jueves, 5 de marzo de 2020

Marta la dormía: la chica empanada que un día espabiló más de la cuenta


Una de las cosas buenas que tiene la copla es la disparidad de registros y personajes que protagonizan las historias de las canciones. Un día estamos viviendo un drama intenso y truculento como María la Portuguesa, y al siguiente nos estamos riendo como si no hubiera un mañana de personajes que rozan la caricatura y el absurdo como el que os traigo hoy. Se llama Marta la dormía, la cual protagonizó un tanguillo que Lola Flores popularizó en el año 1949. El disparate y la comicidad serán la tónica dominante de este curioso tema


La pobresita de Marta,

que es un capullo temprano,
tiene la pobre una farta:
que duerme más que un gusano.
Se duerme por medio día,
se duerme al atardesé,
delante de la comía
y hasta se duerme de pie.
Y la madre de Marta, la pobre,
siempre está disiendo:
“Esta niña ha salío a su padre,
más floja que un vendo.”

Marta,
abre ya los ojos que está la sopa puesta en la mesa.
Marta,
como no despiertes te tiro el plato por la cabesa.
Marta,
que hay fuego en la casa y están ardiendo los cortinones.
Marta,
dentro de tu cama se t’han metío siete ratones.
La Marta se descompone,
despierta despavoría
y al no ver a los ratones -¡Momá!-,
poniéndose los calsones,
se vuelve a quear dormía.

Con un mosito tratante
siempre pelaba la pava,
y el novio tomó el portante,
de verla cómo roncaba.
Pero al corré de los días,
sin sabé ni cómo fue,
estando Marta dormía
se encuentra con un bebé.
Y la mare de Marta, furiosa,
siempre está disiendo:
“¿Cómo pudo ocurrí esta desgrasia,
si estaba durmiendo?”

Marta,
abre los ojitos, mira que ar niño no le entra el gorro.
Marta,
vaya un angelito, tié la cabesa como Cascorro.
Marta,
s. esta criatura va a sé, sentraña, nuestra ruina.
Marta,
si le duele el coco, no habrá dinero para aspirina.
La Marta se desespera,
despierta despavoría,
y así dise con franquesa -¡Momá!-,
“El niño tié por cabesa
el bombo la lotería.”

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Tal como se indica en el título de la canción, nuestra amiga Marta tiene un problema importante: a todas horas tiene sueño. No sabemos si será porque le ha picado la mosca tse-tse y tenga la enfermedad del sueño, o porque simplemente sea una perezosa (se está mucho mejor sobando que trabajando jajajaj) pero el caso es que la moza se pasa todo el día durmiendo.

En este tipo de coplas el narrador adopta una postura de superioridad sobre el personaje (como si Marta fuera una pobre diabla, medio loca y tonta, que no sabe absolutamente nada de lo que es la vida). Y al receptor le pasa lo mismo: leyendo la letra llegamos a imaginarnos a una chica joven, con poco espabilo, atontada, sin sangre en las venas, con poca iniciativa, con miedo a enfrentarse a las cosas, que no sabe hacer nada sin la ayuda materna. La vemos como un ser inferior.

En ese sentido estamos ante una copla de corte quijotesco. No hay intención moralizante pues el objetivo no es enseñar o educar, sino reflejar lo absurdo del comportamiento de la protagonista. Sus disparates se representan desde la óptica de la ternura y el cariño, de forma que la locura de Marta acaba generando empatía en el receptor. Nos cae bien la chica a pesar de sus pifias mentales.

Se produce un contraste entre el mundo interior de Marta (basado en el ridículo, lo grotesco, el surrealismo, lo risible) y la realidad que le rodea (la madre, el novio…)

El hecho de que el narrador adopte una postura de superioridad moral, intelectual y física no significa que Marta sea mala persona (no nos equivoquemos), sino que sirve para que la protagonista despierte admiración en el lector, gracias a sus manías (en este caso, quedarse dormida). El humor de la copla se basa en la burla a los disparates de Marta (se duerme a todas horas y en todos sitios), y la ternura que esto genera en los demás. Se trata de una comicidad platónica y ciceroniana. La misma que usó Cervantes en el siglo XVII en El Quijote (pero adaptada al mundo del siglo XX).

Cuando leemos la obra maestra del hidalgo manchego, vemos a un héroe ensimismado en su propia realidad, en su propio mundo, en sus propios códigos, en sus propias reglas (obsesión por la caballería). No hay quien lo saque de ahí. Idealismo en estado puro. No se da cuenta de las repercusiones que sus actitudes/mentalidades/concepciones pueden tener en la realidad más inmediata. Pues a Marta le sucede un poco eso. Ella va a su bola, a su ritmo, como si el mundo no existiera jajajjaa.

Esa superioridad del narrador sobre la protagonista se refleja en la adjetivación utilizada (tiene la pobre una falta). A veces, con tendencia a la derivación de diminutivo, que irradia compasión hacia ella (la pobresita Marta).

Hay estructuras que nos recuerdan a los epítetos de la épica medieval. Estos servían para ensalzar y engrandecer al héroe (El Cid, el que en buena hora nació). Aquí se usan no para exaltar a Marta, sino para burlarse de ella e ironizar, de tal forma que un recurso trascendente se le da un enfoque de risa y parodia: Y la madre de Marta, la pobre

Esta superioridad también se ve en el uso de las metáforas (Marta, que es un capullo temprano) y comparaciones (que duerme más que un gusano) que poseen un carácter burlesco. El narrador se ríe de la tendencia dormicida de la chavala, y del poco espabilo con el que afronta su vida.

En la primera estrofa se produce la acumulación de imágenes que dan un carácter hiperbólico (exagerado) a la copla, gracias a las estructuras en anáfora y paralelismo junto a las reiteraciones del verbo dormir: Se duerme por medio día, se duerme al atardecer, delante de la comida y hasta se duerme de pie

La madre de Marta toma la palabra en un punto concreto del tema, dando paso al estilo directo. Esto permite establecer el contraste entre el mundo interior de Marta y la vida real. Es como si la chica no encajara en el entorno que le rodea: Esta niña ha salío a su padre, más floja que un vendo.

Fijaos en el léxico utilizado (falta, floja), y la referencia al refranero popular (ser más floja que un vendo significa ser poco amigo de cualquier actividad física y mental). Estos recursos cosifican a la protagonista. Se la ve no como a una persona humana, sino como un objeto carente de capacidades cognitivas. La chica ni sirve para estudiar, ni para trabajar, ni para hacer nada. Es un ser muy especial (por decirlo de alguna forma). Es pura abulia.

El estribillo se basa en una sucesión de vocativos que forman estructuras paralelísticas en las que el narrador se dirige a la protagonista intentando hacer todo lo posible para que despierte (física y mentalmente) y cambie su modo de ver la vida. El imperativo (abre los ojos), el morfema de segunda persona (como no despiertes) y el pronombre (te tiro el plato) marcan el diálogo hacia la protagonista. El narrador adopta una actitud subjetiva, ya que se involucra en la historia, quiere repercutir en la psicología de Marta, busca provocar cambios en ella.  

Se presentan una serie de situaciones cotidianas deformadas e hiperbolizadas con el objetivo de caricaturizar el carácter adormilado de la protagonista: Marta, abre ya los ojos que está la sopa en la mesa, Marta, como no te despiertes te tiro el plato a la cabeza, Marta, que hay fuego en la casa y están ardiendo los cortinones, Marta, dentro de tu cama se te han metido siete ratones.

Lo grotesco nace del contraste de la cotidianidad y el realismo (deformados) con la impasibilidad y falta de sangre en las venas de la protagonista. Por muchas hipérboles que se proyecten en la copla (y por muy adversas que sean las condiciones del mundo real: incendios, ratones, lanzamiento de la vajilla) a la protagonista le dará igual todo y ni se inmutará. Siempre acabará dormida. Todo esto genera humor.

En este punto de la copla, el lenguaje se desvirtúa, con el objetivo de acercarse a un habla vulgar, propia de gente de poca cultura y formación, grupo social al que pertenece la protagonista. Se usa el nombre propio con artículo (La Marta), hay seseo (calsones, cabesa), desaparición de la d intervocálica (quear, despavoría), contracciones fonéticas (t’han metío), cambio de timbre vocálico poco elegante (“Momá” en vez de “Mamá”).

Aunque en muchas coplas hay elementos sociolectales y dialectales, aquí se concentran muchos en poco espacio, con el objetivo de configurar un contexto burlesco

El juego fonético nos lleva a detectar recursos como la aliteración de la dental D (se descompone, despierta, despavoría…) para aumentar la comicidad.

La segunda estrofa es narrativa. Asistiremos a un giro o matiz en la psicología de Marta, que va a contrastar con lo anterior. Por lo que se ve, la protagonista, a pesar de todo lo tonta y lela que pueda parecer llegó a tener un novio. Esto se cuenta de forma coloquial, con una frase hecha (con un mocito tratante siempre pelaba la pava). Pelar la pava es una expresión que significa pasar el rato ligando, cortejando a otra persona. Típico de los amoríos entre jóvenes

Evidentemente, este noviazgo no dura ni dos días, ya que el chico no aguanta el carácter adormilado de Marta. Se crea una imagen sórdida, visceral y animalizada de la chica, cuyos ronquidos espantan al novio. Por eso, un día el mozo se fue, desapareció y no se volvió a saber nada más de él: y el novio tomó el portante, de verla cómo roncaba.

Poco tiempo después, la madre de Marta contemplará con horror cómo su hija se ha quedado embarazada. Quedarse en cinta y estar soltera era toda una tragedia en los años 40 del siglo pasado, así que imaginad la situación (por muy cómica que sea la copla). La segunda estrofa acaba con el lamento de la madre, ya que un embarazo no deseado era un deshonor y motivo de vergüenza en la sociedad de la época, que no aceptaba madres solteras. Esto se refleja con una interrogación retórica: ¿Cómo pudo ocurrir esta desgracia si estaba durmiendo?

En el segundo estribillo, el bebé ya ha nacido. Se repiten las mismas estructuras en paralelismo con vocativos del primer estribillo, pero cambiando la temática: Marta, abre los ojitos, mira que ar niño no le entra el gorro, Marta, vaya un angelito, tié la cabesa como Cascorro.  Marta, esta criatura va a sé, sentraña, nuestra ruina. Marta, si le duele el coco, no habrá dinero para aspirina.

Se trata de una sucesión de imágenes cotidianas que hacen hincapié en el esfuerzo y trabajo que supone para una madre primeriza cuidar de un niño recién nacido (hay que vestir al bebé para que no pase frío, hay que tener dinero para alimentarlo, hay que darle medicinas si se pone malo…). Criar a un niño no es fácil y requiere mucha madurez (que a Marte le falta).

El lenguaje vuelve a vulgarizarse para ponerse al nivel de la protagonista. Hay elisiones fonéticas (Tie), seseo (cabesa, dise, franquesa), confusión de la L y R implosivas al final de sílaba (ar niño), coloquialismos (“coco” por “cabeza”). El diminutivo connota afecto (ojitos, angelito) tanto para aludir a Marta como al bebé (síntoma de que la ingenuidad de Marta puede llegar a ser igual que la de un niño pequeño).

La descripción del bebé en lugar de hacer hincapié en los aspectos bonitos y agradables que pueden tener los niños recién nacidos (el color de los ojos, la ternura que inspiran sus manos tan pequeñitas, sus balbuceos, su sonrisa…), hay una recreación en aspectos sórdidos y feos como el excesivo tamaño de la cabeza. Esto crea una imagen exagerada y distorsionada representando al bebé como si fuera un monstruo deforme y atroz, muy del gusto de la novela tremendista de los años 40 y el expresionismo cómico. Para eso se recurre a comparaciones (Tiene la cabeza como Cascorro, El niño tiene por cabeza el bombo de la lotería).

La primera comparación tiene una base histórica, ya que Cascorro fue un soldado español muy famoso que murió durante la Guerra de Cuba de 1897, y fue considerado un héroe en la época. Este Cascorro era bastante cabezón

La segunda comparación gira al costumbrismo. A la hora de extraer los números en el juego de la lotería, las bolas se meten en un bombo esférico (bastante grande, sobre todo en el sorteo de Navidad). El niño es tan cabezón como un bombo de la lotería.

Teniendo en cuenta todo esto, podríamos hacer dos interpretaciones sobre el personaje de Marta.

-Primea interpretación: Marta es tan tonta y pava (inocente, ingenua…), que sabe muy poquito de la vida. La han dejado embarazada, sin darse cuenta. Ella, totalmente ajena a la realidad, le da igual lo que le ha ocurrido. Como si no fuera con ella...Un drama tan terrible en esta época como es el ser madre soltera, a ella ni frío ni calor. Esta chica es tan candorosa que no es consciente de lo que eso supone desde un punto de vista social (ser una apestada). Si optamos por esta vía, se hiperboliza aún más el contraste entre la realidad y el mundo tan peculiar e ingenuo de la protagonista. El sentido es quijotesco

-Segunda interpretación: Se crea un contraste irónico de forma que Marta es tonta para unas cosas (primera estrofa y estribillo), pero no para otras (tener relaciones sexuales). No es tan inocente ni cándida como parece. Las apariencias engañan. Una persona, por muy sosa y paradita que parezca, al final, te puedes llevar muchas sorpresas. Por eso, la muchacha sabe mucho más de la vida de lo que pensamos. Si optamos por este camino, Marta no es tan tonta. Se hace la tonta. Sería el tópico de la mosquita muerta (parece muy buenecita pero luego sale por peteneras jajjajajaa).

De todas formas, el poema juega con la ambigüedad y ambas interpretaciones pueden ser válidas. A mí me gusta dar a esta copla una interpretación híbrida. Pueden ocurrir ambas cosas. Me explico:

Marta tiene un carácter apocado y débil, hecho que se demuestra hiperbólicamente con su tendencia dormicida a lo largo del tema, ya no solo en sentido físico (tener sueño), sino también en sentido espiritual/mental (tener poco espabilo en la vida). La chica no tiene personalidad. Puede ser manejada como si fuera una marioneta o un muñeco. De hecho, el narrador se burla de ella y la trata como un ser inferior. Este tipo de personas suelen ser muy tímidas y les cuesta manifestar sus sentimientos, imponer sus opiniones, ideas, deseos y voluntades. Por eso, el novio la maneja a su antojo (ahora me acuesto, ahora me voy, y luego te dejo embarazada).

A esto hay que sumarle su ingenuidad e inocencia, es decir, su poco conocimiento que tiene de la vida (ignorancia). Esto es típico de aquellas personas que no conocen mundo, ya que su vida resulta muy acotada y monótona (no salen de sus casas, de sus pueblos, siempre con la misma gente, lugares, rutinas…). En los años 40 había mucha gente así. Tened en cuenta que no había dinero para viajar, para irse de vacaciones, para estudiar. La gente tenía que trabajar y se moría sin salir de su lugar de residencia. No había tantos medios de información como hoy. Además, el conservadurismo reinante impedía hablar de ciertos temas tabú. El hecho de que una madre o un padre se pusieran a hablar con su hijo de ciertos asuntos sexuales era algo inconcebible en la época. Se puede decir que la ignorancia de Marta es lo que le da el carácter ingenuo y de poco espabilo.

Sin embargo, por muy ignorante que fueras, siempre hay una tendencia natural e instintiva a conocer, a curiosear, a evolucionar en la vida, a probar cosas nuevas (aunque sea dentro de un mundo acotado). Y ahí sí entra la voluntad del individuo.

Marta, a la hora de entrar en contacto con los aspectos más trascendentales y complejos de la realidad (amor), lo hace sin saber de la misa la media, de manera intuitiva, a partir del ensayo y error. En este caso, a Marta le han salido mal las cosas y ha terminado embarazada.

Aunque la copla sea cómica, muchos embarazos se producían así: las niñas no sabían realmente lo que era mantener relaciones sexuales con un hombre, ya que no recibían formación en estos temas. Se acostaban con los novios sin saber lo que podía pasar. Además, no existían métodos anticonceptivos como hoy. Los embarazos no deseados estaban a la orden del día. Y muchos novios, en lugar de cumplir con su obligación, por miedo, acababan dejando sola a la chica en esto, de forma que muchas mujeres criaban en completa soledad a sus hijos.

Conclusión: podemos decir que Marta, por un lado, sabe lo que hace, y por otro, no lo sabe. Por eso, para mí, valen ambas interpretaciones de manera simultánea. Lo que pasa es que la poca formación, su ingenuidad, y su carácter apocado le hacen tener una visión distorsionada, caótica y desordenada de la realidad, de tal forma que ella sabe que algo pasa pero no es consciente de absolutamente todo.

¿Qué es lo que puede haber ocurrido? Seguramente se acostó con el chico de forma voluntaria, por causas instintivas (teniendo en cuenta los placeres que el sexo genera según la teoría epicúrea). Pero por otro lado ella no sabe las consecuencias que puede tener, ya que le falta conocimiento del mundo y rodaje en la vida.

Aunque la canción tiene mucha hipérbole, mucha exageración y la función es cómica, no olvidemos que detrás de todos estos recursos caricaturescos y risibles, se proyecta el contexto histórico de una época. Y esta copla nos puede hacer reír y a la vez reflexionar.



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