lunes, 15 de febrero de 2021

Tatuaje: amores marineros no correspondidos que marcan para toda la vida y no impiden el sentimiento

Nuestro blog de copla poco a poco va asentándose en la red de redes. Con el paso de las semanas, las cifras han ido incrementándose. En 15 meses hemos alcanzado las 2000 visitas (que no está nada mal, sabiendo que la canción española no es un género de masas precisamente).

La mejor manera de celebrar este evento es analizar uno de los grandes temas del repertorio.  Para eso, damos un salto atrás en el tiempo hasta el año 1941, cuando Xandro Valerio, Rafael de León y Manuel Quiroga crearon para Concha Piquer el emblemático Tatuaje. Es una de las coplas más conocidas y versionadas de toda la historia. Artistas de otros estilos (como Ana Belén) se han atrevido a dramatizar e interpretar este poema.





Él vino en un barco, de nombre extranjero.

Lo encontré en el puerto un anochecer,

cuando el blanco faro sobre los veleros

su beso de plata dejaba caer.

 

Era hermoso y rubio como la cerveza,

el pecho tatuado con un corazón,

en su voz amarga, había la tristeza

doliente y cansada del acordeón.

 

Y ante dos copas de aguardiente

sobre el manchado mostrador,

él fue contándome entre dientes

la vieja historia de su amor:

 

Mira mi brazo tatuado

con este nombre de mujer,

es el recuerdo del pasado

que nunca más ha de volver.

 

Ella me quiso y me ha olvidado,

en cambio, yo, no la olvidé

y para siempre voy marcado

con este nombre de mujer.

 

Él se fue una tarde, con rumbo ignorado,

en el mismo barco que lo trajo a mí

pero entre mis labios, se dejó olvidado,

un beso de amante, que yo le pedí.

 

Errante lo busco por todos los puertos,

a los marineros pregunto por él,

y nadie me dice, si esta vivo o muerto

y sigo en mi duda buscándolo fiel.

 

Y voy sangrando lentamente

de mostrador en mostrador,

ante una copa de aguardiente

donde se ahoga mi dolor.

 

Mira tu nombre tatuado

en la caricia de mi piel

a fuego lento lo he marcado

y para siempre ire con el.

 

Quiza ya tu me has olvidado

en cambioo yo no te olvidé

y hasta que no te haya encontrado

sin descansar te buscare.

 

Escúchame marinero,

y dime que sabes de él,

era gallardo y altanero,

y era más rubio que la miel

 

Mira su nombre de extranjero

escrito aquí, sobre mi piel.

Si te lo encuentras marinero

dile que yo, muero por él.

....................................................................

Ya os he comentado en más de una ocasión que la copla es un género muy versátil y maleable, ya que es capaz de aglutinar y fusionar elementos de diferentes procedencias, ritmos y registros (jotas, pregones, pasodobles, rumbas, tanguillos, zambras, farrucas, bulerías, boleros, flamenco, seguidillas, baladas…).

Muchos temas tomaron prestados conceptos rítmicos, dramáticos y tímbricos de fuentes musicales ricas y variadas, que forman parte de la tradición. En el caso de Tatuaje, haciendo un análisis estrictamente melódico (no literario), la canción se puede dividir en dos secciones:  

Por un lado, las estrofas a ritmo de vals. Corresponden a la parte más narrativa del tema. Al fin y al cabo, Tatuaje cuenta una historia (con planteamiento nudo y desenlace), de una muchacha, que un buen día, paseando por el puerto se encuentra a un marinero, con el cual mantiene un encuentro fugaz encantador. Pasan la noche en una taberna, en un ambiente de bohemia, en el que el alcohol y los sentimientos harán acto de presencia.

El marino le cuenta a ella sus penas (ya que él, anteriormente, había mantenido una relación amorosa fallida con otra mujer). La protagonista se convierte en su confidente, en su paño de lágrimas y lo escucha. Poco a poco surgirá una química especial entre ellos. La mujer se acabará enamorando perdidamente del chico, pero él, de la noche a la mañana desaparece (coge un barco y se va, sin decir nada). Ella, desesperada, se pone a buscarlo por todos los puertos, ya que necesita tener noticias de él, pues ese encuentro ha sido uno de los momentos más maravillosos de su vida y le gustaría culminarlo

Por otro lado, hay estrofas a ritmo de tango. Corresponden a la parte más lírica e intimista de la copla. Recogen la tristeza, lamentos, sentimientos, pensamientos e inquietudes de los personajes. Durante el tango, la historia deja de avanzar para que los caracteres puedan recrearse en sus estados anímicos. Estos materiales líricos se encuadran en un contexto de desamor y desengaño:

a) Por un lado, el marinero, que sufre al no verse correspondido por el amor de una mujer, la cual se cita en el poema, aunque no aparezca como personaje

b) Por otro lado, la protagonista que se ha enamorado locamente del marinero pero este se ha ido

Realmente, tanto al marinero como a la protagonista les pasado lo mismo: se han enamorado perdidamente, pero las parejas no se han involucrado de la misma manera en el sentimiento amoroso. Lo que para unos ha sido un simple encuentro (sin importancia, sin trascendencia, como algo anecdótico y casual que no significa nada), para otros ha sido una experiencia celestial, maravillosa, casi mística, que marca emocionalmente para toda la vida y jamás va a desaparecer (de ahí la metáfora del tatuaje).

El tatuaje no es solo algo físico (el dibujo que nos pintamos en el cuerpo). También es símbolo de aquello que nos acompaña para siempre y no se puede borrar. Cuando alguien es importante para nosotros, y nos aporta tantas cosas y tan buenas, es imposible olvidar los sentimientos, las sensaciones que esa persona nos genera (aunque la relación haya terminado).

La vida es una sucesión de experiencias que van dejando huella (tatuajes) en nuestro espíritu. Eso es lo que les pasa a los personajes: ese flechazo, aunque haya sido fugaz (ha durado poco), es lo suficientemente intenso e importante para dejar huella y aportar cosas maravillosas. Es el AMOR en mayúsculas. Lo que pasa es que ese amor no siempre es recíproco (la pareja no puede sentir lo mismo que tú sientes). Eso lleva al desengaño.

¿Y cuál es la diferencia entre el marinero y la protagonista? La protagonista es víctima (sufre el desengaño). Por el contrario, el marinero es víctima y causante de dolor, ya que el muchacho sufre el desengaño de una mujer (lo pasa mal), pero luego ignora y no responde a los sentimientos de la protagonista (se lo hace pasar mal). La historia (desamor) se repite, pero con los papeles cambiados: después de haber penado por la no correspondencia (víctima), el marinero se convierte en verdugo (culpable) de un nuevo desengaño, cuya víctima va a ser la protagonista.

Las reglas del amor son así de caprichosas: no tienen una explicación teórica o racional. Unas veces provocan culpables y otras víctimas, y no se puede hacer nada por evitarlo.

La gente se lamenta de no ser correspondida por la persona que quiere (llora, lo pasa mal, piensa que todo es injusto, que es una desgracia, que el mundo está en tu contra), pero luego, inconscientemente, también puede provocar estropicios sentimentales sin saberlo en otra persona (si no respondes a alguien que está enamorado de ti). Se trata de comer o ser comido (en el terreno sentimental). Una enfoque lírico de la teoría de Darwin. La protagonista es comida. El marinero come y es comido (a la vez). Por eso, el personaje femenino conmueve muchísimo más al público.

Al terminar la canción, el receptor se queda con una sensación de vacío: es una pena que dos personajes tan especiales, tan iguales, que actúan de una manera tan parecida, que tienen sentimientos auténticos (los dos tienen tatuajes), no puedan culminar su relación. A veces las cosas no salen como uno quiere. Por eso, Tatuaje es una copla trágica (aunque no haya muertes ni episodios truculentos de por medio). 

En la primera parte de vals se narra el encuentro entre la protagonista y el muchacho, en primera persona (perspectiva femenina). Cuando un hecho resulta trascendental en tu vida, tiendes a recordar todos los detalles, incluso los más insignificantes y anecdóticos (el día, el lugar, los objetos que te rodean…). Esto es lo que le pasa a la chica. Para ella este encuentro se ha convertido en un momento mítico, en una estampa inolvidable, que se evoca desde la nostalgia: Él vino en un barco, de nombre extranjero, lo encontré en el puerto un anochecer. El uso de oraciones yuxtapuestas permite al yo poético alargar esta estampa y recrearse en ella.

El objetivo es crear un ambiente de ensueño, mítico, idílico (como si fuera una pintura o un producto cinematográfico). Las imágenes realistas (el puerto, el mar, el faro alumbrando los barcos aparcados, el final de la tarde…) se revisten de un lenguaje literario, con el objetivo de elevar la experiencia personal y convertir lo vivido, en algo artístico, único, mítico, llamativo, singular, que esté envuelto en un halo de magia y brillantez (se maquilla, se aliña, se decora la realidad, pero sin llegar a romper con ella).

Hay una mezcla de verdad y artificio (cuando nosotros contamos una experiencia importante, tendemos a novelizar, a vender esa vivencia como algo atractivo y bonito para el receptor, añadiendo “literatura”). Se crean metáforas personificadas: los elementos inertes (el faro, el velero) cobran vida, y están dotados de un plus de sensualidad, de esteticismo, con el objetivo de enmarcar la experiencia amorosa en un entorno idealizado: Cuando el blanco faro, sobre los veleros su beso de plata dejaba caer

A una estampa que ya es romántica (el mar, el faro, el atardecer) se le da un aliño extra de literatura en post del sensualismo. El epíteto (blanco faro) y el hipérbaton (su beso de plata dejaba caer) crean un cuadro impresionista. Lo fácil hubiera sido decir “el faro alumbra el barco” (lo que todos diríamos en un lenguaje estándar). Sin embargo, al yo poético quiere presentar la situación como algo inédito, que nunca más va a vivir. Por eso, juega con los conceptos y “erotiza” el entorno. El beso de plata es metáfora de la luz del faro. Tanto la plata como la luz son elementos brillantes.

El lenguaje literario se extiende a la descripción física del marinero gracias a la comparación: Era hermoso y rubio como la cerveza. Como veis, un elemento que desde la intuición no resulta estético ni literario (la cerveza) acaba tejiendo una imagen muy sensual, con el objetivo de resaltar la belleza del muchacho.

La descripción del marino empieza de forma prosopográfica, es decir, se señalan sus rasgos físicos más llamativos (el pelo, el tatuaje…). En esta primera estrofa, el tatuaje es un elemento superficial. De momento, no tiene valor simbólico, ya que lo único que hace es resaltar la imagen sensual, varonil y exótica del chico: el pecho tatuado con un corazón. El simbolismo del tatuaje irá cobrando fuerza a medida que avanza la historia.

La prosopografía evoluciona a etopeya, es decir, se irá profundizando en la psicología del marinero, en su estado anímico y espiritual, con sinestesias: En su voz amarga, había la tristeza, doliente y cansada del acordeón.

En este punto del poema, la sugestión sensorial y la connotación se convierten en elementos fundamentales (el timbre de acordeón transmite tristeza, melancolía, pena). El muchacho no se siente anímicamente bien.  

El uso del verbo “haber” como “poseer” (en su voz amarga, había [tenía] la tristeza) da a la expresión unos aires añejos y medievalizantes. Al fin y al cabo, si queremos presentar una historia como trascendente, hay que darle credibilidad: que el receptor se piense que ha ocurrido de verdad. Y un recurso eficaz es presentar los hechos como si fueran antiguos, a modo de leyenda. Y estas pinceladas de lenguaje arcaico ayudan a dar autoridad al contenido del poema

Las bimembraciones (hermoso y rubio, doliente y cansada, gallardo y altanero) son frecuentes en el texto. Profundizan y matizan diferentes aspectos de la historia y sus personajes.

En la primera parte del tango, el marinero y la muchacha se van a una taberna portuaria, lugar donde congeniarán. Él se desahogará con ella contándole sus penas. El ambiente decadentista y bohemio se percibe en la descripción de la situación dramática: Y entre dos copas de aguardiente sobre el manchado mostrador, él fue contándome entre dientes la vieja historia de su amor.

La ausencia de nexos permite presenciar la escena como si fuera un cuadro, recreándose en los detalles (el tipo de bebida, lo sucio del local, el movimiento de la boca de él…). Es una manera de presentar el momento dramático de forma pausada, relajada, estática, poquito a poco, sin prisas, saboreando la escena en cada uno de sus componentes. Se trata de crear expectación e intriga en el público, el cual está deseando saber más sobre esa mujer y ese marinero. La yuxtaposición ayuda a crear un flujo lírico y a mantener la atención hasta el final.

A continuación, el marino habla en primera persona, empleando el estilo directo. Es aquí donde aparece el tatuaje con sus connotaciones simbólicas y emocionales. Las marcas de imperativo y el posesivo en primera persona dinamizan la conversación y potencian el vínculo de la protagonista con el muchacho: Mira mi brazo tatuado con este nombre de mujer…

A pesar de que se acaban de conocer, da la sensación de que son amigos de toda la vida. Él está compartiendo su intimidad con ella, contando sus penas, desahogándose.

El hombre evita pronunciar el nombre de la mujer. Esto puede ser por dos motivos:

-El marinero quiere quitar morbo al asunto y centrarse en lo que de verdad importa, que son los sentimientos. Lo fundamental es lo que hay dentro de su alma. sus emociones, sus inquietudes, sus temores, sus penas. El nombre de la chica es un dato accesorio, un elemento externo y superficial, que no tiene relevancia ninguna

-La experiencia con esta chica ha sido tan traumática que le resulta doloroso decir su nombre, y por eso prefiere no ahondar en detalles que le hieren el alma.

El tatuaje, como ya os he dicho, simboliza aquellas cosas de la vida que te marcan para siempre, y que son un reflejo de todo lo que has sentido/sufrido/amado: Es el recuerdo del pasado que nunca más ha de volver.

Las metáforas ayudan a concebir el tatuaje como el sello que da autenticidad a nuestra existencia (es NUESTRA VIDA). Cada persona tiene tatuajes distintos, en función de lo que le ha tocado vivir. Cada uno de nosotros somos originales y diferentes. Llevamos adherido nuestro propio tatuaje.

La copla recoge un concepto de muerte muy en la línea de Jorge Manrique. Para los personajes de este poema, morir no significa desaparecer de la vida terrenal, sino desaparecer de la memoria del otro. El olvido es mucho peor que la muerte física. Mientras existan recuerdos hacia una persona, siempre habrá amor. Si esa persona desaparece de tu memoria, es que no ha sido importante y no la quieres tanto. Por eso, el marinero se siente angustiado al ver cómo la mujer que quería se ha olvidado de él: Ella me quiso y me ha olvidado. En cambio, yo no la olvidé.

El polípton (el verbo olvidar aparece en perfecto compuesto “ha olvidado” y pretérito perfecto simple “olvidé”) crea el contrapunto entre la parte masculina y femenina. Él se ha enamorado, y ella no se ha enamorado (y por eso lo ha olvidado). El amor no siempre tiene que ser recíproco.

Eso no significa que no haya autenticidad en el sentimiento. Aunque ella no le corresponda, él sigue igualmente enamorado a pesar del paso del tiempo. El amor, cuando es de verdad no desaparece y te marca para toda la vida. De ahí, la importancia del tatuaje: Y para siempre voy marcado con este nombre de mujer

Durante el tango, la narración se ha detenido a favor de la expresión lírica. Lo importante es profundizar en el estado anímico del marinero. La protagonista es solo una oyente, una testigo, un paño de lágrimas. Pero su empatía como ser humano le hará enamorarse del marinero.

En la segunda parte del vals, la copla adquiere otra vez tintes narrativos, y la historia sigue su curso. Se cuenta cómo un día el marinero coge el barco y se va, sin despedirse de la muchacha: Él se fue una tarde, con rumbo ignorado, en el mismo barco que lo trajo aquí.

En estos versos se recoge el tópico romántico del Homo errante, aquel que va de un lado a otro sin rumbo fijo, de manera caprichosa, sin tener las cosas claras, moviéndose a través de impulsos irracionales (hoy estoy aquí y mañana esto allí), con continuos giros en su vida, de manera desordenada y sin sentido.

El marinero representa a esta figura errante, exótica, misteriosa, que va improvisando con su vida sobre la marcha, sin tener nada fijo. Tened en cuenta que después de un desengaño, mucha gente no sabe cómo tomar las riendas de su vida: unos se refugian en paraísos artificiales, otros deciden ir dando tumbos por ahí, otros se ven sumidos en un estado de angustia existencial…Son mecanismos del gusto romántico y modernista.

Esa tendencia aleatoria en el deambular del marinero representa el capricho del destino.  Las cosas pasan y no se puede hacer nada por evitarlas. Hay veces que es imposible dar una explicación racional a todo lo que nos ocurre. 

Para la protagonista esta marcha supone un palo muy duro, ya que estaba enamorada del marinero: pero entre mis manos se dejó olvidado un beso de amante, que yo le pedí. Esta imagen crea un distanciamiento, un alejamiento entre el hombre y la mujer, que genera una sensación de desengaño, desamor, desarmonía, falta de compatibilidad. La chica no ha podido culminar su deseo de amar (beso). El sentimiento no ha sido correspondido ni satisfecho.

Lo mismo que ha penado el marinero por la mujer de la que estaba enamorado, sufrirá ahora la protagonista. Esta se convertirá en un trasunto del marinero (ahora será ella la víctima, la que beba aguardiente, la que se tatúe su nombre). Y el marinero se convertirá en un trasunto de su anterior pareja (ahora será él el causante del dolor en otra persona).

La mujer buscará al marino por todos los puertos. El adelantamiento del complemento predicativo y del complemento directo a primera posición oracional (hipérbaton) crea una sensación de angustia, agobio, inestabilidad y perturbación en el estado emocional de la protagonista: Errante lo busco por todos los puertos. A los marineros pregunto por él.

El paralelismo aumenta la intensidad y dramatismo de la situación: complemento regido (errante/a los marineros) + verbo (busco/pregunto) + circunstancial (por él/ por todos los puertos). La chica está desesperada por encontrar a su marinero. Estamos en el punto culminante de la canción (al menos, desde una perspectiva literaria).

Para la muchacha, el marinero se ha convertido en un elemento trascendental, en una vía existencial, imprescindible para encauzar su vida. Por tanto, la escena de ella buscando al él no solo hay que interpretarlo en un sentido literal, sino también metafísico: el hecho de no saber nada de él, crea una indefinición, una angustia, un vacío en su propia vida, en plan ¿Qué hago? ¿Qué va a ser de mí? Ella sin él no es nadie. Por tanto, para saber qué hacer con su vida y aclarar sus ideas, necesita hablar cara a cara con él.

Ella está sumida en un mar de dudas, incertidumbres, inquietudes, y para resolverlas debe contactar con él. Mientras el marino siga desaparecido, su estado de confusión y vacío mental seguirá latente: Y nadie me dice si está vivo o muerto y sigo en mi duda buscándolo fiel. 

Además de una interpretación filosófico-existencial, esta escena podría ser analizada desde un punto de vista emocional y psicológico. Cuando te toca afrontar un episodio duro en tu vida (en este caso la chica se ha quedado con las ganas de continuar su historia de amor con el marinero), hay gente que se niega aceptar/asumir la realidad. Un mecanismo de defensa es crear un estado de duda para dejar abierto un hilo de esperanza, en vez de asimilar la desgracia (el marinero no quiere a la chica)

Tened en cuenta que el muchacho se ha marchado. La mente de la protagonista no quiere ponerse en lo peor, así que empieza a elucubrar/especular/hipotetizar con el objetivo de sembrar dudas y retrasar el momento doloroso. ¿Por qué se ha ido el marinero? Podría ser por varias razones: 

a)      El marinero no está enamorado de la protagonista, y por eso se ha ido sin despedirse. 

b)      El marinero es un bala perdida (un día está en un lado, al día siguiente en otro, sin estabilidad). Esto no significa que no esté enamorado. Simplemente, su personalidad es esa. Su filosofía de vida es ir de un lado a otro según sople el viento jejjeje. Es su manera de ser y de actuar. 

La protagonista quiere pensar que el muchacho se ha ido por lo segundo (como es un cabecita loca, le ha dado la ventolera y ha decidido irse de un día para otro, sin decir nada). Ella tiene la esperanza de que el chico no se haya ido por desamor, sino por locura, y por eso, decide buscarlo con insistencia y tozudez. La locura no implica desencanto.

De todas formas, hay que ser realistas: si el muchacho se llega a enamorar de verdad de la chica, no se hubiera marchado sin despedirse. Por tanto, a la protagonista le cuesta asimilar la realidad e intenta refugiarse en esperanzas vanas. Se agarra a un pequeño hilito. No obstante, ella misma sabe (tal como veremos en el segundo tango) que la correspondencia es imposible. No lo dice explícitamente, pero lo intuye.

Sea para aclarar ideas, sea por mecanismo de defensa o simplemente, por querer encontrarse con el marinero y recibir ese beso, está claro que la búsqueda por los puertos da intensidad a la trama. 

En la segunda parte del tango se ha producido el intercambio de papeles. La protagonista ha pasado de ser testigo en el primer tango (de cómo otros lloraban sus penas) a víctima (la que llora y ahoga sus penas en alcohol es ella). El paralelismo entre los dos tangos es evidente. Lo que cambia es el personaje: en el primer tango, el foco es el marinero, y en el segundo, la protagonista. 

En ambos tangos recurrimos a un ambiente decadentista y bohemio, pues la muchacha se refugiará en el alcohol: Y voy sangrando lentamente, de mostrador en mostrador, ante una copa de aguardiente donde se ahoga mi dolor.

La metáfora del desangrado hace referencia a la pena que se siente con el desengaño, al sufrimiento de no ser correspondido. La personificación del dolor acentúa el dramatismo de la situación.

En ambos tangos, se recurre a la metáfora del tatuaje. Ahora es la protagonista la que tiene tatuado el nombre del marinero, ya que ese hombre ha sido muy importante en su vida: le ha marcado, le ha dejado huella, el amor hacia él es muy grande. 

La mujer se dirige al marinero, hablando con él de desde su imaginación (aunque él no esté presente): Mira tu nombre tatuado en la caricia de mi piel.

Los posesivos (yo-tú) marcan la fusión de los amados en un solo ente. La unión no se materializa en el plano físico, sino en la mente de ella. Esta imagen está influida por la mística. El enlace entre TU CARICIA y MI PIEL expresa el vínculo más íntimo entre estos dos seres. Aunque él no le corresponde a ella, los sentimientos de la protagonista son auténticos, válidos, puros. El amor puede expresarse y sentirse sin haber reciprocidad.

El adverbio de duda abre una vía de esperanza en la protagonista, aunque haya más posibilidades de no correspondencia que de correspondencia: Quizá tú me hayas olvidado. En cambio yo no te olvidé.

La chica se resiste a dejar escapar el amor. Busca agotar el último cartucho: Y hasta que no te haya encontrado sin descansar te buscaré. 

El adelantamiento de la oración adverbial temporal (hasta que…) y el complemento de modo (sin descansar) enfatizan el espíritu de lucha y esperanza de la protagonista ya que no quiere dar por muerta esa relación. Su pretensión es culminarla. Y va a esforzarse en cumplir su voluntad. 

El poema termina con un recitado, en el que la muchacha se dirige a una tercera persona, ajena a la historia, mediante el imperativo (escúchame, dime) y el vocativo (marinero). Le pregunta por el paradero del amado: Escúchame, marinero y dime qué sabes de él.

Con el fin de que la gente identifique a su marinero, y pueda dar con él, la protagonista elabora un retrato que incluye:

-Descripción psicológica. Se emplean términos de gran fuerza fonética: era gallardo y altanero

-Descripción física. Se recurre a la comparación: era más rubio que la miel

Además, enseña el brazo tatuado para que todo el mundo sepa cómo se llama y facilitar su búsqueda. 

Los últimos versos son una declaración de amor en toda regla, sin artificios ni florituras, y de una manera rotunda y coloquial: Si te lo encuentras marinero, dile que yo muero por él. La hipérbole (morir por) enfatiza el grado máximo en la escala de amar. Más claro no se puede decir.

En cuanto a la métrica, la parte del vals está formada por 2 serventesios de versos dodecasílabos. En los serventesios, el primer verso rima con el tercero, y el segundo con el cuarto 12A 12B 12A 12

En la parte del tango, los serventesios son de versos eneasílabos, excepto en la primera estrofa que son de 12 sílabas: 9A 9B 9A 9B. 

El recitado final también consta de serventesios de 9 silabas.

1 comentario:

  1. Tengo una teoría muy curiosa, creo que el marinero que sale en la letra de esta copla era estadounidense/americano y de ahí el nombre extranjero, pero esto no es más que un palo de ciego.

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