lunes, 27 de diciembre de 2021

El sol no regresa (La Quinta Estación): el refugio en la bebida no devuelve la ilusión por la vida

La búsqueda de paraísos artificiales es un tópico recurrente en el mundo del arte y la literatura. Ante las frustraciones e insatisfacciones vitales, muchos poetas (especialmente los modernistas) optaron por olvidar las penas y desengaños refugiándose en realidades paralelas, como el alcohol, el sexo, la droga o el tabaco. El objetivo de estos placeres no era otro que el de evadirse de la tristeza, aunque fuera de manera provisional.

Este es precisamente el tema de la canción que vamos a analizar hoy. Se titula El sol no regresa. Fue compuesto en el año 2004 para la Quinta Estación dentro del disco “Flores de alquiler”.

La fusión de pop-rock español con ranchera mexicana hizo que el tema triunfara a ambos lados del charco, y el grupo, que hasta ahora solo había tenido éxito en México, por fin se diera a conocer en nuestro país. Gracias a esta canción, Natalia Jiménez y Ángel Reyero empezaron a sonar en las radios de toda España


Hace días perdí

En alguna cantina
La mitad de mi alma
Más en quince de propina

No es que sea el alcohol
La mejor medicina
Pero ayuda a olvidar
Cuando no ves la salida

Hoy te intento contar
Que todo va bien
Aunque no te lo creas
Aunque a estas alturas
Un último esfuerzo
No valga la pena

Hoy los buenos recuerdos
Se caen por las escaleras
Y tras varios tequilas
Las nubes se van
Pero el sol no regresa

Sueños de habitación
De un hotel de carretera
Y unas gotas de lluvia
Que guardo en esta maleta

Ruedan por el colchón
De mi cama ya desierta
Es la mejor solución
Para el dolor de cabeza

Hoy te intento contar
Que todo va bien
Aunque no te lo creas
Aunque a estas alturas
Un último esfuerzo
No valga la pena

Hoy los buenos recuerdos
Se caen por las escaleras
Y tras varios tequilas
Las nubes se van
Pero el sol no regresa

Hoy te intento contar
Que todo va bien
Aunque no te lo creas
Aunque a estas alturas
Un último esfuerzo
No valga la pena

Hoy los buenos recuerdos
Se caen por las escaleras
Y tras varios tequilas
Las nubes se van
Pero el sol no regresa

Y tras varios tequilas
Las nubes se van
Pero el sol no regresa

Y tras varios tequilas
Las nubes se van
Pero el sol no regresa

............................................................

El texto habla de la depresión que sufre el yo poético como consecuencia del fin de la relación amorosa, y la tristeza que le provoca el recuerdo del amado. Con el objetivo de olvidar a esa persona a la que tanto quería, y atenuar la pena que le causa la ausencia, se refugiará en la bebida. 

Todo esto lo refleja en los primeros versos: “Hace días perdí en alguna cantina la mitad de mi alma más el quince de propina”.

Para los que no sepáis, una cantina es un establecimiento donde se puede beber, comer y comprar alimentos y bebidas. En el español Iberoamericano suele usarse como sinónimo de taberna, salón, bar. Lo que está claro es que el yo va a esa cantina a intentar olvidar las penas a base de bebidas alcohólicas.

El hecho de usar la unidad temporal sin artículo (hace días) dota al poema de una atmósfera dramática ya que enfatiza la miseria emocional del yo, intentando prolongar en el tiempo la situación de precariedad y pena. A pesar del tiempo pasado desde el final de la relación, los efectos siguen hasta hoy. 

La voz poética va a dejarse todas sus energías vitales en ese paraíso artificial, con el objetivo de olvidar al amado. Esto se refleja en la metáfora: “Perdí […] la mitad de mi alma”. El alma representa la vida, la existencia, la consciencia.

Un paraíso artificial, al final, es un pozo sin fondo para el espíritu. Te dejas la vida en algo que no es sano, ni saludable, ni agradable ni bonito, y ni tan siquiera sirve para dar una solución al problema. Es solo un parche que te permite diluir momentáneamente el problema mientras te duren los efectos de la bebida, pero el problema seguirá estando ahí. El yo poético va a perder parte de su vida y de su tiempo (que no es infinito) en un paraíso artificial.

Veremos a un yo poético al borde del colapso y el hundimiento, en una situación de soledad, la cual se enfatiza de una forma irónica: “Perdí […] la mitad de mi alma y el quince de propina”.

El quince de propina se refiere al 15% de propina que hay que dejar de forma obligatoria en los establecimientos de algunos países. Seguramente, la canción aluda a México (tened en cuenta que la Quinta Estación hizo parte de su carrera en América, y además, las cantinas son típicas del país azteca). Emborracharse hace daño al bolsillo

Con este recurso poético-sarcástico vemos a un yo poético totalmente roto, que ha perdido todo lo que tiene (amor, tiempo, dinero, ganas de vivir…). El ser humano es la suma de lo material y lo espiritual. Si ha perdido dinero (material) y ha perdido el alma (espiritual), no le queda absolutamente nada. Aunque la melodía es alegre, el contenido es bastante profundo.

La función del paraíso artificial es borrar el recuerdo de lo pasado y dulcificar la pena presente que genera la ausencia, tal como se refleja en la metáfora:” No es que sea el alcohol, la mejor medicina, pero ayuda a olvidar”.

Como podéis ver, la canción alude al viejo tópico del amor como enfermedad de la poesía de cancionero. Y se habla de la bebida como un posible remedio o medicina para curar esos males de amores.

Mediante la lítote la protagonista reconoce que ponerse hasta el culo no es la solución más efectiva (no es la mejor medicina). Es una forma de suavizar y atenuar las ideas del yo poético, que sabe de sobra que ese paraíso artificial no es bueno para su salud (es lo peor que puede hacer), pero como lo practica, tampoco es plan de venderlo como lo peor de lo peor.

Otra metáfora bastante explotada en la literatura es la decadencia o crisis vital como espacio cerrado: “Cuando no ves la salida…”. El yo poético de la canción está en una etapa de su vida bastante decrépita. Ha perdido la ilusión, las ganas de vivir. Está claro que está pasando una depresión y un bache importante. De ahí que en el camino de la vida (tópico manriqueño por excelencia), haya tramos totalmente cerrados y herméticos, sin salida posible.

La voz lírica está inmersa en esa depresión, no puede avanzar en su vida. Está estancada en el pasado y hundida en la misera porque es incapaz de encontrar nuevas motivaciones vitales.

La protagonista recurre a un mecanismo de defensa típico del psicoanálisis, y que es bastante común en el ser humano en los periodos de crisis vital. Se trata de aparentar que la vida transcurre con absoluta normalidad y que te encuentras más o menos bien, cuando en realidad el alma está sufriendo mucho, con el objetivo de no preocupar a la otredad, mantener la imagen o el orgullo intacto, o simplemente una forma de buscar la autoconsolación: “Hoy te intento contar que todo va bien, aunque no te lo creas”. Su deseo sería poder seguir con su vida de una forma natural, pero no puede.

Al final, la apariencia es solo un espejismo que sirve al yo para autoengañarse. La situación real es mucho más dura. La voz poética se niega a luchar para salir esa depresión y estado de miseria emocional: “A estas alturas un último esfuerzo no vale la pena”.

Está anclado en el pasado, abandonado a sí mismo, sus recuerdos lo atan, le impiden seguir hacia delante en la vida, le cuesta asimilar que la relación ha terminado. Solo se refugia en el paraíso artificial para olvidar los problemas del presente, no para darles una solución.

La personificación (“Hoy los buenos recuerdos se caen por las escaleras”) expresa la idea de que todo se derrumbó, que nada volverá a ser como antes, que lo vivido es solo pasado y recordar los buenos momentos con esa persona tampoco te alivia.

La turbulencia anímica se enfatiza con la aliteración de la silbante “s”: Hoy loS buenoS recuerdoS Se caen por laS eScaleraS y traS varioS tequilaS”. Todo su sistema vital se ha desmoronado con el fin de la relación. A partir de ahora nada será igual. El pasado no va a volver.

Al final, el hecho de refugiarse en el paraíso artificial tampoco es la solución. Conseguirá olvidarse por unos momentos de las penas, de los malos recuerdos, de los problemas, pero jamás va a volver a recuperar esa felicidad de antaño. Esto se refleja en la metáfora: “Tras varios tequilas las nubes se van pero el sol no regresa”.

Las nubes representan la oscuridad del alma, la pena, la tristeza, la decepción. Un paraíso artificial (“tequilas”) te puede ayudar de forma puntual a olvidarte de los problemas, pero lo que nunca te va a hacer es recuperar la felicidad, la cual queda identificada con el sol, que es la luz del alma, que da motivación, alegría, placer, vitalismo, ganas de existir: “El sol no regresa”.

Por mucho que te refugies en la bebida, no vas a tener la misma felicidad que solías tener con esa persona a la que tanto querías. El paso del tiempo no hace al yo poético alcanzar el mismo punto de cuando estaba con el amado. Estará en una situación peor, lo cual lleva a la decepción. No se ha podido quitar la espina.

La segunda estrofa de la canción se centra en el estado de embriaguez del yo poético. Se trata de una descripción impresionista, basada en instantes, percepciones sensoriales y subjetivas, pedacitos o estampas que captan el detalle: “Sueños de habitación de un hotel de carretera, y unas gotas de lluvia que guardo en esta maleta, ruedan por el colchón de mi cama ya desierta, es la mejor solución para el dolor de cabeza”.

El yo poético se inserta en un escenario alejado del tumulto y el ajetreo (“hotel de carretera”). Está solo (“cama ya desierta”). Cuando bebes, lo normal es que, a partir de cierto punto, pierdas la noción del espacio y del tiempo y la realidad se distorsione, solapándose el plano real con el onírico: “Sueños de habitación…”.

Después de semejante ingesta de tequila, ya no sabes si lo estás viviendo, lo estás imaginando, no sabes ni quién eres, ni qué haces ahí, todo es confusión y caos mental…

La bebida alcohólica es representada de forma metafórica: “Y unas gotas de lluvia que guardo en esta maleta”. Las gotas de agua son las gotas de tequila. Para el yo poético, el alcohol es fuente de vitalidad, es el líquido que le permite sobrevivir a una existencia penosa.

Gracias al paraíso artificial del tequila, el protagonista atenúa las miserias emocionales. Por unos instantes se olvida del amor pasado, de los recuerdos que le atormentan y de la pena que está viviendo con la ausencia. Mientras bebe, la mente no se acuerda de su contexto vital. El alcohol le permite evadirse de los problemas. Por eso, es un bien imprescindible y necesario.

La relación del yo con el paraíso artificial es de dependencia. De ahí que de una borrachera nazca un momento poético como este. Esto es decadentismo en estado puro.

La única motivación que le incita a vivir es el paraíso artificial. Ese es el único vínculo que le une a la vida. Triste pero cierto. El alcohol ha pasado a formar parte de su vida y lo usa como sustituto del amor feliz. ¿La diferencia? No proporciona las mismas sensaciones de plenitud y felicidad. El alcohol no le hará estar satisfecho a largo plazo.

Por eso, el yo se recrea con detalle en la descripción de las gotas de tequila, de forma casi microscópica: “Y unas gotas de lluvia […]que ruedan por el colchón de mi cama ya desierta”.

La cama, que en los textos literarios funciona como nicho de amor, donde los amantes se dejan llevar por la pasión y culminan el proceso místico, en esta canción es el soporte sobre el que caen las gotas de tequila. En lugar de rodar los cuerpos de los amantes por el cochón, rueda el alcohol

El final de la segunda estrofa acaricia lo irónico y lo jocoso, ya que juega con el doble sentido: “Es la mejor solución para el dolor de cabeza”. El dolor de cabeza puede interpretarse de dos formas:

-El dolor de cabeza producto de la resaca

-El dolor de cabeza por los quebraderos que impone la propia vida.

Si optamos por la primera interpretación, el final resulta escalofriante, ya que se está diciendo que la mejor manera de combatir la resaca es bebiendo más alcohol. Por lo tanto, tendremos a un yo regodeado y revolcado en la miseria más absoluta, en un bucle de depresión del que es imposible salir. Es como la pescadilla que se muerde la cola. Bebo porque estoy triste, y como después de beber sigo estando triste y me siento mal, pues combato esa tristeza bebiendo más. Así surge el alcoholismo

La segunda interpretación resume y sintetiza perfectamente la mentalidad y el modo de vida el yo poético: ante los problemas (fin de la relación, dolor por la ausencia, recuerdos que atormentan, pasado feliz que no vuelve…), lo mejor es crearse un paraíso artificial para que se sientan menos esas penas. Igual de espeluznante que la primera interpretación

Métricamente, las estrofas son coplas: 4 versos de arte menor que riman segundo con cuarto y primero y tercero van por libre: 8- 8a 8- 8a. En los estribillos, las rimas se reducen a varios pares de versos, que además están separados (creas-pena, escaleras-regresa)



jueves, 9 de diciembre de 2021

Amor a todas horas (María Dolores Pradera): un vals que habla del carácter omnipresente del sentimiento afectivo

Después de nuestra incursión en la lírica tradicional y la canción popular infantil, damos un salto en el tiempo hasta 1960 con un elegante vals de María Dolores Pradera. Ya os he dicho alguna vez que la copla es un género que aglutina un sinfín de ritmos y estilos. Por eso, títulos como Amor a todas horas caben en el blog


Amor me estas pidiendo a todas horas,

amor que no me quieres confesar;
intentas esconder la luz de tu querer
sin ver que no me puedes engañar.
Amor hay en tu voz cuando me llamas,
amor en tu silencio de dolor,
amor al sonreir, amor al discutir,
reñir también es una forma de pedir amor.

Lo afirman tus ojeras
como dos hogueras al atardecer;
lo dice tu mirada
que hay enamorada si te vengo a ver.
Lo grita lo loca,
sin cesar, tu boca roja de pasión
y el ritmo acelerado,
siempre desbocado, de tu corazón.
Tú me quieres igual que yo a ti
ay, no seas para mí tan cruel,
porque te vi y estás a todas horas
dentro de mi piel.

Amor hay en tu voz cuando me llamas,
amor en tus silencios de dolor,
amor al sonreir, amor al discutir,
reñir también es una forma de decir amor.

......................................................................................

Desde la poesía cancioneril de los siglos XIV y XV, el amor se ha plasmado de dos formas diferentes en literatura:

1. Por un lado, como una práctica amorosa: en los poemas hay un yo poético y/o unos personajes que expresan sentimientos, emociones, estados anímicos sobre una situación íntima y personal (que solo les afecta a ellos).

Estos individuos manifiestan su afecto hacia la persona que quieren cuando la relación es correspondida (poemas místicos, de gozo, elogio, sensualidad…), o disconformidad cuando el amor no es correspondido (poemas de desengaño, llanto, rencor, maldición…)

2. Por otro lado, como una teoría amorosa: en estas composiciones hay una voz lírica que se dedica a reflexionar, analizar, sistematizar, como si fuera un estudioso o erudito, el sentimiento afectivo.

El objetivo no es expresar sentimientos sobre la persona que quieres, sino hacer una descripción o tesis científica sobre el amor: ¿Qué es el amor? ¿Cómo funciona? ¿Cómo se manifiesta? ¿Cuáles son sus fases? ¿Qué formas hay de amar? Es lo que hacía Ovidio en el Ars Amandi

Esta canción se sitúa en el contexto de la teoría amorosa. Aunque hay un yo poético que está enamorado, el discurso no tiene como fin expresar emociones, sino proyectar una serie de hipótesis sobre el fenómeno de la pasión. Se trata de defender ideas personales en torno al sentimiento amoroso, como si la voz lírica fuera un académico experto de las emociones humanas. ¿Y cuáles son esas ideas? Vamos a verlas:

1.Tal como expresa el título de la canción, el amor no es un sentimiento que aparece y desaparece (como si fuera el río Guadiana), sino una sensación de plenitud permanente, fija y eterna (Amor a todas horas).

El cariño no se refleja en actos o momentos concretos, sino que se irradia y proyecta de una forma continua en ese ser al que tanto queremos, sin interrupción ni suspensión.

Evidentemente, se trata de una visión subjetiva y personal. Algunos estaréis de acuerdo con el mensaje del texto (el amor es fijo y eterno) y otro no (el sentimiento afectivo es inestable y mutable, ya que por circunstancias, se puede querer o dejar de querer a las personas)

En esta copla se defiende la pasión desde un punto de vista idílico y positivo (el amor como algo infinito).

2. Una persona enamorada no necesita demostrar ni justificar sus sentimientos de afecto, ni mucho menos manifestarlos de una forma explícita o ruidosa.

El amor es una emoción pura, auténtica, natural, que se tiene o no se tiene interiorizada, y no hace falta establecer una prueba específica, un test o experimento para comprobar o cuestionar la autenticidad de la afectividad. El cariño verdadero no se pone nunca en duda, ya que existe por sí solo y es innegable.

Aunque el amor es un concepto abstracto (no se puede ver, tocar, oler o escuchar), sí se manifiesta y proyecta de una forma inconsciente e involuntaria en nuestra vida, en todo tipo de situaciones y contextos sin llegar a establecer una prueba del algodón para ver si una persona está enamorada.

Esta idea conecta con la de aquellos teóricos medievales que defendían que a pesar del carácter abstracto de la pasión, esta se percibe implícita e intuitivamente en el ambiente, en el lenguaje corporal, la mirada, la forma de andar, los gestos, la forma de actuar, de comportarse…

No hace falta decir te quiero mucho o estoy enamorado (materialismo) para demostrar que amas a una persona (espiritualismo). Eso se intuye, se adivina, se vislumbra en la forma de actuar y comportarse de la gente. No se necesita un laboratorio científico para detectar el amor.

Muchas veces, sin darnos cuenta y de forma no consciente, actuamos como auténticos enamorados, y eso la gente lo capta, lo presiente, lo barrunta con su sexto sentido.

El cariño habla por sí solo, sin refuerzos o aliños artificiales. Una persona enamorada no necesita pregonarlo o decirlo. Es algo que tiene interiorizado y forma parte de su ser. No hace falta explicar con palabras el gozo que sientes por alguien. Os remito a la mística: la pasión es tan grande que cuesta encontrar la expresión lingüística correcta.

¿Qué conclusión sacamos de todo esto? El amor es un concepto abstracto y mental, que se manifiesta en situaciones vitales concretas y materiales. Desde la intuición puede ser percibido sensorialmente, y deducir que una persona está loquita por nosotros. Por eso, el cariño está presente en todos los espacios y tiempos.

Evidentemente, se trata de un pensamiento subjetivo, defendido por la voz lírica de este vals. El receptor podrá estar o no de acuerdo con el planteamiento. La protagonista hace su propio análisis, basándose en su bagaje y experiencia como ser humano. Cada uno de nosotros tendrá su opinión.

En los primeros versos se produce el adelantamiento del complemento directo a primera posición oracional, antes del verbo (hipérbaton): Amor me estás pidiendo a todas horas.  

Es una manera de dar protagonismo e importancia al sentimiento amoroso. Este poema es una reflexión o visión personal de la pasión afectiva en el ser humano. El concepto prima sobre los personajes y la acción.

La anáfora (los dos primeros versos empiezan por amor) ayuda a soldar y a remarcar la envergadura del componente reflexivo sobre el lírico: Amor me estás pidiendo…/Amor que no me quieres confesar.

Para mucha gente, especialmente para aquellas personas tímidas y cerradas a las que les cuesta expresar sus emociones, decir que estás enamorado se convierte en un acto difícil y vergonzoso.

A algunos les supone un trauma transmitir lo que sienten (ya sea por timidez, cobardía o miedo), y prefieren guardárselo para sí mismos. Esto le sucede a la parte masculina. Al hombre le produce cierto pudor abrirse y manifestar sus sentimientos: intentas esconder la luz de tu querer sin ver que no me puedes engañar. La iluminación es una metáfora de la pasión amorosa, procedente de la poesía mística.

Por mucho que el chaval intente ocultar el afecto hacia la chica, al final, el cariño es tan inmenso que vence miedos, inseguridades y retraimientos. Siempre sale, por muy dentro que esté. Da igual que te calles y lo escondas, pues como os he dicho, la pasión habla por si sola, se emana en los actos cotidianos concretos. Está presente en la esencia de la persona. No la puedes evitar. Es imposible luchar contra ella. Aunque no digas te quiero el cariño se detecta.  

La protagonista piensa que cuando estás enamorado es absurdo e imposible negarlo, ya que el sentimiento es inherente.

A partir del 5º verso el poema se convierte en una sucesión o enumeración de imágenes que representan la manifestación inconsciente de la pasión amorosa: sin que nos demos cuenta, el cariño se proyecta y percibe en todo tipo de situaciones reales. La anáfora es el mecanismo que introduce los diferentes contextos en que el amor fluye: Amor hay en tu voz cuando me llamas/ Amor en tu silencio de dolor/Amor al sonreír, amor al discutir.

Las antítesis entre la voz y el silencio y las sonrisas y las discusiones eternizan el afecto amoroso, el cual está presente en todo tipo de circunstancias y situaciones aunque estas resulten contradictorias y opuestas.

La pasión no solo se demuestra en momentos de sensualidad o positividad, sino también en escenas cotidianas con connotaciones negativas: Reñir también es una forma de pedir amor. El amor está en lo bueno y en lo malo.

La personificación y la comparación refuerzan el carácter omnipresente del sentimiento, el cual se da en todo tipo de contextos inimaginables: Lo afirman tus ojeras, como dos hogueras al atardecer.

El fuego y el calor son elementos de la mística que constituyen metáforas de la pasión amorosa. Un elemento feo y antiestético (ojeras) irradia algo bonito y entusiasta (amor). Estos contrastes casan con la tesis de que el amor es un sentimiento permanente y eterno en todo tipo de estampas de la vida diaria

En ocasiones, las personificaciones están cargadas de sensualidad (lo dice tu mirada). Ya sabéis que el cuerpo humano se convierte en una caja de resonancia y crea su propio lenguaje. Una mirada, un gesto y un movimiento con la mano comunican, nos informan del estado anímico de buena ventura de alguien en el terreno amoroso. Aunque el amor es abstracto, se puede intuir en muchos elementos concretos.

La intensidad y la pasión van in crescendo a lo largo del estribillo mediante imágenes de color rojo (boca roja de pasión) y un léxico que denota fuerza y locura (grita, loco, ritmo acelerado, desbocado, sin cesar…). El objetivo final es expresar la magnitud y grandeza del sentimiento amoroso.

En la copla es frecuente recurrir a este tipo de terminología pasional que cuantifica en grado máximo (algunas veces, hiperbólico) lo mucho que quieres a una persona.

Los últimos versos constituyen una conclusión o deducción del pensamiento de la voz lírica. El hecho de que el flujo afectivo esté presente en todos los espacios, tiempos y situaciones, es síntoma de que la relación merece la pena y de que el enamoramiento es sincero y puro:  Tú me quieres igual que yo a ti.

La canción parte de una reflexión general, para llegar a un caso personal, particular y concreto, perteneciente a la vida privada de la protagonista. Los pronombres personales (tú-yo) contribuyen a enfatizar la unión y la reciprocidad entre los miembros.

La imagen de fusión y unión entre los amados en una sola entidad genera una sensación entrañable de unidad y armonía: Te vi y estás a todas horas dentro de mi piel. Los dos amantes funcionan como si fueran una sola persona. El hecho de aludir a un elemento físico y corpóreo (piel) da un toque de sensualidad y erotismo.

En los últimos versos la protagonista da un pequeño tirón de orejas al muchacho, en un tono coloquial y exclamativo empleando el dativo simpatético, con un carácter afectivo (no seas para mí tan cruel<no me seas tan cruel).

La protagonista ve absurdo que al novio le de vergüenza, miedo y timidez expresar sus sentimientos, y prefiera ocultar su estado fervoroso de pasión, en lugar de manifestarlo abiertamente.  De vez en cuando, es bonito reconocer las cosas y decir que te gusta una persona.

Es una tontería esconder el amor hacia alguien cuando tu lenguaje corporal y tu forma de actuar demuestran lo contrario: ¿Por qué ese miedo a decir estoy enamorado si luego, por tu manera de hacer las cosas y actuar, se ve que estás caladito hasta los huesos? No tiene sentido ocultar lo inevitable. Querer a alguien es un acto tan bello!!!!!!!!!!!!!!!

Sin embargo, también detectamos una pequeña paradoja en la actitud de la protagonista. El amante, de forma natural y espontánea, ya ha demostrado irradiar y poseer ese amor (en la mirada, ojeras, silencios, palabras, tono de la voz…). Estos elementos constituyen indicios de que existe el cariño. ¿Por qué la chica le da ese tirón de orejas y le reprocha no querer confesar explícitamente ese sentimiento, cuando su cuerpo ya lo expresa?

Realmente, sin necesidad de decir te quiero, el hombre demuestra su enamoramiento a la muchacha. Resulta llamativo que el yo poético defienda una concepción de la pasión amorosa como algo omnipresente, que habla por sí mismo, sin necesidad de aliños, y luego, la protagonista le haga esos reproches (eres un poco cruel por callarte y ocultar).

Al fin y al cabo, se trata de una teoría amorosa. La práctica es otra cosa, y el hecho de que existan esas pequeñas contradicciones entre el decir y el hacer es lo que da realismo y espontaneidad al poema. Nadie es perfecto. Muchas veces nos comemos la cabeza y surgen miedos e inseguridades. Necesitamos que esa persona a la que tanto amamos nos diga te quiero, por mucho que digamos que el amor se demuestra en el día a día y no tanto en actos grandilocuentes, rimbombantes y pomposos  

Métricamente, el inicio del tema está formado por 2 estrofas de 4 versos de arte mayor (casi siempre endecasílabos, aunque hay alguna excepción) en los que riman el segundo y el cuarto (confesar-engañar, amor-dolor). El primero y el tercero quedan libres (horas-querer, llamas-discutir).

La parte central alterna versos cortos de arte menor (lo dice tu mirada) con versos largos de arte mayor (sin cesar tu boca roja de pasión); versos de sílabas pares (como dos hogueras al atardecer) y versos de sílabas impares (lo afirman tus ojeras).

Esto crea un ritmo entrecortante, que recuerda al Cernuda de Los placeres prohibidos.  En el estribillo hay 3 estrofas en las que riman el segundo verso con el cuarto (corazón-pasión, ver-atardecer, cruel-piel). El primero y el tercero quedan libres (ojeras-mirada)

La canción acaba con la repetición de la segunda parte de la primera estrofa, en la que se refuerza la tesis de que la pasión está presente en todos lados sin que nosotros nos demos cuenta. Al final, la reflexión general (teoría) vence al caso particular (práctica). La realidad de la protagonista no importa tanto. Hay reproches al amado porque este no le dice más a menudo te quiero, pero al final, vale más el sentimiento inherente que su expresión concreta y puntual.  


lunes, 29 de noviembre de 2021

Tanto vestido blanco (canción popular): el pobre que ostenta riquezas en un ambiente de sensualidad

Ya sabéis que de vez en cuando me gusta dedicar alguna entrada a analizar coplillas de corte tradicional, autoría anónima, origen incierto (su fecha de creación es desconocida), y transmisión popular, que en ocasiones forman parte del cancionero universal infantil

Muchos niños pequeños dinamizan sus juegos (corros, saltos a la comba o pruebas de echar a suertes) con cancioncillas de ritmo pegadizo y estructura sencilla, plagadas de recursos y efectos fónicos (rimas, aliteraciones...)

El poema que vamos a analizar hoy se incorporó como fragmento dentro de la conocida zarzuela Agua, azucarillos y aguardiente (1897). El libreto fue compuesto por Miguel Ramos Carrión, y la música por Federico Chueca.  

En una escena, unas niñas de corta edad se ponen a jugar en corro al son de una copla infantil, que se ha transmitido a lo largo de los siglos: Tanto vestido blanco

En el género chico es frecuente adherir temas de corte popular (que existen previamente en nuestro folclore, antes de componerse la zarzuela y son conocidos por todo el mundo, pues se irradian de generación en generación). Los personajes, en medio del acto, se encargan de recitar y cantar dichas coplas con el objetivo de ambientar y dar vidilla a las escenas más costumbristas y descriptivas. 


Tanto vestido blanco

Tanta parola
Y el puchero a la lumbre
Con agua sola


Acitrón tira del cordón
Si vas a a la Italia
Donde
 irás tu amor mío que yo no vaya

El puchero está roto
Tiene una raja
Y por allí se salen
Las calabazas


Acitrón tira del cordón
Si vas a Valencia
Donde irás tú amor mío sin mi licencia

Tengo las calabazas
Puestas al humo
Al primero que llegue
Se las emplumo


Acitrón tira del cordón
Si vas a Valencia
Donde irás tú amor mío sin mi licencia

Tanto reloj de oro
Tanta cadena
Luego van a su casa
Y no tienen cena


Acitrón tira del cordón
Si vas a Valencia
Donde irás tú amor mío sin mi licencia

Tanto vestido blanco, tanta parola
Y el puchero a la lumbre
Con agua sola


Acitrón tira del cordón
Si vas a la Italia
Donde
 irás tú amor mío que yo no vaya.

.................................................................................

Esta canción posee un fuerte componente simbólico, ya que se trata de una sucesión de imágenes domésticas y cotidianas (vestido, puchero, lumbre, agua, calabazas) que hacen referencia a uno de los temas más importantes de la novela áurea española: el deseo de aparentar.

El honor (también llamado honra, reputación o prestigio) constituye uno de los valores fundamentales en la sociedad medieval y renacentista. Consiste en proyectar una buena imagen a los demás, para que la gente tuviera una opinión positiva de ti.

Un método para alcanzar el honor consiste en aparentar una buena situación económica. Se trata de demostrar a la gente que tienes dinero, reforzando tu imagen externa: presentarte ante los demás con una buena vestimenta, un aspecto físico cuidado, tener la fachada de tu casa llena de elementos valiosos…

Se da importancia a lo superficial, a la proyección hacia el exterior, al envoltorio, a la fachada, aunque luego en tu vida íntima (cuando nadie te ve) te mueras de hambre.

¿Recordáis al personaje del escudero del Lazarillo de Tormes? Este hombre quería proyectar la imagen de noble toledano acomodado y adinerado. De ahí que siempre estuviera eligiendo las ropas y vestimentas más caras, cuidando los detalles (el escudo nobiliario en la puerta de su vivienda, la capa, la espada, los tejidos de seda…).

El escudero cuidaba su forma de andar y sus gestos para hacer ver a los vecinos que su vida era un caudal de dinero y riquezas. En realidad, la existencia de este personaje no resultaba tan idílica ni feliz como la gente pensaba, pues el hombre no tenía nada que echarse a la boca. Su morada estaba semivacía. Ni siquiera había muebles.  

Él prefería gastarse lo poco que tenía en aparentar buena fortuna delante de la gente (la ropa, los ornamentos…) que en adquirir comida. Muchos nobles ponían por delante la imagen social, en detrimento de la alimentación. Si se descubre su verdadera situación económica, serían el hazmerreír del pueblo (lo cual atentaría contra el honor).

Esta canción es un homenaje al deseo de aparentar de las personas. Por fuera, disimulan que todo marcha como la seda, que la vida les va bien, que todo es abundancia y juerga. Por dentro, están sufriendo, ya que pasan mucha hambre: Tanto vestido blanco tanta parola, y el puchero a la lumbre con agua sola

El vestido simboliza la cáscara, el envoltorio, la carcasa, todo aquello que es perceptible a primera vista y causa impresiones positivas o negativas en la sociedad. El blanco es el color que está relacionado con la pureza, lo impecable, el hecho de tener una reputación 10 en la sociedad (sin manchas). La gente quiere alcanzar un estatus social prestigioso (honor). Los vecinos te juzgan por lo que aparentas en lugar de por lo que eres.

Parola es un término italiano que significa palabra. La expresión, el idioma y el signo lingüístico sirven para “engordar” esa apariencia. Hablar es gratis. La gente, dándole a la lengua, puede decir lo que quiera para dar una imagen positiva de sí mismo (me va bien, he comprado un piso, gano 3000 euros al mes, vivo de puta madre…).

Aunque no sea verdad, tú puedes decir lo que te dé la gana y aparentar que tu vida es el Paraíso. La gente se lo creerá o no, pero nuestra capacidad locutiva puede ser utilizada para darnos propaganda a nosotros mismos y difundir una situación de buena ventura, aunque la realidad sea otra

El indefinido (tanto) cohesiona de forma paralelística los elementos que forman parte de ese deseo de apariencia: tanto vestido blanco, tanta farola…La estructura está formada por la suma de un cuantificador (tanto/tanta) y un sintagma nominal (vestido blanco/ farola)

Esto contrasta con la realidad: el puchero a la lumbre con agua sola. En un lenguaje más coloquial y menos poético, diríamos: mucho traje, mucho lujo, mucha palabrería, pero se mueren de hambre 

El puchero con agua es una imagen que está relacionada con la precariedad, la carencia, la escasez. El vestido y la palabra son solo un envoltorio, una fachada falsa, detrás de la cual encontramos una situación negativa y dramática: a mucha gente le gusta pregonar que su vida es buena, que nada en la abundancia, para darse prestigio, pero la realidad es otra: esas personas, están viviendo una situación angustiosa (no tienen dinero ni para comer).

El ser humano tiende a esconder, maquillar y ocultar sus miserias, ya que eso crea una mala imagen de la persona de cara a la sociedad.

Por tanto, se produce una antítesis entre el vestido y la palabra (apariencia) y el puchero (realidad). Este último, por metonimia, representa la comida. Se alude al continente (olla) por el contenido (lo que hay dentro de esa cacerola: alimentos, que en este caso es solo agua).

El avío, en la escala de necesidades humanas, es un motivo primario. Si no ingerimos nutrientes, el cuerpo se muere. Por lo tanto, el puchero simboliza aquellas cosas que son imprescindible para la vida.

Mucha gente da importancia a lo superficial, a lo secundario (el lujo, la parafernalia, la tontería, el detalle) y deja de lado las cosas trascendentales (comer). Hay individuos que no saben diferenciar lo vital de lo accesorio. No jerarquizan, no priorizan. En lugar de preocuparse por satisfacer sus necesidades básicas (dignidad), están pendientes del qué dirán, de que la gente se crea que viven a todo tren.

En la segunda estrofa el yo poético se recrea en la miseria de una forma excesivamente dramática. Enfatiza la parte cruda de la realidad. A una imagen que de manera inherente ya transmite negatividad y precariedad (el puchero con agua) se le añade un detalle muy cruel, que roza el patetismo y lo macabro: El puchero está roto, tiene una raja.

Un recurso efectista en la canción infantil es sumar penas y miserias de forma continua a una determinada situación, con el objetivo de crear un contexto rocambolesco, cercano a la caricatura, que llame la atención de los niños. Cuanto más miserable sea la escena, más expectación crea en el receptor.

Por eso, se utilizan términos o expresiones sinonímicas que funcionan como paráfrasis: está roto=tiene una raja

La olla ya no está en el fuego con agua sola. Se han añadido calabazas: el puchero está roto, tiene una raja, y por ahí se salen las calabazas.

En épocas de miseria y crisis económica (por ejemplo, la Posguerra), mucha gente solo se alimentaba de alimentos vegetales (patata, calabaza, algarrobas…) y apenas se comía carne, pescado o huevos. Todo se racionaba.

La calabaza tiene un significado descriptivo o denotativo (vegetal grande naranja), pero también, otro no descriptivo o connotativo, ya que puede sugerir (de forma subjetiva) ideas como hambre, miseria o escasez, pues es un alimento que se comía en tiempos de decadencia.

Todas las palabras tienen un significado objetivo (el que aparece en el diccionario) y otro subjetivo (lo que nos sugiere el vocablo). El significado subjetivo de calabaza dota de fuerza a la composición.

En la tercera estrofa la voz lírica sigue recreándose en la precariedad, profundizando como si fuera el zoom de una cámara: Tengo las calabazas puestas al humo, al primero que llegue se las esplumo.

Esplumar es un término sefardí que significa desplumar, quitar las plumas al ave. Un vocablo aplicado a un animal se proyecta sobre un elemento no animal (calabaza). Esto crea un efecto esperpéntico (animalización) con el fin de deformar y enfatizar la crudeza del mundo, pero de una forma simpática, con una leve comicidad (recordad que se trata de una canción infantil).

Estas descontextualizaciones semánticas son habituales en la poesía cancioneril, sobre todo en el género satírico, con la finalidad de hacer juegos con el lenguaje, que generan efectos críticos y burlescos.

En la última estrofa se recoge una antítesis entre la abundancia/apariencia y la realidad/ miseria: Tanto reloj de oro, tanta cadena. Luego van a su casa y no tienen cena.

El reloj de oro y la cadena son elementos valiosos, caros, preciosistas y ornamentales, que transmiten positivad y sensualidad, pero no son útiles para la supervivencia del ser humano. De hecho, suelen aparecer en tendencias poéticas frívolas e intrascendentes como el Rococó o el modernismo exotérico que recurren a imágenes relacionadas con el adorno femenino o el metal precioso.

Por el contrario, la imagen de la falta de cena simboliza la precariedad y la escasez. La gente da más importancia a la apariencia, a la fachada externa, que a las cosas básicas (comer)

Mientras las estrofas hacen referencia al tema del deseo de aparentar lo que no se tiene, en el estribillo, el contenido da un giro radical y la canción se convierte en un derroche de sensualidad y erotismo Los estribillos están influidos por la lírica popular mozárabe y hebrea (jarchas).

Las jarchas son composiciones puestas en boca de mujer, que se lamenta por la ausencia o inminente ausencia del marido. Uno de los personajes arquetípicos es la dama atrevida que pide a su amante que no se vaya a ningún sitio sin ella, y que se la lleve allá donde esté. El hecho de que una fémina hable de forma tan osada, dando órdenes a su amado, resulta procaz, improcedente y escandaloso en ciertas sociedades conservadoras.

El deber de la hembra es quedarse en casa esperando a que su macho regrese. La gente veía con malos ojos a las esposas que pasaban mucho tiempo fuera del hogar. Cada uno tiene su rol en la pareja: él, conseguir el sustento para la familia; ella, cuidar la vivienda.

En las jarchas, hay mujeres que ruegan a sus maridos irse con ellos: no quieren quedarse solas. Esto es lo que sucede en la canción: Si vas a Valencia/a la Italia…¿Dónde irás tú, amor mío, que yo no vaya?

El vocativo con el adjetivo posesivo (amor mío) y el contraste entre los pronombres de primera y segunda persona (yo-tú) remarca la unión de los amados, dotando al poema de cierto espíritu místico.

El lenguaje y las palabras del estribillo poseen conexiones con la lírica andalusí del XI: Acitrón tira del cordón si vas a Valencia/La Italia. Muchas jarchas mozárabes y hebreas están cargadas de erotismo y simbología erótica, que influyen en esta canción:

-Por un lado, el cordón. En la Edad Media la gente vestía con unos calzones anchos y largos llamados zaragüelles. El cordón sirve para atar el calzón a la pierna. La mujer le pide al amado que le desabroche el cordón para quitarse el zaragüelles y quedar desnuda delante de él. Como veis, detrás de ese lenguaje doméstico se configura una imagen que roza lo erótico. La dama, en una actitud impaciente, le ruega al esposo que le dé un tirón violento que la despoje de las trabas del ropaje. Muchas veces, los niños recitan poemas sin saber lo que cantan jejjejeje

-Por otro lado, acitrón, es una palabra andalusí, en aumentativo, que sirve para designar al amante discreto, modoso, tímido, al que le cuesta tomar la iniciativa en la relación sexual. En este tema la que pide mantener devaneos eróticos con la pareja es ella. Esto lo expresa con el imperativo (tira del cordón).

Lo normal en la época es que sea el hombre el que domine y mande, y la mujer la que lo siga. En esta canción es al revés. La dama lleva la voz cantante en la relación

Este tipo de composiciones tan subidas de tono fueron censuradas por las autoridades de la época, sobre todo en el periodo morisco. Autores como Ibn Quzmán fueron detenidos y encarcelados por crear coplas tan explícitas en la expresión de insinuaciones eróticas

Métricamente, las estrofas están formadas por seguidillas. El primer y el tercer verso son heptasílabos. El segundo y el cuarto, pentasílabos (7- 5a 7- 5a). Los pares riman en asonante (raja-calabaza) y consonante (cadena-cena, parola-sola). Los impartes van por libre (blanco-lumbre).

Cada seguidilla está rematada por una estrofa de tres versos (estribillo), en los que no hay rima ni regularidad métrica: Acitrón tira del cordón/si vas a la Italia/ ¿Dónde irás tú, amor mío, que yo no vaya?. Cuando a una seguidilla se le adhiere una estrofa de tres versos hablamos de seguidilla compuesta.

Esta coplilla se concibe como una fusión de la novela áurea española y la poesía satírica y crítica de los cancioneros del siglo XV (por el tema del deseo de aparentar lo que no se tiene y engrandecer el honor) con la sensualidad de la lírica erótica que imita el estilo de la jarcha andalusí. Una mezcla extraña y curiosa, que se ha integrado al cancionero popular infantil.

Por supuesto, un tema tradicional como este ha tenido muchísimas versiones y variantes en la letra. Cuando algo se transmite durante tantos siglos, es normal que por el camino se añadan, quiten o modifiquen elementos

jueves, 18 de noviembre de 2021

En el último minuto: nunca es tarde para encontrar el amor

Podríamos decir que Juanita Reina constituye la antítesis de Marifé de Triana. Mientras que en el repertorio de esta última predomina lo trágico y lo dramático (Caramelitos de menta es una excepción cómica dentro de esa tendencia histriónica), con Juana sucede lo contrario: los temas salerosos y burlescos se imponen a los poemas más serios

A lo largo de la historia del blog hemos analizado muchas canciones ligeras de la artista macarena pero también, en su larga trayectoria como folclórica, cultivaría coplas más trascendentales como la de hoy. Data del año 1971. Fue compuesta por Rafael de León y el maestro Solano. Se titula En el último minuto

Los expertos han definido esta composición como la versión seria de Soltera yo no me quedo (que revisamos hace unos meses).


Yo andaba navegando por los treinta

Sin el amor que tanto deseaba
Y entre mis labios, triste y macilenta
Una rosa sin tallo se quemaba,

Con desesperación,
Buscaba, buscaba un dueño
Y soñaba la cárcel de unos brazos,
De unos brazos,

Pero me despertaba
De mi sueño, de mi sueño
Y con el alma sin paz
Hecha pedazos, hecha pedazos,

Y de pronto y de pronto en el último minuto
A punto, a punto de vestir de negro luto,
Te vi llegar feliz un mediodía
Y el otoño sin rosa de mi espera,
Se convirtió en florida primavera,
Cuando se unió tu boca con la mía.

Tu boca con la mía, tu boca con la mía
Tu boca con la mía, con la mía.

Y tu beso, y tu beso en el último minuto,
En rosa, en rosa convirtió mi negro luto,
Y mi canción de pena en alegría
Y por eso mil veces yo bendigo,
El día que, que me encontré contigo
Cuando se unió tu boca con la mía

Tu boca con la mía, tu boca con la mía
Tu boca con la mía, con la mía.

..................................................................................

En la España de los años 40 y 50 estaba mal visto que una mujer se quedara soltera. Lo correcto y lo convencional era que una chica joven buscara un novio cuanto antes para casarse con él y formar una familia. Cuando una moza traspasaba cierta edad sin haber encontrado a su media naranja, se decía que se había quedado para vestir santos, y eso, era objeto de burla, ironía y sarcasmo por parte de la sociedad.

El hecho de que algo se salga de las costumbres establecidas suele ser motivo de crítica. De ahí que muchas muchachas, por el miedo a quedarse solteras y ser el hazmerreír del vecindario, se casaran sin realmente estar enamoradas.

La protagonista de la canción ha alcanzado una edad complicada en esto de encontrar pareja. Tened en cuenta que en la década de los 40 la gente se casaba muy joven (antes de cumplir los 20). Por lo tanto, una persona de 30 años como la chica, era considerada vieja para descubrir el amor y casarse.  Hoy pocos se casan a los veinte jejjeje.

Sin embargo, aunque haya sido a una edad tardía (en el contexto de la época), la mujer encontrará a un hombre con el que casarse. Cuando pensaba que se iba a quedar soltera para siempre, y su vida se convertiría en una sucesión de días insípidos, descafeinados, tristes y solitarios, de pronto, sin esperarlo, se topa con la persona con la que compartirá el resto de su existencia.

Como dice el refrán, nunca es tarde si la dicha es buena. Aunque haya sido tarde (en el último minuto) es posible encontrar un novio y evitar la temida soltería, y por ende, no ser el hazmerreir de la gente.

La canción se divide en dos partes (estructura bimembre).

-La primera parte abarca las tres primeras estrofas, que describen la situación anímica de la chica antes de encontrar pareja. Ella se siente insatisfecha e infeliz, pues no quiere quedarse soltera.  

-La segunda parte abarca los dos estribillos que describen la situación anímica de la protagonista tras haber encontrado, aunque haya sido a una edad tardía, un novio con el que casarse. Por tanto, la mujer se siente plena y radiante (no tanto por estar enamorada, sino porque ha evitado la soledad sentimental)

La primera estrofa sirve de planteamiento de la historia e incluye la descripción y presentación de la moza. La edad de la muchacha se expresa mediante la metáfora de la vida como camino o lugar de tránsito, rescatada de la poesía elegíaca manriqueña: Yo andaba navegando por los treinta.

El complemento circunstancial de modo, junto la oración de relativo, resaltan la soltería y soledad de la mujer (sin el amor que tanto deseaba).

El cariño se convierte en algo imprescindible y necesario para la vida de la protagonista. Por un lado, es un sentimiento que aporta vitalidad, felicidad, satisfacción, plenitud (espiritualismo); Por otro lado, es un estado de normalidad que permite a la gente pasar desapercibida entre la multitud (materialismo). La etiqueta de “comprometido con” te convierte en un miembro más del rebaño

Lo normal en esta época era casarse. Ver a una chica joven con su novio era algo usual, ordinario, corriente y no resultaba extraño ni llamativo. Sin embargo, una persona sola, sin pareja, no pasaba desapercibida ante los ojos de la sociedad, ya que la gente tiende a resaltar y criticar lo que se sale de lo convencional.

El yo poético, por tanto, no desea el amor por la felicidad y satisfacción que le produce querer a otra persona, sino por alcanzar ese estatus social de normalidad (no llamar la atención ni sobresalir en la comunidad por su estado sentimental). Quedarse soltero es un rasgo negativo y perjudicial desde el punto de vista de la imagen y el honor.

Como consecuencia de ese miedo a la anormalidad, la protagonista se siente triste al no tener pareja. Esa aflicción se manifiesta con tres recursos en una misma frase:

-La metáfora de la flor marchita y descolorida, que hace referencia al paso de los años, el fin de la belleza y la incapacidad de cumplir los objetivos vitales: Una rosa sin tallo se quedaba. A medida que nos hacemos mayores, el cuerpo humano pierde hermosura, y resulta más difícil encontrar pareja, y por ende, consumar nuestra función social (traer hijos al mundo). A la chica se le pasa el arroz. A los 20 tiene más armas para atraer a los hombres que a los 30.

-La personificación de la flor decrépita, con el fin de resaltar el pesimismo y las pocas ganas de vivir de la protagonista, debido a su soltería: triste y macilenta [una rosa]

-El hipérbaton, el cual se manifiesta de forma violenta como en los poemas conceptistas y culturalistas del barroco: Y entre mis labios, triste y macilenta, una rosa sin tallo se quedaba. Cuanto más violento es el hipérbaton, mayores son las inquietudes anímicas del yo. La protagonista está sufriendo mucho con este tema y se nota afectada.

El complemento circunstancial de modo (con desesperación) refleja el ansia de la chica por encontrar pareja. El amor se concibe como un estado artificial, postizo, provocado, buscado, preparado y no como un sentimiento espontáneo, intuitivo o natural. Al final, el materialismo (no quedarse soltero) vence al espiritualismo (pasión, deseo, placer)

Tened en cuenta que muchas mujeres no se casaban por amor, sino para no quedarse solteras. En estos casos, querer o no a la otra persona era algo secundario. Lo importante era vincularse con alguien. Las reduplicaciones (buscaba, buscaba un dueño) marcan el ansia y la urgencia de la protagonista por no quedarse sola. Tener pareja se convierte en una prioridad, en una necesidad de primer orden. El objetivo no es satisfacer el instinto amoroso, sino no ser señalado socialmente (solterona).

La protagonista desea con todas sus fuerzas un novio. El hecho de vincularse con un hombre es representado con la metáfora de la cárcel de amor, muy recurrente en la vieja poesía de cancionero: Y soñaba la cárcel de unos brazos.

El sentimiento amoroso se representa con una trena: aprisiona a la persona. Una vez te enamoras, es imposible desprenderse del afecto por alguien. No puedes escapar de ese vínculo. El apego no desaparece nunca. Queda dentro de ti como si estuviera prisionero en una celda. Surge una necesidad de unión con el amado. Cuando quieres a otro ser humano, te cuesta separarte de él/ella. Te imbricas de tal forma que es imposible quedar libre de esa pasión. Cuando el amor entra en tu vida, no se va. De ahí lo de la cárcel.

En este poema, la prisión no hay que interpretarla en sentido espiritual, sino físico. La voz poética, lo que quiere, es estar con un hombre para no quedarse soltera. Es la cárcel del matrimonio (que no del amor). Lo importante no es querer a su novio, sino unirse a él para adquirir la etiqueta civil de casada

La aspiración de la muchacha es el matrimonio. Este anhelo se expresa metafóricamente mediante la contraposición entre sueño/vigilia y realidad/deseo, tema muy cernudiano

En el plano de la mente, la fantasía y la imaginación su ideal es casarse, dejar la soltería, cuanto antes mejor. En el plano de la vida real, no conseguía pescar marido. Pasaban los años y era incapaz de conocer a un hombre: pero me despertaba de mi sueño, y con el alma sin paz, hecha pedazos. Esto le provoca frustración. Tener un proyecto de vida y no verlo materializado es doloroso.

La cosificación de un concepto abstracto (el alma, el espíritu resquebrajándose como si fuera un objeto) refleja la pena e insatisfacción vital de la protagonista. Esta alcanzará su estado de plenitud y paz interior cuando tenga novio y se case con él. Mientras tanto, se verá sumida en un estado de angustia y perturbación, propio del que no cumple sus sueños.

En el estribillo se produce un giro en los acontecimientos, y la protagonista pasará de un estado de soledad (soltera) a uno de compañía (casada). Encontrará a su media naranja: Y de pronto, en el último minuto […] se unión tu boca con la mía.

Como veis, la trama da un giro inesperado, de una forma brusca y repentina, mediante el marcador temporal “de pronto”. Este supone una ruptura violenta respecto a un estado anterior.

El yo poético estaba triste, solo, desesperado, hundido en la miseria más absoluta. De repente, sin esperarlo, consigue lo que quiere (estar con alguien)

La historia se resuelve de una forma fría y poco romántica. Al fin y al cabo, la señora no busca enamorarse, sino evitar la soltería. Aunque la satisfacción es grande (ya que era su deseo), hay que interpretarlo desde la perspectiva de la sociedad de los años 40: ella no celebra el enamoramiento, sino la posesión de la pareja. Aquí no interesa el proceso amoroso, sino el resultado (estar casado).

El paso de un estado a otro se representa con una metamorfosis metafórica. Antes de conocer al hombre, la realidad se veía de una forma pesimista y gris. Esta infelicidad se representa con el color oscuro del duelo (a punto de vestir de negro luto) y la estación otoñal (el otoño, sin rosa de mi espera).

Cuando fallece un ser querido la gente se viste de negro para expresar la tristeza por su pérdida. El otoño es el momento del año en que la vegetación se degrada, pierde parte de su encanto, se caen las hojas de los árboles, el campo se despoja del color del verano

Al conocer al chico, se produce la transformación. La realidad es vista de una forma optimista y colorida. Esto se representa con una metáfora extraída del ciclo natural (el negro luto se convirtió en florida primavera) y solar (te vi llegar feliz un mediodía).

La primavera es la estación más bonita del año (cuando hay flores). El mediodía es el momento de la jornada en el que hay mayor luz, ya que el Sol está en lo alto del cielo.

Como veis, este poema recurre a metáforas relacionados con el mundo climatológico y atmosférico, poniéndolo en relación con el estado anímico del yo poético

El primer estribillo se remata con una imagen sensual y preciosista, ligada a la unión mística, pero desde un enfoque físico: Cuando se unió tu boca con la mía.

La voz lírica se recrea en una estampa mítica que capta el momento de fusión entre el hombre y la mujer, el instante en que se produce la plenitud y satisfacción de la dama, pues esta ya ha cumplido su deseo, que es tener a su dueño. Ahora puede morir en paz. Su problema ha sido resuelto.

La imagen de los labios besándose es un retrato/fotografía/grabado que representa ese estado de pasión y éxtasis del yo poético tras haber materializado su proyecto vital. Está desprovisto de connotaciones eróticas. Es un momento mágico para la protagonista, ya que deja de ser una solterona, para convertirse en una mujer casada. El sentimiento de placer es igual de grande e indescriptible que el de una persona enamorada.

En el segundo estribillo se proyectan metáforas que reflejan el paso de la infelicidad a la felicidad, mediante elementos feos y negativos que se transforman en cosas bonitas y positivas, en estructuras en paralelismo con elipsis: En rosa se convirtió mi negro luto, Mi canción de pena [se convirtió] en alegría

La mujer agradece al destino (llámese Dios, llámese azar…) el hecho de haber conocido a este señor en el momento y lugar adecuados, justo cuando daba por perdida la batalla y pensaba que la soltería le iba a acompañar para el resto de sus días. Si estuviéramos en un partido de fútbol, diríamos que ha marcado gol en el minuto 93, de chiripa y por puro milagro: Por eso mil veces yo bendigo el día que me encontré contigo.

El numeral mil crea una hipérbole, la cual es un reflejo de las ansias de la protagonista por no quedarse soltera. A día de hoy (año 2021), esta actitud parece ridícula, pero en la España del Franquismo, había mujeres que sufrían por la soltería, y preferían vivir con alguien sin amor, a quedarse solas, ya que eso suponía ser marcadas socialmente

¿Os acordáis de la copla Compuesta y sin novio que analizamos el año pasado junto a la de Soltera yo no me quedo? (las dos de Juanita Reina)

La protagonista representaba a esa minoría de jóvenes que desafiaban lo convencional y veían en la soltería algo positivo y maravilloso en sus vidas (libertad, nada de cargos, ni cuidados de niños, ni rencillas familiares, ni riñas con el marido, ni cuernos…)

En cambio, la mayoría de las mujeres españolas compartían las filosofías de Soltera yo no me quedo y En el último minuto: mejor mal casadas que solteras.

En Soltera yo no me quedo, el asunto se enfoca de una manera cómica y burlesca. En el último minuto, de una forma seria y dramática. En ambos casos, se esboza un retrato de la sociedad española de Posguerra.

Métricamente, la primera estrofa está formada por un serventesio de endecasílabos (11A 11B 11A 11B)

La segunda y la tercera son irregulares: cada verso tiene un número de sílabas diferente, combinando el arte mayor (y soñaba con la cárcel de unos brazos) y el arte menor (con desesperación). Esto dota a la composición de un ritmo entrecortado.

La rima desaparece, salvo en las repeticiones de palabras al final de los versos (hecha pedazos)

Los estribillos constan de la unión de un pareado de quince sílabas (luto, minuto) con un cuarteto endecasílabo (11A 11B 11B 11A) y dos versos sueltos que crean un eco con el final del cuarteto (tu boca con la mía).

miércoles, 10 de noviembre de 2021

Caramelitos de menta: besos que saben a Gloria Bendita

La artista sevillana Marifé de Triana siempre sintió predilección por las coplas trágicas y dramáticas. Su capacidad para meterse en la piel de los personajes y llevar el conflicto hasta su máxima intensidad escénica y teatral le hicieron ganarse el sobrenombre de la actriz de la copla.

No obstante, a lo largo de su trayectoria discográfica, Marifé no solo interpretó temas serios y lacrimógenos, sino también canciones ligeras, desenfadadas y sensuales como las que os traigo hoy. Fue compuesta por Ochaita y Solano en el año 1967. Se titula Caramelitos de menta

Aunque la gente tiende a asociar a la intérprete sevillana con esa copla desgarradora y visceral, propia de una época de decadencia, plagada de excesos y barroquismos (con peinetas tiradas por el suelo, tirones de pelo, gestos desmesurados, agudos llevados al límite…), no hay que olvidarse de la otra Marifé, la que es capaz de rebajarse a registros menos solemnes y transmitir dulzura, belleza, insinuación, espontaneidad y alegría de vivir

La canción española no es solo una sucesión de dramones. El público también agradece piezas ligeras y desenfadas en medio de un espectáculo. El abuso del dolor, el llanto, la pena y el despecho saturan al espectador, por mucho que la cantante de Burguillos sea una experta en esos estilos. Una composición como la de hoy aporta variedad y riqueza a la función, descongestionándola de miserias emocionales.



Descalcita entré en tu alcoba, vi,

vi que estabas soñando, vi,

vi que estabas soñando.

Un beso te di en la cara, que,

de mi estabas hablando, que,

de mi estabas hablando.

 

Ay, bésame, besa,

bésame en la cara,

caramelitos de menta

por la noche y la mañana.

Ay, bésame, besa,

bésame en los labios,

caramelitos de menta

por la mañana temprano.

 

Por donde quiera que vaya

parece que te voy viendo,

son las sombras del querer,

que me vienen persiguiendo.

 

Ay, bésame, besa,

bésame en el pelo,

caramelitos de menta

de noche mirando al cielo.

Ay, bésame, besa,

bésame en los ojos,

caramelitos de menta

por la tarde en los rastrojos.

 

El arroyo busca el río,

el río, busca la mar,

el río, busca la mar.

Y yo de noche y de día

te busco sin descansar,

te busco sin decansar.

 

Ay, bésame, besa,

bésame en la cara,

caramelitos de menta

por la noche y la mañana.

Ay, bésame, besa,

bésame en los labios,

caramelitos de menta

por la mañana temprano.

 

La camita en que yo duerma,

a veces es de carmesí,

con las sábanas volando,

para darme gusto a mí.

 

Ay, bésame, besa,

bésame en el pelo,

caramelitos de menta

de noche mirando al cielo.

Ay, bésame, besa,

bésame en los ojos,

caramelitos de menta

por la tarde en los rastrojos.

 

No me seas celoso,

que si lo sé,

a la sombra de un hilo,

te la pegaré.

 

Ay, bésame, besa,

bésame en la cara,

caramelitos de menta

por la noche y la mañana.

Ay, bésame, besa,

bésame en los labios,

caramelitos de menta

por la mañana temprano.

................................................................

El título del poema (Caramelitos de menta) está construido desde la óptica metafórica. La metáfora es un procedimiento lingüístico y literario que consiste en identificar un elemento de la realidad con otro, con el que guarda algún parecido o semejanza. En este caso, los caramelitos de menta son los besos.

Como veis, se trata de una metáfora sensual, ligada a una concepción corpórea y física del amor, basada en impresiones y sugestiones personales: dar un beso a la persona que quieres es como saborear un caramelo de menta: se alcanza una sensación de frescor agradable, un estado general placentero, casi místico, que resulta absorbente, atractivo, atrayente, cautivante, satisfactorio y complaciente para la persona que lo toma. Por eso, el yo poético no para de pedir caramelitos de menta (besos) a su amante.

Evidentemente, esta identificación de besos-caramelos es algo subjetivo y personal. La voz lírica ha asociado el ósculo a algo que le resulta agradable a SU paladar, desde SU punto de vista: los caramelos de menta. 

Habrá receptores que sí se identifiquen con esta metáfora (a los que les encante los dulces de menta) y habrá otros que no (sobre todo, si odias el sabor de esta hierba).

El yo poético considera que la menta posee un sabor extásico y placentero. Por tanto, el texto tiene sentido. Si la voz lírica (que es la autoridad del poema) lo concibe así, la literariedad de esta copla no se puede poner en entredicho.

El poema, desde el principio hasta el final, hace hincapié en una situación idílica, feliz, de reciprocidad absoluta entre la protagonista y su amante. Este mundo de la piruleta (en el que todo sale perfecto, es alegría, dicha, prosperidad para la mujer) cohesiona la composición.

Esto recuerda a las canciones del Esposo y de la Esposa del Cantar de los Cantares de la Biblia: todo es armonía, todo es júbilo, todo es color, todo es ventura.

Muchos pensaréis: Menudo empalago!!!!!!!!!! De hecho, encontramos expresiones en diminutivo que dotan al texto de un carácter afectivo (descalcita, camita, caramelito…).

Además, esta canción se caracteriza por representar ambientes refinados y exquisitos, del gusto modernista: suntuosas habitaciones con elementos ornamentales y decorativos de alto valor (Entré en tu alcoba […], la camita en que yo duerma a veces es de carmesí y las sábanas volando), paisajes campestres típicos de la literatura pastoril (por la tarde en los rastrojos…), referencias al amanecer (por la mañana temprano…), a la noche estrellada (de noche mirando al cielo…).

El yo poético recurre a imágenes y comparaciones del mundo natural que tienen como objetivo explicar y representar de forma estética el hecho místico, es decir, la fusión amorosa entre el hombre y la mujer. La protagonista busca al amante para unirse a él, igual que un arroyo busca un río para desembocar en él, o un río buscar al mar.

Esta alegoría, extraída de un fenómeno geográfico y geológico, sirve para ejemplificar la vinculación natural entre dos personas que se quieren y se necesitan mutuamente para dar sentido a sus vidas

Así, el amor se ve como un hecho universal y necesario para que la existencia funcione. Igual que todos los ríos, de una manera natural, necesitan desembocar en el mar, todas las personas necesitamos unirnos a otras personas: El arroyo busca al río, el río busca a la mar y yo de noche y de día busco sin descansar

Por cierto, los términos, arroyo, río y mar forman una gradación semántica, ya que cada elemento tiene una extensión mayor que el anterior, lo cual se manifiesta en el encadenamiento de los versos: El arroyo busca al río/el río busca a la mar

El amor no solo se concibe como un hecho espiritual. También se hace hincapié en sus aspectos físicos, ya que la belleza, la sensualidad, el contacto carnal (besos, abrazos, caricias, buenas palabras…) forman parte de la pasión.

Por eso, algunas partes del tema acarician levemente lo erótico, haciendo mención a la falta de ciertos atuendos en el vestir: Descalcita en tu alcoba vi. El diminutivo (ita) da afectividad a la expresión.

El hecho de que la protagonista no lleve zapatos genera una imagen sugerente. En los poemas modernistas se hace mención a las formas del cuerpo desnudo de la mujer. En este caso, solo de una parte concreta (los pies). Recordad que estamos en el Franquismo. Por tanto, no se puede ser tan explícito. Lo erótico hay que enmascararlo implícitamente y solamente sugerirlo con imágenes.

La falta de ropaje (aunque solo sea en los pies), además de dar sensualidad, simboliza la autenticidad: en el amor uno debe mostrarse en su esencia, tal y como es, sin efectismos ni maquillajes que transformen nuestra forma de ser. El enamoramiento auténtico se produce por esencias (por cómo eres) y no por pertenencias o estados temporales (por lo que tienes, por la ropa que llevas…).

El yo poético se recrea en una situación idílica de correspondencia entre los amados, y la goza gracias a las reduplicaciones versales (vi que estabas soñando/vi que estabas soñando), epíforas (…entré en tu alcoba vi/ …estabas soñando vi) y epanadiplosis (vi que estabas soñando, vi).

El hecho de adelantar un elemento sintáctico de la oración siguiente en un verso anterior en anadiplosis (descalcita en tu alcoba, vi/ vi que estabas soñando), además de marcar el ritmo, dota de continuidad a la escena, adelantando una parte de la información antes de tiempo.

Por un lado, el yo poético quiere retardar el tiempo. Lo que está contando, configura una situación tan placentera que quiere alargarla lo máximo posible mediante repeticiones. Pero por otro lado, también quiere acortar el tiempo. Lo que narra es tan maravilloso que la voz lírica está ansiosa por añadir nueva información gozosa. Cuando nos ocurre algo bueno estamos impaciente por contarlo. Es una mezcla peculiar de sensaciones

Hasta llegar al momento placentero y climático de la estrofa (el beso), hay que pasar por un proceso, una serie de etapas o pasos, que generan tensión y expectación en el oyente. Lo bueno se hace esperar jejjeje. Primero están los preliminares. El ritmo entrecortante ayuda a fragmentar la escena en secuencias (fases), hasta llegar al ósculo:

-Instantánea 1: La mujer entra descalza al cuarto

-Instantánea 2: La mujer ve al amado dormir en la cama

-Instantánea 3: La mujer besa al amado

La relación de reciprocidad y correspondencia no solo se materializa con alegorías de la Naturaleza, sino también con escenas de carácter doméstico y cotidiano. En el verso 3 se dice que el amado se encuentra tumbado en la cama pensando en la protagonista: Vi que estaba soñando. […]. Un beso te di en la cara. […] De mí estabas hablando.

El hecho de soñar con una persona significa que esta es importante para ti. Ha calado tanto en tu vida, que tu subconsciente se acuerda de ella mientras duermes. El amor se manifiesta en todos los estados posibles del cuerpo (durmiendo, despierto…)

El estribillo es una declaración de intenciones, ya que la protagonista pide a su amante que le dé besos, mediante el imperativo (Bésame en la cara). El sintagma caramelitos de menta funciona como una paráfrasis o explicación de dicha orden, para que el receptor sepa que los caramelos son los besos: Bésame en la boca, caramelitos de menta por la mañana temprano

Aunque el amor es un sentimiento abstracto y mental, este se manifiesta físicamente a través de determinados actos concretos y materiales del cuerpo, como es el beso

Las interjecciones cohesionan las estructuras en paralelismo, que tienen como objetivo reforzar el gozo, el placer, el disfrute y el deleite provocados por la pasión que genera la presencia de esa persona a la que tanto queremos: Ay bésame besa, bésame en la cara/ Ay bésame, besa, bésame en los labios/Ay, bésame besa, bésame en el pelo/Ay bésame besa, bésame en el pelo. 

Las recurrencias (bésame, besa, bésame…) enfatizan la necesidad y la dependencia del sentimiento amoroso en el ser humano. Si se insiste tanto en una cosa es porque resulta importante para nosotros. Sin pasión y sin gente a la que querer, nuestra vida sería una basura.

La antítesis eterniza y prolonga en el tiempo el estado de enamoramiento: caramelitos de menta por la noche y la mañana/y yo de noche y de día te busco sin descansar. Estas antítesis provocan una escena hiperbólica, con el fin de intensificar la grandeza del amor que es eterno.

La alusión a partes femeninas del cuerpo (ojos, cara, pelo, boca) dota de erotismo a la composición, además de exaltar la belleza física de la mujer, como ocurre en los poemas sensuales del Rococó

La copla está plagada de tópicos que han referencia a la literatura amatoria feliz, como por ejemplo, el hecho de que todo lo que hay en la realidad te recuerda de una forma u otra a la persona que quieres. Cualquier elemento que veamos en el mundo, nos incita a establecer una vinculación con nuestro amado.  

Esto se expresa de forma estándar y coloquial (Por donde quiera que vaya parece que te voy viendo) y metafórico-personificada (Son las sombras del querer que me vienen persiguiendo).

La entidad y su sombra son dos elementos que van de la mano. No pueden separarse. Todo cuerpo proyecta una sombra en la superficie gracias a la luz. Son dos realidades fusionadas, lo mismo que dos personas que se aman: X forma parte de la vida de Y e Y forma parte de la vida de X

El amor hacia alguien no solo se produce cuando estás con él/ella (en el plano físico), sino también, cuando no está presente en el entorno, mediante el recuerdo. El cariño es un sentimiento que se puede dar en cualquier momento y lugar, independientemente de la presencia del otro. Es el tópico de tener a una persona dentro de tu corazón. Por eso, surge esa necesidad de establecer vinculaciones, ya que todo lo existe te recuerda a esa persona.

Este poema se concibe como una práctica amorosa. Vemos a una mujer enamorada, expresando sus sentimientos, manifestando la pasión desde el cuerpo (besos) y el alma (pensamiento).

El único momento de teoría amorosa lo encontramos al final de la copla donde se hace alusión a uno de los enemigos más peligrosos de la relación amorosa: los celos.

La protagonista está en contra de estos sentimientos nocivos y tóxicos: si uno de los dos miembros es celoso, llegan los problemas. De ahí que la amada ordene a su amado (en modo subjuntivo) que deje de lado las dudas: No me seas celoso

Hay un guiño al refranero popular español, que da el toque cómico al tema: No me seas celoso, que si lo sé, a la sombra de un hilo te la pegaré. El aforismo original dice: “a la sombra de un hilo se la pega una mujer a su marido”.

Esta máxima hace referencia al adulterio de una mujer a un hombre. El esposo se pone celoso al ver que el mundo está lleno de hombres que pueden acechar a su amada. Entonces, surgen miedos, inquietudes e incertidumbres. No se fía de la mujer. Teme que ella se enamore de otro y se la quiten. La esposa, viendo las inseguridades del amado, se desencanta, deja de ser feliz, le entran ganas de conocer a otros, ya que no le gusta ese carácter celoso del marido. Y por tanto, acecha el peligro del adulterio y la infidelidad.

Por eso, la protagonista le pide al amado que su relación se base en la confianza. Nada de celos y temores. Solo así alcanzarán la plenitud y les irá bien

Métricamente, la primera estrofa es irregular, fruto de repeticiones y adelantamientos sintácticos

Los estribillos son de arte menor, pues combinan el hexasílabo con el octosílabo, dando lugar a dos cuartetas (8a 8b 8a 8a).

La segunda estrofa consta de una copla: 4 versos octosilábicos con rima entre segundo y cuarto, mientras que el primero y el tercero quedan libres (8- 8a 8- 8a)

La tercera estrofa está formada por 6 versos, pero realmente son cuatro ya que dos son repetidos. Si obviamos las duplicaciones, el resultado es otra copla: 8- 8a 8- 8a

La cuarta estrofa es idéntica a la segunda. Aunque hay un verso de nueve sílabas (a veces es de de carmesí) a la hora de pronunciarlo, fusionamos la terminación –es de “veces” con el “es” del verbo ser, dando lugar a un alargamiento de –es, y por tanto, la reducción de una sílaba: a vecEEES de carmesí. Recordad que cuando un verso termina en agudo hay que sumar una sílaba.

En la quinta y última estrofa se pierde el verso octosílabo. El esquema es 7- 5a 7- 6a. Si el último verso fuera pentasílabo en lugar de hexasílabo, estaríamos ante una seguidilla perfecta.