La búsqueda de paraísos artificiales es un tópico recurrente en el mundo del arte y la literatura. Ante las frustraciones e insatisfacciones vitales, muchos poetas (especialmente los modernistas) optaron por olvidar las penas y desengaños refugiándose en realidades paralelas, como el alcohol, el sexo, la droga o el tabaco. El objetivo de estos placeres no era otro que el de evadirse de la tristeza, aunque fuera de manera provisional.
Este es precisamente el tema de la canción que vamos a
analizar hoy. Se titula El sol no regresa. Fue compuesto en el año 2004 para la
Quinta Estación dentro del disco “Flores de alquiler”.
La fusión de pop-rock español con ranchera mexicana hizo que
el tema triunfara a ambos lados del charco, y el grupo, que hasta ahora solo
había tenido éxito en México, por fin se diera a conocer en nuestro país. Gracias
a esta canción, Natalia Jiménez y Ángel Reyero empezaron a sonar en las radios de
toda España
Hace días perdí
En alguna cantina
La mitad de mi alma
Más en quince de propina
No es que sea el alcohol
La mejor medicina
Pero ayuda a olvidar
Cuando no ves la salida
Hoy te intento contar
Que todo va bien
Aunque no te lo creas
Aunque a estas alturas
Un último esfuerzo
No valga la pena
Hoy los buenos recuerdos
Se caen por las escaleras
Y tras varios tequilas
Las nubes se van
Pero el sol no regresa
Sueños de habitación
De un hotel de carretera
Y unas gotas de lluvia
Que guardo en esta maleta
Ruedan por el colchón
De mi cama ya desierta
Es la mejor solución
Para el dolor de cabeza
Hoy te intento contar
Que todo va bien
Aunque no te lo creas
Aunque a estas alturas
Un último esfuerzo
No valga la pena
Hoy los buenos recuerdos
Se caen por las escaleras
Y tras varios tequilas
Las nubes se van
Pero el sol no regresa
Hoy te intento contar
Que todo va bien
Aunque no te lo creas
Aunque a estas alturas
Un último esfuerzo
No valga la pena
Hoy los buenos recuerdos
Se caen por las escaleras
Y tras varios tequilas
Las nubes se van
Pero el sol no regresa
Y tras varios tequilas
Las nubes se van
Pero el sol no regresa
Y tras varios tequilas
Las nubes se van
Pero el sol no regresa
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El texto habla de la depresión que sufre el yo poético
como consecuencia del fin de la relación amorosa, y la tristeza que le provoca el
recuerdo del amado. Con el objetivo de olvidar a esa persona a la que tanto
quería, y atenuar la pena que le causa la ausencia, se refugiará en la
bebida.
Todo esto lo refleja en los primeros versos: “Hace días
perdí en alguna cantina la mitad de mi alma más el quince de propina”.
Para los que no sepáis, una cantina es un establecimiento donde
se puede beber, comer y comprar alimentos y bebidas. En el español
Iberoamericano suele usarse como sinónimo de taberna, salón, bar. Lo que está
claro es que el yo va a esa cantina a intentar olvidar las penas a base de
bebidas alcohólicas.
El hecho de usar la unidad temporal sin artículo (hace días)
dota al poema de una atmósfera dramática ya que enfatiza la miseria emocional
del yo, intentando prolongar en el tiempo la situación de precariedad y pena. A
pesar del tiempo pasado desde el final de la relación, los efectos siguen hasta
hoy.
La voz poética va a dejarse todas sus energías vitales en
ese paraíso artificial, con el objetivo de olvidar al amado. Esto se refleja en
la metáfora: “Perdí […] la mitad de mi alma”. El alma representa la vida, la existencia,
la consciencia.
Un paraíso artificial, al final, es un pozo sin fondo para
el espíritu. Te dejas la vida en algo que no es sano, ni saludable, ni
agradable ni bonito, y ni tan siquiera sirve para dar una solución al problema.
Es solo un parche que te permite diluir momentáneamente el problema mientras te
duren los efectos de la bebida, pero el problema seguirá estando ahí. El yo
poético va a perder parte de su vida y de su tiempo (que no es infinito) en un
paraíso artificial.
Veremos a un yo poético al borde del colapso y el
hundimiento, en una situación de soledad, la cual se enfatiza de una forma
irónica: “Perdí […] la mitad de mi alma y el quince de propina”.
El quince de propina se refiere al 15% de propina que hay
que dejar de forma obligatoria en los establecimientos de algunos países.
Seguramente, la canción aluda a México (tened en cuenta que la Quinta Estación
hizo parte de su carrera en América, y además, las cantinas son típicas del
país azteca). Emborracharse hace daño al bolsillo
Con este recurso poético-sarcástico vemos a un yo poético
totalmente roto, que ha perdido todo lo que tiene (amor, tiempo, dinero, ganas
de vivir…). El ser humano es la suma de lo material y lo espiritual. Si ha
perdido dinero (material) y ha perdido el alma (espiritual), no le queda
absolutamente nada. Aunque la melodía es alegre, el contenido es bastante
profundo.
La función del paraíso artificial es borrar el recuerdo de
lo pasado y dulcificar la pena presente que genera la ausencia, tal como se
refleja en la metáfora:” No es que sea el alcohol, la mejor medicina, pero
ayuda a olvidar”.
Como podéis ver, la canción alude al viejo tópico del amor
como enfermedad de la poesía de cancionero. Y se habla de la bebida como un
posible remedio o medicina para curar esos males de amores.
Mediante la lítote la protagonista reconoce que ponerse
hasta el culo no es la solución más efectiva (no es la mejor medicina). Es una
forma de suavizar y atenuar las ideas del yo poético, que sabe de sobra que ese
paraíso artificial no es bueno para su salud (es lo peor que puede hacer), pero
como lo practica, tampoco es plan de venderlo como lo peor de lo peor.
Otra metáfora bastante explotada en la literatura es la
decadencia o crisis vital como espacio cerrado: “Cuando no ves la salida…”. El
yo poético de la canción está en una etapa de su vida bastante decrépita. Ha
perdido la ilusión, las ganas de vivir. Está claro que está pasando una
depresión y un bache importante. De ahí que en el camino de la vida (tópico
manriqueño por excelencia), haya tramos totalmente cerrados y herméticos, sin
salida posible.
La voz lírica está inmersa en esa depresión, no puede
avanzar en su vida. Está estancada en el pasado y hundida en la misera porque
es incapaz de encontrar nuevas motivaciones vitales.
La protagonista recurre a un mecanismo de defensa típico del
psicoanálisis, y que es bastante común en el ser humano en los periodos de
crisis vital. Se trata de aparentar que la vida transcurre con absoluta normalidad
y que te encuentras más o menos bien, cuando en realidad el alma está sufriendo
mucho, con el objetivo de no preocupar a la otredad, mantener la imagen o el
orgullo intacto, o simplemente una forma de buscar la autoconsolación: “Hoy te
intento contar que todo va bien, aunque no te lo creas”. Su deseo sería poder
seguir con su vida de una forma natural, pero no puede.
Al final, la apariencia es solo un espejismo que sirve al yo
para autoengañarse. La situación real es mucho más dura. La voz poética se
niega a luchar para salir esa depresión y estado de miseria emocional: “A estas
alturas un último esfuerzo no vale la pena”.
Está anclado en el pasado, abandonado a sí mismo, sus
recuerdos lo atan, le impiden seguir hacia delante en la vida, le cuesta
asimilar que la relación ha terminado. Solo se refugia en el paraíso artificial
para olvidar los problemas del presente, no para darles una solución.
La personificación (“Hoy los buenos recuerdos se caen por
las escaleras”) expresa la idea de que todo se derrumbó, que nada volverá a ser
como antes, que lo vivido es solo pasado y recordar los buenos momentos con esa
persona tampoco te alivia.
La turbulencia anímica se enfatiza con la aliteración de la
silbante “s”: Hoy loS buenoS
recuerdoS Se caen por laS eScaleraS y traS varioS tequilaS”. Todo su sistema
vital se ha desmoronado con el fin de la relación. A partir de ahora nada será
igual. El pasado no va a volver.
Al final, el hecho de refugiarse en el paraíso artificial
tampoco es la solución. Conseguirá olvidarse por unos momentos de las penas, de
los malos recuerdos, de los problemas, pero jamás va a volver a recuperar esa
felicidad de antaño. Esto se refleja en la metáfora: “Tras varios tequilas las
nubes se van pero el sol no regresa”.
Las nubes representan la oscuridad del alma, la pena, la
tristeza, la decepción. Un paraíso artificial (“tequilas”) te puede ayudar de
forma puntual a olvidarte de los problemas, pero lo que nunca te va a hacer es
recuperar la felicidad, la cual queda identificada con el sol, que es la luz
del alma, que da motivación, alegría, placer, vitalismo, ganas de existir: “El
sol no regresa”.
Por mucho que te refugies en la bebida, no vas a tener la
misma felicidad que solías tener con esa persona a la que tanto querías. El
paso del tiempo no hace al yo poético alcanzar el mismo punto de cuando estaba
con el amado. Estará en una situación peor, lo cual lleva a la decepción. No se
ha podido quitar la espina.
La segunda estrofa de la canción se centra en el estado de
embriaguez del yo poético. Se trata de una descripción impresionista, basada en
instantes, percepciones sensoriales y subjetivas, pedacitos o estampas que
captan el detalle: “Sueños de habitación de un hotel de carretera, y unas gotas
de lluvia que guardo en esta maleta, ruedan por el colchón de mi cama ya
desierta, es la mejor solución para el dolor de cabeza”.
El yo poético se inserta en un escenario alejado del tumulto
y el ajetreo (“hotel de carretera”). Está solo (“cama ya desierta”). Cuando
bebes, lo normal es que, a partir de cierto punto, pierdas la noción del
espacio y del tiempo y la realidad se distorsione, solapándose el plano real
con el onírico: “Sueños de habitación…”.
Después de semejante ingesta de tequila, ya no sabes si lo
estás viviendo, lo estás imaginando, no sabes ni quién eres, ni qué haces ahí,
todo es confusión y caos mental…
La bebida alcohólica es representada de forma metafórica: “Y
unas gotas de lluvia que guardo en esta maleta”. Las gotas de agua son las
gotas de tequila. Para el yo poético, el alcohol es fuente de vitalidad, es el
líquido que le permite sobrevivir a una existencia penosa.
Gracias al paraíso artificial del tequila, el protagonista atenúa
las miserias emocionales. Por unos instantes se olvida del amor pasado, de los
recuerdos que le atormentan y de la pena que está viviendo con la ausencia.
Mientras bebe, la mente no se acuerda de su contexto vital. El alcohol le
permite evadirse de los problemas. Por eso, es un bien imprescindible y
necesario.
La relación del yo con el paraíso artificial es de
dependencia. De ahí que de una borrachera nazca un momento poético como este.
Esto es decadentismo en estado puro.
La única motivación que le incita a vivir es el paraíso
artificial. Ese es el único vínculo que le une a la vida. Triste pero cierto. El
alcohol ha pasado a formar parte de su vida y lo usa como sustituto del amor
feliz. ¿La diferencia? No proporciona las mismas sensaciones de plenitud y
felicidad. El alcohol no le hará estar satisfecho a largo plazo.
Por eso, el yo se recrea con detalle en la descripción de
las gotas de tequila, de forma casi microscópica: “Y unas gotas de lluvia
[…]que ruedan por el colchón de mi cama ya desierta”.
La cama, que en los textos literarios funciona como nicho de
amor, donde los amantes se dejan llevar por la pasión y culminan el proceso
místico, en esta canción es el soporte sobre el que caen las gotas de tequila. En
lugar de rodar los cuerpos de los amantes por el cochón, rueda el alcohol
El final de la segunda estrofa acaricia lo irónico y lo jocoso,
ya que juega con el doble sentido: “Es la mejor solución para el dolor de
cabeza”. El dolor de cabeza puede interpretarse de dos formas:
-El dolor de cabeza producto de la resaca
-El dolor de cabeza por los quebraderos que impone la propia
vida.
Si optamos por la primera interpretación, el final resulta
escalofriante, ya que se está diciendo que la mejor manera de combatir la
resaca es bebiendo más alcohol. Por lo tanto, tendremos a un yo regodeado y
revolcado en la miseria más absoluta, en un bucle de depresión del que es
imposible salir. Es como la pescadilla que se muerde la cola. Bebo porque estoy
triste, y como después de beber sigo estando triste y me siento mal, pues
combato esa tristeza bebiendo más. Así surge el alcoholismo
La segunda interpretación resume y sintetiza perfectamente
la mentalidad y el modo de vida el yo poético: ante los problemas (fin de la
relación, dolor por la ausencia, recuerdos que atormentan, pasado feliz que no
vuelve…), lo mejor es crearse un paraíso artificial para que se sientan menos
esas penas. Igual de espeluznante que la primera interpretación
Métricamente, las estrofas son coplas: 4 versos de arte
menor que riman segundo con cuarto y primero y tercero van por libre: 8- 8a 8-
8a. En los estribillos, las rimas se reducen a varios pares de versos, que
además están separados (creas-pena, escaleras-regresa)