sábado, 21 de marzo de 2020

Ahora me ha tocado a mí: una copla que habla de la copla


A lo largo de estos meses que lleva abierto el blog hemos analizado coplas de contenido amoroso, moral, político, nostálgico, nacionalista, caricaturesco, costumbrista, cómico, simbólico…Sin embargo, tampoco nos podemos olvidar de aquellos temas que tienen como protagonista a la propia copla, es decir, canciones que hablan de este género tanto en su faceta musical, como dramática e histórica.

Al igual que existe literatura que habla de la propia literatura (la metaliteratura, la matepoesía, la metanovela, el metateatro…) también existe una rama metamusical en la que las letras de las canciones hacen alusión al propio género coplero, a sus cantantes, a los temas más emblemáticos. Se utiliza la música para hablar, reflexionar, exaltar y elogiar a la propia música, en este caso la copla.

Un ejemplo de metacopla es el poema que os traigo hoy que se hizo muy popular en los inicios de Isabel Pantoja, allá por el año 1975: Ahora me ha tocado a mí


Desde que era un comino

me gustaba remedar a las estrellas.
Presintiendo el destino
que algún día yo iba ser igual que ella.
Y al oír, y al oír mis cantares
contemplando los cristales de mi cara.
Me decía mi madre murmurando,
murmurando esta chiquilla está majara.
Lo que tuve en el sentío
lo he llegado a conseguir.
Mi locura se ha cumplío.
Ahora me ha tocado a mí.
Ahora me ha tocado a mí.
Ahora, ahora me ha tocado a mí.

Copla, copla de España morena
. Copla de alegre querer
Que habla de gozos y penas,
y de celos y de amores.
Copla, copla de llanto y tormento
copla de alegre querer.
Que alborota el pensamiento
del hombre y de la mujer.
Copla de sangre caliente de España.
Sol de los soles.
Cuando te escucho valiente,
yo misma te digo ole,
ole, ole, ole y ole.

No hace falta mantilla,
ni abanico, castañuela, ni peineta.
Pa cantarle a Sevilla
al compás de un pasodoble o una saeta.
Y en aquel, y en aquel lo que falta,
pa’ poner el sentimiento en los cantares.
Que se entre la gente,
y a la gente hace gritar viva su mare.
Y allá por España entera, voy cantando mi sentir
Y es mi copla una bandera.
Ahora me ha tocado a mí.
Ahora me ha tocado a mí. Ahora,
ahora me ha tocado a mí.

Copla, copla de España morena.
Ramo de luz y de flores.
Que habla de gozos y penas,
y de celos y de amores.
Copla, copla de llanto y tormento
copla de alegre querer.
Que alborota el pensamiento
del hombre y de la mujer.
Copla de sangre caliente de España.
Sol de los soles.
Cuando te escucho valiente,
yo misma te digo ole y ole y ole, ole y ole.
Yo misma te digo ole.

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La protagonista del tema es una cantante de copla, la cual ha conseguido hacerse un hueco en el difícil mundo del género. Se muestra entusiasmada, extasiada y apasionada por su profesión. Por eso, la canción se concibe como un homenaje y exaltación a la copla, pues el yo poético va a manifestar todo aquello que siente al cantar, su “filosofía coplera”, la importancia que tiene el cante en su vida, cómo poco a poco se ha abierto camino y ha madurado su talento innato y natural, sus deseos de poder ser coplera y vivir de la música. Da las gracias a la copla por todo lo que ha supuesto en su vida.

La canción es una manera de demostrar que la copla no solo es un hobby o afición para la voz poética, sino también una forma de vida, un modo de ver las cosas que cohesiona su existencia. Es una forma de homenajear y demostrar la pasión que tienes por algo que forma parte de tu vida.

El poema empieza con uno de los tópicos más manidos del mundo del arte (que aquí se aplica a la copla, pero valdría para cualquier tipo de manifestación musical, literaria, pictórica…): el artista lo es de manera innata y natural desde el momento que nace y es un niño. Un artista nace con algo, que ni se compra ni se vende, ni se estudia ni se aprende (al talento) y si eso lo desarrolla adecuadamente puede dar lugar al triunfo, al éxito y a la calidad artística.

En la primera estrofa la protagonista hace un flashback, evocando recuerdos, anécdotas, impresiones, y estampas de su infancia, cuando todavía no era una artista pero había signos que auguraban una próspera trayectoria en esto de la copla, y se iba a convertir en una buena cantante. El pretérito imperfecto (iba, era, decía) evoca esas instantáneas del pasado. El gerundio (presintiendo, contemplando) permite profundizar y ahondar en ellas, impregnándolas de sentimiento.

Mediante la metáfora coloquial “desde que era un comino”, la protagonista se remonta a su infancia, aunque en este caso de manera jocosa, entrañable y afectiva, poniendo énfasis en el tamaño enano y pequeño que suelen tener los niños (como el comino que echamos a la comida, que es de tamaño diminuto).

Tened en cuenta que la infancia es una época en que los futuros artistas ya empiezan a poner en práctica sus dotes de manera espontánea (hacen sus pequeños pinitos), e incluso comienzan a indagar en sus posibles deseos y pasiones del tipo “yo quiero ser una cantante de copla muy conocida y triunfar en los teatros”. Los niños, por lo general, son muy puros e intuitivos y estas motivaciones que parecen tan inocentes y triviales, pueden acabar cumpliéndose con el paso del tiempo (quiero ser profesor, quiero ser actor, quiero ser modelo…). ¿Os ha pasado esto a vosotros? La protagonista desde que era pequeña ya tenía claro que quería dedicarse a cantar copla (como les pasa a muchos artistas).

Se hace un juego de palabras con la polisemia del término estrella: por un lado, la estrella como astro (elemento celeste); y por otro lado, la estrella de artista (estrella musical). Esto permite dar una visión determinista de las dotes artísticas. Ya sabéis lo que implica el determinismo astrológico (recordad El día que nací yo que analizamos hace unas semanas). Dependiendo de la posición de las estrellas al nacer, la persona está predestinada a triunfar o no en el mundo del arte (ser una estrella). De ahí que la protagonista intuya su propio destino y se eleve al nivel de estrella: algún día iba a ser igual que ellas

La primera estrofa también se recoge una estampa bastante recurrente en muchos niños que sentían predilección por el mundo del arte y de la música, que era la de verse incomprendidos por la familia. Hace 40 años, el hecho de que un hijo te dijera que quería ser artista, era todo un deshonor y una vergüenza. El artista era considerado un bicho raro, y estaba muy mal visto en la sociedad de la época. La gente asociaba lo artístico a lo cómico, a aquellas personas que iban de pueblo en pueblo, deambulando en furgonetas y caravanas, hombres y mujeres mezclados, y encima, ganando cuatro duros.

El mundo del teatro generaba mucho repelús, y la gente lo identificaba con lo pecaminoso y lo amoral. Por eso, en la copla la protagonista cuenta cómo, siendo niña, cada vez que su madre la veía cantar, no la tomaba en serio e incluso la tachaba de loca.

Esto se refleja con el estilo directo libre (me decía mi madre murmurando/murmurando esta chiquilla está majara). La anadiplosis de murmurando enfatiza la vergüenza y repelús que generaba este mundillo. El hipérbaton (al oír mis cantares […] me decía mi madre…) ralentiza la narración, y ayuda a la protagonista recrearse y saborear esos recuerdos con cierto cariño.

La reduplicación (y al oír, y al oír mis cantares) da un carácter habitual y cotidiano a lo artístico (la protagonista se pasaba el tiempo cantando, para disgusto de la madre).

Encontramos una metáfora muy poética para referirse a los ojos de la protagonista: contemplando los cristales de mi cara

El yo poético cierra la primera estrofa contando cómo todos esos deseos y sueños de querer ser coplera, esas intuiciones que tenía de niña de poder triunfar en la música, se fraguado en la realidad. Al final, el destino astral se ha cumplido, y ahora es una buena artista. Lo que antes era una idea, un sentimiento, una pretensión, un objetivo, una abstracción (querer ser), ahora se ha hecho realidad, se ha materializado, se ha convertido en tangible, concreto (ser): Lo que tuve en el sentío lo he llegado a conseguir. Mi locura se ha cumplido.

Los verbos “conseguir” y “cumplir” expresan maduración de procesos que acaban culminando y llegando a un punto álgido.

El verso “ahora me ha tocado a mí” (que da título a la copla) hace referencia a ese momento de explosión: todos los artistas tienen unas virtudes, unas cualidades, y solo hay que esperar el momento exacto para demostrarlas (dar tiempo al tiempo) y así poder verse reconocido tu talento. Al final, tarde o temprano, la gente que tiene arte lo acaba demostrando y existe como una “justicia poética” que reconoce las cosas que se hacen bien (como si todo estuviera ya escrito y el artista estuviera predestinado al éxito).

Como veis, esta copla representa muy bien la postura de que el arte nace y no se hace, dando más importancia al innatismo, que al aprendizaje, la adquisición o lo académico. El arte (en este caso, musical) se ve como algo caprichoso, irracional, determinista, elitista, misterioso (solo unos pocos elegidos, los que son tocados con la varita mágica divina al nacer lo tienen).

Hay que reconocer que se da una visión muy idílica de este mundillo (todo artista tiene su momento de gloria). La realidad no es tan dulce como sucede en la canción: hay artistas que a pesar del talento no consiguen ser reconocidos por otros factores ajenos al arte (psicológicos, comerciales, económicos…). Y por supuesto, por mucho que lo neguemos, la técnica es también importante. Si una persona tiene talento y no lo educa, estudia o dosifica, no va a conseguir buenos resultados.

El estribillo se plantea a modo de himno, como si fuera un homenaje y elogio a la copla, con un fuerte componente descriptivo. En unos pocos versos se consigue definir y resumir la esencia de este género, haciendo alusión a los contenidos que se suelen tratar en sus letras. Para esto se utilizan diferentes recursos formales:

-Por un lado, el vocativo (copla, copla de España morena…). La protagonista está continuamente invocando y cantando a la copla, a modo de agradecimiento, ya que gracias a ella puede dedicar su vida a lo que de verdad le gusta.

-Muchos versos del estribillo empiezan por la palabra copla, dando lugar al fenómeno de la anáfora (copla de España, copla de llanto, copla de sangre). Parece que cuantas más veces aparezca la palabra copla en el texto, más protagonismo tiene (como suele ocurrir en los textos litúrgicos, heroicos y panegíricos, donde siempre ese alude a una misma deidad a modo de homenaje y declamación).

-El uso de estructuras paralelísticas (copla de España morena, copla de alegre querer, copla de llanto y tormento, copla de sangre caliente) da rotundidad y expresividad al poema, ya que en lugar de describir la copla empleando extensas y complejas oraciones (cohesionadas con enlaces), se opta por reducir la sintaxis lo máximo posible (dando más importancia a la palabra y al sintagma que la oración).

Esto da al estribillo un carácter lacónico y sintético, con nombres y adjetivos escuetos, que no necesitan unirse a más elementos para transmitir matices, ya que por si solos dan fuerza y contenido. No hay necesidad de engordar los sintagmas con elementos de relleno. Con el léxico que hay (llanto, tormento, sangre, querer) se está diciendo mucho sin necesidad de hacer oraciones largas.

-Las personificaciones (copla que habla…, copla […] que alborota el pensamiento…) dota de viveza al género, lo humaniza y lo convierte en un elemento trascendental para la vida.

-La enumeración en polisíndeton (de gozos y penas y de celos y de amores) enfatiza la variedad y globalidad de temas/asuntos que trata la copla (amor, desamor, celos…). Con la copla se puede hablar cualquier aspecto de la vida, de la realidad, de todo lo que nos rodea, tanto del mundo exterior y tangible como del mundo interior e íntimo de todos nosotros.

La canción española cuenta historias, analiza el mundo, transmite sentimientos, explica cosas, describe realidades…(lo que yo intento desde hace tres meses con este blog). La copla y la literatura son un reflejo de la propia vida (de cómo el mundo real y sensorial se transforma, se convierte en un mundo autónomo e independiente, con sus propias normas y códigos, pero que bebe de lo que pasa en la realidad).

La literatura y la copla no existirían si no existiera la realidad. De hecho, el léxico del estribillo posee un carácter antitético (alegrías y penas, hombre y mujer). Esto nos hace ver cómo la copla forma un abanico que abarca absolutamente TODA la realidad, como una montaña rusa. Y como sabéis, la vida es una sucesión de penas y alegrías, mentiras y verdades, placeres y dolores…La antítesis ayuda a concebir la copla en el texto como una realidad global y vital, que se puede dar en todo tipo de situaciones, por muy opuestas que sean. Por eso, hay coplas que son unos dramones que nos emocionan y nos hacen llorar, pero también hay coplas que son pura comicidad y juego, y nos hacen reír.

-El poliptoton (repetición de una misma palabra en diferentes formas, en este caso en singular y plural: sol de los soles), tiene una función de engrandecimiento y homenaje a la copla. En este tipo de temas de alabanza, no suele faltar la pincelada nacionalista, pues se consideraba que uno de los elementos autóctonos, castizos, idiosincrásicos, identificativos y tradicionales del folclore y el pueblo español es la copla: copla de sangre caliente de España.

Esta canción fue escrita en los años 70, época en la que la copla empieza a decaer, siendo eclipsada por las modas pop-rock europeas. Por eso, muchos poetas de esas décadas, en sus letras reivindican lo español, y una de las maneras era a través de la copla: la copla es algo nuestro y hay que mantenerla viva

Ahora me ha tocado a mí es una canción que refleja muy bien ese espíritu de querer defender un género nuestro que estaba extinguiéndose poquito a poco. Era un orgullo para muchas personas identificar la copla con lo español, ya que cada nación tiene su propio carácter, que le diferencia del resto. Esta postura tan romántica y nacionalista se dio con fuerza en los años 70 y 80 con coplas que hablaban de que era una pena que la copla hubiera muerto, que ya no había inspiración, que había que hacer algo por recuperarla, que España necesita algo propio, que la copla es un género de mucha calidad, con mucho dramatismo…

Eran temas que intentaban abrir los ojos a la gente y hacerles ver que hay que escuchar canción española y no solo los nuevos géneros extranjeros que se estaban poniendo de moda. El autor de este poema quiere engrandecer la copla, endiosarla, elevarla, que ocupe un puesto importante en la sociedad.

Si en la primera estrofa la protagonista nos cuenta el proceso de cómo llegó al estrellato (sus intuiciones de niña, los signos que lo anunciaban y su culminación), en la segunda estrofa lo que hará será justificarlo, y nos dirá por qué le gusta la copla, por qué es su pasión y por qué se ha convertido en el elemento más importante de su vida.

En esta parte, la canción se convierte en una poética coplera. Básicamente nos dirá que la copla (como toda manifestación artística) es un instrumento de expresión de sentimientos y emociones. Se crea un flujo lírico bilateral

Por un lado, hay un público que está dispuesto a emocionarse, a divertirse, a dejarse llevar. Es la función evasiva del arte: la copla permite a la gente olvidarse de la realidad por unos segundos, de los problemas cotidianos. Nos metemos de lleno en un mundo nuevo y experimentamos sensaciones que no se podrían vivir en la vida real

Por otro lado, la protagonista (cantante-actriz) y la canción. Son los medios para poder expresar esos sentimientos que el público quiere experimentar: y a la gente hace gritar viva su mare. Sin un buen tema y una buena interpretación no se puede conseguir eso.

El público busca no quedarse indiferente, conmoverse, que la unión de copla y cantante dé lugar a un sentimiento (ya sea alegría, dolor, rabia…la clave es que marque, deje sello, exprese).  Eso es lo que motiva a la protagonista, dota de sentido al género.

Es verdad que la protagonista a veces roza la hipérbole (y allá por España entera voy cantando mi sentir), y puede parecer excesiva a la hora de derrochar su pasión.

Además, se da una concepción muy genuina y pura de la copla (que es la que a mí particularmente me gusta). La protagonista defiende una copla basada sobre todo en la palabra, en la expresión, en el contenido, en la voz, evitando el ornato, los excesos escénicos, la barroquización. Defiende una copla sin atrezos absurdos: las peinetas, los abanicos, las castañuelas, las mantillas, las batas de cola, no son necesarios. Una cantante puede emocionar y poner los pelos de punta, sin necesidad de parecer una feria con tanto adorno y accesorio.

La enumeración de palabras relacionadas con el campo semántico de lo coplero ayuda a matizar esta idea: No hace falta mantilla, ni abanico, castañuela, ni peineta. pa cantarle a Sevilla al compás de un pasodoble o una saeta.

Como veis, se reivindica una copla desnuda, limpia, elegante, sin artificios que afeen y/o quiten importancia al contenido dramático de la canción. Realmente, lo único que hace la bata de cola, la peineta y todos esos artificios es crear una imagen añeja del género, que causa rechazo entre la gente joven, y que además, tampoco aportan mucho al dramatismo de un tema

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