miércoles, 22 de noviembre de 2023

El baúl de los recuerdos (Karina): la nostalgia en su justa medida, y la ilusión por vivir siempre

El tema que os traigo hoy data del año 1969. Su intérprete ha estado de moda en los últimos meses debido a su participación en Gran Hermano VIP. Os doy más pistas. Fue representante de Eurovisión y obtuvo un segundo puesto allá por 1971. Es jienense. Venció a voces de la talla de Rocío Jurado o Nino Bravo en el programa Pasaporte a Dublín, que Televisión Española emitió en 1970. 

Sí. Lo habéis adivinado. Hablamos de Karina. ¿Qué os parece si analizamos su composición más emblemática (El baúl de los recuerdos)? El tema se convirtió en un pelotazo. Fue disco de oro con más de un millón de copias vendidas. 

La canción aborda desde una perspectiva optimista, la necesidad de olvidar las decepciones del pasado y tener ilusión por seguir viviendo y disfrutar de lo que nos depara el futuro. 




Qué poco significan las palabras
Si cuando sopla el viento se las lleva tras élY queda solamente los recuerdosPromesas que volaron y no pueden volver
Vive siempre con ilusiónSi cada día tiene diferente colorPorque todo llega a su finDespués de un día triste nace otro feliz
Buscando en el baúl de los recuerdosCualquier tiempo pasado nos parece mejorVolver la vista atrás es bueno a vecesMirar hacia delante es vivir sin temor
Los recuerdos son el pasadoCuando queda tanto por andar uh-uh-uh-uh
Buscando en el baúl de los recuerdosCualquier tiempo pasado nos parece mejorVolver la vista atrás es bueno a vecesMirar hacia adelante es vivir sin temor
Si cada día tiene diferente colorDespués de un tiempo triste nace otro mejor
Buscando en el baúl de los recuerdosCualquier tiempo pasado nos parece mejorVolver la vista atrás es bueno a vecesMirar hacia adelante es vivir sin temor

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El poema empieza en tono exclamativo recreando el viejo y famoso refrán "Las palabras se las lleva el viento: ¡Qué poco significan las palabras si cuando sopla el viento se las lleva tras él!

¿Qué significa este proverbio? Os lo traduzco: Las promesas si no se llevan a cabo, no sirven para nada, no tienen valor. Lo que alguien nos diga de boquilla no queda reflejado por escrito en ningún texto. Se puede cumplir o no cumplir, pero como no consta en acta, no podemos acusar a nadie de mentirnos 

Ya lo vimos hace unos años en la copla Castillito en el aire de Imperio Argentina. Las personas pueden encandilarnos diciéndonos cosas bonitas. Es muy fácil jurar y prometer. Otra cosa es que después, esos vocablos celestiales se materialicen en hechos. La metáfora del viento soplando sobre las palabras representa la fragilidad de las promesas y la falta de compromiso de la humanidad. En cuanto hay un poco de turbulencias (viento), todo se va al garete. 

Esto trae como consecuencia el sinsabor, el desengaño y la decepción. Nosotros nos ilusionamos a lo largo de nuestra vida porque creemos que todo va a ser feliz y bonito. Después, nuestras expectativas chocan con la realidad. Creemos una cosa y sucede la contraria. 

Un mecanismo de defensa habitual del ser humano para apocar y neutralizar los dolores y las penas provocados por el chasco es refugiarse en los recuerdos, es decir, nos consolamos al recordar los buenos momentos del pasado que tanto placer y felicidad nos generaban. Esto se expresa de forma concisa y sentenciosa con oraciones simples de periodo sintáctico corto: y quedan solamente los recuerdos....

Cada instante de la vida se concibe como irrepetible, inédito, único. Lo ya vivido no se puede volver a vivir, tal como se manifiesta en la personificación: promesas que volaron y no pueden volver

Un concepto inanimado (promesa) realiza una acción propia de un ser vivo (volar). La vida es mutable, cambiante. Todos nosotros evolucionamos, nos transformamos, pasamos por diferentes etapas. Se trata de un proceso irreversible. El periplo vital tiene un comienzo, un desarrollo y un final. No hay manera de volver atrás. Como decía Goytisolo en Palabras para Julia, la vida te empuja. También lo decía el gran poeta Antonio Machado: al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar. 

El hombre es un animal biológico. Nace y muere. No puede volver a ser niño cuando ya es adulto. Sería contranatura. A lo largo de nuestra vida viviremos muchos episodios. Una vez ocurren, se convierten en pasado. No podemos anclarnos en él, porque el pasado ya no existe. El pasado fue. El vuelo simboliza la fugacidad y el carácter efímero de las cosas. 

La realidad se desvela firmemente, de una forma clara, diáfana, sin titubeos. Las negaciones no dan pie a crearse falsas ilusiones: promesas [...] NO pueden volver. Las cosas se dicen tal cual son sin maquillar ni edulcorar nada. Por eso me encanta este tema. 

No obstante, esto no debe llevarnos a la angustia o la depresión. Nada de eso. La canción nos invita a mirar el proceso vital desde la esperanza, tal como se expresa en el imperativo: vive siempre con ilusión

El yo poético desde la óptica de la madurez, de alguien que ha vivido mucho, aconseja a los receptores para hacerles ver que la vida es bonita y maravillosa

Los presentes de indicativo poseen valor gnómico al servicio de una verdad atemporal: si cada día TIENE diferente color, porque todo LLEGA a su fin, después de un día triste NACE otro feliz. 

El color funciona como metáfora de la riqueza y el matiz. A lo largo de nuestra vida vamos a pasar por muchos trances: buenos, malos, regulares. A veces reiremos. Otras lloraremos. El periplo existencial es lo más parecido a una noria: subimos, bajamos. Como diría Merche, la vida nos da una de cal y otra de arena. 

La subordinada causal es una paráfrasis del viejo refrán "no hay mas que cien años dure": porque todo llega a su fin. No hay nada eterno ni inmutable. 

La aplicación de un concepto biológico (nace) sobre una noción abstracta (día) resalta el carácter motriz y dinámico de la existencia humana. Todo cambia. No hay nada fijo ni estático. Estamos en continua evolución. Si un día las cosas no salen como queremos que salgan, mañana hay otra oportunidad. Estar vivos implica tener posibilidad de luchar para cambiar las cosas. La vida nos depara cosas malas, pero también buenas. No lo olvidemos. 

En el estribillo, el baúl funciona como metáfora de aquellas personas y elementos que nos hacían felices en el pasado y quedan almacenados en nuestra memoria. Al evocarlos, producen nostalgia: buscando en el baúl de los recuerdos....

La mente humana se reconforta de los males presentes rememorando escenas placenteras del pasado. Se pueden recrear sentimientos de plenitud haciendo un ejercicio mental de evocación. Además, el hombre tiende a idealizar lo vivido, es decir, asocia el pasado a la perfección y al paraíso. De hecho, se rescata un conocido verso de Jorge Manrique: cualquier tiempo pasado nos parece mejor. La intertextualidad es más que evidente. 

El verbo parecer se asocia a la percepción y la subjetividad. El hecho de identificar el pasado con el bien y el presente con el mal no tiene un fundamento científico. Es nuestra mente la que ha creado esto de manera caprichosa. Ni en nuestra infancia éramos tan felices ni ahora somos tan desgraciados. Todos hemos llorado de jóvenes y reído de viejos. La vida es una ensalada de emociones en cualquier etapa de la misma. 

Esto no significa que haya que renegar del pasado o romper con él. Rememorar lo vivido, en su medida justa, nos aporta serenidad, paz, quietud, armonía. No es malo recordar tiempos pretéritos siempre que se haga desde el equilibrio y la mesura, tal como marca el adverbio de frecuencia: volver la vista atrás es bueno A VECES

En los momentos críticos de la vida, el ser humano se reconforta recordando momentos felices pasados. Nos pueden motivar, animar y dar energía para seguir adelante. El peligro está en obsesionarse con lo ya vivido, y que la nostalgia te mate. No puedes anclarte en une etapa concreta de tu vida. Tenemos que evolucionar. 

Todos nosotros hemos vivido fracasos y desencantos a lo largo de nuestra existencia. No podemos dejar que estos nos impidan seguir avanzando en nuestro camino. El trayecto vital es larguísimo, y mientras hay vida siempre hay esperanza para poder realizarnos y cumplir nuestros deseos, pasiones y proyectos. No podemos rendirnos porque uno de esos instantes no haya salido bien. Hay que pensar que vamos a tener más oportunidades. Debemos ser valientes, echarle agallas y luchar: mirar hacia delante es vivir sin temor. 

El paralelismo enfatiza los consejos del yo poético al auditorio, con el fin de dictar sentencia: oración de infinitivo con función de sujeto (volver la vista atrás/mirar hacia delante) + verbo copulativo (es/es) + atributo (bueno a veces/vivir sin temor). Son consejos muy valiosos que debemos aplicar el nuestra vida. 

Los últimos versos constituyen la síntesis y/o conclusión del poema: está bien rememorar de vez en cuando lo vivido (los recuerdos son el pasado...), pero no olvidemos que la vida sigue adelante (cuando queda tanto por andar...) y nos pueden pasar muchas cosas buenas, tan buenas como las que el hombre idealiza en su cabecita. La metáfora de la vida como senda bebe de autores como Jorge Manrique y Antonio Machado. 

La oración subordinada temporal con el cuantificador marca el momento de la esperanza (cuando queda tanto por andar...). Hay que comerse el mundo. 

Métricamente predomina el verso de arte mayor. Esto permite desarrollar mejor las ideas filosóficas y doctrinales. Detectamos leves asonancias entre dos versos consecutivos (pareados: ilusión-color....) o alternos (él-volver, mejor-temor...). El resto, va por libre. 



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