viernes, 27 de marzo de 2020

Levántate pamplonica: la canción que delata que España no está en su huso horario

El tema que vamos a analizar hoy es todo un clásico de las fiestas de San Fermín, que como muy bien sabéis, se celebran en Pamplona todos los 7 de julio (y que lamentablemente, este año no se va a celebrar por culpa del Coronavirus). Se trata de una diana, es decir, una canción que se utiliza para despertar a la gente por la mañana. Se titula Levántate pamplonica (o Aupa los irunshemes).



Levántate Pamplonica
y da de la cama un brinco,
Mira que ya son las cinco
 y el encierro es a las seis.

Y aquél que no se levante
por la calle La Estafeta
Lo mandan a hacer puñetas
por ser un mal pamplonés.

El que se levante para las seis
 delante los toros correrá.
San Fermín que todo lo ve,
los bendecirá, los bendecirá, los bendecirá.

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Ignacio Baleztena fue el encargado de diseñar la letra, tomando como base la melodía de una diana floreada de principios del siglo XX. Los toques de diana sonaban al amanecer en los cuarteles para levantar a los soldados. Los días festivos la melodía de la diana tenía una cadencia más festiva, más musical, menos “guerrera”. De ahí que se llamara diana floreada. En el año 1923 don Ignacio puso letra a una de estas dianas floreadas de los albores de 1900. Y así surgió la canción de hoy, que se ha convertido en uno de los himnos que se cantan todas las mañanas durante las fiestas de Pamplona para despertar a los vecinos y animarlos a acudir a los encierros.

Mediante los imperativos, el yo poético invita a los habitantes de Pamplona a despertarse (levántate, pamplonica, y da de la cama un brinco). Con el vocativo la voz del poema se dirige a una colectividad concreta: la gente de Pamplona, la cual se materializa con el gentilicio (adjetivo de procedencia) “pamplonica”.

El anástrofe o anteposición del complemento al núcleo (da de la cama un brinco…da un brinco de la cama) crea un estado de agitación, intensidad, actividad, movimiento…el yo quiere que la gente se levente lo más pronto y rápido posible para llegar al encierro.

El marcador conversacional (mira) da un toque se espontaneidad al discurso. Reclama la atención de los pamploneses, para que acudan al evento: mira que ya son las cinco y el encierro es a las seis.

Leyendo este versito, seguramente muchos os preguntaréis…vaya hora más rara de empezar los encierros. Pues sí que estaban locos los pamploneses de comienzos del XX, empezar los encierros a las 6 de la mañana cuando todavía no ha amanecido…¿Acaso a los habitantes de Pamplona les apasionaba eso de correr delante de los toros a esas horas tan antisociales de la madrugada en medio de la oscuridad de la noche? Pues sí que estaban buenos jajaja.

Pues os tengo que decir que no. Los pamploneses no estaban locos. El problema no es de cordura, sino de sistema horario. El huso horario que tenía España en 1923 no es el mismo que tiene ahora en 2020. Y el poema, que es un reflejo de la situación de principios del XX, vemos que no encaja con lo que tenemos ahora. Por eso da la sensación de que los pamploneses del XX tenían hábitos muy raros, cuando realmente los que tenemos las costumbres cambiadas somos nosotros fruto de ese cambio de huso. Podríamos decir que el texto se ha quedado desfasado, no concuerda con lo que hay ahora, pero es un reflejo de que hace 100 años, los españoles llevábamos otros horarios distintos. Por eso, analizando la canción desde la perspectiva actual nos choca mucho que un encierro empiece a las 6 de la mañana, cuando lo normal, hoy, es que empiece a las 8.

Esto tiene su lógica y es interesante explicarlo. Me apasiona que una copla como esta dé pie a tratar un tema tan interesante como es el del huso horario. Al fin y al cabo, un texto literario refleja las pautas culturales de una sociedad, que son un vestigio del pasado. Nos permite conocer mejor la historia.

El 7 de julio de 1923 amanecía en Pamplona alrededor de las 4:40 de la mañana. Hoy lo hace sobre las 6:40 (2 horas más tarde). ¿A qué se debe esto? Pues a que en 1923 España se regía por el horario del meridiano de Grenwich (llamado también GMT 0). Es el horario actual de Canarias, Portugal o Inglaterra. Y supuestamente, es el horario que deberíamos tener todo el año ya que es el que más se ajusta al sol. Y según los médicos y expertos, el más sano. Con este horario GMT lo normal es que en España amaneciera en pleno verano entre las 4:15 (zona de Cataluña) y las 5:15 (zona de Huelva). La línea del amanecer estival cruza la península en dirección Noreste-Suroeste. Y España es el último sitio de Europa en llegar la luz del sol.

¿Qué es lo que pasó en 1940? Llegó Franco y decidió abandonar el uso GMT 0 y tomar la referencia horaria de un meridiano más el este: el meridiano de Berlín y Roma, que es el horario que rige todos los países de Centroeuropa (GMT+1). Es nuestro horario actual de invierno que tenemos todos los años desde la última semana de octubre a la última semana de marzo. Por lo tanto, a comienzos de los cuarenta, adelantamos una hora al reloj, de tal forma que amanecía una hora más tarde, pero también anochecía una hora más tarde. De esta manera, en Pamplona ya no amanecía en verano a las 4:40, sino a las 5:40. Con este cambio, a las 5 de la mañana todavía no había salido el sol en Pamplona (estaría a punto de clarear).

Todos los países de Europa Occidental aplicaron durante los años 40 el GMT +1 como gesto de acercamiento a la Alemania Nazi. Después de la Segunda Guerra Mundial, Portugal e Inglaterra volvieron a su horario original (GMT 0), mientras Francia y España decidieron quedarse en el GMT +1. Y todavía seguimos hoy así.

Pero es que todavía hay más. A raíz de la crisis del petróleo de 1973, muchos países europeos decidieron adelantar una hora sus relojes durante el verano, para fomentar el ahorro energético retrasando el anochecer hasta pasadas las 21:30. España, a pesar de estar ya adelantada una hora, aplicó también el cambio horario de verano, de tal forma que todos los años, desde la última semana de marzo a la última semana de octubre, nos situamos dos meridianos más el este que el de Greenwich (GMT+2). Es el horario de la Europa del Este (Grecia, Finlandia…). Por lo tanto, se retrasó el amanecer estival una hora más, de tal forma que llegamos a la situación actual que es cuando amanece en verano alrededor de las 6:40.

Si el encierro siguiera empezando a las 6, se realizaría de noche. Por eso, a raíz de estos cambios de huso, la gente también empezó a cambiar sus hábitos de vida y a retrasar todas sus rutinas.

Lo normal es que un encierro de San Fermín empiece una hora después de amanecer. Si en el verano de 1923 amanecía a las 5, lo normal es que el encierro empezara a las 6 (como refleja la canción). Si en el verano de 2020 amanece a las 7, lo normal es que se haga el encierro a las 8 (como pasa hoy). Al final, nos adaptamos a todo. Sería absurdo levantarse antes de esa hora, ya que todavía sería de noche. Así los españoles empezamos a retrasar nuestras costumbres y tenemos el sambenito (y con razón) de ser los últimos en desayunar, comer, salir de trabajar, cenar, acostarse. Eso de comer a las 3 de la tarde, cenar a las 10 de la noche o acostarse a la 1 de la madrugada es simplemente una costumbre moderna derivada de estos cambios de huso. Y solo sucede en España (que es el país más desviado respecto al sol). Nos pasamos todo el año 1 hora adelantados respecto al sol durante el invierno, y 2 horas durante el verano. En Galicia, 2 en invierno y 3 en verano. Una locura que acaba resintiendo nuestros cuerpos (aunque no lo parezca). Una persona que se levanta a las 6 en verano, lo está haciendo a las 4 hora solar. Una burrada. Tenemos fama de vagos, pero realmente, respecto al sol somos los que más madrugamos de toda Europa jajjajaa (y los que menos dormimos)

Se supone que esto se hace para aprovechar mejor la luz. Adelantándonos al sol conseguimos quitar luz a las mañanas para dársela a las tardes que es cuando se tiene el tiempo de ocio.
¿Cosas buenas?

-Nuestras tardes invernales se equiparan a las de un país tropical, con luz hasta las 18:00. Aunque a algunos os parezca deprimente el invierno, somos los más afortunados en ese sentido. En los países nórdicos a las 15:00 ya es de noche. En Alemania o Inglaterra a las 16:00. En Roma o París a las 17:00. Nosotros somos los únicos que tenemos luz hasta las 18:00

-Nuestras tardes de verano son larguísimas, equiparables a las de un país del norte de Europa. En Galicia, por ejemplo, se llega a tener luz hasta pasadas las 11 de la noche durante algunos días de junio, como sucede en ciudades cercanas al polo (Estocolmo, Oslo…)

-No desaprovechamos luz durante las mañanas de verano. En muchos países de Europa en verano amanece a las 4-5 de la mañana. Se supone que a esas horas la gente está durmiendo, por lo que la luz no se aprovecha (además de resultar muy incómodo para conciliar el sueño). Si volviéramos al GMT 0 con las costumbres de ahora, se devoraría un montón de luz por la mañana de verano, ya que a las 5 de la mañana muy poca gente estaría despierta.

¿Cosas malas?

-Nuestras mañanas invernales son demasiado oscuras para la latitud en la que nos situamos. España tiene 9 horas de luz en el mes de diciembre. Se supone que ese tiempo da para cubrir toda la jornada laboral y escolar. Si tuviéramos 5 horas de luz como Finlandia es evidente que te tienes que comer sí o sí la oscuridad en las primeras y últimas horas del trabajo. Pero teniendo 9 se supone que no hay necesidad de tener que ir al trabajo de noche. Sin embargo, con nuestro horario desviado nos pasamos la mitad del año levantándonos y entrando a trabajar en las tinieblas. Durante diciembre y enero amanece pasadas las 8:30 (en sitios de Galicia llega a amanecer durante varios días cerca de las 9:10, como si fuera Estocolmo jaajaa). Incluso en octubre, cuando todavía hay 11 horas de luz, gracias a la prolongación del horario de verano GTM+2 durante ese mes, el día empieza entre las 8:15-8:45. ¿El contrapunto? Disponemos de tardes más largas.

-Nuestras noches de verano son más calurosas de lo que deberían. Esto es de cajón. Si tenemos luz hasta las 22:00 de la noche (y más en un país como España, que ya se sabe las temperaturas que sufrimos), está claro que el calor va a perdurar hasta bien entrada la madrugada. En las noches de verano nos cuesta conciliar el sueño, ya que si el sol se va a las 22:00, cuando llega la hora de acostarse, hace muy poco tiempo que empezó a aflojar el calor. Por lo tanto, no refrescará hasta las 1-2 de la mañana. Si anocheciera dos horas antes (a las 20:00, que es la hora a la que debería hacerlo con GMT 0), a las 23:00 ya empezaría a correr un poco el aire y se podría dormir mucho mejor. ¿El contrapunto? El sol a las 4:15/4:30 ya estaría fuera, por lo que a las 8-9 de la mañana, con el astro rey bien alto, la calle ya sería un horno desde bien temprano jajajjaa. Otro problema derivado de este anochecer estival tan tardío es que la gente que madruga al día siguiente (los niños que tienen que ir al cole en mayo-junio, trabajadores que a las 5 de la mañana se levantan), no les queda más remedio que irse a la cama con luz todavía en el exterior.

Con este desfase horario (1 hora en invierno y 2 en verano) los turistas que vienen a nuestro país se quedan con la imagen de que España es un país en el que hay mucho sol. Esta ilusión la hemos creado nosotros de una forma artificial. Y para que me entendáis, os lo voy a explicar con un ejemplo

Yo tengo una amiga que vive en una ciudad de Finlandia llamada Turku. Yo vivo en Ciudad Real (4000 kilómetros de distancia). El día invernal español tiene una duración de 9 horas. El día de invierno de Turku, 5 horas. Por lo tanto, durante los meses fríos Ciudad Real tiene 4 horas más de luz que Turku.

La situación se invierte en verano. El día estival español tiene una duración de 15 horas. El día de verano de Turku, 19 horas. Los fineses nos ganan por 4 horas durante esos meses cálidos.

El número de horas de luz es exactamente el mismo a lo largo del año. Sin embargo, mi amiga tiene la sensación de que en España hay más sol que en su ciudad. ¿Por qué se crea esa ilusión? Pues básicamente porque los españoles, desviándonos dos husos hemos sabido reubicar las horas de luz en los momentos del día en que hay mayor actividad.

Vamos a analizar la situación del amanecer invernal. Durante los días más cortos del año, el sol sale en Ciudad Real en torno a las 8:35 de la mañana. Justo cuatro minutos después lo hace en Turku (recordad que Finlandia tiene una hora más, así que el sol sale en Turku a las 9:39, 8:39 hora española). Cuatro minutos de diferencia. Normalmente, siempre amanece antes en Turku que en Ciudad Real, salvo una docena de días de finales de diciembre y principios de enero que lo hace 4 minutos antes en la ciudad manchega.

Si hemos dicho que Ciudad Real tiene 4 horas más de luz que Turku en invierno, y los dos países amanecen casi a la vez en invierno…¿Dónde está la diferencia entonces? Pues esas 4 horas que nosotros tenemos demás, las colocamos en la tarde, de tal forma que el día empieza a la vez, pero cuando en Turku anochece nosotros tenemos 4 horazas más de luz para disfrutar. Es la envidia sana que mi amiga siente cada vez que hablo con ella en invierno

A mediados de diciembre, en la ciudad de Turku anochece sobre las 15:20 de la tarde. Esto significa que a las 14:20 hora española, en Turku se ha puesto el sol. En Ciudad Real sigue siendo de día (solo pasa una hora del mediodía), y todavía queda luz para rato. Desde las 14:20, hasta las 17:53 que se hace de noche en invierno en mi ciudad…todo ese tiempo Ciudad Real tiene sol y Turku no. Es decir, esas 4 horas demás, las colocamos en el momento central del día, cuando la gente está haciendo actividad (comiendo, trabajando, estudiando, ocio, paseando…). Entonces, se crea la imagen de que la tarde invernal española es larguísima (en comparación al resto de países). Igualamos el amanecer al resto de Europa, y las horas sobrantes de luz para la tarde.

Ahora vamos a la situación contraria: el anochecer de verano. Durante los últimos días de junio y primeros de julio, en Ciudad Real se hace de noche a las 21:45. En la ciudad de Turku lo hace 19 minutos después (a las 23:04, 22:04 hora española). Normalmente, en La Mancha siempre anochece después que en Turku, salvo esos pocos días del solsticio de verano que lo hace unos minutos antes aquí

De todas formas, la diferencia es mínima (no llega a 20 minutos). Y ya hemos dicho que el día de verano de Turku dura 4 horas más que el de Ciudad Real…¿Dónde colocan los fineses esas cuatro horas de luz demás? En la madrugada.

Durante los meses de junio y julio, el sol sale en Turku a las 4:00 de la madrugada (3:00 hora española). Eso significa que desde las 3:00 de España hasta las 6:50 que amanece en Ciudad Real en pleno verano…todo ese tiempo (casi 4 horas) es tiempo de luz en Turku que en España no disfrutamos. Lo que pasa es que a esas horas, la gente está durmiendo, descansando, sobando. Es tiempo no disfrutable. Las cuatro horas extra las colocan en un momento del día en que no hay nada que hacer.

Esa es la principal diferencia entre España y Finlandia. Nuestras 4 horas demás en invierno las colocamos en momentos de actividad, de vida, de rutina, de estar despiertos (por la tarde). Sus 4 horas los finlandeses las colocan en un momento del día que es imposible de aprovechar, ya que la gente está durmiendo (madrugada). Por eso se crea la sensación de que nosotros tenemos más luz que ellos, cuando no es verdad. Nosotros igualamos nuestro anochecer de verano al resto de países de Europa, a costa de llevar nuestro amanecer estival hasta las 7 de la mañana (cuando en resto de países ya están amanecidos desde hace varias horas).

España es el país que menos horas de luz tiene en verano, pero las aprovechamos mejor, llevando el anochecer hasta pasadas las 10 de la noche en muchos puntos de la península. Total, a las 3-4-5-6 de la mañana estamos durmiendo y no nos importa. Y gracias a eso, nuestras tardes de verano son tan largas, como si viviéramos en el norte de Europa.

En fin…me encanta cómo a partir de una cancioncilla de San Fermín hemos podido explicar un tema tan interesante como este. Esta canción es la prueba del algodón de que España está en un huso horario que no le corresponde. Y también, nos muestra que en 1923 nuestros abuelos se regían por unos horarios distintos.

La literatura refleja muy bien las pautas culturales de una sociedad. Algo parecido sucede también con los refranes. Si nos ponemos a analizar proverbios relacionados con la luz del sol, veremos que hay datos que no nos cuadran desde la perspectiva actual. Veamos algunos ejemplos:

-Por San Antón, a las 5 y con sol. Yo cuando era chico recuerdo escuchar este refrán a mi abuela, y yo, por más que lo analizaba e intentaba darle sentido, no conseguía comprenderlo: ¿Cómo que a las 17:00 un 17 de enero hay sol, si a las 5 de la tarde hay sol todos los días del año? Con el horario actual de invierno (GMT+1) ningún día anochece en España antes de las 17:00. ¿Entonces, qué es lo que pasa?

Antes de 1940, con el horario de Greenwich, en el mes de diciembre anochecía alrededor de las 16:30-16:45. Por lo tanto, en los peores meses del año a las 17:00 era de noche (como hoy sucede a las 18:00 en Navidad). Cuando llegaba mediados de enero, la gente notaba que la tarde empezaba a alargarse ligeramente, y a las 17:00 ya había algo de luz. Por eso se decía que por San Antón a las 5 y con sol. Hoy tendríamos que decir, por san Antón a las 6 y con sol (aunque no suene tan bien jajajaja)

-Por la virgen de agosto a las 7 está fosco (fosco=oscuro). Si lo analizamos desde la perspectiva actual, veremos que el refrán no tiene coherencia. Si un 15 de agosto a las 7 de la tarde nos da por mirar al cielo, veremos al sol todavía relativamente alto, dando sus buenos rayos de luz. Entonces…¿Cómo que a las 7 está oscuro? No entender…

Pues muy sencillo. Antes de 1940, con el horario de Greenwich anochecía en verano entre las 19:30-20:00. Cuando llegaba el 15 de agosto, la Asunción, la gente percibía que la tarde comenzaba a achicarse de una forma bastante considerable, y a las 19:00 ya estaba anocheciendo (frente a las 19:30-20:00 del mes de junio). En casi dos meses se había perdido un poco más de media hora. Con el horario actual, el refrán debería formularse de esta manera: por la virgen de agosto a las 9 está fosco. Cuando llegaba la feria de mi ciudad, recuerdo a mi abuela decir…cómo se nota ya los días!!!!!!!!!. Salías a la calle a las 21:00 y contemplabas con horror cómo se estaba haciendo de noche (frente a las 22:00 del solsticio de junio), síntoma de que el verano se estaba acabando.

No obstante, si tomamos el refrán original y lo aplicamos a la mañana en lugar de a la tarde, creo que podría seguir teniendo algo de validez: por la virgen de agosto a las 7 (de la mañana) está fosco.

En pleno junio amanece en España entre las 6:30 y las 7:00. Cuando llega agosto, la mañana también ha perdido luz. El día 15 en muchos puntos del centro y oeste amanece alrededor de las 7:30 de la mañana. Por lo tanto, a las 7 todavía no ha salido el sol y está fosco. Aunque sea en otro sentido, al menos este refrán sigue teniendo validez.

Y después de toda esta parafernalia de dimes y diretes con el horario, vamos a completar el análisis de nuestra canción de San Fermín.

¿Por dónde íbamos?

Ah sí…cuando la voz poética animaba a los habitantes de Pamplona a levantarse de la cama, a toque de diana, a las 5 de la mañana, para acudir al encierro que empezaba a las 6. Y de ahí he soltado todo el rollo jajajjajaa

El yo lanza una especie de pullita, de ataque, de crítica a los que no acuden a la fiesta. Se dirige a los “disidentes” mediante una oración adjetiva de relativo: Y aquel que no se levante….por la calle La Estafeta lo mandan a hacer puñetas por ser un mal pamplonés.

La Estafeta es el nombre de una de las calles más emblemáticas de Pamplona, por donde trascurren los encierros de San Fermín. Mide alrededor de 250 metros. Empieza en la curva de Mercaderes y acaba en el tramo de Telefónica. Posee una leve pendiente, y está cubierta de losetas y adoquines.

Se recurre a una expresión que roza lo vulgar para atacar a aquellos que no siguen las costumbres de la ciudad (lo mandan a hacer puñetas, por ser un mal pamplonés). En ese sentido, la copla posee un tono un poco radical, ya que clasifica a los pamploneses positiva o negativamente en función de la adopción de la tradición. Los que no van a los encierros no merecen ser considerados miembros del conjunto o colectivo. Quedan excluidos y denostados mediante al adjetivo subjetivo (mal pamplonés).

En la última estrofa, el yo poético elogia a aquellos que siguen la tradición y acuden a correr a los encierros: De nuevo, mediante una oración de relativo sin antecedente, la voz del poema selecciona/discrimina a un público concreto, al que se dirige de forma específica para diferenciarlo del otro colectivo: el que se levanta a las seis delante de los toros correrá, San Fermín que todo lo ve, los bendecirá. Este colectivo es el bueno. El otro, era el malo. Se genera un contraste.

San Fermín, el patrón de Pamplona, queda representado como una divinidad omnipresente mediante una oración de relativo explicativa: San Fermín, que todo lo ve, los bendecirá. La gente que cumple la tradición merece ser encomiada por el santo.

Métricamente predomina el verso de arte menor. La primera estrofa sigue el esquema 8- 8a 8a 8-. La segunda, igual. Y la tercera es una copla clásica: 8- 8a 8- 8a

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