Hoy analizamos una de las canciones más emblemáticas del grupo Mecano: Cruz de Navajas. La verdad es que tenía muchas ganas de desgranar la letra de este mítico tema, compuesto por José María Cano en 1986, dentro del disco “Entre el cielo y el suelo”.
La característica voz de Ana Torroja se vio arropada por el trabajo del saxofonista Jorge Pardo y el percusionista Pepe Ébano. La canción fue todo un éxito a pesar de que al principio no llegó a convencer del todo ni a Ana ni a Nacho. Hubo una versión en italiano. Y hasta el mismísimo Sabina se atrevió a interpretarla.
Estamos ante un poema de corte narrativo. Esto significa que nos cuenta una historia (acción), con un principio, un desarrollo y un final. Hay unos personajes, un espacio, un marco temporal, y por supuesto, un narrador.
El tema
principal es la infidelidad. Los protagonistas son una pareja (él
se llama Mario y ella María) que viven envueltos en un halo de monotonía,
hastío, descuido y falta de atención uno del otro, debido a sus circunstancias personales y laborales. Él trabaja de noche en un bar y ella de día en un centro comercial. Por eso, apenas tienen tiempo para interactuar y potenciar su relación amorosa. Al final, ella, cansada de ese vacío emocional, decide llenarlo conociendo
a otro hombre. Mario les pilla in fraganti mientras se besan. Y sucede la
tragedia: Mario recibe un navajazo del amante y fallece
En la primera
parte de la composición, predomina la modalidad descriptiva, la cual sirve de
planteamiento de la historia. El
narrador hace un boceto, una pintura, una estampa, del día a día de esta pareja:
sus rutinas, sus quehaceres,
sus trabajos, sus horarios, sus costumbres…en definitiva, la vida
cotidiana de Mario y María en un entorno doméstico.
El narrador
busca con esta descripción resaltar la incompatibilidad de las rutinas diarias
de los amados. El objetivo de la primera estrofa es enfatizar la falta de
sintonía entre Mario y María debido a sus diferentes planteamientos vitales. A
pesar de vivir juntos y compartir un espacio común (casa), cada uno de ellos
desarrolla su vida por separado, debido a que los trabajos y horarios son totalmente opuestos. Es difícil encontrar
puntos en común en la vida de estas dos
personas. Son rutinas totalmente contrarias: cuando él trabaja, ella descansa.
Y cuando ella trabaja, él descansa.
El estilo
objetivo del inicio
va dando paso a un tono cada vez más subjetivo: al fin y al cabo, ese
distanciamiento motivado por cuestiones laborales acaba afectando a la relación
de pareja.
Esto se traduce en pérdida de la ilusión, aburrimiento, falta de compenetración, momentos de soledad…es como si esa relación dejara de tener
sentido, ya que no pueden disfrutarla.
Los primeros
versos poseen un tono neutro, gracias a esa pasiva refleja (a las cinco se
cierra la barra del 33), con la coordinada adversativa (pero Mario no sale hasta
las seis). Se describe una situación que forma parte de la
normalidad de esta pareja. Él trabaja de camarero en un local nocturno (llamado
el 33) y sale a las tantas de la madrugada
Este tipo de empleo y horario, con el paso del tiempo, acaba provocando unas consecuencias. De ahí, esas pinceladas subjetivas del narrador que enfatiza la problemática de la situación, mediante marcadores de realce expresivo (si ENCIMA le toca hacer caja...) y exclamaciones de asombro (despídete). Entre que echan a los clientes, y hacen caja, la hora de salida va mucho más allá de la hora del cierre del local.
El adverbio de frecuencia marca la cotidianidad de la vida de Mario: CASI SIEMPRE se le hace de día. Mucha gente que se dedica al ocio nocturno regresa a casa al amanecer.
El marcador temporal crea un contrapunto (MIENTRAS María ya se ha puesto en pie). Mario termina su jornada al amanecer. Y por el contrario, María la empieza. Primera incompatibilidad
El paralelismo marca las rutinas de la protagonista: ha hecho la cama, ha hecho hasta el café: verbo (ha hecho) + complemento directo (la casa/el café). Son dos acciones que se hacen por la mañana en cualquier casa “normal” (tomar café en el desayuno y limpiar las habitaciones para dejar todo ordenado antes de salir).
María intenta crear un punto de interacción con su pareja en ese pequeño fragmento de tiempo que comparten por las mañanas. Y lo hace desde la óptica de la sensualidad y la sugerencia: y le espera medio desnuda. Está claro que la protagonista quiere aprovechar esos pocos minutos en los que coincide con Mario, cuando él regresa a casa del trabajo a eso del amanecer, y ella se está preparando para salir a trabajar.
¿Cuál es el problema? Que después de estar toda la noche trabajando para arriba y para abajo en el local, el muchacho no tiene ganas de besitos, abracitos y cariñitos (Mario llega cansado y saluda sin mucho afán). Se le ve apático, se le ve derrotado, se le ve abatido por la rutina. El complemento predicativo (cansado) y el circunstancial de modo (sin mucho afán) expresan muy bien ese estado de desgana en el que se encuentra Mario.
Lo único que quiere es llegar cuanto antes a casa, tirarse a la cama, dormir y descansar para estar despejado para la noche siguiente y volver al curro: quiere cama pero otra variedad
La incompatibilidad se puede ver en la funcionalidad que cada miembro de la pareja otorga a un elemento doméstico como es la cama. María la quiere para dar amor a su novio (función erótica). Mario la quiere para dormir (función reparadora). Otro desencuentro entre ambos
Esa conducta apática de Mario cada mañana provoca una reacción en María, que se expresa muy bien mediante una frase hecha del ámbito coloquial: Y maría se moja las ganas en el café. Está claro que la protagonista se queda a dos velas, es rechazada por Mario. Ella tiene ganas de sexo, y él no se lo da, ya que está cansado y solo quiere dormir.
Esto genera dolor y frustración en María. Estos dos sentimientos se reflejan en la metáfora: magdalenas del sexo convexo. La magdalena representa las lágrimas de impotencia por la situación, ya que la necesidad sexual no es satisfecha debido a la diferencia de horarios. El sexo convexo se refiere a que la mujer (de sexo cóncavo, ya que el órgano genital femenino se curva hacia dentro), ante la falta de relaciones íntimas con Mario (de sexo convexo, ya que el órgano genital masculino se curva hacia fuera), utiliza la bollería industrial para resarcirse de esa frustración y buscar la gratificación en solitario, ya que no puede hacerlo con Mario. Utiliza el dulce como sustitutivo del sexo. En este caso, las magdalenas son del sexo convexo (como si fueran el amado)
Ante la indiferencia del novio, no le queda más remedio a la mujer que satisfacer sus deseos sexuales mojando esas magdalenas en el café. Está claro que a largo plazo el placer que te da una persona no puede ser el mismo que el que te da un objeto. Por tanto, la relación está condenada al fracaso. Ella no se conforma con este tipo de vida. Buscará fuera lo que no le dan en casa. Esto explica el devenir de los acontecimientos futuros (infidelidad).
María sufre por el poco contacto que tiene con su pareja. Esto le provoca carencias a nivel emocional y sexual. Y para más inri, esta situación no se debe a que su novio sea una mala persona, sino a circunstancias totalmente ajenas a la pareja. En este caso, el trabajo.
La primera parte del tema acaba con la descripción del resto del día: luego al trabajo en un gran almacén. Cuando regresa no hay más que un somier, taciturno que usar por turnos.
De nuevo,
los dos amantes tienen dinámicas de vida que se repelen.
Ella trabaja en un centro comercial todo el día, y cuando regresa a casa por la
tarde/noche, él ya no está porque se
ha ido al bar. De ahí la imagen de la cama vacía (no hay más que un somier).
La cama no es un espacio común para los protagonistas, tal como se expresa con el léxico de alternancia: taciturno que usar por turnos. Nunca coinciden en la cama. Él duerme de día. Ella, de noche. Nunca están juntos. A base de repetir esta rutina, una y otra vez, la relación sufre un deterioro.
En la segunda estrofa predomina el tono narrativo. Asistimos al punto de inflexión de la historia. Esa rutina y esa normalidad queda rota cuando el protagonista contempla con horror la consecuencia de ese clima de desencanto con su pareja: su amada María se está besando con otro hombre. Esto provocará un desenlace fatal.
Como en toda tragedia, el conocimiento de la verdad (anagnórisis) se produce de forma casual. Por una serie de circunstancias azarosas, el protagonista descubre el pastel, sin esperarlo. Él no buscaba nada. Simplemente se topó con la realidad por casualidad. Una noche la policía hace una redada en el bar, y cierran antes de la hora. La conjunción adversativa marca muy bien ese hecho que desencadenará el final funesto: PERO hoy como ha habido redada en el 33, Mario vuelve a la cinco menos diez. Si no hubiera habido redada aquella noche, Mario no habría descubierto la infidelidad.
La realidad se
desvela de forma progresiva ante los ojos del chico. El ambiente nocturno y
silencioso crea una atmósfera misteriosa, como de calma
tensa, antes de la
tempestad: por su calle vacía…
Primero, la
escena es vista desde la distancia: solo se ve a unos novios comiéndose a
besos. Debido a la lejanía, Mario no capta los detalles, no identifica a los
individuos. Solo contempla algo genérico y neutro, que en principio no le
repercute en su vida: un hombre y una mujer besándose en la calle.
Algo normal y corriente en una noche
de parranda, juerga
y borrachera. Muchos novios
se morrean y dan rienda suelta a la pasión, hecho que se intensifica con la
metáfora (comerse a besos)
Sin embargo,
a medida que se acerca a los amantes,
se irá dando cuenta de que esa escena le afecta de una forma trascendental, ya
que se trata de María, que está besándose con otra persona. El narrador
abandona la neutralidad y muestra cierto afecto y empatía, y llega a
compadecerse por el protagonista, tal como se expresa con el epíteto: el POBRE
Mario se quiere morir. La hipérbole (se quiere morir) enfatiza el horror y la
angustia que genera descubrir algo tan doloroso y asqueroso.
Se evita dar detalles escabrosos o morbosos sobre la infidelidad. No hace falta ahondar en descripciones carnales o sensuales. Simplemente, se identifica a la parte femenina (que el espectador ya lo conoce, ya que se trata de María), y se especifica que está con una tercera persona: cuando se acerca para descubrir que es María con compañía.
La traición se narra en tres versos, de una forma limpia, sencilla, diáfana, clara, sin rodeos, pero a la vez, sin pomposidad. Lo que se le pasó por el cuerpo a Mario en ese momento queda para él y para nosotros. No hace falta representarlo literariamente. La escena, a pesar de su sencillez, habla por si sola. Es dura.
En la tercera estrofa asistimos al pathos o lance patético: Mario recibe un navajazo del amante y muere al instante.
No obstante, el narrador, no solo quiere enfatizar la muerte física y material (el crimen), sino también la traición, la mentira, el engaño, y en definitiva, la falta de escrúpulos y valores que ha demostrado María con su novio.
El protagonista
queda retratado como una víctima. Esto crea la catarsis trágica: el espectador
siente temor y compasión al contemplar cómo alguien que no ha hecho
absolutamente nada malo, es castigado de una forma injusta. Mario se ha
encontrado con un destino que no merece. Y los que escuchamos la canción, si
tenemos un poco de empatía, también lo pasaremos mal, se nos revolverá el cuerpo, y tendremos miedo de que nos pase algo parecido.
¿Y cómo consigue el narrador que Mario quede como mártir/víctima/héroe/bueno de la película, y María como la mala, y que nosotros sintamos rabia/impotencia de ver algo así?
Pues haciendo su propia interpretación de los hechos, analizando la situación más allá de un simple asesinato. Hace un ejercicio de empatía, de comprensión. Se pone en la piel de Mario, se mete en su personaje, se imagina lo que él sentiría justo antes de morir y descubrir que tu novia te está engañando con otro. Sin abandonar la omnisciencia (sobre Mario de bruces tres cruces…), el narrador parece que está dejando hablar al personaje, o al menos, está haciendo una interpretación perfecta de sus sentimientos.
Las cruces funcionan como metáfora de las heridas,
del dolor, ya sea físico (el propio navajazo) o espiritual (la mentira, la traición). Esto me recuerda a una copla de Marifé de Triana
titulada “Tres puñales” (que espero un día analizar). Los cuchillos, los
puñales, las cruces son objetos puntiagudos,
que duelen, que hacen daño. Y María ha herido
a Mario: no solo le ha
provocado la muerte corporal (navajazo), sino también a su alma (le pone los
cuernos, le miente…)
De hecho, vamos a analizar las tres “cuchilladas” que le pegan a Mario esa noche.
Las dos primeras forman un
paralelismo: artículo indefinido (una) + circunstancial de lugar (en la frente/
en el pecho) + oración de relativo explicativa (la que le mató/la que más
dolió).
-Una en la frente, la que más dolió. La primera herida se produce al contemplar la escena de la infidelidad, ya que no es plato de buen gusto ver a la persona que quieres besándose con otro (por muy mal que estuviera la relación debido a la incompatibilidad de los horarios). Por tanto, esta primera herida hace referencia a la TRAICIÓN. María no ha cumplido la palabra, ha roto el pacto de la fidelidad, que toda pareja, se supone, debe seguir. El dolor, en este caso, no es un dolor físico, sino emocional. Ha sido un atentado contra el honor y dignidad de su novio. Como dice la expresión, la primera en la frente.
-Otra en el pecho, la que le mató. La segunda herida representa el daño físico. La persona que acompaña a María clava la navaja a Mario. Y esto supone la muerte del muchacho. Por lo tanto, María, de forma indirecta, también ha contribuido a acabar con la vida de Mario, que es el bien más valioso de cualquier ser humano.
-Y otra miente en el noticiero. La tercera herida hace referencia al engaño, a la mentira. Tras fallecer Mario, hay que hacer declaración a la policía y los medios de comunicación. En este caso, María, para salvar su culo y el de su amante, opta por contar una falsedad. Se inventa la realidad, la tergiversa, la manipula, la pinta como quiere para evitar problemas con la justicia. En lugar de declarar que Mario ha muerto por un navajazo del amante, dice que dos yonquis lo han matado. Como veis, hace y deshace a su antojo.
Aunque Mario ya ha muerto para el momento de la declaración, imaginad la decepción que se hubiera llevado al contemplar la falta de moralidad y principios éticos de una persona a la que tanto ha querido. Otra herida más
Para enfatizar la mentira y la falsedad de María, el narrador recurre al lenguaje periodístico de la información, insertando el falso titular que la protagonista ha dado: dos drogadictos en plena ansiedad roban y matan a Mario Postigo mientras su esposa es testigo desde el portal. Como veis, se trata de una noticia falseada, embustera, engañosa, alejada de la realidad. No constituye la verdad auténtica de los hechos de aquella noche.
Por supuesto, se trata de un texto creíble y verosímil. Este tipo de crímenes no son raros en el
mundo de la noche de las grandes ciudades. Sin embargo, lo que se cuenta en la
prensa no es verdad. De cara a un público genérico,
masivo y desconocedor es aceptado, pero el espectador que conoce la historia sabe
que es una mentira. Y eso crea un sentimiento de impotencia y rabia
El verdadero titular de las noticias debería ser el estribillo de la canción. Aunque el lenguaje está alejado de los cánones del texto periodístico (y más cerca de un estilo poético-literario), al menos, se acerca más a lo que de verdad ocurrió esa noche: cruz de navajas por una mujer, brillos mortales despuntan al alba, sangres que tiñen de malva el amanecer
Como podéis observar, a pesar de la tragedia, la naturaleza sigue su ciclo. El mundo gira, no se detiene. Aunque haya muerto el protagonista, amanece un nuevo día. La vida continúa. Lo que ocurre es que el crimen ha sido tan atroz, tan truculento, y tan cruel, que termina afectando al ciclo de la Naturaleza.
El clareado del cielo se describe con imágenes que connotan barbarie (sangres que tiñen de malva el amanecer) y sinestesias que transmiten sensaciones fúnebres (brillos mortales despuntan al alba). Da la sensación de que la Naturaleza llora y se compadece de lo que ha ocurrido. El cielo posee un color más intenso que de costumbre (por la sangre) y la luz del sol está envuelta en un halo de angustia. Descripción impresionista.
Métricamente, predomina el verso de arte mayor, ideal para contar una historia de una forma natural y nítida. Detectamos asonancias en algunos finales de verso (pie-café, afán-variedad, morir-descubrir). Otros quedan libres (33-seis-día-desnuda). Hay que destacar algunas rimas internas, es decir, dentro de un verso (sexo-convexo, taciturno-turno, bruces-cruces)
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