miércoles, 4 de marzo de 2020

Juntos (Paloma San Basilio): la vida con amor adquiere una nueva dimensión


La canción que os traigo hoy es un clásico de ferias, bodas, bautizos, comuniones o karaokes. Todo el mundo la ha cantado alguna vez, sobre todo en contextos de felicidad y vitalismo en el terreno amoroso. La popularizó Paloma San Basilio en el año 1981. Se titula Juntos.



Te quiero mucho, aunque te suene a lo de siempre
Más que un amigo, eres un mago diferente
Andar a saltos entre el tráfico
Leer a medias el periódico
Colarnos juntos en el autobús,
Cantar hasta quedar afónicos, viviendo juntos

Juntos, un día entre dos, parece mucho más que un día
Juntos, amor para dos, amor en buena compañía
Si tú eres así, que suerte que ahora estés junto a mí.
Juntos, café para dos, fumando un cigarrillo a medias
Juntos, cualquier situación, de broma entre las cosas serias
El mundo entre dos, diciendo a los problemas adiós
Figúrate, dos locos sueltos en plena calle
La misma cama y un bocadillo a media tarde
Hacer del lunes otro sábado
Cruzar en rojo los semáforos, viviendo juntos
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El yo poético de este texto expresa su felicidad, entusiasmo, pasión, exaltación, fervor, frenesí vitalismo (o como queráis llamarlo) por estar al lado de la persona que quiere. Cuando estás enamorado, la vida se vive de otra manera a cuando no lo estabas, y cualquier acto cotidiano se convierte en un derroche de goce y placer. Si eres feliz, las nimiedades, banalidades o cotidianidades se conciben como un espectáculo portador de energía vital. Esto es lo que le pasa al poeta: está tan extasiado que de cualquier trivialidad o normalidad del día a día (leer el periódico, cruzar una calle, subir al autobús, comer el bocadillo, tomar un café…), si estás con la persona que amas, se convierte en un evento pleno, gratificante y generador de satisfacción que da sentido a tu vida. El amor te hace vivir todo más intensamente, por muy insignificante que resulte. Esta es la idea más o menos que quiere transmitir esta canción.

Los elementos de dualidad (que designan a los dos miembros de la pareja de forma conjunta) jugarán un papel importante en la canción: el numeral cardinal (dos), el adjetivo de fusión o unión (juntos), la primera persona del plural (colarnos), el adjetivo de semejanza (misma cama), locuciones que indican compartimento (a medias), preposiciones de contigüidad (junto a mí), sustantivos que connotan cercanía (compañía)

En el inicio del tema el yo poético manifiesta explícitamente el amor hacia su pareja: Te quiero mucho, aunque te suene a lo de siempre. Esa subordinada concesiva (aunque…) marca una situación bastante común, que es el sobreuso de determinadas expresiones de declaración de amor (te quiero, te amo, te deseo…). Estas expresiones se utilizan tanto en el día a día que han perdido su valor, se han desgastado, han suavizado y relajado su significado, han dejado de significar lo que en origen significaba, ya que se han acabado usando en todo tipo de contextos y sin necesidad de albergar los sentimientos necesarios de sinceridad. Puedes decir te quiero muchas veces sin sentir realmente lo que dices.  Algo tan trascendental y profundo (te quiero) se ha acabado utilizando en todo tipo de contextos no tan profundos. Y a veces oyes “te quiero” y te quedas indiferente ya que es un comodín gramatical que usa el receptor para todo tipo de momentos y situaciones. El yo poético quiere aclarar que ese te quiero suyo es totalmente sincero y no es de los que se utiliza por utilizar. Hay sinceridad, hay verdad.

El amante es descrito con una metáfora (más que un amigo eres un mago diferente). Un mago es capaz de provocar efectos extraordinarios y sobrenaturales en el mundo real, romper las normas de la lógica. Pues su amado también tiene el poder de cambiar la vida, de hacer que una cosa banal e intrascendente se convierta por arte de magia en un evento importante y trascendental, tal como expresa en esta enumeración de acciones con estructuras paralísticas en infinitivo: “andar a saltos entre el tráfico, leer a medias el periódico, colarnos juntos en el autobús, cantar hasta quedar afónicos”. (infinitivo + complemento modal + complemento regido)

Cuando no estás enamorado estos eventos cotidianos suelen pasar desapercibidos, no les damos ningún tipo de importancia, pero cuando amas a alguien, se viven de forma más intensa, cobran fuerza, parecen mágicos. Incluso resulta placentero hacer cosas que a priori no son positivas para el cuerpo (si andas entre el tráfico te puede pillar un coche, si cantas fuerte te puede hacer daño a la garganta, si te saltas el semáforo puedes tener un accidente…) o resultan incómodas (leer el periódico a medias es un poco aparatoso físicamente hablando, pero claro…con la persona que quieres tiene su puntillo jajjaa). El amor te hace hacer tonterías, perder la lógica, el mundo se ve de otra manera. De ahí la metáfora del amante como mago y esos eventos que acarician y coquetean con la hiperbólico.

En el estribillo el yo poético exalta el triunfo del amor mediante la anáfora del adjetivo unitivo: juntos, un día entre dos parece mucho más que un día/Juntos, amor para dos, amor en buena compañía […]/Juntos, café para dos fumando un cigarrillo a medias/ Juntos cualquier situación de broma entre las cosas serias

La percepción del tiempo es un tópico en este tipo de canciones de tono celebrativo. Cuando estás enamorado te da la impresión de que el reloj va muy lento, da mucho de sí al día, lo aprovechas más, te recreas más en todo y parece que todo es más estático y lento: Un día entre dos parece mucho más que un día. Fijaros el contraste entre la unidad (un día, un amor, un café, un cigarro) con la dualidad (entre dos, para dos, compañía, a medias). No es lo mismo afrontar la realidad solo que con otra persona. La experiencia vital es distinta.

Y otro tópico en este tipo de temas de celebración del amor es agradecer a la vida, a la suerte, al destino o a lo que sea, la felicidad presente: “Si tu eres así, qué suerte que ahora estés junto a mí”. El tono de estos versos roza lo exclamativo. Aunque no haya signo de exclamación podría ponerse perfectamente.

El amor como atenuador o suavizador de problemas es otro cliché en este tipo de poema. El amor te ayuda a afrontar de otra manera las complicaciones de tu vida diaria. Estar con la persona que quieres te da fuerza a resolver tus quebraderos de cabeza, o al menos, saber sobrellevarlos con alegría. Esto se refleja muy bien con la antítesis (“de broma entre las cosas serias”) y la personificación burlesca de lo nocivo (“diciendo a los problemas adiós”).

En la segunda estrofa se reiteran ideas de la primera. Por un lado, el amor que transforma tu vida y te hace perder el sentido común: “Figúrate, dos locos sueltos en plena calle”. La enfermedad y la locura de amor es una metáfora cancioneril. No obstante, en este tema se enfoca de forma mucho más ligera y desenfadada, sin dramatismo. Y por otro lado la enumeración de más eventos banales que cobran trascendencia (“la misma cama y un bocadillo a media tarde”). Dormir y comer (los actos más cotidianos del ser humano que existen) adquieren una dimensión diferente cuando estás enamorado.

El calendario es utilizado de forma metafórica: “Hacer del lunes otro sábado”. Cuando estás enamorado te da igual el día de la semana que sea, ya que si eres feliz te da igual que sea viernes que martes. Normalmente, el sábado es el día de la semana que se asocia a la felicidad (se descansa, no se trabaja, se disfruta del ocio, no hay tantas obligaciones…). Y el lunes se asocia a la amargura (madrugar, otra vez al trabajo, el estrés…). El amor puede hacer cambiar estas connotaciones y hacer que el “peor” día de la semana se viva como una fiesta. 

Los versos son de arte mayor, con número de sílabas cambiantes. A veces se forman pareados entre versos consecutivos (siempre-diferente, tráfico-periódico) aunque otras veces quedan libres (mí/medias, tarde/sábado).

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