Hoy toca una de esas coplas cómicas y disparatadas que de vez en cuando me gusta traer al blog. La canción española no solo vive del drama, el desamor y la tragedia. También hay temas que tienen como objetivo hacer que el receptor se divierta, se lo pase bien y saque la mejor de sus carcajadas. Esta tarde vamos a analizar un alocado tanguillo de Lola Flores, del año 1945, titulado El despertador
A una niña que presume de abolengo y de parné
Le dijo su novio un día: “Un regalo te vi hasé”
Y para que no soñara le trajo un despertadó
Que cada cinco minutos sonaba como un tambó.
Y están los vesinos de la alcaisería
Sin pegar un ojo de noche y de día
Y en las altas horas de la madrugá
Con las chanclas y los camisones
A la fantasiosa la van a cantá.
Que son las onse y las doce, que son la una y las dó
La niña sueña que al padre lo han hecho gobernaó,
Y a ver si a las dos y media se vai a Fernando Póo
Y sos da una calentura de las de marca mayó
Y no tengáis compostura
Ni tú, ni tu padre, ni el despertadó.
Por los sueños de la niña sin er novio se quedó.
No quiero recuerdos tuyos, ¡allá va el despertadó!
Y con un boyo en la frente se fue sin mirar p’atrás
Y la campana de alarma
Y están los vecinos de la alcaisería
Duerme que te duerme de noche y de día,
Mientras las mujeres, ya desesperás
A casa der novio se van a cantá,
Con las ruedas de los teleringos.
Que son las siete y las ocho, Que son las nueve y las dié.
Mi Paco no se levanta, mi Pepe no va al tallé.
Resuena las campanitas alegres de tu reló
La mujer que te ha querío dirá “Bendito sea Dios”
Trabaja mi marío
Y viva la gracia del despertador.
El marco argumental de la canción posee elementos que nos recuerdan a las tramas de las series de comedia que dan por televisión (rollo La que se avecina), así como a las historias procedentes de la animación infantil (tipo Tom y Jerry).
En estos programas hay elementos insustanciales, nimios, banales, de poca enjundia (en el caso de esta copla, un reloj-despertador) que acaban cobrando gran importancia en el contexto, hasta llegan a enganchar al espectador, con esa mezcla de absurdez y seriedad narrativa.
Aunque la historia parezca alocada y ridícula, el narrador la cuenta como si fuera verdadera, dándole credibilidad, con mucho dinamismo y gracia. Eso crea un contrapunto muy interesante que dotará de comicidad a la copla.
Por lo que se ve, un buen día, la protagonista de este poema recibe un regalo de su amado: un reloj despertador, que no para de sonar a todas horas, emitiendo un ruido muy estridente que causará muchísimas molestias a los vecinos, los cuales se quejarán de no poder conciliar el sueño.
Este reloj adquiere un valor simbólico en la copla, ya que la protagonista es una mujer muy fantasiosa, imaginativa y soñadora (no tiene los pies en la tierra). El despertador está relacionado con el despertar, con el fin de ese estado de sueño, con la vuelta a la realidad. El novio le regala el despertador a la novia para que esta no sueñe tanto y se centre un poquito en la vida.
Finalmente, por una serie de complicaciones, el matrimonio se separa (él no aguanta las tendencias soñadoras y fantasiosas de su amada). Ella le devolverá el reloj, y él se irá de casa.
Sin el dichoso despertador sonando todos los días, el barrio podrá volver a dormir tranquilo y sin ruidos. Sin embargo, a largo plazo, esto también causa molestias, ya que sin el reloj, los vecinos dormirán más de la cuenta, se despertarán tarde y no llegarán a tiempo a trabajar.
Como veis, se trata de una historia que en ocasiones roza el disparate y lo absurdo, y resulta relativamente fácil de desmontar (¿Por qué los vecinos no se compran un reloj en lugar de estar pendientes del despertador de la vecina? ¿Cómo puede ser que el ruido de un reloj sea oído por toda una comunidad de vecinos?).
El material narrativo es poco verosímil, pero el narrador lo cuenta con credibilidad, como si pasara de verdad, dando muchos detalles en los que se acaba mezclando el mundo real con la deformación (en forma de hipérboles, ironías, comparaciones y metáforas humorísticas). Es como el argumento de cualquier comedia de televisión actual (Aquí no hay quien viva, por poner un ejemplo).
La trama roza lo absurdo pero se cuenta con apariencia de verdad (dentro de las reglas de ese mundo caótico), lo cual crea un contrapunto cómico.
El humor (caricaturas, comentarios irónicos, episodios expresionistas, exageraciones…) configura un lenguaje “estándar” dentro de ese mundo, como si fuera algo normal y cotidiano.
En la primera estrofa nos encontramos el planteamiento de la narración: el amado le hace a la amada un regalo en forma de reloj despertador. En estos primeros versos se hace una presentación y caracterización del personaje femenino.
En otras coplas, las descripciones ocupan varias estrofas completas, aportando muchísimos detalles del personaje (tanto físicos como psicológicos). En cambio, en esta canción, las presentaciones ocupan espacios muy pequeños, escondiéndose en huecos sintácticos muy concretos, ya sea en oraciones adjetivas de relativo (que presume de abolengo y parné) o subordinadas finales (para que no soñara).
Como veis, se trata de una descripción que hace alusión a los aspectos más peculiares y originales del personaje (que ayudan a configurar la caricatura de la mujer, desechando todos aquellos rasgos que no sirvan).
El objetivo es crear una protagonista con tendencia soñadora y fantástica, que siempre esté imaginándose que es alguien rica, importante, de clase elevada, de linaje conocido.
Mucha gente se consuela empleando la fantasía como mecanismo de defensa: como en el mundo real, la mujer es pobre, inculta, poco importante, la única forma de cumplir su sueño (tener dinero, fama…) es con el juego y la fantasía (se imagina ser alguien rica y trascendental).
En cierta medida, es un procedimiento muy infantil. Muchos niños en sus juegos encarnan a personajes con los que se identifican y simbolizan lo que les gustaría ser y no son. El poder de la mente jejjejeej.
Ya os he dicho que uno de los objetivos de esta copla es transmitir apariencia de verdad (aunque la historia sea alocada, también es creíble). Para eso, el narrador aporta muchos detalles e informaciones. Por ejemplo, adhiere a la narración una intervención en estilo directo, con las palabras del amado a la hora de hacerle el regalo a la amada: Un regalo te vi hasé.
Como veis, se trata de una lengua plagada de incorrecciones fonéticas (se suprimen sonidos en medio de la palabra: “vi” en lugar de “voy”), incorrecciones sintácticas (se elimina la preposición de la perífrasis verbal: “vi hacer” en lugar de “voy a hacer”) y rasgos dialectales como el seseo y la apócope de consonante final (“hasé” en lugar de “hacer”).
Es una manera de aportar apariencia de verdad (la gente sin cultura ni formación se expresaba así en los años 50, con un habla plagado de vulgarismos)
No obstante, algunos de esos detalles contribuyen a crear una imagen muy deformada de la situación narrativa. Por ejemplo, a la hora de describir el despertador se emplea una comparación hiperbolizada: Y para que no soñara le trajo un despertador que cada cinco minutos sonaba como un tambor. El instrumento musical se usa de forma cómica para aludir al ruido estridente e insoportable del reloj.
La cantidad de detalles se manifiesta en la abundancia de oraciones subordinadas empleadas en un corto espacio de tiempo. En la primera estrofa hay dos subordinadas adjetivas (que presume.., que cada cinco minutos…), una subordinada sustantiva de complemento directo (le dijo a su novio “un regalo te…”), y una final (para que no soñara”).
El contexto narrado es absurdo, pero con tanto detalle, parece que la historia puede llegar a ser verdad, y el receptor se interesa por conocer su desarrollo.
En la segunda estrofa llegamos al nudo de la narración. El despertador hace mucho ruido y molesta a los vecinos. La antítesis noche-día contribuye a crear un efecto perturbador del despertador y eternizarlo: Y están los vesinos en la alcaisería sin pegar un ojo de noche y de día.
Además del seseo (vesino, alcaisería), hay locuciones verbales incorrectas (“pegar un ojo” en lugar “pegar ojo”), junto al desorden en el orden sintáctico (el verbo ”estar” pasa a primera posición oracional, por delante del sujeto “Los vecinos”).
Un recurso bastante efectista en el teatro cómico consiste en llevar las tramas a situaciones morbosas, en la que los personajes aparezcan caracterizados de un modo ridículo, de una manera grotesca, de una forma en la que normalmente no aparecerían retratados en un contexto de realidad: Y en las altas horas de la madrugá con las chanclas y los camisones a la fantasiosa le van a cantar.
En esta copla, todos los vecinos aparecen en pijama y en chanclas (ropa de estar por casa) delante de la protagonista.
Normalmente, el camisón es una vestimenta que la gente no suele llevar fuera de casa (se utiliza en el hogar para estar cómodo, a pesar de que no ser estético). El hecho de aludir a los vecinos en pijama en un sitio que no es la vivienda genera una estampa risible y esperpéntica. Ser testigo de escenas poco habituales en la vida real o que rompan las normas de la cotidianidad provoca la carcajada en el receptor. Lo normal es que fuera de casa los vecinos lleven ropa de calle (y no camisón).
El narrador, para aumentar la comicidad, utiliza el epíteto (altas horas de la madrugada), con el objetivo de resaltar lo absurdo y lo anómalo de la situación (no es normal que tanta gente se encuentre despierta a esas horas pidiendo explicaciones a la protagonista).
Para referirse a la muchacha, se utiliza un mote (a la fantasiosa le van a cantar). Normalmente, los motes son etiquetas ingeniosas que caracterizan a una persona por algo significativo de su psicología, en tono crítico-burlón. En este caso, sus tendencias soñadoras y fantásticas, lo cual causa un juego con la situación dramática gracias a la ambigüedad del concepto “sueño”:
-Por un lado, sueño como “fantasía” e “imaginación” (lo que le pasa a la muchacha, que no tiene los pies en el suelo)
-Y por otro lado, sueño como manifestación del dormir (que es lo que desean los vecinos, poder conciliar el sueño y no pueden hacerlo por culpa del reloj).
La polisemia queda enmarcada en el hipérbaton, con el adelanto del complemento directo al verbo: A la fantasiosa le van a cantar
El mote no resulta ingenioso (todos sabemos que la protagonista es fantástica). Lo ingenioso es el contexto en el que se ha utilizado, en el momento más adecuado para hacer reír. Normalmente, cuando se utiliza un mote se hace de manera despectiva (los vecinos tienen que estar hasta las narices del despertador de la muchacha jajajjaj).
Durante el estribillo, hay un cambio en la voz narrativa, pues parece que el relator inicial (de una manera disimulada y progresiva) ha empezado a alejarse poco a poco de la historia y son los vecinos los que toman la palabra
Se ha pasado de un estilo objetivo (narrador que presenta la historia de manera divertida pero sin involucrarse ni tomar partido) a un estilo más subjetivo (en el que se utiliza la ironía, la crítica y la burla contra la protagonista, enfocando la acción desde el punto de vista del vecindario).
En este segmento encontramos un pequeño juego fónico-léxico-sintáctico que marca la presencia e importancia del despertador en el texto, y que en lo absurdo de la situación, también realza el efecto cómico: Que son las once y las doce, que son la una y las dos.
El paralelismo crea un juego con la situación dramática. dando protagonismo a un elemento objetual (el reloj), el cual es muy importante en esta copla (la culpa de todo lo que está pasando la tiene un despertador y representar su ritmo, su tic-tac es una forma de homenajearlo).
Esto de aludir a las horas es un recurso efectista en canciones que hablan de relojes y del paso del tiempo. Dar trascendencia a lo pequeño dota de comicidad al tema.
Este juego servirá a la voz narrativa (las vecinas) para recrearse en las tendencias soñadoras de la protagonista y burlarse de ella: La niña sueña que al padre lo han hecho gobernador y a ver si a las dos y media se vai a Fenando Póo.
Como veis, la muchacha siempre está pensando en grandezas y cosas trascendentales (el poder, la riqueza, el linaje…).
Para los que no se sepáis, Fernando Póo era una colonia de España
en África, dentro de
Este poema representa muy bien la dualidad realismo-idealismo. La protagonista se sitúa en el plano del idealismo (cumple sus aspiraciones y realizaciones personales a través del sueño, la mente y la fantasía). Es como Don Quijote. Esto provoca el rechazo de los vecinos (que se sitúan en la esfera del realismo).
Los vecinos, superficialmente, se quejan del ruido del despertador (no pueden dormir), pero desde una lectura/interpretación profunda, el hecho de ver feliz a la protagonista en su mundo de ensueño (con sus fantasías) crea cierta envidia y rechazo. La gente ve con malos ojos la dicha de la muchacha.
Yo a esta copla le doy una interpretación quijotesca. La protagonista es la rara, la extraña, la intrusa, el elemento idealista dentro de un contexto realista.
Los vecinos lanzan una serie de maldiciones e imprecaciones a la chica, gracias a la acumulación de imágenes en polisíndeton: Y a ver si a las dos y media se vai a Fernando Póo, y sos da una calentura de las de marca mayor, y no tengáis compostura ni tú, ni tu padre ni el despertador.
Como podéis ver, la vecindad desea que la protagonista, en uno de sus episodios fantásticos, le dé una calentura (le suba mucho la fiebre).
En otras palabras: acaban “cagándose” (perdonadme este vulgarismo, pero lo digo así para que se me entienda) en el padre, en la madre, en el despertador y en todo lo que tenga que ver con la mujer jajajajaja. Los vecinos están hartos de la chica, y de ahí ese odio al final del primer estribillo.
En la segunda parte del tema, la historia alcanza un punto de inflexión: la protagonista y su amado se separan, y ella se deshace del despertador.
Un episodio recurrente en contextos de ruptura amorosa es devolver los regalos que te ha hecho el novio o la novia. El tono exclamativo-coloquial proyecta cierta virulencia en la situación dramática y en las palabras de la protagonista (una ruptura suele ser un episodio turbulento y desagradable, en el que se sacan muchos reproches y se lanzan muchos trapos sucios): No quiero recuerdos tuyos: Allá va el despertador
No obstante, en contextos cómicos como este, las discusiones suelen exagerarse y desdibujarse más de la cuenta. La violencia, la fuerza y la agitación quedan dulcificados por los propios excesos (cuando una cosa se sobreactúa, al final, pierde su trascendencia y se convierte en algo cómico y paródico). Esto parece más una pelea de un cómic o de unos dibujos animados, que una pelea seria.
La causa de la ruptura se explicita de manera clara: esa psicología de Antoñita la fantástica no le gusta al amado, así que por eso, decide dejar la relación: Por los sueños de la niña, sin el novio se quedó.
El circunstancial de causa se adelanta a primera posición oracional (hipérbaton) con el objetivo de enfatizar cómo la personalidad de esta chica (que roza la caricatura) le ha pasado factura. Al fin y al cabo, el idealismo en grado máximo, acaba convirtiendo a la gente en incomprendida.
La protagonista se queda sin despertador. Este se lo lleva el exnovio. Por tanto, la tranquilidad vuelva a reinar en el barrio, y los vecinos pueden dormir tranquilos.
Se crea una imagen que roza la caricatura y la hipérbole, con cierto aire animalesco: Y están los vecinos en la alcaicería duerme que te duerme de noche y de día. Da la sensación de que se han puesto a hibernar jejjejeje
La antítesis noche-día eterniza esa situación de tranquilidad (que se opone a la situación de ruido y molestias que había en la primera estrofa).
Otro recurso típico de los textos cómicos consiste en representar situaciones contrarias (opuestas), pasando de un polo a otro en poco tiempo, de tal forma que ni en un extremo ni en otro se encuentra la virtud, provocando efectos negativos muy similares en ambos casos.
Hemos pasado de un contexto de ruido absoluto a un contexto de silencio absoluto. Y este silencio llevado a su extremo, también provocará críticas y quejas entre los vecinos, los cuales pedirán explicaciones y volverán a salir a la calle en pijama para quejarse, tal como pasaba en la primera estrofa: Mientras las mujeres ya desesperás a casa del novio le van a cantar
Ahora resulta que los vecinos no pueden vivir sin el despertador. El hecho de haber tanta calma y silencio hace que la gente se duerma, y por tanto, los maridos de las vecinas, se levanten tarde y no puedan ir a trabajar.
El uso de determinantes con nombres propios crea una atmósfera coloquial y espontánea (ya sabéis que aunque sea absurda la situación, los personajes actúan como si hubiera apariencia de verdad): Mi Paco no se levanta. Mi Pepe no va al taller.
Como veis, se eligen nombres familiares típicos de la onomástica española para que el receptor se identifique con la historia. El lenguaje cotidiano ayuda a esto.
Desde una lectura más profunda (realismo VS idealismo), podríamos decir que la vida funciona en todos sus matices. Si nos dejamos llevar solo por el realismo, todo sería muy aburrido y monótono. En la vida hace falta gente soñadora, fantástica, imaginativa. Realmente, todos los seres humanos poseemos matices idealistas y realistas.
La copla intenta conciliar y fusionar ambas posturas. De hecho, los vecinos, piden ahora la presencia del despertador (por muchas perturbaciones que cause en el ambiente). La vida es un conglomerado de matices buenos y malos, positivos y negativos, graves y banales, bonitos y feos, y todos ellos son los que acaban definiendo y dando esencia a nuestra existencia.
El segundo estribillo se inicia de la misma manera (paralelismo) que el primero, con el objetivo de dar trascendencia al reloj: Que son las siete y las ocho. Que son las nueve y las diez.
Este juego fónico-léxico-sintáctico recrea el ritmo e importancia del despertador. Al igual que en el primer estribillo, la voz narrativa (punto de vista) corresponde a los vecinos.
Ahora la vecindad idealiza la situación anterior (cuando existía el despertador). Esta conducta tan contradictoria es común en todos los seres humanos. Las personas nos quejamos de las cosas que no nos gustan, pero luego cuando desaparecen, las echamos de menos y sentimos una especie de vacío.
Y se puede dar el caso de que la nueva situación nos parezca peor que la anterior, de tal forma que el presente (que es malo) acaba haciendo bueno al pasado (que no era tan bueno, pero nuestra mente tiende a idealizarlo). La nostalgia desdibuja la realidad (que es lo que les pasa a los vecinos).
Fijaos en los dos últimos versos, donde los vecinos elogian y bendicen al despertador: Trabaja mi marido y viva la gracia del despertador
Recordad que en los años 50, muy pocas mujeres trabajaban. Los roles estaban muy bien definidos: la esposa se quedaba en casa (cocinando, limpiando, cuidando a los niños) y el marido trabajaba fuera para ganarse el jornal. Por eso, en esta copla, son las mujeres las que se quejan de que los maridos no puedan ir a trabajar.
Métricamente, la primera estrofa está formada por 4 versos de 16 sílabas, con una cesura en el centro, que divide al verso en dos hemistiquios de 8 sílabas. El primer verso forma pareado con el segundo (parné-hasé) y el tercero con el cuarto (despertador-tambor).
La segunda estrofa está formada por 5 versos dodecasílabos. El primero rima con el segundo (alcaisería-día). El tercero con el quinto (madrugá-cantá). El cuarto queda libre.
El primer estribillo está formado por versos de 16 sílabas que riman entre sí (dó, gobernaó, Póo, Mayó, despertadó). Solo queda un verso suelto de 8 sílabas (Y no tengáis compostura).
En el segundo estribillo, rima el primer verso con el segundo (dié-tallé) y el tercero, con el cuarto y el sexto (Reloj, Dios, despertador). El quinto queda libre.
La segunda parte (tercer y cuarta estrofa) siguen la misma estructura de la primera y segunda, con la salvedad de que en la tercera estrofa el verso es de 8 sílabas en lugar de 16 (se corta de manera súbita).