Cerramos el mes de agosto con un poquito de zarzuela. En el año 1894 se estrenaba en el teatro Apolo de Madrid "La verbena de la Paloma" con música de Tomás Bretón y libreto de Ricardo de la Vega. El llamado "género chico" vivía un periodo de esplendor en los escenarios españoles en la segunda mitad del siglo XIX gracias a las figuras de Antonio Barbieri y Emilio Arteta. Los espectáculos incluían partes habladas y cantadas, normalmente a dúo, aunque también podía incluir números a coro o solistas, que se alternaban con escenas amorosas y cómicas.
La verbena de la Paloma se ambienta en Madrid, durante la época de la Restauración Borbónica (1874) (ya sabéis, cuando liberales y conservadores, es decir, Cánovas y Sagasta se alternaban en el poder cada cierto número de años, gracias a la manipulación caciquil en las elecciones).
Se titula así porque la historia se desarrolla en vísperas del quince de Agosto, que es cuando se celebran las fiestas en honor a la virgen de la Paloma en el Barrio La Latina. Los protagonistas son una pareja de novios (Julián y Susana), chulescos de pura cepa, que a lo largo de la obra se enamoran, desenamoran, cortejan, piropean, ilusionan y sufren celos. En definitiva, pasan por el juego del amor, lo mismo que el resto de jóvenes de la época.
En el cuadro segundo, después de tomar una copa de licor y bailar una mazurca a las puertas del bar de la Rita, Julián observa que Susana va por la calle acompañada de un señor boticario. Pronto los celos se apoderan del protagonista al ver a su novia con otro hombre camino a la verbena. Es en este punto de la obra cuando escuchamos los acordes de la famosa habanera ¿Dónde vas con mantón de manila?
Os traigo la versión de Concha Velasco y Vicente Parra que interpretaron en la película de 1963, y que está basada en la zarzuela original. El director fue José Luis Saenz de Heredia.
¿Dónde vas con mantón de Manila?
¿Dónde vas con vestido chinés?
A lucirme y a ver la verbena,
y a meterme en la cama después.
¿Y por qué no has venido conmigo
cuando tanto te lo supliqué?
Porque voy a gastarme en botica
lo que me has hecho tú padecer.
¿Y quién es ese chico tan guapo
con quien luego la vais a correr?
Un sujeto que tiene vergüenza,
pundonor y lo que hay que tener.
¿Y si a mí no me diera la gana
de que fueras del brazo con él?
Pues me iría con él de verbena
y a los toros de Carabanchel.
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Se trata de un diálogo entre los amantes (Julián y Susana). Él muestra su desaprobación al hecho de que ella vaya de fiesta en compañía de otra persona. Ella le reprocha que no tiene las virtudes que debe tener un hombre (pundonor). Realmente, Susana está caladita por los huesos de Julián y lo único que busca es ponerle celoso (y lo consigue). Él termina muy enfadado. De hecho, después de esta escena asistimos a una trifulca. Ella "juega" a desafiar la autoridad del novio y sacarlo de quicio.
La canción se estructura mediante un intercambio de preguntas y respuestas. El personaje masculino es el que formula las interrogaciones retóricas (¿Dónde vas con mantón de manila? ¿Por qué no has venido conmigo? ¿Y quién es este chico tan guapo? ¿Y si a mí no me diera la gana?). El personaje femenino se encarga de responder de manera desafiante y humorística (a lucirme y ver la verbena, porque voy a gastarme en botica, un sujeto que tiene vergüenza, pues me iría con el de verbena...)
La muchacha va ataviada con la indumentaria típica de las fiestas populares madrileñas: el mantón de manila y el vestido chinés.
-El mantón de manila es una pieza de seda cuadrada, de origen chino, bordada a mano, con diseño de flores, pájaros o fantasías. Está rematada con flecos. Normalmente, este pañuelo se integra al vestuario femenino. Por ejemplo, para complementar un vestido de flamenco, de fiesta o chulapo.
-El vestido chinés se caracteriza por sus colores alegres. No lo confundáis con los quipaos manchúes (esos que son de cuello alto, cierre diagonal, se ajustan al cuerpo y tenían cordones en las mangas). No tienen nada que ver. El término chinés significa "de colores llamativos". En aquella época las mujeres se ponían trajes negros o blancos para salir de fiesta que eran más elegantes. La protagonista rompe con la moda y elige un vestido con colores más vistosos, encendidos y brillantes en lugar del típico traje de noche largo y neutro.
Como veis, la chica ha elegido un atuendo festivo y alegre para un contexto festivo y alegre (verbena). Su objetivo es dar celos a su novio, así que aparece en escena arreglada, maquillada, bien vestida, con pose de diva, sin preocupaciones, y con la sonrisa en la boca de llevar al lado a otro hombre.
Los efectos son inmediatos, ya que la chica se convierte en foco de atención tanto del público como del novio. La anáfora de los dos primeros versos (DÓNDE VAS con mantón de manila/ DÓNDE VAS con vestido chinés) representa la desaprobación de Julián. Se nota que es una escena incómoda para él. No le gusta lo que ve. Le preocupa. No es plato de buen gusto ver a tu chica radiante y feliz en compañía de otra persona. Se ha puesto guapa para él y parece estar disfrutando. Se le nota enfadado y celoso.
Susana responde a la pregunta combinando la información objetiva y neutra (a lucirme y ver la verbena) con una pullita (o más bien un dardo) que deje K.O a su amado: y a meterme en la cama después.
Las palabras están muy bien escogidas. El verbo está relacionado con la luz (lucirme). La muchacha se representa en una situación de esplendor (guapa, alegre, diosa...). Cuanto más "elevada" se muestre, más celos da a Julián. el cual tiene miedo de que algo valioso e importante (Susana) lo pierda para siempre. Forma parte del juego del amor cortés: la amada pone celoso al amado para que la valore más y se dé cuenta de lo que arriesga.
El doble sentido de la expresión "ver la verbena y meterme en la cama después" es evidente. Deja lugar a la duda, de que Susana acabe termine acostándose con su acompañante. Da pie a que haya segundas intenciones tal como lo dice.
Interpretación 1: Susana va a la verbena con el hombre, se lo pasa bien y luego vuelve a casa y se mete en la cama para descansar. Sería una posibilidad.
Interpretación 2: Susana va a le verbena con el hombre, se lo pasa bien y luego vuelve a casa con él y se acuestan. Sería otra posibilidad.
Susana crea una situación ambigua, poniendo mal cuerpo a Julián. Todos sabemos que ella está caladita por los huesos de él y no le sería infiel, pero tal como lo expresa, el receptor y el novio creen que puede pasar cualquier cosa. La chica está jugando con él. Insinúa, deje entrever, da pinceladas, revolotea por las diferentes opciones, imagina posibles escenas, sugiere de forma sutil...aunque luego no haga nada. No obstante, con esta actitud remueve las entrañas de Julián, el cual sufre los celos. Podríamos decir que no pasa del coqueteo y del flirteo lo que Susana y su acompañante hacen.
Las marcas de primera persona (lucirME, meterME) muestran el afán de protagonismo de la muchacha. Le gusta ser el centro de la escena. Disfruta siendo foco. Y sobre todo, ver cómo Julián está pendiente de todo lo que pasa. Si se ve afectado y celoso es porque le importa. Ha conseguido lo que quería.
La conversación deriva en reproches mutuos encabezados por oraciones subordinadas causales (¿Y Por qué no has venido conmigo...porque voy a gastarme en botica). Ambos quieren saber las razones que motivan el conflicto/choque/discusión/falta de sintonía. Él está molesto porque ella ha preferido elegir a otra persona para ir a la verbena en lugar de Julián. Ella está molesta porque se ha sentido mal valorada (lo que me has hecho tú padecer).
Julián dramatiza la afectación e incluso se victima. No le importa rebajarse ante la amada, es decir, quedar por debajo de ella en una jerarquía: cuando tanto te lo supliqué. El personaje masculino es el que va detrás de la dama, el que pide algo, el que suplica, el que busca, el que corteja, el que lleva la iniciativa. Típico de la literatura cortesana.
Susana responde alternando la dureza del discurso (le acusa de todos sus males, tal como expresa en la oración sustantivada de complemento directo: lo que me has hecho tú padecer), y a la vez tira de humor e ironía: voy a gastarme en botica.
De nuevo, juega con el doble sentido de las palabras, permitiendo la doble interpretación:
-Interpretación 1: Se ha tenido que gastar dinero en medicinas debido a lo mal que lo ha pasado debido a sus problemas amorosos con Julián
-Interpretación 2: Se supone que el acompañante de Susana a la verbena es el personaje de don Hilarión, que es boticario. La provocación es más que evidente: voy a curar mis problemas yéndome con el chico de la botica y pasar un buen rato con él en la feria.
A continuación se alude al tercero en discordia mediante el pronombre interrogativo de identidad: ¿Y quién es este chico tan guapo con quién luego la vais a correr? El propio Julián utiliza un adjetivo de elogio/facultad física (guapo) para referirse al acompañante. A su propio rival lo coloca en una posición de superioridad. Reconoce las cosas buenas del otro
Susana responde mediante la enumeración de virtudes del boticario: un sujeto que tiene vergüenza, pundonor y lo que hay que tener. El cuidado de la imagen, la fama, la apariencia (en definitiva, causar buena impresión a los demás) es algo importantísimo en los códigos del amor cortés, sobre todo a raíz de los siglos de oro. El buen galán es una persona discreta, prudente, mantiene el decoro, no da ruido, trata a la mujer de forma elegante y delicada, evita hacerse el gracioso y perder la educación. Se trata de un prototipo de amante idílico, del gusto de todas las damas de la época.
La oración sustantivada (lo que hay que tener...) da lugar a interpretaciones más jocosas y picantes, ya que la ambigüedad da pie a la imaginación. Podría ser algo trascendental (honor) pero también algo más superficial y material (físico, sensual...).
El diálogo acaba con un tono que roza la amenaza: ¿Y si a mí no me diera la gana que fueras del brazo con él?. Esto se debe a que Julián está celoso y su explota su enfado con expresiones coloquiales que rozan la ruptura con las normas de decoro (no me da la gana). El protagonista no disimula y expresa su malestar y disconformidad hablando de una forma directa, intensa, y clara, sin filtros (no me da la gana de que vayas del brazo con él). Muestra su autoridad como hombre, típico de la sociedad patriarcal del siglo XIX.
Susana no se achanta y desafía a su novio, mostrando una actitud liberal y no dejándose dominar por él: Pues me iría con él de verbena y a los toros de Carabanchel. La oración coordinada copulativa enfatiza su fortaleza como mujer: no solo se va a ir de verbena con el boticario sino que está dispuesta a ir a más ferias y eventos. Si quieres caldo, toma dos tazas.
Respecto al análisis métrico, todos los versos son decasílabos. El poema consta de cuatro cuartetos imperfectos, pues el segundo verso rima con el cuarto, mientras que el primero y el tercero quedan libres (10- 10A 10- 10A
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