En este blog se han analizado muchas "rarezas copleras". El cancionero es extenso y caudaloso, y hay sitio para todo: desde los temas más elitistas y desconocidos, hoy enterrados, hasta los grandes himnos que han pervivido a lo largo de las décadas y que cualquier persona ha escuchado sin necesidad de ser un erudito en el tema (La Zarzamora, Tatuaje, Ojos verdes...).
Yo reconozco que soy bastante amigo de las extravagancias. Me encanta traer al blog coplas poco oídas por el gran público, canciones que fueron compuestas en su día con pretensiones de calidad artística, pero quedaron eclipsadas por los éxitos de los grandes cantantes. En un mercado tan competitivo no todos los productos llegan a triunfar. Hubo canciones que pasaron sin pena ni gloria y otras que calaron en el corazón de los españoles y se canturreaban día sí y día también. Esto sucede en todos los ámbitos artísticos. Es pura teoría darwinista: las coplas más fuertes se acaban comiendo a las más débiles. Las primeras triunfan, mientras que las segundas fracasan.
Hoy analizamos una de esas coplas emblemáticas que todo el mundo conoce. Se trata de un pasodoble compuesto en el año 1936 por Valverde, León y Quiroga, para la voz de Concha Piquer, y que lleva por título Triniá. Manola Escobar, Rocío Jurado, Pastora Soler, Dolores Abril o Marifé de Triana han hecho estupendas versiones de este famoso tema.
Al museo de Sevilla
iba a diario Juan Miguel,
a copiar las maravillas
de Murillo y Rafael.
Y por la tarde como una rosa
de los jardines que había al entrar,
pintaba a Trini pura y hermosa
como si fuera la Inmaculá.
Y decía el chavalillo,
¿pa qué voy a entrar ahí,
si es la virgen de Murillo,
la que tengo frente a mí?.
Triniá,mi Triniá,
la de la Puerta Real,
carita de nazarena,
por la virgen Macarena
yo te tengo compará,
algo en tu vida envenena,
¿Qué tienes en la mirá
que no me pareces buena?
Triniá,ay,Trini,Trini
mi Triniá.
El museo sevillano
un mal día visitó,
un banquero americano
que de Trini se prendó.
Y con el brillo
de los diamantes,
la sevillana quedó cegá,
y entre los brazos
de aquel amante
huyó de España la Triniá,
y ante el cuadro no acabao,
así decía el pintor,
tú me has hecho
un desgraciao,
¿sin ti que voy a
hacer yo?
Triniá,mi Triniá,
la de la Puerta Real,
carita de nazarena,
por la virgen Macarena
yo te tengo compará,
algo en tu vida envenena
¿Qué tienes en la mirá?
que no me pareces buena
Triniá,mi Trini ,ay,
mi Triniá.
La copla cuenta la historia de un aprendiz de pintor (Juan Miguel) que acude todos los días a un museo de Sevilla a estudiar, conocer y asimilar el estilo de los grandes pintores del mundo. Allí conoce a una bella muchacha (Trinidad) de la cual se enamora. Él es feliz yendo a diario a la galería a ver a la chica. Sin embargo esa felicidad se rompe cuando irrumpe en la pinacoteca un banquero americano poderoso y rico, que con sus fortunas y caudales monetarios conquista a Trini. Al final, la muchacha, decide irse de España con el adinerado banquero, dejando al protagonista desolado.
En la primera estrofa se presenta al personaje masculino. El hipérbaton enfatiza las circunstancias que forman parte de la vida cotidiana del muchacho: el complemento de lugar (al museo de Sevilla), la acción verbal (iba) y el complemento de tiempo (a diario) se anteponen al sujeto (Juan Miguel), el cual aparece al final de la oración.
El imperfecto de indicativo (iba) es un tiempo que se usa habitualmente en textos descriptivos. En esta estrofa se está describiendo la vida diaria del muchacho. La locución adverbial “a diario” implica que se trata de una acción que se repite con periodicidad, con frecuencia. Forma parte de la rutina diaria del chaval. Él va todos los días al museo.
La oración subordinada final dota de sentido a esa cotidianidad: A copiar las maravillas de Murillo y Rafael. El muchacho está aprendiendo a pintar. Cuando una persona se inicia en un determinado campo artístico (literatura, pintura, música, escultura...), lo primero que hay que hacer es empaparse de cultura: conocer lo que otros artistas (figuras de referencia) han pintado/escrito/compuesto/esculpido. Por eso va el muchacho todos los días a la galería. Antes de adquirir tu propio estilo, es necesario educarse, formarse y conocer la historia de los diferentes estilos, técnicas, tendencias, autores y obras…Es la base para después elaborar tus propias creaciones. Es el pilar de la didáctica del arte: para crear, primero hay que aprender lo que otros han hecho
Muchos poetas/pintores/músicos empiezan su carrera de esta manera: imitando, copiando y emulando patrones de artistas anteriores , para después ir evolucionando hasta alcanzar tu propio estilo. Por eso, el protagonista acude al museo a “copiar las maravillas de Murillo y Rafael”.
-El primero, es uno de los pintores barrocos españoles más conocidos de la escuela Sevillana, famoso por sus obras naturalistas y religiosas (El buen Pastor, Niños jugando a los dados).
-El segundo es uno de los pintores más importantes del Renacimiento Italiano (La escuela de Atenas, Los desposorios de la Virgen).
En canciones populares como esta es frecuente encontrar referencias culturales que enriquecen el tema y activan pequeños guiños hacia el lector con un nivel cultural medio-estándar (casi todo el mundo sabe que Murillo y Rafael son pintores). Al destinatario le gusta toparse con elementos que conoce y forman parte de su cultura, de su sabiduría y de su legado. Es una manera de conectar con el público.
El público detecta una referencia clásica en el tema. Por tanto, al ver que su cultura le permite entender el poema, le hace sentirse útil. Por eso, el autor debe seleccionar elementos conocidos (Murillo, Rafael). Si eligiera autores menos representativos (Canaletto, Martin Van Heemskerck...), el receptor se sentiría perdido y desorientado, con sensación de que se están riendo de su ignorancia.
Cuando hay que añadir culteranismo a una canción hay que seleccionarlo cuidadosamente, recurriendo a conocimientos básicos que casi todo el mundo tenga asimilado. El hecho de que a la gente le cueste entender el poema crea antipatía, desconcierto o rechazo. Ya lo decía Ortega y Gasset en una obra que se llama La deshumanización del arte. No hay que hacerse el erudito al escribir porque a la masa no le gusta que vayas de intelectual.
El sustantivo apreciativo (las maravillas) da al discurso un carácter valorativo. El narrador está dando una opinión personal sobre un tema artístico (Murillo y Rafael son dos grandes en el ámbito pictórico). Ya sabéis que el arte es subjetivo: para gustos se pintan colores. Los términos bueno, malo, maravilloso u horripilante pueden variar según el contexto, la perspectiva o la persona que emita las palabras. En este caso, el narrador considera que estos dos pintores son geniales al utilizar el término "maravillas". Habrá gente que esté de acuerdo en eso, pero también habrá gente que no piense lo mismo.
En la segunda estrofa se presenta al personaje femenino mediante comparaciones: Y por la tarde como una rosa […] pintaba a Trini pura y hermosa como si fuera la Inmaculá.
La rosa simboliza la belleza, la juventud y la perfección. Comparar a la dama con una flor es un recurso habitual de la poesía amorosa cortesana, especialmente la renacentista. Las rosas son elementos bonitos, agradables, dan color, vistosidad, huelen bien…lo mismo que las mujeres. Las flores son típicas de la primavera, la estación más florida del año. La etapa más florida de la vida de la persona es la juventud, cuando el cuerpo está en su apogeo. Por tanto, Trinidad es una mujer joven y hermosa. Las estructuras bimembres (pura y hermosa) enfatizan el elogio.
Esto recuerda a la poesía medieval cancioneril donde las cualidades positivas de la dama se idealizaban hasta alcanzar la divinización: Como si fuera la Inmaculá. El dogma de la Inmaculada Concepción, también conocido como Purísima Concepción, es una creencia del catolicismo que sostiene que María, madre de Jesús, a diferencia de todos los demás seres humanos, nunca fue alcanzada por el pecado original. Desde el primer instante de su concepción, siempre estuvo libre de pecado.
El narrador describe al personaje femenino, como alguien perfecto y puro. En términos cancioneriles, hablaríamos de la llamada Donna Angelicatta (la Beatriz de Dante, la Laura de Petrarca). Son damas tan divinas y perfectas, que son elevadas a la categoría de diosas, vírgenes y santas. De ahí la identificación con la Inmaculada. Es imposible que una mujer como Trinidad tenga defectos o haya maldad en ella.
El narrador se recrea en la escena descriptiva, mediante el alargamiento de las estructuras sintácticas. Se produce la adición de circunstanciales de tiempo (Y por la tarde...), estructuras comparativas (como una rosa...), complementos del nombre (de los jardines...), oraciones de relativo (que hay al entrar...) o predicativos (pura y hermosa)
El yo poético se recrea en los detalles, con el fin de dotar de sensualidad y espiritualidad a la estampa dramática. Juan Miguel se enamora locamente de Trini. El placer emocional se materializa en el color de la tarde, la belleza del jardín o la vistosidad de la rosa. Se trata de un amor a primera vista, desde la distancia, muy puro y auténtico (amor platónico), que poco a poco irá fraguándose
En la tercera estrofa se produce un cambio de la voz poética. El narrador deja de hablar y toma la palabra el protagonista (Juan Miguel). La oración con verbo dicendi, es decir, con verbo de palabra (y DECÍA el chavalillo…) introduce el estilo directo. El diminutivo (chavalillo) da un toque afectivo y espontáneo al discurso. Tened en cuenta que se trata de una copla narrativa, que cuenta una historia, con unos personajes y un marco espacial y temporal.
Mediante la interrogación retórica, el protagonista enfatiza la visión divina de la dama: ¿Pa qué voy a entrar ahí si es la virgen de Murillo la que tengo frente a mí?
Murillo hizo muchas pinturas que tenían como protagonista a la Virgen. Juan Miguel está comparando a Trinidad con la virgen. Es absurdo entrar al museo a ver la virgen, cuando en el jardín del museo ya hay otra virgen mejor (la Trini). El hecho de situar a la dama por encima de la virgen se denomina en literatura hipérbole sacrílega: se diviniza tanto a la dama, que se pone en una posición de superioridad respecto a los elementos divinos.
La sobrevaloración de la esfera de lo profano se refleja en el discurso cuando este adquiere un ligero tono despectivo: (¿Pa qué voy a entrar ahí….?). Elementos trascendentales (virgen) son rebajados para ensalzar elementos mundanos (mujer). Esta exageración le conlleva a chocar con los ideales religiosos. De ahí lo de hipérbole sacrílega. En lugar de pintar a la virgen de Murillo, prefiere pintar a la virgen de la Trinidad
En el estribillo, el protagonista se dirige a la dama con vocativos: Triniá, mi Triniá. El posesivo (mi) es una manera de vincular al amante con la dama, como si esta fuera un objeto, una posesión o algo que le pertenece. Estos recursos de cosificación son típicos del amor cortés añejo y tradicional. Parece que la mujer es una propiedad o una mercancía del hombre.
Mediante las estructuras en aposición, el protagonista inserta metáforas sagradas sobre la dama (carita de nazarena), aunque también encontramos alguna metáfora pagana, sobre la sensualidad y belleza del ambiente local (la de la Puerta Real).
Tened en cuenta que esta copla se desarrolla en Sevilla. La Puerta Real era una de las puertas que daban acceso al recinto amurallado. Hoy solo quedan restos. El hecho de añadir un detalle local, además de crear empatía con el receptor, inserta y vincula al personaje femenino con un paraje geográfico atractivo (las puertas y las murallas son elementos bonitos en las ciudades).
Durante el estribillo se suceden comparaciones sagradas (Por la virgen Macarena, yo te tengo compará). La Virgen de la Macarena es venerada en el barrio de San Gil de Sevilla. Otro detalle local.
De todas formas, a pesar de la pureza y perfección de la dama, el protagonista ve algo que no le gusta. Esa mujer no es tan buena como parece. Él tiene la impresión de que algo no marcha bien. Se trata de un sentimiento intuitivo, irracional y premonitorio. No podría definirse o concretarse cómo es y por qué lo siente pero el muchacho piensa que tanta perfección no es posible, y que detrás de ese idealismo hay algo turbio o extraño.
El ser humano tiende a pensar que la vida es caótica, caprichosa, y por tanto, imperfecta. Las cosas no suelen salir como uno quiere. Hay elementos que se nos escapan de las manos. En una vida imperfecta cuesta entender que haya elementos perfectos. El protagonista piensa que es demasiado bonito que una mujer tan bella, tan hermosa y tan íntegra esté ahí. Es imposible mantener esa perfección tanto tiempo. Está claro que tarde o temprano tiene que romperse, y que la felicidad no va a ser eterna.
Mediante el indefinido, el protagonista transmite sus inquietudes, impresiones e intuiciones personales sobre esa falta de plenitud armónica que impide la perfección: ALGO en tu vida envenena.
El indefinido es una categoría gramatical que implica inexactitud, imprecisión y poca concreción. El protagonista no sabe explicar qué es lo que ve exactamente, pero piensa que no todo es color de rosa. Hay algo raro detrás de esta mujer. Ya os he dicho que este tipo de pensamientos son más intuitivos que racionales. Por eso cuesta concretarlos con palabras (inefabilidad). Muchas veces nosotros tenemos malos agüeros y presagios y no sabemos por qué pero los pensamos. No hay una causa lógica que nos incida a pensar algo malo, pero nosotros tenemos esa corazonada. Algo así le pasa al protagonista.
El término envenena posee connotaciones negativas. El veneno implica daño, destrucción y muerte. Esa mujer tan perfecta, tan joven y tan guapa le puede hacer mucho daño a Juan Miguel. El placer y la felicidad se pueden convertir en amargura (que es lo que pasará en la segunda parte del tema). El final del estribillo es una premonición de las cosas malas que van a pasar después. Trinidad va a demostrar que tiene mucho veneno encima. No es tan pura y casta como parece.
Mediante la interrogación retórica, se reproduce el flujo de consciencia del protagonista: ¿Qué tienes en la mirá que no me pareces buena?
El cuerpo humano, en su conjunto, es una caja de resonancia. Los gestos, las miradas, la posición de las extremidades y los movimientos esconden ciertos mensajes. Es el lenguaje corporal. En este caso, el protagonista ve que la mirada de la protagonista no es tan pura y que algo raro hay. Mediante las marcas verbales de segunda persona (tienes, pareces), el protagonista dirige su foco de pensamiento hacia la dama. Los verbos implican intuiciones, percepciones e impresiones personales subjetivas (parecer, tener). Este tipo de pensamientos no nacen de la lógica, la ciencia o la razón, sino de lo psicológico, lo particular y lo intuitivo.
Mediante la lítotes, el protagonista atenúa un poco su visión de las cosas, para quitar dureza al discurso, ya que realmente no tiene pruebas racionales para decir lo que dice. Por eso, en lugar de decir que la muchacha es "mala", prefiere decir que "no es buena”. Afirmar una cosa negando la contraria (mala<no buena) es un mecanismo eufemístico, que sirve para evitar decir ciertas cosas hirientes. El adjetivo “malo” es peyorativo, Por eso, es mejor decir “no me pareces buena”.
Como veis, se utilizan más palabras de las necesarias para decir algo. Se trata de un circumloquio: Me pareces mala (3 palabras), No me pareces buena (4 palabras).
En la segunda parte asistimos a un nuevo cambio en la voz poética. Ahora vuelve a hablar el narrador, que continúa la historia: El protagonista es feliz visitando a la dama del museo, hasta que un día llega el banquero, se enamora de Trini y se la lleva a América. El narrador se implica emocionalmente, dando matices de opinión y valoración, mediante la incursión de adjetivos subjetivos: El museo sevillano, un MAL día visitó un banquero americano que de Trini se prendó.
El adjetivo malo implica una opinión personal. El narrador está de parte de Juan Miguel, se posiciona en el conflicto a su favor. Si este tiene una opinión negativa del banquero (lo cual es normal, ya que el banquero le quita lo que más quiere), el narrador también va a tener una opinión negativa del adinerado. De ahí el tono de queja/lamento/maldición: un mal día visitó. Parece que el narrador alberga los mismos sentimientos de rabia del protagonista, aspecto que recuerda al monólogo interior.
El uso del pretérito perfecto simple (visitó, prendó) es típico de los fragmentos narrativos. Estamos ante el momento álgido de la historia en el que se produce un giro de los acontecimientos: el protagonista va a pasar de la felicidad a la amargura. Las premoniciones y malos agüeros del estribillo cobran sentido. El sentimiento de mala espina se convierte en realidad.
En estos versos el léxico denota lujo, riqueza, ostentación, dinero y poder: Y con el brillo de los diamantes, la sevillana quedó cegá.
El estereotipo que todos tenemos de un banquero es el de un hombre forrado, adinerado, influyente, que con su dinero es capaz de conseguir todo aquello que no puede lograr con habilidad o talento. La figura del ricachón es arquetípica desde los inicios del teatro grecolatino. Además, se trata de un banquero americano. En esta época, Estados Unidos representaba la prosperidad, la abundancia, el poder político y económico y la hegemonía mundial. La élite en estado puro.
Estamos ante el tópico quevedesco del poderoso caballero es don Dinero. Está claro que con money se pueden conseguir muchas cosas. Con sus joyas, diamantes y billetes, el banquero conquista a Trinidad.
El materialismo de la dama es evidente. En lugar de valorar al banquero por sus cualidades espirituales, por su personalidad o por sus sentimientos, lo acepta únicamente por su dinero y poder.
La metáfora de la ceguera (la sevillana quedó cegá) representa el poder del dinero, el cual es capaz de tapar los defectos y desperfectos del mundo. Este señor tiene tanto dinero que a Trini le da igual todo lo demás. Ella ha demostrado ser una persona ambiciosa, carente de valores y de honor.
Se trata de una relación de conveniencia, es decir, está basada en el interés económico (lo mismo que El Lazarillo de Tormes hacía con sus amos). ¿Cuál es el resultado? Trini se va con él por dinero, sin estar realmente enamorada de él y dejando de lado los criterios morales. En ningún momento de la copla se aclara si el banquero es buena o mala persona. Eso no importa. La muchacha solo mira por su bienestar material (con el banquero va a estar bien comida, bien vestida y satisfaciendo sus hobbies y caprichos).
El banquero concibe el dinero como instrumento de conquista y ella como pretexto para tener una vida mejor. Por eso, elige al ricachón: Y entre los brazos de aquel amante, huyó de España la Triniá
La imagen del contacto físico de los amantes (entre los brazos) y el verbo de distanciamiento (huyó) crean un sentimiento de angustia y desazón. Llegamos al final del amor platónica entre Juan Miguel y Trinidad. Se produce la separación física de los amantes con esta escena de desunión y alejamiento.
Se produce una situación dramáticamente injusta, ya que una persona con sentimientos puros y sinceros (Juan Miguel) va a sufrir sin realmente merecerlo. No ha hecho nada malo. Esto hace que el receptor sienta compasión por el chico. Al fin y al cabo, ese es uno de los mecanismos del drama: alguien que no ha cometido errores morales, va a pagar las consecuencias negativas por culpa de agentes externos (en este caso, el banquero).
Como ya os dije, Juan Miguel iba al museo todos los días a ver a Trinidad, a la cual contemplaba desde lejos y pintaba. La imagen del cuadro de la Trini sin terminar (Y ante el cuadro no acabado…) tiene dos significados:
-Uno literal: el protagonista no
ha podido terminar de pintar el cuadro que le estaba haciendo.
-Otro, metafórico: el protagonista
no ha podido culminar su relación con ella. Él estaba muy enamorado y no
ha podido cumplir con sus deseos y aspiraciones.
El resultado en ambos casos es el mismo: frustración, desengaño, dolor, angustia, tristeza. Todo esto se manifiesta en el estilo directo, donde el protagonista vuelve a tomar la palabra: Así decía el pintor: Tú me has hecho un desgraciado, sin ti qué voy a hacer yo
El yo poético acusa directamente a Trini de su sufrimiento anímico mediante el verbo de ejecución y el pronombre paciente (me has hecho un desgraciado...), pero también expresa su angustia existencial, tal como explicita la interrogación retórica (¿Sin ti Qué voy a hacer yo?).
Cuando el amor es grande, intenso y verdadero, el dolor por su final es mucho mayor. La vida carece de sentido para el protagonista (pensamiento típico de la literatura romántica exaltada de la primera mitad del siglo XIX). El hipérbaton manifiesta la perturbación emocional del protagonista reflejando su miedo a la soledad: el complemento modal (sin ti) se adelanta a primera posición de la oración interrogativa.
El segundo estribillo es igual al primero, pero ahora, todas esas intuiciones (algo pasa, algo hay, esa mirada no me gusta, no pareces buena, algo malo va a pasar, algo te envenena...) cobran sentido.
Está claro que Trini no es tan perfecta ni tan pura como parecía. Los sentimientos de Juan Miguel sí son sinceros y auténticos, pero los de Trini no, ya que ella ha puesto por delante el dinero del banquero, la ambición personal y los valores superficiales, sobre el amor místico y profundo. Por eso, Trini no es tan buena, ni tan perfecta. La decepción del protagonista es terrible: Él pensaba que Trini era una diosa. En cambio, ha demostrado no tener principios morales. De ahí que metáforas como las del veneno ahora adquieren sentido y las entendamos tan bien.
Métricamente, las estrofas están formadas por tres serventesios decasílabos (10A 10B 10A 10B). Los estribillos están constituidos por la sucesión de tres pareados (Triniá-Real, nazarena-macarena, compará-envenená) y cuatro versos libres (Mirá, buena, Trini, Triniá). Los versos son octosílabos.