martes, 22 de abril de 2025

El villano (José Antonio Labordeta): aquellas fiestas veraniegas de nuestros pueblos

Hoy os traigo un poquito de folclore. Me encanta la música que hunde sus raíces en lo popular y refleja temas que tienen que ver con la cultura y la tradición de nuestros ancestros. En este caso se trata de una creación moderna (data del año 1981), pero está elaborada siguiendo los patrones del cancionero clásico aragonés, tanto en forma como en contenido. 

Esto significa que estamos ante una composición de estructura sencilla, ritmo pegadizo, apta para bailar y cantar en contextos domésticos y familiares (reuniones en casa, fiestas de amigos, ferias...), y de fácil transmisión de padres a hijo, y de generación en generación, tal como se hacía en la lírica castellana de corte popular de los siglos  XIV y XV. Las letras son sencillas, aluden a temas cotidianos y se alejan de todo tipo de artificios retóricos y literarios para que todo el mundo entienda el significado

El autor es José Antonio Labordeta, escritor, político, profesor y cantante de Zaragoza. Su poesía alterna el compromiso social (lírica combativa) con el localismo (reivindicación de lo aragonés). Me imagino que todos lo recordaréis por sus posturas abiertamente izquierdistas (era miembro de la Chunta) ante los temas más polémicos del gobierno de Aznar (el no a la guerra de Irak y el no al trasvase del Ebro).

En 1981 publicó un disco titulado "Las cuatro estaciones" en el que se encuentra el tema que vamos a analizar hoy: El villano. La canción esboza nostálgicamente esas ferias emblemáticas que se celebran en nuestros pueblos durante el verano y que amenizan la estación calurosa del año: bailes, risas, amores, desamores, cortejos...



El villano, llino, llano
el villano has de bailar
con una chica muy guapa
que sea de este lugar.
En Santa Orosia ya hay fiestas
y en Santiago muchas más,
con San Lorenzo y San Roque
llegamos hasta el Pilar.

Con las fiestas en mi pueblo
olvidamos el verano
en otros pueblos las median
pa conseguir acabarlo.
Poca agua queda en la estanca,
aún menos en el pantano
menos mal que ya septiembre
se acerca para arreglarlo.

Cuando las fiestas terminan
volvemos a la ciudad
y en el pueblo solo quedan
unos viejos y un pardal.
Cuatro novias he tenido
las cuatro se me han marchado
con cuatro mozos más guapos
que los que aquí nos quedamos.

Una se me fue hacia Huesca,
otra se marchó a Teruel,
la tercera a Zaragoza
y la cuarta no lo sé.
La guitarra es del Medina,
el bajo del Savirón
el que canta es Labordeta
y Fatás con la acordeón

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Los primeros versos constituyen una invitación al baile. El yo poético se dirige a los oyentes mediante la desinencia verbal de segunda persona (haS de bailar). El objetivo es involucrar al receptor, que este adopte una actitud activa ante el tema, que se mueva, que baile, que esté alegre. La lírica folclórica está destinada para su transmisión oral, y que el público aparte de escuchar, colabore, interactúe, reaccione, evoque en su mente las escenas, empatice con lo que se cuenta...

El autor alude a un elemento típico de la cultura popular aragonesa, que es la danza del villano, un baile que tiene su origen en el siglo XVI, llamado así porque se bailaba en las villas y pueblos de Zaragoza. Se caracteriza por su ritmo jovial. Las coreografías involucran el movimiento de brazos y piernas y el énfasis (teatralización) en los pasos y la expresión corporal. Va acompañado por instrumentos como la guitarra, la flauta y el tambor. Se baila en fiestas patronales, celebraciones locales y todo tipo de eventos populares. Con la excusa del villanos, los jóvenes ligaban, se relacionaban y se divertían: el villano [...] has de bailar con una chica muy guapa que sea de este lugar

La referencia a este baile va acompañado de un juego fonético, que consiste en la combinación de los sonidos vocálicos y consonánticos de la palabra de diferentes formas, con el fin de crear una rima que suene "divertida", en vez de crear un significado: el villano, llino, llano...

El demostrativo de cercanía (este lugar) marca el carácter autóctono de esta danza. Solo se baila en los pueblos de la Ribera Aragonesa (Bielsa, San Juan de Plan, Banastón, Paracuellos...). Es algo exclusivo y propio de estos municipios. El demostrativo ancla al yo poético en este lugar de forma que el que habla lo hace desde el conocimiento y el corazón de alguien que ha mamado esta cultura desde pequeñito y se ha criado con esta música. Solo los que pertenezcan a este entorno entenderán lo importante que es esto. Un receptor no aragonés le cuesta apasionarse con este tema. 

El adjetivo físico (una chica muy GUAPA) da brillo al contexto. El villano está ligado a situaciones que son bonitas, atractivas, entrañables, bellas (ligar con una chica) y denotan juventud y sensualidad. 

Como ya hemos dicho, los villanos son típicos de las ferias de los pueblos. Al final de la primera estrofa se mencionan festividades del verano: en Santa Orosia ya hay fiestas, y en Santiago muchas más, con San Lorenzo y San Roque llegamos hasta el Pilar

Como veis, se muestran las onomásticas de forma escalonada y ordenada en el calendario: Santa Orosia (25 de Junio), Santiago (25 de Julio), San Lorenzo (10 de agosto), San Roque (16 de agosto), El Pilar (12 de octubre).

Aunque estamos ante una canción divertida y despreocupada, el autor vierte pequeñas reflexiones (más bien tópicos) sobre lo rápido que pasa el tiempo, y que todo el mundo decimos todos los años. Al final vamos encadenando fiestas, y cuando nos queremos dar cuenta, se ha acabado el verano. El adverbio de tiempo (ya hay fiestas) y la preposición de delimitación espacio-temporal (hasta el Pilar) representan el flujo vital (Tempus fugit). Generan en el oyente una sensación de angustia existencial. Todo es efímero. No somos conscientes de la velocidad del tiempo. Entre la festividad más madrugadora (Santa Orosia) y la más tardía (El Pilar) pasan tres meses y medio (casi un tercio del año). Esas marcas temporales dan al receptor un golpe de realidad: la vida pasa y nos acercamos al final. 

La marca de primera persona del plural (llegamOS hasta el Pilar) implica a la totalidad de las personas. Nadie se libra del paso del tiempo: ni el yo poético, ni el público, ni vosotros, ni yo... Es un fenómeno universal. Todos estamos involucrados en el proceso vital y vivimos al hilo de la rutina y el calendario.

Al inicio de la segunda estrofa se muestran dos actitudes totalmente opuestas ante el paso de los años:

-La primera postura representa el tópico del Carpe Diem: hay que aprovechar el tiempo, disfrutar de los placeres mundanos (en este caso, las ferias de los pueblos), pasarlo bien, hacer las cosas que nos gustan con el fin de que nuestra mente deje pensar en la idea de que el tiempo avanza rápido: con las fiestas de mi pueblo olvidamos el verano. 

Las diversiones constituyen un foco de recreación (es goce para nuestra alma) y evasión (nos olvidamos de que el reloj corre mientras estamos distraídos). El ruido, el baile, la música, las luces, las verbenas, la buena gente, la comida, las bebidas y la fiesta aminoran la angustia constante con la que el ser humano convive sabiendo que va a morir. Los festejos del calendario aportan vitalidad, ilusión, energía, ganas de vivir, energía espiritual. Nos dan motivación y fuerza para seguir adelante. Son como respiraderos que hay en medio del camino. Con la fiesta nos divertimos tanto que dejamos de lado las preocupaciones y la tristeza de ver cómo somos cada vez más viejos. 

Pensad que en muchos pueblos de España las fiestas se celebran al final del verano, así que estamos tan absortos en las casetas, en las atracciones y las verbenas que no nos damos cuenta que está acabando el estío. 

-La segunda postura es la la resignación. El ser humano asume la idea que la vida tiene un final y solo le queda esperar, ver cómo pasa el tiempo. Las fiestas no son una fuente directa de placer, sino un vestigio de cómo el reloj corre y suceden las estaciones: en otros pueblos las median para conseguir acabarlo.

Los festejos marcan etapas o periodos en el camino de nuestra vida, y que forman parte de la monotonía (ahora empieza el verano, ahora estamos a la mitad, ahora llegamos al final y empieza el otoño...). Las personas que optan por esta vía viven en una especie de hastío o amargura constante viendo cómo pasan los meses del calendario y se hacen más viejos. El hastío genera cansancio, abulia, aburrimiento. El ser humano necesita pequeños cambios para sobrellevar ese sentimiento de tedio y apatía. 

Cuando una estación se alarga más de la cuenta, la gente se harta y no para de quejarse (que si en verano hace mucho calor, que si en invierno hace mucho frío, que si en primavera llueve, que si en Navidad te cansas de comer tanto...). Las personas necesitan romper la linealidad del flujo temporal. El cambio de estación supone un aliciente. Por eso en los pueblos de alrededor se dice que están deseando que lleguen las fiestas para poner punto y final al verano, y hacer el tránsito al otoño. Debido al calor, el verano se acaba haciendo muy largo para muchas personas. La feria significa que el calor está a punto de remitir y empieza una nueva etapa del calendario. 

Como veis, se trata de dos mentalidades totalmente diferentes a la hora de gestionar el paso del tiempo. Los complementos circunstanciales de lugar marcan la antítesis (en mi pueblo/en otros pueblos). En el pueblo del protagonista tiran del epicureismo (disfrutar de las fiestas y olvidarnos del paso del tiempo). En los otros pueblos, tiran del estoicismo (que lleguen las fiestas para que siga corriendo el calendario y esperar el destino con resignación). 

El yo poético se encasilla en uno de los bandos y muestra su orgullo patrio. En su pueblo se lo pasan tan bien y lo viven tan intensamente que se las trae al pairo hacerse más viejos. 

La estrofa termina con la alusión a un problema típico veraniego, que es el de la sequía. Junio, julio y agosto son los meses más calurosos del año. Apenas llueve y eso repercute a la sequedad del paisaje y el abastecimiento escaso de agua: poca agua queda en la estanca, aun menos en el pantano. 

La elisión de elementos sintácticos agiliza el ritmo y otorga sencillez a la expresión: poca agua queda en la estanca, aún menos [agua queda] en el barranco. No importa romper el paralelismo suprimiendo el complemento directo (agua) y el verbo (queda) del segundo verso, en pro de la musicalidad. 

Cuantificador (poca/aún menos) + objeto directo (agua) + verbo (queda) + circunstancial de lugar (en la estanca/en el pantano). 

Las estancas y pantanos son acumulaciones de agua cerca de los pueblos y miden el grado de sequía en que se encuentra el país. Si hay mucha agua significa que ha llovido mucho. Si hay poca significa que el verano ha hecho estragos y no llueve. 

El ciclo de la naturaleza soluciona el problema de manera espontánea: menos mal que ya septiembre se acerca para arreglarlo. Con la llegada del otoño llegan las lluvias, y con ello, reduce la sequía. 

La interjección coloquial (menos mal) reduce la preocupación del yo poético ante la falta de agua, ya que confía en el poder de la madre tierra para resolver la sequía. El cosmos es sabio y busca siempre el equilibrio. La voz lírica expresa el alivio de que no va a pasar nada malo y el problema de la escasez de agua no va a ir más allá. Se resolverá solo. No hay que hacer nada. 

La personificación de un concepto temporal nacido de la convención del hombre (mes) enfatiza la idea del paso del tiempo, pero también la fe en que todo vuelva a su esencia: septiembre se acerca para arreglarlo. Todo vuelve a su ser. 

A una idea abstracta (septiembre) se le aplican acciones propias de un ser humano: acercarse (verbo de desplazamiento, que representa el fluir de los meses) y arreglar (verbo de resolución, que representa una situación de normalidad). El verbo arreglar se utiliza sobre todo en contextos de trabajo manual humano

La tercera estrofa alude a un tema demográfico de gran calado: el éxodo rural. En los años cincuenta del siglo pasado mucha gente que vivía en los pueblos optó por dejar su vida agraria y emigrar a la ciudad en busca de trabajo, ya fuera en los grandes núcleos industriales o el sector servicios. De esta forma, los núcleos rurales perdieron población en pro de las grandes urbes.

La familia acudía al pueblo solo por cuestiones recreativas (vacaciones, ferias, pasar un fin de semana) o personales (ver a la familia, ir al cementerio...). De ahí que el pueblo qdel protagonista se quede vacío después de los festejos, ya que todo el mundo vuelve a los núcleos urbanos: cuando las fiestas terminan volvemos a la ciudad

Esto tiene una consecuencia que a día de hoy sufren muchos municipios españoles: la España vacía. La población rural se reduce cada vez más y sufre un proceso de envejecimiento, tal como se expresa en el siguiente verso: y en el pueblo solo quedan unos viejos y un pardal. En muchos pueblos del interior de Aragón, Castilla o León, La Rioja, Galicia o Castilla La Mancha predomina una sociedad anciana. 

La mezcla de elementos humanos (unos viejos) y naturales (un pardal, que es una especie de gorrión) en un mismo entorno enfatiza la fidelidad de nuestros mayores al medio rural. Han vivido toda su vida ahí, y ahí quieren morir, aunque haya cada vez menos gente. El artículo indefinido (unos viejos, un pardal) expresa una cuantificación escasa, creando un efecto de espacio vacío. Hay muy poca vida en el pueblo de la voz lírica. 

Hacia el final de la canción encontramos dos elementos esenciales de la lírica tradicional hispánica que se incorporan al texto, rompiendo la unidad y el universo creado. Se trata de dos digresiones que sirven de homenaje a la poesía popular cancioneril. 

¿Qué es una digresión? Yo os lo explico. Una digresión consiste en interrumpir un tema (en este caso, la reflexión sobre el paso del tiempo como pretexto de las ferias del pueblo) para introducir asuntos que no tienen nada que ver con lo que se ha dicho antes. El resultado son una serie de estampas inconexas, pero que se compenetran perfectamente con el ritmo del poema, y el espíritu de la literatura popular. Hay que tener en cuenta que Labordeta era un apasionado de esas coplillas que el pueblo llano recitaba y cantaba

A pesar de no estar conectadas con el resto de la canción, estos dos excursos constituyen una muestra de poesía popular aragonesa. 

Por un lado, la alusión a amores y amoríos. El narrador, con un tono que oscila entre la resignación y la gracia, hace referencia a algunas aventuras amorosas con final desafortunado: cuatro novias he tenido, las cuatro se me han marchado con cuatro mozos más guapos que los que aquí quedamos. Los amores perdidos son un tópico de la lírica popular española

El cuantificador numeral (cuatro novias, cuatro mozos) funciona como una hipérbole, creando un efecto desdramatizador. En el género cómico es frecuente exagerar las experiencias amorosas con el fin de que parezca una fantasía o una caricatura, y genere risa o diversión en lugar de pena o dolor. Se achaca todo a la mala suerte y no hace falta ahondar en un conflicto dramático que es innecesario en un tema alegre como este. 

Desde la comedia grecolatina (Plauto, Terencio, Aristófanes) es frecuente que el oyente se divierta con escenas de cuernos, incompatibilidad de caracteres, desencuentros, calabazas, rivalidad de pretendientes o fugas con amantes. 

El yo poético, en lugar de fardar de hembras, farolear o quedar como un triunfador con las mujeres, se muestra como un perdedor. Incluso se representa en una situación de inferioridad en la comparación: se me han marchado [las cuatro novias] con cuatro mozos más guapos. El narrador se jacta de la derrota. Abiertamente reconoce que los otros mozos son más agraciados que él. Se divierte contando trances de corte amoroso que acaban mal. El dativo ético (se me han marchado) enfatiza la derrota y muñequiza al narrador. El amante patético es otro tópico de la lírica popular amorosa. 

El paralelismo va acompañado de un tono juguetón: numeral (cuatro/las cuatro) + sustantivo (novias) + verbo (he tenido/se me han marchado)

Las estructuras sintácticas se repiten al inicio de la cuarta estrofa, aportando detalles que no hacen más que corroborar la idea de escarceo amoroso como juego: determinante (una/otra/ la tercera/la cuarta) + nombre elidido (novia) + verbo pronominal (se me fue/se marchó) + complemento circunstancial de lugar (hacia Huesca/a Teruel/a Zaragoza/no lo sé). 

Como veis, se citan las tres provincias de Aragón (Zaragoza, Huesca y Teruel). Labordeta es aragonés, y este tema es un homenaje a este tierra. 

La segunda digresión tiene que ver con el proceso juglaresco. Os lo explico rápidamente. La poesía de corte popular está concebida para ser recitada y cantada oralmente delante de un público (auditorio). La persona encargada de transmitir la composición es el juglar. Normalmente lo hacía en lugares públicos como calles o plazas. 

El juglar necesita crear complicidad con los oyentes, ya que después del espectáculo pasaba un platito con el fin de que la gente echara monedas. Los juglares se ganaban la vida recitando de villa en villa. 

Por eso es frecuente que los textos, aparte de crear una ficción, contengan referencias a los procesos de recepción y transmisión (se dé la bienvenida al público, haya una despedida, vocativos del tipo señores y señoras, marcas de segunda persona del plural del tipo "no os imagináis lo que pasó"). De esta forma, el juglar se gana el favor y el cariño de su público, el cual está encantado de pagar por el buen trato. 

Labordeta, en un guiño a la poesía juglaresca, cierra el tema y se despide de su público aludiendo a los profesionales que están con él en el escenario: la guitarra es de Medina, el bajo de Savirón, el que canta es Labordeta y Fatás en el acordeón. 

El espectador valora positivamente la humildad. Es ético reconocer el trabajo de un equipo completo, ya que en el teatro no solo está el actor, sino también hay productores, escritores, asesores. En este caso, la voz la pone Labordeta, pero también hay gente que toca los instrumentos (guitarra, bajo, acordeón...) y hace que el conjunto suene mucho más brillante. Paco Medina, Pedro Savirón y Luis Fatás hicieron una labor excelente en este disco de Las cuatro estaciones

El cierre también se realiza con estructuras en paralelismo: determinante artículo (la/el) + sustantivo u oración sustantivada que denota el instrumento (guitarra/bajo/el que canta) + verbo copulativo (es) + atributo de posesión (del Medina/Del Savirón/ Labordeta)

Sin embargo, el último verso forma un quiasmo con los tres anteriores. En los tres anteriores primero se cita el instrumento (guitarra, bajo, voz) y luego el nombre del profesional (Medina, Savirón, Labordeta). En cambio, en el cuarto verso primero va el nombre del profesional (Fatás) y luego el instrumento (con la acordeón). Las estructuras cruzadas son típicas de la lírica tradicional. 

Desde un punto de vista métrico, el poema consta de cuatro estrofas, las cuales están formadas por ocho versos octosílabos, con rima asonante entre los pares, mientras que los impares quedan libres: 8- 8a 8- 8a 8- 8a 8- 8a. 



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