martes, 6 de octubre de 2020

Coplas de Luis Candelas: el bandolero que delinquía y rompía corazones a partes iguales

La copla de esta tarde está dedicada a uno de los criminales más famosos del siglo XIX. El tipo nació en el barrio madrileño de Lavapies, en el seno de una familia humilde. De joven, fue un niño conflictivo, todo el día metido en peleas y follones y formando parte de bandas callejeras. Se dice que pegaba a los curas del colegio y pasó noches en el cuartelillo a causa de sus hurtos. Al final, fue ascendiendo en la escala criminal y se convirtió en uno de los bandoleros más famosos de la historia y de la literatura.

Hoy os traigo las famosas Coplas de Luís de Candelas del año 1942. Se han hecho muchas versiones de este pasodoble (Estrellita Castro, Concha Piquer, Carmen Sevilla, Imperio Argentina), y ha sido número musical de películas como Las cosas del querer


ENLACE A LA CANCIÓN:

Decidle al señor alcalde,

decidle al corregidor

que yo por Luis Candelas

me estoy muriendo de amor.

Decidle que es un canalla,

decidle que es un ladrón

y que he dejado que robe

con gusto mi corazón.

Que corra de boca en boca

esta copla que yo canto

como si estuviera loca.

 

Debajo de la capa de Luis Candelas,

mi corazón amante vuela que vuela.

Madrid te está buscando para perderte

y yo te busco sólo para quererte,

que la calle en que vivo está desierta

y de noche y de día mi puerta abierta.

Que estoy en vela, que estoy en vela

para ver si me roba, ¡ay!, Luis Candelas.

 

Anoche una diligencia,

ayer el palacio real,

mañana quizá las joyas

de alguna casa ducal.

Y siempre roba que roba

y yo por él siempre igual,

queriéndole un día mucho

y al día siguiente más.

Y no importa que la gente

mi canción, que va en el viento,

traiga y lleva maldiciente.

........................................................................................

Las fechorías y delitos de Luís Candelas fueron famosos en la España de 1800. Todo el mundo hablaba de este bandolero como si fuera alguien de la familia. Cuando un personaje adquiere tal fama y renombre (aunque sea por hacer cosas malas) la historia y la leyenda se acaban entremezclando, creando un conglomerado muy confuso de noticias, habladurías y rumores populares.

Por eso, la gente tendía a exagerar la figura de este señor, presentándolo como alguien terrible y maléfico (más de lo que era realmente). El propio Luís Candelas se jactaba continuamente de los hurtos que cometía por los pueblos de la provincia, pero a la vez se enorgullecía de cometer esos delitos sin provocar muertes ni derramar sangre.

Luís Candelas atacó, hirió pero jamás mató a nadie. A pesar de esto, la leyenda en torno a este personaje fue engordando (muchas veces, hiperbolizando y falseando la realidad). La gente y las autoridades judiciales ansiaban poder darle caza algún día (Luís Candelas fue uno de los ladrones más perseguidos por la justicia). Por eso, cuando por fin lo detuvieron, fue ejecutado un 7 de noviembre de 1837. Sus últimos delitos fueron a gran escala ya que asaltó el taller de la modista de la reina María Cristina y al embajador de Francia y a su esposa en una diligencia.

Por lo que se ve, el tipo era un hombre bastante apuesto y atractivo, que encandilaba a las mujeres (entre ellas, a la protagonista de la canción). Su complexión fuerte, su piel morena y su elegancia en el vestir (siempre iba con su pañuelito, bien afeitado, con sus dientes limpios y relucientes, su capa negra) lo convertían en objeto de deseo de las chicas jovencitas.

Todas las niñas deseaban ansiadamente ser asaltadas y robadas (metafóricamente hablando) por Luís Candelas. Como veis, el tipo era todo un Don Juan, un dandy (se dedicaba a conquistar a las mujeres para sacarles todo el dinero que podía).

Luís Candelas generaba mucho respeto entre la población, pues salió victorioso de muchos duelos y llegó a formar su propia banda criminal (con personajes de la talla de Francisco Villena, Paco El sastre o Mariano Balseiro), los cuales se reunían en tabernas muy conocidas de Madrid (El Jerónimo Loco, El tío Macano, La Paloma de la calle Preciados…).

La protagonista del poema es una de las tantas muchachas que está locamente enamorada y calada por los huesos del famoso caco. Como veis, se trata de la típica moza de vida aparentemente normal y ordenada que muere por el malote del barrio, del chulo del pueblo. Cada vez que oye hablar de las correrías de Candelas, la mujer arde en deseos y ganas de poder estar con él, pero también muestra cierta preocupación ante el miedo de que sea detenido o le pase algo malo. Como veis, el mundo de los bajos fondos y el hampa constituye un foco de deseo erótico y sensual para algunas chicas, que se sienten atraídas por la figura del chico malo, que se va a hacer sus correrías mientras ella le espera pacientemente.

En la primera estrofa, la protagonista se dirige a las autoridades locales (alcalde, corregidor) y les suplica que sean benevolentes a la hora de juzgar y poner una condena/castigo al bandolero. Para ello, se emplean estructuras en paralelismo con modo imperativo (Decidle al señor alcalde/ Decidle al corregidor…), como forma de pedir clemencia, moderación compasiva en la aplicación de la justicia para Luís. Ella está enamorada del bandolero y sufre por si algún día lo condenan y le pasa algo terrible

Ya os he dicho muchas veces, que los textos de la copla son un reflejo del contexto histórico de la época. Actualmente, la figura del corregidor no existe (está extinta), pero en el siglo XIX era una autoridad importantísima, ya que era designada por el rey (era un funcionario real), con el objetivo de impartir justicia dentro de un territorio más o menos acotado (un pueblo, una comarca, una provincia…). De ahí que la chica suplique al corregidor con tanta insistencia, ya que de él depende muchas cosas del proceso judicial (la condena y el tipo de pena).

La aparición explícita de las marcas pronominales de primera persona y la anteposición del complemento suplemento al verbo principal (hipérbaton: YO, por Luís Candelas, ME estoy muriendo de amor) permite a la muchacha crear un discurso lleno de compasión y afecto, que cale en el corazón de los jueces, los cuales, escuchando las penas de la mujer, sientan penilla de ella y rebajen la condena del bandolero. La chica, adopta una actitud más o menos así: por favor, no sed duros con Candelas, porque si le pasa algo yo me muero. No hacedlo por él, hacedlo por mí, que lo estoy pasando mal

La hipérbole “morir de amor” contribuye a dar lirismo al poema, y a intensificar el componente emocional y subjetivo de la acción dramática. Es una manera de poner por encima las circunstancias personales (el corazón, los sentimientos, la pena de la chica), sobre las connotaciones objetivas, frías y matemáticas que proyecta el concepto de justicia (el delito del bandolero y la pena que debe pagar por ello).

Luis Candelas ha cometido una serie de delitos (objetivamente hablando, ha incumplido unas normas, unas leyes, un código jurídico). En teoría, la justicia debería aplicarse de igual manera para todos, sin excepciones, despegándose de sentimientos, emociones y corazones. La protagonista, está pidiendo que se haga una excepción en el caso y apela a sentimientos y emociones personales (lo quiero mucho, lo estoy pasando muy mal) para intentar convencer a los jueces.

De hecho, el uso de la perífrasis de gerundio (me estoy muriendo) crea como una sensación de angustia prolongada y de sufrimiento en la protagonista, para intentar conmover a las autoridades. Al principio de la copla, la chica actúa como una oradora clásica.

El paralelismo (Decidle que es un canalla / decidle que es un ladrón) dota de sinceridad emocional al yo poético, ya que está reconociendo los delitos que ha cometido su enamorado. Normalmente, una persona enamorada negaría las fechorías y malas acciones de la persona que quiere (para protegerle de una condena). En cambio, la protagonista intenta ser objetiva y reconoce que el tipo es un malote (el léxico se refiere a palabras con connotaciones negativas del mundo de los bajos fondos: canalla, ladrón), y el único motivo que da para que no le condenen es que ella está muy enamorada y se moriría si le pasara algo. Está utilizando argumentos emocionales (en lugar de los racionales), pues ella misma reconoce que su amado es un ladrón.

Si tenemos en cuenta los 6 primeros versos del poema, parece que estamos ante una copla solemne y dramática en la que la dama se lamenta y sufre por la salud de su amado. Sin embargo, a medida que avanza la canción el registro se irá dulcificando incorporando dobles sentidos (humor) y simbología erótica.

Realmente, lo que le pasa a la muchacha es que se siente más atraída por la leyenda que genera este personaje (por sus correrías, fechorías, aventuras, por ser un hombre de la calle, el chulo del barrio), que por su persona. Analizando literariamente la copla, yo creo que se trata de un amor de fantasía, un amor imaginativo (se ha enamorado de oídas, por lo que la gente cuenta y dice de Luís), un amor inalcanzable e idealista (los mitos y leyendas incluyen a personajes que no se materializan de verdad, que parecen de película o de novela). Se crea como una fantasía, un amor mental (se enamora más de la idea y el símbolo que supone el bandolero que del propio bandolero). El amor mental acaba generando deseos eróticos, sensuales, físicos, carnales, pero partiendo siempre de lo idílico, de lo literario, de lo cinematográfico, de lo legendario

Ella no se enamora de la persona, sino del personaje. Es una especie de amor platónico, con fantasías eróticas (una mezcla muy curiosa jajajaja). Es como un amor adolescente cuando las ideas todavía no están muy asentadas y te dejas llevar por lo superficial, por lo llamativo, por lo curioso, por lo rimbombante (las emociones fuertes) y no tanto por el interior espiritual de la persona.

Enamorarse del malote es una moda pasajera de muchas jovencitas. Entonces, yo pienso que hay que analizar la copla desde esa perspectiva. ¿Hay verdad lírica? Por supuesto. El yo poético está enamorado (eso no se puede negar). Lo que pasa es que se ha dejado llevar por lo peliculero, lo legendario (la gente proyecta deseos hacia los personajes de televisión, de cine, los ídolos de masas…y Luís Candela era un héroe en la época).

Los dobles sentidos son constantes en la copla y aportan pinceladas de humor. Por ejemplo, el verbo “robar” se usa con una doble intención: “Que he dejado que robe con gusto mi corazón”.

-Robar, en el sentido de delinquir (quitar a una persona una pertenencia). Era lo que hacía habitualmente Luís Candelas por diferentes pueblos: sisar a la gente.

-Robar en el sentido de apropiarte de una persona, de convertirla en tu amada. Hace alusión al sentimiento amoroso, de las ganas que tiene la protagonista de que Candelas se enamore de ella. Como veis, se crea una imagen metafórica de base física (robar es un verbo de transacción). Por tanto, se trata de un amor muy superficial, muy posesivo

Otro elemento que podemos detectar en la canción es el metateatro, es decir, el hecho de que el yo poético es consciente de estar cantando una copla en directo en un escenario y de formar parte de un espectáculo en tiempo real (que el contenido del tema forma parte de una copla, hay una cantante-actriz y hay un público presente).

Se establece un vínculo entre el mundo ficcional-literario (la mujer enamorada de Luís Candelas) y el mundo real (hay una cantante en un escenario contando una historia de un bandolero a un público asistente que ha pagado una entrada). Esto genera empatía en el auditorio (el cual se siente identificado al hacer alusión al acto de representación), y enfatiza aspectos del mundo literario: Que corra de boca en boca esta copla que yo canto como si estuviera loca

El poema no es más que un mecanismo para difundir y dar a conocer las hazañas de este bandolero (seguramente, muchos de vosotros, gracias a la copla de hoy, hayáis conocido por primera vez a este personaje). Tened en cuenta que las fechorías de Luis eran temas de conversación diaria entre la gente, y había muchas chicas jóvenes enamoradas hasta las trancas del bandolero. Cuando alguien es famoso protagoniza películas, obras de teatro o canciones (como es el caso). El contenido conocido atrae al receptor, y por tanto, ese consumo genera unos beneficios.

El estribillo posee una intención jocosa, pícara y erótica: Debajo de la capa de Luís Candelas…. Está claro que este versito genera muchas fantasías físicas y carnales. ¿Qué habrá debajo de la capa? (por pudor y por la censura, no se dan más detalles, pero la imaginación del lector es libre, y la mayoría de vosotros estáis pensando cosas carnales  jejjeje

Coplas como estas resultan muy modernas y transgresoras para la época (teniendo en cuenta que estamos en los años 40). La vivificación del corazón es un recurso típico de la poesía de cancionero y la poesía provenzal (mi corazón amante vuela que vuela) con el objetivo de prolongar el sentimiento amoroso y humanizarlo. Al fin y al cabo, enamorarse es algo universal que le sucede a toda la gente tarde o temprano.

Mediante la metonimia “Madrid te está buscando para prenderte” se refleja la fama y la leyenda que tenía Luís Candelas, ya que era uno de los criminales más buscados de la época. Es una metonimia, ya que los que llevan a cabo la acción de perseguir al criminal no es la ciudad, sino las autoridades judiciales de esa ciudad.

Gracias al paralelismo se establece una oposición entre la colectividad (todo el mundo odia a Luís Candelas, por ladrón, por villano, por hacer cosas malas, por delinquir) y la individualidad (la protagonista va contra corriente y ella quiere al bandolero y lo admira): Madrid te está buscando para prenderte y yo te busco solo para quererte.

El poliptoton (el verbo buscar se manifiesta en la forma de gerundio “buscando” y la forma de presente “busco”) también contribuye a ese contraste. Para unos, Luís Candelas causa odio, rechazo y rencor, y para otros, genera pasiones y admiraciones. Esto es típico de aquellos personajes que no dejan indiferente a nadie. O los amas o los odias.

La simbología erótica-sensual sigue presente en la segunda parte del estribillo. La metáfora del amor como una edificación con puerta es bastante recurrente en la copla (junto a la del amor como llama de fuego, que bebe más de la mística). Cuando un amante tiene su corazón ocupado (quiere a una persona y ha formado una pareja), suele decirse que la puerta está cerrada (no quiere conocer a nadie más porque ya está enamorada), mientras que si una persona todavía no ha encontrado a nadie, se dice que tiene la puerta abierta (está dispuesto a conocer a gente).

En la copla, la protagonista afirma tener la puerta de su casa abierta, con muchas ganas de que Luís Candelas entre a formar parte de su corazón. Además, esta metáfora permite el doble juego con el oficio de ladrón del personaje, dando la pincelada erótica: Que la calle en que vivo está desierta y de noche y de día mi puerta abierta. Estoy en vela para ver si me roba Luís Candelas

Como veis, la protagonista se ha encaprichado de Luís Candelas y parece que no haya más hombres de los que enamorarse (la imagen de la calle vacía ayuda a eso). Esto es típico de los amores adolescentes, cuando los chavales se empeñan en una persona y parece que no existe nadie más y que el mundo se para.

La antítesis “noche y día” antepuesta al sujeto permite dar énfasis al enamoramiento casi obsesivo (e incluso fetichista) de la protagonista. El yo poético adquiere unos toques muy infantiles y añiñados, pues da la impresión de que sus deseos tienen que ser satisfechos aquí y ahora, de manera inmediata.

La locución estar en vela ayuda a crear una preocupación, una incertidumbre en la chica (igual que les pasa a los niños, cuando les dices que una cosa no puede ser y tienen que esperar un tiempo hasta cumplir un deseo). Los niños, hasta que no satisfacen sus necesidades no se quedan tranquilos. A la protagonista le pasa lo mismo: a ella le encantaría que Luís cayera a sus pies, y el hecho de saber si esto sucederá o no sucederá le crea una impaciencia, hasta el punto de afectarle en su vida diaria. Estar en vela significa pasar la noche despierto, cosa que suele pasar cuando alguna preocupación te ronda por la cabeza

En la segunda estrofa la protagonista hace alusión a los diferentes robos que comete Luís Candelas: Anoche una diligencia, ayer el palacio real, mañana quizá las joyas de alguna casa ducal.

Las antítesis temporales de “anoche”, “ayer” y “hoy” caricaturizan y eternizan la figura de Luís Candelas, convierten la persona en personaje y en mito, (ya os dije que la gente tendía a novelizar su vida, a hiperbolizarla y a dar trascendencia a sus fechorías). Parece que este señor toda su vida ha sido un bandolero y a todas horas está haciendo cosas malas, sin descanso (como si fuera el protagonista de un Western o de una novela de caballería, con una vida llena de aventuras).

Como veis, se trata de robos a gran escala que afectan a estamentos sociales elevados (duques, embajadores, reyes). Se produce una elipsis (omisión) del verbo “robar”. Todo el mundo sabe a estas alturas del tema que Luís Candelas es un ladrón, así que no hace faltar utilizar el verbo “robar”, convirtiendo al personaje en alguien “de la familia”.

La protagonista, a pesar de los delitos cometidos, sigue mostrándose enamorada del bandolero, recurriendo a un tópico amoroso como es el “hoy te quiero más que ayer pero menos mañana”. Este suele utilizarse en contextos de amor cortés, con cierto toque dulzón y empalagoso, ya que se trata de una frase facilona y recurrente: Y siempre roba que roba y yo por él siempre igual, queriéndole un día mucho y al día siguiente más.

Las recurrencias de “siempre” y “día” enfatizan el capricho y antojo que proyecta el yo poético hacia personaje masculino.

La expresión “roba que roba” da un carácter reiterativo y cotidiano a las fechorías del personaje, como si estar fuera de la ley fuera algo normal y cotidiano.

La segunda estrofa, se remata de nuevo con un fragmento metateatral, tal como ocurría al final de la primera estrofa, en la que el yo poético es consciente de formar parte de un espectáculo/canción: Y no importa que la gente mi canción que va en el viento traiga y lleva maldiciente.

Como veis, hay un anacoluto, pues se produce un cambio repentino en la construcción sintáctica que produce cierta inconsistencia y agramaticalidad: *que la gente mi canción. Gramaticalmente, la oración de “la gente” queda incompleta, sin verbo y sin complementos.

De todas formas, semánticamente, el complemento “traiga y lleve maldiciente” podría referirse tanto a la “canción”, como a la “gente” (y entonces, hablaríamos de un zeugma en lugar de anacoluto): la gente, desde la maldad, y gracias a sus chismes y diretes, falsean la realidad, exageran los delitos de Candelas; y el yo poético, con su canción, está contribuyendo a dar una mala imagen del bandolero (al fin y al cabo, está diciendo que es un ladrón, que roba, y el público se lleva una imagen negativa del personaje).

La estructura sintáctica se ha alterado con un fin literario:

-Por un lado, para potenciar el fondo del poema (enfatizar el rechazo que genera este tipo de personajes en la gente de la calle, en contraposición a la protagonista que no le importa lo que piensen los demás)

-Por otro lado, para potenciar la forma (para dar musicalidad y adaptarse al ritmo del pasodoble).

Las estrofas están formadas por la unión de dos coplas y un terceto. Las coplas son cuatro versos octosílabos con rima consonante en los versos pares, mientras que los impares quedan libres. El terceto es una estrofa de 3 versos. En este caso, el primer verso rima con el tercero, mientras que el segundo queda libre.

El estribillo está formado por 4 pareados dodecasílabos.

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