martes, 18 de marzo de 2025

Señora vecina: sentando la cabeza con un amor de escalera y ayuda de alcahueta

Marifé de Triana es conocida por su fuerza interpretativa. Por eso la llamaban la actriz de la copla. Se metía tanto en los papeles que a veces parecía poseída por el espíritu de esos caracteres dominados por la pasión, el desgarro y el arrebatamiento. Canciones como La Loba, Encrucijada, Locura de mi querer o Torre de Arena dejaron claro que el plato fuerte de la artista de Burguillos era el drama. Cuanto más conflictivos eran los personajes y sus circunstancias, más intención le ponía a la transmisión. 

Sin embargo, en los espectáculos de copla el público también necesitaba espacio para relejar la tensión y disfrutar con temas más ligeros, divertidos y desenfados que descongestionaban la pena y el dolor. Por eso hoy os traigo una canción que representa a esa otra Marifé guasona, salerosa y bailonga a la que no le importa animar el cotarro y sacar una sonrisa de oreja a oreja a su audiencia. 

El poema fue compuesto en el año 1956 por Rafael de León, Andrés Molina Molés y Manuel Quiroga. Es una mezcla de rumba con garrotín y habla de una jovencita que está enamorada de su vecino e insta a la madre del chaval a que haga de intermediaria para provocar un encuentro entre los chicos. Esta tarde analizamos Señora vecina



Vecina, señora vecina
Su niño de usté me mira al pasar
Vecina, señora vecina
Su niño de usté me empieza a gustá.

Er pelo como la tinta
Los ojos de cordobán.
Pero dicen que es muy pinta
Que sabe más que Briján.

Lo que le hace falta es una mujer
Que lave y que guise y sepa cosé

Por qué, por qué no le dice usté
Que me siga y me pretenda
Que su niño es una prenda
Si lo saben entender.
Vecina, récele usté
A San Antonio bendito
A ver si hace un milagrito
Y se arranca de una vez.
Encienda una vela que la pago yo
Señora Manuela de mi corazón

Vecina, señora vecina
Su niño de usté me ha querío besá
Vecina, señora vecina
En er corredor, ojú, con la oscuriá.

Que niño más sinvergüenza
Besarme a mí, que valor
A lo mejor usté piensa
Que más gana tenía yo.

Esa cabesita la debe sentá
Que no vuelva a casa por la madrugá


Encienda una vela que la pago yo
Señora Manuela de mi corazón

Por qué, por qué...


...................................

El yo poético se dirige a Manuela, la madre del chaval por el que está suspirando, mediante la marca del vocativo: Vecina, señora vecina.... Con el fin de crear complicidad con la familia del chico, generar algo de empatía y causar una buena impresión, la protagonista recurre a la elevación del estatus social como fórmula de tratamiento: SEÑORA vecina. Aunque los personajes son de origen y condición humilde, la chica utiliza el sustantivo de nobleza (señora) como fórmula de respeto para la segunda persona. Esto se extiende al pronombre de cortesía (su niño de USTED).

Como podéis observar, encontramos un fallo gramatical que refleja el habla vulgar, propia de personas que no han tenido formación académica. En una misma frase encontramos dos elementos que expresan la vinculación personal: por un lado, el posesivo (su niño), y por otro lado, el genitivo o complemento del nombre (de usted). Uno de los dos sobra. La redundancia es agramatical: Se puede decir "el niño de usted" o "su niño" pero no "su niño de usted". 

En una época en la que se inculcaban valores como la discreción, el recatamiento y el pudor, no estaba bien visto airear los sentimientos de una manera pública. La correspondencia afectiva y amorosa no era tan explícita como ahora. Había que deducirla a través de los sentidos. De ahí el verbo perceptivo: el niñó de usted me MIRA al pasar. Si te gustaba un chico o una chica no podías decirle nada de una forma tan directa lo guapo/a que era. La "tensión sexual" se intuía a través del lenguaje corporal y sensorial: gestos, miradas....La protagonista cree/llega a la conclusión de que puede haber algo con el vecino de al lado, porque este la mira.

Y por supuesto, el tema había que llevarlo en secreto e involucrar al menor número posible de personas. Por eso, la chica elige a alguien del núcleo familiar: la madre del muchacho, que es su vecina (de ahí lo de "Señora vecina"). La voz lírica se sincera con la figura maternal de una manera espontánea de forma que crea un vínculo afectivo con ella: su niño de usted me empieza a gustar. La chica habla sin filtros, expresando lo que siente de una manera ingenua, pura e inocente (me empieza a gustar...), que es propia de la primera vez, del primer amor. Siguiendo la estética del amor cortés recurre a la figura del cómplice (madre). 

La descripción del muchacho incluye aspectos físicos (faciales) y aspectos espirituales (de carácter).

-Los rasgos externos hacen hincapié en lo moreno de la cara, ya sea con comparaciones (el pelo como la tinta...) o metáforas (los ojos de cordobán...). La tinta de una pluma de escribir es oscura. El cordobán es una tonalidad negra acastañada, como la piel curtida de la cabra o el macho cabrío. Se trata del canon o prototipo de belleza español: el hombre moreno. 

-Los rasgos psicológicos hacen referencia a la posible falta de madurez del chaval, que es la propia del varón joven/adolescente que todavía no ha sentado la cabeza y no sabe lo que quiere: pero dicen que es muy pinta y que sabe más que Briján. En definitiva, se trata de un cabecita loca que va de flor en flor en busca de diversión y satisfacción inmediata, pero sin proyecto fijo. 

Ser un pinta es una locución coloquial que significa tener un espíritu desvergonzado y desaprensivo. Es decir, ser un granuja, un tuno, un brivón, un pillo, sobre todo en el ámbito de las relaciones con féminas. Esto contraste con el carácter dócil, virgen e ingenuo de ella 

Saber más que Briján es una expresión dialectal que se utiliza en Andalucía para referirnos a personas que saben mucho de la vida, son unos listillos y tienen mucha perspicacia. El vecino aunque es joven ya tiene mucho camino andado y no es un novato en esto de las relaciones con personas del sexo contrario

Por cierto, Briján era un ingeniero ingles de la compañía minera de Riotointo que en realidad se llamaba Brian. Era un tipo muy listo e inteligente. El boca a boca de la gente hizo la deformación fonética hasta convertir "Brian" en "Briján". De ahí nació la expresión saber más que Briján, un hombre que hablaba de cualquier tema y tenía respuestas para todo. 

Para la chica, el carácter alocado del chaval no es un problema, ya que forma parte de la personalidad innata de todos los varones, y finalmente acaba sucumbiendo ante los encantos de una mujer que aporta estabilidad. Es decir, el hombre joven, por naturaleza, es un ser visceral, instintivo, que busca el placer y la diversión y no tiene claro lo que quiere. Al final, termina madurando y ese comportamiento animal es algo temporal o provisional que se acaba corrigiendo cuando conoce a la mujer adecuada, que le haga sentar la cabeza y enderezar un proyecto de vida. 

¿Y cuál es la mujer adecuada según el yo poético? La muchacha que siga a rajatabla los preceptos del famoso manual de Fray Luis de León "La perfecta casada", que fue apoyado por la sociedad franquista y la Sección Femenina: lo que le hace falta es una mujer que lave y que guise y que sepa coser. 

El polisíndeton representa la suma de virtudes femeninas en el contexto de los años cincuenta: que lave Y que guise Y que sepa coser. La protagonista se vende ante la madre del chaval como una perfecta ama de casa. En esta época el canon de mujer, era el de madre de familia dedicada a las labores del hogar: hacer la comida, comprar, fregar, limpiar los platos, atender a los niños, la colada, coser. No era habitual que una señora trabajara fuera de casa ni cobrara un salario. 

El paralelismo otorga al texto un tono doctrinal, ya que esto era lo canónico y normativo de la época. La mujer no podía desviarse ni un ápice de estas tareas, que estaban interiorizadas: conjunción copulativa (que) + verbo en subjuntivo relacionado con el ámbito doméstico (guise/lave/cosa...).Las mujeres que iban por libre eran las solteronas y eran denostadas socialmente. 

En el estribillo, la protagonista se dirige abiertamente a la madre del chaval mediante la interrogación retórica y le pide que haga de intermediaria: ¿Por qué no le dice usted que me siga y me pretenda? El pronombre causal negado (¿por qué no...?) y el de cortesía (usted) atenúan el imperativo, de forma que convierten la orden en una sugerencia o invitación para reducir la molestia.

La similicadencia del pronombre de primera persona (ME siga, ME pretenda) marca la etapa del cortejo según la tradición cortesana. Cuando un hombre se enamora de una mujer, es él que toma la iniciativa y lucha por conseguir el amor. De ahí la presencia de verbos de vinculación que implican contacto visual (seguir, pretender).

La interrogativa indirecta (le dice usted QUE me siga y me pretende) desvincula a la amada del proceso, ya que no está bien visto que una muchacha sea la que ronde al amado. Debe ser el varón el que vaya a por la hembra, o en su caso, recurrir a una profesional, que era la alcahueta o celestina. En cierta medida la protagonista quiere que la vecina sea la Trotaconventos de la historia y haga lo posible para que se produzca un encuentro. 

A pesar de la inmadurez del chaval, la muchacha se dirige a él de manera afable y cariñosa: que su niño es una prenda si lo saben entender...La palabra prenda se utiliza como apelativo afectivo para decir que alguien es buena persona. La subordinada condicional muestra la actitud comprensiva del yo poético ante la falta de sensatez del chico: si lo saben entender.... El chaval es majo. Lo único que le pasa es que es joven y no ha puesto todavía  los pies en la tierra. Hay que tener paciencia y entender que el proceso es ese. Los chicos son juerguistas, fiesteros, les gusta el cachondeo, estar con unas, con otras, disfrutar de la vida, entrar, salir. Ya se les pasará la tontería y pensarán en cosas serias (familia, trabajo, casa...). Por eso la protagonista, en lugar de quedarse con lo superficial (fiestero, sinvergüenza...) va más allá y hace un esfuerzo por entender el proceso de madurez de los chicos. 

Aparte de pedir a la vecina que haga de intermediaria, también recurre a la fe y al poder de los santos: vecina, récele usted a San Antonio Bendito, a ver si hace un milagrito y se arranca de una vez. 

El imperativo (récele), el elogio (San Antonio bendito) y la fórmula de finalidad (a ver) marcan el tono de desesperación del yo poético. La chica quiere hacer todo lo posible para que la relación cuaje. San Anonio de Padua es el patrón de los amores imposibles. De ahí la presencia del léxico relacionado con lo sobrenatural, que está relajado por el diminutivo (milagrito). 

La metáfora musical representa el inicio del proceso amatorio: y se arranca de una vez...En flamenco, el término "arrancar" significa empezar a cantar un palo (arrancarse por sevillanas, bulerías o seguidillas). Igual que un coche cuando arranca el motor jejjeje. La protagonista quiere que comience el cortejo y el chico le ronde. 

Con el fin de ganarse la empatía de la madre, la chica recurre a elogios (señora manuela de mi corazón) y evita causar molestias en el entorno familiar (encienda una vela que la pago yo...). Aunque el cirio es un utensilio barato, la muchacha está dispuesta a pagarlo para que la vecina no tenga que esforzarse en hacer nada más. Además, la presencia de un elemento eclesiástico está vinculado a una actitud piadosa y fervorosa, que en el seno de la sociedad franquista estaba bien visto. Las madres quieren que sus hijos se casen con chicas devotas y creyentes. 

En la segunda estrofa se produce el encuentro entre los dos jóvenes. Este se narra desde la perspectiva de ella, de una manera sencilla y rápida, sin entrar en detalles sensuales: vecina, señora vecina, su niño de usted me ha querido besar, [...] en el corredor, con la oscuridad. 

Se utiliza un verbo de voluntad (me ha QUERIDO) y otro que implica contacto físico (besar). El lugar elegido forma parte de la cotidianidad (en el corredor). Se trata de la escalera, el rellano, un espacio que es común a ambos personajes, y da un toque de costumbrismo a la canción. El decoro era importante en esta época. No estaba bien visto que un hombre y una mujer mostraran su afecto en público, y mucho menos, dieran rienda suelta al sentido del tacto. De ahí que se eligiera un contexto de penumbra (en la oscuridad...). Si un novio quería besar a la novia debía hacerlo en un sitio apartado (en la última fila del cine, en una esquina del rellano con las luces apagadas, en un rincón del parque...). Los amantes estaban quebrantando las normas sociales. Por eso lo hacían a escondidas, en secreto, evitando el escándalo, ya que algo tan simple como un beso era un tema tabú que generaba polémica y desprestigio. 

Se puede decir que ha empezado la primera fase del proceso amatorio, que es cuando el amado persigue a la amada. Los comportamientos y reacciones de los amantes está regido por las convenciones y es una especie de juego. Cuando el chico ronda a la chica, lo normal es que la chica se haga la remolona, no se deje avasallar tan fácilmente, haga ver cómo que no le gusta (cuando en el fondo está coladita por él). El juego del amor cortés consiste en que la muchacha se resiste a caer en los brazos del muchacho. Pone el grito en el cielo como si el amado fuera un loco o un atrevido que osa entrar en los dominios de ella. De ahí las exclamaciones retóricas, ya sea con despectivos (qué niño más sinvergüenza), o quejas (besarme a mí, qué valor). 

Estas convenciones atentan contra el principio de sinceridad, ya que en el fondo la amada está deseando caer en los brazos del amado, pero para cumplir con la tradición cortesana de la "dama inalcanzable o divina", debe contenerse y hacer como que no le gusta. En definitiva, hace lo contrario de lo que piensa tal como le reconoce a la vecina: a lo mejor usted piensa que más ganas tenía yo. Por supuesto, aunque diga que es un sinvergüenza, ella está encantada de que le ronde y le bese. 

En el amor cortés, el hombre debe ganarse a la mujer. Tiene que luchar por ella y esforzarse para que la relación funcione. En este caso, la protagonista le pide que madure y ordene su vida: esta cabecita la debe sentar, que no vuelva a casa por la madrugá

La cabeza funciona como metonimia del pensamiento. Se alude al continente (cabeza) por el contenido (cerebro). El diminutivo (cabecita) atenúa los posibles defectos del chaval. Lo que ella quiere es que sus hábitos de vida sean más disciplinados si quiere un proyecto de vida estable. Si van a ser novios, esto significa que él debe dejar de ronear a otras chicas y salir de fiesta hasta las tantas. 

La personificación de un concepto inanimado (sentar la cabeza) representa la fuerza de la maduración personal. Cuando conoces a la persona adecuada, el componente egoísta e instintivo se desgasta y pasa a un segundo plano, en pro de un nuevo modelo de vida vinculado a la otredad. Te adaptas a un nuevo marco común. Al estar con una buena chica, al chaval se le pasarán las ganas de ir de fiesta y no será tan importante salir por ahí y conocer gente. 

Las estrofas están formadas por la unión de un serventesio (9A 11B 9A 11B), una cuarteta (8a 8b 8a 8b) y un pareado (11A 11A)

Los estribillos constan de dos redondilla (8a 8b 8b 8a) y un pareado (12A 12A).

martes, 11 de marzo de 2025

Qué bonito es Badalona (Serrat): una topografía hecha desde la ironía, el humor y el reflejo de lo banal

La última canción que analizamos (Sevilla de Plácido Domingo) constituía un claro ejemplo de texto descriptivo solemne. El objetivo era ensalzar, elogiar y homenajear a una de las ciudades más bonitas de nuestro país, recurriendo a un lenguaje literario de impronta modernista, efectista para realzar la función estética de la palabra. Las torres de oro, los nardos de plata, el río Guadalquivir que quería ser mar, las estrellas, los cromatismos, las sinestesias...todos los elementos están al servicio de dar trascendencia a la capital hispalense, que queda envuelta en un de majestuosidad y divinidad.

En el tema que os traigo esta tarde sucede todo lo contrario. La descripción no se realiza desde la óptica de la exquisitez, lo ornamental y lo preciosista, sino desde la perspectiva de lo burlesco, lo paródico, lo humorístico y lo satírico. El fin no es realzar la belleza o la grandiosidad de una ciudad española, sino “reírse de ella” (o más bien “reírse con ella”, ya que en ningún momento el autor tiene la intención de atacar a nadie o herir sensibilidades…solo busca que el espectador pase un rato gracioso recurriendo a un lenguaje literario plagado de ironía).

En 1978, el cantautor barcelonés Joan Manuel Serrat, compuso uno de sus temas más emblemáticos: Qué bonito es Badalona. Aunque melódicamente no puede considerarse una copla, desde un punto de vista literario y filológico, tiene muchos elementos en común con la canción española. Serrat era un gran amante y seguidor de la copla y a la hora de hacer sus letras incorporaba giros y clichés del género.



Esa calle y esa plaza, y ese municipal,
Y esa esquina y esa fuente, y esa escuela nacional
Y esa estatua, y ese puente, y esa carretera general
Y ese perro muerto en la cuneta, y esos albañiles en samarreta, casi na

Que bonito es Badalona, en invierno y en verano
Con mantilla y barretina, a la sombra, y al solano
Que bonito es Badalona, con sus viejos y sus niños
Con sus hembras y sus hombres, sus averios sus nombres
Su sexo, y su domicilio, y su carnet de identidad

Y esa playa, y esa arena, y ese pie y ese alquitrán
Y esa estación y esa renfe y esa rambla arborizá
Para el corpus serpentina, y bombetas para navidad
Y en verano playa y merendero,
Lleno de extranjeras medio en cuero, casi na

Que bonito es Badalona, en invierno y en verano
Con mantilla y barretina, a la sombra, y al solano
Que bonito es Badalona, con sus viejos y sus niños
Con sus hembras y sus hombres, sus apellidos, sus nombres
Su sexo, y su domicilio, y su carnet de identidad

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¿Conocéis el concepto de desautomatización en el ámbito del arte? Se trata de un mecanismo creativo que se utiliza con frecuencia en disciplinas como la poesía, la pintura o la música.

Desautomatizar es transgredir convenciones, normas, tópicos y hábitos con el fin de causar extrañeza en el espectador, y no dejar indiferente a nadie, pero siempre, desde un contexto de "calidad literaria". Se trata de desviarse de lo que se hace habitualmente pero sin romper con el trabajo bien hecho, para que el receptor se quede con la sensación de que está ante un producto nuevo y diferente.

En la mayoría de casos, los textos descriptivos literarios poseen un carácter exaltador. Se describe una realidad y se presenta como si fuera algo magno, grande, importante, excelente, único e irrepetible, algo bellísimo, máximo, trascendental para la vida y para la humanidad. Es más o menos lo que pasaba en el poema de Sevilla. 

En un texto así todo el mundo espera encontrarse una serie de imágenes ritualizadas y solemnes junto a un lenguaje preciosista y suntuoso con connotaciones y denotaciones positivas (el río, la torre, el color, las estrellas, las sombras de siglos...todo representa la grandeza de un espacio concreto). El autor hace énfasis en las peculiaridades y cualidades que hacen esa ciudad única, original, propia, insólita, singular, inédita. En el caso de Sevilla, lo tenemos claro: el Guadalquivir pasando al lado de la Torre del Oro. Esa es LA IMAGEN que todos los sevillanos/as tienen de su ciudad y consideran la esencia del lugar donde viven. Sin ese río y sin ese monumento, Sevilla no sería Sevilla.

En la canción de hoy se describe la ciudad catalana de Badalona, pero en lugar de hacer hincapié en sus elementos más peculiares/originales/genuinos/autóctonos (por ejemplo, monumentos, fiestas, personajes ilustres, costumbres....) se hace alusión a elementos cotidianos, comunes y corrientes que nos podemos encontrar en cualquier otra ciudad de España (y no solo en Badalona): fuentes, esquinas, calles, policías, colegios...

El resultado es una descripción satírico-burlesca, ya que en lugar de representar la urbe con sus rasgos diferenciadores e identificativos (que hacen que Badalona sea Badalona, por ejemplo, el parque de Can Solei, el puente del Petróleo, la Quema del Demonio por San Anastasio...), Serrat se centra en elementos anodinos, banales e intrascendentes que podemos encontrar en cualquier otra ciudad. Sabemos que este tema habla de Badalona porque aparece explícitamente en el título y los primeros versos. Si la palabra Badalona no apareciera podría tratarse de cualquier otro municipio de España. 

En lugar de elevar la ciudad y ponerla en un altar, lo que hace Serrat es “igualarla”, colocarla al mismo nivel del resto de ciudades, enfatizando los elementos de perfil bajo en detrimento de los de perfil alto.

Todo esto provoca la carcajada en el espectador, ya que la ciudad de Badalona queda caracterizada de una manera absurda y ridícula, con elementos que no tienen nada de inédito ni de original: escuelas hay en todas las ciudades, fuentes hay en todas las ciudades, policías hay en todas las ciudades, calles hay en todas las ciudades.

El receptor se pregunta: ¿Qué tiene de original y peculiar la ciudad de Badalona si todo lo que sale en la canción son cosas insulsas, insípidas y “normales”, que no tienen nada de especial y las podemos ver en cualquier otra urbe de nuestro país?

Este poema es una parodia a canciones como Sevilla que exaltan de una forma exagerada a personajes, ciudades y actos históricos. Se rompen las expectativas del oyente, el cual antes de escuchar la canción espera una retahíla de artificios retóricos e imágenes grandilocuentes y sublimes a la vez que el autor, en un tono solemne, pone el lugar por las nubes y lo equipara a todas las divinidades, vírgenes y santidades

Sin embargo, lo que el público se encuentra es algo totalmente diferente y que no espera: un poema que en lugar de describir conceptos originales y característicos que engrandecen un lugar/ciudad, se centra en elementos vulgares, banales, comunes, con un lenguaje coloquial y un tono informal y cómico

Ese choque entre las expectativas y el resultado, junto a la estética de exaltación de lo anodino es lo que acaba provocando el humor y la ironía, y por consiguiente la risa.

Podemos quitar la palabra Badalona del texto y poner el nombre de cualquier otra localidad de España. El resultado seguiría siendo el mismo. Ahí radica la genialidad de este tema. La descripción podría valer para cualquier municipio más/menos grande de nuestro territorio, ya que todo lo que aparece son cosas sencillas y corrientes.

La enumeración en polisíndeton se convierte en el principal mecanismo de comicidad, ya que engarza los diferentes elementos banales y anodinos que forman parte de la descripción urbana: Esa calle y esa plaza, y ese municipal, y esa esquina y esa fuente y esa escuela nacional, y esa estatua y ese puente y esa carretera general y ese perro muerto en la cuneta y esos albañiles en samarreta

A medida que el autor añade componentes a la descripción topográfica, el efecto satírico va en aumento ya que pasamos de conceptos triviales y superfluos (calle, plaza, municipal, esquina, fuente, escuela, estatua, puente, carretera...) a realidades que forman parte de la estética de lo feo, lo desagradable y lo antiestético (el perro muerto en la cuneta). Añadir un elemento macabro que distorsione la descripción es un mecanismo que contribuye a enfatizar la ironía y la comicidad del tema

Se dice que Badalona es bonita (adjetivo positivo) por la existencia de elementos negativos, ya sean de corte repugnante (el perro muerto) o banal (escuela, carretera, agente...). Esos contrastes en el lenguaje forman parte del juego del autor.

Por cierto, “Samarreta” es una palabra catalana que significa “camiseta”. La profesión de albañil es dura y a veces, debido al excesivo calor del verano, los albañiles se ven obligados a quedarse en camiseta. De ahí que se diga lo de “albañiles en samarreta”.

El demostrativo de distancia media (esa calle, ese municipal, esos albañiles) representa la escena desde la óptica de unos ojos cercanos. Se crea la sensación de que el yo poético está presente en las calles y ve todo lo descrito. La figura del descriptor-testigo está al servicio de la comicidad. Pensemos el contexto: hay una persona que se ha desplazado a Badalona, está inmerso en su entramado urbanístico. Lo normal y esperable es que se fije en los monumentos, puntos de interés, aspectos culturales, gastronomía...Sin embargo, solo se centra en los detalles más tontos y elementales. No hay nada majestuoso ni divino. El autor está jugando. Se ríe de todo. Su presencia en el texto sirve para acentuar el patetismo intencionado

El uso de una lengua cotidiana y coloquial se hace efectiva en recursos como la elipsis que es la omisión de elementos sobreentendidos: ese [policía] municipal. Hay palabras que se suprimen, pues el contexto y el conocimiento cultural del oyente hacen presuponer lo que se habla. Todo el mundo sabe que cuando se habla de "ese municipal" se alude a los agentes de policía. 

La espontaneidad del lenguaje también se manifiesta en las expresiones de asombro del yo poético, el cual se divierte contándonos cómo es Badalona, forma parte del juego, hace humor, se lo pasa muy bien. Por eso se mete en medio de la canción con exclamaciones jocosas, jactándose de su propio juego (casi na). El apócope  (“casi na” por “casi nada”) es otra manifestación del lenguaje relajado.

A pesar de los chascarrillos y coloquialismos, el ritmo está muy bien conseguido, gracias a los versos en paralelismo (y esa esquina y esa fuente y esa escuela nacional/ y esa estatua y ese puente y esa carretera nacional). 

Como veis, las estructuras sintácticas se plasman de forma simétrica: elemento 1 (esquina/estatua) + elemento 2 (fuente/puente) + elemento 3, que es un sustantivo de servicio público más un adjetivo de amplitud (escuela nacional/ carretera nacional). En los años setenta no había tantas autovías/autopistas. La gente utilizaba las llamadas carreteras nacionales, que atravesaban los pueblos y ciudades. Cuando te tocaba viajar de una provincia a otra pasabas por el interior de las localidades (parabas en los bares para tomar café, ir al baño...) no como ahora, que rodeas los pueblos y paras en las áreas de servicio

En la segunda estrofa, la actitud irónica del yo junto al polisíndeton tejen la pintura urbana, recurriendo de nuevo a conceptos cotidianos y triviales con algunas pinceladas sórdidas y antiestéticas: Y esa playa, y esa arena, y ese pie y ese alquitrán, y esa estación y esa RENFE y esa rambla arborizá. En este caso, la descripción resulta más precisa que en la primera estrofa, pues la topografía nos remite a una localidad costera. Por tanto, la canción podría hablar de cualquier ciudad o pueblo costero español. 

El pie y el alquitrán poseen connotaciones negativas. El alquitrán es una sustancia industrial fea con un olor desagradable, que se utiliza para hacer carreteras. El pie es una parte del cuerpo que la gente tiende a ocultar, ya que nos da vergüenza enseñarla. 

Por tanto, la descripción incluye elementos que pueden ser más o menos bonitos, aunque sean comunes (plaza, fuente, playa...) con otros que rompen el principio del buen gusto y la estética (pie, alquitrán...)

Al fin y al cabo, la realidad no es todo color de rosa. Hay cosas buenas y malas, negativas y positivas, bonitas y feas. Es una manera de dotar de realismo a la descripción. Por eso, Serrat nos da una de cal y otra de arena. Tan pronto resalta un paisaje natural (playa, arena), un paisaje industrial (renfe, estación) como un paisaje más sórdido y de dudosa estética (perro muerto).

Al término de la segunda estrofa encontramos elementos costumbristas que hacen referencia a fiestas y eventos populares del calendario. Para el corpus serpentina, y bombetas para Navidad y en verano playa y merendero, lleno de extranjeras medio en cueros.

Estos festejos son propios de cualquier ciudad española. No es algo autóctono de Badalona. Hasta las tradiciones reflejadas en el poema están al servicio de la sátira y la burla, ya que son eventos normales y corrientes de todo el territorio español. Todas las ciudades de España celebran la navidad con petardos. Muchas ciudades españolas celebran el corpus (Toledo, Granada...). Muchos puntos costeros reciben a turistas extranjeros y vemos en las playas a forasteras ligeritas de ropa. 

Las expresiones coloquiales ponen la guinda a la comicidad: Estar medio en cueros significa estar casi desnudo, sin ropa. Un matiz “picantón”. 

A pesar del tono coloquial, encontramos recursos que dan musicalidad, como la presencia de quiasmos: Para el corpus serpentinas y bombetas para Navidad. Las estructuras cruzadas distribuyen correctamente los elementos de la descripción remarcando lo burlesco: Complemento circunstancial de tiempo (para el corpus) + objeto festivo (serpetinas)/ objeto festivo (bombetas) + complemento circunstancia de tiempo (para Navidad).

La presencia de dos estrofas satíricas nos obligan a hacer una lectura burlesca del estribillo, a pesar de que este último pueda parecer, a priori, más serio. Si no existieran esas dos estrofas, el estribillo podría interpretarse como un poema de exaltación a Badalona y a sus habitantes. Hay oraciones exclamativas de tono elogioso (Qué bonito es Badalona). Hay antítesis que contribuyen a extender el elogio hacia la totalidad de la urbe y sus habitantes (en invierto y en verano, a la sombra y al solano, con mantilla y barretina, con sus viejos y sus niños, sus hembras y sus hombres).

Como veis, se combinan elementos paisajísticos (invierno, verano, sombra, solano), con sustantivos de corte material/objetual (mantilla, barretina, este último es un tipo de sombrero de lana, de color morado o rojo) y tipos humanos (viejos, jóvenes, hombres, hembras). Se trata de hacer una descripción a todos los niveles.

No obstante, la enumeración final devuelve la descripción hacia los cauces del humor, gracias al exceso de detalles y la presencia de elementos obvios que no aportan nada: con sus hembras y sus hombres, sus apellidos, sus nombres, su sexo, su domicilio y su carnet de identidad. Todos sabemos que las mujeres y los hombres tienen un nombre, un sexo, viven en un domicilio y poseen un DNI. Demasiado relleno....

El fin del autor no es ensalzar el componente humano de Badalona, sino jugar con él. Todo es ironía y provocación. 

De hecho, la lectura satírica de las estrofas te obliga a interpretar el estribillo como una parte más del juego. Aunque pueda tener una lectura más seria (Badalona es bonita, la gente que vive es estupenda), la sátira de las estrofas es tan grande, que arrastra al estribillo y toda pretensión seria es invadida por el humor y el juego. 

Métricamente, el tema es irregular. Predominan los versos de arte mayor, aunque no existe un conteo silábico fijo. Algunos versos forman pareados que dan musicalidad (municipal-nacional, verano-solano, alquitrán-arborizá).


lunes, 24 de febrero de 2025

Sevilla (Plácido Domingo): una oda a la capital hispalense

El tema de esta tarde podría definirse como una mezcla de copla con cante lírico. Está dedicado a una de las ciudades más emblemáticas de Andalucía. Fue compuesto en el año 1990 por Manuel Alejandro y su hija Beatriz para la voz de Plácido Domingo en su espectáculo "Soñadores de España". Un año más tarde, Rocío Jurado haría una estremecedora versión de Sevilla



Torres,
con alas de oro
que sueñan distancias.
Calles,
con sombras de siglos
y nardos de plata.

Cantes
que arañan estrellas,
que arañan el alma.
Noches
reflejos de un río
que quiso ser mar,
que quiso ser mar.

Sevilla
verde claridad sonora,
verde tierra,
azul el aire
donde el agua adormecida
de una torre,
se enamora.

Sevilla,
verde claridad sonora,
de andaluzas soledades.
Fuego y nieve,
llanto y cante.
Sevilla,
Sevilla,

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Si tuviéramos que analizar el poema desde una perspectiva literaria diríamos que su lenguaje recibe el influjo del modernismo exotista de los últimos años del siglo XIX y primeros del XX caracterizado por el preciosismo, el sensorialismo y el exceso de ornamentación, que tan bien cultivó Rubén Darío. 

El objetivo principal de esta canción es homenajear, ensalzar, elogiar y piropear a la ciudad hispalense. Estamos ante una especie de himno, pero en lugar de estar dedicado a una persona, tiene como centro un lugar geográfico concreto: Sevilla, capital de Andalucía que celebra esta semana su día grande. 

En los himnos es frecuente utilizar recursos literarios y lingüísticos ruidosos, rimbombantes, excesivos, sonoros, coloridos y efectistas con el fin de que el objeto ensalzado quede marcado en el poema bajo la premisa de cuanto más ruido hagamos, más pasión sentimos por alguien o algo. El lenguaje modernista motiva la creación de ambientes elevados y solemnes, que son perfectos para llevar a cabo las labores de ensalzamiento

De hecho, los primeros versos evocan uno de los tópicos más explotados de la lírica modernista: la torre de marfil: Torres con alas de oro. La torre simboliza un lugar idílico, de ensueño, un mundo de hadas, en el que el poeta busca refugiarse y evadirse de la cruda realidad. Ese mundo de ensueño se caracteriza por su belleza, sensualidad y hermosura, valores asociados a la ciudad de Sevilla. 

El símbolo modernista de la torre está al servicio del elogio. Las torres doradas configuran un mundo paradisiaco y placentero en el que se circunscribe la urbe hispalense. La personificación (torres […] que sueñan distancias) dibujan un paisaje vivo y colorido, en el que todos los elementos parecen cobrar vida y movimiento. Sevilla es una ciudad viva y atractiva.

La descripción se tiñe de preciosismo a medida que avanza la canción, mediante la alusión a elementos florales y metálicos: Calles [...] con nardos de plata. En el Modernismo exotista es frecuente la alusión a elementos decorativos y valiosos (oro, plata, flores, joyas…).

La metáfora enfatiza el prestigio de Sevilla como ciudad histórica, la cual tiene un recorrido de muchos siglos en los que han pasado muchas cosas a nivel sociopolítico y cultural: calles con sombras de siglos. La historia de España como país se refleja en las propias calles de Sevilla. Hay vestigios, monumentos, edificios, tradiciones que recuerdan diferentes épocas históricas pasadas (los árabes, el siglo de Oro, el XIX…). 

Las sombras representan el paso del tiempo, pero también como este va dejando una huella eterna en el entorno. La ciudad permanece imperdurable a pesar del devenir de los siglos. Todas las civilizaciones que han pasado por la península Ibérica dejan su marca en Sevilla: visigodos, romanos, musulmanes. El resultado final es un crisol cultural rico, diverso y variado.

Además, Sevilla es una ciudad con un gran legado cultural, especialmente musical. De ahí la alusión a los cantes andaluces (copla, flamenco, sevillanas), los cuales aparecen personificados con el objetivo de enfatizar su capacidad de emocionar: Cantes que arañan estrellas que arañan el alma. Al fin y al cabo, la función de la música y el cante es emocionar, conmover, plasmar sentimientos (sean alegres o tristes). Esos cantes ponen los pelos de punta al que escucha. De ahí la aparición de un verbo relacionado con el sentido del tacto (arañar). Arañar significa tocar la fibra sensible del espectador

Este pensamiento se inserta en estructuras anafóricas y paralelísticas: Sustantivo (cantes) + oración de relativo (que arañan estrellas/ que arañan el alma). El poder de los cantes es tan fuerte que emociona no solo a las personas humanas (el alma) sino también a elementos inertes e inanimados (estrellas). El fin de la hipérbole es elevar a la ciudad de Sevilla y darle la trascendencia que merece. Es un lugar que no te deja indiferente por su belleza, categoría y magia.

En el Modernismo son frecuentes los ambientes nocturnos y naturales, que crean un marco preciosista e idílico. Esto se percibe en la canción: Noches reflejos de un río que quiso ser mar. Evidentemente, el río al que se alude es el Guadalquivir, que como muy bien sabéis pasa por la ciudad de Sevilla, creando una estampa de gran belleza y fama.

El circumloquio da solemnidad al poema. Recordad que se trata de un himno. El yo poético endiosa la ciudad. Las frases largas configuran un discurso señorial y elevado. Se prefiere dar un rodeo y utilizar muchas palabras (reflejos de un río que quiso ser mar) en lugar de utilizar una sola palabra (reflejos del Guadalquivir). La segunda expresión es mucho más práctica y coloquial, pero pasa más desapercibida entre tanta alabanza. El poeta prefiere dar un rodeo, aunque tenga que recurrir a la presuposición de los oyentes. El receptor ha de saber que ese río al que se alude es el Guadalquivir. No obstante, con unos conocimientos geográficos mínimos, lo normal es que todo el mundo lo sepa. 

Además, la personificación del circumloquio engrandece la estampa: de un río que quiso ser mar. El río aparece personificado, está dotado de voluntad. El río no se conforma con ser "un río del montón", sino que aspira "a ser algo más". Busca equipararse a un concepto mucho más grande y ambicioso (el mar). Estos de aires de grandeza forman parte de la naturaleza del himno. En los himnos es frecuente elevar el objeto ensalzado de forma que no sea un objeto común sino un objeto extraordinario, grande y especial, que destaque por encima del resto. Se busca siempre lo superlativo, colocar el elemento elogiado en una posición de superioridad. En definitiva, que sea lo más de lo más. Por eso el Guadalquivir se codea con el mar. 

En el estribillo, el yo poético se dirige a la urbe con el vocativo: Sevilla, verde claridad sonora. El estilo modernista sigue presente en las sinestesias. El objetivo es crear un ambiente sugerente, mediante la asociación de sensaciones, que configuran un flujo sensorial único e indescriptible, aludiendo a colores (verde), tonalidades (claridad) y ruidos (sonora). Un sustantivo que denota luminosidad (claridad) es aderezado con adjetivos vinculados a otros sentidos como son el oído o la vista (verde y sonora). Esto configura una atmósfera emotiva, subjetiva, mágica y misteriosa, muy del gusto del preciosismo. 

La adjetivación cromática da color a la estampa, como si el yo poético estuviera haciendo una pintura o retrato de la ciudad. Esta pintura se plasma en paralelismos: adjetivo de color + elemento natural (verde tierra/azul el aire). Se trata de un ambiente vivo, paradisíaco y activo. A pesar del escenario urbano, el retrato está aderezado con muchos elementos de la madre tierra (agua, aire...). 

Las personificación de los componentes del paisaje dota de "alma" a toda la pintura: Donde el agua adormecida de una torre se enamora. 

El yo poético busca matices que generen contrastes: por un lado, es un río tranquilo, sosegado, quieto. Esto está vinculado a la elegancia, el retiro, la armonía y el relax, que nos trasladan a un paraje idílico. Por otro lado, es un río agitado, con sentimiento, con voluntad, con chispa, que hace cosas típicas de los seres humanos (enamorarse, aunque sea de una torre). No es un elemento muerto ni aburrido. 

Se trata de un paisaje humanizado, con alma. Además la estampa hace referencia a una de las imágenes más espectaculares de Sevilla: el Guadalquivir pasa al lado de la Torre del Oro, uno de los monumentos más emblemáticos de la ciudad, una de las mejores muestras del arte almohade del siglo XIII. 

Estos contrastes de sensaciones y sentimientos se insertan en enumeraciones bimembres antitéticas: fuego y nieve, llanto y cante...Su función es reflejar la riqueza y diversidad de la ciudad. Hay de TODO. Al fin y al cabo, la realidad es un conglomerado muy diverso de emociones y circunstancias y Sevilla es un cachito de esa realidad con sus encantos y peculiaridades.

Métricamente, las estrofas constan de seis versos sin rima. El primero y el cuarto poseen dos sílabas mientras que el resto son hexasílabos. 

En los estribillos tampoco hay rimas y la disposición silábica se irregulariza. No obstante, hay palabras que poseen asonancias muy próximas fonéticamente (torres-calles, distancias-plata, noches-cantes). Aunque técnicamente no hay rima, nuestro oído puede escuchar algo próximo a la rima, aparte de ritmo


martes, 11 de febrero de 2025

Amor marinero (Rocío Jurado): trascendencia pasional aderezados con sensualidad, mística y técnicas amatorias

¿Qué os parece si damos un salto del género de la nana al de la habanera? Corría el año 1974 cuando los maestros Bazán y Tejero compusieron para Rocío Jurado Amor marinero, uno de los temas más emblemáticos de la chipionera

Esta copla, que derrocha sensualidad, pasión y romanticismo, tiene como protagonista a una mujer que está calada por los huesos de un marinero. 

A pesar del éxito obtenido con esta canción, los dos autores no volvieron a componer para Rocío, cosa que resulta sorprendente, sabiendo que detrás del arte de la copla siempre hay un fin comercial. La gran Nati Mistral también hizo una estupenda versión del poema


Este pañuelo de seda, caray,
me lo trajo un marinero,
con la boquita de fresa, caray,
y los ojitos de cielo.

Besos de ron y de menta
en estos labios me da.
Y estoy echando la cuenta, caray,
pa'que no vuelva a la mar.

Mis brazos son las amarras
de tu querer, marinero.

Yo soy la bahia,
tú eres el velero.
No me dejes niño
que sin tu querer me muero.

Si piensas darme de lao, caray,
yo te lo aviso primero,
que tengo número dao, caray,
a cinco o seis marineros.

Tanto tenderle los celos
como una red de pescar,
que se ha tragao el anzuelo, caray,
y me tiene secuestrá

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A lo largo del tema la protagonista habla en primera persona. Esas marcas se manifiestan en el posesivo (MIS brazos), los pronombres personales (ME lo trajo YO soy la bahía) y las formas verbales (Estoy echando…, Me muero, te lo aviso). El uso (y abuso) de la primera persona del singular está relacionado con el lirismo

Ya os he explicado alguna vez que la lírica es el género literario en el que la expresión de sentimientos predomina sobre la narración de historias. La mujer se está sincerando, está mostrando sus verdaderos pensamientos y emociones, es explícita en sus preferencias, manifiesta esa pasión y ese amor que siente por el marinero sin necesidad de ocultar nada. 

Ella está enamorada y así lo hace saber en la composición. El intimismo se proyecta bajo una atmósfera de sensualismo, que crea un ambiente cálido y agradable. De hecho, se hace alusión a la belleza física del muchacho y al contacto físico mediante besos. 

La protagonista se dirige a su amado marinero, el cual se manifiesta con las marcas de segunda persona como el posesivo (TU querer), el vocativo (marinero, niño), el pronombre personal (TÚ eres el velero, TE lo aviso) y las formas verbales (No me dejeS, Si piensaS).

Estamos ante una declaración de intenciones. Hay una persona enamorada (la mujer) y una persona que recibe esos sentimientos de amor (el marinero). Ya tenemos los dos engranajes de la relación amorosa.

La pasión no solo se proyecta en la persona del marinero, sino también en todos aquellos elementos, accesorios y circunstancias que están vinculados a él. Por eso, al inicio del tema, la chica se muestra entusiasmada ante el pañuelo que le regaló: Este pañuelo de seda, caray, me lo trajo un marinero. El pañuelo se convierte en pretexto, en inspiración, en el punto de partida para evocar los momentos placenteros que ha pasado con el muchacho.

Cuando estamos enamorados, cualquier cosa relacionada con nuestro amado (su olor, sus pertenencias, su ropa), nos hace suspirar, embobarnos, caer en una situación de éxtasis. Eso es más o menos lo que le pasa a la muchacha. La contemplación del pañuelo supone recordar una serie de experiencias humanas e íntimas (detrás del pañuelo, hay una persona a la que quieres mucho). Un objeto inanimado (pañuelo) genera una serie de pensamientos y sentimientos muy profundos, que realmente se están vinculando con un elemento humano (marinero).

El demostrativo (este pañuelo) crea una situación de proximidad, calidez y bienestar. La mujer recuerda a su marinero en el presente, aquí y ahora, durante el acto de habla. El pañuelo, y por ende, el marinero, se encuentran en una situación de cercanía, ya no de cercanía física, sino de cercanía en el pensamiento. Amar no significa estar literalmente al lado de otra persona, sino tenerla en nuestra mente

El componente sensorial es significativo. El pañuelo está hecho de un material de textura agradable, blanda, suave, que genera placer sensitivo y sensualidad (pañuelo de seda). Pensar en el amado es un acto que genera bienestar y plenitud. 

La interjección (caray) da un toque de espontaneidad al discurso del yo. Mezclar el sensualismo con la coloquialidad dota de sinceridad a la expresión y enfatiza la admiración que ella siente hacia él. Al fin y al cabo, está enamorada y muere por sus huesos. Cuando amamos a alguien nos quedamos embobados con sus talentos, habilidades y capacidades. 

El marinero queda descrito con metáforas del mundo natural que expresan el atractivo físico: Con la boquita de fresa […] y los ojitos de cielo. La fresa es una fruta de color rojo. Los labios del muchacho se identifican con las fresas, ya que son del color de la pasión. El cielo es azul. Por tanto, los ojos del marinero se identifican con azul del cielo, que es un elemento trascendental. El diminutivo (ojitos) da un carácter afectivo y dulzón al poema. El yo crea un contexto idílico, casi paradisíaco y configura un prototipo de belleza masculino. Cuando estamos felices, todo se tiende a ver de una manera “perfecta”, armónica.

La temperatura pasional va in crescendo a medida que avanzamos en las estrofas, hasta que se produce el contacto físico entre los amantes (beso), que es el momento climático y culminante del tema. 

Para transmitir la sensación placentera del beso, la protagonista recurre a metáforas relacionadas con el mundo de las bebidas y las especias: Besos de ron y de menta, en estos labios me da. Se describe una experiencia íntima y casi inefable con elementos físicos sensoriales. Evidentemente, esto nos acerca a la mística: describir con palabras las sensaciones íntimas que genera un evento tan personal y subjetivo como es un beso, resulta muy muy difícil. Para transmitir el éxtasis que sentimos, tenemos que recurrir a metáforas, que crean un contexto aproximado, que nunca será el auténtico. Como decía Bécquer, las palabras son insuficientes para representar la totalidad de pensamientos (inefabilidad).

El ron y la menta son productos con un sabor bastante fuerte y peculiar. Cuando un amor es de verdad, no te deja indiferente. Los sentimientos nos dejan huella, están dotados de autenticidad y originalidad. El vínculo con esa persona nos marca de por vida. Dar un beso genera sensaciones espirituales y físicas agradables, placenteras, plenas, cargadas de riqueza, como una mezcla del dulzor del ron y el frescor de la menta. 

Como es lógico, se trata de una visión totalmente subjetiva, enfocada desde la perspectiva del personaje femenino. Esas son SUS sensaciones, SU manera de ver las cosas. Al fin y al cabo eso es la lírica: sentimientos íntimos. Cada persona es un mundo.

El hipérbaton enfatiza el momento extático, pues antepone el objeto directo que contiene los elementos placenteros que genera la experiencia íntima (besos de ron y canela), a la forma verbal (me da), la cual queda relegada al final de la oración. Lo más importante no es la realidad (el hecho de dar besos), sino los sentimientos y sensaciones que genera esa realidad (qué se siente al besar a la persona que quieres). ¿Entendéis el sentido del hipérbaton? Se está dando prioridad al sentimiento que al hecho. 

El intimismo queda envuelto en un halo de sensualidad. Por eso el léxico recuerda al modernismo más exotista y al Rococó dieciochesco: accesorios sensuales (pañuelo), tejidos agradables (seda), elementos naturales (cielo) colores y sabores marcados (fresa, ron, menta). El sensorialismo es más que evidente. 

El resultado es una visión renacentista del amor: este se convierte en algo necesario e imprescindible para la vida. Satisface una necesidad humana (todos los hombres necesitamos amar y ser amados). El amor se concibe como la energía regeneradora, fortalecedora del espíritu, gracias a la cual la vida cobra sentido. La muchacha no puede concebir una vida sin su marinero. Cuando hay amor uno de los miedos que se genera en la persona enamorada es el hecho de que ese amor se termine, de que la persona que quieres desaparezca de tu vida. Por eso, la protagonista muestra cierta preocupación de que el marinero se vaya a la mar y se separen: Y estoy echando la cuenta […], para que no vuelva a la mar

En el estribillo, el yo poético recurre a dos metáforas extraídas del mundo de la marinería, para explicar el hecho místico (su amor con el marinero):

-Mis brazos son las amarras de tu querer, marinero. Las amarras son cuerdas que sirven para sujetar una embarcación, de tal forma que quede unida al muelle. Las amarras representan la unión entre el barco y el muelle, es decir, entre la amada y el amado. Los dos elementos están unidos, como el alma con Dios en el proceso místico.

-Yo soy la bahía, tú eres el velero. Estas metáforas se insertan en estructuras de paralelismo: Pronombre personal (yo/tú) + verbo existencial (soy/eres) + atributo (la bahía/ el velero). Esto representa el acercamiento paulatino entre el amado (velero) y la amada (bahía). Normalmente, los barcos cuando atracan se dirigen a las bahías. Se crea de nuevo una vinculación, una unión mística, pero recurriendo a elementos de un contexto marinero. En la mística son frecuentes las metáforas cotidianas (el cazador y la caza, el amado y la amada). 

Mediante la negación del subjuntivo la protagonista ruega al marinero que no la abandone: No me dejes niño que sin tu querer me muero. El tono es suplicante y hasta angustioso. 

La pasión hacia el marinero se ha convertido en algo trascendental. Sin este muchacho la vida carece de sentido para la protagonista. La hipérbole (me muero) da un carácter tremendista y melodramático al contexto. Su objetivo es enfatizar la magnitud del amor marinero en la existencia de la chiquilla. Esta exageración conlleva una urgente necesidad de posesión que puede ser destructiva en ciertos momentos. Imaginad la hecatombe que se va a producir en el yo poético si un día la relación acaba. 

En la segunda estrofa la protagonista hace uso de juegos y estratagemas para mantener al marinero a su lado. ¿Y cuál es la técnica? Muy sencillo: poner celoso al muchacho: Si piensas darme de lado, […] yo te lo aviso primero: que tengo número dado a cinco o seis marineros. 

La mujer le dice al marino que tiene más pretendientes y él no es el único. Es una manera de advertirle de que actúe con cuidado, ya que tiene competencia y su amor no es algo seguro. El tono del discurso pendula entre lo serio y lo jocoso, generando ambigüedad. Por un lado parece que se enfadada, pero por otro, está jugando. 

La oración subordinada condicional en presente y la oración principal en presente (si piensas…., te lo aviso) crean un contexto de gravedad a pesar del tono lúdico. Parece que las palabras de la muchacha son ciertas, y lo que ella dice podría pasar sí o sí. El presente de indicativo en estas estructuras marca los hechos como seguros. Parece una verdad universal en plan “yo tengo más pretendientes así que ten cuidado, que como hagas algo malo, te vas a enterar". Digamos que es una "amenaza amable". 

Sin embargo, las expresiones coloquiales (darme de lado, tener número dado...) suavizan el discurso y crean una especie de juego o chanza. "Dar de lado" significa dejar de hacer caso a una persona y "tener número dado" significa tener pretendientes.  

La disyunción en el numeral (cinco o seis marineros) lima la dureza del contexto, pues da la impresión de que la muchacha se ha tirado algún farol (ya no sabe ni el número exacto de amantes que tiene jajja).

Esa mezcla de jocosidad y seriedad crea una atmósfera de realidad. En las relaciones amorosas, muchas veces hacemos comentarios que por un lado parecen enfados, pero por otro lado están llenos de broma y banalidad. ¿Cuántas veces vuestras novias o novios os hacen comentarios que no sabéis si son en broma o en serio?

Al final, esa oscilación entre risa y gravedad, ha sido la responsable de que la mujer haya conquistado el corazón del marinero. La unión definitiva se representa con comparaciones y metáforas marineras: Tanto tenderle los celos, como una red de pescar, que se ha tragado el anzuelo y me tiene secuestrada.

La frivolidad de las imágenes es evidente aunque el fin sea trascendente. Parece que la chica ha pescado al chico, le ha tendido trampas (tengo más pretendientes, tú no eres el único …), él picó el anzuelo, y cayó en la red. El proceso místico, se enmascara con metáforas pesqueras, cuya meta final es la unión (secuestrada). Ella forma parte de él. Él forma parte de ella. Los dos son un mismo ente. 

En estos versos detectamos el influjo de la poética amatoria de Ovidio, el Ars Amandi. Para conquistar a la persona que quieres, debes utilizar una serie de técnicas, herramientas, tácticas y estrategias. El fin de estas argucias es ganarte la atención del otro y que caiga rendido a tus pies. 

Para autores como Ovidio o el Arcipreste de Hita, el amor tiene una parte inexplicable, misteriosa, pero también una cara más racional que se puede controlar artificialmente. La gente, a base de aprendizajes y sabiduría, conoce y aplica técnicas para ganarse el amor de una persona. Eso es lo que le pasa a la voz lírica: está enamorada del marinero y recurre a técnicas para que cuaje la relación, en la cual confluye lo innato y lo aprendido, y lo frívolo con lo trascendente. 

-Trascendencia porque la protagonista no puede vivir sin su marinero. Lo quiere profundamente. Surge una necesidad de unión (física y de pensamiento), que no tiene una explicación racional. Eso tiene un nombre y se llama AMOR. 

-Frivolidad porque la protagonista da mucha importancia a lo físico y superficial (que si es guapo, que si tiene ojos azules, que si besa bien…) y utiliza técnicas que cosifican al marinero (que si le pongo una red, que si el anzuelo, que si cae en la trampa de los celos...).

Métricamente, si obviamos las interjecciones (caray), detectamos el predominio de versos cortos (arte menor). Las estrofas están formadas por cuartetas: cuatro versos de ocho sílabas que riman el primero con el tercero y el segundo con el cuarto (8a 8b 8a 8b).

El estribillo está introducido por un dístico, es decir, dos versos sin rima (Mis brazos son las amarras/ de tu querer marinero). Después, encontramos una copla: cuatro versos octosílabos en los que primero y tercero van por libre (bahía-niño), y el segundo rima con el cuarto (velero-muero): 8- 8a 8- 8a.



jueves, 30 de enero de 2025

Qué bonita es mi niña (Isabel Pantoja): un mundo infantil plagado de belleza, felicidad, juego y bondad

La copla de esta tarde se circunscribe en el género musical y literario de la nana. Las nanas son canciones de cuna destinadas a arrullar y dormir a los niños. Si un bebé no deja de llorar, lo mejor que podemos hacer es darle un biberón de leche caliente y cantarle una dulce nana para que se calme. A los pocos segundos caerá rendido en el lecho y los padres podrán descansar tranquilos, al menos durante unas horas. Las melodías son suaves, delicadas, sosegadas, lentas, y las letras están cargadas de ternura, inocencia e imágenes literarias de gran belleza y colorido, que configuran un mundo infantil idílico.

La canción que analizamos hoy se hizo popular en los años cincuenta, en la voz del trío Los Gaditanos. Uno de los componentes del grupo era el padre de Isabel Pantoja, el cual le cantaba a su hija Qué bonita es mi niña, cuando la tonadillera era solo una cría. 

Cuando esta niña creció y se convirtió en artista, Isabel la versionó en un disco de 1979. El Consorcio, Perlita de Huelva y Manolo Escobar hicieron estupendas versiones del tema, que está envuelto en un halo de misterio respecto a su autoría. Unos dicen que fue Francisco García de Val. Otros dicen que fue Florencio Ruiz (de los Gaditanos). Sea cual sea la teoría, lo que está claro es que las estrofas de este poema configuran una preciosa nana, que se va alternando con unos estribillos rítmicos y festivos. 



Ayer tarde yo cantabaMientras mi niña dormía
Ayer tarde yo cantabaMientras mi niña dormía
Y los almendros llorabanY los almendros llorabanDe la infinita alegría
Y los almendros llorabanY los almendros llorabanDe la infinita alegría
Que bonita que es mi niñaQue bonita cuando duermeQue parece una amapolaEntre los trigales verdes
Que bonita que es mi niñaQue bonita cuando duermeQue parece una amapolaEntre los trigales verdes
Jugaban al esconditeEl sol con los limoneros
Jugaban al esconditeEl sol con los limoneros
Y los almendros mirabanY los almendros mirabanPor ver dormir a un lucero
Y los almendros mirabanY los almendros mirabanPor ver dormir a un lucero, ay
Que bonita que es mi niñaQue bonita cuando duermeQue parece una amapolaEntre los trigales verdes
Que bonita que es mi niñaQue bonita cuando duermeQue parece una amapolaEntre los trigales verdesTrigales verdesTrigales verdesTrigales verdes

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Los primeros versos crean el contexto dramático necesario para la nana: Ayer tarde yo cantaba, mientras mi niña dormía

Como veis, se crea una escena con todos los elementos que hacen falta para una canción de cuna: la madre cantando, el chico durmiendo, el contexto temporal es el apropiado (la tarde es un momento del día perfecto para el sueño: la siesta, el relajamiento necesario que se hace a mitad del día para reponer fuerzas y descansar). 

El léxico está bien elegido. Los vocablos están relacionados con las personas (yo, mi niña), el tiempo (ayer tarde) y las acciones (cantaba, dormía). La unión de todos ellos crea el contexto de nana.

El posesivo (mi niña) vincula a la madre con su hija, y de esta manera se intensifica el amor y la ternura materno-filial. Las madres quieren mucho a sus niños, forman parte de sus vidas, son su mayor tesoro. Una madre no es nada sin su hijo. De ahí esa necesidad de posesión.

Las nanas son canciones destinadas a los bebés. Por tanto, el mundo creado debe ser feliz, idílico, bello, bonito, dinámico, vivo y colorido. Los niños son seres inocentes, puros e ingenuos. Todavía no conocen el lado macabro y perverso de la vida. Son muy pequeños. Hay que protegerlos. Por eso, el entorno es casi de ensueño, cuyos integrantes derrochan alegría, sonrisa y placer estético. De ahí la personificación de elementos vegetales y naturales. Se trata de una personificación optimista, plena, feliz, con un ligero hedor de hipérbole: Y los almendros lloraban de infinita alegría

A un elemento inanimado (almendro) se le añaden cualidades humanas (llorar). El paisaje pintado es sensual (los almendros son árboles dotados de esbeltez y majestuosidad, su copa es redondeada y sus flores blancas). El color blanco representa la pureza, la inocencia y la candidez (propia de los niños). 

Estos detalles tienen su porqué en este tema. Las lágrimas de los almendros no son de pena o tristeza, sino de alegría. A los niños no se les puede crear un mundo mustio o triste. Para una madre, tener un niño es una bendición. En contextos así, el sentimiento negativo y funesto (lágrima) tiene valor positivo y optimista. Se llora de felicidad. De hecho, el adjetivo cuantificador le da un toque hiperbólico al texto, con el objetivo de enfatizar la plenitud: Infinita alegría

En la segunda estrofa continúa la personificación de elementos naturales Jugaban al escondite el sol con los limoneros. Se crea una Naturaleza viva, motriz y dinámica. A los niños les encanta el movimiento. Los niños son seres inquietos, tienen curiosidad, necesitan moverse, descubrir el mundo, abrir y cerrar cajones. Un mundo bonito, pero quieto no les llama la atención. Hace falta belleza, pero también hace falta movimiento. De ahí la personificación: se le atribuyen cualidades humanas (jugar al escondite) a elementos vegetales (limonero) y climatológicos (sol).

Se trata de una personificación de corte lúdico, que refleja la esencia del mundo infantil. Los niños son seres que buscan el placer inmediato. A estas edades solo quieren jugar, pasarlo bien, divertirse. No ven más allá. Lo importante es satisfacer sus necesidades aquí y ahora. Por eso el autor ha seleccionado una escena que tiene que ver con la realidad más cercana del niño (juego del escondite). 

Para captar la atención de los niños debemos recurrir a elementos que resulten vistosos, efectistas, sean coloridos, brillantes, se muevan y denoten diversión y juego. 

Estamos ante una Naturaleza motriz, formada por la unión de elementos (sol, limoneros, almendros...). Cada uno de estas entidades cumple un rol, una función. Si antes los almendros lloraban de felicidad, ahora son observadores y testigos de eventos celestiales trascendentales, que llaman la atención de los bebés: Y los almendros miraban por ver dormir a un lucero. 

La esfera celeste se mueve. Es normal que aparezcan y desaparezcan astros (el sol se pone, las estrellas se ocultan, la luna sale...). Todo esto genera fascinación en los niños, que lo ven como si fuera magia. Cuando una estrella se oculta en el cielo, esa estrella “se va a dormir”. Una manera metafórica bonita de describir el ciclo de la Naturaleza.

La topografía creada es de corte idílico e infantil. Por un lado, los elementos funcionan por separado, ya que cada uno de ellos ejerce una función (el almendro llora, el sol juega al escondite, los árboles miran a los luceros...). Es como un cuadro del Bosco. Hay muchos componentes/integrantes y el público los contempla separadamente. Sin embargo, después, hace una lectura en conjunto que le permite dotar de sentido a la pintura. Todos los elementos se unen y crean una estampa viva y humana, que representa la esencia del mundo infantil: un mundo bonito y feliz, donde todo es color, alegría y eternidad. No existe lugar para la crueldad, el odio, el dolor, la pena o la muerte. 

En el estribillo se rompe la melodía lenta y sosegada de las estrofas, para dar lugar a un derroche de fuerza y ritmo festivo y bailable. El yo poético exalta y elogia las cualidades positivas de su hija con la exclamación retórica: !Qué bonita, que es mi niña”, Qué bonita, cuando duerme. 

Los paralelismos crean un contexto de solemnidad: Pronombre exclamativo (Qué) + adjetivo positivo (bonita) + oración subordinada (Que es mi niña/ Cuando duerme). Para una madre, tener un niño es una experiencia gratificante. Su hijo es un ser trascendental y majestuoso. De ahí el tono elevado y arengoso que destila el estribillo. El yo poético celebra la existencia de la niña. Irradia alegría de vivir y júbilo

Los elogios quedan matizados con las comparaciones procedentes del mundo vegetal: Que parece una amapola entre los trigales verdes. Se trata de una escena que estéticamente resulta bella. El color rojo de la amapola contrasta con el verde del trigo. El hecho de imaginar en nuestra mente una estampa así genera placer visual-sensorial. Tanto el trigo como las amapolas son elementos bonitos, al igual que los niños pequeños. El adjetivo cromático es importante (amapola roja, trigal verde). El color representa la fuerza vital. Cuando algo es colorido está en su mejor momento, en una etapa de plenitud. Eso es lo que pasa con los niños, que están viviendo un momento idílico, donde todo es maravilloso. Su cuerpo está sano, son bellos por fuera, tienen toda la vida por delante, los tenemos alejados de todos los males, su infancia es feliz, no tienen preocupaciones...

Las nanas son canciones que tienden a crear mundos de hadas, de príncipes azules, de barquitos de vela, de caritas sonrientes, de almendros que ríen. A muchos de vosotros, seguramente esta copla os parezca empalagosa y ñoña. Sin embargo, las nanas, por esencia, son así. Un niño no podría dormirse con canciones truculentas o lacrimógenas. Si queremos dormir a un niño debemos hacerlo con canciones que se adapten a sus concepciones vitales, a sus sistemas de representación del mundo, a sus propias maneras de ver las cosas. En otras palabras: tenemos que ponernos al nivel de un niño y a sentirnos como ellos. Como decía William Blake, los niños pequeños están encerrados en una coraza o en una nube. Ya habrá tiempo de que bajen de ahí. Pero de momento, vamos a dejarlos, que son niños.

Métricamente los versos son octosílabos. La copla es reiterativa, ya que repite frases enteras e incluso estrofas. Tened en cuenta que los niños todavía no alcanzan una comprensión lingüística total. Debemos repetirles las cosas una y otra vez hasta que nos entiendan, y hablar de manera sosegada y lenta para que capten el sentido de nuestros mensajes. La canción es un reflejo de la comunicación materno-filial. La lentitud suele generar sueño (al fin y al cabo, la pretensión de las nanas es dormir a los niños).

Si obviamos las repeticiones, el análisis métrico es sencillo:

-La primera estrofa es una cuarteta: cuatro versos octosílabos que riman primero con tercero y segundo con cuarto (8a 8b 8a 8b). Las rimas son consonantes, para facilitar la musicalidad (cantaba-lloraba, dormía-alegría). Para los niños es más pegadizo la rima consonante que la asonante.

-La segunda estrofa y los estribillos son coplas (8- 8a 8- 8a): cuatro versos de ocho sílabas que riman el segundo con el cuarto (limonero-lucero, duerme-verde), mientras que primero y el tercero quedan libres (escondite-miraban, niña-amapola).