personaje masculino. Se trata de un hombre de clase elevada.  Esto se plasma mediante elementos que connotan lujo y materialismo, y que están antecedidos por numerales cardinales: “De un coche de dos caballos”, “con corona”. En los años 50 solo la gente rica y adinerada se podía permitir el lujo de poder utilizar coches de caballos. El objetivo es representar al muchacho como alguien “importante”, de clase adinerada.

La descripción del caballero se ve reforzada por la sinécdoque. En lugar de hacer referencia al todo (el hombre), se hace referencia a una de sus partes (voz): “De un coche de dos caballos, sale una voz con corona”.

El hombre se insinúa a la lotera, en una escena que nos recuerda a la poesía trovadoresca del amor cortés. En este tipo de literatura, la parta masculina solía rebajarse socialmente con el objetivo de ganarse el cariño de la parte femenina. En este caso, el hombre se presenta como un simple vasallo: “Si quieres, […], seré el vasallo de tu persona”. En la sociedad feudal, el señor era la cúspide, el elemento más importante, mientras que los vasallos eran los subordinados, que juraban fidelidad y protección a su señor. Con el objetivo de conquistar a la muchacha, el hombre hace un intercambio de roles: él (que es alguien adinerado y poderoso) se rebaja a la categoría de vasallo, y ella (que es una lotera humilde y pobre) se eleva a la categoría de señor. Es un mecanismo típico de la literatura trovadoresca.

El muchacho se dirige a la lotera mediante una serie de vocativos metaforizados, que permiten elogiar y ensalzar la belleza de la muchacha: “Si quieres, rosa de mayo, seré el vasallo…”. Sensualizar a la dama (piropearla) es otro mecanismo para poder ganarse su cariño.

Ante esta declaración de amor, la mujer (en boca del narrador, claro está), reacciona de una manera fría, infravalorando y quitando importancia  a este hecho: “Palabras que lleva el viento”. Como veis,  se recurre a una expresión del refranero popular español. El hecho de que las palabras se las lleva el viento ilustra aquellas situaciones donde se dice mucho, pero no se plasma nada, ya que cuando se habla oralmente es fácil prometer y no cumplir con lo acordado: tú puedes decir todo lo que quieras, ya que al no quedar nada por escrito, no existe una validez, las palabras pierden su valor, porque no se cumplen, porque se usan a la ligera, o no se puede demostrar que se dijeron. Por lo tanto, la muchacha, al principio, parece no sucumbir ante los encantos del aristócrata, manteniendo una actitud impasible y distante (la mujer fría, en términos de la lírica trovadoresca).

Aparentemente, la lotera parece no creer en las buenas intenciones del caballero. La muchacha irradia una actitud de tristeza y dolor, que se plasma mediante la personificación (estar de luto) de un elemento metaforizado (corazón=sentimientos personales): “Y luto en el corazón”. El luto en copla no solo puede hacer referencia al dolor por la muerte de un ser querido, sino también a la muerte del amor o de la capacidad de amar. Por circunstancias que no se aclaran, parece que esta relación de amor va a ser imposible, ya que ella, aparentemente, no está dispuesta a enamorarse o creer en el amor. Los motivos no se dejan claros. Lo único que sabemos es que ella no está por la labor, pues no se encuentra anímicamente bien.

El dolor y el pesimismo de la protagonista se refuerza mediante la personificación del espacio: “La calle del Sacramento sintió el lamento de su pregón”. La calle es una forma metonímica de designar a la colectividad. Se hace referencia al lugar (la calle del Sacramento de Madrid) en vez de a la gente que vive o pasa en ese momento por ese lugar, que son los que oyen esos lamentos. El objetivo es mitificar la historia, convertirla en conocida, como si fuera un cuento, que la gente hable de esta lotera, y de este marqués, y de esta relación. Por eso, los lamentos de tristeza de la protagonista se irradian por los alrededores.

Como veis, ya nos encontramos los primeros puntos oscuros de esta historia: ¿Por qué la dama reacciona de esa manera tan fría y distante con el marqués? ¿Cuál es el motivo real de su tristeza? De momento, el poema no nos responde a estas dos preguntas.

En el estribillo encontramos un desdoblamiento del personaje femenino.

a) Por un lado, la mujer como lotera. En este caso, la copla se convierte en un pregón, ya que la protagonista se dedica a vender la lotería en plena calle.

Las interrogaciones retóricas permiten atraer la atención de posibles compradores de lotería: ¿A quién le vendo la suerte? Un elemento azaroso e inmaterial (suerte) se cosifica, pierde ese matiz arbitrario, adquiere connotaciones materiales (vender).

El uso del presente de indicativo adopta un valor de futuro, con el objetivo de convertir lo posible/probable en seguro y así entusiasmar e ilusionar a la gente poniéndole los dientes largos: “Mañana sale, y está premiado”. La muchacha vende la lotería dando por seguro que va a tocar. Es una técnica publicitaria clásica. El sujeto de la oración aparece elíptico, ya que está sobreentendido por el contexto: Mañana sale [el sorteo/el gordo de la Navidad]. Mediante las oraciones interrogativas, la protagonista se dirige a un sujeto colectivo e indefinido, que es cualquier persona que pasa por la calle: ¿Quién me compra un quince mil?

Las exclamaciones permiten dar fuerza al pregón de venta, ya que una persona que se gana la vida vendiendo lotería debe mostrar pasión con lo que hace e irradiar optimismo. Si te muestras triste o desganado va a ser imposible vender un décimo. Se supone que una lotera está vendiendo algo que va a ser bueno: “¡La Fortuna pa mañana!”. Por influjo de la poesía de cancionero, La Fortuna se identifica con la suerte o el azar, que puede llegar a determinar nuestro futuro. En este caso, un futuro encauzado hacia un lado positivo (la lotería trae cosas buenas).

Los signos de admiración también permiten verter elogios sobre el objeto de venta, señalando sus virtudes. Para vender una cosa (aunque sea lotería) hay que caracterizarla empleando adjetivos que tengan connotaciones positivas: “¡Cuatro series!, ¡Qué bonitas!”. En cierta medida, una lotera lo que hace es vender humo, ya que comprar un décimo no te garantiza nada (te puede tocar o no te puede tocar). La lotera tiene que aparentar que lo que está vendiendo es algo importante y de mucho valor. De ahí que conciba su trabajo como algo trascendental, que puede cambiar la vida de la gente, empleando un léxico que denote abundancia: “Voy tirando los caudales”

Otro mecanismo bastante utilizado en la venta de productos es el argumento de autoridad, es decir, asociar lo que estamos vendiendo con una figura, personaje o institución importante, que sea sinónimo de poder, de autoridad, de calidad, de fama. Se trata de relacionar el objeto que estamos vendiendo con un personaje de renombre, que sea conocido por todo el mundo. En este caso, se trata de una figura muy conocida en el ámbito de la cultura popular madrileña, como es el puesto de lotería de Doña Manolita en la Puerta del Sol: “Cuatro series […], son de doña Manolita”. En muchos anuncios publicitarios, para engatusar a la gente y dar prestigio y fuerza al producto, se buscan a personajes o figuras que sean famosas. Para los madrileños, el puesto de doña Manolita se ha convertido en todo un emblema de la capital. De ahí que la lotera diga que sus décimos son del puesto del doña Manolita, para que la gente vea que se trata de lotería de calidad (una de las más vendidas de España) y así la compre. De hecho, esta administración sigue existiendo hoy en día.

La protagonista aprovecha para incorporar a su pregón de venta elementos que tienen que ver con su realidad más íntima, llegando a mezclar lo personal con lo profesional, es decir, sus sentimientos con el procedimiento de venta, gracias a la interrogación retórica: ¿Quién me compra esta penita?

b) Por otro lado, la mujer como oráculo que vaticina la tragedia al hombre, mediante una serie de imágenes bastante truculentas, violentas y sanguinarias: “Mis ojos tienen que verte con tres puñales atravesado”. La personificación de los ojos y el hipérbaton (se adelanta el complemento al participio [con tres puñales atravesado/atravesado con tres puñales] dan mucha virulencia al discurso, como si se tratara de una maldición que resulta imposible de evitar.  Todo esto crea sensaciones de malos agüeros, de que algo trágico va a suceder en breve. Son malos presagios.

Las imágenes empleadas transmiten sensaciones de muerte, recurriendo a sonidos típicos fúnebres: “Te repiquen las campanas a la hora de morir”. Está claro que la lotera sabe cosas que nosotros como espectadores no sabemos. 

A lo largo del estribillo, la protagonista va alternando los dos roles (vendedora de lotería y oráculo) en los diferentes versos: dos versos de cómo vendedora, dos versos como oráculo, dos versos como vendedora, dos versos como oráculo y otros cinco versos como vendedora.

En la segunda parte alcanzamos el momento culminante de la canción, ya que se nos cuenta el asesinato del personaje masculino. Con el objetivo de enfatizar lo trágico, el narrador recurre a dos procedimientos:

  1. Hacer hincapié en el estrato social elevado del protagonista, añadiendo a la narración elementos descriptivos que transmiten lujo y poder: “Con corona de marqués le dieron muerte una noche”. En su “Poética”, Aristóteles nos decía que las tragedias son tragedias porque vemos cómo personajes que parecen intocables (ricos, elevados, importantes, trascendentales, poderosos, majestuosos) acaban muriendo, como todo hijo de vecino. Ver cómo una persona elevada cae,  conmociona mucho más que ver a una persona humilde (que tiene tan poco que perder).
  1. La metamorfosis, el cambio de Fortuna. El hecho de pasar de una situación festiva, alegre, optimista a una situación mala, adversa y que termina en muerte, enfatiza mucho más el componente trágico: “Yendo de juerga una noche, […], le dieron muerte”. El muchacho tenía pensando ir esa noche de fiesta (que es algo bonito y divertido). Al final, la fiesta se convirtió en algo horrible y tremendo (un asesinato). Ese cambio de Fortuna refuerza todavía más lo trágico y da un carácter grotesco y macabro al tema.
El uso de oraciones impersonales en tercera persona del plural, permiten narrar el asesinato, de tal forma que no conozcamos la identidad del sujeto, es decir, de la persona que ha llevado a cabo el crimen: “Le dieron muerte una noche en la calle Lavapiés”. La muerte se ha producido en el barrio de Lavapiés, una de las zonas más pobres y conflictivas de la capital

La anáfora permite dotar de oscuridad y misterio a la historia, como si la autoría del asesinato fuera un enigma difícil de resolver: “Nadie el motivo sabía/Nadie conoce la clave”. Los dos versos forman un quiasmo o estructura cruzada: directo (el motivo)+verbo (sabía)/ verbo (conoce)+ directo (la clave). El quiasmo permite retardar el ritmo narrativo, dando solemnidad al relato. El narrador se recrea en los detalles macabros del misterio, intentando hacer partícipe al receptor, y que este se pregunte quién ha podido llevar a cabo el asesinato. Todo esto da un carácter juglaresco al poema.

Una de las cosas que sabemos es que la lotera sí conoce toda la historia y los motivos reales del crimen. Lo que pasa es que el narrador no nos lo cuenta, para acentuar más el misterio: “La niña que le vendía la lotería sí que lo sabe”. Como veis, al narrador le falta concretar, precisar, ir al grano, matizar cosas. Solo da pinceladas al aire. Parece que el narrador sabe y no sabe, como queriendo “jugar” al despiste con nosotros. Los rodeos permiten acentuar este “juego”: “La niña que le vendía la lotería” es una paráfrasis que podría ser sustituida por la palabra “lotera”. Sin embargo, este circumloquio le permite al narrador recrearse en este enigma.

Como os dije al principio, el narrador intenta abrir diferentes vías de investigación pero sin profundizar en ellas, ni dar nada por seguro. El adverbio de duda (“Quizá de un mismo cuchillo…”) permite plantear una posible de hipótesis que dé resolución a la historia, pero nunca definitiva. Recordad que la duda es una modalidad lingüística por la cual se expresan un estado de cosas, que no tienen necesariamente que darse en la realidad. Se trata de una posibilidad (que puede ser o no ser). En esta canción el narrador es poco explícito y el adverbio de duda es una manera de decir que “nada es seguro”.

La hipótesis que se plantea es que el hombre ha estado “tonteando” con dos mujeres a la vez (la lotera y a otra muchacha más). La personificación y los numerales permiten al narrador explicar con fuerza y rotundidad esta posible hipótesis: “Quizá el mismo cuchillo vengó una doble traición”. Es posible que el caballero mantuviera una relación formal con una mujer, y a la vez, estuviera cortejando a la lotera. A la primera mujer no le sentaría muy bien que su novio estuviera intentando “ligarse” a otra. La muchacha se sentiría engañada y traicionada, y por eso llevaría a cabo el crimen.

De ahí que la lotera no se sintiera muy cómoda y reaccionara de esa manera tan fría en el cortejo de la primera parte (la vendedora de loterías no quiere enamorarse de un hombre que ya está con otra). Esto también justificaría el “luto en el corazón” del principio: la lotera, en realidad, está muy enamorada del caballero. Le duele haberse enamorado de un hombre “comprometido”. De ahí la tristeza y el pesimismo que derrocha.

Pero repito…esto es solo una posible hipótesis. El adverbio de duda resta seguridad a la historia, y se trata solo de una posibilidad.

En el segundo estribillo se vuelve a producir un desdoblamiento en el personaje femenino, que se va alternando en los diferentes versos:

a)   Por un lado, la mujer como vendedora de lotería, que se pone a pregonar el número para captar la atención de los clientes. Es exactamente igual al primer estribillo.

b)     Por otro lado, la mujer como amante, la cual siente tristeza y pena por la muerte del caballero. En este caso, la copla se acerca al planto (llanto), ya que se refleja el dolor ante el fallecimiento de una persona. Si hay tanto dolor, y este se refleja de una forma tan exacerbada e intensa, es que la muchacha sí estaba enamorada del caballero. Ella intentaba esconderlo y negarlo, pero al final, sus verdaderos sentimientos salen a la luz.

En esta parte de la copla encontramos una serie de imágenes bastante truculentas e intensas, donde el amor alcanza un estado cuasi hiperbólico, hasta el punto de querer desear la propia muerte, como sucede en los grandes dramas del primer Romanticismo: “A mí me dieron la muerte con los puñales que te han clavado”, “Que me doblen las campanas y me entierren junto a ti”. Como veis, el uso de la tercera persona del plural permite seguir dando un carácter indefinido y desconocido al autor del crimen, a pesar de haber planteado una hipótesis: “Los puñales que te han clavado”. El uso de imágenes extraídas de los ritos fúnebres permite dar fuerza a los verdaderos sentimientos de la lotera (el ruido de las campanas, el enterramiento...)

La lotera se acaba convirtiendo en víctima de una tragedia amorosa. Como ya os dije, el objetivo del narrador es mitificar la historia, convertirla en conocida, que la gente coja empatía con el personaje de la lotera, y en general, que hable de ella. Por eso, al final de la canción, los llantos de la protagonista se difunden por los barrios más emblemáticos de la capital, convirtiéndose en objeto de debate y contemplación por parte de la gente: “Y en el filo de la aurora, desde Sol a Chamberí, nadie sabe por qué llora pregonando un quince mil”.

P.D. Por cierto. Hoy es 21 de diciembre. Mañana, día 22, es el sorteo especial de Navidad. Así que como diría la lotera de esta copla, “Mañana sale” (el gordo). Ojala tengáis mucha suerte!!!!!!!!!!



1 comentario:

  1. Muchas gracias por este comentario y análisis tan completo y tan perspicaz de "Mañana sale". Concha Piquer tiene coplas míticas de belleza poética y emocional, pero, para mí, está es la más enigmática, y por ello, la que más llama mi atención. Este análisis me ha aydado a comprender el porqué de esa atracción que ejerce este poema en la voz oscura y animada de Concha Piquer.

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