Ya os he comentado en más de una ocasión que la copla es un género que puede aglutinar y fusionar diferentes ritmos y estilos. Este es el caso de la canción que vamos a analizar hoy, una curiosa mezcla de canción andaluza con elementos del hip-hop, que la cantante Eva Santamaría llevaría al Festival de Eurovisión del año 1993. Se trata de Hombres, uno de los títulos más representativos de la denominada copla fusión.
Aunque los resultados no fueron buenos (obtuvimos un 11º puesto, con 58 puntos), este tema sirvió para demostrar que la copla es un género que se iba modernizando y adaptando a los nuevos tiempos, tanto en su faceta musical, como en su faceta literaria y semiótica.
Todos los hombres son tan egoístas
El asunto principal de la canción, tal como se indica en el título, es el género masculino (los hombres, los varones, los muchachos). Hay una doble focalización del tema:
-Por un lado, se da una visión negativa del hombre, mediante enumeraciones y descripciones que hacen referencia a defectos masculinos. Estas críticas se basan en estereotipos populares arraigados desde el pensamiento feminista: que los hombres son poco románticos, poco sensibles, les cuesta transmitir sentimientos, son desordenados, egoístas, vanidosos…
En los años ochenta y noventa surgieron canciones, poemas, obras teatrales y revistas, en las que las mujeres ponían a parir al hombre y daban una visión degradada de este. Tened en cuenta que el feminismo tiene muchas vías de desarrollo (movimiento sufragista, igualdad de derechos, violencia de género, roles sociales…). Una forma de potenciar esta ideología consistió en atacar al bando contrario, es decir, sacar defectos, vicios, errores y fallos a los hombres. En muchas ocasiones, la exaltación y elevación de la mujer necesitó ir acompañada de un proceso de sátira, burla y crítica hacia el macho, tal como sucede en esta canción
-Por otro lado, a pesar de las críticas al hombre, la copla evoluciona hacia una visión conciliadora y armónica del género humano. Lo femenino y lo masculino no se ve como una oposición antagónica, sino complementaria. El hombre necesita a la mujer para vivir, y la mujer necesita al hombre. Una vida sin gente del otro sexo no sería una vida plena. El encanto de la realidad radica en la diversidad: lo bonito es encontrarse con elementos de todo tipo.
Sería muy aburrido que todo el mundo se comportara de una manera homogénea. La vida está llena de matices (aunque sean contrarios) y lo bonito es disfrutar de ellos (aunque a veces no nos gusten). Si queremos tener una visión completa de la vida (y que esta tenga sentido) las cosas contrarias (en este caso hombre-mujer) no hay que verlas como incompatibles o repelentes, sino como necesarias.
Esta parte del poema está influida por el pensamiento taoísta oriental, en especial, por uno los personajes más representativos de la literatura y la cultura china: Lao-Tse (siglo V a.c), autor del libro del Tao-Te-King (O Libro del Tao y del Te).
En esta especie de Biblia se dice que el mundo se rige por dos fuerzas opuestas: El Ying y el Yang. El Ying representa lo masculino, lo duro, lo seco; mientras que el Yang representa lo femenino, lo húmedo, lo blando, lo frágil. Este autor decía que Ying y Yang no se repelen, sino que se atraen y complementan, mezclándose, dando lugar a todo lo que existe (animales, vegetales, minerales…).
Según el taoísmo, cualquier cosa necesita a su contraria: la vida a la muerte, el placer al dolor, el hombre a la mujer…Lo que debemos hacer las personas es aspirar a la no lucha, al no enfrentamiento, a la armonía…En definitiva, a la conciliación del Ying y del Yang.
A pesar de todas las críticas que encontramos hacia el hombre a lo largo de la copla, al final, se defiende la conciliación, la necesidad de unión. Macho y hembra son diferentes pero se imbrican de tal forma que es imposible separarlos.
Aunque este cóctel de copla y hip-hop puede resultar antinatural para mucha gente, hay que reconocer que las influencias culturales son exquisitas y hay mucha miga en el tratamiento literario del tema.
En la primera parte de la canción se hace una descripción del hombre, mediante la acumulación de cualidades negativas. Los defectos están relacionados con su faceta espiritual o psicológica (personalidad) y no tanto en su esfera física y corporal. Desde un punto de vista literario, las descripciones psicológicas reciben el nombre de etopeyas. Cuando en una etopeya se acumulan tantos vicios y defectos se llega a la caricatura. En este caso, los errores están basados en estereotipos de la sabiduría popular (tópicos):
-Por un lado, el egoísmo, la egolatría. Los hombres solo piensan en ellos, solo buscan satisfacer sus intereses, sin pensar en los demás. Esto se manifiesta en la oración subordinada consecutiva con el cuantificador realzando y magnificando la cualidad negativa: TODOS los hombres son TAN egoístas que han confundido macho con machista.
El cuantificador de totalidad (todos) está al servicio de una generalización hiperbólica muy injusta. El yo poético está poniendo a todos los hombres a un mismo nivel, en un mismo conjunto de inferioridad, sin excepciones. No da pie a pensar que puede haber varones con valores.
La derivación (macho-machista) enfatiza la delicada y frágil frontera que hay entre las cualidades inherentes varoniles (macho) con lo políticamente incorrecto (machista). Cuando las cualidades masculinas se llevan a cierto límite pueden resultar molestas para los demás. Entonces, lo macho se convierte en machista.
-Por otro lado, el carácter pretencioso de los hombres, los cuales pueden llegar a ser orgullosos, prepotentes, vanidosos, jactanciosos, narcisistas (se gustan a sí mismos, están orgullosos de cómo son, de lo que hacen, de lo que dicen). Una persona presumida se exalta a sí misma, no se encuentra defectos y le cuesta decir las cosas buenas de los demás.
Esto se manifiesta en la oración subordinada consecutiva y el cuantificador de gradación máxima: TODOS los hombres son TAN presumidos que han olvidado ser agradecidos.
Según la canción, a los hombres les cuesta reconocer las cosas buenas de la otredad y dar las gracias. Eso es el “orgullo macho” jajajjaa
Como veis, los cuatro primeros versos forman un paralelismo (cuantificador de totalidad + artículo+sustantivo sujeto+ verbo ser+ atributo+ oración consecutiva “que”)
Otra cualidad varonil que se resalta en el poema es la visceralidad. Los hombres son definidos como seres animalizados, impregnados de cierto componente bestial y brutal, pues solo buscan satisfacer sus instintos y necesidades primarias superficiales (comida, bebida, sexo, imagen personal), descuidado ciertos aspectos importantes desde un punto de vista social y moral (cortesía, romanticismo, sensibilidad…).
Esto se refleja mediante la cosificación: las pasiones son las que dominan al hombre, en lugar de ser el hombre el que controle las pasiones. El varón pierde su capacidad de raciocinio y decisión. No actúa con madurez, no sabe gestionar los problemas del día a día, dejándose llevar por los instintos viscerales. Primero actúa y luengo piensa. Es un ser impulsivo, al que le cuesta tener empatía con el resto, y solo busca alcanzar el honor: viven dominados por la vanidad, corren impulsados por sus ansias de ganar.
Como veis, se recurre de nuevo al paralelismo (verbo+ predicativo en participio + complemento agente). Se dejan llevar por el aquí y ahora como si fueran niños pequeños, buscando satisfacer sus necesidades a corto plazo, sin ser capaces de mirar a largo plazo: Siguen los caprichos de su voluntad.
El concepto de voluntad, hay que entenderlo como “calentón momentáneo”. El hombre toma decisiones en caliente, mirando lo más inmediato, sin hacer proyectos a largo plazo, y sin pensar en las consecuencias a posteriori.
Entre los instintos primarios se encuentra la atracción física por la mujer guapa, hecho que se refleja mediante la comparación: Vuelan como cuervos a tu alrededor. A los chicos les encanta ligar. Esto los lleva a ser empalagosos y cansinos, como el animal que busca una presa. El objetivo es el contacto físico, el aquí te pillo, aquí te mato, el acto sexual: Y al sexo lo llaman amor.
El hipérbaton realza el componente visceral del hombre (el verbo llamar queda entre el directo “al sexo” y el predicativo del directo “amor”). El hombre se acaba asociando a lo epicúreo (búsqueda del placer, recreación en el lado festivo de la vida).
El yo poético expresa cierta actitud de resignación, afirmando que esta manera de actuar de los hombres es innata y no se puede hacer nada por cambiarla: Ellos son así, por naturaleza, Ellos son así, desde la Prehistoria.
El pronombre de tercera persona de plural (ellos) da agilidad y cohesión al poema, para no repetir todo el rato la palabra Hombres. El receptor sabe de sobra que la voz poética es femenina y está enfocando sus críticas a los varones.
En estos versos detectamos el viejo tópico del hombre Neandertal o cavernícola, cuya forma de pensar no ha evolucionado, pues se ha quedado estancada en el pasado.
Otra de las creencias populares que la sociedad tiene sobre la diferencia entre mujeres y hombres, es que las primeras son creativas y emocionales mientras que los segundos son más técnicos y mecánicos: Ponen el cerebro, nunca el corazón.
A la hora de llevar a cabo tareas el hombre busca hacer las cosas perfectas, siguiendo los pasos de una manera rígida, a sota, caballo y rey, buscando el resultado sin importar las ganas, el sentido o el sentimiento. Lo importante es hacerlo. ¿El resultado? Frialdad en la ejecución de las cosas.
Por el contrario, la mujer no es tan perfecta a la hora de ejecutar los pasos, pero le pone más pasión y ganas. La técnica se sacrifica a favor del sentimiento.
Evidentemente, se trata de una generalización estereotipada (como todas las de esta canción). No todas las mujeres son pasionales ni todos los hombres son fríos.
Más cualidades que se resaltan de los hombres: el inconformismo, la ambición y el afán de aspiración. El varón nunca está satisfecho, siempre quiere más, no está nunca contento con lo que tiene. Aunque viva bien, todavía quiere vivir mejor.
En los varones hay un deseo de alcanzar la perfección, de ser el mejor, de ascender en la escala vital. El hecho de estar siempre deseando algo (en lugar de disfrutar de lo que se tiene), acaba provocando incertidumbre, preocupaciones, quebraderos de cabeza, frustraciones e infelicidad.
El yo poético está criticando una determinada filosofía de vida. Lo que pasa es que está concibiendo este modo de ser como algo exclusivo del hombre. Evidentemente, se trata de una generalización estereotipada. Aunque aquí se ve como algo propio del hombre, realmente el inconformismo puede ser del hombre y de la mujer.
Otro defecto que se enuncia en el poema: los hombres creen que están en posesión de la verdad, y siempre tienen la razón. A los varones les cuesta dar su brazo a torcer y para ellos es un suplicio reconocer que se han equivocado y dar la razón a otra persona
Esto se manifiesta mediante una serie de expresiones coloquiales de carácter reiterativo, que forman estructuras en paralelismo con el objeto de reflejar conductas cotidianas a las que les falta orden y raciocinio: Digan lo que digan, tienen la razón. Hagan lo que hagan, te lo digo yo.
Las marcas de tercera persona del plural enfatizan la generalización, colocando a todos los hombres en un mismo nivel y jerarquía: No saben pedir perdón. Esto da lugar a un discurso injusto, ya que no todos los hombres se engloban bajo esta categoría. Algunos sabrán pedir perdón, digo yo jejejje. Habrá hombres con valores jejeje.
En una canción de este tipo, no puede faltar la alusión a los desastrosos y desordenados que son los hombres en la casa. Esto se expresa con la metáfora del hombre aniñado: Todos los hombres son desordenados y siguen siendo niños malcriados.
El varón se identifica con un niño, ya que los críos suelen poner poco cuidado en el orden doméstico. Los chavalillos no tienen la madurez y el conocimiento suficientes para cuidar las cosas que hay en una casa, seguir horarios o mantener ciertas pautas de comportamiento.
Como veis, la primera parte de la canción se basa en la enumeración de defectos, los cuales se materializan mediante oraciones copulativas con el verbo ser+atributo: son tan egoístas, son tan presumidos, son así, son desordenados, siguen siendo niños malcriados.
Esta lista de imperfecciones está rematada con unos versos de conclusión, donde se resume la esencia del tema: Todos los hombres son tan especiales que han conseguido ser todos iguales. Como ha sucedido a lo largo de la canción, la alusión engloba a todos los hombres, sin excepción.
En la segunda parte de la canción, el componente crítico se relaja, y el yo poético adopta una actitud conciliadora. Aunque los hombres tengan cosas malas, son muy necesarios para entender, disfrutar y dar sentido a la vida. La mujer, sin un hombre no es nada (y viceversa): Pero si no están, nos sentimos solas.
La voz lírica da autoridad y convicción a su discurso integrándose dentro del colectivo femenino, mediante pronombres y marcas de primera persona de plural (NOS sentiMOS).
Una lectora se sentirá más convencida del contenido del poema si ve al yo poético integrado dentro de su mismo conjunto/colectivo/género (también es mujer). ¿Cuál es el objetivo de esto? Que el yo poético femenino pueda atraer al resto de mujeres a su misma forma de pensar: los hombres nos sacan de quicio, pero también nos dan la vida.
Las mujeres se sentirán identificadas con lo que dice un yo lírico mujer, y el yo lírico mujer da rotundidad y credibilidad a su discurso sintiéndose mujer.
Pensad que el yo poético necesita mucha capacidad de convicción, ya que ha pasado de ser crítica a ser conciliadora. Ese cambio en un corto periodo de tiempo resulta difícil de asimilar (¿Cómo puede ser que en unos segundos pase de poner a parir a los hombres a decirles cosas bonitas?).
La gente puede llegar a pensar que el yo poético se contradice o que está loco. No es normal virar de esa manera el mensaje de la canción. La voz lírica necesita hablar con mucho poder de convicción para dar un giro tan brusco a la concepción de los hombres.
Después de haber puesto a los varones a caer de un burro, el yo poético señala las cosas buenas (virtudes) de los chicos, mediante comparaciones que sugieren dulzura, bienestar y placer: Dicen palabritas con sabor a miel, cosas tan bonitas que nos hacen suspirar y enloquecer. Todas las palabras connotan ideas positivas.
El diminutivo (palabritas) da un carácter afectivo al discurso y elimina la dureza y la crudeza de la primera parte.
El yo poético adopta una postura taoísta: no hay que ser tan radicales en nuestra manera de pensar. La bondad y la maldad, la sequía y la humedad, la dureza y la fragilidad están en todas las cosas a la vez: no hay nada que sea eternamente bueno ni eternamente malo. En una misma entidad podemos encontrar bondad y maldad, dureza y fragilidad. Eso de encasillar de una manera tan extremista es injusto. Por muy mala que parezca una cosa, si somos objetivos y tenemos la madurez suficiente, también seremos capaces de encontrar algo bueno.
Los hombres tendrán defectos, pero también virtudes y son necesarios para la vida. El encanto de la existencia radica en ver la diversidad de las cosas, en estudiar los diferentes matices, en ver la peculiaridad de cada elemento
Cuando hay amor, las diferencias entre hombre-mujer se anulan o al menos no le damos importancia. El hombre necesita a la mujer y la mujer necesita al hombre. Sin amor no se puede vivir. Lo importante es que exista ese sentimiento mutuo. La oposición de los caracteres es indiferente.
Esto se refleja con la comparación: Hombres y mujeres en la intimidad, son como dos faros en la oscuridad.
En un mismo contexto (oscuridad), los dos elementos se perciben y representan de la misma manera, como si no hubiera diferencias (faros). En ambos casos, surge una necesidad de amar y se generan sentimientos idénticos mutuos (independientemente de las diferencias).
Las metáforas de la oscuridad y la luz nos evocan a la mística. El amor entre el hombre y la mujer da sentido a la vida y plenitud al ser. El ser humano no puede vivir solo. Necesita amar a alguien y buscar a la mujer (luz) para no quedarse en el hastío vital (oscuridad).
Hay que saber decir no a los tópicos y generalizaciones superficiales que se crean de manera caprichosa y poco científica (el hombre es malo, desordenado e insensible, tal como se expresa en la primera parte). Lo bonito en esta vida es ir conociendo a una persona poco a poco, disfrutar de todos sus matices y originalidades, en lugar de dejarse llevar por los prejuicios sociales.
Esto se refleja en la comparación: como dos misterios para desvelar. Cada persona es un mundo, cada persona es un ente único, con sus cosas buenas y malas, y lo maravilloso de esto es poder conocerla, poder sacar a la luz todo lo que tiene dentro. Si nos dejamos llevar por los tópicos, jamás conoceríamos a esa persona. Lo bonito es ir conociéndola poco a poco por nosotros mismos. No es una cuestión de género, sino de personas concretas y únicas.
Como os dije al principio, el hecho de que dos elementos sean diferentes y opuestos no significa que haya incompatibilidad y rechazo. La vida consiste en la unión de polos opuestos. Si no existieran esas polaridades todo sería monótono y aburrido. Lo bueno existe porque existe lo malo (y viceversa). La realidad consiste en unir dos polos opuestos, para dar lugar a diferentes matices intermedios.
Todo esto se refleja en las antítesis (Son complementarios, como guerra y paz, como sol y luna, como tierra y paz) y las comparaciones (son como un imán que al mundo hace girar).
El mundo funciona armónicamente, porque cada persona cumple su función, es como es, y no se deja influenciar ni cambiar por nadie. Cuando quitamos la autenticidad a una persona es cuando llegan los problemas, el desencanto, la infelicidad y el tedio
Métricamente, la canción está formada por la sucesión de pareados (egoístas-machistas, presumidos-agradecidos) creando un afecto rap muy interesante. A veces, la rima queda rota (naturaleza-vanidad, solas-miel), de forma que la musicalidad se pierde, pero el contenido queda más remarcado (al no rimar, el ritmo chirría y el contenido queda resaltado, no dejando indiferente a nadie). Otras veces, se encadenan tres rimas seguidas (corazón-alrededor-amor).
Los versos son de arte mayor (decasílabos, endecasílabos y dodecasílabos). De vez en cuando el ritmo queda roto con un pentasílabo (y nada más, es lo normal) u octosílabo (no saben pedir perdón, y al sexo llaman amor). Estas rupturas tan abruptas realzan las ideas del yo femenino.
La expresión Y al sexo llaman amor es una referencia a una famosa frase de Groucho Marx: ¿Por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo?
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