¿Habéis utilizado o escuchado alguna vez la expresión
“comulgar con ruedas de molino”? Esta frase hecha (que como veis, se inspira en
una imagen religiosa, sagrada y católica que se profana) se utiliza cuando
nosotros nos acabamos creyendo (y dando por verdaderas) cosas absurdas e
inverosímiles, que nadie más se creería. Por tanto, sólo las personas inocentes
e ingenuas, con un exceso de buena fe y confianza en los demás, son los que
acaban comulgando con ruedas de molino.
El origen de la expresión radica en una
hipérbole, una extrema comparación entre la rueda del molino (muela) y la hostia
sagrada con la que se comulga en misa. Se trata de un desproporcionado
paralelismo de tamaño que resalta la obviedad de que nadie podría tragar la una
por la otra, ya que las cosas se ven tan claras que sólo una persona muy
ingenua que no ve más allá de sus narices podría acabar dando por verdadera una
mentira tan evidente.
La protagonista de la canción que vamos a analizar hoy se
verá obligada a comulgar “con ruedas de molino” (ese es su
título del tema) para que no se le caiga su mundo, su realidad, su vida que tanto le ha costado construir. La copla posee
rasgos de bolero, es del año 1968 y la popularizaron voces como Marifé de
Triana o Rocío Jurado
Otro domingo más sin tu mirada
frente a la gente.
Que pasa y que traspasa indiferente
a mi canción de amor desesperada,
desesperada.
Una yegua de celos colorada
corre llena de furia por mi frente
y galopa de Oriente hasta Occidente
en busca de tu falsa coartada.
Porque yo se de mas que en esta hora
hay alguien que los labios te devora
y comparte,
y comparte contigo pan y vino.
Mas como de perderte tengo miedo,
no ahondo en la maraña de tu enredo,
y comulgo con ruedas de molino,
y comulgo con ruedas de molino.
.............................................................
La protagonista no comulga con ruedas de molino porque sea ignorante, inocente o de buena parezca tonta. Nada de eso. Comulga con ruedas de molino con toda la voluntad del mundo, desde su propio deseo, sabiendo lo que hace. De hecho, ella conoce de sobra la verdadera realidad
(su amado está manteniendo relaciones con otra mujer). Más bien diríamos que la
protagonista se hace la tonta, finge no saber nada de cara a la galería (incluido
su amado) y prefiere no ahondar en el tema, creyéndose todas las excusas que le
da su marido, y ella aceptándolas, y aparentando que todo funciona de una manera normal. ¿Y cuál es
la causa que le hace a esta mujer ser una cornuda delante de la gente y no rebelarse, y ella misma siendo consciente de ello?
Pues lo dice la canción de una manera escueta y sincera: ella está tan
enamorada y tiene tanto miedo de perder a su amado, que prefiere resignarse y
aguantar carros y carretas. Entre quedarse sola y vivir en una mentira, prefiere esto último. Es su forma de querer a esa persona.
La canción empieza en un tono de lamento, donde el yo
poético refleja la angustia de su situación, que alcanza cierto grado de
desesperación. En esta queja se percibe la soledad de la protagonista, pero no
de soledad física (realmente, la presencia del amado es constante), sino de
soledad lírica, donde falta complicidad con la persona que ama (Otro domingo más
sin tu mirada). Es el tópico de estar tan cerca del amante y a la vez tan
lejos. La mirada funciona como sinécdoque, ya que se designa un elemento o
parte del amante (los ojos) en lugar de hacer referencia a la figura de la persona
completa (el ser en su conjunto).
El estado de la protagonista alcanza tal estado de
desespero que acaricia la hipérbole: "dejándome morir frente a la
gente". Por eso la voz poética se siente portadora de ese sentimiento de dolor que reflejará en el propio texto: que pasa y que traspasa indiferente a mi canción de amor desesperada. El sentimiento de pena de la mujer se proyectará en el poema que está recitando.
Todo esto se ve en los seis primeros versos, que por su
disposición métrica recuerda a una estrofa de pie quebrado (copla manrriqueña),
con eso de que los versos tres y seis son más cortos. No obstante, no es una
copla manrriqueña pura, ya que en Manrique los versos más largos son de 8 sílabas
y aquí son de 11.
Después, llegamos al cuarteto (11A, 11B, 11B, 11A) donde podemos
ver que la protagonista tiene sangre en las venas. Ella podrá callarse,
hacerse la tonta y comulgar con ruedas de molino delante del marido, pero el
hecho de que su amado mantenga relaciones con otra mujer, le infunde unos sentimientos
de celos y de rabia (como le pasaría a cualquiera ante una situación así). Aunque no lo parezca, el yo poético tiene su corazoncito y le duele ver ciertas cosas.
La
imagen de la yegua desplazándose por la cabeza de la protagonista de un punto
cardinal a otro (una yegua de celos colorada corre llena de furia por mi mente
y galopa de Oriente a Occidente) le da una fuerza tremenda a la canción,
ya que la mujer, sufre sabiendo que su amado tiene un lío con otra (montando
una “falsa coartada”, es decir, una doble vida). La protagonista, como todo ser
humano, sufre con estas cosas, tiene su orgullo, su honor,
quiere saber la verdad, conocer información, saber todos los detalles de la otra, le duele ser una cornuda, está celosa, siente rabia,
enfado. Lo que pasa es que en lugar de reprochar al marido y manifestar públicamente
su furia, prefiere guardárselo y vivirlo de una forma íntima y silenciosa.
El color rojo simboliza la pasión sentimental: la
protagonista siente mucha rabia e impotencia, hecho que se remarca mediante la anástrofe: el complemento se antepone al núcleo adjetival (de celos colorada...colorada
de celos). El hecho de integrar un concepto animal (yegua) dentro de la anatomía
de la persona (mi frente), crea un efecto animalización: la protagonista se
siente tan rabiosa y tan salvaje como un animal. Los adjetivos
permiten intensificar al máximo los sentimientos de enfado: "llena de
furia". Los verbos de movimiento también contribuyen a reflejar la ira, la
necesidad de exteriorizar su dolor (corre, galopa). A ella le gustaría poder
decirle al marido todo lo que siente y sacar a la luz su doble juego (en
busca de tu falsa coartada). Pero no lo hace...
Una vez pasamos el cuarteto, entramos en una estrofa de ocho
versos (donde si obviamos los elementos repetidos, realmente son dos
tercetos). Después de descargar toda la
fuerza en el cuarteto, el yo poético se serena y adopta una postura más intimista,
donde saca a la luz la clave narrativa del tema, sin tapujos y sin adornos,
como asumiendo la realidad a la vez que justifica todo el enfado y rabia de la
estrofa anterior: ella sabe que su amado está con otra mujer (porque yo
sé de más que en esta hora hay alguien que los labios de te devora y comparte contigo
pan y vino). La verdadera realidad se desvela mediante el recurso de la
sinécdoque, donde se alude a una parte por el todo:
- hay alguien que los labios te devora (evidentemente, los
labios y el cuerpo entero).
- Comparte contigo pan y vino (evidentemente, comparte todo,
la vida entera con esta otra mujer).
Una vez desvelada la realidad, el yo poético se sincera,
reflexiona sobre su situación y sus sentimientos, y toma una decisión, de una
forma serena y estoica: como tiene miedo de perder a su amado (al cual sigue
queriendo), prefiere creerse todas las excusas que este le da para ocultar su
doble vida (es decir, la protagonista comulga con ruedas de molino delante de
él) y hacer como si nada pasara. La metáfora de la maraña (pelo enredado)
representa la doble vida que lleva el hombre, ya que hacer este doble juego es
muy lioso para que no te descubran. Está con una y a la vez con otra. La protagonista, podría perfectamente
descubrirlo y sacar toda la verdad del doble juego del amado. Sin embargo,
prefiere callarse y apechugar, ya que está locamente enamorada y no quiere quedarse sola.
En cuanto al estilo, se trata de una copla muy fina, sin
coloquialismos, muy elegante y con cierto sabor añejo (por ejemplo, se usa la
conjunción adversativa mas en lugar de pero o sin embargo). Las repeticiones
(frente a la gente, frente a la gente, desesperada, desesperada, comparte, y
comparte, comulgo con ruedas de molino, comulgo con ruedas de molino) aumentan el dramatismo de la historia, como si la protagonista estuviera tartamudeando, no dando crédito a lo que pasa (parece que le cuesta asumir lo que dice...hace un esfuerzo de asimilación muy doloroso). También
encontramos un suave oleaje en la alteración del orden sintáctico con el
objetivo de darle más ritmo y musicalidad, y crear como un adorno (una yegua de
celos colorada: una yegua colorada de celos; como de perderte tengo miedo: como
tengo miedo de perderte). Esto también refleja la perturbación de la voz poética. Cuanto estás afectado, es normal romper la sintaxis y no seguir el orden lineal.
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