viernes, 8 de enero de 2021

Somos novios (Armando Manzanero): historia de un amor idílico

Hoy vamos a analizar uno de los boleros más emblemáticos del recientemente fallecido Armando Manzanero. Fue compuesto en los años 60 del siglo pasado. Se ha convertido en todo un himno de la música latina, y ha tenido muchísimas versiones a lo largo de su historia: Mina, Luis Miguel, Elvis Presley, Andrea Bocelli (entre otros). Estamos hablando de Somos novios.

Enlace de la versión de Luis Miguel: https://www.youtube.com/watch?v=FnOw7vIv9yA

Somos novios

Pues los dos sentimos mutuo amor profundo

Y con eso

Ya ganamos lo más grande de este mundo


Nos amamos

Nos besamos como novios

Nos deseamos

Y hasta a veces

Sin motivos, sin razón

Nos enojamos


Somos novios

Mantenemos un cariño limpio y puro

Como todos

Procuramos el momento más oscuro


Para hablarnos, para darnos

El más dulce de los besos

Recordar de qué color son los cerezos

Sin hacer más comentarios, somos novios


Somos novios

Mantenemos un cariño limpio y puro

Como todos

Procuramos el momento más oscuro


Para hablarnos, para darnos

El más dulce de los besos

Recordar de qué color son los cerezos

Sin hacer más comentarios, somos novios


Somos novios, solo novios

Siempre novios, somos novios

......................................................................

El yo poético erige un vínculo amoroso con una segunda persona. Los dos mantienen una relación sentimental de cierto calado. Como dice el título, son novios, se quieren, se aman. Y además, con un grado importante de intensidad y afectividad. A muchos de vosotros, la letra os parecerá demasiado dulzona y empalagosa, pero cuando hay amor de verdad, la cursilería germina sin que los propios amantes de den cuenta.

La unión del yo con el tú se materializa en la primera persona del plural (somos, sentimos, ganamos…), así como en numerales (los dos), fórmulas de reciprocidad (mutuo amor) y etiquetas léxicas que marcan la convención amorosa (novios).

El sentimiento cobra un sentido trascendental, tal como se manifiesta en la adjetivación (amor profundo). Cuando habla el corazón, sobran las palabras. Ya lo dicen los místicos: la pasión llega a ser tan fuerte que el lenguaje resulta insuficiente para expresar la felicidad. De ahí el uso del género neutro, ya sea pronombre demostrativo (con eso) y el artículo superlativo (lo más grande). La voz poética no encuentra la palabra precisa para manifestar el amor y recurre a estos mecanismos de inconcreción. 

Hay intentos de querer racionalizar la emoción gracias a la subordinada causal (pues los dos…) y la coordinada copulativa (y con eso…), pero al final, por mucho que se intente explicar y argumentar, el sentimiento se impone sobre la razón.

La pasión amorosa se manifiesta mediante estructuras en paralelismo y similicadencia (nos amamos, nos besamos, nos deseamos, nos enojamos…): pronombre de primera persona del plural (nos) + forma verbal + desinencia de primera persona de plural -mos

Casi todos los verbos están relacionados con la connotación de la sensualidad, concupiscencia, liviandad, e incluso erotismo (amar, besar, desear…). Incluso los que transmiten sensaciones negativas (enojar), también quedan enmarcados en un contexto muy placentero. Las parejas se quieren, pero de vez en cuando riñen y discuten, y no pasa nada. Forma parte de la historia de amor jejjeje

El amor no responde a causas objetivas, tal como se manifiesta en la reduplicación sinonímica en paralelismo (sin motivos, sin razón). El sentimiento fluye porque sí, porque sale del corazón. Y no hay más. El amor es irracional, ilógico, misterioso. Ya lo decía Bécquer jejjee.

La comparación refuerza el vínculo emocional entre los amados: nos amamos como novios. Son una pareja formal.

A lo largo del poema, los amantes adoptan dos posturas, que en principio son contradictorias, y se crea como una lucha:

-Por un lado, el platonismo, el sentimiento puro, desprovisto de connotaciones físicas. La voz poética lo manifiesta en la bimembración adjetival: cariño limpio y puro. La limpieza y la pureza son dos conceptos vinculados a la esencia, a la sencillez. Mientras haya sentimiento, lo demás da igual (incluso la falta de contacto físico).

-Por otro lado, el materialismo. Los amantes son seres humanos, con sus necesidades y sus pasiones. Por tanto, aunque haya pinceladas platónicas y mucha teoría idílica, al final, como todo hijo de vecino, necesitan materializarlo a través de la pasión carnal y física.

Mediante el circunstancial de modo (como todos…), el yo intenta justificar esas ganas de plasmar tangible y sensorialmente ese amor. Al fin y al cabo, el amor es un sentimiento universal. Todo el mundo necesita proyectar sus emociones íntimas de una forma material para quedar satisfecho y pleno: como todos procuramos el momento más oscuro para hablarnos, para darnos el más dulce de los besos

La oscuridad funciona como metáfora de lo íntimo. Todas las parejas necesitan tiempo para ellos solos, apartados del mundo, alejados del mundanal ruido y de la luz del gentío. El amor es cosa de dos. Los demás, sobran jejjeje. Los amantes buscan alejarse del foco mediático, no quieren estar a la vista de los demás, para poder vivir pasionalmente el sentimiento. De ahí esos momentos de oscuridad para dar rienda suelta al placer.

La oración subordinada final crea un paralelismo con similicadencia (para hablarnos, para darnos…): conjunción de finalidad (para) + verbo (hablar, dar) + desinencia en primera persona del plural (mos). La voz poética justifica esa necesidad de soledad para los amantes. Es normal que dos personas que se gustan, busquen quedarse solas para charlar, besarse, abrazarse...

Y por supuesto, el sentimiento se vive en un grado de intensidad importante. De ahí el comparativo de superioridad (más oscuro, el más dulce…). Cuando estás enamorado de verdad, todo se magnifica.

Cualquier banalidad/pequeñez se convierte en algo grande y trascendental, tal como se expresa en la oración de infinitivo: recordar de qué color son los cerezos.

La propia voz poética se da cuenta de que no necesita justificar más esos sentimientos. De ahí que corte su argumentación de una forma contundente, mediante la subordinada modal: sin hacer más comentarios, somos novios. Cuando hay amor, el lenguaje es secundario.

Respecto a la métrica, se alternan versos de arte menor, fundamentalmente tetrasílabos (somos novios), pentasílabos (no enojamos) y octosílabos (sin motivos, sin razón); con versos de arte mayor, que en este caso son dodecasílabos (pues los dos sentimos mutuo amor profundo).

A veces, detectamos pequeñas asonancias entre dos versos consecutivos (profundo-mundo, amamos-deseamos-enojamos, puro-oscuro).


Enlace de la versión de Armando Manzanero: https://www.youtube.com/watch?v=rG0h9eZZK6E

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