Aprovechando la fecha en la que estamos, viene como anillo analizar uno de los temas más emblemáticos de Mecano: El Siete de septiembre. Se trata de una bala electrónica que fue el primer sencillo del álbum Aidalai
La canción surgió un día como hoy, pero de 1991, para
celebrar el aniversario del fracaso amoroso que tuvo Nacho Cano con la
escritora Coloma Fernández. Ambos se conocieron un 7 de septiembre en un club
nocturno de Madrid. Vivieron intensamente la relación hasta que se separaron.
Una vez lo dejaron, decidieron de mutuo acuerdo reunirse todos los sietes de
septiembre en el restaurante La Parra para conmemorar el fin del idilio.
Parece mentira
Que después de tanto tiempo
Rotos nuestros lazos
Sigamos manteniendo la ilusión en nuestro aniversario
La misma mesita que nos ha visto amarrar
Las manos por debajo
Cuida que el rincón de siempre
Permanezca reservado
Y aunque la historia se acabó
Hay algo vivo en este amor
Que aunque empeñados en soplar
Hay llamas que ni con el mar
Las flores de mayo poco a poco cederán
A las patas de gallo
Y nos buscaremos con los ojos
Por si queda algo
El siete de septiembre
Es nuestro aniversario
Y no sabremos si besarnos en la cara
O en los labios
Y aunque la historia se acabó
Hay algo vivo en este amor
Que aunque empeñados en soplar
Hay llamas que ni con el mar
El siete de septiembre
Es nuestro aniversario
Es nuestro aniversario
......................................................................
El poema cuenta la historia de dos personas que fueron
pareja hace un tiempo. A pesar de la ruptura, los amantes se siguen viendo,
pues el cariño y el afecto humano permanecen intactos. Han quedado como dos
buenos amigos que siguen compartiendo momentos. El sentimiento de nostalgia
está presente en estos reencuentros al revivir viejas escenas con alguien con
quien compartimos cosas tan importantes
La composición empieza en un tono exclamativo mediante el
cual el yo poético expresa su sorpresa por el ambiente de cordialidad y
afabilidad ante un episodio tormentoso como es un fracaso amoroso: parece
mentira que después de tanto tiempo rotos nuestros lazos sigamos manteniendo la
ilusión en nuestro aniversario
Normalmente, el fin de una relación provoca tristeza,
amargura, malestar, angustia, miedo, dudas, quebraderos de cabeza y dolor en
los amados. La tradición poética concibe la ruptura como un hecho que genera
sensaciones y sentimientos negativos. Lo habitual cuando el novio o la novia te
deja es llorar, sufrir, pasarlo mal, enfadarte.
En cambio, en este tema, no se percibe perturbación anímica
en los miembros de la pareja. La oración atributiva refleja el asombro (parece
mentira), ya que se trata de una reacción que rompe con las tendencias
mayoritarias de la conducta humana. Lo normal cuando se acaba el amor es estar
jodido. En este caso, no solo no hay afectación, sino que incluso encontramos
sentimientos positivos (sigamos manteniendo la ilusión en nuestro aniversario).
La oración de participio alude a la separación: rotos
nuestros lazos. El lazo funciona como metáfora de la unión entre los amantes.
Durante un tiempo se quieren, viven son intensidad, se aman, y después de unos
años (no hace falta ahondar en los motivos), el sentimiento se apaga. El lazo
se rompe.
¿Cuál es la peculiaridad? En este caso la ruptura no implica
desencanto ni malestar. La relación se ha roto pero el sentimiento de ternura,
cariño, afecto, amistad, en definitiva, el sentimiento humano sigue presente.
Dos personas pueden oficialmente no ser pareja, pero quererse mucho. Es lo que
pasa aquí.
La personificación del mobiliario representa la
perdurabilidad del amor más allá del mero noviazgo: la misma mesita que nos ha
visto amarrar las manos […] cuida que el rincón de siempre permanezca
reservado. Aunque pase el tiempo y ya no sean pareja, el aprecio sigue intacto
como el primer día. Se quieren. Una persona que ha sido tan importante en tu
vida y con la que has compartido tanto no puede ser desechada.
Hay alusión a momentos de sensualidad y placer físico, que
se evocan con nostalgia (amarrar las manos por debajo) y a realidades que solo
implican a los dos enamorados y nadie más conoce (el rincón de siempre). El
lector no sabe de qué sitio se trata. Solo lo saben el chico y la chica. Lo que
han vivido solo queda para los dos, y permanecerá en el recuerdo de ambos como
una experiencia positiva y agradable.
Los sentimientos humanos son arbitrarios, caprichosos,
irracionales. No necesitan una explicación lógica. El amor no es una máquina o
una operación matemática. ¿Por qué se siguen queriendo a pesar de acabar la
relación? Porque sí. No hace falta dar explicaciones. Porque las emociones
humanas son así y punto. El amor es difícil de explicar. De ahí la partícula
indefinida (aunque la historia se acabó hay ALGO vivo en este amor).
El fuego funciona como metáfora de la pasión y la devoción,
por influjo de la poesía mística. Independientemente de la etiqueta (novio,
matrimonio, amigo, amante…), el sentimiento de amor hacia las personas existe,
y eso no lo puede destruir nadie: aunque empeñados en soplar hay llamas que ni
con el mar.
El mar representa metafóricamente los obstáculos,
vicisitudes, dificultades, animadversiones. Aunque hay fuerzas externas que
intentan destruir el amor, al final, el sentimiento de cariño hacia una persona
es tan grande, que nada ni nadie puede con él. Da igual que ya no sean pareja.
Da igual que alguien hable o diga. Da igual todo.
De hecho, se produce una contraposición entre elementos que
connotan debilidad (soplar, un soplido pequeño de aire) y fortaleza (mar, la fuerza
de su oleaje). Ningún obstáculo, grande ni pequeño, podrá con el amor de estas
dos personas.
El paso del tiempo tampoco será un obstáculo. El transcurrir
de los años se representa con una metáfora que bebe de la poesía garcilasiana:
las flores de mayo poco a poco cederán a las patas de gallo. El ser humano
envejece, pierde belleza, se hace feo con los años. La sensualidad de la flor,
que es lisa, colorida, olorosa, lozana, se transforma en rugosa. Las patas de
gallo son las arrugas que aparecen en los ojos cuando somos mayores.
A pesar de las leyes de la biología, el sentimiento
permanece impertérrito: y nos buscaremos con los ojos por si queda algo. Aunque
el ojo envejezca externamente, seguirá cumpliendo su función (ver a la persona
que quieres).
Todo esto justifica el carácter festivo y conmemorativo del
estribillo: el siete de septiembre es nuestro aniversario.
El siete de septiembre no es un día traumático o desdeñable,
sino un día para estar contento, para celebrar que amas a una persona. Da igual
que sea amigo (no sabremos si besarnos en la cara) o amado (o en los labios).
Es una persona a la que quieres mucho, que forma parte de tu vida. ¿Qué más da
la etiqueta? El tono dubitativo (no sabremos) y los conceptos
táctiles-sensuales (cara, labios) no son relevantes para la consecución del
sentimiento. El amor es mucho más que todo eso.
Respecto a la métrica, se combinan versos de arte menor y
mayor: hexasílabos (parece mentira), heptasílabos (las manos por debajo),
octosílabos (permanezca reservado), eneasílabos (y aunque la historia se
acabó). Apenas se generan rimas. Tan solo algunas leves asonancias (acabó-amor,
soplar-mar, debajo-reservado). Casi todas las canciones de Mecano poseen una
disposición versal libre.
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