lunes, 7 de marzo de 2022

La chica del 17: ¿De dónde saca el dinero una mujer de barrio para vestir ropa cara?

Aunque este blog tiene como eje central la copla, de vez en cuando me gusta dedicar alguna entrada a comentar temas que se circunscriben dentro de lo que denominamos antecedentes de la canción española. El cuplé, la tonadilla, la zarzuela, la tirana, la jácara o la opereta son géneros que existían antes de la copla y ejercieron una gran influencia sobre ella.

Estas tendencias precopleras forman parte de la llamada canción tradicional, que a su vez recibe el influjo de la lírica popular de transmisión oral (jarchas, romances, serranillas, villancicos, cantigas de amigo…). Es interesante dedicarles un huequecito en este espacio de análisis musical y literario.

Hoy os traigo un divertido cuplé del año 1926 titulado La chica del 17. Mercedes Serós, Teresa Manzano, Lina Morgan, Marujita Díaz o Lilian de Celis son algunas de las artistas que se han atrevido a versionar esta picante y atrevida canción.

En los cuplés es frecuente recrear el ambiente castizo y popular del Madrid de los siglos XVIII y XIX, que conecta con el sainete, el teatro breve de Ramón de la Cruz y el artículo de costumbres de Mesonero Romanos.



La chica del 17

de la plazuela del Tribulete
nos tiene con sus toilettes
revuelta la vecindad.

La gente ya la critica,
pues hace tiempo que no se explica
a donde va la chica
tan bien portá.

Por eso a las vecinas
les da por murmurar
y, al verla tan compuesta,
le dicen al pasar:

Dónde se mete
la chica del 17,
de dónde saca,
pa tanto como destaca.

Pero ella dice,
al verlas en ese plan,
“la que quiera coger peces,
que se acuerde del
 refrán”.

La chica del 17
gasta zapatos de tafilete,
sombrero de gran copete
y abrigo de petit-gris.

Los guantes, de cabritilla,
medias de seda con espiguilla,
pues viste la chiquilla
como en París.

Por eso a las vecinas
les da por murmurar
y, al verla tan compuesta,
le dicen al pasar:

Dónde se mete
la chica del 17,
de dónde saca,
pa tanto como destaca.

Pero ella dice,
al verlas en ese plan,
“la que quiera coger peces,
que se acuerde del
 refrán”.

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Esta canción se desarrolla en el conocido barrio madrileño de Lavapiés, y más concretamente en la plaza del Tribulete. Esta zona, desde siempre, ha estado habitada por familias de estatus social bajo. Es uno de los barrios más marginales y pobres de la capital de España, destinado al pueblo llano con escasos recursos: casas pequeñas y amontonadas en corralas, vecinos que se conocían entre ellos y no dejaban lugar para la intimidad, ambiente de suciedad…

La protagonista es una muchacha que vive en este humilde barrio madrileño. Por lo que se ve, la chica va siempre bien vestida, a la última moda, con un refinamiento exquisito, con ropa cara francesa, y ataviada de numerosos adornos y complementos llamativos (bolsos, zapatos, sombreros, guantes, medias…).

Su elegancia, belleza y estilismo despertará la envidia de todo el vecindario, ya que en un barrio de gente con escasos recursos no es normal ver a una mujer tan redicha, pija y bien vestida. Su aspecto externo aparenta ser al de una dama noble y aristócrata.

Evidentemente, las vecinas empezarán a murmurar y a criticar, preguntándose de dónde ha sacado el dinero la mujer para poder comprarse esas ropas y esos lujos: ¿Puede dar de sí una economía de subsistencia? jejejeje

Como ya os he dicho, en el barrio de Lavapiés resultaba difícil mantener la intimidad. Era como vivir en un pueblo. Todos los vecinos se conocían, y era imposible pasar desapercibido. En contextos familiares y rurales como este, es frecuente utilizar motes o etiquetas para identificar a los vecinos.

En esta canción, la protagonista es conocida por todos por el número de la calle donde vive: La chica del 17... Aparentemente, es un mote neutral ya que solo hace referencia a una circunstancia, que es el número de la vivienda. En muchos pueblos o barrios, a sus habitantes se les conoce más por el apodo que por el nombre de su DNI. Normalmente los motes están relacionados con la profesión, familia, rasgos físicos o psicológicos, origen geográfico: la chica del 17, el tuerto, la ciega, el carnicero, la hija del ferretero, el inglés…El título del poema nos remite a un contexto realista y verosímil.

Aunque los vecinos critiquen a la protagonista, vemos que a la hora de hablar de ella, el mote no es ofensivo. A veces, los apodos tienen carácter crítico-burlesco. Aquí, aunque haya critica a la mujer, el mote no hace daño: La chica del 17 en la plaza del Tribulete. Solo la nombran por el número de la calle.

Antiguamente, no había cuartos de baño en las viviendas. Existían patios comunitarios utilizados por todos los vecinos de una manzana o corrala. Si te entraban ganas de hacer tus necesidades, debías salir al patio, en el cual había un agujero de madera, por donde echar nuestros residuos fecales.

Este agujero conectaba con una zanja o pozo donde se acumulaban excrementos de los vecinos. Cada X tiempo, venían los del servicio de limpieza en carros tirados por mulas. Los encargados de limpiar entraban al pozo para retirar los excrementos, y así evitar que se acumulara guarrería. Los excrementos eran depositados en el carro, para ser llevados a un vertedero.

Evidentemente, estos patios tenían un olor degradable y eran el foco perfecto de virus e infecciones, ya que se acumulaba la suciedad durante semanas. Además, el agujerito era de uso comunitario. Esto significa que debías apoyar tu trasero en el mismo sitio que lo había apoyado tu vecino jejjeje.

Por lo que se ve, la protagonista de la copla es una de las pocas privilegiadas en tener taza del váter. En los años 20, en barrios pobres como Lavapiés no era habitual que los vecinos tuvieran cuartos de baño particulares. Lo normal era lo que os he dicho. Por eso, el hecho de que la mujer tuviera servicio en su casa causa tanto revuelo y fascinación en la canción: La chica del 17 […] nos tiene con sus toilettes revuelta la vecindad.

El cuarto de baño no solo implica la taza del WC, sino también el lavabo, e incluso el tocador para arreglarse y maquillarse. Un lujo al alcance de muy pocos a inicios del siglo XX

El extranjerismo gálico (toilette) da cierto toque de cursilería al poema, pues el francés posee una pronunciación muy dulce y melosa que no encaja con la entonación recia del castellano.

En muchas coplas, las pronunciaciones francesas suelen tener connotaciones burlescas. Lo francés queda asociado a lo excesivamente refinado, a lo excesivamente exquisito, a lo excesivamente educado, a lo excesivamente elegante, a lo excesivamente clasista. Cuando alguien es tan perfecto se dice que parece más una máquina que un ser humano. De ahí la crítica a la muchacha: tiene tantas cosas y tantos vestidos que no parece una persona normal

El plural al extranjerismo (toilettes) da un toque hiperbólico al poema, con el objetivo de exagerar la buenaventura y los lujos de la protagonista. Si tener una taza del baño era algo raro en un barrio como ese, imaginad tener varias. Es una forma de caricaturizar la situación dramática y al personaje. Es exageradamente rica jejeje.

El objetivo es representar a la protagonista como la típica mujer presumida, jactanciosa, vanidosa, presuntuosa y petulante, a la que cogemos manía. Cuando una persona sobresale o destaca suele ser enjuiciada (la envidia es el deporte nacional español).

El adelantamiento del circunstancial de instrumento (con sus toilettes) al predicativo (revuelta) y al complemento directo (la vecindad) acentúa el materialismo de la chica. Por tanto, el hipérbaton enfatiza la situación de buenaventura, lo cual causa envidia al vecindario.

En un contexto de pobreza y carencias resulta extraño que haya una persona con dinero para comprar lujos y objetos caros. Al fin y al cabo, un cuarto de baño era un capricho en aquella época. Por eso las vecinas empiezan a especular y a buscar un motivo oscuro que explique la opulencia: La gente ya la critica pues hace tiempo que no se explica a dónde va la chica tan bien portá

Cuando la sociedad tiene envidia de alguien, para paliar los celos, busca desvirtuar a la persona, asociando el acto de ascenso social con la falta de escrúpulos, es decir, la chica ha hecho algo malo (ética y moralmente cuestionable) para alcanzar ese estatus de gran privilegio.

La masa no confía en el esfuerzo y el talento individual (méritos), sino que asocian la fortuna ajena a actos de dudosa moralidad, restando importancia a la valía personal a favor de las elucubraciones truculentas (se ha acostado con X, es prostituta, ha hecho un chantaje, ha robado…) La gente envidiosa ve la realidad con malos ojos, en busca del desprestigio de la otredad (tirar mierda). Es una forma de encontrar consuelo y saciar los vacíos vitales y frustraciones.

La gente que destaca o sobresale en algo se convierte involuntariamente en el centro de atención, en el foco de protagonismo de todas las miradas y comentarios. Cuando algo se sale de las pautas establecidas (en este barrio, lo normal es vestir mal porque la gente no tiene dinero), ese algo se convierte en objeto de análisis, valoración y opinión: Por eso a las vecinas les da por murmurar, y al verla tan compuesta le dicen al pasar….

El ser humano por naturaleza presta atención a las cosas extravagantes, curiosas, raras, llamativas, las que se salen de los límites de lo convencional. Lo normal siempre pasa desapercibido. Lo no normal conmociona, marca, sella, llama nuestra atención, nos hace opinar (para bien o para mal), y preguntarnos del porqué de esa anomalía.

En la segunda parte del tema, la enumeración enfatiza los lujos y la riqueza de la chica. Se hace un listado de elementos que tienen que ver con el campo semántico de la ropa, para crear la imagen de una mujer que nada en la abundancia, va siempre a la última moda, cuida los detalles y complementos en el vestir, y vela por su belleza y apariencia: gasta zapatos de tafilete, sombrero de gran copete, abrigo de petit-gris, los guantes de cabritilla, media de seda con espiguilla.

Como veis, la enumeración se configura mediante estructuras en paralelismo: sustantivo de vestimenta (zapatos, sombrero, abrigo, guantes, medias) + sintagma preposicional de complemento del nombre (de tafilete, de gran copete, de petit-gris, de cabritilla, seda…) Este último ahonda en los detalles de las prendas, sobre todo en lo relativo al tejido y la tipología del diseño.

Para aquellos que no lo sepan, el tafilete es un tejido de piel de cabra; los sombreros de copete están rematados con una capa de plumas; el petit-gris es un abrigo de piel muy caro. La mujer utiliza tejidos muy costosos como la seda o la piel de animales.

La comparación evidencia la moda francesa como un referente de la elegancia y el buen gusto: Pues la chiquilla viste como en París. Casi siempre nos fijamos en lo foráneo y lo convertimos en símbolo de lo sublime.

En el estribillo, la voz del diálogo la marca un sujeto colectivo/universal/plural. En este caso, habla una entidad que representa a los vecinos de la calle, los cuales, se preguntan mediante la interrogación retórica, por la procedencia del dinero y los lujos de la mujer: ¿Dónde se mete la chica del 17? ¿De dónde saca pa tanto como destaca?

A pesar de ser una interrogación retórica, la chica habla en primera persona y responde a las voces colectivas en estilo directo: Pero ella dice, al verlas en ese plan: la que quiera coger peces que se acuerde del refrán.

Un narrador en tercera persona marca la transición entre la pregunta y la respuesta, gracias al verbo dicendi (ella dice).

Para interpretar bien el poema, debemos recurrir a nuestro conocimiento de la cultura popular: la que quiera peces que se acuerde del refrán. Utilizar el artículo determinado delante del sustantivo (de+EL refrán) marca al sustantivo como conocido. Lo normal es que todos los receptores sepan que en la lengua española hay un refrán que dice que “el que quiera peces, que se moje el culo”.

El autor del cuplé presupone que el receptor conoce el refrán. De ahí que este fenómeno se conozca como PRESUPOSICIÓN. Al escribir un texto, el compositor da por hecho que el oyente tiene interiorizados ciertos datos e informaciones de la cultura y el mundo hispánicos. El letrista compuso La chica del 17 pensando que el destinatario conoce la existencia de este dicho popular.

Lo que quiere decir la protagonista con esto es que si quieres ascender en tu nivel de vida (tener esas toilettes, esos vestidos bonitos y caros, esos lujos…) hay que esforzarse, ganárselo con el sudor de tu frente, hacer méritos. Para alcanzar una situación de fortuna no vale con estarse quieto y cómodo en la silla. Debemos luchar por ello. A veces nos tocará pasar por trances que no son agradables. El dinero no cae del cielo.

Esto sería la interpretación moral del cuplé. Sin embargo, si nos ponemos a buscar los tres pies al gato, se pueden sacar dobles sentidos e incluso interpretaciones más picantes y eróticas. Recordad que en el cuplé son frecuentes los momentos subiditos de tono. El hecho de mojarse no solo implica cosas honrosas y positivas (trabajar, esforzarse), sino también conceptos más feos, pecaminosos y prohibidos. Eso depende de la imaginación del receptor:

El final de la canción está teñido de ambigüedad ya que las palabras de la protagonista pueden interpretarse de diferentes formas, en función de la imaginación e intuición del lector, sobre la procedencia del dinero. ¿Ha sido por la vía de lo digno y lo moral? ¿O por la vía de lo ilícito y lo sucio? En el cuplé predominan las insinuaciones, el misterio, el juego, el lenguaje indirecto, el rodeo, la falta de claridad…

En algunas versiones se hicieron cambios y ajustes en la letra, generando una atmósfera más sensual y picante que la original: La que quiera coger peces que se moje el tralará.

En este final, hay un elemento que es puro juego fónico (tralará). La función principal de este vocablo es potenciar el significante de la palabra, darle un carácter juguetón, divertido, pícaro, lúdico…Sin embargo, el significado del tralará no es convencional, sino contextual: no aparece recogido en un diccionario, sino que se extrae a partir del resto de elementos que aparecen en esa oración.

Teniendo en cuenta el contexto, podemos ver que el tralará puede ser sustituido por un sustantivo que designa cierta parte física del cuerpo (culo).

En el mundo del cuplé es frecuente la aparición de elementos insinuadores/sugerentes, que acarician lo picantón. A veces la invención de un significante divertido (tralará) es un eufemismo para no tener que pronunciar una palabra impudorosa, con connotaciones amorales o pecaminosas (culo). El cuplé es sensual pero no sobrepasa la barrera del mal gusto

La canción se divide en dos partes, cada una de las cuales está formada por.

  1. Dos estrofas de introducción (de 4 versos cada una). Los tres primeros versos de cada estrofa riman entre sí (diecisiete-Tribulete-Toilette, critica-explica-chica, diecisiete-tafilete-copete). Los versos son octosílabos (arte menor) excepto el segundo de cada estrofa que es decasílabo (arte mayor) 
  1. Una estrofa de transición al estribillo, que es una copla de versos heptasílabos, con rima entre el segundo y el cuarto (murmurar-pasar). El primero y el tercero quedan libres (vecinas, compuesta) 
  1. Estribillo, que está formado, a su vez por dos estrofas de 4 versos cada una:

a)   La primera estrofa consiste en la unión de dos pareados: el primer verso de cada pareado es pentasílabo y el segundo octosílabo: ¿Dónde se mete (5) / la chica del diecisiete? (7), ¿De donde saca (5), pa tanto como destaca (7)?

b)     La segunda estrofa es una copla de arte menor, en la que todos los versos son octosílabos salvo el primero que es pentasílabo. El segundo rima con el cuarto (plan-refrán). El primero y el tercero quedan libres (dice-peces).

1 comentario:

  1. Jose Antonio Herrera H.13 de octubre de 2022, 3:52

    Muy buen artículo, la verdad es que el autor no dejó nada a la imaginación, todo está explicado
    ¡Felicitaciones!

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