jueves, 30 de abril de 2020

Échale guindas al pavo: el gitano que robó comida con el beneplácito de la guardia civil


Y de la Imperio Argentina más dramática y reflexiva de Castillitos en el aire, pasamos a la Imperio Argentina más cómica, pícara e intrascendente, capaz de hacernos reír y disfrutar con una disparatada historia protagonizada por un gitano que roba un par de pavos en un corral del barrio malagueño del Perchel.

Esta copla por bulerías es uno de los números más emblemáticos de la famosa película Morena clara que se estrenó unos meses antes de que estallara la Guerra Civil Española, en la primavera de 1936. En el film, se interpretaron grandes coplas como El día que nací yo (ya analizada), o la que os traigo hoy: Échale guindas al pavo


Huyendo de los civiles,

Un gitano del Perchel,
Sin cálculo ni combina,
¡Que donde vino a caer!
En un corral de gallinas,
¿Y qué es lo que allí encontró?,
Pues una pavita fina
Que a un pavo le hacía el amor.

Saltó la tapia el gitano,
Con muchísimo talento
Y cuando se vino a dar cuenta,
Con un saco estaba dentro.
A los dos los cogió,
Con los dos se najó,
Y el gitano a su gitana
De esta manera le habló:

Échale guindas al pavo,
Échale guindas al pavo,
Que yo le echaré a la pava,
Azúcar, canela y clavo,
Que yo le echaré a la pava,
Azúcar, canela y clavo.

Estaba ya el pavo asao,
La pava en el asador
Y llamaron a la puerta,
Verá usted lo que pasó
Entró un civil con bigote,
¡Ozú, que miedo, chavo!
Se echó el fusil a la cara
Y de esta manera habló:

A ver donde está ese pavo,
a ver donde está esa pava
porque tiene mucha guasa
Que yo no pruebe ni un ala.
Con los dos se sentó,
Con los dos trajeló
Y el gitano a la gitana
De esta manera le habló:

Échale guindas al pavo,
Échale guindas al pavo,
Que yo le echaré a la pava,
Azúcar, canela y clavo,
Que yo le echaré a la pava,
Azúcar, canela y clavo.

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La canción posee una estructura narrativa, ya que su única pretensión es contarnos una acción (robo de unos pavos), con unos personajes (un gitano, una gitana, y un guardia civil), en un espacio (Málaga Perchelera), en un tiempo (años 30) y por un narrador (en tercera persona, aunque en algunas partes hay estilo directo donde toman la palabra algunos de los personajes).

El comienzo de la copla es súbito, hecho que nos recuerda a la poesía de romancero, ya que en el primer verso, sin apenas introducción ni antecedentes, nos sitúan bruscamente en mitad del hecho narrado (el gitano huyendo de la policía), creando la atmósfera y el tono necesarios para entender la historia

-En la primera estrofa se cuenta cómo el gitano protagonista llega a un corral de gallinas, encuentra unos pavos merodeando por ahí, salta la tapia para acceder al interior del establo, coge las aves con todo el morro del mundo y se les lleva a su casa para que su mujer las cocine.

-En los estribillos se cuenta el proceso de cocinado de los pavos y de cómo hay que condimentarlos. De ahí la presencia de palabras relacionadas con el campo semántico de las especias (guinda, azúcar, canela, clavo).

-En la segunda estrofa los pavos ya se han terminado de cocinar. La pareja de gitanos es sorprendida por un guardia civil (seguramente alguien haya dado el chivatazo del robo de los pavos, o el propio policía fuera testigo y siguiera al gitano hasta su casa).

Evidentemente, todo el mundo que escucha la canción y los propios protagonistas, pensarán que este policía ha venido a arrestar al gitano (por el robo de los animales). Sin embargo, la copla da un giro inesperado, cuando el propio guardia civil (que está hambriento) lo único que pide es que a él también le den un poco de ese pavo tan rico. Al final, los tres (el policía y los dos gitanos) terminan alrededor de la mesa hinchándose a pavo. Como veis, el desenlace resulta inesperado y a la vez festivo.

Como veis, la guardia civil, aparece referida en el texto como los “civiles” (así se designaban en esta época), ya que en su origen era un cuerpo policial de orden rural que solía tener en el punto de mira a los gitanos, ya que era la población que más robos y hurtos cometía por metro cuadrado. Por eso, muchas veces, los propios policías se dedicaban a detener gitanos como afición y diversión. Incluso se dieron casos de gitanos que eran acusados injustamente de delitos que no cometían (por el hecho de ser gitanos) y eran maltratados por la policía, como mera diversión en plena ronda de trabajo.

Cuando ocurría algo malo, todo el mundo sabía que algún gitano merodeaba por la zona y era el responsable de lo que pasara (mentalidad que hoy mismo se sigue dando, ya que cuando desaparece algo, mucha gente tiende a pensar que ha sido la típica familia de gitanos la que ha mangado, aunque no haya pruebas reales para acusarlos). No obstante, el gitano protagonista de esta copla sí ha cometido un hurto (robar un pavo).

La elección del Perchel como escenario de la copla tiene su justificación. El Perchel era un barrio de pescadores, situado en los arrabales de Málaga, fuera de las murallas (más allá del río Gualmediana). Sus habitantes solían tener fama de bravos y de vivir fuera de ley. De hecho, la palabra “perchel” significa “reunión de malhechores”. Por eso, se ha elegido este protagonista y este escenario. Con la expresión “sin cálculo y sin combina”, se describe al gitano como una persona con carácter espontáneo, que comete muchas veces los hurtos sin haberlo premedito y planificado antes, improvisando sobre la marcha, según vayan viniendo las cosas. Por eso, podríamos decir que es un ladronzuelo de baja enjundia, al que es fácil de capturar, ya que no prepara mucho sus atracos.

El narrador de la historia hace apelaciones al receptor, con el objetivo de atraer su atención (la captatio benevolentiae) para que se meta en la historia, se divierta con la actuación y así dar un carácter más coloquial y cercano. El narrador tiene una actitud muy juglaresca, ya que a esta copla al ser tan bailable y cómica, seguramente formara parte del repertorio de muchos cantantes aficionados que se dedicaban a ir por las plazas de los pueblos sacando dinerillo de los asistentes. Y para sacar dinero, hay que apelar, atraer al receptor a la historia. Esto se hace mediante interrogaciones retóricas (¿Y qué es lo que allí encontró), vocativos (verá usted lo que pasó), exclamaciones (¡De donde vino a caer!) o marcadores conversacionales apelativos (pues...). Estas expresiones tienden a retardar la acción, retrasarla y así facilitar al cantante la memorización de la letra, y acordarse de lo que viene después mientras hace este tipo de apelaciones.

Los pavos son personificados con una serie de imágenes subiditas de tono, plagadas de erotismo y sensualidad: una pavita final que a un pavo le hacía el amor

La narración del robo se expresa mediante una sintaxis breve y sencilla, a partir de una sucesión de oraciones simples yuxtapuestas (A los dos los cogió. Con los dos se enajó) o unidas por coordinación copulativa (Saltó la tapia […] y cuando se vino a dar cuenta…).

El objetivo es que la gente se entere de lo que pasa. Por eso, lo mejor es utilizar frases rotundas, concisas y sin ornamento. El ritmillo y la musicalidad se consigue gracias al hipérbaton (Saltó la tapia el gitano, El gitano a la gitana de esta manera le habló). Hay una tendencia a recrearse en el detalle más insignificante (en la manera de saltar la tapia, que si el ladrón lleva un saco para meter los pavos robados…) con el objetivo de ir caldeando la historia poco a poco como si la copla fuera un juego hacia el receptor.

El hecho de contar una historia con tanto detalle y datos tan intrascendentes puede ser también un recurso cómico (como sucede en los monólogos que los cómicos hacen por televisión). El paralelismo ayuda a indagar en cada instante del proceso (A los dos los cogió, con los dos se najó). El verbo najar, significa huir (para los que no lo sepáis, ya que esta copla tiene algunas palabras complicadas).

En el estribillo habla en primera persona el gitano. La musicalidad se consigue con la reiteración de versos completos (Échale guindas al pavo, que yo le echaré a la pava azúcar, canela y clavo) y el poliptoton: el verbo echar aparece en dos tiempos verbales diferentes: en imperativo (échale) y en futuro (echaré).

Hay tendencia a la bimembración y distribución de los elementos lingüísticos de manera simétrica y correlativa:
-           el gitano se queda con la pava, a la cual le pone azúcar, canela y clavo
-           la gitana se queda con el pavo, al cual le pone guindas.

En la segunda estrofa la musicalidad se consigue con estructuras paralelísticas y el fenómeno de la derivación (Estaba ya el pavo asado, la pava en el asador). Del adjetivo asado formamos el sustantivo asador, lo cual da musicalidad al aparecer en dos versos consecutivos y refuerzan esa bimembración.

La oración impersonal con verbo en tercera del plural crea una intriga en medio de la acción (llamaron a la puerta), la cual se prolonga con la apelación (verá usted lo que pasó).

La persona que está detrás de la puerta (el policía) es el que hace cambiar el giro de los acontecimientos y crear el contrapunto cómico a la copla. Este policía es representado de manera caricaturesca con el bigote y el fusil. Parece que la iconografía popular suele pensar a los guardias civiles como hombres con bigote. El bigote y el fusil, al menos en España, está asociado al autoritarismo más rancio.

El uso de interjecciones permite exagerar la situación, hiperbolizarla, sobreactuarla, de tal forma que algo aparentemente serio (un guardia civil que llega a la casa) se acaba deformando y convirtiendo en algo ridículo y risible: Ozú, que miedo, chavo. Ozú es una interjección andaluza que permite expresar sorpresa. La palabra chavo (en vocativo) es un americanismo (usado en Venezuela) para designar a un muchacho joven. Esto permite elogiar al receptor, ya que le está llamando joven (normalmente a la gente mayor le gusta que le digan que es joven). Es una manera de tener gancho con el auditorio (sobre todo, cuando se canta)

En la parte final de la segunda estrofa, el policía habla en primera persona, dándose el giro cómico que os he dicho: él no viene a arrestar ni a llevarse a nadie, sino a comer pavo con ellos: A ver dónde está ese pavo, a ver dónde está esa pava, porque tiene mucha guasa que yo no pruebe ni un ala.

Como veis, utiliza una expresión muy andaluza (tener guasa) que posee un carácter irónico, es decir, que expresa lo contrario de lo que quiere decir (realmente, lo que está diciendo el policía es que sería un fastidio no poder probar ni un ala). El policía viene hambriento y está dispuesto a pasar por alto el robo y a hacer la vista gorda, como si nada hubiera pasado, a cambio de que le den un poco de pavo. Aunque esta copla es cómica, en realidad, está representando la crudeza de la época (mucha gente hacía artimañas de este tipo para poder comer) y los chanchullos y chantajes que se producen por parte de las autoridades.

Finalmente, los gitanos y el policía terminan juntos comiéndose el pavo, hecho que se manifiesta con el paralelismo (con los dos se sentó, con los dos se trajeló). El verbo trajelar significa beber mucho (hasta quedar borracho). Lo que pasa es que aquí hay una pequeña modificación del significado original y el sentido de beber se extiende y amplía al sentido de comer (los tres se hinchan a comer pavo). Tal vez, con el pavo también se sirvieran bebidas y los tres terminaran más alegres de la cuenta. Esto es a imaginación y libre interpretación del receptor. Como veis, un final muy epicureista.

Métricamente, los versos son octosílabos. En el estribillo se repite el mismo esquema de rima (-avo, -ava).

Cada estrofa está formada por dos octavillas, con rima relajada y libre.  Los juegos de palabras son constantes. Por ejemplo, en la canción se usa el sustantivo guinda. Hay un verbo, que es el verbo guindar (en caló, lenguaje de los gitanos, significa robar). ¿Veis las asociaciones? El lenguaje estándar establece asociaciones con el lenguaje de las germanías, de los bajos fondos para conseguir el humor en la canción. Sólo los receptores que entiendan este tipo de lenguaje se percatarán y entenderán estos juegos.



domingo, 12 de abril de 2020

Castillitos en el aire: el peligro de dibujar una realidad idealizada

Empezamos el análisis de hoy con una clase de lengua española (que hace bastante tiempo de la última) ¿Habéis escuchado o utilizado alguna vez la expresión “hacer castillos en el aire”?

Esta frase hecha permite referirse a aquellas personas que se dedican a dar una visión de la realidad bastante fantasiosa, irracional, imaginativa, y en general, deformada (sin ningún tipo de fundamento lógico). La gente que hace castillos en el aire presenta las cosas de una manera positiva, tal como le gustaría que fueran, como si estuviera en un mundo de hadas (todo es bonito, todo es bueno, todo es sensacional...).

Los individuos que construyen castillos en el aire, lo que hacen (a veces, de forma inconsciente) es vender humo, es decir, empiezan a crear falsas ilusiones intentando convencer a otras personas de que todo va a salir bien y la vida va a ser de color de rosa. Hablar y prometer cosas bonitas es muy sencillo (a la humanidad es fácil convencerla presentando la realidad de una manera idílica y favorable, empleando la fantasía y la palabrería). Lo difícil es que esas cosas se acaben cumpliendo en el plano de la realidad.

Finalmente, se produce el choque entre esas aspiraciones fantasiosas (los castillos en el aire) y la cruda realidad, dando lugar al desengaño y la frustración. Por tanto, cuando haces castillos en el aire estás creando una mentira (esos castillos no tienen una base de sentido común sobre la que sustentarse), que a corto plazo causa cierto placer (las palabras y las ideas son muy tentadoras) pero a largo plazo acaba pasando factura, ya que las cosas que se pintan suelen ser imposibles.

Esto mismo, pero en el terreno amoroso tendrá que sufrir la protagonista de esta zambra que popularizó Imperio Argentina en el año 1948, dentro de la película La Cigarra. Su título es Castillitos en el aire. Años más tarde, Carmen Florido haría una versión de este tema.



Me lo pintaste de ensueño
con torres de lunas en la madrugá,
y yo que estaba sin dueño,
le entregué los rumbos de mi voluntad.

Fui la yedra en tu muralla
y la rosa en tus espinas,
la arenita de tu playa
y la sal de tu salina.

En tus ojos me perdí
al momento en que te vi.

Castillitos, castillitos que en el viento,
con suspiros levanté,
torreón de juramento.
De tu orvío y mi querer.

¡Ay, mira, mira que mira!
Castillitos en el aire,
sabiendo que son mentira,
casi to el mundo lo hace.

Nuestro barquito de ensueño,
a pique se vino sin saber por qué,
y no valía el oro en paño,
pa salvar la vía de nuestro querer.

Mal fin tenga el pregonero,
que de verme hablar sonaba,
entre un beso y un te quiero,
se acabó lo que se daba.

Válgame la soleá
En lo que vino a acabá.

Castillitos, castillitos que en el viento,
con suspiros levanté,
torreón de juramento.
De tu olvío y mi querer.

¡Ay, mira, mira que mira!
Castillitos en el aire,
sabiendo que son mentira,
casi to el mundo lo hace.

Castillitos,
Castillitos en el aire

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La copla cuenta la historia de una relación amorosa fallida entre la protagonista y un hombre. La muchacha habla en primera persona a su amado, y se nos va contando la evolución del proceso amoroso. Esa primera persona se manifiesta en formas verbales (estaba, entregué), los pronombres (me lo pintaste, yo estaba sin sueño) o el posesivo (mi voluntad). Las marcas de segunda persona (las que hacen referencia al hombre) también se detectan en formas verbales (pintaste), posesivos (tus espinas, tu salina) y el pronombre (momento en que te vi). El hombre no toma la palabra en ningún momento, pero hay elementos lingüísticos en los que está presenta (como receptor).

La primera estrofa hace hincapié en la fase inicial de la relación amorosa (las primeras impresiones) cuando los amantes se conocen. Es en este momento cuando se pintan castillitos en el aire (todo va a ser bonito, el amante te promete amor eterno, vas a vivir feliz con él, estás en un cuento de hadas, no te vas a arrepentir de nada...): me lo pintaste de ensueño. También se hace alusión al desarrollo de esa relación.

Vamos a reseñar algunos aspectos importantes de esta primera estrofa:

-Aparece el tópico del amor a primera vista, es decir, desde el momento en que la protagonista ve al hombre, queda hechizada: en tus ojos me perdí al momento en que te vi. Este pareado contiene una imagen que nos evoca a la poesía neoplatónica italiana del XVI y es la relación entre el amor y los ojos: el amor es una fuerza, que entra y sale de los órganos oculares, provocando el efecto enamoramiento en la persona que lo recibe. Aunque pueda parecer absurdo, esta idea neoplatónica estaba basada en teorías médicas de la época: la sangre crea unos espíritus que salen por los ojos y produce el amor en la persona que los recibe (también por sus ojos).

-La presencia de elementos astrales y celestiales (me lo pintaste de ensueño, con torres de lunas en la madrugá) es un rasgo típico de la poesía amorosa. Como sabéis, los elementos del cielo son inaccesibles (el Sol, la Luna, las estrellas). Y todo lo que resulta inaccesible suele ser valioso (ya que a la gente le gustaría tener lo que nadie tiene: lo exótico, lo extravagante, lo raro, lo misterioso, lo lejano).

Por eso, ese castillo metafórico que le pinta tiene “torres de luna”, ya que prometer lo valioso y lo inaccesible suele ser una prueba de amor (cuyo cumplimiento va a ser imposible). Recordad canciones como el “Yo no te pido la Luna”. Lo astral se relaciona como lo valioso y lo inaccesible, y de ahí el tópico de “yo sería capaz de hacer lo imposible, lo que no está en mis manos para que me quieras”. En cierta medida, en esta copla el hombre se presenta como un Dios ante la dama, capaz de hacer todo lo que ella pida. Es un mecanismo para ganarse su amor.

-Hay elementos propios del amor cortés, de concebir a la amada como una posesión material que pertenece al amado, y solo al amado. De hecho, la protagonista se cosifica a sí misma, se concibe como una persona que no puede estar sola y necesita de un hombre para poder ser alguien (mejor estar mal acompañada que sola).

Es el tópico de la dama que pierde su identidad, su voluntad, sus autorrealizaciones personales para poder complacer a un hombre: Y yo que estaba sin dueño, le entregué los rumbos de mi volunta”. Un sustantivo abstracto como “voluntad” se convierte en algo tangible, material, concreto, (se usa el verbo de transferencia “entregar”), como si fuera una mercancía. La palabra “dueño” implica posesión, pertenencia a alguien. Ella misma se convierte en objeto, ya que se ha creído esos castillos en el aire que el hombre ha pintado, y por eso, ha caído enamorada.

-Esta relación amorosa de pertenencia y materialidad se refleja con una serie de metáforas, las cuales permiten ver al hombre y a la mujer como dos elementos fusionados, dependientes, inseparables, que forman unidad (cosa que nos recuerda a la mística), donde aparentemente uno no es nadie sin el otro y necesitan estar juntos para dar sentido a la realidad.

El problema es que hombre y mujer no están a un mismo nivel jerárquico. Observad las metáforas: “Fui la yedra en tu muralla”, “la rosa en tus espinas”, “la arenita en tu playa”, “la sal en tu salina”. Como veis, el hombre representa la totalidad (muralla, playa, salina) mientras que la mujer representa la parte (yedra, arena, sal). Realmente, la mujer (la parte) está subordinada al todo (el hombre), y depende de la voluntad de este. Esto recuerda mucho al mito bíblico de la creación (libro del Génesis): el hombre es más “importante” que la mujer, ya que el hombre fue creado primero, mientras que la mujer nació después, de la costilla del hombre. Por tanto, la mujer existe porque existe previamente el hombre. De ahí la superioridad del hombre sobre la mujer, que tan bien se refleja en esta copla (incluso por la propia protagonista).

El uso del posesivo (tu playa, tu salina, tu rosa, tu muralla) enfatiza ese carácter de posesión. El diminutivo (arenita) da un carácter afectivo a la expresión (quitando enfado y reproche, ya que la copla es más bien un lamento o un desengaño que ira o enfado). La mujer asume su inferioridad. También se hace uso de la derivación (sal<salina) con función ornamentativa.

Mientras que la primera estrofa se refiere a los inicios y desarrollo de la relación amorosa, la segunda tiene que ver con su desenlace. Para expresar el fracaso del amor se recurre a la clásica metáfora del barco que se hunde. Es lo que pasa cuando se hacen castillos en el aire, que al final se derrumban. Todas esas promesas de vas a ser feliz, el mundo de hadas, qué bonito es todo se van al garete: Nuestro barquito de ensueño a pique se vino sin saber por qué.  El hipérbaton (a pique se vino) enfatiza el desafortunado desenlace de la relación.

Al final, no todo lo que reluce es oro: y no valía el oro en paño pa salvar la vía de nuestro querer. La relación, que parecía idílica, se ha quedado en nada. El fin del amor se expresa coloquialmente mediante el refrán “se acabó lo que se daba”. Después de eso, solo queda la soledad, tal como se refleja en el pareado: Válgame la soleá en lo que vino a acabá

La idea principal del estribillo se expresa de manera clara: es muy fácil pintar castillos en el aire (prometer, jurar, decir que todo va a salir bien), ya que quedas muy bien de cara a los demás pintando la realidad de una manera idílica y edulcorada, prometiendo cosas que son fáciles de decir, pero imposibles de llevar a cabo y de hacer. Esto se ve bien en la metáfora “torreón de juramento”.

La teoría es muy fácil (los propósitos) pero la práctica (la realidad, llevar a cabo esos propósitos) es diferente. Cuando la teoría y la práctica no coinciden llega el desengaño, la frustración y la mentira. Por eso fracasa la relación amorosa que se plantea en la copla (el castillo se cae). Tener buenos propósitos es muy bonito ya que crea un halo de ilusión, pues todo el mundo lo hace y no requiere de mucho esfuerzo (hay conformistas que se contentan con eso). Cualquiera lo puede hacer (soñar e imaginar es gratis): Castillitos en el aire, sabiendo que son mentira, casi to el mundo lo hace

El problema viene cuando te das cuenta de que las cosas no son tan fáciles, creándose una oposición entre el deseo y la realidad (tema cernudiano por excelencia). El uso del imperativo (mira, mira, mira) da un carácter retórico y cercano al texto. La voz poética se impregna de credibilidad, invitando al lector (y al propio amado) a reflexionar, y convencerlo de que el contenido de la copla es una verdad como un templo.

Métricamente las estrofas están constituidas por la combinación de dos cuartetas y un pareado. No obstante, la primera de las cuartetas no es pura, ya que en la cuarteta los cuatro versos son de arte menor (abab). Aquí el segundo y el cuarto son versos de arte mayor (dodecasílabos) y el primero y el tercero de arte menor (octosílabos). La segunda cuarteta sí es normal (versos octosílabos). Los estribillos están formados por dos cuartetas (aunque la primera, posee el primer verso de arte mayor).

Hay tendencia a la relajación fonética, sobre todo en sílaba final (madrugá, soleá, to, acabá), confusión de la “l” y “r” implosivas (orvío).