lunes, 18 de enero de 2021

Romance Pascual de los Pelegrinitos: la historia de dos primos que viajan a Roma a pedir al papa permiso para casarse

La copla que os traigo hoy tiene su origen en una composición del cancionero popular español. Este tipo de producciones tradicionales eran habituales en la España rural de los siglos XVIII, XIX y XX. Las mujeres las cantaban para amenizar y hacer un poco más llevadera la dureza de las faenas domésticas y agrícolas (ir a lavar al río, cocinar, limpiar la casa, recoger la cosecha…).

En general, eran canciones sencillas, de argumento simple, de fácil memorización, con tendencia a la reiteración (a la repetición de palabras, oraciones e incluso estrofas) pero dotadas de un ritmo muy pegadizo y bailable. Las letras, casi siempre, hacían referencia al mundo rural, agreste y folclórico.

En muchos pueblo era una estampa habitual ver a los vecinos cantando, bailando o recitando este tipo de canciones en las plazas, en los ríos o en las casas como una forma de ocio y divertimento, o también, para celebrar diferentes eventos culturales (romerías, matanzas, cosechas, ferias, mercados, fiestas del patrón del pueblo…). Con el paso de las décadas, debido a la llegada de los medios de comunicación de masas, el éxodo rural, y en general la expansión tecnológica, muchas de las costumbres y tradiciones de los pueblos han ido extinguiéndose, entre ellas, estas canciones populares.

El poeta granadino Federico García Lorca (perteneciente a la Generación del 27) se consideraba un gran apasionado del folclore tradicional español. Hizo una recopilación de estas canciones populares, las cuales fueron pulidas, armonizadas y adaptadas

El punto de partida fueron los textos originales (poemas). Sobre ellos, Lorca empezó a trabajar: creó una melodía a piano e hizo algunas modificaciones y ajustes en la letra original (eliminando algunas partes de las canciones y añadiendo otras nuevas), de tal forma que la gente reconocía la procedencia popular del tema (que tenía varios siglos de antigüedad) pero a la vez, había algunos elementos innovadores. El poema nuevo creado por Lorca, era, en realidad, una adaptación-actualización de un texto ya existente, en el que se unía el sabor añejo de la canción popular con algunas aportaciones personales del autor andaluz

De esta manera nacieron coplas como Los cuatro muleros (ya tratada en este blog) o Los peregrinitos (que es la que vamos a analizar hoy). Ambas canciones, junto a otras diez más, fueron creadas (adaptadas) por Lorca en un disco del año 1931, para la cantante Encarnación López Júlvez (más conocida como La Argentinita).

Enlace del video de la versión de Rafael: https://www.youtube.com/watch?v=uhZdKvxscIU


Hacia Roma caminan dos peregrinos,

a que los case el Papa, mamita,

porque son primos, niña bonita.

Sombrerito de hule lleva el mozuelo,

y la peregrinita, mamita,

de terciopelo, niña bonita.

 

Al pasar por el Puente de la Victoria,

tropezó la madrina, mamita,

cayó la novia, niña mamita.

Han llegado a Palacio y suben para arriba,

y en las salas del Papa, mamita,

lo desanima, niña bonita.

 

Les ha preguntado el Papa como se llaman,

él le dice que Pedro, mamita,

y ella que Ana, niña bonita.

Les ha preguntado el Papa que edad tienen,

ella le dice que quince, mamita,

y él diecisiete, niña bonita.

 

Les ha preguntado el Papa que si han pecado,

él le dice que un beso, mamita,

que le había dado, niña bonita.

Y la peregrinita que es vergonzosa,

se le ha puesto la cara, mamita,

como una rosa, niña bonita.

 

Y ha respondido el Papa desde su cuarto,

ay quien fuera peregrino, mamita,

para otro tanto, niña bonita.

Las campanas de Roma ya repicaron,

porque los peregrinos, mamita,

ya se casaron, niña bonita.

..............................................................................

El poema nos cuenta la historia de dos jóvenes que hacen un viaje a Roma para ver al papa. Ambos están muy enamorados y quieren casarse. Sin embargo, hay un pequeño problema: los dos están emparentados por lazos familiares ya que son primos hermanos.

Antiguamente, si dos personas de la misma familia querían unirse en matrimonio, necesitaban la aprobación y el permiso del papa, ya que muchos curas no veían con buenos ojos que dos jóvenes emparentados mantuvieran relaciones (se veía como un incesto).

El papa era el que analizaba el asunto y concedía el permiso (el cual no siempre se daba, ya que dependía de muchos factores). Por eso, los protagonistas de la copla deciden peregrinar a Roma, con el objetivo de que el papa les dé la aprobación para casarse.

El argumento de la peregrinación a Roma mantiene algunas conexiones con Los trabajos de Persiles y Sigismunda de Cervantes (que fue la última novela del escritor manchego antes de morir). Tanto en esta copla como en la novela, los protagonistas hacen un viaje a Roma para ver al papa y que este les conceda permiso para el matrimonio.

La primera estrofa se corresponde con el planteamiento de la narración: Hacia Roma caminan dos peregrinos a que los que case el Papa, porque son primos.  

El hecho de adelantar el circunstancial de dirección al verbo principal y posponer el sujeto (Hacia Roma caminan dos peregrinos), además de dar musicalidad a la copla, permite al narrador recrearse en el componente aventurero. Se da trascendencia al hecho de que para conseguir un simple permiso de boda, hay que organizar toda una odisea (ir hasta Roma en una época en la que no había medios de transporte). Los viajes podían durar semanas. Adelantando el circunstancial se crea una sensación de alargamiento, de eternidad, de duración, como si estuviéramos en el inicio de una gran aventura.

Los momentos narrativos se combinan con los descriptivos. Así, el narrador incorpora una descripción física sobre la indumentaria (vestimenta) de los héroes: Sombrerito de hule lleva el mozuelo, y la peregrinita de terciopelo. El diminutivo (sombrerito, peregrinita) da un carácter afectivo y cálido a la expresión (que ayuda a ganarse la atención del espectador).

Las descripciones dotan de realismo y costumbrismo a la copla, ya que hacen alusión a complementos del vestido típicos de la época (sombreros de hule y terciopelo). El hule es un material de tela resistente y flexible, barnizada en óleo con el objetivo de hacer la prenda impermeable (para que el agua de la lluvia no te moje la cabeza). El terciopelo es una tela de seda muy tupida y compacta, que posee una textura suave y agradable. Al contrario, que el hule, no es impermeable. De esta manera, se crea un contraste entre la parte masculina y femenina.

Como veis, a la hora de elaborar la prosopografía (descripción de las cualidades físicas de alguien), el narrador selecciona UN rasgo representativo (en este caso el sombrero), dejando de lado todo demás (ojos, boca, pelo, vestimenta…).

Es una manera de dar realismo al contexto narrativo. Cuando tú vas por un camino y te encuentras con una persona, normalmente te fijas en un elemento que resulte llamativo y que permita identificar a un individuo (en comparación con los demás, ya que esa persona tiene ALGO por lo que puede ser reconocido y que los demás no tienen). En este caso, lo que llama la atención son los pequeños detalles (los sombreros).

Sería absurdo caracterizar a los protagonistas con rasgos comunes y recurrentes en un porcentaje alto de la población (ojos marrones, pelo negro…). Lo mejor es hacer hincapié en las peculiaridades (en lo llamativo, en lo estridente), y no tanto en las generalidades. Si decimos “la mujer de sombrero de terciopelo” tiene más fuerza que decir “la mujer de ojos marrones”, ya como esta hay muchas mujeres. En el contexto dramático (peregrinación), resulta más adecuado hacer una descripción monográfica.

La copla hace un pequeño guiño al género de la novela griega (también llamada, novela bizantina). En este tipo de composiciones los protagonistas realizaban un viaje y debían superar un montón de percances (batallas, naufragios, accidentes, caídas, raptos…). El mecanismo fundamental de la narrativa bizantina es la acumulación de trances. A los personajes les pasa todo tipo de desgracias y contratiempos: salen de Málaga y se meten en Malagón. Así hasta el final de la aventura.

A los protagonistas de la canción, también les sucederán algunos percances por el camino, como si fueran los héroes de una novela griega: Al pasar por el puente de la Victoria, tropezó la madrina, cayó la novia. El paralelismo (verbo + sujeto [artículo+sustantivo]) enfatiza la acumulación de desgracias: Tropezó la madrina/cayó la novia. El viaje es un cúmulo de infortunios jejjee

Como suele ocurrir en todas las novelas de este tipo, a pesar de las turbulencias que han vivido los personajes a lo largo del peregrinaje, al final, llegarán a sus destinos sanos y salvos, como si hubiera una fuerza (fatum, Hado, destino, fortuna, suerte o como queramos llamarle), que determinara el final feliz: los personajes sufrirán, lo pasarán mal, pero al final, siempre finalizan el viaje: Han llegado a palacio y suben arriba

En la tercera estrofa se recoge el diálogo entre el papa y los protagonistas, mediante estructuras en paralelismo de estilo indirecto: Les ha preguntado el papa cómo se llaman, él le dice que Pedro y ella que Ana/ Les ha preguntado el papa qué edad tienen, ella le dice que quince, y él diecisiete”.

Ya sabéis que en el estilo indirecto es el narrador el que se encarga de relatar lo expresado los personajes (mediante oraciones subordinadas sustantivas con función de complemento directo), en lugar de que estos se expresen directamente reproduciendo de manera literal sus palabras.

La elipsis, es decir, la supresión de elementos redundantes que no aportan información al texto (ya que han aparecido anteriormente), contribuye a dar agilidad y cohesión al diálogo: Ella le dice que [tiene] quince, y él [dice que tiene] diecisiete. El objetivo es reproducir una lengua cercana a la conversacional. Cuando nos expresamos oralmente, las elipsis son muy frecuentes. Se busca el realismo lingüístico.

Cuando un papa tenía que conceder el permiso para que dos familiares se casaran, antes, les hacía una serie de preguntas, sobre los pecados que habían cometido. Si el papa consideraba que esos pecados eran leves, les condecía el beneplácito del matrimonio. Si los pecados eran graves (por ejemplo, haber mantenido relaciones sexuales antes de la boda), el papa no concedía el permiso. Por tanto, este interrogatorio con el papa es vital para que los personajes puedan cumplir sus deseos

Esta entrevista se expresa en estilo indirecto, por parte del narrador: Les ha preguntando el papa que si han pecado. Él le dice que un beso que le había dado

A día de hoy (año 2021) un diálogo como este os puede resultar absurdo e incluso de risa (el protagonista califica de pecado el hecho de dar un beso a la persona que quiere). Sin embargo, antiguamente, en una época de tanta rectitud moral (recordad el poder que tenía la Iglesia en ese momento) y mentalidad puritana, las relaciones prematrimoniales eran todo un escándalo (y más, tratándose de dos primos).

Este tipo de episodios atentaban contra el honor y la imagen pública de las personas (la gente se escandalizaba cuando dos jóvenes mantenían relaciones antes de casarse o se perdía la virginidad antes de tiempo). Esto era motivo de vergüenza y escarnio público. Actualmente, esta mentalidad tan conservadora resulta ridícula, pero antiguamente era un tema muy serio.

De hecho, la protagonista se siente avergonzada cuando su amado le comenta al papa todos los pecados cometidos. Esto se expresa muy bien mediante la comparación: Y la peregrinita, que es vergonzosa, se le ha puesto la cara como una rosa. Aunque solo hayan sido besos, la protagonista, que es una chica muy recatada, pasa un mal rato, ya que para ella un beso antes del matrimonio es un pecado grandísimo. 

En este caso, la imagen de la rosa (que normalmente se utiliza con fin estético en poesía amorosa), se ha proyectado con un fin enfático, con el objetivo de coloquializar la expresión (dar fuerza al contexto). Las rosas son rojas. La chica se ha puesto roja de la vergüenza ante el papa

Los personajes irradian mucha inocencia, mucha ingenuidad, mucha falta de rodaje en la vida (como muchos jóvenes de esta época). Se nota que todavía no han alcanzado la madurez ni han conocido el lado escabroso de la vida. Son como niños, con cierta confusión y caos en su concepción del mundo. En esta época no había tantos medios de información como hoy, y los temas sexuales eran un tabú en la sociedad de la época (nadie orientaba a los jóvenes en estas cuestiones), de tal forma que se incorporaban de una manera intuitiva en la juventud, sin tener las ideas claras.

Los protagonistas no han mantenido relaciones sexuales todavía. Lo único que han hecho ha sido darse besos. Sin embargo, por la manera de reaccionar de la chica, parece que hubieran cometido el gran pecado del siglo (y de hecho, se avergüenza delante del papa).  

Muchos chicos de esta época tenían un “cacao mental” en la cabeza sobre lo moral y lo no moral, y lo carnal y lo no carnal, fruto de la educación recibida. Lo correcto (lo moral, lo bien visto, lo decente) era llegar virgen al matrimonio. Un pecado muy grave, como os he dicho, era perder la virginidad antes de casarse. Como consecuencia de esto, mucha gente también miraba con malos ojos aquellas cosas que pudieran incitar de manera indirecta una relación sexual (llevar ropa ajustada, enseñar carne, besarse, abrazarse…).

Estas cosas, en teoría (para la Iglesia), no eran en sí mismas pecado, pero la gente las consideraba malas costumbres (porque provocaban placeres y deseos eróticos).  Por tanto, mucha gente también las acabó asociando al pecado (aunque oficialmente no lo fueran). Una buena educación por parte de los padres consistía en alejar a los hijos de este tipo de actos.

En el contexto educativo de la época TODO era considerado pecado (un beso podía llegar a ser tan grave como una relación sexual). Eso es lo que les pasa a los chicos, que creen que van a arder en el infierno por haberse besado.

La reacción del papa resulta muy llamativa e inesperada. Sus palabras son reproducidas textualmente, en estilo directo: Y ha respondido el papa desde su cuarto: Ay quién fuera peregrinito

Cuando escuchamos la copla por primera vez, todos pensamos que el papa se va a enfadar con los primos (los besos pueden dar lugar a tentaciones muy fuertes). Sin embargo, en lugar de recriminar a los jóvenes o acusarles de pecadores, lo que hará será esbozar, con cierta sonrisa y ternura un “Bendita inocencia”. En lugar de ver al papa como un juez terrible y un acérrimo defensor de la rectitud moral, lo vemos como un ser empático, cercano, comprensivo, muy liberal, sonriendo, haciendo ver que a los jóvenes se les está dando una educación demasiado recta, en la que un simple beso es pecado.

Como veis, la copla está teñida de un componente crítico (envuelto en ironía, pero es una denuncia al fin y al cabo). Hasta el propio papa reconoce en el poema la mentalidad tan cerrada y retrógrada de la sociedad (no lo hace abiertamente, pero sí jocosamente, entrelíneas, con una pullita). Hay gente más papista que el papa. Este es el mensaje que quiso transmitir Lorca, utilizando como pretexto la historia de unos peregrinos. No tiene sentido un sistema de vida basado en el miedo, la contención, el tabú. Hay que satisfacer nuestros deseos.

Evidentemente, la copla tiene final feliz, pues el papa les da la aprobación y los novios pueden casarse: Las campanas de Roma ya repicaron porque los peregrinos ya se casaron. Evidentemente, darse besos no es un pecado, así que el pontífice les concederá el permiso.

Estilísticamente, estamos ante una copla muy reiterativa tanto en el ritmo como en la sintaxis (gracias a los paralelismos). La acción se ve interrumpida por la presencia de vocativos que forman epíforas (mamita, niña bonita). Las proposiciones subordinadas de las oraciones compuestas están separadas por signos de puntuación (Hacia Roma caminan dos peregrinos, a que los case el papa, Al pasar por el puente de la Victoria, tropezó la madrina). Esto permite que la historia pueda dividirse en fragmentos o estampas bien delimitadas, que favorecen la comprensión del texto, dejando una pausa para que el receptor pueda asimilar el contenido.

Métricamente, la copla está formada por 5 estrofas de 6 versos de cada una (sextetos). Los versos son de arte mayor (decasílabos y dodecasílabos). El hecho de que la mayoría de los versos terminen con las palabras “mamita” y “bonita” favorece que haya rima.

No hay comentarios:

Publicar un comentario