A lo largo de estos meses que lleva abierto el blog hemos analizado
coplas de contenido amoroso, moral, político, nostálgico, nacionalista,
caricaturesco, costumbrista, cómico, simbólico…Sin embargo, tampoco nos podemos
olvidar de aquellos temas que tienen como protagonista a la propia copla, es
decir, canciones que hablan de este género tanto en su faceta musical, como dramática
e histórica.
Al igual que existe literatura que habla de la propia literatura
(la metaliteratura, la matepoesía, la metanovela, el metateatro…) también
existe una rama metamusical en la que las letras de las canciones hacen alusión
al propio género coplero, a sus cantantes, a los temas más emblemáticos. Se utiliza
la música para hablar, reflexionar, exaltar y elogiar a la propia música, en
este caso la copla.
Un ejemplo de metacopla es el poema que os traigo hoy que se
hizo muy popular en los inicios de Isabel Pantoja, allá por el año 1975: Ahora
me ha tocado a mí
Desde que era un comino
me gustaba remedar a las estrellas.
Presintiendo el destino
que algún día yo iba ser igual que ella.
Y al oír, y al oír mis cantares
contemplando los cristales de mi cara.
Me decía mi madre murmurando,
murmurando esta chiquilla está majara.
Lo que tuve en el sentío
lo he llegado a conseguir.
Mi locura se ha cumplío.
Ahora me ha tocado a mí.
Ahora me ha tocado a mí.
Ahora, ahora me ha tocado a mí.
Copla, copla de España morena
. Copla de alegre querer
Que habla de gozos y penas,
y de celos y de amores.
Copla, copla de llanto y tormento
copla de alegre querer.
Que alborota el pensamiento
del hombre y de la mujer.
Copla de sangre caliente de España.
Sol de los soles.
Cuando te escucho valiente,
yo misma te digo ole,
ole, ole, ole y ole.
No hace falta mantilla,
ni abanico, castañuela, ni peineta.
Pa cantarle a Sevilla
al compás de un pasodoble o una saeta.
Y en aquel, y en aquel lo que falta,
pa’ poner el sentimiento en los cantares.
Que se entre la gente,
y a la gente hace gritar viva su mare.
Y allá por España entera, voy cantando mi sentir
Y es mi copla una bandera.
Ahora me ha tocado a mí.
Ahora me ha tocado a mí. Ahora,
ahora me ha tocado a mí.
Copla, copla de España morena.
Ramo de luz y de flores.
Que habla de gozos y penas,
y de celos y de amores.
Copla, copla de llanto y tormento
copla de alegre querer.
Que alborota el pensamiento
del hombre y de la mujer.
Copla de sangre caliente de España.
Sol de los soles.
Cuando te escucho valiente,
yo misma te digo ole y ole y ole, ole y ole.
Yo misma te digo ole.
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La protagonista del tema es una cantante de copla, la cual ha
conseguido hacerse un hueco en el difícil mundo del género. Se muestra entusiasmada,
extasiada y apasionada por su profesión. Por eso, la canción se concibe como un
homenaje y exaltación a la copla, pues el yo poético va a manifestar todo aquello
que siente al cantar, su “filosofía coplera”, la importancia que tiene el cante
en su vida, cómo poco a poco se ha abierto camino y ha madurado su talento innato
y natural, sus deseos de poder ser coplera y vivir de la música. Da las gracias
a la copla por todo lo que ha supuesto en su vida.
La canción es una manera de demostrar que la copla no solo es
un hobby o afición para la voz poética, sino también una forma de vida, un modo
de ver las cosas que cohesiona su existencia. Es una forma de homenajear y
demostrar la pasión que tienes por algo que forma parte de tu vida.
El poema empieza con uno de los tópicos más manidos del mundo
del arte (que aquí se aplica a la copla, pero valdría para cualquier tipo de manifestación
musical, literaria, pictórica…): el artista lo es de manera innata y natural desde
el momento que nace y es un niño. Un artista nace con algo, que ni se compra ni
se vende, ni se estudia ni se aprende (al talento) y si eso lo desarrolla adecuadamente
puede dar lugar al triunfo, al éxito y a la calidad artística.
En la primera estrofa la protagonista hace un flashback, evocando
recuerdos, anécdotas, impresiones, y estampas de su infancia, cuando todavía no
era una artista pero había signos que auguraban una próspera trayectoria en
esto de la copla, y se iba a convertir en una buena cantante. El pretérito imperfecto
(iba, era, decía) evoca esas instantáneas del pasado. El gerundio (presintiendo,
contemplando) permite profundizar y ahondar en ellas, impregnándolas de
sentimiento.
Mediante la metáfora coloquial “desde que era un comino”, la
protagonista se remonta a su infancia, aunque en este caso de manera jocosa,
entrañable y afectiva, poniendo énfasis en el tamaño enano y pequeño que suelen
tener los niños (como el comino que echamos a la comida, que es de tamaño
diminuto).
Tened en cuenta que la infancia es una época en que los
futuros artistas ya empiezan a poner en práctica sus dotes de manera espontánea
(hacen sus pequeños pinitos), e incluso comienzan a indagar en sus posibles
deseos y pasiones del tipo “yo quiero ser una cantante de copla muy conocida y
triunfar en los teatros”. Los niños, por lo general, son muy puros e intuitivos
y estas motivaciones que parecen tan inocentes y triviales, pueden acabar cumpliéndose
con el paso del tiempo (quiero ser profesor, quiero ser actor, quiero ser modelo…).
¿Os ha pasado esto a vosotros? La protagonista desde que era pequeña ya tenía
claro que quería dedicarse a cantar copla (como les pasa a muchos artistas).
Se hace un juego de palabras con la polisemia del término
estrella: por un lado, la estrella como astro (elemento celeste); y por otro
lado, la estrella de artista (estrella musical). Esto permite dar una visión
determinista de las dotes artísticas. Ya sabéis lo que implica el determinismo astrológico
(recordad El día que nací yo que analizamos hace unas semanas). Dependiendo de
la posición de las estrellas al nacer, la persona está predestinada a triunfar o
no en el mundo del arte (ser una estrella). De ahí que la protagonista intuya
su propio destino y se eleve al nivel de estrella: algún día iba a ser igual que
ellas
La primera estrofa también se recoge una estampa bastante
recurrente en muchos niños que sentían predilección por el mundo del arte y de la
música, que era la de verse incomprendidos por la familia. Hace 40 años, el hecho
de que un hijo te dijera que quería ser artista, era todo un deshonor y una
vergüenza. El artista era considerado un bicho raro, y estaba muy mal visto en
la sociedad de la época. La gente asociaba lo artístico a lo cómico, a aquellas
personas que iban de pueblo en pueblo, deambulando en furgonetas y caravanas,
hombres y mujeres mezclados, y encima, ganando cuatro duros.
El mundo del teatro generaba mucho repelús, y la gente lo
identificaba con lo pecaminoso y lo amoral. Por eso, en la copla la protagonista
cuenta cómo, siendo niña, cada vez que su madre la veía cantar, no la tomaba en
serio e incluso la tachaba de loca.
Esto se refleja con el estilo directo libre (me decía mi
madre murmurando/murmurando esta chiquilla está majara). La anadiplosis de murmurando
enfatiza la vergüenza y repelús que generaba este mundillo. El hipérbaton (al
oír mis cantares […] me decía mi madre…) ralentiza la narración, y ayuda a la protagonista
recrearse y saborear esos recuerdos con cierto cariño.
La reduplicación (y al oír, y al oír mis cantares) da un carácter
habitual y cotidiano a lo artístico (la protagonista se pasaba el tiempo cantando,
para disgusto de la madre).
Encontramos una metáfora muy poética para referirse a los
ojos de la protagonista: contemplando los cristales de mi cara
El yo poético cierra la primera estrofa contando cómo todos
esos deseos y sueños de querer ser coplera, esas intuiciones que tenía de niña
de poder triunfar en la música, se fraguado en la realidad. Al final, el destino
astral se ha cumplido, y ahora es una buena artista. Lo que antes era una idea,
un sentimiento, una pretensión, un objetivo, una abstracción (querer ser), ahora
se ha hecho realidad, se ha materializado, se ha convertido en tangible, concreto
(ser): Lo que tuve en el sentío lo he llegado a conseguir. Mi locura se ha cumplido.
Los verbos “conseguir” y “cumplir” expresan maduración de procesos
que acaban culminando y llegando a un punto álgido.
El verso “ahora me ha tocado a mí” (que da título a la copla)
hace referencia a ese momento de explosión: todos los artistas tienen unas virtudes,
unas cualidades, y solo hay que esperar el momento exacto para demostrarlas (dar
tiempo al tiempo) y así poder verse reconocido tu talento. Al final, tarde o temprano,
la gente que tiene arte lo acaba demostrando y existe como una “justicia poética”
que reconoce las cosas que se hacen bien (como si todo estuviera ya escrito y el
artista estuviera predestinado al éxito).
Como veis, esta copla representa muy bien la postura de que el
arte nace y no se hace, dando más importancia al innatismo, que al aprendizaje,
la adquisición o lo académico. El arte (en este caso, musical) se ve como algo
caprichoso, irracional, determinista, elitista, misterioso (solo unos pocos
elegidos, los que son tocados con la varita mágica divina al nacer lo tienen).
Hay que reconocer que se da una visión muy idílica de este
mundillo (todo artista tiene su momento de gloria). La realidad no es tan dulce
como sucede en la canción: hay artistas que a pesar del talento no consiguen
ser reconocidos por otros factores ajenos al arte (psicológicos, comerciales,
económicos…). Y por supuesto, por mucho que lo neguemos, la técnica es también
importante. Si una persona tiene talento y no lo educa, estudia o dosifica, no
va a conseguir buenos resultados.
El estribillo se plantea a modo de himno, como si fuera un
homenaje y elogio a la copla, con un fuerte componente descriptivo. En unos pocos
versos se consigue definir y resumir la esencia de este género, haciendo
alusión a los contenidos que se suelen tratar en sus letras. Para esto se
utilizan diferentes recursos formales:
-Por un lado, el vocativo (copla, copla de España morena…).
La protagonista está continuamente invocando y cantando a la copla, a modo de
agradecimiento, ya que gracias a ella puede dedicar su vida a lo que de verdad
le gusta.
-Muchos versos del estribillo empiezan por la palabra copla,
dando lugar al fenómeno de la anáfora (copla de España, copla de llanto, copla de
sangre). Parece que cuantas más veces aparezca la palabra copla en el texto,
más protagonismo tiene (como suele ocurrir en los textos litúrgicos, heroicos y
panegíricos, donde siempre ese alude a una misma deidad a modo de homenaje y
declamación).
-El uso de estructuras paralelísticas (copla de España morena,
copla de alegre querer, copla de llanto y tormento, copla de sangre caliente) da
rotundidad y expresividad al poema, ya que en lugar de describir la copla empleando
extensas y complejas oraciones (cohesionadas con enlaces), se opta por reducir la
sintaxis lo máximo posible (dando más importancia a la palabra y al sintagma que
la oración).
Esto da al estribillo un carácter lacónico y sintético, con nombres
y adjetivos escuetos, que no necesitan unirse a más elementos para transmitir matices,
ya que por si solos dan fuerza y contenido. No hay necesidad de engordar los sintagmas
con elementos de relleno. Con el léxico que hay (llanto, tormento, sangre, querer)
se está diciendo mucho sin necesidad de hacer oraciones largas.
-Las personificaciones (copla que habla…, copla […] que alborota
el pensamiento…) dota de viveza al género, lo humaniza y lo convierte en un
elemento trascendental para la vida.
-La enumeración en polisíndeton (de gozos y penas y de celos
y de amores) enfatiza la variedad y globalidad de temas/asuntos que trata la copla
(amor, desamor, celos…). Con la copla se puede hablar cualquier aspecto de la
vida, de la realidad, de todo lo que nos rodea, tanto del mundo exterior y tangible
como del mundo interior e íntimo de todos nosotros.
La canción española cuenta historias, analiza el mundo, transmite
sentimientos, explica cosas, describe realidades…(lo que yo intento desde hace tres
meses con este blog). La copla y la literatura son un reflejo de la propia vida
(de cómo el mundo real y sensorial se transforma, se convierte en un mundo autónomo
e independiente, con sus propias normas y códigos, pero que bebe de lo que pasa
en la realidad).
La literatura y la copla no existirían si no existiera la
realidad. De hecho, el léxico del estribillo posee un carácter antitético (alegrías
y penas, hombre y mujer). Esto nos hace ver cómo la copla forma un abanico que
abarca absolutamente TODA la realidad, como una montaña rusa. Y como sabéis, la
vida es una sucesión de penas y alegrías, mentiras y verdades, placeres y
dolores…La antítesis ayuda a concebir la copla en el texto como una realidad global
y vital, que se puede dar en todo tipo de situaciones, por muy opuestas que sean.
Por eso, hay coplas que son unos dramones que nos emocionan y nos hacen llorar,
pero también hay coplas que son pura comicidad y juego, y nos hacen reír.
-El poliptoton (repetición de una misma palabra en diferentes
formas, en este caso en singular y plural: sol de los soles), tiene una función
de engrandecimiento y homenaje a la copla. En este tipo de temas de alabanza,
no suele faltar la pincelada nacionalista, pues se consideraba que uno de los elementos
autóctonos, castizos, idiosincrásicos, identificativos y tradicionales del
folclore y el pueblo español es la copla: copla de sangre caliente de España.
Esta canción fue escrita en los años 70, época en la que la
copla empieza a decaer, siendo eclipsada por las modas pop-rock europeas. Por eso,
muchos poetas de esas décadas, en sus letras reivindican lo español, y una de
las maneras era a través de la copla: la copla es algo nuestro y hay que mantenerla
viva
Ahora me ha tocado a mí es una canción que refleja muy bien
ese espíritu de querer defender un género nuestro que estaba extinguiéndose
poquito a poco. Era un orgullo para muchas personas identificar la copla con lo
español, ya que cada nación tiene su propio carácter, que le diferencia del
resto. Esta postura tan romántica y nacionalista se dio con fuerza en los años
70 y 80 con coplas que hablaban de que era una pena que la copla hubiera muerto,
que ya no había inspiración, que había que hacer algo por recuperarla, que España
necesita algo propio, que la copla es un género de mucha calidad, con mucho
dramatismo…
Eran temas que intentaban abrir los ojos a la gente y
hacerles ver que hay que escuchar canción española y no solo los nuevos géneros
extranjeros que se estaban poniendo de moda. El autor de este poema quiere
engrandecer la copla, endiosarla, elevarla, que ocupe un puesto importante en
la sociedad.
Si en la primera estrofa la protagonista nos cuenta el
proceso de cómo llegó al estrellato (sus intuiciones de niña, los signos que lo
anunciaban y su culminación), en la segunda estrofa lo que hará será
justificarlo, y nos dirá por qué le gusta la copla, por qué es su pasión y por
qué se ha convertido en el elemento más importante de su vida.
En esta parte, la canción se convierte en una poética coplera.
Básicamente nos dirá que la copla (como toda manifestación artística) es un instrumento
de expresión de sentimientos y emociones. Se crea un flujo lírico bilateral
Por un lado, hay un público que está dispuesto a emocionarse,
a divertirse, a dejarse llevar. Es la función evasiva del arte: la copla permite
a la gente olvidarse de la realidad por unos segundos, de los problemas
cotidianos. Nos metemos de lleno en un mundo nuevo y experimentamos sensaciones
que no se podrían vivir en la vida real
Por otro lado, la protagonista (cantante-actriz) y la canción.
Son los medios para poder expresar esos sentimientos que el público quiere experimentar:
y a la gente hace gritar viva su mare. Sin un buen tema y una buena
interpretación no se puede conseguir eso.
El público busca no quedarse indiferente, conmoverse, que la
unión de copla y cantante dé lugar a un sentimiento (ya sea alegría, dolor,
rabia…la clave es que marque, deje sello, exprese). Eso es lo que motiva a la protagonista, dota
de sentido al género.
Es verdad que la protagonista a veces roza la hipérbole (y allá
por España entera voy cantando mi sentir), y puede parecer excesiva a la hora
de derrochar su pasión.
Además, se da una concepción muy genuina y pura de la copla (que
es la que a mí particularmente me gusta). La protagonista defiende una copla basada
sobre todo en la palabra, en la expresión, en el contenido, en la voz, evitando
el ornato, los excesos escénicos, la barroquización. Defiende una copla sin
atrezos absurdos: las peinetas, los abanicos, las castañuelas, las mantillas, las
batas de cola, no son necesarios. Una cantante puede emocionar y poner los pelos
de punta, sin necesidad de parecer una feria con tanto adorno y accesorio.
La enumeración de palabras relacionadas con el campo semántico
de lo coplero ayuda a matizar esta idea: No hace falta mantilla, ni abanico,
castañuela, ni peineta. pa cantarle a Sevilla al compás de un pasodoble o una
saeta.
Como veis, se reivindica una copla desnuda, limpia, elegante,
sin artificios que afeen y/o quiten importancia al contenido dramático de la canción.
Realmente, lo único que hace la bata de cola, la peineta y todos esos artificios
es crear una imagen añeja del género, que causa rechazo entre la gente joven, y
que además, tampoco aportan mucho al dramatismo de un tema
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