domingo, 29 de diciembre de 2024

Triniá: el deseo de un aprendiz de pintor truncado por un banquero americano

En este blog se han analizado muchas "rarezas copleras". El cancionero es extenso y caudaloso, y hay sitio para todo: desde los temas más elitistas y desconocidos, hoy enterrados, hasta los grandes himnos que han pervivido a lo largo de las décadas y que cualquier persona ha escuchado sin necesidad de ser un erudito en el tema (La Zarzamora, Tatuaje, Ojos verdes...). 

Yo reconozco que soy bastante amigo de las extravagancias. Me encanta traer al blog coplas poco oídas por el gran público, canciones que fueron compuestas en su día con pretensiones de calidad artística, pero quedaron eclipsadas por los éxitos de los grandes cantantes. En un mercado tan competitivo no todos los productos llegan a triunfar. Hubo canciones que pasaron sin pena ni gloria y otras que calaron en el corazón de los españoles y se canturreaban día sí y día también. Esto sucede en todos los ámbitos artísticos. Es pura teoría darwinista: las coplas más fuertes se acaban comiendo a las más débiles. Las primeras triunfan, mientras que las segundas fracasan.

Hoy analizamos una de esas coplas emblemáticas que todo el mundo conoce. Se trata de un pasodoble compuesto en el año 1936 por Valverde, León y Quiroga, para la voz de Concha Piquer, y que lleva por título Triniá. Manola Escobar, Rocío Jurado, Pastora Soler, Dolores Abril o Marifé de Triana han hecho estupendas versiones de este famoso tema. 




Al museo de Sevilla
iba a diario Juan Miguel,
a copiar las maravillas
de Murillo y Rafael.

Y por la tarde como una rosa
de los jardines que había al entrar,
pintaba a Trini pura y hermosa
como si fuera la Inmaculá.

Y decía el chavalillo,
¿pa qué voy a entrar ahí,
si es la virgen de Murillo,
la que tengo frente a mí?.

Triniá,mi Triniá,
la de la Puerta Real,
carita de nazarena,
por la virgen Macarena
yo te tengo compará,
algo en tu vida envenena,
¿Qué tienes en la mirá
que no me pareces buena?
Triniá,ay,Trini,Trini
mi Triniá.

El museo sevillano
un mal día visitó,
un banquero americano
que de Trini se prendó.

Y con el brillo
de los diamantes,
la sevillana quedó cegá,
y entre los brazos
de aquel amante
huyó de España la Triniá,


y ante el cuadro no acabao,
así decía el pintor,
tú me has hecho
un desgraciao,
¿sin ti que voy a
hacer yo?

Triniá,mi Triniá,
la de la Puerta Real,
carita de nazarena,
por la virgen Macarena
yo te tengo compará,
algo en tu vida envenena
¿Qué tienes en la mirá?
que no me pareces buena
Triniá,mi Trini ,ay,
mi Triniá.

 

............................................................

La copla cuenta la historia de un aprendiz de pintor (Juan Miguel) que acude todos los días a un museo de Sevilla a estudiar, conocer y asimilar el estilo de los grandes pintores del mundo. Allí conoce a una bella muchacha (Trinidad) de la cual se enamora. Él es feliz yendo a diario a la galería a ver a la chica. Sin embargo esa felicidad se rompe cuando irrumpe en la pinacoteca un banquero americano poderoso y rico, que con sus fortunas y caudales monetarios conquista a Trini. Al final, la muchacha, decide irse de España con el adinerado banquero, dejando al protagonista desolado.

En la primera estrofa se presenta al personaje masculino. El hipérbaton enfatiza las circunstancias que forman parte de la vida cotidiana del muchacho: el complemento de lugar (al museo de Sevilla), la acción verbal (iba) y el complemento de tiempo (a diario) se anteponen al sujeto (Juan Miguel), el cual aparece al final de la oración. 

El imperfecto de indicativo (iba) es un tiempo que se usa habitualmente en textos descriptivos. En esta estrofa se está describiendo la vida diaria del muchacho. La locución adverbial “a diario” implica que se trata de una acción que se repite con periodicidad, con frecuencia. Forma parte de la rutina diaria del chaval. Él va todos los días al museo. 

La oración subordinada final dota de sentido a esa cotidianidad: A copiar las maravillas de Murillo y Rafael. El muchacho está aprendiendo a pintar. Cuando una persona se inicia en un determinado campo artístico (literatura, pintura, música, escultura...), lo primero que hay que hacer es empaparse de cultura: conocer lo que otros artistas (figuras de referencia) han pintado/escrito/compuesto/esculpido. Por eso va el muchacho todos los días a la galería. Antes de adquirir tu propio estilo, es necesario educarse, formarse y conocer la historia de los diferentes estilos, técnicas, tendencias, autores y obras…Es la base para después elaborar tus propias creaciones. Es el pilar de la didáctica del arte: para crear, primero hay que aprender lo que otros han hecho

Muchos poetas/pintores/músicos empiezan su carrera de esta manera: imitando, copiando y emulando patrones de artistas anteriores , para después ir evolucionando hasta alcanzar tu propio estilo. Por eso, el protagonista acude al museo a “copiar las maravillas de Murillo y Rafael”.

-El primero, es uno de los pintores barrocos españoles más conocidos de la escuela Sevillana, famoso por sus obras naturalistas y religiosas (El buen Pastor, Niños jugando a los dados).

-El segundo es uno de los pintores más importantes del Renacimiento Italiano (La escuela de Atenas, Los desposorios de la Virgen).

En canciones populares como esta es frecuente encontrar referencias culturales que enriquecen el tema y activan pequeños guiños hacia el lector con un nivel cultural medio-estándar (casi todo el mundo sabe que Murillo y Rafael son pintores). Al destinatario le gusta toparse con elementos que conoce y forman parte de su cultura, de su sabiduría y de su legado. Es una manera de conectar con el público.

El público detecta una referencia clásica en el tema. Por tanto, al ver que su cultura le permite entender el poema, le hace sentirse útil. Por eso, el autor debe seleccionar elementos conocidos (Murillo, Rafael). Si eligiera autores menos representativos (Canaletto, Martin Van Heemskerck...), el receptor se sentiría perdido y desorientado, con sensación de que se están riendo de su ignorancia. 

Cuando hay que añadir culteranismo a una canción hay que seleccionarlo cuidadosamente, recurriendo a conocimientos básicos que casi todo el mundo tenga asimilado. El hecho de que a la gente le cueste entender el poema crea antipatía, desconcierto o rechazo. Ya lo decía Ortega y Gasset en una obra que se llama La deshumanización del arte. No hay que hacerse el erudito al escribir porque a la masa no le gusta que vayas de intelectual. 

El sustantivo apreciativo (las maravillas) da al discurso un carácter valorativo. El narrador está dando una opinión personal sobre un tema artístico (Murillo y Rafael son dos grandes en el ámbito pictórico). Ya sabéis que el arte es subjetivo: para gustos se pintan colores. Los términos bueno, malo, maravilloso u horripilante pueden variar según el contexto, la perspectiva o la persona que emita las palabras. En este caso, el narrador considera que estos dos pintores son geniales al utilizar el término "maravillas". Habrá gente que esté de acuerdo en eso, pero también habrá gente que no piense lo mismo. 

En la segunda estrofa se presenta al personaje femenino mediante comparaciones: Y por la tarde como una rosa […] pintaba a Trini pura y hermosa como si fuera la Inmaculá. 

La rosa simboliza la belleza, la juventud y la perfección. Comparar a la dama con una flor es un recurso habitual de la poesía amorosa cortesana, especialmente la renacentista. Las rosas son elementos bonitos, agradables, dan color, vistosidad, huelen bien…lo mismo que las mujeres. Las flores son típicas de la primavera, la estación más florida del año. La etapa más florida de la vida de la persona es la juventud, cuando el cuerpo está en su apogeo. Por tanto, Trinidad es una mujer joven y hermosa. Las estructuras bimembres (pura y hermosa) enfatizan el elogio.

Esto recuerda a la poesía medieval cancioneril donde las cualidades positivas de la dama se idealizaban hasta alcanzar la divinización: Como si fuera la Inmaculá. El dogma de la Inmaculada Concepción, también conocido como Purísima Concepción, es una creencia del catolicismo que sostiene que María, madre de Jesús, a diferencia de todos los demás seres humanos, nunca fue alcanzada por el pecado original. Desde el primer instante de su concepción, siempre estuvo libre de pecado.

El narrador describe al personaje femenino, como alguien perfecto y puro. En términos cancioneriles, hablaríamos de la llamada Donna Angelicatta (la Beatriz de Dante, la Laura de Petrarca). Son damas tan divinas y perfectas, que son elevadas a la categoría de diosas, vírgenes y santas. De ahí la identificación con la Inmaculada. Es imposible que una mujer como Trinidad tenga defectos o haya maldad en ella. 

El narrador se recrea en la escena descriptiva, mediante el alargamiento de las estructuras sintácticas. Se produce la adición de circunstanciales de tiempo (Y por la tarde...), estructuras comparativas (como una rosa...), complementos del nombre (de los jardines...), oraciones de relativo (que hay al entrar...) o predicativos (pura y hermosa)

El yo poético se recrea en los detalles, con el fin de dotar de sensualidad y espiritualidad a la estampa dramática. Juan Miguel se enamora locamente de Trini. El placer emocional se materializa en el color de la tarde, la belleza del jardín o la vistosidad de la rosa. Se trata de un amor a primera vista, desde la distancia, muy puro y auténtico (amor platónico), que poco a poco irá fraguándose

En la tercera estrofa se produce un cambio de la voz poética. El narrador deja de hablar y toma la palabra el protagonista (Juan Miguel). La oración con verbo dicendi, es decir, con verbo de palabra (y DECÍA el chavalillo…) introduce el estilo directo. El diminutivo (chavalillo) da un toque afectivo y espontáneo al discurso. Tened en cuenta que se trata de una copla narrativa, que cuenta una historia, con unos personajes y un marco espacial y temporal.

Mediante la interrogación retórica, el protagonista enfatiza la visión divina de la dama: ¿Pa qué voy a entrar ahí si es la virgen de Murillo la que tengo frente a mí? 

Murillo hizo muchas pinturas que tenían como protagonista a la Virgen. Juan Miguel está comparando a Trinidad con la virgen. Es absurdo entrar al museo a ver la virgen, cuando en el jardín del museo ya hay otra virgen mejor (la Trini). El hecho de situar a la dama por encima de la virgen se denomina en literatura hipérbole sacrílega: se diviniza tanto a la dama, que se pone en una posición de superioridad respecto a los elementos divinos. 

La sobrevaloración de la esfera de lo profano se refleja en el discurso cuando este adquiere un ligero tono despectivo: (¿Pa qué voy a entrar ahí….?). Elementos trascendentales (virgen) son rebajados para ensalzar elementos mundanos (mujer). Esta exageración le conlleva a chocar con los ideales religiosos. De ahí lo de hipérbole sacrílega. En lugar de pintar a la virgen de Murillo, prefiere pintar a la virgen de la Trinidad

En el estribillo, el protagonista se dirige a la dama con vocativos: Triniá, mi Triniá. El posesivo (mi) es una manera de vincular al amante con la dama, como si esta fuera un objeto, una posesión o algo que le pertenece. Estos recursos de cosificación son típicos del amor cortés añejo y tradicional. Parece que la mujer es una propiedad o una mercancía del hombre.

Mediante las estructuras en aposición, el protagonista inserta metáforas sagradas sobre la dama (carita de nazarena), aunque también encontramos alguna metáfora pagana, sobre la sensualidad y belleza del ambiente local (la de la Puerta Real). 

Tened en cuenta que esta copla se desarrolla en Sevilla. La Puerta Real era una de las puertas que daban acceso al recinto amurallado. Hoy solo quedan restos. El hecho de añadir un detalle local, además de crear empatía con el receptor, inserta y vincula al personaje femenino con un paraje geográfico atractivo (las puertas y las murallas son elementos bonitos en las ciudades).

Durante el estribillo se suceden comparaciones sagradas (Por la virgen Macarena, yo te tengo compará). La Virgen de la Macarena es venerada en el barrio de San Gil de Sevilla. Otro detalle local.

De todas formas, a pesar de la pureza y perfección de la dama, el protagonista ve algo que no le gusta. Esa mujer no es tan buena como parece. Él tiene la impresión de que algo no marcha bien. Se trata de un sentimiento intuitivo, irracional y premonitorio. No podría definirse o concretarse cómo es y por qué lo siente pero el muchacho piensa que tanta perfección no es posible, y que detrás de ese idealismo hay algo turbio o extraño. 

El ser humano tiende a pensar que la vida es caótica, caprichosa, y por tanto, imperfecta. Las cosas no suelen salir como uno quiere. Hay elementos que se nos escapan de las manos. En una vida imperfecta cuesta entender que haya elementos perfectos. El protagonista piensa que es demasiado bonito que una mujer tan bella, tan hermosa y tan íntegra esté ahí. Es imposible mantener esa perfección tanto tiempo. Está claro que tarde o temprano tiene que romperse, y que la felicidad no va a ser eterna.

Mediante el indefinido, el protagonista transmite sus inquietudes, impresiones e intuiciones personales sobre esa falta de plenitud armónica que impide la perfección: ALGO en tu vida envenena. 

El indefinido es una categoría gramatical que implica inexactitud, imprecisión y poca concreción. El protagonista no sabe explicar qué es lo que ve exactamente, pero piensa que no todo es color de rosa. Hay algo raro detrás de esta mujer. Ya os he dicho que este tipo de pensamientos son más intuitivos que racionales. Por eso cuesta concretarlos con palabras (inefabilidad). Muchas veces nosotros tenemos malos agüeros y presagios y no sabemos por qué pero los pensamos. No hay una causa lógica que nos incida a pensar algo malo, pero nosotros tenemos esa corazonada. Algo así le pasa al protagonista.

El término envenena posee connotaciones negativas. El veneno implica daño, destrucción y muerte. Esa mujer tan perfecta, tan joven y tan guapa le puede hacer mucho daño a Juan Miguel. El placer y la felicidad se pueden convertir en amargura (que es lo que pasará en la segunda parte del tema). El final del estribillo es una premonición de las cosas malas que van a pasar después. Trinidad va a demostrar que tiene mucho veneno encima. No es tan pura y casta como parece. 

Mediante la interrogación retórica, se reproduce el flujo de consciencia del protagonista: ¿Qué tienes en la mirá que no me pareces buena?  

El cuerpo humano, en su conjunto, es una caja de resonancia. Los gestos, las miradas, la posición de las extremidades y los movimientos esconden ciertos mensajes. Es el lenguaje corporal. En este caso, el protagonista ve que la mirada de la protagonista no es tan pura y que algo raro hay. Mediante las marcas verbales de segunda persona (tienes, pareces), el protagonista dirige su foco de pensamiento hacia la dama. Los verbos implican intuiciones, percepciones e impresiones personales subjetivas (parecer, tener). Este tipo de pensamientos no nacen de la lógica, la ciencia o la razón, sino de lo psicológico, lo particular y lo intuitivo.

Mediante la lítotes, el protagonista atenúa un poco su visión de las cosas, para quitar dureza al discurso, ya que realmente no tiene pruebas racionales para decir lo que dice. Por eso, en lugar de decir que la muchacha es "mala", prefiere decir que "no es buena”. Afirmar una cosa negando la contraria (mala<no buena) es un mecanismo eufemístico, que sirve para evitar decir ciertas cosas hirientes. El adjetivo “malo” es peyorativo, Por eso, es mejor decir “no me pareces buena”. 

Como veis, se utilizan más palabras de las necesarias para decir algo. Se trata de un circumloquio: Me pareces mala (3 palabras), No me pareces buena (4 palabras). 

En la segunda parte asistimos a un nuevo cambio en la voz poética. Ahora vuelve a hablar el narrador, que continúa la historia: El protagonista es feliz visitando a la dama del museo, hasta que un día llega el banquero, se enamora de Trini y se la lleva a América. El narrador se implica emocionalmente, dando matices de opinión y valoración, mediante la incursión de adjetivos subjetivos: El museo sevillano, un MAL día visitó un banquero americano que de Trini se prendó. 

El adjetivo malo implica una opinión personal. El narrador está de parte de Juan Miguel, se posiciona en el conflicto a su favor. Si este tiene una opinión negativa del banquero (lo cual es normal, ya que el banquero le quita lo que más quiere), el narrador también va a tener una opinión negativa del adinerado. De ahí el tono de queja/lamento/maldición: un mal día visitó. Parece que el narrador alberga los mismos sentimientos de rabia del protagonista, aspecto que recuerda al monólogo interior.

El uso del pretérito perfecto simple (visitó, prendó) es típico de los fragmentos narrativos. Estamos ante el momento álgido de la historia en el que se produce un giro de los acontecimientos: el protagonista va a pasar de la felicidad a la amargura. Las premoniciones y malos agüeros del estribillo cobran sentido. El sentimiento de mala espina se convierte en realidad. 

En estos versos el léxico denota lujo, riqueza, ostentación, dinero y poder: Y con el brillo de los diamantes, la sevillana quedó cegá. 

El estereotipo que todos tenemos de un banquero es el de un hombre forrado, adinerado, influyente, que con su dinero es capaz de conseguir todo aquello que no puede lograr con habilidad o talento. La figura del ricachón es arquetípica desde los inicios del teatro grecolatino. Además, se trata de un banquero americano. En esta época, Estados Unidos representaba la prosperidad, la abundancia, el poder político y económico y la hegemonía mundial. La élite en estado puro. 

Estamos ante el tópico quevedesco del poderoso caballero es don Dinero. Está claro que con money se pueden conseguir muchas cosas. Con sus joyas, diamantes y billetes, el banquero conquista a Trinidad.

El materialismo de la dama es evidente. En lugar de valorar al banquero por sus cualidades espirituales, por su personalidad o por sus sentimientos, lo acepta únicamente por su dinero y poder. 

La metáfora de la ceguera (la sevillana quedó cegá) representa el poder del dinero, el cual es capaz de tapar los defectos y desperfectos del mundo. Este señor tiene tanto dinero que a Trini le da igual todo lo demás. Ella ha demostrado ser una persona ambiciosa, carente de valores y de honor. 

Se trata de una relación de conveniencia, es decir, está basada en el interés económico (lo mismo que El Lazarillo de Tormes hacía con sus amos). ¿Cuál es el resultado? Trini se va con él por dinero, sin estar realmente enamorada de él y dejando de lado los criterios morales. En ningún momento de la copla se aclara si el banquero es buena o mala persona. Eso no importa. La muchacha solo mira por su bienestar material (con el banquero va a estar bien comida, bien vestida y satisfaciendo sus hobbies y caprichos). 

El banquero concibe el dinero como instrumento de conquista y ella como pretexto para tener una vida mejor. Por eso, elige al ricachón: Y entre los brazos de aquel amante, huyó de España la Triniá

La imagen del contacto físico de los amantes (entre los brazos) y el verbo de distanciamiento (huyó) crean un sentimiento de angustia y desazón. Llegamos al final del amor platónica entre Juan Miguel y Trinidad. Se produce la separación física de los amantes con esta escena de desunión y alejamiento. 

Se produce una situación dramáticamente injusta, ya que una persona con sentimientos puros y sinceros (Juan Miguel) va a sufrir sin realmente merecerlo. No ha hecho nada malo. Esto hace que el receptor sienta compasión por el chico. Al fin y al cabo, ese es uno de los mecanismos del drama: alguien que no ha cometido errores morales, va a pagar las consecuencias negativas por culpa de agentes externos (en este caso, el banquero). 

Como ya os dije, Juan Miguel iba al museo todos los días a ver a Trinidad, a la cual contemplaba desde lejos y pintaba. La imagen del cuadro de la Trini sin terminar (Y ante el cuadro no acabado…) tiene dos significados:

-Uno literal: el protagonista no ha podido terminar de pintar el cuadro que le estaba haciendo.

-Otro, metafórico: el protagonista no ha podido culminar su relación con ella. Él estaba muy enamorado y no ha podido cumplir con sus deseos y aspiraciones.

El resultado en ambos casos es el mismo: frustración, desengaño, dolor, angustia, tristeza. Todo esto se manifiesta en el estilo directo, donde el protagonista vuelve a tomar la palabra: Así decía el pintor: Tú me has hecho un desgraciado, sin ti qué voy a hacer yo

El yo poético acusa directamente a Trini de su sufrimiento anímico mediante el verbo de ejecución y el pronombre paciente (me has hecho un desgraciado...), pero también expresa su angustia existencial, tal como explicita la interrogación retórica (¿Sin ti Qué voy a hacer yo?). 

Cuando el amor es grande, intenso y verdadero, el dolor por su final es mucho mayor. La vida carece de sentido para el protagonista (pensamiento típico de la literatura romántica exaltada de la primera mitad del siglo XIX). El hipérbaton manifiesta la perturbación emocional del protagonista reflejando su miedo a la soledad: el complemento modal (sin ti) se adelanta a primera posición de la oración interrogativa.

El segundo estribillo es igual al primero, pero ahora, todas esas intuiciones (algo pasa, algo hay, esa mirada no me gusta, no pareces buena, algo malo va a pasar, algo te envenena...) cobran sentido. 

Está claro que Trini no es tan perfecta ni tan pura como parecía. Los sentimientos de Juan Miguel sí son sinceros y auténticos, pero los de Trini no, ya que ella ha puesto por delante el dinero del banquero, la ambición personal y los valores superficiales, sobre el amor místico y profundo. Por eso, Trini no es tan buena, ni tan perfecta. La decepción del protagonista es terrible: Él pensaba que Trini era una diosa. En cambio, ha demostrado no tener principios morales. De ahí que metáforas como las del veneno ahora adquieren sentido y las entendamos tan bien.

Métricamente, las estrofas están formadas por tres serventesios decasílabos (10A 10B 10A 10B). Los estribillos están constituidos por la sucesión de tres pareados (Triniá-Real, nazarena-macarena, compará-envenená) y cuatro versos libres (Mirá, buena, Trini, Triniá). Los versos son octosílabos.



lunes, 16 de diciembre de 2024

Adivina adivinanza (Los del Guadalquivir): ¿De qué ciudad andaluza habla esta sevillana?

El análisis de esta tarde viene acompañado de un juego, ya que la sevillana elegida se plantea como una especie de acertijo, en el que el yo poético describe una ciudad española, y el receptor, mediante las pistas que se ofrecen, debe averiguar cuál es. El tema fue lanzado en 2007 por los del Guadalquivir. ¿Seréis capaces de dar con la solución a este Adivina adivinanza? Yo creo que sí!!!!!!!!!!!!





Adivina adivinanza, dime cuál es la ciudad

 

 

Al oeste tiene a Huelva Al norte tierra extremeña Al sur a Cádiz y Jerez

Al este tiene a Granada Adivíname cuál es

 

Granada tiene su Alhambra Cádiz y Huelva las playas Buen vino tiene Jerez

Mi tierra tiene Giralda Qué fácil lo voy a poner

 

Adivina adivinanza

Mil sevillanas se cantan Dime cual es mi ciudad

El nombre ya te lo he dicho Adivínala


 

 

Adivina adivinanza, dime cuál es la ciudad

 

 

En tiempo de los romanos Fue la cuna de Trajano

Y tuvo tanto poder

La Híspalis la llamaron Adivíname cuál es

 

Nació la Torre del Oro Cuando llegaron los moros Con su arte y su saber Servalabari un tesoro

Qué fácil lo voy a poner

 

 

Adivina adivinanza

Mil sevillanas se cantan Dime cual es mi ciudad

El nombre ya te lo he dicho Adivínala

 

 

 

Adivina adivinanza, dime cuál es la ciudad

 

 

Tuvo famosos pintores Su parque lleno de flores Lleva nombre de mujer Y es tierra de cantaores Adivíname cuál es

 

Famosa en España entera Llegando la primavera Semana Santa hay que ver Y luego viene la Feria

Qué fácil lo voy a poner


Adivina adivinanza

Mil sevillanas se cantan Dime cual es mi ciudad

El nombre ya te lo he dicho Adivínala

 

 

 

Adivina adivinanza, dime cuál es la ciudad

 

 

La tierra de los don juanes Porque Tenorio allí sale

Pa enamorar una mujer De noche ronda sus calles Adivíname cuál es

 

Romántica tierra mía Donde nació la poesía

De Don Gustavo y Manuel

Te estoy dando muchas pistas Más fácil no puede ser

 

Adivina adivinanza

Mil sevillanas se cantan Dime cual es mi ciudad

El nombre ya te lo he dicho Adivínala


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La adivinanza es una manifestación de la literatura popular. Describe una realidad de forma indirecta, mediante una serie de indicios o pistas, para que el oyente la identifique. Suele estar en verso. Para su resolución hace falta dosis de intuición, conocimiento del mundo (cultura) y, a veces razonamiento lógico. En muchas ocasiones, la clave aparece dentro del propio texto (como es el caso de esta canción). Los primeros ejemplos de adivinanza los vemos en el Libro de Apolonio, una de las obras más importantes del mester de clerecía del siglo XIII.

Mediante el imperativo (ADIVINA adivinanza, DIME cuál es la ciudad), el yo poético involucra al receptor y le invita a resolver la adivinanza, que busque la respuesta al enigma, que halle la solución al problema planteado. En este caso, se indica la categoría a la que pertenece el concepto. Se trata de un lugar, una urbe (dime cuál es la ciudad). El yo la va a describir y los demás debemos averiguarla.

La adivinanza, en la mayoría de los casos, se inserta en un contexto lúdico, infantil, divertido, social…Es como un juego que se plantea a los niños para entretenerlos y hacerles pasar el rato. A los críos de corta edad (y también a los no tan jóvenes) les gusta ser puestos a prueba y tener que usar sus conocimientos y capacidades mentales para superar con éxito diferentes desafíos o pruebas. Para eso, hace falta crear una atmósfera verbal atractiva, sonora, graciosa, juguetona. La derivación (adivina adivinanza) contribuye a configurar ese ambiente de chanza, de juego, de guasa…

La primera pista se enmarca en el contexto de la localización espacial. Si queremos describir una ciudad, lo mejor es situarla en el mapa, pero como en una adivinanza está prohibido decir explícitamente la solución, el yo poético aludirá a los límites por cada uno de los cuatro puntos cardinales, como si de un manual de geografía física se tratara…¿Qué provincias/regiones son las que rodean a esta ciudad? Al oeste, tiene a Huelva, al norte tierra extremeña, al sur a Cádiz y Jerez, al este tiene a Granada

Mediante el paralelismo se acotan los límites geográficos del lugar a adivinar: artículo contracto (al) + punto geográfico (oeste/norte/sur/este) + verbo (tiene….o elíptico) + complemento regido de lugar (a Huelva/tierra Extremeña/a Cádiz y Jerez/a Granada). Una persona con unos conocimientos mínimos, básicos y esenciales de cultura española, ya sabría darle solución al enigma, pues la ciudad ha quedado situada en el mapa.

En la segunda pista, se recurre a las relaciones de proporción y semejanza. Lo que viene a ser una regla de tres. El yo poético presenta otros casos pertenecientes a la misma categoría (en este caso, ciudades: Granada, Cádiz, Huelva, Jerez…) y cita sus monumentos históricos y puntos de gran atractivo e interés turístico: Granada tiene su Alhambra, Cádiz y Huelva las playas, buen vino tiene Jerez…La solución a la adivinanza es la incógnita de la proporción (X en lenguaje matemático), y el yo citará el monumento más emblemático e icónico: “Mi tierra tiene Giralda”. 

Evidentemente, mi tierra es un eufemismo para referirse a la ciudad que nosotros debemos adivinar, ya que en una adivinanza está prohibido, y por tanto mal visto (tiene connotaciones negativas) decir el nombre de la solución. Con un mínimo de cultura, cualquier receptor ya sabría dar con la solución...¿En qué ciudad está la Giralda? Pues ya está!!!!! El yo poético, mediante la exclamación retórica se jacta de la sencillez para dar con la solución: Qué fácil lo voy a poner. Todo el mundo está capacitado para adivinarlo

De nuevo, al paralelismo va marcando los elementos de la relación: sujeto geográfico (Granada, Cádiz y Huelva, mi tierra) + verbo de inherencia (tiene) + complemento directo (Alhambra, playas, Giralda). La excepción lo constituye el verso dedicado a Jerez que está en hipérbaton: el complemento (buen vino) se adelante al verbo (tiene), y este al sujeto (Jerez). Se hace por cuestiones de ritmo y rima.

Para la tercera pista, el yo poético se refugia en la historia, es decir, en los acontecimientos políticos, sociales y culturales más importantes que han sucedido en esa ciudad a lo largo de los siglos. Concretamente, se remonta a dos periodos de gran florecimiento histórico.

-Por un lado, el imperio romano: En tiempo de los romanos fue la cuna de Trajano y tuvo tanto poder. La Hispalis la llamaron.

La conquista de Hispania comenzó en 218 a.c con el desembarco de los romanos en Ampurias, y acabó en el 19 d.c cuando César Augusto consiguió vencer en las guerras cántabras, y culminar así su deseo de controlar la península Ibérica en su totalidad.

La conquista trajo consigo la romanización, es decir, la difusión de la cultura latina por la península Ibérica. Todos los pueblos preromanos (celtas, vascos, fenicios…) asimilaron las costumbres, tradiciones, leyes, vestimentas, religión, arte, y obras de ingeniería que en ese momento triunfaban en la península Itálica.

Durante este periodo la vida cotidiana se romanizó, sobre todo en el sur de Hispania y Levante. Como es lógico en este tipo de procesos históricos, la población autóctona tuvo que convivir con los invasores. Y fue habitual ver a grandes pensadores, intelectuales, políticos y otros personajes ilustres del imperio naciendo en territorio hispánico. Uno de estos grandes (el emperador Trajano) vino al mundo en la ciudad que debemos adivinar. Además, durante este momento, dicha ciudad era conocida como la Hispalis. La tercera persona del plural con valor impersonal (la llamaron) permite universalizar la urbe, convertirla en una entidad conocida por todos, al nivel de las mejores ciudades del mundo.

El término cuna funciona como significado metafórico del nacimiento. En esta ciudad vino al mundo alguien que tuvo una gran importancia en el desarrollo de la historia universal. Un personaje que aparece en todos los libros de texto, y nosotros hemos aprendido desde la escuela. Y para la gente que vive en dicha ciudad es un honor muy grande que alguien tan importante como Trajano haya nacido allí. Por eso, las descripciones están al borde del elogio y el orgullo: Y tuvo tanto poder…

-Por otro lado, la invasión árabe: nació la torre del Oro, cuando llegaron los moros con su arte y su saber, Servalabari un tesoro.

Los musulmanes conquistaron la península en el año 711, dato que no aparece explícitamente pero se intuye en la paráfrasis o circunloquio temporal (cuando llegaron los moros….). Al igual que pasó con los romanos, los habitantes de la Hispania asimilaron la cultura árabe, de la cual nos quedan hoy vestigios (el molino, el regadío, los perfumes, el número cero, el algodón, el cuero, el ladrillo…). 

Todo esto se refleja en el complemento de compañía con conceptos abstractos personificados (llegaron los moros con su arte y su saber). En el terreno de la arquitectura también dejaron su huella gracias a numerosos monumentos, entre ellos uno que se encuentra en la ciudad que debemos adivinar: la torre del Oro. Los que conocen un poco el patrimonio artístico español ya sabrán de qué ciudad se trata.

Los almohades también dejaron su granito de arena en la ciudad. Por eso, al final de la segunda sevillana se enuncia el nombre de esta ciudad en idioma almohade: Servalabari un tesoro. La ciudad es descrita con una metáfora para realzar su valor. Un tesoro suele contener elementos de gran riqueza (joyas, dinero….). La ciudad que debemos adivinar es elevada al nivel de tesoro. Por tanto, la descripción de la adivinanza va de la mano con el elogio.

En la tercera y la cuarta sevillana las pistas que da el yo poético giran en torno a la cultura popular y académica.

-Por un lado, se dice que la ciudad fue cuna de grandes pintores (tuvo famosos pintores). En este punto de la canción lo normal es que todo el mundo sepa la solución de la adivinanza. Y se pueda hacer un razonamiento/justificación de las pistas recurriendo a nuestros conocimientos inherentes. Por supuesto que esta ciudad tuvo grandes pintores: Velázquez, Murillo, Juan de Valdés Leal, Lucas Valdés, Gonzalo Bilbao…

-El poema alude a la zona verde más importante de esta ciudad: su parque lleno de flores lleva nombre de mujer. Esa paráfrasis (con nombre de mujer) está sustituyendo al antropónimo.

Todos sabemos de qué lugar estamos hablando: el parque de María Luisa.

-Otro campo en el que destaca la ciudad es en el cante: “es tierra de cantaores”. Y aquí tenemos para aburrir: Manolo Caracol, la niña de los Peines, Chiquito de Triana, Gordito de Triana, Niño de la Calzada….Se cantan alegrías, fandangos, milongas, soleares, serenatas, caracoles…el mundo del flamenco es amplísimo y riquísimo.

-Por supuesto, tampoco nos podemos olvidar de las fiestas más importantes del calendario: llegando la primavera Semana Santa hay que ver y luego viene la Feria. En esta ciudad, en poco menos de un mes conviven armónicamente el fervor de las procesiones con la alegría de vivir, el desenfreno y el cachondeo de la feria de abril. Marzo y abril (comienzo de la primavera) son dos de los mejores meses para visitar esta localidad.

-La referencia al personaje del Don Juan Tenorio, del drama romántico de José Zorrilla (1844), constituye otra de las pistas de esta adivinanza: La tierra de los don juanes porque Tenorio allí sale para enamorar una mujer. De noche ronda sus calles... Es uno de los iconos y símbolos más conocidos de nuestra literatura, nuestro país y nuestra cultura. Si habéis leído la obra, me imagino que recordaréis la ciudad en la que se ambienta…pues esa es la solución al acertijo. El don Juan se ha convertido en un arquetipo: el amante por excelencia, mujeriego, borracho, que va de flor en flor, conquistando el corazón de las féminas que no pueden resistirse a sus encantos.

-En los últimos versos encontramos algunas menciones a poetas muy importantes que nacieron en esta ciudad: romántica tierra mía donde nació la poesía de don Gustavo y Manuel. La fórmula de tratamiento (don) eleva, da trascendencia y dignifica a estos dos autores de nuestra literatura. El primero, Gustavo Adolfo Bécquer (1836), representante de la lírica posromántica de carácter intimista y recogida. Famoso por sus Rimas: volverán las oscuras golondrinas a tu balón…El segundo, Manuel Machado (1874), hermano de Antonio Machado, y representante del modernismo, famoso por obras como El mal poema. El yo poético siente un orgullo tremendo por pertenecer a esta ciudad y se vincula a ella con el posesivo (tierra mía). Es un honor que esta urbe haya dado personajes ilustres de esta talla.

En el estribillo encontramos la solución enmascarada en una palabra derivada: mil sevillanas se cantan. La hipérbole (1000 sevillanas) marca la importancia que tiene este género musical en la ciudad. Todo el mundo canta sevillanas: en la calle, en los teatros, en los tablaos, en las tabernas, en la feria, en la televisión autonómica…Este género está presente en la vida diaria de los habitantes.

Mediante los imperativos el yo invita al receptor a dar con la solución (dime cuál es mi ciudad, adivínala). Y como el nombre ya ha aparecido en la palabra derivativa (sevillanas), es un clásico en las adivinanzas decir que el nombre ya apareció en una parte anterior del texto: el nombre ya te lo he dicho…

Está claro que con estas pistas, todo el mundo habrá adivinado que la ciudad de la que se habla en el poema es Sevilla, la capital de Andalucía. Evidentemente, la dificultad ha sido prácticamente nula, y el yo poético se jacta de la sencillez de la solución (te estoy dando muchas pistas, más fácil no puede ser)

Los versos son octosílabos. Hay un encabezamiento/introducción común a las cuatro sevillanas (adivina adivinanza dime cuál es la ciudad).

Las estrofas son quintillas y siguen el esquema 8a 8a 8b 8a 8b. Los estribillos van por libre

 


 

domingo, 24 de noviembre de 2024

Fuego, Fuego (Lola Flores): pasión vital que se convierte en un incendio alocado y absurdo

Tras varias semanas con canciones serias y dramáticas (el desengaño amoroso de Como a nadie te he querido, la trágica muerte de Carmen Amaya y el dilema sentimental de Así fue) es hora de girar ciento ochenta grados y echarnos unas risas, con un disparatado tema de Lola Flores que data de 1951 y lleva por título Fuego fuego. La copla no solo es dolor y llanto, sino también fiesta, desenfreno y un poquito de locura mental

En esta vida también es necesario que se nos vaya un poco la cabeza de vez en cuando, con canciones como esta, que barran del mapa los preceptos del realismo y la verosimilitud, para dar lugar a un tema alocado, en el que lo absurdo y lo grotesco se mezclan a partes iguales. A veces, no hace falta ser tan racional, tan correcto, ni tan cabal a la hora de confeccionar letras. Al espectador le gusta encontrarse temas que rompan con el sentido común y los principios científicos

Que a un autor (poeta) se le vaya un poco de las manos el tratamiento de la realidad tampoco hay que verlo como algo malo. La literatura no solo está para reflejar o aparentar sensación de realidad, sino también para transgredirla, deformarla, romperla, exagerarla, convertirla en irrealidad y en absurdo, tal como sucede en la canción de hoy

No hace falta buscar una justificación racional. Tan solo, disfrutar y dejarse llevar por esta ida de olla o delirio. La literatura crea mundos que no necesariamente se tienen que ver en la vida real. El disparate, el absurdo, lo extravagante y la ruptura con la lógica son mecanismos que generan humor y comicidad. Al gran público le encanta ver en los textos contextos y situaciones poco convencionales, que sean casi imposibles de darse en la realidad. Al final, nos cansamos de tanta mímesis y recreación. Queremos que el arte divierta, evada, genera risas y haga olvidarnos de las penas de manera inofensiva. 



Son mis ojos dos candelas que achicharran al mirar
Que los pongo en la cazuela y el carbón está de más
Ante ayer me entró una mota y llamaron al doctor
Ay le ardieron hasta las botas mirándome el parpado
Como echaba más humo que un tren le gritaba a mi prima Belén

Fuego, fuego, fuego
Ay como huele a chamusquina
Fuego, fuego, fuego
Ay que no que son sardinas
Fuego, fuego que te quemas
En el ruedo los calzones
Fuego, fuego la tinaja y el reloj del comedor

Fuego, fuego, fuego
Ay quema más que los colchones
Fuego, fuego, fuego
Que papá se los quemó

Las vecinas con el fuego se asustaban un horror
Y tiraban los talegos de garbanzos y de arroz
Biberones a montones comenzaron a caer
Ay los niños en los balcones chupaban la mar de bien
Y un bombero que sale a bailar con aplausos de la vecindad

Fuego, fuego, fuego
Ay la gallina que se quema
Fuego, fuego, fuego
Ponle huevo con dos yemas

Fuego, fuego, las babuchas
Los pijamas con remiendos
Fuego, fuego que mi abuela
No se entera que va a arder
Y en la cama está diciendo
Que le lleven el café

Fuego, fuego, fuego
Ay la gallina que se quema
Fuego, fuego, fuego
Ponle huevo con dos yemas
Ay cómelo en la manta
Que hace usted pá yá

La pobre de mi abuela se va a resfriar
Mundos y planetas en revolución
Con el fuego, fuego de mi corazón
Fuego
Fuego
Ay con el fuego, fuego de mi corazón
Con el fuego, fuego de mi corazón

.................................................................

El poema es una sucesión de disparates, hipérboles, cuadros surrealistas e irrealistas, exageraciones y deformaciones. No hace falta explicar todas y cada una de estas violaciones contra la racionalidad y las leyes naturales. Forma parte del juego. El autor sabe que está creando un producto absurdo (en el buen sentido) y el espectador presupone que lo que va a encontrar ahí es pura evasión mental, sin importar su adecuación a la realidad. Ver caracteres alocados, exagerados e imposibles provoca risa. No hace falta dotar de sentido a todas las imágenes de este tema. El sentido de esta copla es el sinsentido

¿Os acordáis de Lolita la Musaraña, esa mujer que había perdido el juicio y hacía cosas tan absurdas como meter a su hijo en una olla para cocinarlo o tropezarse con todos los tranvías y camiones mientras caminaba por la calle? ¿Recordáis la última estrofa de Ni hablar del peluquín? El personaje masculino guardaba cangrejitos de río debajo de la peluca. Algo parecido ocurre en Fuego Fuego. 

Las cosas que se cuentan podrían llegar a ser posibles (nadie te va a impedir echar un bebé a una olla aunque suene macabro, o ponerte un cangrejo debajo del peluquín...). Por poder se puede, pero es tan ilógico, absurdo, remoto y de tan de poco sentido común que el hecho de verlas materializadas nos saca la risa tonta. La gente se ríe de ver cosas que no se ven normalmente en el mundo extraliterario.

Los cuadros y estampas creados se sitúan en una frontera difusa entre lo posible e imposible, lo absurdo y lo irreal, lo hiperbolizado y lo fantástico, lo expresionista (deformado) y surrealista (sinsentido), el esperpento y el irrealismo, entre lo real y lo metafórico. Es una mezcla entre lo posible pero remoto, y lo totalmente imposible. Todo se da la mano.

Las asociaciones de conceptos e ideas resultan lógicas y coherentes (en esta canción se habla del fuego que provoca incendios), pero su proyección formal y literaria es totalmente esperpéntica, estrambótica, exagerada, deformada, grotesca y surrealista. Es el mundo al revés. 

Un incendio tiene connotaciones negativas y destructivas (destruye objetos, mata gente). Sin embargo, en esta canción, al no haber sentido común se ve como algo divertido, festivo y funcional: el yo poético aparece contento, las mujeres aprovechan el incendio para asar comida, los niños para tomarse los biberones calientes, todo el mundo aplaudiendo, el bombero, en lugar de apagar el fuego (que sería lo normal) se pone a bailar mientras se queman un montón de cosas de la casa. Parece que todo el mundo se ha vuelto loco y ha perdido el juicio. No hay nadie cuerdo en escena.

Para interpretar bien esta copla, la clave radica en enfocarla desde la filosofía del sentido del humor. Al margen de las barbaridades, disparates, locuras e hipérboles que aparecen en el texto, todo forma parte de un juego. No hay que tomarse el tema como algo serio o trascendente, sino frívolo y jocoso: es puro derroche y éxtasis de locura, tal como decía el Arcipreste de Hita en El Libro de Buen Amor.

Hay que analizar el poema desde la perspectiva del esperpento cómico. Se trata de un juego que forma parte de un texto literario ficcional, que dura unos pocos minutos: empieza, se desarrolla y termina. La matriarca de la Flores cantaba el tema en una actitud frívola y divertida, bailando y moviéndose mucho. Aquí todo el mundo pierde la cordura (incluido el cantante). El dramatismo, hay que dejarlo para otro tipo de temas. 

Fuego, Fuego bebe claramente de géneros teatrales como la astracanada o el juguete cómico: da igual la verosimilitud, no importa el realismo y el decoro. El fin es provocar la carcajada fácil. El esperpento, fue usado por autores como Valle Inclán para hacer una crítica feroz de la sociedad del momento. Sin embargo, también sirvió como recurso puramente cómico dentro del teatro popular (hermanos Álvarez Quintero, Carlos Arniches y Muñoz Seca). 

El origen o foco del incendio, tal como se indica en los versos iniciales, se encuentra en los ojos del yo poético. Esto se observa en la metáfora: Son mis ojos dos candelas que achicharran al mirar. Los ojos humanos se identifican con elementos relacionados con la luz y el calor (dos candelas). Las candelas son velas encendidas. Ya sabéis que el fuego y la luz adquieren un significado concreto por influjo de la mística. Es la pasión, el entusiasmo, el frenesí vital. La protagonista, en su vida cotidiana es una mujer temperamental, arrolladora y de sangre caliente. 

El vitalismo se manifiesta en la metáfora de la mirada ardiente. La identificación ojos-candelas da brillo e intensidad a la escena. Una persona ardiente es una persona que tiene sentimientos y los manifiesta fácilmente en cualquier contexto o ámbito. Una persona fría es una persona que no tiene sangre en las venas, es poco expresiva y no se emociona tan fácilmente. Reacciona de una manera poco contundente ante determinados estímulos.

La metáfora de los ojos queda enmarcada y enfatizada por el hipérbaton. El verbo copulativo (son) se adelanta al sujeto (mis ojos) y al atributo (dos candelas que achicharran al mirar).

Si analizamos detenidamente el primer verso parece que estamos ante un poema renacentista de corte amoroso. La imagen de la mirada ardiente es típica de personas que están enamoradas e irradian pasión. Sin embargo, si seguimos leyendo, al llegar al segundo verso nos damos cuenta de que este poema tiene poco de dramático. Se produce un giro desautomatizador hacia lo cómico y burlesco: Son mis ojos dos candelas […], que los pongo en la cazuela y el carbón está de más

Además, es un giro brusco y sorprendente que nos deja con la boca abierta, ya que no lo esperamos. La expectativa del receptor es una metáfora bella, elegante, exquisita y poética propia de un contexto lírico y amoroso del XVI (mi mirar ardiente y honesto…como decía Garcilaso de la Vega). Y sucede todo lo contrario: el siguiente verso es antiestético, feo, sucio, monstruoso. Estos contrastes dramático-cómicos son típicos de la literatura cómica: el inicio de la frase es seria (son mis ojos dos candelas), y su remate totalmente burlesco y degradado (que los pongo en la cazuela…)

Como veis, se recurre a estampas absurdas, con un punto de macabro, monstruosidad, y crueldad: me arranco los ojos y los echo a una cazuela. Estas imágenes son típicas del esperpento de finales del siglo XIX, pero con un enfoque mucho más gamberro y desenfadado. En esta copla triunfa la estética de lo feo, que recuerda a los aguafuertes de Goya, la pintura negra o el arte de Valle Inclán o Solana.

La comparación de superioridad de las candelas de los ojos con el carbón (que los pongo en una cazuela [los ojos] y el carbón está de más...) es un mecanismo burlesco para enfatizar la pasión y la vitalidad de la protagonista. Ella tiene capacidad de generar fuego más que el propio carbón. Como sabéis, el carbón es un excelente combustible, que produce dosis de calor cuando arde. El yo poético es más pasional que el carbón. Genera más calor (entiéndase calor como capacidad de emocionar, sentir y apasionarse con las cosas). 

La voz poética inserta una serie de anécdotas banales, que recuerdan a los poemas de circunstancias de la lírica de cancionero. Los poemas de circunstancias eran composiciones que versaban sobre asuntos triviales y poco trascendentales: que si la reina María Vitoria se pinchó un dedo mientras cosía, que si me he puesto una cinta en mi sombrero, que si voy a hacer un poema sobre una mosca que acaba de pasar volando a mi lado, que si ayer me manché la ropa mientras comía. En cierta medida, la poesía de circunstancia es una vertiente de la sátira. Se trata de dotar de importancia a cosas que no la tienen: elevar lo nimio a la categoría de importante: Anteayer me entró una mota y llamaron al doctor

Una escena cotidiana e irrelevante, poco sustanciosa, que en cualquier contexto pasaría desapercibido (que te entre un polvo en los ojos) adquiere dimensiones trascendentales. 

El yo poético siente la necesidad de hacer literatura con estampas anodinas e insípidas. ¿De verdad es tan importante dedicar un verso a unas partículas de polvo que se meten en el ojo? Ahí está el encanto de la lírica burlesca. Elementos poco banales, que normalmente no son perceptibles, cobran relevancia en el contexto del tema. 

Además, esa anécdota aparece narrada de manera hiperbólica. Ante unos estímulos pequeños, de perfil bajo, (polvo en el ojo), se dan una reacciones desmesuradas, exageradas (llamar al médico). Esto es lo que provoca la risa inmediata en el receptor: Anteayer me entró una mota y llamaron al doctor. ¿Por una insignificante mota de polvo hay que armar todo el tinglado de avisar al doctor? Ante escasos estímulos hallamos una respuesta desproporcionada, lo que se llama "matar moscas a cañonazos". 

La anécdota se degrada cada vez más, hasta alcanzar al surrealismo y la ruptura de la verosimilitud y el realismo: Ay le ardieron hasta las botas mirándome el párpado. Al principio, la anécdota transmite poca cordura, pero está dentro de lo posible (nadie te impide llamar al médico por una mota de polvo). Por poder, se puede llamar al doctor aunque no sea lo más frecuente. Es una reacción exagerada, pero no se rompe con la coherencia. Sin embargo, en la segunda parte de la anécdota, se han traspasado los límites, hasta quebrantar los principios de la lógica: Ay, le ardieron hasta las botas mirándome el párpado

Un elemento metafórico (mirada ardiente) genera consecuencias y efectos materiales y tangibles en el entorno de la protagonista. La pasión y la vitalidad de la chica son tan grandes e intensas que el fuego literario se convierte en fuego real y literal. Es como si el yo poético hubiera dejado que esa metáfora cobrara vida, con todas sus consecuencias destructivas

Tened en cuenta que el autor está jugando con los significados literal y metafórico del vocablo fuego. Al fin y al cabo, una de las claves del humor radica en sacar partido de los dobles sentidos

En principio, la mirada ardiente es un elemento simbólico/místico (el fuego=la pasión). Sin embargo, ese fuego deja de ser metafórico y acabará haciéndose literal. Se convierte en el protagonista absoluto de la copla (el fuego=el calor que se expande a partir de un incendio y provoca destrucciones). Ese tipo de transformaciones y cambios súbitos generan humor. El autor es como un Dios creador, que tiene la capacidad de manejar a su antojo los diferentes significados (literales y metafóricos) de la palabra fuego

El significado metafórico se convierte en significado real. El fuego simbólico se transforma en incendio real, el cual se expande y provoca una serie de trastornos en el medio. El primero de estos efectos se da sobre la figura del doctor: le ardieron hasta las botas, mirándome el párpado

El hecho de jugar con ambos significados y pasar de uno a otro cual malabarista circense convierte al yo poético en un dinamizador de eventos, en un narrador ingenioso, en casi un mago. Para ello rompe con la lógica, el realismo, la racionalidad y el sentido común. Esto solo es posible en literatura, y nunca en la vida real. El autor crea un mundo ficcional, con sus propias reglas dinámicas y códigos. El límite entre lo literal y lo metafórico es muy difuso. Son las normas del autor. Son las reglas del juego

Quitar las cadenas a la metáfora, liberarla de su jaula, y darle una dimensión literal (fuego pasión=fuego como elemento que causa incendio) solo es posible en contextos artísticos. Esto es ficción, y solo en la ficción tiene validez lo absurdo, anormal, ilógico e irreal. El fuego solo existe en este mundo creado de manera artificial por el autor. Es un fuego que no hace daño a nadie. Por lo tanto, podemos reírnos de sus efectos y destrucciones. No hay que asustarse. Lo podemos tomar a risa. Las interjecciones están al servicio de la diversión. No son interjecciones de dolor, sino de burla: Ay, le ardieron hasta las botas

Esta canción es un juego, y como tal, los recursos literarios están al servicio de lo lúdico. Esto lo vemos en las comparaciones:  Como echaba más humo que un tren, le gritaba a mi prima Isabel

Los dobles sentidos están a la orden del día hasta tal punto de que es posible interpretar la escena desde la picardía. El simbolismo crea lecturas profundas (no explícitas, no literales) muy curiosas: la mujer, el doctor, el fuego, que se me queman los ojos, que te queman las botas... Se pueden hacer una lectura entre líneas tal como sucedía en el cuplé. Parece que el médico y la paciente, con la tontería del fuego, están en medio de un juego que roza y acaricia lo erótico. Al lenguaje de esta copla se le puede sacar mucho partido. Es lo que tiene el símbolo y la metáfora. Crean mensajes ocultos .

El autor, como sabe que está jugando, se permite en lujo de llevar al límite la retórica y recrearse en los detalles jocosos. El hecho de citar un elemento de su entorno (mi prima Isabel) contribuye a engordar el patetismo. En esta copla se mezclan elementos de diferentes niveles y estéticas de manera caótica (que si la metáfora de los ojos, que si la anécdota del doctor, que si la prima Isabel). Se crea una sensación de lío, enredo, caos. Se meten muchos personajes, muchas anécdotas, muchos objetos, aunque no sepamos su función exacta. La sensación  de desorden, confusión y embrollo está al servicio de la comicidad. 

En el estribillo, el yo poético adopta una actitud burlesca e irónica. Los elementos discursivos serios (las advertencias y avisos exclamativos “Fuego, fuego, fuego”, que normalmente aparecen en contextos de alarmismo y urgencia, para pedir a la población que huya a un sitio seguro ante el peligro), quedan degradados, y se convierten en elementos discursivos cómicos, al unirse a locuciones coloquiales (Ay, como huele a chamusquina) o a un léxico doméstico banal e intrascendente (Ay, que no son sardinas…, Que te quemas en el ruedo los calzones, Fuego, fuego, fuego, la tinaja y el reloj del comedor, Quema más que los colchones...)

Una expresión propia de un registro formal y trascendental (aviso de fuego) adquiere una lectura risible y burlesca (todo el mundo "jugando" con el fuego). El contraste es evidente. El inicio de frase es serio (fuego, fuego, fuego) y los remates cómicos (los calzones, las sardinas, la tinaja...).El resultado es un producto satírico-burlesco elaborado desde la óptica de la sorna y la chanza. 

La expresión coloquial “oler a chamusquina” la utilizamos cuando tenemos la sensación de que algo no es tan positivo como parece y puede tener un final nocivo o perjudicial para nosotros. 

El autor se aprovecha de la existencia de esta expresión para hacer el chascarrillo. En la copla se habla de fuego. Crea un contexto en el que el fuego es el protagonista. Por tanto, viene como anillo al dedo la locución "oler a chamusquina". El verbo chamuscar significa quemar algo por su parte exterior. El acto de quemar implica la presencia de fuego y humo, elementos clave de la composición. 

Las connotaciones léxicas están llenas de contrastes. Por un lado, el fuego, que es un concepto magno. Recordad que es un elemento natural (junto al agua, la tierra y el aire). Para Heráclito es el origen de las cosas. Y actualmente es motivo de grandes desastres naturales que destruyen y matan (por ejemplo, los incendios forestales). Por otro lado, encontramos referentes que subjetivamente los consideramos una categoría menor: tienen menos valor, no son duraderos, no tienen tanta relevancia y sufren un proceso de manipulación por parte del hombre (sardinas, calzones, reloj, colchón, tinaja...). 

Estos contrastes de trascendencia forman parte del juego cómico. Las comparaciones y la incorporación de anécdotas refuerzan la actitud burlesca del yo (Quema más que los colchones, […] que papá se los quemó). El verbo quemar aparece en dos tiempos verbales: presente (quema) y pretérito perfecto simple (quemó). Esto se denomina poliptoton, el cual está al servicio de la comicidad. 

En la segunda parte de la canción asistimos a nuevos giros que convierten lo dramático en cómico. El inicio serio (las vecinas con el fuego se asustaban un horror) queda neutralizado por la incorporación de conductas que rompen las reglas de la lógica y el sentido común. Las vecinas aprovechan el fuego para calentar la comida: Y tiraban los talegos de garbanzos y de arroz

Los talegos son sacos de tela donde se guardaban algunos alimentos, como la caza y las legumbres. Los bebés aprovechan el fuego para beber leche caliente: Biberones a montones comenzaron a caer, ay los niños en los balcones chupaban la mar de bien. El bombero danza en medio de la escena (Y un bombero que sale a bailar), mientras los vecinos adoptan una postura festiva (con aplausos de la vecindad).

Asistimos al viejo tópico de "el mundo se ha vuelto loco". Los personajes han perdido la cordura. Todos se comportan de manera absurda. Lo normal y coherente ante una situación de peligro por fuego es que la gente huya, escape, o a las malas, luche por apagar las llamas. El bombero, en lugar de extinguir el incendio, se pone a bailar como si estuviera en la feria. Los vecinos en lugar de gritar, aplauden y ríen. Han perdido el seso completamente. En lugar de asustarse y preocuparse, los vemos haciendo comida o calentando leche para los bebés. Es el mundo al revés. Las normas de este microcosmos son totalmente opuestas a las dinámicas del mundo real. Cualquier parecido es mera coincidencia. 

Como se trata de un fuego inofensivo, lúdico y ficcional (todos sabemos que esta copla es un juego), el autor se permite el lujo de frivolizar y representar trances de la manera más esperpéntica y surrealista posible. El poema narra una ficción. Al espectador le gusta evadirse, olvidarse de sus penas asistiendo a mundos artificiales que funcionen de una manera diferente a la realidad cotidiana. La vida real es dura y queremos huir de ella a través de mundos de imaginación y fantasía. La copla es literatura. Nadie muere con ese fuego. Nadie saldrá perjudicado. No hay dolor. La única manera de pasarlo bien con algo tan terrible y tan grave (incendio) es a través de la canción, el arte y la poesía. 

Las expresiones cuantitativas coloquiales (un horror, a montones, la mar de…) están al servicio de una lengua natural y espontánea, cercana a la del receptor. Es una manera acertada de ganarse el cariño del auditorio, conseguir expresividad, ser entendido por todo tipo de niveles culturales y acentuar el humor y la comicidad. 

Esta sección parece sacada de una película cómica. La cámara se centra en diferentes personajes (bebés, mujeres, bombero, vecinos...) mientras somos testigos de conductas ilógicas e incoherentes de acuerdo al contexto de fuego. La suma o acumulación de trances absurdos provoca la carcajada del receptor.

El hipérbaton, además facilitar la rima, enfatiza algunos elementos para dotarlos de ironía y sarcasmo: el suplemento (con el fuego) se antepone al verbo (se asustaban). El circunstancial de cantidad (a montones) se antepone a la perífrasis (empezaron a caer). El circunstancial de lugar (en los balcones) se adelante al verbo (chupaban).

Esta atmósfera cómica se arrastra al segundo estribillo. El ambiente de guasa impide la lectura seria de las advertencias del yo poética, las cuales desembocan en divertidas imágenes: Fuego, fuego, fuego, ay la gallina que se quema, ponle huevos con dos yemas, Fuego, fuego, fuego, las babuchas, los pijamas con remiendos. De nuevo, se recurre a un léxico doméstico banal (gallinas, pijamas, babuchas).

A pesar de la degradación, encontramos detalles realistas típicos de la vida cotidiana de los cincuenta. Cuando una prenda de vestir se rompía, en lugar de comprar otra nueva, la gente hacía un remiendo: a esa pieza se le cosía un pequeño trozo de tela, para repararla y tapar el daño, y así seguir usando la ropa vieja. En esta época, mucha gente no tenía dinero para andar comprando un pijama todos los meses, así que si se rompían, se le cosía un remiendo, y a seguir utilizándolo!!!!!!!!!!

Estas estampas hiperrealistas ayudan a conectar con el gran público. A la gente le gusta encontrarse en las coplas alusiones a su vida diaria (comida, bebida, ocio, vestimenta, hogar...). Dentro de un poema disparatado como este aparecen referencias domésticas. La babucha es un tipo de calzado ligero y sin tacón que la gente utiliza para estar en casa

El yo poético sabe lo que hace a cada momento. Es consciente de que está jugando y creando un mundo absurdo que solo existe en esa canción, y una vez acabe, la gente volverá a la crudeza de la vida real. Por eso se permite el lujo de alargar los detalles, de rizar el rizo, de deformar lo indeformable, de crear la imagen más absurda posible, para ver si se supera: Ay, la gallina que se quema, ponle huevo con dos yemas. 

La voz lírica y el autor se sitúan en una posición de superioridad, respecto al contenido de la copla. Son los dioses de este mundo tan absurdo. Pueden hacer y deshacer a su antojo.

Un cliché efectista en los textos cómicos es representar una situación de ruido y caos, y que de pronto aparezca alguien ajeno a la situación que no se percate de la vorágine. 

En la canción se habla de un incendio, salen muchos personajes, cada uno reaccionando de una manera a cada cual más absurda y alocada. Se hace alusión a enseres de la vida doméstica, se incorporan varias anécdotas. El resultado final es un caótico desbarajuste de caracteres, objetos y estampas. Frente al caos y la multitud, aparece un elemento individual, solitario y aislado. Es el típico personaje que no se entera de nada, va a su bola y no sabe lo que pasa. Ante el desorden y las turbulencias, permanece impasible y tranquilo. No se incorpora a esta "fiesta de la locura". El contraste entre la colectividad caótica (histeria) y este personaje ajeno a todo, que sigue con su rutina (armonía) engorda la atmósfera humorística. 

El personaje encargado de ilustrar esto es el de la abuela. Ella no se entera del incendio, ni del jolgorio, ni del jaleo: Fuego, fuego, fuego, que mi abuela no se entera que va a arder, y en la cama está diciendo que le lleven el café. ¿Veis el contraste? La máxima preocupación de todos es el fuego. La abuela va contra corriente y está ensimismada en su torre particular. Su principal preocupación es que le lleven el café. Se trata de la figura del marginado, del aislado, del que no se integra, pero evidentemente, con un enfoque cómico. Sería el único personaje cuerdo dentro de un contexto absurdo. Sin embargo, como estamos en una escena alocada, el personaje que no encaja es el de la abuela. Es el mundo al revés.

La oposición realismo/idealismo ha sido uno de los temas más explotados en la historia literaria (pensad en el Quijote). El Quijote es un personaje idealista que no encaja en un contexto realista. De ahí que los molinos de viento (realidad) fueran vistos como ejércitos de caballeros (fantasía). 

En Fuego, Fuego el realismo se identifica con lo absurdo y caótico (bailar en medio del incendio, dar un aplauso, calentar leche...). Por tanto, el personaje de la yaya se considera una idealista en ese mundo tan particular. La "no normal" es ella. La que desentona es ella. 

De nuevo, fruto del habla espontánea y vulgar, encontramos defectos en la sintaxis. La estructura del verbo enterarse no está bien plasmada. Se trata de un caso de queísmo. El verbo “enterarse” selecciona obligatoriamente la preposición “de” (complemento de régimen): “No se entera DE que va a arder”. En este caso, la preposición se ha suprimido, dando lugar a una estructura agramatical: No se entera que va a arder. Esta violación sintáctica es frecuente en determinados contextos sociales de bajo nivel cultural

El yo poético se compadece de la abuela, ya que no encaja en ese mundo caótico y absurdo. Esto se ve en el uso del adjetivo afectivo: La pobre de mi abuela se va a resfriar. Se produce un contraste entre la tranquilidad y sobriedad del personaje de la anciana (la pobre de mi abuela...) y el caos, el ruido y la agitación del resto de caracteres (mundos y planetas en revolución, con el fuego de mi corazón).

¿Cuál es la conclusión que podemos sacar de esta disparatada copla? La pasión del yo ante la vida es tan grande e intensa que el fuego metafórico ha trastornado el mundo real y ha provocado en él efectos físicos de gran calado. Esta transformación es vista como un juego, como algo divertido y risible que da como resultado un mundo absurdo. Por eso esta canción hay que analizarla desde la óptica de la burla y la provocación. Es mi humilde opinión. 

Métricamente, las estrofas están formadas por cinco versos de arte mayor. Los cuatro primeros poseen 16 sílabas y se dividen en dos hemistiquios de ocho sílabas, separados por una cesura: Que los pongo en la cazuela /// y el carbón está de más. 

El quinto verso posee 19 sílabas: Como echaba más humo que un tren, le gritaba a mi prima Belén. Algunos versos riman en pareado (mirar-más, horror-arroz, caer-bien), mientras que otros van por libre (doctor-párpados). Al final de los primeros hemistiquios, se producen rimas internas (candelas-cazuelas, mota-botas, fuego-talego, balcones-montones).

En los estribillos, se combina el verso hexasílabo de la advertencia (fuego, fuego, fuego), con versos de diferente medida, sin seguir patrones regulares. Hay octosílabos (en el ruedo los calzones), eneasílabos (Ay, como huela a chamusquina), heptasílabos (que papá se los quemó). En algunos casos se producen asonancias (chamusquina-sardinas, quema-yemas), mientras que en otros no (quemas-calzones).