martes, 11 de marzo de 2025

Qué bonito es Badalona (Serrat): una topografía hecha desde la ironía, el humor y el reflejo de lo banal

La última canción que analizamos (Sevilla de Plácido Domingo) constituía un claro ejemplo de texto descriptivo solemne. El objetivo era ensalzar, elogiar y homenajear a una de las ciudades más bonitas de nuestro país, recurriendo a un lenguaje literario de impronta modernista, efectista para realzar la función estética de la palabra. Las torres de oro, los nardos de plata, el río Guadalquivir que quería ser mar, las estrellas, los cromatismos, las sinestesias...todos los elementos están al servicio de dar trascendencia a la capital hispalense, que queda envuelta en un de majestuosidad y divinidad.

En el tema que os traigo esta tarde sucede todo lo contrario. La descripción no se realiza desde la óptica de la exquisitez, lo ornamental y lo preciosista, sino desde la perspectiva de lo burlesco, lo paródico, lo humorístico y lo satírico. El fin no es realzar la belleza o la grandiosidad de una ciudad española, sino “reírse de ella” (o más bien “reírse con ella”, ya que en ningún momento el autor tiene la intención de atacar a nadie o herir sensibilidades…solo busca que el espectador pase un rato gracioso recurriendo a un lenguaje literario plagado de ironía).

En 1978, el cantautor barcelonés Joan Manuel Serrat, compuso uno de sus temas más emblemáticos: Qué bonito es Badalona. Aunque melódicamente no puede considerarse una copla, desde un punto de vista literario y filológico, tiene muchos elementos en común con la canción española. Serrat era un gran amante y seguidor de la copla y a la hora de hacer sus letras incorporaba giros y clichés del género.



Esa calle y esa plaza, y ese municipal,
Y esa esquina y esa fuente, y esa escuela nacional
Y esa estatua, y ese puente, y esa carretera general
Y ese perro muerto en la cuneta, y esos albañiles en samarreta, casi na

Que bonito es Badalona, en invierno y en verano
Con mantilla y barretina, a la sombra, y al solano
Que bonito es Badalona, con sus viejos y sus niños
Con sus hembras y sus hombres, sus averios sus nombres
Su sexo, y su domicilio, y su carnet de identidad

Y esa playa, y esa arena, y ese pie y ese alquitrán
Y esa estación y esa renfe y esa rambla arborizá
Para el corpus serpentina, y bombetas para navidad
Y en verano playa y merendero,
Lleno de extranjeras medio en cuero, casi na

Que bonito es Badalona, en invierno y en verano
Con mantilla y barretina, a la sombra, y al solano
Que bonito es Badalona, con sus viejos y sus niños
Con sus hembras y sus hombres, sus apellidos, sus nombres
Su sexo, y su domicilio, y su carnet de identidad

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¿Conocéis el concepto de desautomatización en el ámbito del arte? Se trata de un mecanismo creativo que se utiliza con frecuencia en disciplinas como la poesía, la pintura o la música.

Desautomatizar es transgredir convenciones, normas, tópicos y hábitos con el fin de causar extrañeza en el espectador, y no dejar indiferente a nadie, pero siempre, desde un contexto de "calidad literaria". Se trata de desviarse de lo que se hace habitualmente pero sin romper con el trabajo bien hecho, para que el receptor se quede con la sensación de que está ante un producto nuevo y diferente.

En la mayoría de casos, los textos descriptivos literarios poseen un carácter exaltador. Se describe una realidad y se presenta como si fuera algo magno, grande, importante, excelente, único e irrepetible, algo bellísimo, máximo, trascendental para la vida y para la humanidad. Es más o menos lo que pasaba en el poema de Sevilla. 

En un texto así todo el mundo espera encontrarse una serie de imágenes ritualizadas y solemnes junto a un lenguaje preciosista y suntuoso con connotaciones y denotaciones positivas (el río, la torre, el color, las estrellas, las sombras de siglos...todo representa la grandeza de un espacio concreto). El autor hace énfasis en las peculiaridades y cualidades que hacen esa ciudad única, original, propia, insólita, singular, inédita. En el caso de Sevilla, lo tenemos claro: el Guadalquivir pasando al lado de la Torre del Oro. Esa es LA IMAGEN que todos los sevillanos/as tienen de su ciudad y consideran la esencia del lugar donde viven. Sin ese río y sin ese monumento, Sevilla no sería Sevilla.

En la canción de hoy se describe la ciudad catalana de Badalona, pero en lugar de hacer hincapié en sus elementos más peculiares/originales/genuinos/autóctonos (por ejemplo, monumentos, fiestas, personajes ilustres, costumbres....) se hace alusión a elementos cotidianos, comunes y corrientes que nos podemos encontrar en cualquier otra ciudad de España (y no solo en Badalona): fuentes, esquinas, calles, policías, colegios...

El resultado es una descripción satírico-burlesca, ya que en lugar de representar la urbe con sus rasgos diferenciadores e identificativos (que hacen que Badalona sea Badalona, por ejemplo, el parque de Can Solei, el puente del Petróleo, la Quema del Demonio por San Anastasio...), Serrat se centra en elementos anodinos, banales e intrascendentes que podemos encontrar en cualquier otra ciudad. Sabemos que este tema habla de Badalona porque aparece explícitamente en el título y los primeros versos. Si la palabra Badalona no apareciera podría tratarse de cualquier otro municipio de España. 

En lugar de elevar la ciudad y ponerla en un altar, lo que hace Serrat es “igualarla”, colocarla al mismo nivel del resto de ciudades, enfatizando los elementos de perfil bajo en detrimento de los de perfil alto.

Todo esto provoca la carcajada en el espectador, ya que la ciudad de Badalona queda caracterizada de una manera absurda y ridícula, con elementos que no tienen nada de inédito ni de original: escuelas hay en todas las ciudades, fuentes hay en todas las ciudades, policías hay en todas las ciudades, calles hay en todas las ciudades.

El receptor se pregunta: ¿Qué tiene de original y peculiar la ciudad de Badalona si todo lo que sale en la canción son cosas insulsas, insípidas y “normales”, que no tienen nada de especial y las podemos ver en cualquier otra urbe de nuestro país?

Este poema es una parodia a canciones como Sevilla que exaltan de una forma exagerada a personajes, ciudades y actos históricos. Se rompen las expectativas del oyente, el cual antes de escuchar la canción espera una retahíla de artificios retóricos e imágenes grandilocuentes y sublimes a la vez que el autor, en un tono solemne, pone el lugar por las nubes y lo equipara a todas las divinidades, vírgenes y santidades

Sin embargo, lo que el público se encuentra es algo totalmente diferente y que no espera: un poema que en lugar de describir conceptos originales y característicos que engrandecen un lugar/ciudad, se centra en elementos vulgares, banales, comunes, con un lenguaje coloquial y un tono informal y cómico

Ese choque entre las expectativas y el resultado, junto a la estética de exaltación de lo anodino es lo que acaba provocando el humor y la ironía, y por consiguiente la risa.

Podemos quitar la palabra Badalona del texto y poner el nombre de cualquier otra localidad de España. El resultado seguiría siendo el mismo. Ahí radica la genialidad de este tema. La descripción podría valer para cualquier municipio más/menos grande de nuestro territorio, ya que todo lo que aparece son cosas sencillas y corrientes.

La enumeración en polisíndeton se convierte en el principal mecanismo de comicidad, ya que engarza los diferentes elementos banales y anodinos que forman parte de la descripción urbana: Esa calle y esa plaza, y ese municipal, y esa esquina y esa fuente y esa escuela nacional, y esa estatua y ese puente y esa carretera general y ese perro muerto en la cuneta y esos albañiles en samarreta

A medida que el autor añade componentes a la descripción topográfica, el efecto satírico va en aumento ya que pasamos de conceptos triviales y superfluos (calle, plaza, municipal, esquina, fuente, escuela, estatua, puente, carretera...) a realidades que forman parte de la estética de lo feo, lo desagradable y lo antiestético (el perro muerto en la cuneta). Añadir un elemento macabro que distorsione la descripción es un mecanismo que contribuye a enfatizar la ironía y la comicidad del tema

Se dice que Badalona es bonita (adjetivo positivo) por la existencia de elementos negativos, ya sean de corte repugnante (el perro muerto) o banal (escuela, carretera, agente...). Esos contrastes en el lenguaje forman parte del juego del autor.

Por cierto, “Samarreta” es una palabra catalana que significa “camiseta”. La profesión de albañil es dura y a veces, debido al excesivo calor del verano, los albañiles se ven obligados a quedarse en camiseta. De ahí que se diga lo de “albañiles en samarreta”.

El demostrativo de distancia media (esa calle, ese municipal, esos albañiles) representa la escena desde la óptica de unos ojos cercanos. Se crea la sensación de que el yo poético está presente en las calles y ve todo lo descrito. La figura del descriptor-testigo está al servicio de la comicidad. Pensemos el contexto: hay una persona que se ha desplazado a Badalona, está inmerso en su entramado urbanístico. Lo normal y esperable es que se fije en los monumentos, puntos de interés, aspectos culturales, gastronomía...Sin embargo, solo se centra en los detalles más tontos y elementales. No hay nada majestuoso ni divino. El autor está jugando. Se ríe de todo. Su presencia en el texto sirve para acentuar el patetismo intencionado

El uso de una lengua cotidiana y coloquial se hace efectiva en recursos como la elipsis que es la omisión de elementos sobreentendidos: ese [policía] municipal. Hay palabras que se suprimen, pues el contexto y el conocimiento cultural del oyente hacen presuponer lo que se habla. Todo el mundo sabe que cuando se habla de "ese municipal" se alude a los agentes de policía. 

La espontaneidad del lenguaje también se manifiesta en las expresiones de asombro del yo poético, el cual se divierte contándonos cómo es Badalona, forma parte del juego, hace humor, se lo pasa muy bien. Por eso se mete en medio de la canción con exclamaciones jocosas, jactándose de su propio juego (casi na). El apócope  (“casi na” por “casi nada”) es otra manifestación del lenguaje relajado.

A pesar de los chascarrillos y coloquialismos, el ritmo está muy bien conseguido, gracias a los versos en paralelismo (y esa esquina y esa fuente y esa escuela nacional/ y esa estatua y ese puente y esa carretera nacional). 

Como veis, las estructuras sintácticas se plasman de forma simétrica: elemento 1 (esquina/estatua) + elemento 2 (fuente/puente) + elemento 3, que es un sustantivo de servicio público más un adjetivo de amplitud (escuela nacional/ carretera nacional). En los años setenta no había tantas autovías/autopistas. La gente utilizaba las llamadas carreteras nacionales, que atravesaban los pueblos y ciudades. Cuando te tocaba viajar de una provincia a otra pasabas por el interior de las localidades (parabas en los bares para tomar café, ir al baño...) no como ahora, que rodeas los pueblos y paras en las áreas de servicio

En la segunda estrofa, la actitud irónica del yo junto al polisíndeton tejen la pintura urbana, recurriendo de nuevo a conceptos cotidianos y triviales con algunas pinceladas sórdidas y antiestéticas: Y esa playa, y esa arena, y ese pie y ese alquitrán, y esa estación y esa RENFE y esa rambla arborizá. En este caso, la descripción resulta más precisa que en la primera estrofa, pues la topografía nos remite a una localidad costera. Por tanto, la canción podría hablar de cualquier ciudad o pueblo costero español. 

El pie y el alquitrán poseen connotaciones negativas. El alquitrán es una sustancia industrial fea con un olor desagradable, que se utiliza para hacer carreteras. El pie es una parte del cuerpo que la gente tiende a ocultar, ya que nos da vergüenza enseñarla. 

Por tanto, la descripción incluye elementos que pueden ser más o menos bonitos, aunque sean comunes (plaza, fuente, playa...) con otros que rompen el principio del buen gusto y la estética (pie, alquitrán...)

Al fin y al cabo, la realidad no es todo color de rosa. Hay cosas buenas y malas, negativas y positivas, bonitas y feas. Es una manera de dotar de realismo a la descripción. Por eso, Serrat nos da una de cal y otra de arena. Tan pronto resalta un paisaje natural (playa, arena), un paisaje industrial (renfe, estación) como un paisaje más sórdido y de dudosa estética (perro muerto).

Al término de la segunda estrofa encontramos elementos costumbristas que hacen referencia a fiestas y eventos populares del calendario. Para el corpus serpentina, y bombetas para Navidad y en verano playa y merendero, lleno de extranjeras medio en cueros.

Estos festejos son propios de cualquier ciudad española. No es algo autóctono de Badalona. Hasta las tradiciones reflejadas en el poema están al servicio de la sátira y la burla, ya que son eventos normales y corrientes de todo el territorio español. Todas las ciudades de España celebran la navidad con petardos. Muchas ciudades españolas celebran el corpus (Toledo, Granada...). Muchos puntos costeros reciben a turistas extranjeros y vemos en las playas a forasteras ligeritas de ropa. 

Las expresiones coloquiales ponen la guinda a la comicidad: Estar medio en cueros significa estar casi desnudo, sin ropa. Un matiz “picantón”. 

A pesar del tono coloquial, encontramos recursos que dan musicalidad, como la presencia de quiasmos: Para el corpus serpentinas y bombetas para Navidad. Las estructuras cruzadas distribuyen correctamente los elementos de la descripción remarcando lo burlesco: Complemento circunstancial de tiempo (para el corpus) + objeto festivo (serpetinas)/ objeto festivo (bombetas) + complemento circunstancia de tiempo (para Navidad).

La presencia de dos estrofas satíricas nos obligan a hacer una lectura burlesca del estribillo, a pesar de que este último pueda parecer, a priori, más serio. Si no existieran esas dos estrofas, el estribillo podría interpretarse como un poema de exaltación a Badalona y a sus habitantes. Hay oraciones exclamativas de tono elogioso (Qué bonito es Badalona). Hay antítesis que contribuyen a extender el elogio hacia la totalidad de la urbe y sus habitantes (en invierto y en verano, a la sombra y al solano, con mantilla y barretina, con sus viejos y sus niños, sus hembras y sus hombres).

Como veis, se combinan elementos paisajísticos (invierno, verano, sombra, solano), con sustantivos de corte material/objetual (mantilla, barretina, este último es un tipo de sombrero de lana, de color morado o rojo) y tipos humanos (viejos, jóvenes, hombres, hembras). Se trata de hacer una descripción a todos los niveles.

No obstante, la enumeración final devuelve la descripción hacia los cauces del humor, gracias al exceso de detalles y la presencia de elementos obvios que no aportan nada: con sus hembras y sus hombres, sus apellidos, sus nombres, su sexo, su domicilio y su carnet de identidad. Todos sabemos que las mujeres y los hombres tienen un nombre, un sexo, viven en un domicilio y poseen un DNI. Demasiado relleno....

El fin del autor no es ensalzar el componente humano de Badalona, sino jugar con él. Todo es ironía y provocación. 

De hecho, la lectura satírica de las estrofas te obliga a interpretar el estribillo como una parte más del juego. Aunque pueda tener una lectura más seria (Badalona es bonita, la gente que vive es estupenda), la sátira de las estrofas es tan grande, que arrastra al estribillo y toda pretensión seria es invadida por el humor y el juego. 

Métricamente, el tema es irregular. Predominan los versos de arte mayor, aunque no existe un conteo silábico fijo. Algunos versos forman pareados que dan musicalidad (municipal-nacional, verano-solano, alquitrán-arborizá).


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