Hoy os traigo un romance viejo, anterior al siglo XVI, que fue musicalizado e interpretado por el folclorista zamorano Joaquín Díaz. Narra la muerte del rey Sancho II de Castilla en manos del noble leonés Vellido Dolfos durante la toma de la ciudad de Zamora (1072). ¡¡¡¡¡Bienvenidos al análisis del Romance del rey don Sancho!!!!!!
–"¡Rey don Sancho, Rey don Sancho,
no digas que no te aviso,
que de dentro de Zamora
un alevoso ha salido!
Llámase Vellido Dolfos,
hijo de Dolfos Vellido;
cuatro traiciones ha hecho,
y con esta serán cinco.
Si gran traidor fue el padre,
mayor traidor es el hijo."
Gritos dan en el real,
a don Sancho han mal herido;
muerto le ha Vellido Dolfos,
gran traición ha cometido.
Desque le tuviera muerto,
metiose por un postigo;
por las calles de Zamora,
va dando voces y gritos:
–"Tiempo era, doña Urraca,
de cumplir lo prometido."
............................................................................
Un romance viejo es una composición breve, de transmisión
oral, autoría anónima, destinado al cante y la declamación, con acompañamiento
musical. Su métrica se basa en una sucesión indefinida de versos octosilábicos
con rima asonante en los versos pares y los impares libres. En este caso, son
20 versos, todos de 8 sílabas (gran traición ha cometido), con asonancia -io
(aviso, salido, Vellido, cinco, hijo, herido, cometido, postigo, gritos,
prometido).
Estamos ante un poema de contenido
histórico-nacional, ya que se inspira en un hecho real ocurrido en el siglo XI,
que es el intento fallido de conquista de la capital de Zamora por parte del
ejército castellano, y que acaba con la muerte de su rey (Sancho II) en manos
de la nobleza leonesa (Vellido Dolfos).
Uno de los rasgos del romance es su carácter fragmentario.
En lugar de narrarnos un evento histórico de principio a fin, con sus
antecedentes, desarrollo y consecuencias, y ahondando en el detalle (como
ocurría en el cantar de gesta), el romance selecciona un instante concreto del
hecho, el momento más culminante, álgido y dramático. En este caso, el
asesinato del rey después de ser traicionado por Vellido Dolfos. Se trata de
una escena, peripecia o anécdota conocida y famosa por el pueblo que se
circunscribe a un ciclo temático mayor (cerco de Zamora)
Evidentemente, para entender bien el poema es necesario
insertarlo en su contexto histórico, social y cultural. Al ser el romance un
trocito, un fragmento, un cachito de una historia más grande, es necesario
conocer todo el proceso, y así situarnos, sabiendo qué pasa antes y qué pasa
después del momento que aquí se narra. Si no conocemos de forma completa la
historia del cerco de Zamora, habrá cosas que no entenderemos…¿Quién es don
Sancho? ¿Quién es Vellido Dolfos? ¿Por qué lo traiciona? ¿Por qué se quiere conquistar
Zamora? ¿Quién es esa Doña Urraca?
Para eso hay que remontarse a la época de la muerte del rey
Fernando I, el cual reparte entre sus hijos todos sus territorios, a modo de
testamento. A cada hijo le corresponde un trocito de “España”: A Sancho le
corresponde Castilla, a Alfonso VI León (la joya de la corona), a García le
toca Galicia, a Urraca la ciudad de Zamora y Elvira se lleva Toro.
Don Sancho quedó muy disgustado con el reparto de la
herencia. Le fastidió, y mucho, que su padre le diera a Alfonso (que era su
hijo preferido) el reino más valioso e importante. Tened en cuenta que en esta
época lo normal era que los hijos mayores tuvieran preferencia sobre los demás
en el reparto de las tierras. Y a Sancho, que era el mayor le molestó que un
hermano más pequeño se llevara el ansiado reino de León.
En principio, don Sancho se mantuvo tranquilo a pesar del
disgusto. No empezó a tomar medidas hasta que la madre (doña Sancha) falleciera
en noviembre de 1067. Y ya a partir de aquí empezó una guerra contra sus
hermanos.
Primero se alió a su hermano Alfonso en el año 1071 para
arrebatar a García el reino de Galicia. Una vez García estaba fuera de juego,
la alianza Sancho-Alfonso se rompe y en enero de 1072 el primero vence al
segundo en la batalla de Golpejera. Por lo tanto, Sancho ya tiene León,
Castilla y Galicia. Ahora quedan las hermanísimas jajajjaa.
Elvira, viendo el percal, decidió rendirse y le dio
directamente a Sancho la ciudad de Toro sin necesidad de entrar en un conflicto
bélico.
Una vez cae Toro, a don Sancho solo le quedaba una cosa para
cumplir su sueño de unificar todos los reinos en torno a su figura: arrebatarle
la ciudad de Zamora a su hermana Urraca. Está a un solo paso de conseguirlo.
Sin embargo, será la batalla que más quebraderos de cabeza le dé, y donde, sin
saberlo, cavará su tumba. Es aquí donde se sitúa el romance: las tropas
castellanas a los pies de Zamora esperando a conquistarla.
La nobleza leonesa rebelde que no apoyó a Sancho tras la
derrota de Alfonso VI, se unió en torno a doña Urraca. Su objetivo era evitar
que Sancho se hiciera con todo el poder. Había que defender fuera como fuera el
último reducto que quedaba, que era Zamora. Y aquí entra en juego Vellido
Dolfos. Doña Urraca, con el objetivo de motivar a su gente de Zamora, prometió
una recompensa a aquel que liberase la ciudad del asedio de don Sancho.
Entonces, el noble Vellido Dolfos ideó una estratagema.
Uno de los días de cerco, el muchacho salió de la ciudad,
dirigiéndose al campamento de Sancho II. Se presentó ante el rey diciéndole que
iba a desertar del bando de doña Urraca para unirse al suyo. Don Sancho se lo
creyó. Vellido Dolfos le dijo al monarca que conocía un lugar secreto para que
las tropas pudieran acceder a la ciudad. El rey acudió junto a Vellido al sitio
señalado para inspeccionarlo, y aprovechando que estaban solos, el noble leonés
asesinó a don Sancho. Después de matarlo, Vellido corrió como un cohete hacia
la ciudad para refugiarse en ella.
En este contexto se sitúa el romance del rey don Sancho. Una
historia que dio para un cantar de gesta larguísimo y extensísimo. Para el
romance, el autor solo se queda con el momento del asesinato, el más dramático,
prescindiendo de todo lo demás.
Otra de las características del romance es su inicio abrupto. El poema empieza súbitamente, in medias res, con el personaje en acción, sin exponer los antecedentes. El poema nos traslada nada más comenzar al campo de batalla, al lado de la ciudad de Zamora, con un personaje anónimo-testigo avisando al rey don Sancho de que tenga cuidado, que está a punto de ser traicionado y ocurrir una desgracia: Rey don Sancho, Rey don Sancho no digas que no te aviso…
El comienzo no puede ser más dinámico e
intenso. Hay acción desde el principio. Al ser una composición breve hay que ir
al grano y desde el primer momento ofrecer chicha al espectador, para que no se
aburra. Tened en cuenta que esta poesía se recitaba oralmente y había que
divertir al receptor, el cual quiere acción, dinamismo, que pasen cosas. No se
puede perder el tiempo en detalles. Para eso estaba el cantar de gesta o la
novela de caballerías. En el romance la síntesis y la intensidad son
fundamentales.
Al final del poema le ocurre un poco lo mismo, ya que es un
desenlace abrupto. Justo en el momento de máxima intensidad, el texto se acaba
de forma repentina. En este caso, se produce el asesinato y el personaje de
Vellido Dolfos huye hacia Zamora y pide a doña Urraca que le otorgue la
recompensa por haber matado al rey don Sancho. Nunca sabremos si ese premio se
da o no, ya que en ese momento acaba el romance.
El realismo es otra de las señas de identidad del romance
que también podemos ver reflejado en el texto. No hay fantasía. No hay
imaginación. Aunque la historia es álgida e intensa, resulta bastante verosímil
en el contexto de un conflicto bélico. En una guerra es normal que haya
muertes, traiciones, advertencias, huidas…Además, hay referencias reales
toponímicas (Zamora) y onomástica (Sancho, Vellido Dolfos, Dofos Vellido, doña
Urraca)
El objetivo de un romance como este es entretener, divertir
al oyente. Hay poco didactismo. Se busca un marco histórico que resulte
atractivo. Al pueblo llano le encanta la violencia, el morbo, lo truculento,
que haya muertes, conflictos, asesinatos…. La guerra como tal no es divertida,
pero desde la posición de observador y la esfera de lo artístico, llega a
generar mucha fascinación e interés. Este tipo de literatura les encanta a los
chavales de los institutos. Funciona muy bien en el aula. Entre la musicalidad
que proporciona el arte menor, y la temática histórico-bélica y truculenta, a
los niños les gusta mucho. Y a la gente de la Edad Media también. Era una
literatura de masas en el siglo XV.
El tema del poema es la traición de Vellido Dolfos al rey
don Sancho para llevar a cabo su asesinato. Si os dais cuenta, a lo largo del
poema encontramos una serie de palabras que connotan vileza, deslealtad, falta
de principios morales: alevoso, traiciones, traidor, traición.
El poema se divide en dos partes:
-La primera abarca del verso 1 al 10. Una voz anónima en
primera persona avisa al rey del peligro que corre, ya que Vellido Dolfos está
a punto de traicionarlo: Rey Don Sancho, rey Don Sancho, no digas que no te
aviso…Predomina el monólogo, el cual lleva adherido un acto comunicativo que
funciona como una advertencia, que anticipa la tragedia.
-La segunda abarca del verso 11 al 20. Un narrador testigo
en tercera persona nos cuenta el asesinato del rey y la huida de Vellido Dolfos
hacia Zamora. Predomina la narración, aunque encontramos un par de momentos
dialogados (estilo directo)
La voz anónima de la primera parte se muestra preocupada,
afectada, agitada, nerviosa. Sabe lo que va a pasar. Funciona casi como un
oráculo, ya que le vaticina al rey una desgracia que va a cumplirse sí o sí.
Ese estado de tensión se manifiesta con la reduplicación: “Rey Don Sancho, rey
don Sancho”. El tono de insistencia magnifica la gravedad de la situación. Está
a punto de producirse una tragedia.
La función de esta voz anónima es informar, advertir,
alertar al rey de lo que va a pasar. Habiendo anunciado la tragedia podríamos
decir que ha cumplido con su deber, y queda exento de culpa: No digas que no te
aviso. Predominan los tiempos de presente (digas, aviso, llámase…) que marcan
el acto verbal.
En toda tragedia hay siempre un personaje que se dedica a
avisar del peligro inminente. El protagonista hace caso omiso, y luego ocurre
la fatalidad. Pues aquí algo parecido. Vemos a una voz anónima desquiciada, al
borde del colapso, que se deja todas sus fuerzas en avisar al rey, pero no
servirá de nada. Incluso concretará detalles de esa desgracia: “De dentro de
Zamora un alevoso ha salido”. El asesino está en camino. Queda poco tiempo para
hacer algo. Como veis, tenemos un comienzo épico para una composición de apenas
20 versos.
La sustantivación del adjetivo (un alevoso ha salido)
enfatiza la cualidad predominante en la personalidad del noble leonés. Se trata
de una persona sin principios, ni moral, ni dignidad, un traidor, un villano,
desleal, engatusa para clavarte el cuchillo cuando menos te lo esperas. Es el
antagonista de la historia, el cual tiene un nombre: Llámase Vellido Dolfos,
hijo de Dolfos Vellido
Su personalidad quedará magnificada con dos recursos de gran
importancia:
-Primero, el numeral cardinal: CUATRO traiciones ha hecho, y
con esta serán CINCO. Las personas traidoras tienden a reiterar y repetir los
mismos patrones de conducta. Un traidor no traiciona una sola vez. Es una
cualidad que la lleva en la sangre y traiciona las veces que haga falta con
quien sea, cuando sea y donde sea. No es una persona de fiar.
-Segundo, la comparación con un elemento superlativo, la
cual queda inserta en la oración subordinada condicional: “Si gran traidor fue
el padre, mayor traidor es el hijo”. Se trata de poner una realidad que tiene
una cualidad en grado máximo por encima de otra que también posee esa cualidad
en grado máximo. Entonces, si el padre de Vellido Dolfos era ya considerado el
mayor traidor que existe…pues el hijo, un grado más….supera lo insuperable.
Resulta muy curiosa la concepción que se hace de la maldad
en este romance. Parece que es algo genético, hereditario, biológico, innato.
Vellido Dolfos hereda esa falta de principios de su padre. Se contrapone el
pasado/antecesor (fue el padre) con el presente/descendencia (es el hijo), y
ambos tienen en común el componente maléfico. Todo esto queda plasmado en el
paralelismo: Cuantificador (gran/mayor), + adjetivo (traidor) + verbo de
cualidad inherente (es/fue) + sujeto (el padre/el hijo). El verbo ser aparece
en presente (es) y pasado (fue). Se trata de un poliptoton que enfatiza la idea
de maldad congénita.
El demostrativo (con ESTA) y el futuro de indicativo (SERÁN
cinco) anticipan la tragedia y le dan un carácter inevitable e inminente. No
se puede hacer nada por evitar la desgracia. Es cuestión de minutos. Está todo
escrito. El fátum, el destino cruel e injusto… La tragedia va a ocurrir sí o sí
y no hay posibilidad de evitarla. Todavía no se ha producido, y ya se siente en
el acto de habla. Se palpa en el ambiente que algo malo va a ocurrir, sin
remedio posible.
El asesinato se produce en el verso 11. En lugar de narrarse
de forma directa y explícita, el momento del crimen se intuye a través de lo
sensorial, de tal forma que el homicidio queda implícito a partir de lo que el
narrador observa del entorno: Gritos dan en el real. Esto quiere decir que los
soldados del campamento descubren al rey muerto. De ahí el ruido, los gritos,
el barullo, la confusión. La tercera persona del plural (dan) da un carácter
generalizador y colectivo. Todo el campamento queda conmocionado ante lo que ha
pasado y reacciona al unísono. Muchas veces para narrar un hecho trágico no
hace falta sangre o vísceras. A partir de la afectación de los testigos ya se
transmite esa sensación de angustia.
Además, hay varios versos en estilo directo que dejan claro que se ha producido el asesinato (información decisiva), que en teoría son formulados por un soldado del bando de don Sancho. A Don Sancho han malherido, muerto le ha Vellido Dolfos, gran traición ha cometido.
Como veis, estos versos
están marcados por el hipérbaton: El complemento directo (A Don Sancho/gran
traición) se antepone al verbo (han malherido/ha cometido). El verbo (muerto le
ha) se antepone al sujeto (Vellido Dolfos). Es una forma de dar prioridad y
trascendencia a la traición que al culpable. A una figura tan prestigiosa e
importante como el rey Don Sancho se le ha tratado de una forma indigna. Eso
duele más que saber quién es el culpable. De ahí que el asesino siempre se
posponga al final de la oración y cobre más intensidad la traición en sí. Es
algo gravísimo lo que ha ocurrido. Todas esas advertencias y avisos de los
primeros versos del romance se han materializado en este verso número 11. Lo
vaticinado por la voz anónima se ha cumplido. La traición ha quedado culminada.
Los últimos seis versos del romance cuentan la huida de Vellido Dolfos de la escena del crimen. El pretérito perfecto simple marca la narración la cual se desarrolla de forma poco detallada, como si fueran brochazos dispersos, impresiones sueltas de sitiadores y sitiados, pero de un modo vertiginoso y expresivo: Desde le tuviera muerto, metiose por un postigo”.
Pensad en la situación. Vellido Dolfos no ha matado a una persona cualquiera…ha
matado al rey de Castilla y León. Está claro que no es una chiquillada. La ha
liado pardísima. Y está claro que debe escapar de ahí y meterse en un lugar
seguro ya que en el campamento se ha dado la voz de alarma, y como lo vean
rondando por ahí, se puede dar por muerto. ¿Y cuál es la mejor guarida para
meterse después de haber hecho algo así? Está claro que es la propia ciudad de
Zamora. En la Edad Media Zamora estaba rodeada de una muralla. La única forma
de entrar a la urbe era a través de las puertas (postigos en este romance), las
cuales se abrían y cerraban según convenía, y así proteger la ciudad de los
ataques enemigos. Se supone que Vellido Dolfos se mete en la ciudad de Zamora y
se cierran las puertas a cal y canto para que los soldados del campamento no le
puedan atacar.
Por cierto, este postigo por donde se mete Vellido Dolfos,
existe en la vida real en la ciudad de Zamora y se conoce como Portillo de la
Traición (en referencia al engaño del noble leonés al rey don Sancho). En el
año 2010 cambió de nombre y se le empezó a conocer como Portillo de la Lealtad.
Al fin y al cabo para los zamoranos, Vellido Dolfos no es un traidor, sino un
héroe, ya que evitó que las tropas de don Sancho conquistaran Zamora. Es un
ejemplo de fidelidad.
Al final del poema asistimos a la escena de Vellido Dolfos
triunfante, extásico, radiante de felicidad: “Por las calles de Zamora va dando
voces y gritos”. Sus planes se han cumplido a la perfección, la estrategia ha
funcionado. Ha matado al rey, que era lo que quería. Ha salido todo a pedir de boca.
En los dos últimos versos el asesino toma la palabra en primera persona: Tiempo era doña Urraca, de cumplir lo prometido. Mediante el vocativo (doña Urraca) el noble leones se dirige a la reina de Zamora doña Urraca, la cual había prometido una recompensa para aquel que acabara con el asedio a la ciudad.
Vellido Dolfos ha matado a la cabeza del ejército enemigo.
Nada más y nada menos que al rey. Por eso le reclama a Urraca la recompensa
prometida. Según algunas fuentes, este premio era material (dinero, tierras,
cargos…). Pero según otras fuentes, el premio era el propio casamiento con doña
Urraca. Lo que está claro es que es un final abierto, ya que nunca sabremos en
qué consistirá esa recompensa.
Cada vez que escucho este poema me da la impresión de que
estoy asistiendo al visionado de una escena de una película épico-bélica. Me
parece increíble que en un espacio tan chiquitito (20 versos) se condense tanto
dramatismo y tanta intriga. La brevedad no va reñida con la intensidad.
En cuanto al estado de la lengua, hay que tener en cuenta
que el poema original data de finales de la Edad Media. Es normal encontrarnos
con algunos restos que nos remitan a esta época. Hay arcaísmos (desque),
enclíticos (metiose), perífrasis (desque le tuviera muerto) o hipérbatos
(muerto le ha)
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