Hoy vamos a analizar uno de los boleros más emblemáticos del recientemente fallecido Armando Manzanero. Fue compuesto en los años 60 del siglo pasado. Se ha convertido en todo un himno de la música latina, y ha tenido muchísimas versiones a lo largo de su historia: Mina, Luis Miguel, Elvis Presley, Andrea Bocelli (entre otros). Estamos hablando de Somos novios.
Enlace de la versión de Luis Miguel: https://www.youtube.com/watch?v=FnOw7vIv9yA
Somos novios
Pues los dos sentimos mutuo amor profundo
Y con eso
Ya ganamos lo más grande de este mundo
Nos amamos
Nos besamos como novios
Nos deseamos
Y hasta a veces
Sin motivos, sin razón
Nos enojamos
Somos novios
Mantenemos un cariño limpio y puro
Como todos
Procuramos el momento más oscuro
Para hablarnos, para darnos
El más dulce de los besos
Recordar de qué color son los cerezos
Sin hacer más comentarios, somos novios
Somos novios
Mantenemos un cariño limpio y puro
Como todos
Procuramos el momento más oscuro
Para hablarnos, para darnos
El más dulce de los besos
Recordar de qué color son los cerezos
Sin hacer más comentarios, somos novios
Somos novios, solo novios
Siempre novios, somos novios
......................................................................
El yo poético erige un vínculo amoroso con una segunda
persona. Los dos mantienen una relación sentimental de cierto calado. Como dice
el título, son novios, se quieren, se aman. Y además, con un grado importante
de intensidad y afectividad. A muchos de vosotros, la letra os parecerá
demasiado dulzona y empalagosa, pero cuando hay amor de verdad, la cursilería
germina sin que los propios amantes de den cuenta.
La unión del yo con el tú se materializa en la primera
persona del plural (somos, sentimos, ganamos…), así como en numerales (los
dos), fórmulas de reciprocidad (mutuo amor) y etiquetas léxicas que marcan la
convención amorosa (novios).
El sentimiento cobra un sentido trascendental, tal como se
manifiesta en la adjetivación (amor profundo). Cuando habla el corazón, sobran
las palabras. Ya lo dicen los místicos: la pasión llega a ser tan fuerte que el
lenguaje resulta insuficiente para expresar la felicidad. De ahí el uso del
género neutro, ya sea pronombre demostrativo (con eso) y el artículo
superlativo (lo más grande). La voz poética no encuentra la palabra precisa
para manifestar el amor y recurre a estos mecanismos de inconcreción.
Hay intentos de querer racionalizar la emoción gracias a la
subordinada causal (pues los dos…) y la coordinada copulativa (y con eso…),
pero al final, por mucho que se intente explicar y argumentar, el sentimiento
se impone sobre la razón.
La pasión amorosa se manifiesta mediante estructuras en
paralelismo y similicadencia (nos amamos, nos besamos, nos deseamos, nos
enojamos…): pronombre de primera persona del plural (nos) + forma verbal +
desinencia de primera persona de plural -mos
Casi todos los verbos están relacionados con la connotación
de la sensualidad, concupiscencia, liviandad, e incluso erotismo (amar, besar,
desear…). Incluso los que transmiten sensaciones negativas (enojar), también
quedan enmarcados en un contexto muy placentero. Las parejas se quieren, pero
de vez en cuando riñen y discuten, y no pasa nada. Forma parte de la historia
de amor jejjeje
El amor no responde a causas objetivas, tal como se
manifiesta en la reduplicación sinonímica en paralelismo (sin motivos, sin
razón). El sentimiento fluye porque sí, porque sale del corazón. Y no hay más.
El amor es irracional, ilógico, misterioso. Ya lo decía Bécquer jejjee.
La comparación refuerza el vínculo emocional entre los
amados: nos amamos como novios. Son una pareja formal.
A lo largo del poema, los amantes adoptan dos posturas, que
en principio son contradictorias, y se crea como una lucha:
-Por un lado, el platonismo, el sentimiento puro,
desprovisto de connotaciones físicas. La voz poética lo manifiesta en la
bimembración adjetival: cariño limpio y puro. La limpieza y la pureza son dos
conceptos vinculados a la esencia, a la sencillez. Mientras haya sentimiento,
lo demás da igual (incluso la falta de contacto físico).
-Por otro lado, el materialismo. Los amantes son seres
humanos, con sus necesidades y sus pasiones. Por tanto, aunque haya pinceladas
platónicas y mucha teoría idílica, al final, como todo hijo de vecino,
necesitan materializarlo a través de la pasión carnal y física.
Mediante el circunstancial de modo (como todos…), el yo
intenta justificar esas ganas de plasmar tangible y sensorialmente ese amor. Al
fin y al cabo, el amor es un sentimiento universal. Todo el mundo necesita proyectar
sus emociones íntimas de una forma material para quedar satisfecho y pleno:
como todos procuramos el momento más oscuro para hablarnos, para darnos el más
dulce de los besos
La oscuridad funciona como metáfora de lo íntimo. Todas las
parejas necesitan tiempo para ellos solos, apartados del mundo, alejados del
mundanal ruido y de la luz del gentío. El amor es cosa de dos. Los demás,
sobran jejjeje. Los amantes buscan alejarse del foco mediático, no quieren
estar a la vista de los demás, para poder vivir pasionalmente el sentimiento.
De ahí esos momentos de oscuridad para dar rienda suelta al placer.
La oración subordinada final crea un paralelismo con
similicadencia (para hablarnos, para darnos…): conjunción de finalidad (para) +
verbo (hablar, dar) + desinencia en primera persona del plural (mos). La voz
poética justifica esa necesidad de soledad para los amantes. Es normal que dos
personas que se gustan, busquen quedarse solas para charlar, besarse,
abrazarse...
Y por supuesto, el sentimiento se vive en un grado de
intensidad importante. De ahí el comparativo de superioridad (más oscuro, el
más dulce…). Cuando estás enamorado de verdad, todo se magnifica.
Cualquier banalidad/pequeñez se convierte en algo grande y
trascendental, tal como se expresa en la oración de infinitivo: recordar de qué
color son los cerezos.
La propia voz poética se da cuenta de que no necesita
justificar más esos sentimientos. De ahí que corte su argumentación de una
forma contundente, mediante la subordinada modal: sin hacer más comentarios,
somos novios. Cuando hay amor, el lenguaje es secundario.
Respecto a la métrica, se alternan versos de arte menor,
fundamentalmente tetrasílabos (somos novios), pentasílabos (no enojamos) y
octosílabos (sin motivos, sin razón); con versos de arte mayor, que en este
caso son dodecasílabos (pues los dos sentimos mutuo amor profundo).
A veces, detectamos pequeñas asonancias entre dos versos consecutivos
(profundo-mundo, amamos-deseamos-enojamos, puro-oscuro).
Enlace de la versión de Armando Manzanero: https://www.youtube.com/watch?v=rG0h9eZZK6E
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