Flores... las flores...
a las niñas morenas,
y a las rubias encendías,
a las que entran y salen,
y a las que están escondías,
para que nadie las vea,
detrás de la celosía,
yo les vendo las flores,
las flores mas lindas
de Andalucía
Venid muchachas y caballeros,
que a todo el mundo, venderles quiero,
de mis claveles, las maravillas
los mas hermosos, que hay en Sevilla
de mis claveles, las maravillas
los mas hermosos, que hay en Sevilla.
Yo no tengo jardín, ni azotea,
ni arriates, ni huertos en flor,
los claveles los llevo en la cara,
porque me los siembra, la gracia de Dios.
Los claveles los llevo en la cara,
porque me los siembra, la gracia de Dios
Flores...
la que no tenga novio,
la que se le fue el marido,
la que esta en relaciones
veintidós años seguidos,
si se adornan la cara
con estos claveles míos
almirantes y reyes, y reyes
caerán a sus pies, rendidos.
Venga la fea, venga la hermosa,
que en sus cabellos pondré una rosa,
no hay un milagro como mis flores,
para las que sufren de mal de amores.
No hay un milagro como mis flores,
para las que sufren de mal de amores.
Yo no tengo jardín, ni azotea,
ni arriates, ni huertos en flor,
los claveles los llevo en la cara,
porque me los siembra, la gracia de Dios.
Los claveles los llevo en la cara,
porque me los siembra, la gracia de Dios
Flores, las flores...
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Un pregón, como ya sabéis, es un acto de promulgación, es
decir, un evento en el que se hace pública (en voz alta) una información sobre
un asunto de interés general. En la
España del XIX y primera mitad del XX (cuando no había radio
ni televisión, y la prensa era bastante lenta) los pregoneros se encargaban de
transmitir las noticias más importantes de la actualidad nacional, regional y local
por los diferentes pueblos y ciudades. Se paseaban por las calles y plazas,
mientras irradiaban una serie de noticias, sucesos cotidianos, avisos del
alcalde, actos sociales…La gente, escuchando a los pregoneros, se empapaba de
la actualidad social del momento (era una manera de informarse).
Con el paso del tiempo, los pregones empezaron a acompañarse
de melodías, de tal forma que perdieron su carácter informativo (para informarse
ya existía la radio y los nuevos medios de comunicación del siglo XX) y se convirtieron
en un género musical y espectacular, con una función retórica y publicitaria.
Muchas personas que se ganaban la vida a través de la
actividad mercantil (la venta de productos en pueblos, ferias y eventos) confeccionaban
sus propios pregones, con acompañamiento musical, con el objetivo de engatusar
a la gente, atraerla, ganarse su atención a partir de una música bonita y una
letra atractiva, con el objetivo de poder venderles los productos de una manera
gozosa y llamativa.
En realidad, el pregón es una forma de hacer publicidad y convencer
a la gente para que compre productos, a partir de la persuasión y la seducción,
con puesta en escena y efectismo retórico (para que los clientes compren, hay que
utilizar la oratoria, el arte de convencer a partir de la palabra, y así generar
carisma).
La protagonista de la copla de hoy es una gitana que se gana
la vida vendiendo flores a la gente por diferentes lugares de Andalucía. Para
eso, utilizará todas sus artimañas (verbales y artísticas) con el objetivo de ganarse
la simpatía de los clientes, y así que le compren sus flores (claves, rosas…).
En la primera estrofa, mediante el recurso de la enumeración
la protagonista busca un público al que vender sus flores: a las niñas morenas y
a las rubias, a las que entran y salen, a las que están escondidas. Para que el
proceso de venta resulte afectivo, es necesario atraer la atención de mucha
gente, concebir el producto como algo útil y necesario para todo tipo de personas,
aunque tengan rasgos opuestos: que todo el mundo se sienta aludido para comprar
flores. De ahí la presencia de antítesis (morenas y rubias, entran y salen […]
y las que están escondidas).
Como veis, la anáfora y el paralelismo (a las niñas…y a las…/a
las…y a las…), ayudan a distribuir los adjetivos y los verbos de la enumeración.
Todo producto tiene un perfil de comprador. Cuanto más amplio sea ese perfil,
mayores posibilidades hay de que las ventas sean buenas. De ahí que la protagonista
se refiera explícitamente a determinados tipos de personas, las cuales se sienten
aludidas y se interesan por el producto. En este caso, la selección se basa en
rasgos físicos objetivos (color de la piel, el movimiento, la posición…).
Cuando se hace un pregón es importante utilizar un léxico realista,
que se refiera a conceptos e ideas del mundo más inmediato y accesible (flores,
niñas, moreno, rubio, entrar, salir…), para que el receptor se sienta identificado
y reconozca los referentes, aunque también es importante usar de vez en cuando alguna
palabra más rimbombante y llamativa desde el punto de vista del significante.
Por ejemplo, podemos ver que se usa el tecnicismo “celosía”
que sirve para referirse a los enrejados de las ventanas. A lo mejor hay mucha
gente que no entiende esta palabra, pero suena “bonita”, llama la atención, le
da una belleza al texto por su fonética. Esto me recuerda al Modernismo: en los
poemas modernistas aparecen muchas palabras ruidosas (libélula, nenúfar…) que
solo por su manera de sonar crean atractivo en el poema. En la publicidad es muy
importante la apariencia.
Para ello es importante destacar las cualidades y virtudes del
producto, ensalzarlo, elogiarlo, presentarlo como si fuera bonito. En este caso,
la exaltación no puede ser más sencilla y elegante, sin tanta complicación, con
un humilde superlativo: Las flores más lindas de Andalucía. La anadiplosis, además
de dar musicalidad, realza el producto que se vende: les vendo las flores/las
flores más lindas…. El yo poético se manifiesta
explícitamente mediante el pronombre de primera persona, con el objetivo de
involucrarse en el proceso de venta: YO les vendo
En la segunda estrofa, la protagonista vuelve a apelar a su público
y les pide de una manera más explícita que compren claves, mediante el imperativo
(venid) y los vocativos (muchachas y muchachos). La antítesis de masculinidad-feminidad
está al servicio del proceso de venta (las flores son objetos que pueden ser comprados
tanto por hombres como mujeres).
Se hace uso del recurso de la anástrofe, es decir, se invierte
el orden de los elementos de un sintagma (“venderlos quiero”, en lugar de “quiero
venderles”, “de mis claveles las maravillas”, en lugar de “las maravillas de
mis claveles”). Esto da al texto un aire muy del gusto barroquista, con un sabor
añejo que resulta muy marcado y armonioso para el oído. En un pregón de ventas
como este, cuanto más enfatizado esté el ritmo, más engancha a la gente. Además,
esto permite adelantar a primera posición del sintagma el elemento que se va a
vender, cobrando mayor protagonismo. No olvidemos, que al fin y al cabo la protagonista
usa las ventas como forma de vida, así que remarcar el acto de venta es también
importante. Se gana la vida vendiendo flores.
De nuevo, se remarca una cualidad en grado máximo (superlativo)
con el objetivo de exaltar el producto: “los [claveles] más hermosos que hay en
Sevilla”.
Para dotar de valor al producto, la protagonista utiliza el
recurso de atribuirle un origen mítico, único, divino, sobrenatural: los claveles
los llevo en la cara, porque me los siembre la gracia de Dios. La protagonista transmite la idea de que esos
claveles son así por naturaleza, y que la belleza de las flores no es una cualidad
desarrollada artificialmente, sino que se nace con ella (se tiene o no se
tiene): Las cosas innatas e inherentes suelen tener más valor que las cosas adquiridas
o aprendidas (ya que las primeras son auténticas e inéditas).
Otro tópico recurrente del pregón es la muestra de humildad,
es decir, el hecho de presentarse ante el público como una persona modesta,
humilde, sencilla, del mismo nivel social que el receptor (y no como alguien
superior), sin grandes pretensiones ni ambiciones, incluso como alguien pobre,
para así conmover al público, que te vea como uno de ellos e incluso te compre alguna
flor. Esto se realiza mediante el recurso del polisíndeton: “yo no tengo jardín,
ni azotea, ni arriates, ni huertos en flor”. Así la gente se compadece de la
gitana (pobrecilla, que no tiene nada) y se animan a comprar
En la tercera estrofa, la protagonista vuelve a aludir y
apelar de manera explícita a diferentes colectivos, para que se sientan identificados
y compren flores. Esto se hace mediante el paralelismo: a la que no tenga novio,
a la que se le fue el marido, la que esté en relaciones. En esta ocasión, utiliza
los asuntos amorosos y de pareja como criterio de selección, concibiendo las flores
como algo que puede ser útil para todo tipo de gente.
En esta parte de la copla, se recurre a una idea del mundo
pastoril y primaveral idílico: atribuir a las flores propiedades de seducción
amorosa (dando un motivo a la gente para que las compre): con flores, podrás atraer
la atención de la persona que quieres: si se adornan la cabeza con estos claveles
míos, almirantes y reyes caerán a sus pies.
Fijaos que en la oración subordinada condicional se utilizan
tiempos de indicativo (presente y futuro) en lugar del subjuntivo. El indicativo
es el modo de la realidad, frente al subjuntivo que es el mundo de la suposición.
Utilizando tiempos de indicativo en la subordinada, la protagonista concibe la asociación
amor-flores como una certeza, una verdad universal, una teoría, una ley fija y
establecida. Es una manera de asentar y dar solidez a la venta del producto (aunque
también hay cierta “manipulación”, ya que el amor no funciona con reglas y por
regalar flores a tu pareja, no necesariamente vas a triunfar). Si hubiera utilizado
el subjuntivo, lo vendería como una mera suposición o hipótesis sin confirmar,
y eso no es tan sólido a la hora de venderlo.
De todas formas, como podemos ver, las flores son una convención
cultural, y desde la tradición son un símbolo para demostrar el amor a una persona.
La cuarta estrofa sigue la misma estructura de la anterior y
añade la parte final de la segunda:
-Apelación a determinados colectivos, basándose esta vez en
rasgos físicos subjetivos (la belleza y la estética de la persona): venga a la
fea, venga a la hermosa que en sus cabellos podré una rosa. La antítesis (guapa-fea)
permite universalizar el objeto de venta. El hipérbaton (en sus cabellos pondré
una rosa) permite adelantar a primera posición el elemento que tiene que ver
con el comprador. Además de enfatizar el producto, también hay que remarcar al
comprador como forma de atraer su atención.
-La protagonista sigue promocionando las cualidades y funciones
del producto: en este caso, habla de las flores como remedio a las malas
experiencias amorosas: no hay milagro como mis flores para los que sufren el
mal de amores. Igual que en la segunda estrofa recurría a elementos religiosos
(a Dios) para dar fuerza retórica, aquí vuelve a recurrir a una palabra importante
en un ámbito sagrado y piadoso (el milagro). En una sociedad, más católica y practicante
que la de ahora, la Iglesia
y la religión eran una autoridad más, y por eso, la protagonista recurre a
ellos para poder vender sus flores.
El yo poético aparece enfatizado mediante el posesivo de
primera persona (MIS flores) con el objetivo de involucrarse en el proceso de
venta: para convencer a la gente, primero tienes que creértelo tú.
Métricamente, las estrofas pares tienen versos decasílabos
(arte mayor), con tendencia al pareado (venga la fea, venga la hermosa/que en
sus cabellos pondré una rosa, venid muchachas y caballeros/ que a todo el mundo
venderles quiero).
Las estrofas impares, por el contrario, tienen versos de
arte menor (pentasílabos, heptasílabos y octosílabos), con rimas esporádicas en
–ío e –ia.
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