martes, 30 de junio de 2020

El gazpacho: una copla dedicada al plato estrella del verano


Y de una copla pregonera como la del día anterior, pasamos a un tema costumbrista, teñido de algunos elementos humorísticos y jocosos. Si hace unas semanas aludíamos a uno de los platos más conocidos de la gastronomía española (el cocido madrileño), hoy nos tocará homenajear a otro clásico de nuestra mesa, sobre todo, ahora que estamos en el buen tiempo: El gazpacho. Este sabrosísimo y refrescante plato dará título a un tanguillo que popularizó Juanita Reina en el año 1942.


En la tarde de verano,

cuando aprieta la caló
y va cayendo de plano
desde los cielos el só;
si quieres tener frescura,
si quieres tener salú,
apaga la calentura
con un gazpacho andalú.

Y maja, majando, vas en el dornillo,
llevando y llevando compás de tanguillo.
Si quieres hacerlo con más alegría,
le das al moverlo,
le das al moverlo tiempo o bulería.
Y maja, majando vas en el dornillo
llevando y llevando compás de tanguillo.
Si quieres hacerlo con más sensación,
le echas clavo, pimienta molía
y explotas mi vía, iguá que un cañón.

Cuando tengas una suegra
que te quite la razón
y que te ponga más negra
que una mina de carbón;
si eres mujer de buen tino
le das en la digestión
un gazpacho con pepino
y verás que reventón.

Y maja, majando, vas en el dornillo,
llevando y llevando compás de tanguillo.
Si quieres hacerlo con más alegría,
le das al moverlo,
le das al moverlo tiempo o bulería.
Y maja, majando vas en el dornillo
llevando y llevando compás de tanguillo.
Si quieres hacerlo con más sensación,
le echas clavo, pimienta molía
y explotas mi vía, iguá que un cañón.

Si te ronda un tarambana
que nunca te deja en pá
y se pasa en tu ventana
el día y la madrugá;
para que al pobre muchacho
no se le ocurra volver
atrácale de gazpacho
y habla un poquito con él.

Y maja, majando, vas en el dornillo,
llevando y llevando compás de tanguillo.
Si quieres hacerlo con más alegría,
le das al moverlo,
le das al moverlo tiempo o bulería.
Y maja, majando vas en el dornillo
llevando y llevando compás de tanguillo.
Si quieres hacerlo con más sensación,
le echas clavo, pimienta molía
y explotas mi vía, iguá que un cañón.

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Métricamente, la canción se compone de tres estrofas, cada una de las cuales está formada por la unión de dos cuartetas en versos octosílabos, donde rima el primer verso con el tercero y el segundo con el cuarto (abba). Los estribillos constan de diez versos dodecasílabos, excepto el cuarto que es hexasílabo (pie quebrado). Siguen este esquema de rima: AAB-BAACBC.  Mientras que la primera estrofa y los estribillos se acercan al realismo, la segunda y la tercera estrofa son más humorísticas.

El comienzo de la copla resulta muy medievalizante y arcaico en cuanto al lenguaje. La musicalidad del verso octosilábico, el empleo del sustantivo calor en femenino (“la calor”, que en la Edad Media se usaba así), y la descripción de un ambiente de tiempo soleado, nos recuerda al comienzo del famoso “Romance del prisionero” (que por mayo era por mayo cuando hace el calor…). ¿No os “suenan” los dos primeros versos de la copla muy parecidos a este romance? (“en la tarde de verano cuando aprieta el calor”).
En la canción se hace alusión a la tarde, al momento en que el Sol empieza a bajar en el cielo. Sería más o menos la hora de la sobremesa, después del mediodía (que es cuando el astro rey empieza a caer). Justo a esta hora es cuando hace más calor en verano (la hora de la siesta). Todo esto se enfatiza muy bien mediante la metáfora del descenso del Sol en hipérbaton (“va cayendo de plano desde los cielos el Sol”).

En estas horas de máximo apogeo del calor es cuando la gente necesita refrescarse. El yo poético, se dirige a los receptores de la copla mediante la segunda persona del singular (quieres) y les aconseja que la mejor forma de aliviar el calor consiste en beberse un buen vaso de gazpacho fresquito. Esto se refleja con el paralelismo: “si quieres tener frescura, si quieres tener salud, apaga la calentura con un gazpacho andaluz”. Se da una visión del gazpacho como elemento regenerador, fortalecedor, incluso como una medicina que permite curar los males que provoca las calenturas del verano

En la segunda estrofa el costumbrismo se tiñe de comedia y afán lúdico. Para ello, la copla recurre a un motivo bastante extendido y caricaturizado en la vida cotidiana, como es la figura de la suegra. Las relaciones entre la suegra y la nuera se han convertido en un estereotipo de rivalidad, de llevarse como el perro y el gato, ya que ambas compiten por el amor de un mismo hombre (amor de madre VS amor de esposa). De ahí que se haya creado un mito aceptado por todo el mundo (las suegras y las nueras se llegan a matar) a pesar de su arbitrariedad y su poco asentamiento científico (nadie sabe la causa exacta, pero todo el mundo da por supuesto que las nueras y las suegras nunca se llevan bien).

En las coplas cómicas como esta, es bastante común recurrir a este tipo de sabiduría popular y hacer humor con ella. A la gente le gusta que las canciones tomen elementos aceptados por el mundo, y se divierte al verlos plasmados en la letra. Se establece una comparación bastante coloquial e hiperbólica para reflejar el hecho de cómo la suegra puede llegar a sacar de quicio (“cuando tengas una suegra que te quita la razón, y que te ponga más negra que una mina de carbón”).

La voz poética se pone en el lugar de la nuera, para buscar complicidad y cercanía con el receptor joven (en plan…sé lo pesada que puede ser una suegra…yo os entiendo y compadezco), pero de manera sana, nunca con una pretensión de meter cizaña o malicia (ya que esta copla es un juego inofensivo). Los verbos en segunda del singular (tengas), las marcas pronominales (te ponga, te quite) y las oraciones condicionales (“si eres mujer…”, “si quieres…”) enfatizan la familiaridad y naturalidad expresiva y permiten ver la canción como una serie de consejos o instrucciones para conseguir una pretensión (un beneficio) de gran empatía pero poca trascendencia vital

¿Y qué relación tiene el gazpacho en todo esto? El gazpacho es un plato que requiere una buena capacidad de medición y distribución de sus ingredientes. Para que el plato salga bien, hay que utilizar la cantidad exacta de especias (tomate, pepino, pimienta, sal…), sin pasarse ni quedarse corto. Por eso el yo poético, en plan jocoso, dice que si una nuera quiere fastidiar a su suegra, lo mejor es preparar un gazpacho con mucho pepino, para que quede demasiado avinagrado y le provoque molestias y ardores en el estómago: “si eres una mujer de buen tino, le das en la digestión un gazpacho con pepino y verás que reventón”. 

Como veis, el realismo se tiñe de locura y humor que roza la exageración (se busca la carcajada a partir de imágenes casi patéticas). Si en la primera estrofa el gazpacho se veía como un remedio para la salud, aquí se ve como un arma arrojadiza (que provoca “males” a la suegra). Esta antítesis permite enfatizar el carácter satírico del tema, y a la vez homenajear el plato (se ve como algo multifuncional y de gran utilidad, capaz de provocar todo tipo de efectos, buenos y malos).

La tercera estrofa continúa el carácter jocoso de la segunda, con un cambio en el arquetipo de personajes: si antes, se lanzaba pullitas a la figura de la suegra, ahora se aludirá al tarambana, que es un tipo de persona cansina, pesada, alocada, informal con muy poco juicio, que no para de seguirte por todas partes: “si te ronda un tarambana que nunca te deja en paz, y se pasa en tu ventana el día y la madrugada”. La antítesis “día” y “madrugá” contribuye a la hipérbole y la caricatura de este tipo de personajes, ya que están fastidiando y dando por saco a todas horas.

Las marcas pronominales y de posesión de segunda persona (te ronda, te deja, tu ventana), y la subordinada condicional (si te ronda…) marcan la empatía del yo poético con el receptor, dándole consejos con mucha guasa. Los cuatro primeros versos de la tercera estrofa, como podéis ver, están en paralelismo con los cuatro primeros de la segunda.

Una vez se presenta al arquetipo, se volverá a hacer alusión al gazpacho. ¿Y cuál es el papel que tiene el gazpacho con este tipo de personas cansinas? El gazpacho es un plato muy adictivo, que si bebes en cantidades justas te deja un buen sabor de boca. Sin embargo, si bebes más de la cuenta, es un plato que acaba empalagando, pues su sabor es muy fuerte, y se acaba repitiendo mucho en la garganta. De hecho, os animo a beber mucho gazpacho. Veréis que llega un momento que el sabor a tomate y el ajo se acaban quedando durante muchas horas en la boca (vuestro aliento acaba oliendo a gazpacho durante unas horas). Se establece un doble juego entre lo cansino que es un personaje de este tipo, con lo cansino que puede llegar a estar el gazpacho si se bebe en cantidades desproporcionada.

Por eso la copla dice que para ahuyentar a una persona cansina, lo mejor es hincharle a gazpacho, que le huela un poco el aliento y así tienes una excusa para dejarlo: “para que al pobre muchacho no se le ocurra volver, atrácale de gazpacho y habla un poquito con él”.

El epíteto “pobre” lo que hace es reducir el componente crítico a favor del componente lúdico (la copla no es una crítica feroz a personajes tipo, sino un juego inofensivo que busca hacer reír a partir de situaciones cotidianas un poco inverosímiles y exageradas). El imperativo (atrácale) y el diminutivo (un poquito) crean afectación y dan un carácter coloquial al tema.

El estribillo posee un carácter más costumbrista y festivo, que jocoso y humorístico. Se hace alusión al proceso de preparación del gazpacho. Las reiteraciones (maja majando, llevando y llevando) reflejan el carácter mecánico a la receta (realmente, para preparar un gazpacho hay que aplicar una técnica y seguir unos pasos).

El léxico de esta parte de la copla se refiere a palabras que tienen que ver con el campo semántico de la cocina, sobre todo, las especias para preparar el gazpacho (clamo, pimienta molida) y los utensilios (el dornillo, que es una especie de mortero grande, que sirve para majar los condimentos empleando un mazo de madera).

Un tópico bastante recurrente en textos instructivos consiste en concebir el éxito como una mezcla de técnica (conocimientos, destrezas, recursos, ingredientes para hacer gazpacho) con corazón, espíritu, amor por el trabajo, ganas, optimismo (hacer las cosas con alegría y actitud positiva). Por eso, se establece una vinculación entre el proceso de hacer gazpacho, con la alegría, el vitalismo y las ganas de vivir que transmite el tanguillo como género musical: “Y maja, majando, vas en el dornillo, llevando y llevando compás de tanguillo. Si quieres hacerlo con más alegría, le das al moverlo tiempo o bulería”. Para que el gazpacho salga bien, hay que ponerle también actitud a la aptitud.

El lenguaje resulta coloquial y espontáneo, sin florituras. Hay tendencia a la elisión de la consonante final: so(l), salú, andalú, iguá, pa(z). La sintaxis es muy prosaica y llana (las oraciones condicionales parecen sacadas de un texto instructivo expositivo).

La voz poética adopta una actitud lingüística conversacional (nos está hablando de las cosas que se pueden hacer con un gazpacho, a modo de consejos, como si estuviera hablando con un amigo de toda la vida).



sábado, 13 de junio de 2020

Pregón de la gitana: la vendedora de flores

En el año 1938, en plena Guerra Civil Española, se rodó en Alemania una película protagonizada por Estrellita Castro, que se titulaba El barbero de Sevilla, inspirada en la famosa ópera de Rossini. Dentro del film podemos encontrar una serie de números musicales entre los que se encuentra la copla que os traigo hoy: Pregón de la gitana (conocido también como Pregón de las flores). Hace unos años la cantante madrileña Pasión Vega hizo una versión preciosa de este tema



Flores... las flores...

a las niñas morenas,
y a las rubias encendías,
a las que entran y salen,
y a las que están escondías,
para que nadie las vea,
detrás de la celosía,
yo les vendo las flores,
las flores mas lindas
de Andalucía

Venid muchachas y caballeros,
que a todo el mundo, venderles quiero,
de mis claveles, las maravillas
los mas hermosos, que hay en Sevilla
de mis claveles, las maravillas
los mas hermosos, que hay en Sevilla.
Yo no tengo jardín, ni azotea,
ni arriates, ni huertos en flor,
los claveles los llevo en la cara,
porque me los siembra, la gracia de Dios.
Los claveles los llevo en la cara,
porque me los siembra, la gracia de Dios

Flores...
la que no tenga novio,
la que se le fue el marido,
la que esta en relaciones
veintidós años seguidos,
si se adornan la cara
con estos claveles míos
almirantes y reyes, y reyes
caerán a sus pies, rendidos.

Venga la fea, venga la hermosa,
que en sus cabellos pondré una rosa,
no hay un milagro como mis flores,
para las que sufren de mal de amores.
No hay un milagro como mis flores,
para las que sufren de mal de amores.
Yo no tengo jardín, ni azotea,
ni arriates, ni huertos en flor,
los claveles los llevo en la cara,
porque me los siembra, la gracia de Dios.
Los claveles los llevo en la cara,
porque me los siembra, la gracia de Dios

Flores,  las flores...

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Un pregón, como ya sabéis, es un acto de promulgación, es decir, un evento en el que se hace pública (en voz alta) una información sobre un asunto de interés general. En la España del XIX y primera mitad del XX (cuando no había radio ni televisión, y la prensa era bastante lenta) los pregoneros se encargaban de transmitir las noticias más importantes de la actualidad nacional, regional y local por los diferentes pueblos y ciudades. Se paseaban por las calles y plazas, mientras irradiaban una serie de noticias, sucesos cotidianos, avisos del alcalde, actos sociales…La gente, escuchando a los pregoneros, se empapaba de la actualidad social del momento (era una manera de informarse).

Con el paso del tiempo, los pregones empezaron a acompañarse de melodías, de tal forma que perdieron su carácter informativo (para informarse ya existía la radio y los nuevos medios de comunicación del siglo XX) y se convirtieron en un género musical y espectacular, con una función retórica y publicitaria.

Muchas personas que se ganaban la vida a través de la actividad mercantil (la venta de productos en pueblos, ferias y eventos) confeccionaban sus propios pregones, con acompañamiento musical, con el objetivo de engatusar a la gente, atraerla, ganarse su atención a partir de una música bonita y una letra atractiva, con el objetivo de poder venderles los productos de una manera gozosa y llamativa.

En realidad, el pregón es una forma de hacer publicidad y convencer a la gente para que compre productos, a partir de la persuasión y la seducción, con puesta en escena y efectismo retórico (para que los clientes compren, hay que utilizar la oratoria, el arte de convencer a partir de la palabra, y así generar carisma).

La protagonista de la copla de hoy es una gitana que se gana la vida vendiendo flores a la gente por diferentes lugares de Andalucía. Para eso, utilizará todas sus artimañas (verbales y artísticas) con el objetivo de ganarse la simpatía de los clientes, y así que le compren sus flores (claves, rosas…).

En la primera estrofa, mediante el recurso de la enumeración la protagonista busca un público al que vender sus flores: a las niñas morenas y a las rubias, a las que entran y salen, a las que están escondidas. Para que el proceso de venta resulte afectivo, es necesario atraer la atención de mucha gente, concebir el producto como algo útil y necesario para todo tipo de personas, aunque tengan rasgos opuestos: que todo el mundo se sienta aludido para comprar flores. De ahí la presencia de antítesis (morenas y rubias, entran y salen […] y las que están escondidas).

Como veis, la anáfora y el paralelismo (a las niñas…y a las…/a las…y a las…), ayudan a distribuir los adjetivos y los verbos de la enumeración. Todo producto tiene un perfil de comprador. Cuanto más amplio sea ese perfil, mayores posibilidades hay de que las ventas sean buenas. De ahí que la protagonista se refiera explícitamente a determinados tipos de personas, las cuales se sienten aludidas y se interesan por el producto. En este caso, la selección se basa en rasgos físicos objetivos (color de la piel, el movimiento, la posición…).

Cuando se hace un pregón es importante utilizar un léxico realista, que se refiera a conceptos e ideas del mundo más inmediato y accesible (flores, niñas, moreno, rubio, entrar, salir…), para que el receptor se sienta identificado y reconozca los referentes, aunque también es importante usar de vez en cuando alguna palabra más rimbombante y llamativa desde el punto de vista del significante.

Por ejemplo, podemos ver que se usa el tecnicismo “celosía” que sirve para referirse a los enrejados de las ventanas. A lo mejor hay mucha gente que no entiende esta palabra, pero suena “bonita”, llama la atención, le da una belleza al texto por su fonética. Esto me recuerda al Modernismo: en los poemas modernistas aparecen muchas palabras ruidosas (libélula, nenúfar…) que solo por su manera de sonar crean atractivo en el poema. En la publicidad es muy importante la apariencia.

Para ello es importante destacar las cualidades y virtudes del producto, ensalzarlo, elogiarlo, presentarlo como si fuera bonito. En este caso, la exaltación no puede ser más sencilla y elegante, sin tanta complicación, con un humilde superlativo: Las flores más lindas de Andalucía. La anadiplosis, además de dar musicalidad, realza el producto que se vende: les vendo las flores/las flores más lindas….  El yo poético se manifiesta explícitamente mediante el pronombre de primera persona, con el objetivo de involucrarse en el proceso de venta: YO les vendo

En la segunda estrofa, la protagonista vuelve a apelar a su público y les pide de una manera más explícita que compren claves, mediante el imperativo (venid) y los vocativos (muchachas y muchachos). La antítesis de masculinidad-feminidad está al servicio del proceso de venta (las flores son objetos que pueden ser comprados tanto por hombres como mujeres).

Se hace uso del recurso de la anástrofe, es decir, se invierte el orden de los elementos de un sintagma (“venderlos quiero”, en lugar de “quiero venderles”, “de mis claveles las maravillas”, en lugar de “las maravillas de mis claveles”). Esto da al texto un aire muy del gusto barroquista, con un sabor añejo que resulta muy marcado y armonioso para el oído. En un pregón de ventas como este, cuanto más enfatizado esté el ritmo, más engancha a la gente. Además, esto permite adelantar a primera posición del sintagma el elemento que se va a vender, cobrando mayor protagonismo. No olvidemos, que al fin y al cabo la protagonista usa las ventas como forma de vida, así que remarcar el acto de venta es también importante. Se gana la vida vendiendo flores.

De nuevo, se remarca una cualidad en grado máximo (superlativo) con el objetivo de exaltar el producto: “los [claveles] más hermosos que hay en Sevilla”.

Para dotar de valor al producto, la protagonista utiliza el recurso de atribuirle un origen mítico, único, divino, sobrenatural: los claveles los llevo en la cara, porque me los siembre la gracia de Dios.  La protagonista transmite la idea de que esos claveles son así por naturaleza, y que la belleza de las flores no es una cualidad desarrollada artificialmente, sino que se nace con ella (se tiene o no se tiene): Las cosas innatas e inherentes suelen tener más valor que las cosas adquiridas o aprendidas (ya que las primeras son auténticas e inéditas).

Otro tópico recurrente del pregón es la muestra de humildad, es decir, el hecho de presentarse ante el público como una persona modesta, humilde, sencilla, del mismo nivel social que el receptor (y no como alguien superior), sin grandes pretensiones ni ambiciones, incluso como alguien pobre, para así conmover al público, que te vea como uno de ellos e incluso te compre alguna flor. Esto se realiza mediante el recurso del polisíndeton: “yo no tengo jardín, ni azotea, ni arriates, ni huertos en flor”. Así la gente se compadece de la gitana (pobrecilla, que no tiene nada) y se animan a comprar

En la tercera estrofa, la protagonista vuelve a aludir y apelar de manera explícita a diferentes colectivos, para que se sientan identificados y compren flores. Esto se hace mediante el paralelismo: a la que no tenga novio, a la que se le fue el marido, la que esté en relaciones. En esta ocasión, utiliza los asuntos amorosos y de pareja como criterio de selección, concibiendo las flores como algo que puede ser útil para todo tipo de gente.

En esta parte de la copla, se recurre a una idea del mundo pastoril y primaveral idílico: atribuir a las flores propiedades de seducción amorosa (dando un motivo a la gente para que las compre): con flores, podrás atraer la atención de la persona que quieres: si se adornan la cabeza con estos claveles míos, almirantes y reyes caerán a sus pies.

Fijaos que en la oración subordinada condicional se utilizan tiempos de indicativo (presente y futuro) en lugar del subjuntivo. El indicativo es el modo de la realidad, frente al subjuntivo que es el mundo de la suposición. Utilizando tiempos de indicativo en la subordinada, la protagonista concibe la asociación amor-flores como una certeza, una verdad universal, una teoría, una ley fija y establecida. Es una manera de asentar y dar solidez a la venta del producto (aunque también hay cierta “manipulación”, ya que el amor no funciona con reglas y por regalar flores a tu pareja, no necesariamente vas a triunfar). Si hubiera utilizado el subjuntivo, lo vendería como una mera suposición o hipótesis sin confirmar, y eso no es tan sólido a la hora de venderlo.

De todas formas, como podemos ver, las flores son una convención cultural, y desde la tradición son un símbolo para demostrar el amor a una persona.

La cuarta estrofa sigue la misma estructura de la anterior y añade la parte final de la segunda:

-Apelación a determinados colectivos, basándose esta vez en rasgos físicos subjetivos (la belleza y la estética de la persona): venga a la fea, venga a la hermosa que en sus cabellos podré una rosa. La antítesis (guapa-fea) permite universalizar el objeto de venta. El hipérbaton (en sus cabellos pondré una rosa) permite adelantar a primera posición el elemento que tiene que ver con el comprador. Además de enfatizar el producto, también hay que remarcar al comprador como forma de atraer su atención.

-La protagonista sigue promocionando las cualidades y funciones del producto: en este caso, habla de las flores como remedio a las malas experiencias amorosas: no hay milagro como mis flores para los que sufren el mal de amores. Igual que en la segunda estrofa recurría a elementos religiosos (a Dios) para dar fuerza retórica, aquí vuelve a recurrir a una palabra importante en un ámbito sagrado y piadoso (el milagro). En una sociedad, más católica y practicante que la de ahora, la Iglesia y la religión eran una autoridad más, y por eso, la protagonista recurre a ellos para poder vender sus flores.
El yo poético aparece enfatizado mediante el posesivo de primera persona (MIS flores) con el objetivo de involucrarse en el proceso de venta: para convencer a la gente, primero tienes que creértelo tú.

Métricamente, las estrofas pares tienen versos decasílabos (arte mayor), con tendencia al pareado (venga la fea, venga la hermosa/que en sus cabellos pondré una rosa, venid muchachas y caballeros/ que a todo el mundo venderles quiero).

Las estrofas impares, por el contrario, tienen versos de arte menor (pentasílabos, heptasílabos y octosílabos), con rimas esporádicas en –ío e –ia.