miércoles, 15 de octubre de 2025

La soledad (Laura Pausini): el fin del amor por circunstancias que escapan de nuestro control

Este mes de octubre va a estar dedicado a la canción italiana. Hoy analizamos el tema que aupó a Laura Pausini como cantante de éxito internacional en el festival de San Remo de 1993. Fue compuesto por  Angelo Valsiglio y Pietro Cremonesi junto a las aportaciones de Federico Cavalli. 

La letra posee tintes autobiográficos ya que la artista ravenesa tuvo un romance con un chaval llamado Marco. El noviazgo acabó mal, ya que el chico fue infiel a Laura con otra muchacha. Aunque el poema no hace hincapié en los aspectos morbosos de la relación y da una visión más edulcorada (la culpa de la ruptura no fueron los "cuernos" sino que el padre de Marco cambió de ciudad y trabajo, obligando a la pareja a separarse), sí refleja el dolor por la ausencia y el recuerdo constante de lo vivido. 

Con estos datos, me imagino que sabréis de qué canción hablamos: La soledad. 




Marco, se ha marchado para no volverEl tren de la mañana llega ya sin élEs solo un corazón con alma de metalEn esa niebla gris que envuelve la ciudad
Su banco está vacío, marco, sigue en míLe siento respirar, pienso que sigue aquíNi la distancia enorme puede dividirDos corazones y un solo latir
¡Quizás, si tú piensas en mi!Si a nadie tú quieres hablarSi tú te escondes como yoSi huyes de todo y si te vas
Pronto a la cama sin cenarSi aprietas fuerte contra tiLa almohada y te echas a llorarSi tú no sabes cuánto malTe hará la soledad
Miro en mi diario tu fotografíaCon ojos de muchacho un poco tímidoLo aprieto contra el pecho y me parece queEstás aquí, entre inglés y matemáticas
Tu padre y sus consejos qué monotoníaPor causa del trabajo y otras tonteríasTe ha llevado lejos sin contar contigoTe ha dicho: "un día lo comprenderás"
¡Quizás, si tú piensas en mi!Con los amigos de verasTratando solo de olvidarNo es nada fácil la verdad
En clase ya no puedo másY por las tardes es peorNo tengo ganas de estudiarPor ti, mi pensamiento va
¡Es imposible, dividir asíLa vida de los dos!Por eso espérame, cariño míoConserva la ilusión
La soledad entre los dosEste silencio en mi interiorEsa inquietud de ver pasar asíLa vida sin tu amor
Por eso espérame, porqueEsto no puede sucederEs imposible separar asíLa historia de los dos
La soledad entre los dosEste silencio en mi interiorEsa inquietud de ver pasar asíLa vida sin tu amor
Por eso espérame porqueEsto no puede sucederEs imposible separar asíLa historia de los dos
La historia de los dosOh, oh-oh-oh-ohOh, oh-oh-oh¡La soledad!
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Los primeros versos describen una secuencia de logros y acciones irreversibles: una vez se producen, no hay vuelta atrás. No es posible cambiar el rumbo de los acontecimientos. La separación es un hecho más que evidente: Marco se ha MARCHADO para NO VOLVER. Se ha producido un cambio de estado en la relación: de estar juntos han pasado a no estarlo. La oración subordinada final (para) y la negación del infinitivo (no volver) crean una sensación de certeza (es cien por cien seguro) y crudeza (nunca más se van a volver a ver). Es un comienzo durísimo, con una sintaxis breve pero contundente.

El mundo permanece impasible ante la ruptura de los jóvenes ya que sigue funcionando. La rutina no se altera. Aunque el yo poético lo está pasando mal por la ausencia, la vida sigue su curso tal como expresa la estampa cotidiana de la estación de cercanías (el tren [...] llega ya sin él) y el sustantivo de segmento temporal que configura una frecuencia/reiteración (tren DE LA MAÑANA). La protagonista tiene que acostumbrarse a una nueva vida, manteniendo sus hábitos (ir a clase, estudiar, coger el tren...), pero sin su pareja, tal como expresa el sintagma preposicional con función de complemento circunstancial modal (sin él). La preposición sin expresa carencia, privación, no compañía. En definitiva, soledad. 

La metáfora del tren como carcasa metálica denota frialdad: el entorno no se conmueve por la pena del yo poético: es solo un corazón con alma de metal. El acero del tren es un elemento inerte, sin color, frío. Se limita a cumplir una función (llevar a la gente a su lugar de trabajo) y no siente ni empatiza ni sufre con los problemas humanos. Al mundo le da igual los sentimientos de la protagonista

De ahí que se pinte una escena en blanco y negro, sin alma, sin calidez, sin belleza: en esa niebla gris que envuelve la ciudad. La voz lírica ha perdido la alegría, la felicidad, las ganas de vivir, la ilusión. No puede ver un paisaje colorido ni amable. Nuestra percepción del mundo depende de cómo nos sintamos en ese momento, de nuestro estado anímico y situaciones personales. 

En el lenguaje de la mística la niebla va ligada a la vía purgativa, que es cuando Dios y el amado están separados físicamente. La niebla impide la visión y se convierte en símbolo de la soledad del alma, que se encuentra perdida en medio de la nada. De hecho, el léxico es de corte nihilista (su banco está vacío).

Se produce una antítesis entre la ausencia física del amado en el mundo material/tangible que rodea a la protagonista (su banco está vacío) y su presencia en la mente/memoria/recuerdo (Marco sigue en mí, Le siento respirar, pienso que sigue aquí...). Aunque la relación ha muerto, el sentimiento de amor al chico sigue vivo. Recordad a Cernuda: amar es permanecer en la mente de otro. Recordar a una persona es el mayor gesto para demostrar cariño y afecto. 

La representación unitiva de los amantes (sigue en mí), el verbo sensorial (siento respirar) y la oración subordinada de complemento directo que configura la fantasía (pienso que sigue aquí...) impiden que el amor se apague. 

La acumulación de marcas de primera persona es evidente, ya sea en forma de pronombre (en MÍ) o desinencia verbal (siento, pienso). La voz lírica ancla al amado en el presente cercano (aquí) pese a que forma parte del pasado. 

El yo poético se niega a aceptar la realidad de la separación. La negación es la primera fase del duelo. A los seres humanos nos cuesta asimilar las pérdida y recurrimos al mecanismo de defensa de negarnos a creer lo que ha pasado. 

En este caso, la amada personifica un concepto de la física (ni la distancia enorme puede dividir dos corazones...) con el fin de rebelarse ante el funcionamiento del mundo y de la naturaleza. Un elemento inanimado (distancia) realiza una acción destructiva y propia de la crueldad humana (dividir corazones). Las leyes del sentido común y la lógica nos dicen que la separación física de los amados contribuye a desactivar los sentimientos: menos roce, menos interacción = menos cariño, menos pasión. La lejanía, queramos o no, es un obstáculo importante ya que al no ver a tu pareja, la llama es menos intensa. 

La chica no asume esa realidad y sigue representando las almas de forma fusionada como en la tercera vía de la mística, que es la vía unitiva: dos corazones y un solo latir. Los numerales (dos, uno) marcan el concepto de unidad de la pareja en el contexto del sentimiento, aunque no de la presencia física. 

Aferrarse a objetos y elementos del entorno que le recuerden al amado es una forma de mantener viva la relación, tal como sucede al inicio de la segunda estrofa cuando la protagonista contempla la foto de su novio. En el amor cortés provenzal la interacción con pertenencias de la otra persona generaba emoción: miro en mi diario tú fotografía. El paralelismo refuerza el anhelo de permanencia: posesivo en primera persona + sustantivo de soporte de escritura (mi diario); posesivo en segunda persona + sustantivo de soporte de imagen (tu fotografía). 

La imagen del amado combina rasgos físicos (con ojos de muchacho) y rasgos psicológicos (un poco tímido) generando su retrato, del cual no se aparta la protagonista. Se niega a olvidar a su novio. 

Esta insistencia y ese anhelo en grado máximo le lleva a humanizar un elemento inerte (lo aprieto contra el pecho). La chica no para de abrazar la foto del chico en busca de consuelo con el fin de atenuar las penas y conseguir con el poder de su mente acercarlo al plano de la realidad (estás aquí entre inglés y matemáticas). 

El adverbio de lugar (aquí) representa el presente, el momento actual, que es el instituto. De hecho, se mencionan dos asignaturas escolares típicas (inglés y matemáticas). Si el muchacho no se hubiera ido lo normal es que ambos estuvieran en clase, y no llorando porque el otro no está. A pesar del poder mental de la muchacha es imposible alcanzar la plenitud. De ahí el verbo de apariencia (parece...). No es lo mismo contemplar una foto que a la persona misma. Simbólicamente lo puedes hacer, pero el resultado emocional no es igual. No escuchas su voz, no ves su gesto, no ves su expresión facial, no lo puedes tocar...

Finalmente el yo poético reprocha al padre de Marco haber cambiado de ciudad y de trabajo. Considera que es el principal culpable de que se hayan separado: tu padre y sus consejos qué monotonía por causa del trabajo y otras tonterías, te ha llevado lejos sin contar conmigo. Te ha dicho un día lo comprenderás

La protagonista da su opinión, hace un juicio de valor mostrando su disconformidad ante la decisión del padre de trasladarse a otro lugar (qué monotonía). El sustantivo monotonía denota aburrimiento, tedio, pereza. Pensad que los novios son menores de edad y están bajo la custodia de los padres. Los padres toman decisiones buscando el bien de los hijos. Lo normal es que el papá de Marco quiera prosperar. Lo normal es que gane más dinero con su nuevo empleo y la familia pueda mejorar sus condiciones de vida

Ante un cambio tan trascendente, los padres intentan justificar las razones una y otra vez. De ahí lo de la monotonía. Seguramente el progenitor le explicaría a su hijo que es por su bien, tal como expresa en el estilo directo libre (te ha dicho un día lo comprenderás). El padre lo repetiría mil veces y los chavales, que solo piensan en lo suyo no lo entenderían y les parecería un coñazo tomar esa decisión. 

De hecho, la voz lírica minusvalora las razones del padre empleando un léxico casi despectivo y banal (por causa del trabajo y otras TONTERÍAS).

El amado queda cosificado: te ha llevado lejos sin contar conmigo. Al ser un menor de edad, el chaval no tiene autoridad para decidir sobre su vida. Solo le queda oír, ver y callar. No puede rebelarse. En la concepción juvenil (es decir, inmadura) de la protagonista queda como un pelele/muñeco en manos de los padres: lo traen y lo llevan de un lado a otro sin tener en cuenta sus sentimientos.

Los jóvenes por naturaleza son egocéntricos. Piensan en satisfacer sus deseos inmediatos aquí y ahora sin ver más allá. La pareja se siente incomprendida. Es como si no tuvieran voz ni voto tal como refleja la oración subordinada modal (sin contar contigo). Cuando estás en la pubertad el centro de tu vida son los amigos, los novios, las consolas, los botellones. No piensas en tu porvenir, en tu futuro, en tu carrera o en tus inquietudes laborales. Ellos se quejan de que se les ha arrebatado algo supertrascendental y que se está siendo muy injusto. El egoísmo, la inocencia y la falta de rodaje vital les impide entender lo que ha pasado. Ellos lo ven como un ataque de los padres. Para la muchacha, la principal preocupación de su vida es Marco, y se lo han quitado. Por ende, se genera el duelo. 

En el estribillo la protagonista abre una hipótesis que genera un halo de esperanza: quizá si tú piensas en mí...El adverbio de duda (quizá) genera un contexto de posibilidad, pero nunca de seguridad o certeza. El yo busca consuelo en que el amado también lo esté pasando mal y se encuentre en la misma situación que ella. Lo que ocurre es que eso es un deseo/anhelo de la protagonista más que una evidencia. No hay pruebas que demuestren que el chaval también esté jodido. No lo sabremos nunca. 

Los amantes están separados en el espacio geográfico. Al estar alejados uno de otro no interactúan de la misma manera que antes. Ya no hay muestras físicas y materiales del amor (besos, abrazos, caricias, te quieros a la cara...). La carencia afectiva afecta al estado de anímico y la autoestima. Entonces, en ese momento surgen las inseguridades y las dudas: ¿Estará él fastidiado como yo? ¿O se habrá olvidado de mí? ¿Me querrá? ¿Cómo se encuentra él? La falta de información y la ausencia dispara el pensamiento y abre todo tipo de escenarios tanto esperanzadores como pesimistas. 

El yo poético se dirige a su amado ausente con las marcas de segunda persona ya sea pronombres (tú) o desinencias verbales (piensa-s).

¿Cuál sería el contexto ideal y deseado? Que el novio también lo esté pasando mal, ya que eso significa que el amor es verdadero. Si hay dolor y pena es porque antes ha habido pasión. Por eso, la protagonista hace un ejercicio de introspección y autoanálisis que debería ser común a ambos. Lo esperable sería que los dos compartieran el camino del duelo: tener que afrontar una nueva vida uno sin el otro, adaptar las rutinas a la ausencia de la pareja, acostumbrarte a la soledad, y convivir con la pérdida de manera que puedas llevar una vida lo más sana y normal posible. 

La protagonista resalta la dificultad para asimilar la nueva realidad. Superar un duelo es un proceso muy largo y complejo: con los amigos de veras tratando solo de olvidar no es nada fácil la verdad. 

Refugiarse en las relaciones sociales (amigos, trabajo, familia...) es una terapia de manual que muchos psicólogos predican. Distraerse con los colegas es una manera de que la mente se olvide de esa persona y atenúe la obsesión. Lo que pasa es que es más fácil decirlo que hacerlo. El cuantificador (nada fácil) y el léxico filosófico (la verdad) realzan lo difícil que resulta asumir la ausencia de otra persona de forma sincera y natural. 

El yo poético expresa su dolor en escenas cotidianas: en clase ya no puedo más y por las tardes es peor. No tengo ganas de estudiar.

La tristeza le impide concentrarse en sus obligaciones diarias. En este caso, se trata de un amor juvenil. Los amados van al instituto, estudian, asisten a clase. La pena por la separación afecta a las rutinas, que son las propias de los adolescentes. De ahí que no puedan concentrarse en las tareas escolares o rendir académicamente. En este segmento predomina un léxico escolar (clase, estudiar...). El adjetivo en grado superlativo magnifica el malestar anímico de la chica (es peor). 

El dolor se traduce en falta de energía vital (no tengo ganas de estudiar...). La principal preocupación de un chaval adolescente deberían ser sus estudios, obtener buenas notas, prepararse para su futuro. En este caso la ruptura eclipsa todo lo demás. Su ánimo está completamente apagado. No puede desarrollar su vida de una forma "normal". La ausencia y el recuerdo la carcomen. Todo lo que hace o piensa acaba volviendo a Marco. Su mente está dominada por el recuerdo del amado: por ti mi pensamiento va. 

El hipérbaton es violento y refleja la perturbación emocional de la chica. El complemento regido (por ti) se antepone al sujeto (mi pensamiento) y está separado del verbo (va). La primera posición oracional la ocupa el amado, que es el centro de su vida en el momento de entablar el acto comunicativo. Marco es el protagonista de su película. No puede concebir la existencia sin el amado. Los amigos, la familia, los estudios resultan insuficientes. No le satisfacen. La plenitud solo la da el amado, que es su Dios. 

La protagonista contempla impotente cómo su vida ha dado un vuelco de la noche a la mañana. Debido a las circunstancias, un día su amado está y al siguiente no está. Ante esto solo le queda llorar, gritar o lamentarse. La exclamación retórica es una manifestación de la queja: Es imposible dividir así la vida de los dos. 

El tratamiento material (dividir) de un concepto abstracto (vida) simboliza la crueldad, la barbarie y lo injusta que es la vida. El adjetivo negativo de certeza (imposible) pone de manifiesto el choque entre la realidad (ausencia, soledad) y el deseo (presencia, unidad). Los hechos se desarrollan de forma que se rompen las expectativas de la muchacha. Ella cree que Marco es el amor de su vida, estará ahí siempre, se casarán, vivirán felices y comerán perdices. De pronto, ese esquema se rompe cuando el padre decide cambiar de trabajo. Ella veía la relación como algo inquebrantable/férreo/agarrado. No es así. El castillo de naipes se ha venido abajo sin esperarlo. 

La amada no puede concebir una vida separada de su Marco porque siente que están unidos. El amor es inherente, connatural. Circunstancias externas que escapan de su control han provocado la separación. No se puede detener el ciclo de la naturaleza. Por eso siente que se ha cometido una injusticia ya que los dos están hechos el uno para el otro y no pueden funcionar por separado. 

En los últimos versos del estribillo hay una súplica en forma de imperativo (espérame cariño mío...). La chica le pide al chico que no la olvide, que mantenga la esperanza (conserva la ilusión). 

El posesivo-vocativo (cariño mío) expresa pertenencia tal como se hacía en al amor cortés provenzal. El amado es una posesión que forma parte de su vida. 

Aunque físicamente estén separados, el yo poético está convencido de que el amor es eterno y el hecho de recordar a la persona que quieres es la mejor manera de expresar la pasión y el cariño que se tiene. Es posible mantener vivo ese amor a través de la mente y el pensamiento, los cuales pueden vencer a la distancia. 

El segundo estribillo mantiene la esencia del primero con estampas cotidianas en anáfora que reflejan el dolor de la pareja por la ausencia del otro: si a nadie tú quieres hablar/ si tú te escondes como yo/ si huyes de todo/ si te vas a la cama sin cenar/si aprietas fuerte contra ti la almohada y ye echas a llorar/ si tu no sabes cuánto mal te hará la soledad.

Llevar el duelo no es fácil. El adelantamiento del objeto directo (a nadie) a la perífrasis verbal (quieres hablar) refleja el carácter íntimo y personal del sufrimiento. Es un proceso individual. La gente necesita asimilar lo que ha pasado y para eso debe alejarse del bullicio y del agobio social. 

Otras personas consideran que sus sentimientos no serían entendidos por los demás. Lo que para nuestro ser es algo trascendental, para el vecino puede resultar banal y ridículo. Por eso, una postura clásica en esto de las emociones humanas es ocultar por miedo al que dirán (te escondes como yo).

También hay gente muy vergonzosa a la que no le gusta dar explicaciones o decir como se siente porque los temas del alma son un tabú. En estos casos, los individuos prefieren alejarse del foco y meterse en la coraza (si huyes de todo...). Ante un problema o conflicto hay personas que evitan enfrentarse a él de manera directa y creen que lo mejor es hacer como si nada pasara, cuando realmente tienen la pena ahí metida. 

En contextos de duelo los placeres sensoriales y/o la satisfacción de necesidades primarias desaparecen (si te vas pronto a la cama sin cenar....). La protagonista no quiere comer, y en lugar de estar un rato con sus padres viendo la tele y pasar un rato agradable, prefiere terminar el día cuanto antes y acostarse

¿Más opciones? Expresar la pena de una manera física, ruidosa. En otras palabras, desahogarse con uno mismo: si aprietas fuerte contra ti la almohada y te echas a llorar....De nuevo, la estructura sintáctica se altera con el fin de expresar el desasosiego emocional: el predicativo (fuerte) se adelanta al directo (la almohada), y el régimen queda en medio (contra ti). 

Cada oración subordinada condicional representa un síntoma de la "enfermedad anímica" de la amada. El diagnóstico queda resumido en el último verso (si tú no sabes cuánto mal te hará la soledad). La pérdida es un hecho traumático, pero el daño lo provoca la ausencia del otro, la no presencia, la falta de otredad... Lo más difícil es acostumbrarse a estar sin la otra persona, es decir, a la soledad (que es la que da título al tema). 

Como veis, el abanico de conductas de la protagonista ante el duelo es muy amplia: se camufla, llora, no come...Al fin y al cabo es un trasunto de cualquier ser humano que pasa por ahí. Algunos llevamos las cosas de manera silenciosa. Otros necesitan desahogarse con amigos. Otros se enfadan con el mundo y agrían el carácter...Cada persona es un mundo. 

Los coros del estribillo hacen un efecto eco de las ideas del yo poético, reforzando y repitiendo lo que ya ha dicho anteriormente: la soledad entre los dos, este silencio en mi interior, esa inquietud de ver pasar así la vida sin tu amor, espérame porque esto no puede suceder, es imposible separar así la historia de los dos

El léxico sigue siendo nihilista (soledad, silencio, la preposición sin en sintagmas como "sin tu amor"). Aun así la protagonista se resiste a asumir la realidad tal como expresa el demostrativo neutro negado  (esto no puede suceder) o la copulativa con sujeto oracional (es imposible separar así la historia de los dos). Esto nos indica que el yo poético está atravesando el duelo y todavía le queda mucho trabajo hasta superarlo y asumir la pérdida. El sentimiento y la pertenencia son tan fuertes que le cuesta digerirlo (esa inquietud de ver pasar así la vida sin tu amor). La protagonista no puede concebir que pasen los días y él no esté con ella. Todavía cree que es posible el reencuentro. 

Respecto a la métrica, predominan los versos de arte mayor. En las estrofas se producen pareados con rima asonante (volver-él, metal-ciudad), mientras que los estribillos van por libre



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