lunes, 25 de abril de 2022

Mi amigo (Rocío Jurado): el soneto que habla de una infidelidad homosexual

La copla que os traigo hoy fue estrenada en 1970 por Concha Márquez Piquer (hija de doña Concha Piquer, fallecida el año pasado) en el teatro de la Zarzuela.

Está basada en un soneto que escribió el poeta Rafael de León. Aunque no se estudie en los libros de texto, Rafael de León es, por ley, otro autor más de la generación del 27 que se codeó con personajes ilustres de la talla de Lorca. El maestro Solano compuso la melodía para el soneto.  

Se trata de una copla de contenido homosexual y se titula Mi amigo. La versión más conocida es la de Rocío Jurado.

Pensad en el contexto de la época. Estamos en los últimos años de la dictadura franquista. El hecho de encontrar una canción en la que el protagonista es un hombre, que está enamorado de otro hombre y mediante vocativos lo llama “amor” era algo inaudito, escandaloso, y por supuesto, inadmisible en una sociedad tan conservadora y puritana.

Sin embargo, la canción era demasiado bonita. Un caramelito para los empresarios que regentaban los espectáculos teatrales, y para los aficionados a la canción española, que todavía acudían asiduamente a la representación. Era una pena perder un tema de una calidad literaria y musical tan extraordinaria por culpa de una voz poética homosexual

¿Y cuál fue la solución? Cambiar el yo lírico masculino por el femenino, convertir al protagonista en una mujer, feminizando los morfemas de género (seguro<segura). De esta manera, el personaje de la canción era una mujer que se dirige a un hombre (que era lo convencional y políticamente correcto en esta época). Lo mismo que ocurrió con otra emblemática copla de los años treinta: Ojos verdes.

La censura franquista jamás hubiera permitido una copla sobre dos gays. La única forma de sortear las trabas era poner el soneto en boca de una mujer, normalizando los cánones de la orientación sexual según la moral de esos años. Si cambiamos la voz poética nos queda una canción totalmente convencional sobre una mujer que mantiene una relación con un hombre, en vez de un varón con otro varón.



¿Por qué tienes ojeras esta tarde?

¿Dónde estabas, amor, de madrugada

cuando busqué tu palidez cobarde

en la nieve sin sol de la almohada?

 

Tienes la línea de los labios fría,

fría por algún beso de pecado;

beso que yo no sé quién te daría,

pero que estoy seguro que te han dado.

 

¿Qué terciopelo negro te amorena

el perfil de tus ojos de buen trigo?

¿Qué azul de vena o mapa te condena

 

al látigo de miel de mi castigo?

¿Y por qué me causaste esta pena?

si sabes, ¡ay amor!, tu bien lo sabes,

 

que eres: ¡Mi amigo!

.....................................................................

Aunque esta copla posee la estructura métrica de un soneto, no llega a ser un soneto como tal. Un soneto, normalmente, consta de 14 versos de arte mayor organizados en dos cuartetos (ABBA) y dos tercetos (ABA)

En este poema, los cuartetos son sustituidos por serventesios (ABAB), y hay un remate final pentasílabo, que sería el verso número 15. Por lo demás, se cumplen las reglas de soneto. Los tercetos se encadenan (ABA, BA-), y todos los versos son endecasílabos.

La canción refleja el drama que supone ser homosexual durante el Franquismo. Tened en cuenta que durante estos años la homosexualidad era considerada una enfermedad por la Organización Mundial de la Salud. Para la Iglesia, supone una falta/desliz/vicio grave. Esto lo vemos en la metáfora “beso de pecado”.

Tener en la familia un miembro “de la otra acera” era algo terrible, que atentaba contra el honor y desprestigiaba de por vida a los implicados.

El protagonista de la canción (un hombre) se dirige a otro hombre mediante oraciones interrogativas (Dónde estabas….?) y vocativos (amor).

Las marcas verbales de segunda persona del singular (tieneS, estabaS), el posesivo de segunda persona (TU palidez) y el pronombre de segunda (TE han dado) marcan el diálogo con el amante.

¿Cuáles son las claves de este tema?

La primera, el repudio social. Estamos en un contexto histórico que condena a la persona que no sigue las normas y convenciones establecidas. Lo normal es que un hombre se enamore de una mujer, y viceversa. Todo lo que se salga de ese esquema se considera anormal/amoral y es motivo de crítica vecinal.

Por eso, tanto el protagonista como su pareja tienen que ocultar y callar su idilio, y vivir la relación en secreto. De cara a la galería, solamente son amigos. De ahí ese desenlace   tan dramático, en un tono de lamento: el yo poético reprocha a su amado que solo lo considere un amigo delante de la gente, y no pueda manifestar abiertamente sus sentimientos por el miedo y la vergüenza social. Así queda justificado el título de la copla: MI AMIGO.

La segunda clave del poema es el tema de la infidelidad. La infidelidad es un motivo muy recurrente en la copla (lo vimos en Romance de la otra y Con ruedas de molino). Sin embargo, Mi amigo desautomatiza totalmente el enfoque tradicional del asunto, ya que por primera vez, el concepto de deslealtad amorosa se aplica sobre una relación de carácter homosexual. En muchos temas el hombre ha sido infiel a la mujer (o al revés). Aquí, un varón es infiel a otro varón.

Podemos hablar de normalización e igualación: una realidad latente (ser infiel a alguien) que hasta este momento se trataba desde la perspectiva de la heterosexualidad, ahora se expande al contexto de la homosexualidad. ¿Por qué un hombre no puede ser infiel a otro hombre, igual que un hombre es infiel a una mujer? Esa realidad existe y merece ser representada en el mundo del arte. La infidelidad no responde a género o sexo.

El tono narrativo se impone en los dos primeros cuartetos. El protagonista nos cuenta cómo una noche se despierta y se da cuenta de que su pareja no está en la cama. Esto se expresa mediante una serie de imágenes sinestésicas (¿Dónde estabas cuando busqué tu palidez cobarde…?) y metáforas (en la nieve sin sol de la almohada)

Se crea una estampa casi fantasmagórica, de pesadilla, propia de un mal sueño. Cuando pasamos por una experiencia traumática, nuestra primera reacción es no creer lo que nos está pasando. De ahí, las alusiones a la falta de color (palidez) y a la falta de luz (nieve sin sol). En general, el color blanco genera sensaciones mortecinas y de mal fario. Algo malo se intuye el yo poético (mi pareja me está siendo infiel). De ahí la aplicación de un adjetivo de descripción psicológica (cobarde) sobre un concepto físico (palidez)

El protagonista pide explicaciones al amante mediante interrogaciones retóricas (¿Por qué tienes ojeras esta tarde…? ¿Dónde estabas…?).

En estos versos parece que estamos ante una relación matrimonial en crisis (la típica imagen de la esposa enfadada, con cuernecillos, preguntándole a su marido por qué ha estado fuera de casa toda la noche).

A pesar del enfoque homosexual del tema, los conflictos y los problemas sentimentales siguen siendo los mismos a los de una relación heterosexual. Se reflejan de una manera espontánea y verosímil. Si ves que tu pareja se pasa toda la noche fuera de casa lo más normal es preocuparse/ pedirle explicaciones. Al final, da igual que los implicados sean hombres o mujeres. Lo importante es el conflicto humano, su desarrollo dramático y la gestión emocional de las personas. El género no importa.

En el segundo cuarteto el protagonista llega a una hipótesis a partir del razonamiento y deducción del contenido del primer cuarteto: su amante mantiene relaciones con otra persona: Tienes la línea de los labios fría, fría por algún beso de pecado; beso que yo no sé quién te daría, pero estoy seguro de que te han dado.

La anadiplosis (labios fría/fría por algún beso…/beso que yo no sé…) ayuda a mantener la intriga, amén de enfatizar el dramatismo de la situación. Además, refleja muy bien el funcionamiento de la mente humana ante los miedos/dudas/inseguridades: te veo con ojeras, ayer no estabas en casa por la noche…resultado, me estás poniendo los cuernos.

De nuevo, se crea una estampa con elementos sensoriales que connotan incomodidad y falta de armonía: línea de los labios FRÍA.

En el primer cuarteto, falta el color y la luz. Ahora, hay carencia de calor. La infidelidad supone una falta de empatía hacia la persona que quieres. No eres capaz de ponerte en la piel del otro, de sentir lo que el otro siente. De ahí esos elementos que enfatizan la falta percepción sensitiva: no hay cromatismo, no hay luminosidad, no hay temperatura…

El sintagma beso de pecado puede interpretarse de dos formas:

a) El desliz de mantener una relación antinatura (hombre con hombre). La Iglesia desde la tradición ha condenado la homosexualidad

b) El desliz de ser infiel a tu pareja, independientemente del género. Cuando alguien se casa (matrimonio) jura fidelidad a su cónyuge, en la alegría, la tristeza, la riqueza, la pobreza, la salud, la enfermedad, hasta que la muerte les separe. Para el cristianismo es un pecado mantener relaciones íntimas con dos personas a la vez.

 Las dos interpretaciones son válidas: hay homosexualidad, y hay infidelidad. Los dos elementos son pecaminosos

 Para el yo poético la identidad del amante es irrelevante. Lo que le duele es la traición, el hecho de que su pareja le haya sido infiel con otra persona. Da igual quién. Lo que importa es que ha habido una deslealtad. Esto se manifiesta mediante el políptoton, es decir, la presencia de un mismo verbo, en diferentes formas y tiempos verbales: beso que yo no sé quién te DARÍA (condicional) pero estoy seguro que te han dado (perfecto compuesto)

 Los verbos de certeza (no sé, estoy seguro…) dan rotundidad al pensamiento de la voz poética, la cual habla con propiedad y seguridad. Sabe lo que hay. No hace falta ocultar o maquillar el contexto. La realidad es la que es: el amado está siendo infiel. El yo no es tonto. Esta es la sección más introspectiva e intimista del poema.

 En los tercetos asistimos al tópico de la metamorfosis del amado, cuya personalidad ha cambiado desde que lleva esta segunda vida. No es el mismo de antes. Ha habido algo o alguien que le ha transformado su psicología. Y eso el protagonista lo percibe. Nota que algo anda mal, ya que proyecta comportamientos/conductas que no son propias de él.

 La metamorfosis se refleja mediante la interrogación retórica: ¿Qué terciopelo negro te amorena el perfil de tus ojos de buen trigo?

 En este verso encontramos una serie de metáforas en las que se contrasta la claridad y la bondad (buen trigo), con la oscuridad y la maldad (amorena, terciopelo negro).

El amado es un ser humano bueno. El trigo es un cereal relacionado con la abundancia, la prosperidad, el bienestar. A raíz de esta doble vida, el protagonista nota que algo ha cambiado en la pareja. Su personalidad se oscurece. Oculta algo. Hace cosas que no son propios de su alta moral.

Al final del primer terceto el lenguaje gira al vanguardismo y surrealismo de los años veinte: ¿Qué azul de vena o mapa te condena al látigo de miel de mi castigo?

La metáfora de la sangre azul hace referencia a las familias de alto linaje (nobleza). Tal vez el amante sea alguien de clase elevada. La pareja se ha dejado llevar por el estatus social elevado de esta tercera persona. Pertenece a un núcleo acomodado cuya economía funciona bien.

La palabra mapa hay que interpretarlo en su acepción femenina (aquello que sobresale en un determinado contexto). El amado destaca por su posición social prestigiosa. Mapa funciona como sinécdoque antonomástica de “excelencia”. Se trata de alguien rico e importante. El amante engatusa al amado con dinero y prestigio.

¿El resultado? El amado hace una doble vida: utiliza al amante por conveniencia, y al yo poético por placer sexual, tal como se manifiesta en la metáfora: te condena al látigo de miel de mi castigo

El desencanto de la situación hace que el protagonista se sincere del todo y reproche al amado aquellas cosas que le duelen, mediante la interrogación retórica causal: ¿Y por qué me causaste esta pena?

La voz poética no se queja de infidelidad en sí misma, sino del hecho de que su amado tiene miedo y vergüenza de andar pregonando su relación amorosa por ahí (de cara a la gente, sólo son amigos), y sin embargo, no tiene escrúpulos para otras cosas (mantener relaciones con otros hombres): si sabes […] tú bien lo sabes, que eres mi amigo.

En cierta medida, el amado queda desenmascarado en un contexto de hipocresía y doble moral. Las reiteraciones (sabes, lo sabes), el adverbio de cantidad (BIEN lo sabes) y el pronombre enfático (TÚ bien los sabes) son mecanismos que invitan a la pareja a hacer un ejercicio de sinceridad y autoconsciencia: ha sido infiel con premeditación y alevosía sabiendo el daño que puede hacer.

En las palabras del yo, observamos dolor, reproche, lamento, queja, pero también se detecta cariño, gracias al vocativo exclamativo e interjeccionado: ay, amor

El protagonista no indaga en detalles escabrosos, sino que presenta una situación muy dolorosa para él, la vive solemnemente y sin morbo. Precisamente hay coplas de amor heterosexual muchísimo más morbosas que profundizan en detalles más indecorosos que esta. Lo importante de Mi amigo no es la infidelidad, sino la situación anímica que genera esa infidelidad.

 


1 comentario:

  1. Esta letra guarda cierto paralelismo con la canción Simplemente amigos (1988), cantada y compuesta por la mexicana de origen chino Ana Gabriel.

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