martes, 25 de agosto de 2020

Soltera yo no me quedo: la "deshonra" que suponía no casarse en la España de Posguerra


Si la protagonista de la copla anterior tenía como máxima aspiración quedarse soltera para toda su vida (pues el hecho de formar una familia lo único que traía eran cargas, problemas, disgustos, ataduras y quebraderos de cabeza, tal como decía la canción), la voz poética de la copla de hoy va a situarse en el polo opuesto del dilema, y hará todo lo posible por enganchar un marido y así evitar la temida soltería.

Resulta curioso que el mismo autor de Compuesta y sin novio (el poeta Rafael de León), y la cantante (Juanita Reina), casi 20 años después (1963), difundieran una canción con el mensaje contrario, en el que el yo poético celebra y muestra entusiasmo ante el hecho de haber encontrado un marido. Hoy vamos a analizar Soltera yo no me quedo


Yo me puse en relaciones con un mocito de Badajoz

Y tronaron los cañones del laberinto que se formó
Que si el novio es un pelmazo, que si la niña no vale ná
Y amasaban los guantazos los panaeros en Alcalá
Y yo a lo mío, sin distraerme
Que el camarón se lo lleva el río cuando se duerme

Soltera yo no me quedo, mandarme ya los regalos
Lo mismo da un camafeo que dos cucharas de palo
Tendrían las cotorronas a gala, gala y satisfacción
Si vieran a mi persona sentá, sentada en el poyetón
Igual que Sansón acaba con todos los filisteos
Por más que me pongan trabas, por más que me pongan trabas
Soltera yo no me quedo

A mi Pepe en estas luchas le dispararon un alcaucil
Y colgá de una garrucha quisieran muchas tenerme a mí
Rodeá de bayonetas voy por la calles con mi José
Y me llueven las macetas, pa ti la rosa, pa ti el clavel
Y yo p'alante, queriendo a Pepe
Que en las batallas si no hay aguante te dan julete

Soltera yo no me quedo y voy a gastá en membrillo
Tres mil duros amadeos que tengo bajo un ladrillo
Tendrían las cotorronas a gala, gala y satisfacción
Si vieran a mi persona sentá, sentada en el poyetón
Igual que Sansón acaba con todos los filisteos
Por más que me pongan trabas, por más que me pongan trabas
Soltera ya no me quedo

Ya la cosa va de buenas, ya me critican hasta el ajuar
Morcelina piel morena las sabanillas y la almohá
No es lo propio de una dama tener foñicos en el colchón
Perindolas en la cama y una azalea de quita y pon
Ay! Que tole, tole, vaya jolgorio
Mas yo p'alante con los faroles de mi casorio

Soltera ya no me quedo y luego la parejita
Nos vamos a ir en trineo igual que los moscovitas
Tendrían las cotorronas a gala, gala y satisfacción
Si vieran a mi persona sentá, sentada en el poyetón
Igual que Sansón acaba con todos los filisteos
Por más que me pongan trabas, por más que me pongan trabas
Soltera ya no me quedo

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La protagonista es una muchacha que busca con urgencia un hombre con el que casarse. Ya os dije el otro día, que en la España de los 40, 50 y 60, lo habitual y lo políticamente correcto era que la gente se acabara casando. La sociedad miraba con malos ojos a las mujeres solteras (las cuales tenían para siempre el sambenito de solteronas jejeje).

En las sociedades conservadoras (y más, en la época de la dictadura franquista), todo lo que se sale de lo convencional y lo estipulado culturalmente suele ser motivo de burla y escándalo. Por eso, la protagonista, para evitar ser tema y foco de conversación por parte de las cotillas del barrio, decide buscar un marido lo más pronto posible. Al hacer esto, ella se muestra feliz y entusiasmada, pues dejará de ser criticada en su barrio.

Por eso, estamos de nuevo ante un tema cómico, alegre, divertido y con mucho humor. Juanita Reina, aunque hizo cosas serias, también le gustaba interpretar este tipo de temas más joviales y satíricos

La copla refleja de manera caricaturizada el comportamiento, la actitud y la forma de actuar de la masa (del pueblo). Las vecinas de la protagonista aparecen retratadas en el poema como si fueran personajes tipo del teatro cómico grecolatino. Nos recuerdan a la figura de la mujer chismosa (la maruja): aquella señora cotilla, que se pasa el día metiéndose en los asuntos de los demás, curioseando, creando chismes, contándoselos a unas y a otras, criticando por cualquier cosa, metiendo malicia (en forma de pullitas, ironías…). Es el tópico de la mujer aburrida, carente de vida social, que al no tener nada especial que hacer, se dedica a comentar la vida de los demás. Aunque la copla sea caricaturizada, este tipo de personajillos existen en la actualidad. Jajajaj

De esta manera, en la canción podemos ver cómo la gente, siempre va a criticar (si no es por una cosa es por otra, pero siempre sacará algo malo), y la protagonista se quede soltera y casada siempre va a salir escaldada:

-Si se queda soltera es malo (y será criticada), ya que no es normal que una moza joven no tenga novio ni marido.

-Si se casa, también la criticará la gente (tal vez por envidia, de ver a una chica en la plenitud de su vida con un hombre). Por eso, en la canción se cuenta cómo la gente también juzga la relación de la protagonista con su novio, y empieza a sacarles defectos (que si no se pegan, que si él es un cansino, que si ella es muy simple…).

Moraleja: Se haga lo que se haga siempre habrá alguien molesto. Hay mucha envidia y maldad por el mundo, y lo mejor es actuar como a uno le salga del corazón sin pensar en lo que digan los demás. No podemos dejar que las habladurías nos afecten y nos dañen emocionalmente. Esto es exactamente lo que hará la protagonista: sentirse superior, dominar circunstancias, disfrutar, reírse de todo…

No obstante, encontramos contradicciones en la psicología de la protagonista: es verdad que en la canción adopta una postura de superioridad (me da igual la gente, hago lo que quiero, paso de los chismorreos…). Sin embargo, recordemos que ella se está casando no tanto por amor, sino para no quedarse soltera (y evitar así que la critiquen). El propio título lo dice: Soltera yo no me quedo.

El hipérbaton (adelanto del complemento predicativo a primera posición oracional) junto al adverbio de negación (No) permite enfatizar el hecho de que lo importante no es casarse, sino no quedarse soltera.

Como veis, en lugar de afirmar la dualidad, (matrimonio, noviazgo), lo que se hace es negar/rechazar la individualidad. En ningún momento ella habla del estado de “casada”, sino que enfatiza el “no soltera”. Aunque semánticamente son equivalentes las denominaciones “casado” y “no soltero” (el recurso se conoce como lítotes), en la práctica, está claro que no es lo mismo: no es igual casarte porque quieres o casarte para no quedarte soltera.

La copla se divide en tres estrofas con su estribillo, el cual se va repitiendo casi sin variación después de cada estrofa. Lo único que varía son los dos primeros versos del estribillo.

-Las estrofas son sextetos, es decir, están formadas por seis versos de 18 sílabas (arte mayor). En medio del verso encontramos una cesura, de tal forma que se divide en dos hemistiquios. El primer hemistiquio tiene 8 sílabas (octosilábico) y el segundo hemistiquio 10 sílabas (decasílabo):

“Yo me puse en relaciones con un mocito de Badajoz”
-------------------------------   --------------------------------
Hemistiquio 1......................... Hemistiquio 2

El quinto verso de cada estrofa es más corto: tiene 10 sílabas con dos hemistiquios de 5 (Y yo a lo mío, sin distraerme).

En cuanto a la rima, tenemos asonantes (Badajoz-formó) y consonantes (Ná-Alcalá). Cada estrofa está formada por tres pareados (AABBCC): el primer verso rima con el segundo, el tercero con el cuarto y el quinto con el sexto.

-El estribillo está compuesto por versos de 16 sílabas divididos en dos hemistiquios de 8:

“Soltera yo no me quedo // mandarme ya los regalos”.
----------------------------     --------------------------------
Hemistiquio 1...........................Hemistiquio 2

Los cuatro primeros versos del estribillo son dos pareados (AABB). Los tres últimos van por libre y no riman. Además, el último verso es octosílabo (único verso en arte menor de todo el poema):

Igual que Sansón acaba con todos los filisteos
Por más que me pongan trabas, por más que me pongas trabas
Soltera yo no me quedo

En la primera estrofa la protagonista nos cuenta que conoció a un chico de Badajoz, se enamoró de él, y todo el pueblo empezó a poner pegas, a criticar y a sacar defectos a esta relación.

-La locución verbal “ponerse en relaciones” da un carácter artificial al hecho amoroso (Yo me puse en relaciones con un mocito de Badajoz). El amor, en lugar de concebirse como algo espontáneo, natural, que surge sin buscarlo (por circunstancias casuales de la vida), se ve como si estuviera buscado, provocado manualmente por el sujeto. Es una visión mecanicista del amor. Es una manera de ver cómo la protagonista se quiere casar para no quedarse soltera.

-La imagen “tronaron los cañones” junto a la metáfora “el laberinto que se formó” enfatizan el carácter metomentodo de la gente, la cual se acaba interesando y preocupando por cosas que no les afectan directamente. El hecho de que la protagonista encuentre un novio provoca un sinfín de cotilleos, críticas, conversaciones, opiniones, comentarios y chismorreos de todo tipo. Se crea un flujo muy lioso y caótico (de ahí la alusión al laberinto) de contenido, que sale de las bocas de la gente, con el objetivo de juzgar y aprobar esa relación.

El léxico (sustantivo “cañón”, verbo “tronar”) da fuerza al discurso: la opinión de la gente es tan potente e importante que puede convertirse en un arma que hace daño a los que son objeto de cotilleo. Hay gente muy débil emocionalmente (de autoestima baja) que se puede ver muy dañada por los comentarios negativos de los demás. 

-El paralelismo (Que si el novio es un pelmazo, que si la niña no vale) contiene los comentarios críticos de la gente, aquellos aspectos que los vecinos desaprueban. Como veis, se recurre a un léxico coloquial y cotidiano (ser un pelmazo, no valer nada). “No valer nada” es una expresión eufemística para decir que la protagonista no es agraciada físicamente.

-La imagen de los panaderos haciendo la masa (Y amasaban los guantazos los panderos en Alcalá) representa la tendencia de la gente a propagar, a difundir, a irradiar: de cómo las noticias (en este caso cotilleos) se van transmitiendo con fuerza (de ahí la alusión al guantazo) y al final, lo acaban sabiendo personas de otros lugares lejanos al foco de acción (una persona se lo cuenta a otra, esta a su madre/abuelo/tío/hermana/amigo que vive en el pueblo de al lado…este a los vecinos).

Además, el verbo “amasar” está relacionado con la “manipulación” (para hacer pan tienes que manipular la masa, darle forma). Las noticias, los cotilleos, se van manipulando. La gente va inventando y añadiendo cosas por el camino, mezclando la verdad con la fantasía, hasta dar forma definitiva al cotilleo, el cual acaba haciendo mucho daño a las víctimas. Como veis, el poeta (Rafael De León) tenía cada palabra muy bien pensada dentro del texto.

-La alusión al refranero popular (que el camarón se lo lleva el río cuando se duerme) enfatiza el hecho de que a la protagonista (camarón) se le está pasando el arroz (se queda dormida), es decir, se va haciendo mayor y todavía no tiene novio, y por eso tiene que hacer algo para salir de la soltería (evitar ser arrastrada por el río). ¿Veis la transfiguración entre los diferentes elementos del refrán con la situación del yo poético?

El refrán no se ha adherido literalmente al texto, sino que ha sufrido modificaciones para adaptarse a la métrica y al ritmo. El refrán original es “Camarón que se duerme se lo lleva la corriente”.

La protagonista sabe que si se queda soltera será el hazmerreír y el foco de crítica de las vecinas, de forma que no quiere dejarse ahogar por el río (el río representa algo dañino, que en este caso es la gente, la cual no para de crear corrientes y flujos en forma de chismes y cotilleos). Esto lo hace por su bien, pensando que es lo mejor para ella. Las marcas de primera persona ayudan a esto: Y yo a lo mío, sin distraerme

-Como podéis ver, la protagonista utiliza en su discurso un imperativo en infinitivo (Mandarme ya los regalos), lo cual es un vulgarismo. Esto enfatiza la idea de que la protagonista quiere celebrar la boda cuanto antes, casarse lo más rápido posible. El adverbio temporal “ya” da un carácter urgente e inmediato al acto.

La antítesis del camafeo (que es un objeto caro y valioso) y la cuchara de palo (que es un objeto barato y poco valioso) significa que a la protagonista le da igual el proceso de enamoramiento, los rituales y las convenciones que rodean a las cositas del querer. Lo que le importa es el resultado, la parte final (estar casada). El vestido de boda, los regalos, los invitados, la música, la Iglesia…da igual. Hay que dejar de ser soltera, y por ende, dejar de ser criticada

En la segunda estrofa se siguen sucediendo las críticas, el rechazo y la desaprobación de la gente, pero esta vez de una manera hiperbolizada. Las vecinas aparecen retratadas de una manera cruel, bruta, animalizada, bestial. Se crea una caricatura alegórica en la que las críticas de la gente se representan como si fueran ataques en un campo de guerra, una gran batalla, en el que las armas son alcauciles (alcachofas) y macetas que tiene que esquivar la pareja: A mí Pepe en estas luchas le dispararon un alcaucil…, Y me llueven las macetas….

“Llover” se usa en sentido metafórico (aquí no cae agua del cielo, sino macetas). Esto me recuerda al episodio de don Carnal y doña Cuaresma del Libro de Buen Amor (del Arcipreste de Hita), en el que las armas de batalla eran los alimentos (Carnal usaba los productos cárnicos y Cuaresma los pescados y las verduras).

En Soltera yo no me quedo, las armas son objetos domésticos y cotidianos. Se crea un contraste humorístico entre este tipo de herramientas insignificantes, con las bayonetas (que esto sí es un arma de verdad): Rodeada de bayonetas voy por la calle con mi José.

Este contraste permite deformar la escena, teatralizarla, convertirla en caricatura, en tebeo y provocar la carcajada. Parece que los protagonistas están participando en una lucha contra el resto de vecinos (sus habladurías), y deben protegerse de sus ataques. Es una visión burlesca de lo épico, como sucedía con La pulga la semana pasada

A pesar del enfoque cómico y humorístico, esta alegoría simboliza el dolor que puede causar la gente con sus juicios de valor, opiniones y críticas, ya que las habladurías hacen daño a las personas afectadas: Colgada de una garrucha quisieran muchas tener a mí.

Como veis, la alusión a un método de tortura usado por la Inquisición representa la crueldad que puede llegar a tener la gente. Para los que no sepáis, la garrucha consistía en atar a una persona las manos a la espalda, y después, izarla mediante una polea, hasta el techo. Una vez la persona alcanzaba el techo, se la dejaba caer al suelo

La protagonista y su amado, ante el carácter animalizado, bestial y visceral de la gente, responden desde la ironía y adoptan una postura de superioridad. El paralelismo ayuda a esto: Y me llueven las macetas, a ti la rosa y a mí el clavel. No hace falta entrar en el mismo juego de los vecinos y ponerse al mismo nivel. No hay que dejarse afectar por lo que digan las cuatro marujas del barrio. Al revés…hay que saber reírse de estas cosas, mirarlas con humor. Hay que tener capacidad de resistencia, de saber aguantar (idea estoicista) y no dejar que esas críticas penetren en nuestra mente: Que en las batallas, si no hay aguante, te dan julepe. De nuevo, se recurre a un elemento de la cultura popular. El julepe es un juego de naipes, y como en todos los juegos de cartas, la resistencia es el mejor método para vencer.

La protagonista, ante las críticas y ataques de la gente, lo que hace es adoptar una actitud optimista, divertida, lúdica, epicureísta (muy del Carpe Diem), de disfrute de la vida con un toque alocado y de derroche: Voy a gastar membrillo, tres mil duros amadeos que tengo bajo un ladrillo. En una época en la que no había bancos, la gente guardaba su dinero en cualquier lado de la casa (en el colchón, en un ladrillo…).

Mientras que en la segunda estrofa las críticas de la gente se metaforizaban de una manera caricaturesca, hiperbolizada y deformada (la alegoría de las alcachofas y las macetas), en la tercera estrofa serán críticas más verosímiles y ultrarrealistas.

Cuando la gente critica a una persona por algo concreto (en este caso, por el novio), una actitud habitual de la masa consiste en extender y ampliar esa crítica a más aspectos de la persona. Empiezan por el novio y acaban criticando el resto de tu vida (que si no sabe llevar bien la casa, que es muy desordenada, que no limpia bien, que es una cornuda, que es poco generosa, que es antipática…). Al final, cuando te cae mal una persona la acabas criticando por todo, dejando de lado el motivo inicial de la crítica. Eso es lo que pasará en la tercera estrofa.

Las vecinas pondrán a parir a la protagonista por diferentes aspectos de su vida diaria. En esta estrofa, la copla adquiere un léxico costumbrista y cotidiano.

La gente despellejará a la chica por el ajuar: Ya me critican hasta el ajuar, marcelina piel morena, las sabanillas y la almohada. El ajuar, era el conjunto de enseres y ropas que aportaba la mujer al matrimonio (sábanas, toallas, fundas de almohadas, cojines, manteles, servilletas…). Las abuelas solían hacer ajuares para las nietas y los regalaban cuando se iban a casar. Por lo que se ve, las vecinas, se ponen a criticar el ajuar de la protagonista (que si las sábanas y las almohadas son de un color muy feo y ella tiene muy mal gusto).

Los motivos de crítica resultan cada vez más banales e intrascendentes (la critican por detalles cada vez más tontos): que si el colchón tiene hoyos (de lo viejo que está), que si la cama tiene unos remates (en forma de peonza, llamados perindolas) que son muy feos, que si la azalea (una planta) que tiene en el dormitorio no es natural…

Como veis, las vecinas se meten en aspectos cada vez más insignificantes de su vida privada (en este caso, de aspectos relativos a la casa, haciendo ver que la chica es un desastre como ama de casa).

Al igual que ocurría en la segunda estrofa, la protagonista hará oídos sordos y decidirá ignorar y adoptar una postura de superioridad: Ay, que tole, tole, vaya jolgorio, mas yo p’alante con los faroles de mi casorio. 

Ella prefiere dedicar atención a las cosas que son importantes y forman parte de SU vida (su casa, su pareja…), en lugar de gastar tiempo con las vecinas. De ahí que haga planes y proyectos de vida, haciendo ver que tiene ilusiones (al contrario que las vecinas, que tienen una vida vacía). ¿Cuáles son esas ilusiones? Tener hijos (luego la parejita) y viajar, hacer cosas, tener aventuras en lugares exóticos, divertirse, tener emociones fuertes (Nos vamos a ir en trineo, igual que los moscovitas).

El contraste resulta llamativo y provoca cierta carcajada, ya que compatibilizar la vida familiar (que normalmente conlleva una serie de ataduras, sobre todo, cuando los niños son pequeños) con una vida alocada y de emociones fuertes, como ella propone, no era tan fácil. En cierta medida, adopta una postura de soñadora, que tiene como objetivo vencer a las críticas vecinales, haciendo ver que lo importante es disfrutar de la vida, tener experiencias, aprovechar el tiempo en cosas productivas (Carpe Diem).

A pesar de esta actitud de “a mí no me afectan las críticas”, “la gente me da igual”, “que digan lo que quieran”, en el estribillo vemos que la protagonista no es coherente con sus principios, ya que se está casando por evitar la soltería (en lugar de por amor).

¿Y por qué hace esto? Ella mismo lo dice: por evitar las críticas de las vecinas, ya que no quiere ser el centro de atención: Tendría a las cotorronas a gala y satisfacción si vieran a mi persona sentada en el poyetón.

Como veis, gracias a la metáfora, las vecinas se identifican con las cotorras. Las cotorras son unas aves (parecidas a los loros), que se pasan todo el tiempo emitiendo una especie de cante en forma de graznidos o chillidos. Incluso pueden vocalizar y llegar a pronunciar algunas palabras. Al igual que estas cotorras no paran de cantar, las vecinas no paran de hablar y de criticar.  De ahí esa identificación. El sufijo –ona le da un carácter despectivo a las vecinas (cotorrona).

La expresión “sentarse en el poyetón” es típica de zonas rurales. Se utiliza en un registro coloquial, y significa “quedarse soltera”. En muchas coplas aparece esta expresión, así que guardarla en el “diccionario coplero” jajajjaa.

Para la protagonista, salir del estado de soltería se convierte en su máxima aspiración. Es capaz de hacer cualquier cosa y superar todas las barreras y obstáculos posibles con tal de tener un novio. Por eso se compara con Sansón, héroe bíblico: Igual que Sansón acaba con todos los filisteos, por más que me pongan trabas, soltera yo no me quedo

Sansón representa a la típica figura hercúlea, fuerte, musculosa, capaz de llevar a cabo hechos extraordinarios y épicos como derrotar a leones, tirar un edificio con sus propios brazos o acabar contra todo un ejército (el de los filisteos).

Resulta curioso que dos coplas cómicas (Compuesta y sin novio y Soltera yo no me quedo) incorporen referencias culturalistas. La protagonista, como Sansón, quiere conseguir un objetivo (en este caso, dejar de ser soltera) empleando sus propias capacidades y habilidades.

En cuanto al lenguaje, encontramos muchas licencias coloquiales y dialectales. Hay síncopas (panaeros), apócopes (ná, pá, almohá, sentá, colgá, rodeá) y contracciones fonéticas (p’alante).

Las reiteraciones ayudan a marcar el ritmo y la musicalidad (por más que me pongan trabas), al igual que las anáforas, pues muchos versos empiezan por la conjunción “y” (y tronaron…, y amasaban…, y colgá de una garrucha…, y me llueven las macetas). Esto permite remarcar con más rotundidad y decisión los diferentes contenidos que proyecta el yo poético.


lunes, 24 de agosto de 2020

Compuesta y sin novio: un himno a la vida de soltero


A lo largo de su vida, el ser humano se ve obligado a tomar decisiones trascendentales, las cuales condicionan su existencia (¿Qué voy a estudiar? ¿En qué quiero trabajar? ¿Dónde quiero tener mi lugar de residencia? ¿Quiénes son mis amigos…?). Como decía Ortega y Gasset, cada persona es ella misma y sus circunstancias, de tal forma que las cosas no se ven de la misma manera, y por tanto, ante un mismo dilema dos individuos pueden reaccionar y decidir de manera totalmente opuesta.

Por ejemplo, el tema de la soltería (motivo bastante recurrente en la copla). Lo normal en los años 40 y 50 era que la gente se acabara casando. El código de las “buenas costumbres” establecía que lo políticamente correcto era casarse antes de los 20 años. Todo lo que se saliera de eso, se consideraba algo raro, extravagante, inusual, extraño, y anormal. Y muchas veces, lo que sale de lo establecido suele ser motivo de crítica y es visto con malos ojos por los demás.

Por eso, a muchas jovencitas les aterraba la idea de quedarse solteras, y de manera desesperada querían enganchar un marido como fuera, para así dejar de ser tema de conversación por parte de la gente. Muchas veces, la urgencia de no quedarse soltera prevalecía sobre el sentimiento y la empatía con la pareja (la gente se casaba por no quedarse sola, en lugar de casarse por amor). Por eso, muchas parejas fracasaron y se generaba mucha infelicidad y frustración (recordad que no había divorcio).

Mientras que la mayoría de las mozas tenían ese miedo a quedarse solteras, otras (una minoría, entre la que se encuentra la protagonista del tema que os traigo hoy), optaron por hacer oídos sordos a la opinión de la gente, y en lugar de ver la soltería como algo aterrador y negativo, la concebían como un cúmulo de alegrías, ventajas y felicidad.

En este pasodoble que Juanita Reina popularizó en el año 1944 dentro del espectáculo “Solera de España”, ser soltera era un chollo, la creme de la creme, lo mejor que te podía pasar en la vida, y la única manera de ser verdaderamente libre y evitar los quebraderos de cabeza que supone la vida de casado. Hoy analizamos Compuesta y sin novio


Yo tuve un novio barbero

y una vecina me lo quitó;
tuvieron tres churumbeles
con la cabesa como un faró.

El guardia de los padrones
dijo: ¡Qué espanto!, ¡Qué atrocidá!
Cabesa de esta familia,
si hay unos cuantos, ¿Quién lo será?

Con er barbero
no m’ he casao
del quebraero de tres cabesas
yo me he librao.

¿Por qué no te casas, niña?
dicen por los callejones.
- Yo estoy compuesta y sin novio
porque tengo mis razones.

Marío, suegra y cuñao,
diez niños y uno de cría,
que la plaza, que la gripe,
que tu mare, que la mía.

¡Son muchas complicaciones!
¡Sortera pa toa mi vía!

Me encuentro yo al matrimonio,
tos los domingos en el café,
las caras de avinagraos
porque se aburren como un sipré.

Los niños rompen las tasas
y con la fuerza de un arbañí
le meten a pare y mare
las cucharillas por la narí.

Con er barbero
no m’ he casao
de los martirios de la cuchara
yo me he librao.

¿Por qué no te casas, niña?
dicen por los callejones.
- Yo estoy compuesta y sin novio
porque tengo mis razones.

Marío, suegra y cuñao,
diez niños y uno de cría,
que la plaza, que la gripe,
que tu mare, que la mía.

¡Son muchas complicaciones!
¡Sortera pa toa mi vía!

El cuarto de mis vesinos
es un pellizco de habitación,
por eso duermen de noche
las tres cabesas en el balcón.

La casa se bambolea
con aquel peso fenomená,
y pitan las chimeneas
como los barcos en arta má.

Con er barbero
no m’ he casao
del terremoto de San Francisco
yo me he librao.

¿Por qué no te casas, niña?
dicen por los callejones.
- Yo estoy compuesta y sin novio
porque tengo mis razones.

Marío, suegra y cuñao,
diez niños y uno de cría,
que la plaza, que la gripe,
que tu mare, que la mía.

¡Son muchas complicaciones!
¡Sortera pa toa mi vía!

................................................................................


La protagonista de la copla es una muchacha, la cual tiene un novio que es barbero. Un buen día, la chica se lleva un chasco, cuando su novio de toda la vida se enrolla con una vecina. Sin embargo, en lugar de lamentarse y llorar por las esquinas cual plañidera de la vida, la mujer verá esto como una ventaja, ya que es justo lo que necesita para volver a estar soltera y así disfrutar de la vida, sin tantas preocupaciones.

Por lo tanto, a partir de un hecho desencadenante serio (unos cuernos) se configura una copla cómica, divertida, pícara, con mucha risa y humor y con algunos elementos de revista. La canción consiste en la exposición de una serie de razones por parte del yo poético, que demuestran que estar soltero es mucho mejor que estar casado, y que la soltería es la única forma de ser verdaderamente libre y feliz.

La canción está formada por tres estrofas y un estribillo, el cual se va repitiendo (es siempre el mismo) después de cada estrofa. Métricamente el tema está formado por coplas. Las coplas son estrofas de cuatro versos octosílabos en las que rima el segundo verso con el cuarto, mientras que el primero y el tercero quedan libres: -a-a.

Solamente encontramos una pequeña irregularidad en la estrofa de transición al estribillo, en la que los versos, en lugar de ser de 8 sílabas son pentasílabos (no me he librado…, con el barbero…, no me he casado…) y decasílabos (del terremoto de San Francisco…).

Cada estribillo es rematado con un dístico, es decir, una estrofa de dos versos sin rima: son muchas complicaciones/ soltera pa toa mi vía. Estos versillos sirven de conclusión a la copla y refuerzan coloquialmente el proceso de argumentación. Tened en cuenta que el objetivo de la canción es vender la vida de soltero como algo idílico y despreocupado.

El inicio de la copla es de carácter narrativo. De hecho, podemos ver cómo se recurre al pretérito perfecto simple, que es el tiempo preferido para contar anécdotas y hechos (tuve, tuvieron, quitó).  La protagonista nos cuenta cómo su novio la abandonó para irse a vivir con otra mujer (una vecina): Yo tuve un novio barbero y una vecina me lo quitó.

El yo poético adopta una postura de superioridad respecto a este contexto de abandono. La protagonista no se siente afectada por los cuernos (al revés…ella se ríe y hace un discurso divertido y humorístico). Esa superioridad le permite llevar a cabo un proceso de cosificación y muñequización en el novio. La presencia del verbo “quitar” aplicado a una persona permite este juego, ya que el hombre queda retratado en la copla como si fuera un objeto, una cosa de quita y pon (que se puede dar, robar y transferir, como una mercancía).

La superioridad del yo también se manifiesta en la descripción que hace de los niños que han sido fruto del matrimonio de su ex con la vecina. Se recurre a una comparación muy del gusto tremendista: Tuvieron tres churumbeles con la cabeza como un farol. La palabra churumbel pertenece al habla gitana y significa “niño”.

Como veis, se hace énfasis en el tamaño de la cabeza de estos niños equiparándola al de una farola. El objetivo del tremendismo es resaltar aspectos sórdidos, desagradables y viscerales de la realidad (en este caso, los niños de tu ex con otra mujer jejejjee).

De esta manera, los niños, aparecen descritos de una manera degradada, deformada, monstruosa. En lugar de resaltar las cosas bonitas de los chavales (la sonrisa, la carita, las manitas…) se hace una descripción de las cosas feas (que son unos cabezones).

Tened en cuenta que el tremendismo en narrativa (La familia de Pascual Duarte) se dio también en los años 40, así que es normal que haya elementos que se transfieran a la canción española. Por ejemplo, si recordáis Marta la Dormía recurría también a estos artefactos tremendistas (se comparaba la cabeza del bebé con el bombo de la lotería). ¿Os acordáis?

Para dar énfasis a este tremendismo, se adhiere, a modo de anécdota, la opinión de una tercera persona (ajena a la historia, que no tiene nada que ver con los hechos, como si fuera alguien de la calle, que ve todo desde la distancia). Para eso se recurre al estilo directo, con tono exclamativo para dar fuerza al discurso, el cual provoca la carcajada en el público: El guardia de los padrones dijo: ¡Qué espanto!, ¡Qué atrocidad! Cabeza de esta familia, si hay unos cuantos. ¿Quién lo será?

El poeta juega con los diferentes significados de la palabra cabeza para generar humor:

-cabeza como parte del cuerpo. En este caso es una cabeza agrandada (cabezón), que es motivo de mofa y burla. En esa familia todos tienen la cabeza tan grande que es imposible saber quién la tiene más grande. Además, recordad que la palabra “cabezón” tiene una acepción despectiva, insultante (para decir que una persona es terca, testaruda, obstinada).

-cabeza como jefe de familia. Se está insinuando que tal vez los hijos sean de diferente padre

Los textos cómicos y burlescos como este permiten dobles sentidos, y es una forma más de hacer literatura. La poesía y la copla no es solo tragedia y drama, sino también risa y fiesta

La presencia del hipérbaton, además de facilitar la rima de la copla, permite al yo poner como foco de sátira, burla e incluso humillación a su antiguo novio (con el barbero, no me he casado…).

También permite adelantar a primera posición oracional (y por tanto, enfatizar), los inconvenientes y quebraderos que conlleva la vida de casada (Del quebradero de tres cabezas, yo me he librado, Del martirio de las cucharas yo me he librado).

Para exaltar y elogiar la vida de soltera, la protagonista recurre a caracterizar de manera negativa la vida de casada (sacar defectos de lo que se critica, como argumento para defender su postura: lo mejor es ser soltera). De hecho, como forma de dar autoridad se recurre a un léxico religioso (martirio) empleado en un contexto profano y cómico.

Tened en cuenta que el hecho de incorporar la anécdota narrativa (verse abandonada por el novio, el cual se ha liado con la vecina) es una forma de dar rotundidad y poder retórico a la argumentación del yo poético.

Para persuadir al receptor (que la gente, una vez escuche la copla, salga convencida de que es mejor estar soltero que casado), la protagonista recurre a su experiencia personal, a hechos que le han pasado (que ha visto, que ha escuchado que ha olido, que ha sentido…), para así poder hablar con propiedad. La protagonista alude a contextos veraces, situaciones reales. Lo empírico, lo sensitivo y lo real es una forma de dar autenticidad y verdad a lo que dices.

Por ejemplo, en la segunda estrofa, la protagonista inserta una anécdota (Me encuentro yo al matrimonio todos los domingos en el café…) con el objetivo de que al receptor no le entren ganas de casarse una vez la haya escuchado.

La muchacha nos cuenta cómo un día estando en una cafetería se encontró a la pareja (al ex novio y a la vecina) con los niños, los cuales no paraban de dar la lata a los padres y hacer travesuras. Ya sabéis, que los niños pequeños suelen ser muy inquietos (sobre todo, en lugares públicos jajaj) y no paran de enredar, trastear y tocar cosas. Los niños son muy curiosos a esas edades.

Por eso, la protagonista piensa que uno de los problemas de casarse y tener hijos, es el hecho de tener que aguantar las diabluras de los chiquillos. La comparación enfatiza estas trastadas: los niños rompen las tazas con la fuerza de un albañil.

La antítesis padre-madre permite universalizar la experiencia, haciendo ver que todos los niños son iguales y suponen muchos quebraderos de cabeza para ambos padres: le meten a padre y madre las cucharillas por la nariz. Esta trastada resulta muy hiperbólica y teatral (parece extraída de un cómic o de una serie de dibujos animados), ya que el objetivo es crear una caricatura.

Otro defecto que remarca la protagonista sobre la vida conyugal es la monotonía, el aburrimiento, el tedio, el hecho de que una vez te has casado, la existencia se convierte en una sucesión de eventos que se van repitiendo cíclicamente, de manera mecánica, casi sin variación.

La sinestesia “cara de avinagraos” y la comparación “se aburren como un ciprés”, dan expresividad a esa monotonía. Ya sabéis que el ciprés, como árbol, se caracteriza por su estatismo, por permanecer quieto en el mismo sitio, por tener siempre las mismas vistas. Las plantas, aunque son seres vivos, no hablan, no interactúan, no hacen nada. Esto mismo le pasa al matrimonio: te cansas de ver siempre a la misma persona, de hacer todos los días lo mismo, y al final te acabas aburriendo. Hay que tener en cuenta que muchas veces, el matrimonio significaba tener que renunciar a otras cosas por principios morales (fiestas, juergas, amigos…), de tal forma que se acaba convirtiendo en un sistema cerrado (dejar de interactuar con el resto del mundo). Todo esto, con el paso del tiempo va agriando el carácter (de ahí la alusión al vinagre) y provocando frustración.

En la tercera estrofa, se alude a otro problema clásico que conlleva formar una familia: la falta de espacio en la casa. La metáfora enfatiza el tamaño pequeño de la vivienda y de las habitaciones: El cuarto de mis vecinos es un pellizco de habitación.

En muchos hogares, debido a la cantidad de gente que vivía en ellas (padre, madre, abuelos, hermanos, algún tío…), había que improvisar las dependencias y hacer apaños para que todo el mundo tuviera su espacio. Por ejemplo, los balcones eran encristalados o cerrados con tabiques, y así convertirlos en improvisados dormitorios para los niños: Por eso duermen de noche las tres cabezas en el balcón.

Como veis, se recurre a la sinécdoque, ya que se nombra una parte por el todo. Con el término cabeza, no solo se alude a la cabeza de los niños, sino a todo su cuerpo, a la constitución física de la persona en su totalidad

La personificación del hogar (la casa se bambolea con aquel peso fenomenal) genera un contraste entre el tamaño pequeño de la vivienda (poco espacio) y la gran cantidad de gente que vive en su interior.

Si unimos esto a la comparación (pitan las chimeneas como los barcos en alta mar) se consigue dibujar de una manera caricaturesca y esperpéntica la casa (parece que la vivienda va a explotar debido a la cantidad de gente que vive dentro).

Finalmente esta explosión se produce en forma de imagen hiperbolizada: Del terremoto de San Francisco yo me he librado. Tanta concentración de gente en poco espacio no puede llevar nada bueno jajajjaaja. Además, no falta hasta una pincelada histórico-culturalista (la copla se refiere al terremoto que tuvo lugar el 18 de abril de 1906 en San Francisco y provocó muchas muertes). Como veis, los materiales serios son enfocados literariamente con una intención cómica.

El estribillo posee una estructura dialogada. En este diálogo hay dos interlocutores:

-Por un lado, la gente, la masa popular. Tened en cuenta que la sociedad tiende a criticar, a ver con malos ojos las cosas anormales (que se salen de lo establecido). El hecho de ver a una moza soltera era motivo de crítica (en los años 40), y la gente no paraba de cotillear, chismorrear e ironizar con este tema.

Por eso, cada vez que alguien ve a la chica por la calle, siempre sale a relucir el tema de su soltería: ¿Por qué no te casas niña?-dicen por los callejones. El uso de la oración impersonal en tercera del plural (Dicen…) marca un sujeto indefinido, colectivo (todo el mundo pregunta/dice/comenta/habla…). Esto ayuda a crear un ambiente de visilleo y marujeo, la mar de actual, sobre todo en pueblos pequeños jejejjee

-Por otro lado, la protagonista, la cual responde a la pregunta de la masa, dando explicaciones a la gente chismosa y cotilla de por qué no quiere casarse: Yo estoy compuesta y sin novio porque tengo mis razones. Para eso, recurrirá a la enumeración: Marido, suegra y cuñado, diez niños y uno de cría. La familia política suele ser foco de conflictos, problemas y polémicas (de ahí que los ponga como razón principal para no casarse). Además, cuidar a un niño no es tarea fácil (las noches sin dormir con los llantos, hay que darle de comer, llevarlo al médico, bañarlo, vigilarlo para que no le pase nada ni haga cosas malas…).

Las estructuras en paralelismo también ayudan a sumar y acumular razones, para dar una visión negra y pesimista de la vida matrimonial: que la plaza, que la gripe, que tu madre, que la mía.

El asíndeton crea una enumeración abierta (se podrían meter muchas más razones) haciendo más larga la lista de inconvenientes y responsabilidades, y así quitar las ganas al receptor de casarse, pues tener una familia conlleva una serie de obligaciones y tareas muy arduas (horarios, comidas, visitas…) que quitan cierta libertad.

El dístico enfatiza el contenido del poema y lo dota de una conclusión: Son muchas complicaciones. Soltera para toda la vida.

Hay que tener en cuenta que la copla está subjetivizada, condicionada ideológicamente por el yo poético, ya que constituye un punto de vista (es la opinión y visión que la protagonista tiene respecto a un asunto). Habrá gente que apoye la soltería y habrá gente que prefiera la vida de casada (para gustos, colores). Cada uno de nosotros tendrá una opinión diferente. 


jueves, 20 de agosto de 2020

Dime que me quieres: cuando la vida sin amor no es posible


Ya os he dicho en más de una ocasión que la copla no es solo un género musical, sino también un género literario. Por lo tanto, a la hora de teorizar, reflexionar y construir la historia de este género (estudio diacrónico), no solo hay que reconocer el mérito de los cantantes-actores (que son los encargados de llevar el tema a escena, poner voz, enfocar una interpretación). Para que exista un proceso de dramatización es imprescindible que antes haya una persona encargada de elaborar una melodía (músico) y componer una letra (poeta).

Por lo tanto, si queremos tener una visión global del género coplero, tan importante es conocer los nombres de Marifé, Concha Piquer, Juanita Reina o Gracia Montes (las cantantes) como el de los poetas, músicos y compositores, sin los cuales el éxito de estas artistas no hubiera sido posible. Una buena letra o una buena melodía son la base para que una actriz o cantante pueda hacer una buena interpretación (como en el teatro). El papel de la literatura en la canción española es fundamental.

A la hora de confeccionar una historia de la copla, hay tres nombres que jamás podemos pasar por alto. Son tres compositores que desde 1940 hasta 1964 decidieron unir sus fuerzas para crear algunas de las canciones más emblemáticas y populares, muchas de ellas de gran recaudación y éxito comercial entre el gran público (Tatuaje, Y sin embargo te quiero, Francisco Alegre, A tu vera, La Zarzamora…).

Este “trío” está compuesto por el poeta Rafael de León, el compositor Antonio Quintero y el pianista Manuel Quiroga. En total, compusieron cerca de 5000 canciones

Hoy vamos a conocer uno de los primeros éxitos de esta triada. Se trata de una conocida zambra por soleá compuesta en el año 1940 para la cantante Antoñita Colomé. Sin embargo, la versión más conocida llegaría un año después, en la voz de Concha Piquer, dentro de su espectáculo Ropa tendida. Se titula Dime que me quieres. Valderrama, Pasión Vega o Dolores Abril también han llegado a versionar esta copla.


Si tú me pidieras que fuera descalza;
pidiendo limosna descalza yo iría,
si tú me dijeras que abriese mis venas,
un río de sangre me salpicaría.
Si tú me pidieras que al fuego me echase,
igual que madera me consumiría;
que yo soy tu esclava y tú el absoluto
señor de mi cuerpo, mi sangre y mi vía.
Y a cambio de esto, qué bien poco es,
oye lo que quiero pedirte a mi vez.

Dime que me quieres,
¡dímelo por Dios!,
aunque no lo sientas,
aunque sea mentira,
pero dímelo.
Dímelo bajito,
te será más fácil decírmelo así,
y el ‘te quiero’ tuyo será pa mis penas
lo mismo que lluvia de mayo y abril.
Ten misericordia de mi corazón,
dime que me quieres,
dime que me quieres,
dímelo por Dios.

Si no me mirasen tus ojos de almendra,
el pulso en las sienes se me pararía;
si no me besaran tus labios de trigo,
la flor de mi boca se deshojaría.
Si no me abrazaran tus brazos morenos,
por siempre los míos en cruz quedarían
y si me dijeras que ya no me quieres,
no sé la locura que cometería.
Y es que únicamente yo vivo por ti,
que me das la muerte o me haces vivir.

Dime que me quieres,
¡dímelo por Dios!,
aunque no lo sientas,
aunque sea mentira,
pero dímelo.
Dímelo bajito,
te será más fácil decírmelo así,
y el ‘te quiero’ tuyo será pa mis penas
lo mismo que lluvia de mayo y abril.
Ten misericordia de mi corazón,
dime que me quieres,
dime que me quieres,
dímelo por Dios.

…………………………………………………..

Se trata de una canción de contenido amoroso, en la que el yo poético concibe el hecho de ser amado (ser correspondido por la persona que quieres) como una necesidad, como una esencialidad, como un motivo primario y primordial de la existencia. Es la visión renacentista del amor como energía vital, como plenitud, como elemento purificador del espíritu, sin el cual no se puede vivir.

A esto hay que sumarle otra característica: la concepción del amor como algo físico, material y perceptible (no abstracto). La protagonista de la copla exige una serie de signos físicos, tangibles y externos que permitan demostrar el sentimiento del amor:

-Por un lado, la palabra. De ahí el título de esta copla (Dime que me quieres), ya que la protagonista suplica a su amado que le diga explícitamente que está enamorado de ella.

-Por otro lado, el contacto físico. La protagonista necesita que su amado le dé besos, le dé abrazos, le haga miradas, como signo de estar enamorado de ella, al igual que ella lo está de él.

En la primera estrofa, el yo poético femenino se desnuda emocionalmente (líricamente), es decir, da muestras de sus verdaderos sentimientos ante el receptor, con mucha sinceridad: ella está muy enamorada (enamoradísima) de un hombre y daría lo que fuera por estar siempre con él.

Se trata de una visión desgarradora y tradicionalista del amor (propia del código cortés), en la que la protagonista adopta una postura de sumisión: renuncia a sus realizaciones personales, a su propia forma de ser (su propia identidad, su propia esencia) con el objetivo de complacer a la persona que quiere.

Ella se subordina a él, como si él fuera el centro del mundo y de la existencia y no hubiera nadie más. Esto se refleja con la metáfora del estrato social: Yo soy tu esclava y tú el absoluto señor de mi cuerpo, mi sangre y mi vida.

Como veis, la mujer se identifica con la esclava y él con el señor: ella está dispuesta a servir a él, a dedicarle toda su vida, todo su ser, todo su tiempo. Es la imagen del amor ciego, ya que cuando una persona está enamorada parece que se olvida de todo lo que pasa alrededor y lo importante es el amado. Esto está muy influido por la mística (el amor como unión de dos entes, los cuales solo adquieren sentido cuando se fusionan, ya que separados no adquieren identidad: el amo es amo porque existe el esclavo, y el esclavo es esclavo porque existe un amo).

Una persona no vale por sí misma, sino por la manera de establecer vinculaciones y lazos con otra persona (amor). El individuo no puede funcionar de manera aislada, sino que tiene que establecer vínculos con otros individuos (pensamiento que nos remite a la Política de Aristóteles, pero aquí desde una perspectiva amorosa). 

Ella está dispuesta a hacer todo lo que el amante le pida como forma de demostrar su amor y entrega. Él aparece reflejado como un Dios y ella como una creyente acérrima (que cumple con lo que él dice sin cuestionarse nada). De hecho, la metáfora “señor absoluto” además de una dimensión profana (esclavo-amo como relación social), también puede sugerir una dimensión religiosa: ella como sierva, creyente y fiel seguidora de la doctrina del Dios (amado).

De esta manera, las palabras que salen de la boca de él son palabras sagradas, y lo sagrado (que es algo valioso e importante) hay que cumplirlo como si fuera un dogma o una regla inquebrantable (ya que es palabra de Dios), aunque eso que le pida el amado sea algo doloroso y conlleve sufrimiento para ella. Esto se refleja en las estructuras en paralelismo, que contienen imágenes muy intensas, hiperbólicas, desgarradoras y viscerales, en las que ella parece un “perrito faldero”, entregándose totalmente al amado y dispuesta a ser lo que sea por complacer a su “Dios” (amado).

Vamos a analizar estas tres imágenes paralelísticas:

1. Si tú me pidieras que fuera descalza, pidiendo limosna descalza yo iría. En esta imagen, la protagonista es capaz de despojarse de todo lo accesorio (zapatos), como una manera de demostrarse tal y como es, en su forma más natural y primitiva, sin vestimentas que maquillen.

Al fin y al cabo, el “buen amor” ha de ser algo natural, desnudo, puro, sencillo: a las personas se las quiere tal por como son (su esencia) y no tanto por lo que tienen (sus posesiones). Por tanto, esta imagen es una demostración de ese amor puro.

Sin embargo, la falta de zapatos también puede simbolizar la pobreza, y la pobreza suele ser un motivo de humillación, de deshonra, de deshonor: a la gente no le gusta ir irradiando por ahí que es pobre, ya que es un motivo de vergüenza social, como le pasaba al escudero del Lazarillo de Tormes, el cual siempre iba bien vestido, aunque se muriera de hambre, para que la gente creyera que vivía como un rico (aunque realmente era pobre).

A la protagonista de la copla no le importa humillarse, atentar contra su propio honor, con tal de poder complacer al hombre al que tanto quiere. La reiteración de la palabra “descalza” (en dos versos consecutivos) contribuye a esto, al igual que el hipérbaton, adelantando el complemento predicativo al verbo (descalza yo iría).

El poliptoton (el verbo ir aparece en imperfecto de subjuntivo “fuera” y en condicional “iría”) permite establecer el contraste entre los deseos del hombre (que es el que pide, toma la iniciativa y domina) y la conducta de la mujer (que se limita a hacer lo que él dice, ya que por si sola no hace nada).

2. Si tú me dijeras que abriese mis venas, un río de sangre me salpicaría. Es una manera salvaje y visceral de decir que eres capaz de dar tu propia vida por la persona que quieres. Un concepto abstracto y filosófico (como el de vida y existencia) se convierte en un objeto, en una mercancía, en un elemento con el que se comercia (a cambio de amor yo te doy mi vida). La personificación del río de sangre salpicando a la protagonista intensifica la fuerza amorosa que siente ella por él. El yo poético está dispuesto a sufrir y pasar dolores por amor.

3. Si tú me pidieras que al fuego me echase, igual que madera me consumiría. En un poema influido por la mística como este, el fuego adquiere una interpretación simbólica, ya que la llama de amor es otro de los grandes tópicos amorosos. El irradiar fuego, significa en un lenguaje simbólico, estar enamorado de una persona. Por la tanto, la elección de esta imagen no es algo casual.

Además, si hacemos una interpretación más literal (echar al fuego, en el sentido de “tirarse al fuego” una persona) sería muy parecido a la imagen anterior: la protagonista sería capaz de dar su propia vida por amor. La comparación “igual que madera me consumiría” (en hipérbaton) enfatiza el deseo amatorio.

Por tanto, en esta primera estrofa vemos a una protagonista sumisa, que en lugar de exigir, ordenar o pedir, se limita a cumplir los imperativos que otros le mandan (ella no ordena, sino que cumple con las órdenes de otros).  

Sin embargo, en el estribillo, asistimos a un pequeño giro. Ella se va a dirigir a su amado y también le va a pedir “algo”: Si a cambio de esto, que bien poco es, oye lo que quiero pedirte a la vez. Ella está dispuesta a hacer todo lo que dice en las estrofas (ir descalza, abrirse las venas, tirarse al fuego) a cambio de que él también demuestre su amor. Sin embargo, ella no le pide llegar a tantos extremos (no le exige que se corte las venas o se tire por un pozo), sino algo mucho más sencillo, mucho más fácil, mucho más accesible: que de vez en cuando, haga uso de la palabra y le diga “te quiero” (es lo único que pide), y le dé de vez en cuando algún beso o algún abrazo. De ahí el título de la copla: Dime que me quieres

Se produce un contraste entre lo visceral, lo desgarrador, lo hiperbólico y lo truculento en las formas de proceder de ella (cortarse las venas, quemarse, ir descalza), y lo intimista, lo sencillo, lo intuitivo y lo espontáneo en la forma de proceder que le pide a él (un te quiero, una mirada, un beso, un abrazo).

En realidad, esta copla recoge una moraleja clara: para demostrar el amor no hace falta llegar a los extremos de la protagonista (irse a lo ruidoso, lo rimbombante, lo llamativo, lo pomposo). Para demostrar amor no hace falta convertirse en un mártir, en un caballero andante, en un gran orador o hacer grandes hazañas y regalos (que una vez terminan, se quedan en nada, pues son cosas perecederas y finitas, que sólo existen mientras duran).

Se puede demostrar el amor con cosas sencillas como una mirada, un beso, un abrazo, un pensamiento (que son cosas accesibles, que no requieren tanta parafernalia y se pueden hacer en cualquier momento tantas veces que queramos). Por tanto, son cosas eternas, infinitas, imperecederas, ya que la capacidad de la palabra o de besar y abrazar no se pierde jajajjaa.

No hace falta que una persona deje de ser ella misma para demostrar amor a otra persona, ya que el amor no consiste en dejar de ser tu mismo para complacer a otro. La persona te quiere por lo que tú eres (cuando dejas de ser tú mismo, al final las cosas no funcionan, ya que una persona no es feliz cuando deja de ser ella misma). De hecho, ya lo estáis viendo: la protagonista (por muy visceral que sea), al final, solo pide al amante que de vez en cuando le diga “te quiero”.

La mujer suplica al amante, mediante imperativos, que de vez en cuando le diga que la quiere. Las anáforas contribuyen a enfatizar esto (Dime que me quieres/ ¡dímelo por Dios!/dímelo bajito). Las exclamaciones dan un toque de desesperación al discurso de la voz poética, al igual que la anadiplosis (pero dímelo/ dímelo bajito).

Esto se debe a que ella concibe el amor como una necesidad, como algo imprescindible y fundamental para poder vivir (como si fuera una energía o aliento vital). El yo poético femenino configura una psicología muy peculiar, ya que necesita verse querida y amada por otra persona, aunque se viole el principio pragmático de la sinceridad. La anáfora contribuye a esto (aunque no lo sientas/aunque sea mentira […] dime que me quieres).

Aunque el amado realmente no esté enamorado de ella, la protagonista necesita escuchar ese “te quiero”, para que su espíritu quede tranquilo. Su psicología se basa en lo físico, en lo aparente, en el signo externo, en lo material, en lo perceptible, en lo tangible y no tanto en el sentimiento íntimo (ya que le da igual que ese “te quiero” sea sincero o no). El hecho es oírlo. De ahí que la concepción del amor en esta copla, sea una concepción materialista y física.

Esta necesidad de verse amada también se debe a una cuestión de miedo e inseguridad (hay gente que necesita que continuamente le digan que la quieren para no derrumbarse). El amor puede terminarse y eso genera temores e incertidumbres en la persona.

Por eso, mediante el imperativo, la amada le pide al amado que le ayude a “atenuar” esos miedos, ya que las dudas le crean unas sensaciones de malestar: Ten misericordia de mi corazón. La comparación, extraída del contexto del mundo natural, también contribuye a esto: El te quiero tuyo será para mis penas lo mismo que la lluvia de mayo y abril. El verse querida (aunque no sea de manera sincera) le da tranquilidad espiritual.

El contenido de la segunda estrofa es una continuación del estribillo. La protagonista va a seguir manifestando la necesidad de ser amada y correspondida, pues como os he dicho, el amor es, para ella, el motor principal de su vida. De ahí que ella le exija al amado una serie de signos físicos que sean indicio de amor (besos, abrazos, miradas, caricias).

Recordad que aunque el amor sea un sentimiento (algo abstracto), el cuerpo humano se convierte en una caja de resonancia, con su propio lenguaje (las miradas, los gestos, la forma de moverse, de hablar, nos dicen mucho del estado de enamoramiento de una persona). Mediante las estructuras condicionales en paralelismo se alude a este lenguaje corporal: Si no me mirasen tus ojos de almendra…, Si no me besaran tus labios de trigo…, Si no me abrazaran tus brazos morenos….

La descripción de las partes corporales, gracias a las metáforas (para describir la forma de los ojos, el sabor dulce de la boca, el color de la piel…) transmite mucha sensualidad

Por eso, si los signos corporales desaparecen (los besos, las miradas, los abrazos), se produce la muerte (lírica) de la protagonista, ya que significa que el hombre no estaría enamorado. De ahí que aparezcan una serie de imágenes que nos evoquen un ambiente inerte, casi mortecino, en la que la falta de movimiento y el estatismo son asociados a la falta de vida (como un cadáver). Si no hay amor (que es lo que da plenitud a la vida), la vida desaparece. Observad las imágenes empleadas: el pulso en las sienes se me pararía, la flor de mi boca de deshojaría, por siempre los míos [los brazos] en cruz quedarían.

Los brazos cruzados, la falta de pulso y la planta marchita nos evoca a una falta de vida (sin amor, no hay energía vital).

Si no hay amor, llega la locura, la pérdida de la razón y del sentido de la vida: Y si me dijeras que ya no me quieres, no sé la locura que cometería

Por tanto, el desenlace de la copla resulta contundente, brutal y duro pero a la vez de gran riqueza literaria: Y es que únicamente yo vivo por ti, que me das la muerte o me haces vivir

La protagonista no puede concebir una vida sin amor. No hay término medio, no hay matices: una persona te quiere o no te quiere (eso de “querer mucho”, “querer poco”, “querer regular” no existe para ella). En el amor no existe gradación ya que el término “amor” lleva de forma inherente la noción de totalidad.

Como veis, es una forma muy peculiar, muy intuitiva y muy pura de teorizar sobre el amor, y a la vez muy simple y sencilla. Los tratadistas medievales han escrito miles y miles de páginas sobre el amor, el proceso amoroso, la mujer, la forma de conquistar a la mujer, los problemas amorosos…En cambio, el yo poético de esta copla hace todo mucho más sencillo, y reduce y simplifica la teoría amorosa: te quiero o no te quiero (no hay más). Evidentemente, esto no es una verdad universal (es la visión de un yo poético concreto, con la que podéis estar o no podéis estar de acuerdo).

En esta copla se combinan versos hexasílabos y dodecasílabos. En la estrofa solo aparecen los versos de 12, mientras que el estribillo combina el arte mayor con el menor. Cada estrofa está formada por 10 versos. Los dos últimos terminan en pareado:

Y es que únicamente yo vivo por ti
que me das la muerte o me haces vivir

Si a cambio de esto, que bien poco es
oye lo que quiero pedirte a la vez”

Los otros ocho versos restantes poseen rima consonante en los versos pares (iría, salpicaría, consumiría, vía) mientras que los impares quedan libres. Es parecido al romance pero con versos de 12 sílabas en lugar de 8 sílabas. En los estribillos, la métrica es irregular y la rima libre.

miércoles, 19 de agosto de 2020

La pulga: feroz y divertida batalla entre el insecto y la mujer...¿Quién ganará?


Uno de los géneros que se puso de moda durante el periodo “precoplero” (tres primeras décadas del siglo XX) fue el cuplé.

El cuplé (del cual la copla tomaría algunos elementos) es un estilo musical, ligero y popular, que a veces puede resultar algo grosero y picante. Tradicionalmente solía ser interpretado por una mujer (con más dotes de actriz que de cantante), que se caracteriza por su buena presencia física, su belleza y su sensualidad, pero también por su fama de llevar una vida desordenada, de lujos, pecados y aventuras de dudosa moralidad.

Algunos cuplés constituían feroces sátiras contra la situación política de la época (a veces, rozando la frontera entre el buen y el mal gusto, y la buena y la mala educación). Muchos compositores aprovecharon los cuplés para no callarse y soltar pensamientos, en ocasiones bastante radicales, como forma de protesta (del tipo “que se mueran los ricos”, “abajo la monarquía”, o cosas por ese estilo). 

Otros cuplés, se caracterizaban por la banalidad e insustancialidad del contenido, el cual era un pretexto para que la actriz pudiera lucirse y ofrecer al espectador un espectáculo subidito de tono, con ciertos toques de erotismo (la cantante llevaba poca vestimenta, hacía gestos provocativos como fumar o beber, se movía de una manera muy sugerente, provocaba “fantasías” en los receptores adoptando posturas para mayores de 18 años).

Evidentemente, tanto en su vertiente más política como en su faceta más erótica, fue un género muy controvertido y criticado por muchos sectores sociales. La Iglesia asociaba este tipo de música al pecado y la lujuria. La gente veía a la cupletista como fuente de “mala vida” (prostitución, alcoholismo, drogas). La clase política tenía que censurar este tipo de espectáculos (ya que cuestionaban las normas morales y cívicas).

A pesar de estas polémicas, el cuplé adquirió muchísima popularidad durante el primer tercio del siglo XX (la gente acudía a locales nocturnos y salas de variedades para contemplar estos espectáculos).

Aunque en los años 30 el cuplé estaba prácticamente muerto, hubo una serie de actrices y cantantes que lo siguieron cultivando durante la época de la dictadura franquista.

Evidentemente, se trata de un cuplé más suavizado, más atenuado, más elegante, sin ser tan subido de tono. Es un cuplé más sugerente y menos explícito, que busca la sensualidad, la fantasía, la imaginación y no tanto la provocación de lo carnal.

Una de las artistas que llevó el cuplé hasta la segunda mitad del XX fue la manchega Sara Montiel. Hoy os voy a traer una de sus canciones más conocidas, que forma parte de la película “La reina del Chantecler”: La pulga


Hay una pulga maligna
que ya me esta molestando
porque me pica y se esconde
y no la puedo echar mano.

Salta que salta va por mi traje
haciendo burla de mi pudor
su impertinencia me da coraje
y como logre cogerla viva
para esta infame que estoy buscando
para esta infame
no hay salvación
no hay salvación
no hay salvación
no.

Yo descansaba leyendo
una novela preciosa
cuando esa pulga insolente
vino a ponerme nerviosa.

Ya cuatro veces se me ha escapado
cuando he creido cazarla yo
y por lo mucho que me ha picado
para esta pulga tan indiscreta
como la pille
entre mis manos
como la pille
no habrá perdón
no habrá perdón
no habra perdón.

Aunque perdí mi sosiego
por una pulga imprudente
voy a quedarme tranquila
pues conseguí dar la muerte.

Ya mas no corre
ya mas no pica
entre mis manos
por fin murió.

A su reposo
vuelve esta chica
y por lo tanto
señores míos
ha terminado
completamente
ha terminado
esta canción
esta canción
esta canción

..................................................................................


Como ya os he dicho, el argumento es solo un pretexto para que la actriz pueda desarrollar su sensualidad y belleza, hasta convertirse en un “fetiche”, en un objeto deseado por los espectadores.

En cierta medida, esta canción tiene un argumento “con mucha tontería encima” (muy de los años 20, como vimos hace unas semanas con “Al Uruguay”), y que se recrea en lo absurdo, en lo nimio, en lo banal, en lo circunstancial, en lo anodino, en lo minúsculo. Por lo que se ve, la protagonista de la canción no para de quejarse y de sentirse molesta, ya que hay una pulga que está recorriendo su cuerpo y le está provocando picores por todos lados. La excusa del picor (me pica por aquí, me pica por allá) y los movimientos de la pulga por el cuerpo, servirán como un juego cuasi erótico, para que la actriz pueda dar rienda suelta a su capacidad de seducción hacia los espectadores. Finalmente, la protagonista, molesta por la pulga, la acabará matando.

Por lo tanto, se produce un contraste que da comicidad al tema, ya que la protagonista adopta una postura de queja, molestia, rabia, venganza ante un asunto insustancial, trivial, intrascendente. Algo aparentemente serio (una queja) se contextualiza en unas circunstancias que no son serias (al fin y al cabo, es una insignificante pulga).

Realmente, la palabra apropiada sería JUEGO. La protagonista juega a molestarse, juega a quejarse, juega a hacerse la ofendida, juega a enfadarse, (disfrutando del momento) para hacer de algo banal, todo un espectáculo teatral. Los espectadores y la propia actriz saben que eso forma parte de las reglas del juego.

El personaje de la pulga (objeto insignificante) cobra trascendencia e importancia en el poema gracias a los procesos de personificación (haciendo burla de mi pudor). A un animal se le aplican adjetivos de carácter moralizador (pulga maligna, infame). De esta manera, la pulga acaba humanizada (como si tuviera voluntad y decisión para elegir si hacer el bien o hacer el mal).

El léxico asociado a la pulga posee connotaciones negativas, ya que se refiere a cualidades que son propias de personas malas: impertinencia, insolente, indiscreta, imprudente, infame. El prefijo –in (que sirve para negar) da mucha fuerza al discurso y permite caricaturizar al personaje de la pulga, a partir de la acumulación de descripciones negativas.

Esta trascendencia a lo insignificante (la pulga) la cultivaron poetas del XVII como Quevedo, el cual hizo también un poema sobre una pulga (fijaos qué casualidad!!!!).

Esto se traduce en el hecho de que la pulga no deja de molestar a la protagonista, haciéndole ronchas, escondiéndose entre la ropa (me está molestando porque me pica y se esconde y no la puedo echar mano). La bimembración (me pica y se esconde) vivifica al bicho, lo teatraliza, exagera sus cualidades e incluso lo describe de una manera casi épica (como si fuera un enemigo con mucho poder y mucha capacidad de hacer daño y de protegerse, en plan “tira la piedra y esconde la mano”). Esta copla se recrea tanto en el detalle y en lo insignificante, que al final, se hiperboliza al personaje de la pulga.

Conseguir matar a la pulga se va a convertir en toda una hazaña heroica (realmente, este poema es una parodia y una visión burlesca de lo épico). Es muy parecido a lo que Lope de Vega hizo con la Gatomaquia (poema épico burlesco cuyos personajes eran gatos que realizaban grandes hazañas como si fueran superhéroes).

El uso del posesivo y del pronombre en primera persona enfatiza lo burlesco, ya que la protagonista está aludiendo a conceptos serios de honor y honra en un contexto de risa: Mi traje, Mi pudor, me da coraje…

La mujer se va a considerar a sí misma importante por haber conseguido dar muerte a la pulga, aludiendo a conceptos elevados y grandilocuentes como el de perdón o salvación, que son más propios de la caballería y los torneos medievales: y como logre cogerla viva, pero esta infame no hay salvación, como la pille entre mis manos no habrá perdón. La desautomatización se produce al ver estos conceptos aparentemente serios, en un enfoque cómico.

La protagonista usa el mundo cotidiano y doméstico como si fuera el escenario de algo grande y épico: Yo descansaba leyendo una novela preciosa cuando esa pulga insolente vino a ponerme nerviosa.

Hay una recreación obsesiva en el detalle, como si el personaje femenino nos estuviera describiendo y cronificando una gran batalla como las de los cantares de gesta, ahondando en los asuntos más minuciosos (que he estado a punto de cogerla y se me ha escapado, la había cogido y resulta que no…): Ya cuatro veces se me ha escapado cuando he creído cazarla yo.

Cuando una persona realiza una tarea de la que está muy orgulloso, tiende a irradiarla, a transmitirla a los demás, dándole más importancia de la que tiene, novelizando los detalles, como si eso fuera algo trascendental para el mundo, y ella una heroína que acaba de matar a su gran enemigo. Y después de toda hazaña heroica, llega la celebración, la recompensa, la regeneración del honor perdido: “Aunque perdí mi sosiego por una pulga imprudente voy a quedarme tranquila, pues conseguí dar la muerte.

Como veis, todo lo que sucede en un cantar de gesta es parodiado y ridiculizado en esta canción: una vez ha matado a la pulga, llega la tranquilidad, el sosiego y la calma (el hecho de saber que no te va a picar más el dichoso bicho jejjejee).

Hay una serie de mecanismos que permiten a la protagonista recrearse en el juego, y así mantener la hipérbole durante toda la copla. Esto lo vemos en el uso de determinadas locuciones (salta que salta va por mi traje), que dota a la acción y al personaje de la pulga de un carácter mecanicista, reiterativo e insistente. Es como muy cansina.

Las reiteraciones de versos también ayudan a eso (para esta infame, no hay salvación, como la pille, no habrá perdón), además de dar la musicalidad y el divertimiento necesario para este tipo de temas.

El paralelismo con anástrofe ayuda a reforzar esta parodia a lo épico una vez se ha producido la muerte del bicho: Ya más no corre, ya más no pica. Una vez muere el enemigo, deja de dar por saco.

No hay muchos recursos literarios (los cuplés no destacan precisamente por su belleza en el lenguaje) pero los que hay son suficientes para marcar la intención épico-burlesca del tema.

Otro de los rasgos del cuplé que podemos ver reflejado en este texto, es la consciencia de estar formando parte de un juego, de un espectáculo, de un show en directo. La copla no es más que una historia que está dentro de un conjunto (la cantante lo que hace es contar la historia sabiendo que está dentro de un teatro).  

Es frecuente que en mitad del proceso de interpretación (e incluso dentro del texto literario), se rompa el mundo ficcional creado, y la propia canción haga referencia al momento escénico (a los actores, al público que hay en la sala, a la representación teatral, al hecho de que se está cantando una copla y todo forma parte de la historia de esa copla insertada dentro del show).

Por eso, la protagonista, al haber matado a la pulga, se dirige mediante un vocativo a los espectadores y les dice que ya no tiene sentido seguir con la canción, y que por eso, termina el show, para así poder descansar: A su reposo vuelve esta chica y por lo tanto, señores míos, ha terminado completamente esta canción

Métricamente, encontramos diferentes tipos estrofas: las estrofas 1, 3 y 5 son coplas. Las coplas son 4 versos octosílabos en los que rima el segundo con el cuarto, y el primero y el tercero quedan libres: 8- 8a 8- 8a. Las dos últimas estrofas emplean el verso pentasílabo (sin rimas). Las estrofas pares (la 2 y la 4) tienen los cuatro primeros versos decasílabos (con rima del primero con el tercero), y los seis últimos pentasílabos.