Después de un drama tan intenso y desgraciado como Elvira la Cantaora , cambiamos de
tercio y nos vamos con una copla que fusiona dos elementos muy importantes: por
un lado, la historia decimonónica española; por otro lado, una actitud irónica.
El resultado de esta unión tan extravagante llegó en el año 1952, en forma de
pasacalles. Su título es Con las bombas que tiran. Lolita Sevilla y Juanita Reina
hicieron versiones de este peculiar tema.
Cañones de artillería,
cañones de artillería,
no me quitarán el gusto
de cantar por alegrías.
Con las bombas que tiran, los fanfarrones,
se hacen las gaditanas, tirabuzones.
Que las hembras cabales, en esta tierra,
cuando nacen ya vienen, pidiendo guerra.
¡Guerra! ¡Guerra!
Y se ríen alegres, de los mostachos,
y de los morriones, de los gabachos.
Y hasta saben hacerse tirabuzones,
con las bombas que tiran los fanfarrones.
Son de piedra y no se notan,
las murallitas de Cádiz,
son de piedra y no se notan,
para que allí los franceses,
se rompan la cabezota.
Con las bombas que tiran, los fanfarrones,
se hacen las gaditanas, tirabuzones.
Que las hembras cabales, en esta tierra,
cuando nacen ya vienen, pidiendo guerra.
¡Guerra! ¡Guerra!
Y se ríen alegres, de los mostachos,
y de los morriones, de los gabachos.
Y hasta saben hacerse tirabuzones,
con las bombas que tiran los fanfarrones.
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Como ya hemos dicho, este poema posee cierto trasfondo histórico
ya que se ambienta a principios del siglo XIX. Para contextualizar un poco,
vamos con una pequeña clase de historia. Entre los años 1808 y 1812, España fue
invadida por el ejército francés de Napoleón. Este hecho desencadenó la Guerra
de la Independencia.
La superioridad de los soldados gálicos fue bastante
importante, de forma que muchas ciudades y pueblos españoles fueron cayendo como
chinches en manos enemigas, a pesar del espíritu de lucha encarnizada que
mostró el pueblo castellano.
Sin embargo, hubo una serie de puntos de resistencia que
aguantaron bastante bien a los ataques del país vecino y tuvieron el privilegio
de no ser conquistados. Uno de estos lugares (junto a Bailén, Zaragoza o Gerona)
fue la ciudad de Cádiz (sede de la famosa Constitución de La Pepa en 1812). Esta urbe se
ganó el título de muy noble, muy leal y muy heroica. Durante los años del conflicto
bélico, la capital fue bombardeada de forma continua por la artillería enemiga,
desde el mar (por la escuadra de navíos del almirante Rosilly) y desde tierra
(por los cañones de Mariscal Soult).
¿Os gustaría saber qué hacían los gaditanos con el plomo de
las granadas que tiraban los franceses? Tal como dice la letra de la copla, los
restos de la metralla que caían en las calles eran utilizados por las mujeres
de Cádiz como bigudíes (pinzas) para rizarse el pelo: Con las bombas que tiran los
fanfarrones se hacen las gaditanas tirabuzones
La copla está hecha desde la óptica de sátira y la ironía,
ya que el objetivo es burlarse y ridiculizar la figura de los soldados
franceses que entraron a España durante la Guerra de la Independencia. El
yo poético adopta una actitud frívola y trivial ante los ataques franceses, con
el objetivo de reírse de ellos y quitar trascendencia a su superioridad militar.
El tono resulta juguetón, lúdico, retozón, travieso. Ante el
ataque del enemigo no hay que llorar, sufrir o lamentarse, sino reírse, divertirse.
Si el yo se sintiera afectado, dolido o resentido, se estaría glorificando al rival,
se le estaría colocando en una posición de ganador. Los franceses hubieran
conseguido lo que querían desde el principio: ver a los españoles humillados,
derrotados, sin honor. En cambio, al restar solemnidad y dramatismo a los hechos,
se está desprestigiando de forma indirecta a la figura del enemigo, y su superioridad
no resulta tan notoria (o al menos se crea esa impresión).
La forma de tomarse las cosas es clave en esta copla. Reaccionar
desde el odio, el rencor o la violencia contra los franceses hubiera sido una
forma de seguir dando vida y carrete al enemigo. Con eso demostramos que el rival
es fuerte, ya que ha conseguido desestabilizarnos, sacar lo peor de nosotros, y
si tanto nos afecta y tanta importancia le damos a lo que han hecho, es porque han
salido victoriosos. En cambio, enfocando la canción desde el humor, la burla,
la chanza, la deshumanización, la falta de afectación, demostramos al enemigo
que no puede hacernos daño y sus ataques son inútiles, no tienen el efecto que
buscan…no son tan fuertes. La sátira es la mejor forma de desprestigiar, de
banalizar, de hacer a alguien débil e insignificante, que es lo que se pretende
hacer con los franceses.
En un lenguaje más actual (y un poco ordinario) diríamos “franceses,
seguid atacando, que a nosotros vuestras bombas de M….nos la bufa/nos la
pela/nos trae sin cuidado/nos la repampinfla”. Evidentemente, la copla no es
tan ordinaria (eso lo he dicho yo para que me entendáis), pero sí mantiene esa
actitud chulesca de paso de todo, me da igual todo, que hagan lo que les dé la
gana que a mí plin, con el objetivo de situar al español en una posición de
superioridad respecto al francés. Es una copla muy partidista y subjetiva que
está claramente posicionada a favor de uno de los bandos (España)
Las dos estrofas son de versos octosílabos.
En la primera, se observa esa actitud de pasotismo y
frivolidad que antes veíamos. La personificación de las armas del enemigo crea un
distanciamiento con la crudeza de la realidad: cañones de artillería, aunque
pongan los franceses no me quitarán el gusto de cantar por alegrías. Un hecho
serio y grave (un bombardeo) es tratado con cierta gracia y comicidad, lo cual
crea el contraste irónico que cohesiona todo el poema.
La fuerza del bando español se muestra aparentando normalidad:
por muchas bombas que tire el enemigo, eso no va a impedir que la alegría y el
vitalismo, rasgos esenciales e inherentes de los gaditanos, sigan estando
presentes. La metralla caerá, pero los vecinos seguirán con sus costumbres de
siempre. En este caso, el baile por alegrías tan típico de la provincia.
Ninguna guerra va a acabar con la juerga y el cachondeo.
Los franceses no van a alterar la rutina de los españoles,
no van a romper ese contexto de júbilo, euforia y optimismo. El mundo va a
seguir su curso como si nada pasara. Los franceses no tienen el poder de influir
o transformar los rasgos identificativos de Cádiz.
En la segunda estrofa, se hace alusión a las murallas de Cádiz,
las cuales están hechas de un material resistente y defienden muy bien la ciudad:
Son de piedra y no se notan las murallitas de Cádiz. La ciudad permanece
inmutable, inalterable e impasible a los ataques del francés. La resistencia es
alta.
El uso del diminutivo (murallitas) da a la copla un carácter
afectivo, el cual enfatiza el tono juguetón que antes comentábamos. El despectivo
(cabezota) permite caricaturizar y muñequizar a los franceses, mediante una
imagen coloquial y deshumanizada, que roza lo escabroso y lo gore (romperse la
cabeza).
El estribillo está formado por la combinación de varios
pareados, es decir, versos que riman entre sí: fanfarrones-tirabuzones, tierra-guerra,
mostachos-gabachos
En esta parte de la canción se da la vuelta a la situación,
convirtiendo lo nocivo, lo perjudicial y lo negativo (la metralla enemiga) en
algo positivo o incluso beneficioso (los tirabuzones para rizar el pelo que se
crean a partir de los restos del armamento).
Se crea un contrapunto muy interesante, ya que la forma de atacar
a los franceses se plantea desde la esfera de la intelectualidad, lo retórico, lo
psicológico y lo irónico. En ningún momento vemos a los españoles utilizando armas,
empleando la fuerza bruta o recurriendo a la violencia. Sin embargo, sí encontramos
un aire exaltado en el discurso haciendo llamamientos a la lucha con exclamaciones
retóricas (¡Guerra, Guerra!) y destacando el carácter innato de dureza y
fortaleza de la mujer gaditana: las hembras cabales en esta tierra, cuando
nacen ya vienen pidiendo la guerra. El adjetivo elogioso (cabal) es una forma
de ensalzar lo propio, lo autóctono, que es motivo de orgullo.
Resulta muy curioso crear este contexto de fuerza, intensidad,
grandilocuencia (en plan, esto es la guerra), y luego usar un método de ataque
contrario (la risa y la ironía).
Al final del estribillo asistimos a la creación de una
caricatura del bando enemigo: y se ríen alegres, de los mostachos, y de los
morriones, de los gabachos.
El término gabacho es un adjetivo despectivo que se usa para
referirse a los ciudadanos de origen francés. Posee connotaciones críticas y de
menosprecio
La descripción física trae consigo la aparición del bigote (mostachos)
y un casco de armadura que en lo alto lleva un plumaje de adorno (morriones).
Como veis, se confecciona un retrato que roza la muñequización.
Parecen monigotes, peleles…todo muy exagerado y deformado para provocar la
carcajada, la risa y la mofa.
Algunos recursos retóricos están al servicio de la ironía.
-Por un lado, la tendencia al hipérbaton. Cuando el sujeto
tiene que ver con lo francés, se pospone a última posición sintáctica: que
tiran los fanfarrones. En primera posición está el verbo (tiran) y luego el
sujeto (los fanfarrones). Con esto se quiere transmitir la idea de que lo
francés es un elemento poco importante, poco relevante, que merece ser llevado
al final de la oración, en un rinconcito apartado, marginado…
-Por otro lado, la hipérbole: que las hembras cabales, en
esta tierra, cuando nacen ya vienen, pidiendo guerra. Esta imagen rompe con las
leyes de la lógica y la biología. No creo que un recién nacido tenga la
capacidad de odiar lo francés de una manera natural. Se aplica el innatismo a
algo que se desarrolla por influjo social, ambiental, familiar, educacional…
-El uso del polisíndeton permite al autor recrearse en la
acumulación satírica: y se ríen alegres de los mostachos, y de los morriones,
de los gabachos y hasta saben hacerse tirabuzones…
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