martes, 11 de agosto de 2020

Quién lo había de pensar: dos hermanas y un amor


Después de nuestro viaje por tierras aragonesas con la copla-jota de la semana anterior, es hora de cambiar de tercio e irnos a un registro más dramático. Si el personaje de la mesonera se caracterizaba por irradiar cierta dosis de egolatría, altanería y arrogancia (a pesar de no tener mal fondo), la protagonista de la canción de hoy va a estar movida por los celos, el despecho, la rabia y el dolor, al ver cómo su novio de toda la vida se acaba enamorando de su hermana. En el año 1959 Marifé de Triana interpretó el tema que os traigo hoy: ¡Quién lo había de pensar!


Escúchame, hermana mía,

un consejo quiero darte;
dices que con Juan María
muy pronto vas casarte.

Por tu querer me dejó
yo le hablé tanto de ti, de ti,
que cuando te conoció
te quería más que a mí.

Con el alma pido a Dió,
que te quiera de verdad
y no vivas como yo.

Quien lo había de pensar.
robarme al que más quería ,
robarme al que más quería
y no te pueo despreciá
porque eres hermana mía.
Por él bendije mi suerte
cuando me vino a buscar;
y ahora cuando viene a verte
es el puñal de mi muerte.
Quien lo había de pensar

Perdóname, hermana mía,
toma el ramo de azahares,
me lo compró Juan María
y es causa de mis pesares.

Yo nunca te perdoné,
con mi risa te mentí, mentí,
pensando siempre que él
me quería más que a ti.

Mi querer se equivocó
y al mirarte tan feliz
me repito en mi doló.

Quien lo había de pensar.
robarme al que más quería ,
robarme al que más quería
y no te pueo despreciá
porque eres hermana mía.
Por él bendije mi suerte
cuando me vino a buscar;
y ahora cuando viene a verte
es el puñal de mi muerte.
Quien lo había de pensar

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Hay que reconocer que el argumento de esta canción “huele” bastante a culebrón de sobremesa (con todos los respetos hacia el mundo de las telenovelas). La historia de dos miembros de una misma familia (en este caso, hermanas) que se han enamorado de un mismo hombre (dando lugar a un triángulo amoroso) era uno de los materiales narratológicos favoritos de la radionovela de Posguerra.

En una época en la que no había televisión, a la gente le encantaba escuchar este tipo de historias por la radio, ya que resultaban muy efectistas y permitían explotar muchos aspectos relativos a ese triángulo: la rivalidad entre las hermanas para ver quién es la más querida, su relación de amor-odio (por un lado, tienen lazos de sangre y se deben respeto, pero por otro lado hay mucho rencor entre ellas), el dilema del hombre de tener que elegir entre las dos, el dolor, la rabia y la pena de la hermana que no es la elegida (la cual, una vez ha pasado todo puede perdonar y olvidar, o por el contrario, romper el lazo familiar gracias al dolor acumulado).

Este tipo de historias eran bastante morbosas de cara al gran público (es un arte destinado al consumo, a las masas). A mí particularmente, no es el tipo de argumento que más me apasiona (ni el mejor en cuanto a lenguaje literario). Sin embargo, este tipo de copla tiene una cosa muy buena: si el poeta da con la tecla adecuada, puede llegar a crear un yo poético con una gran profundidad psicológica (como es el caso), muy rico en matices, con una lucha de sentimientos e inquietudes en el interior de su mente, que dan lugar a reflexiones, pensamientos, conductas y concepciones muy interesantes que reflejan su disposición anímica.

La tensión emocional, la introspección, la subjetividad, la conmoción o la sugestión son elementos líricos que se pueden percibir en este tipo de personajes e historias tan “culebroneras”. Es decir, al final, el componente narrativo es un pretexto para desarrollar lirismo (y eso, sí es literario).

Detrás del yo poético se encuentra la hermana despechada, la cual fue la primera en conocer y mantener una relación con el muchacho, hasta que finalmente este se acabó enamorando de la otra hermana y hacer planes de boda.

Todo el tema está construido en primera persona, ya que se concibe como un extenso parlamento en el que la protagonista (hermana despechada) se dirige a su hermana. En sus palabras podemos detectar la lucha de fuerzas que convergen en el interior de su mente, y que dan lugar a un conflicto o dilema, ya que por un lado, está dolida (celosa, rabiosa, despechada) porque su hermana le ha quitado lo que más quería, pero por otro lado, es su hermana, es su familia, es alguien de su misma sangre y tampoco le desea ningún mal. La protagonista se debatirá entre esos dos sentimientos a lo largo del tema.

Algunas marcas formales que permiten direccionar el discurso de la protagonista a su hermana son el imperativo (Escúchame, Perdóname, Toma el ramo…), el vocativo (Escúchame, hermana mía) y el uso de la segunda persona verbal  y pronominal (diceS que […] vaS a casarTE, Le hablé tanto de TI, cuando TE conoció, No vivaS como yo, TE mentí).

Aunque el personaje de la hermana no toma la palabra en ningún momento, la abundante presencia de estas marcas de segunda persona la convierten en receptora directa de las palabras (está presente en el acto comunicativo), y se nota que hay cierta “tensión” entre ellas, además de un componente de reproche de la protagonista a ella.

Las marcas de primera persona enfatizan el dramatismo del estado anímico del yo, pues dan una fuerza y altisonancia al discurso, que lo hacen muy telenovelesco. 

Estas marcas consisten en posesivos, pronombres y desinencias verbales de primera persona que se van acumulando de una manera exagerada, desbordada, desmedida e incluso violenta: EscúchaME, Hermana MÍA, QuierO darte, ME dejó, YO le hablé tanto…, más que a MÍ, ME lo compró, MIS pesares, YO nunca te perdonÉ, MI querer, ME repitO en MI dolor, Con MÍ risa, PidO  a Dios, No vivas como YO, RobarME al que más queríA…

Cuando hay tanta saturación y tantos excesos de marcas de primera persona (como es el caso, ya que en todos los versos hay alguna, y muchas veces son prescindibles), está claro que el yo poético proyecta una perturbación interior, en ocasiones desesperada, casi enfermiza y obsesiva, típica del primer Romanticismo (primeros años del XIX).

La relación entre las dos hermanas se va a ver sometida a un continuo tira y afloja a lo largo de la copla, con momentos en los que la protagonista se dejará llevar por la cabeza y la razón (al fin y al cabo son hermanas y lo mejor es hacer borrón y cuenta nueva) pero a la vez, habrá momentos en los que se dejará llevar por el corazón y su situación anímica (su hermana le ha hecho una cosa muy fea, y eso, da lugar a rencor, odio, dolor y despecho que es muy difícil de superar).

Los mecanismos racionales y comedidos se mezclarán con los intuitivos y viscerales, dando lugar a un yo poético con muchos matices (a pesar de la altisonancia y el yoísmo en el lenguaje). Yo pienso que aunque esta copla formalmente no es muy intimista (tanto “yo, yo, yo” y “tú, tú, tú” satura líricamente el poema, haciéndolo muy ruidoso), el yo poético gestiona la situación de una manera muy introspectiva e intuitiva (como le pasaría a todo el mundo que viviera esa situación). Y por eso, merece la pena analizarla, por ese conflicto de fuerzas.

Por eso, cuando una cantante-actriz se anime a interpretar un tema así, tiene que tener en cuenta que debido a la altisonancia natural que ya posee esta canción (desde un punto de vista formal), sería muy poco acertado ponerle más condimento (en forma de gestos y expresiones faciales imposibles y gritos por doquier).

Para poder sacar todo el partido a ese yo poético (que tiene unos matices muy profundos y exquisitos), la actriz debería irse hacia la vía del recogimiento y del intimismo y así potenciar la credibilidad. A un tema que formalmente es ruidoso, no se le puede meter más ruido. Si se exagera, al final, estamos ante el culebrón de las 4 de la tarde: mucha voz, mucho drama, mucho grito, mucha lágrima, pero poca credibilidad y naturalidad. Esto es un ejemplo de texto literario altisonante en las formas, pero que puede ser intimista en el contenido (en este caso, en la esencia del yo poético). Y el deber de la intérprete es llegar a ese punto introspectivo.

Habrá momentos en los que la protagonista intentará controlar el dolor y naturalizar la relación con su hermana:

-Por un lado, al inicio de la canción podemos ver a la protagonista aconsejando a su hermana. Un consejo, siguiendo las leyes de la pragmática, suele generar un acto comunicativo positivo (normalmente, se da un consejo para aportar algo útil, práctico, relevante, beneficioso para el interlocutor).

Por tanto, es una forma de demostrar madurez y actuar con la razón en lugar de dejarse llevar por la soberbia. El hipérbaton enfatiza esa racionalidad (un consejo quiero darte), adelantando el complemento directo (que representa lo positivo para la hermana) a primera posición sintáctica.

-El hecho de parafrasear en estilo indirecto, con mucha templanza, las palabras de su hermana (Dices que con Juan María muy pronto vas a casarte) demuestra que la protagonista va aceptando y asumiendo la situación, ya que es capaz de repetir una información que en teoría es dañina para ella (no es plato de buen gusto ver que su hermana se va a casar con tu ex).

Como veis, el circunstancial de compañía (con Juan María) y el temporal (muy pronto) se adelantan al verbo principal (vas a casarte), lo cual, además de facilitar la rima de la cuarteta, permite enfatizar la información que perturba a la protagonista (el nombre de su ex y el hecho de que la boda está próxima). El uso del futuro de intención (vas a casarte) le da un carácter inminente e inevitable a la acción (la boda se va a celebrar sí o sí).

Para una persona dolida, pronunciar estas palabras (aunque sea en estilo indirecto) tiene que ser duro. Por tanto, demuestra mucha madurez y control por el hecho de dirigirse así a su hermana, con cierto temple, sin perder la compostura.

-A la hora de buscar una causa, o un responsable de lo sucedido, la protagonista se autoinculpará, buscará excusas y pretextos en ella misma, en lugar de acusar o reprender a su hermana.

Fijaos el giro que da el discurso: Por tu querer me dejó (aquí explícitamente está diciendo que la culpable es la hermana, adelantando el complemento causal a primera posición mediante un ligero hipérbaton). Sin embargo, en los versos siguientes leemos: Yo le hablé tanto de ti, que cuando te conoció, te quería más que a mí. Ahora está diciendo que la culpable de todo es ella misma por hablar a su amado de las cosas buenas de su hermana (tantas cosas buenas le habló de su hermana, que el chico se acabó enamorando de ella). La estructura subordinada consecutiva marca esta inquietud.

-La protagonista, a pesar del despecho, no le desea ningún mal a la hermana. El hecho de recurrir a las creencias religiosas da sinceridad al discurso: Con el alma pido a Dios, que te quiera de verdad y no vivas como yo. Como veis, la protagonista no quiere que su hermana lo pase tan mal como ella lo está pasando ahora (ya que ser abandonado por la persona que quieres es una experiencia muy dura y conlleva sufrimiento). Si se hubiera dejado llevar por la rabia y el odio, hubiera deseado una serie de maldiciones a su propia hermana (como sucede en muchos culebrones de sobremesa jajajaj).

-Para la protagonista el hecho de que entre las dos mujeres exista un parentesco, unos lazos de sangre, es un argumento moralizador que tiene mucho fundamento y solidez, de tal forma que acaba pesando más que todo el odio y el rencor que tiene acumulado: No te puedo despreciar porque eres hermana mía. Con esta oración subordinada causal parece que se está dando una norma cuasi científica (de autoridad) a la que no se puede violar. La familia está por encima de todo.

-La protagonista le da a su hermana el ramo de flores que le regaló el muchacho: Toma el ramo de azahares, me lo compró Juan María y es causa de mis pesares. Esta imagen simboliza el hecho de que el yo poético asume su derrota, el hecho de que el chico quiere más a su hermana, y por tanto, no tiene nada que hacer (el amor funciona así). Desprendiéndose del ramo, intenta desprenderse del dolor, olvidando todos los recuerdos que la atormentan de esa persona. Esto nos hace ver que la protagonista intenta olvidar y desvincularse de esta situación, para superarla.

-La protagonista hace una autocrítica, reconoce los fallos que ha tenido, hablando desde la perspectiva de la razón, hasta tal punto de pedir perdón a su hermana: Perdóname. El yo poético hace un análisis de sí mismo y de sus desbordadas emociones, reconociendo que se ha dejado llevar muchas veces por la rabia y el rencor hacia su hermana: Yo nunca te perdoné, con mi risa te mentí, pensando siempre que él me quería más que a ti. El hecho de reconocer errores demuestra madurez y control de uno mismo.

En otros momentos, la protagonista se verá superada por el dolor, culpabilizará a la hermana y le guardará rencor:

-En el estribillo, la voz poética adopta una postura de incredulidad. Todavía no puede entender que su propia hermana haya sido capaz de robarle a su novio, ya que era algo inimaginable e inconcebible (Quién lo había de pensar…).  Por eso, en estas palabras se ve cierto recelo, falta de confianza, escepticismo, apatía hacia su hermana. Esto significa que todavía no ha asimilado lo que ha pasado, y queda despecho.

-La protagonista, para referirse al hecho de que su hermana se ha enamorado del mismo hombre, recurre a la metáfora del hurto: Robarme al que más quería. El robo es un término con connotaciones peyorativas (al fin y el cabo es un delito). Por tanto, la protagonista sigue viendo a la hermana como una “ladrona de novios”. Incluso, en este caso no se atreve a pronunciar el nombre de su amado y prefiere usar un circumloquio (al que más quería). Como veis, unas veces sí pronuncia su nombre (Juan María), y otras veces prefiere hacer un rodeo. Esto es síntoma de la lucha que mantiene la protagonista entre la razón y el corazón.

-En los últimos versos del estribillo, la chica demuestra no haber superado del todo la situación, dejándose llevar por los celos y la rabia. Esto se refleja con la metáfora del puñal, la cual enfatiza el dolor: Ahora cuando viene a verte es el puñal de mi muerte. Esto significa que no puede soportar la idea de ver a su ex con la hermana.

-Se produce una contraposición entre el mal-presente y el bien-pasado (tópico muy recurrente en la poesía amorosa, como forma de manifestar el desengaño). Se produce una antítesis entre el pasado (cuando la presencia de su amado le daba energía, vitalidad, ganas de vivir) y el presente, (cuando la presencia del amado le genera odio, despecho, celos, rabia, al verlo con la hermana): Por él bendije mi suerte cuando me vino a buscar; y ahora cuando viene a verte es el puñal de mi muerte.

Las estructuras paralelísticas marcan el contraste entre la protagonista y su hermana en relación al amado (cuando me vino a buscar-cuando viene a verte).

-La felicidad de la hermana le causará rabia y sufrimiento al yo poético, lo cual es síntoma de uno de “deportes nacionales” de todos los seres humanos: la envidia: Al mirarte tan feliz me repito en mi dolor

Como veis, de la voz poética tiran dos fuerzas opuestas y contradictorias: por un lado, da muestras de haber superado la ruptura, pero por otro lado, todavía tiene mucho rencor acumulado.

Métricamente las estrofas están formadas por la unión de dos cuartetas (versos octosílabos, con el esquema de rima abab) y un terceto (en el que rima el primer verso con el tercero). El estribillo consiste en una décima, es decir, una estrofa de 10 versos octosílabos, que empieza con una redondilla (abba), termina con una redondilla (adda) y en medio, dos versos de enlace (cd): abba[cd]adda.


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