jueves, 23 de octubre de 2025

La mañana (Albano): el amanecer de un nuevo día que motiva el amor

De un icono de la música italiana como es Laura Pausini, pasamos a otro igual de importante: Albano. Hoy os traigo uno de sus primeros éxitos. El tema fue compuesto en 1968 por Ruggiero Leoncavallo y Vito Pallavicini. Se titula La mañana. 

El poema describe el bello amanecer de dos personas que se quieren en un mundo de ensueño. El sol se refleja en la mirada de ambos y sólo ilumina el día si están juntos. El amor da sentido y luz a la propia existencia. 

La canción se inspira en las alboradas de la lírica medieval provenzal. Una alborada es una composición en la que los amantes manifiestan su afecto y pasión a la salida del astro rey. En el folclore mexicano se conocen con el nombre de "mañanitas" y son serenatas matinales que canta el amado y la amada con la amanecida. El nacimiento de un nuevo día motiva, ilusiona y da energía a la relación. 

El yo poético se muestra agradecido a la vida tanto por la belleza física que contempla (el mundo que se cubre de colores a medida que el Sol ilumina) como por el hecho de tener a su lado a la persona que quiere. La pieza celebra el hecho de despertar, amar y sentir la presencia del otro como motor del día 



La aurora su sol va pintando
Al mundo cubierto de azul
Despierto y es otra mañana
Alegre, lo mismo que tú
Hay un ruiseñor que me canta
Y un carro se oye gemir
Y es otra mañana que nace
Y nace mi vida en ti
Y también tú, cual la mañana
Un sol reflejas en mi mirar
Si tú no estás, es todo noche
Donde tú estás hay el amor
Y junto a la iglesia yo paso
No entro, pues he de partir
Me acuerdo que rezo yo solo
Doy gracias por tenerte a ti
Y también tú, cual la mañana
Un sol reflejas en mi mirar
Si tú no estás, es todo noche
Donde tú estás hay el amor


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En los primeros versos se describe la iluminación paulatina del cielo a medida que el astro rey sale por el horizonte: la aurora su sol va pintando al mundo cubierto de azul

El amanecer se describe de forma viva y motriz gracias a la personificación, ya que un concepto de tipo inanimado (Aurora) realiza una acción propia de seres humanos (pintar). 

La aurora es el momento del día en que el astro rey todavía no ha salido por el horizonte, pero está muy cerca de emerger, por lo que los primeros rayos se empiezan a reflejar en el firmamento, haciendo que este pierda el toque negro de la noche y adquiere matices de azul oscuro. 

En términos científicos este fenómeno se conoce como "crepúsculo matutino". La luz es muy tenue en estos momentos del día, pero a medida que el astro rey asoma por el horizonte, el cielo se va aclarando. Llega un momento que el ojo humano puede ver el paisaje sin necesidad de iluminación artificial ya que el azul claro va cubriendo el firmamento. 

Fijaos que se recurre a un verbo creativo, asociado al ámbito artístico (va pintando). La aurora, que es una convección temporal abstracta (periodo anterior al amanecer) se presenta en el texto como ejecutora de una obra de arte. Es la encargada de pintar el mundo, de crearlo, de diseñarlo, de darle color. Como todo buen artista necesita herramientas e instrumentos. ¿Y cuál es el "medio" del que dispone para dotar de vida al entorno? El sol. El posesivo (su sol) expresa esta vinculación. La aurora necesita del sol para que el mundo pueda ser percibido por la humanidad. Sin la luz del sol no veríamos absolutamente nada.  No habría color. No habría vida. 

Como si de una obra de arte se tratara, la estructura sintáctica se representa a brochazos y pinceladas en función de la inspiración y la pasión del creador. Por eso, a veces, la creatividad supone transgredir y romper normas. De ahí la alteración de la sintaxis, la cual resulta confusa y ambigua: 

-Por un lado, el sintagma "su sol" funciona como circunstancial de instrumento, ya que es el medio que emplea la aurora para pintar al mundo. Por cuestiones métricas, el autor ha suprimido la preposición de vínculo: [con]su sol. 

-Por otro lado, "al mundo" funciona como complemento directo, ya que es el elemento efectuado. Es el objeto representado en la obra de arte: la aurora pinta al mundo. 

-El sintagma adjetivo "cubierto de azul" funciona como predicativo del complemento directo: 

-El verbo principal es la perífrasis de gerundio (va pintando) que expresa desarrollo o progreso. El acto de habla coincide de manera simultánea con el proceso de la amanecida. Mientras el yo se expresa, el sol va iluminando cada vez más. 

El hipérbaton resulta violento, ya que el circunstancial de instrumento (su sol) se adelanta al verbo (va pintando) y al directo (al mundo). Esto refleja el caos cromático del cielo en estos primeros momentos del día: el azul claro y oscuro convive con rojos, rosas o naranjas creando una paleta de colores variada

En los dos primeros versos el foco de la canción está en el espacio, es decir, en el paisaje, el escenario, el entorno (el sol, el mundo, el cielo azul...). En el tercer verso el enfoque pasa al yo poético. De ahí, la desinencia verbal de primera persona (despierto...). Se establece una jerarquía implícita. Primero está el mundo (Dios). Es lo más importante. Luego venimos nosotros (hombre). Primero despierta la naturaleza gracias a la luz solar. Luego despertamos nosotros. La belleza y el color del mundo nos despiertan del letargo del sueño.

La belleza de la estampa hace que la voz lírica manifieste ilusión, felicidad y buen humor ante la llegada del nuevo día: es otra mañana alegre lo mismo que tú. 

El indefinido (otra) va ligado al concepto cíclico de la naturaleza: hay día y noche. Cuando acaba el día llega la noche, y cuando acaba la noche llega al día. La noche sucede al día y el día a la noche. El hecho de que los días sean unidades segmentadas e independientes (nacen y mueren) suponen un aliciente para el ser humano, ya que cada nuevo día es una oportunidad para vivir cosas nuevas. A lo mejor un día nos toca llorar y sufrir, pero al siguiente podemos reírnos y pasarlo bien. Cuando nos levantamos de la cama siempre nos hacemos esta pregunta: ¿Qué ocurrirá hoy? Y eso es lo que da magia a la vida y hace que nos levantemos con los ánimos renovados. 

La actitud ante el nuevo día es de vitalismo para el yo poético. El encanto de la mañana se equipara al encanto de un alma enamorada: alegre lo mismo que tú. El mundo descrito es jovial, colorido, afable, bello, placentero. La situación anímica del yo poético es de júbilo y plenitud. Hay una correspondencia entre el mundo exterior y el mundo interior. El sol ilumina la naturaleza pero también la vida del yo. De ahí, que el protagonista se levante emocionado, con ganas de vivir.

El pronombre de segunda persona en el complemento comparativo (alegre lo mismo que tú) representa a la persona amada, la cual da sentido a nuestra vida. Es el concepto renacentista de amor que expresó Garcilaso o Petrarca: la pasión como energía vitalizadora y elemento purificador. Sin amor no hay vida. Espiritualismo en estado puro.

La naturaleza (mañana) aparece personificada, pues se le aplica un adjetivo que denota carácter o rasgo psicológico humano, tal como refleja el complemento predicativo (alegre)

Además, el entorno se representa de forma sensorial aludiendo a sonidos propios del amanecer: hay un ruiseñor que me canta, y un carro se oye gemir.

A primera hora de la mañana, sobre todo en verano, es normal escuchar el canto de las aves y pájaros. En la lírica popular medieval (por ejemplo, el romance de Fontefrida) el ruiseñor simboliza a un amante elocuente y apasionado, que hace todo lo posible por conquistar a la dama. Es una especie de galán. En este caso, el canto del ruiseñor puede estar relacionado con el amor (ya que acompaña a una pareja que está consolidada y estabilizada), pero también es una celebración al acto de vivir (empieza el nuevo día, siguen juntos y están vivos). Hay motivos para estar contentos y recrearse en la belleza visual y sonora del mundo. 

Mientras que el canto del ruiseñor representa el sonido natural, el ruido del carro representa el sonido de corte humano/material. El entorno es la suma de naturaleza y hombre. Los dos contribuyen a configurar el espacio. Ambos son necesarios, pero siempre aparece en primer lugar la creación divina (ruiseñor) y luego la invención artificial del hombre (carro). De nuevo, la jerarquía cristiana. Es la naturaleza la que despierta al hombre y no al revés. El dominio es de Dios. 

Un elemento inanimado/inerte (carro) realiza una acción propia de seres humanos (gemir) haciendo que el paisaje se humanice y vivifique 

Los amados son testigos de esta bella estampa sensorial gracias a las oraciones impersonales ya sean de tercera persona con el verbo haber (hay un ruiseñor) y de impersonal refleja con se (se oye gemir). 

La pareja da trascendencia a la relación equiparándose al funcionamiento de la naturaleza. Esto se ve en la anadiplosis: y es otra mañana que nace/ y nace mi vida en ti. El funcionamiento del ciclo natural (el día que nace) se pone al mismo nivel que el funcionamiento del amor (la pasión que nace de contemplar a otra persona)

El polisíndeton (y un carro...y es otra mañana...y nace mi vida...) crea un efecto motivante ya que se suman o añaden razones por las que merece la pena la existencia. 

El paso al estribillo se marca con una imagen de unión, propia de la mística (mi vida en ti). Se produce la combinación del posesivo en primera persona (mi vida) con la preposición de lugar y el pronombre de segunda persona (en ti). El amado aparece dentro la amada.

En la lírica espiritual tanto bíblica como áurea la pasión amorosa está simbolizada con elementos de luz y calor. En este caso, la amada es fuente de luz. El astro rey ilumina y da vida a la relación: y también tú cual la mañana un sol reflejas en mi mirar.

La comparación realza la magnitud del amor (cual la mañana) ya que el afecto de la pareja se equipara al poder de la naturaleza: el sol de la mañana ilumina el paisaje igual que la mirada de la amada al yo. 

La dualidad día-noche simboliza la presencia/ausencia de vida: si tú no estás es todo noche. Donde tú estás hay amor. 

La falta de luz (noche) nos evoca a la primera vía de la mística, que es la vía purgativa. En esta etapa las almas se encuentran separadas y perdidas en medio del vacío. Al no haber una fuente lumínica, resulta imposible la percepción física y sentimental de los entes. La vida deja de tener sentido si desaparece la figura de la amada (si tú no estás es todo noche). El uso del presente de indicativo tanto en la prótasis como en la apódasis de la condicional, universaliza el mensaje convirtiéndolo en certeza o verdad. 

En cambio, la presencia de la luz (mañana) se identifica con la tercera vía, que es la vía unitiva. Gracias a la iluminación del sol, las almas se perciben tanto a nivel físico como emocional. Se fusionan en un solo ente. En definitiva, surge el amor, que da sentido a la vida: donde tú estás, hay el amor. Otra vez se recurre a tiempos de presente tanto la subordinada de lugar (estás) como la principal (hay).

Fijaos en las antítesis ya sean en forma sintáctica (estás/no estás) o léxica (amor/noche). La oscuridad y la no presencia de la amada simboliza el caos, la amargura, la tristeza., la depresión, el vacío. La luz y la presencia de la amada representa el orden, la armonía, la plenitud, el sentido. 

En la tercera estrofa se introduce un contexto de espiritualidad, influido por el pensamiento cristiano. El yo poético se encuentra con una iglesia, la cual representa el lugar sagrado: y junto a la iglesia yo paso. En la tradición católica es el templo, el lugar de la celebración litúrgica y la eucaristía.: 

De nuevo, en la estructura sintáctica se antepone el circunstancial de lugar que alude al elemento divino (junto a la iglesia...) mientras que el sujeto, que es el elemento humano, se pospone junto al verbo (yo paso...). El hipérbaton refuerza la corriente de pensamiento teológico. 

Sin embargo, el yo poético no necesita pasar a la iglesia (no entro, pues he de partir). La fe la expresa en la gratitud íntima por el amor: me acuerdo que rezo, yo solo doy gracias por tenerte a ti. Amar es una forma de rezar, de conexión divina. Para demostrar amor a Dios y a la vida no hace falta participar en ceremonias ruidosas y pomposas. La parafernalia sobra. El erasmismo del siglo XVI decía que era una cuestión de actitud. El sentimiento se demuestra de forma intimista y permanente. No es necesario ir a una procesión o darte latigazos en la espalda llorando y berreando cual mártir en Semana Santa. 

La fe se puede expresar de forma más discreta y silenciosa, como sucede en esta canción, rezando para sí mismo e interiorizando ese sentimiento de gratitud: estar agradecido a la vida por todo lo que nos da: una mañana preciosa, unos paisajes preciosos, unas personas preciosas...

El yo poético no necesita rodeos para decir que no necesita ceremoniales. Simplemente con una oración breve negada (no entro) y una subordinada causal con una perífrasis verbal de obligación (he de partir)

Por cuestiones métricas, se produce un queísmo: me acuerdo que rezo. Lo gramaticalmente corrector es "me acuerdo de que rezo". El verbo acordarse rige la preposición "DE". Esto da fluidez y naturalidad al discurso del yo, que no necesita crear un contexto de polémica por no entrar a la iglesia. Lo importante es el sentimiento de fe. Lo vive desde dentro. No necesita demostrarlo pasando al templo. 

Es adverbio (solo doy gracias...) crea una sensación de humildad y desnudez. Se puede creer en Dios sin tanto aparataje escenográfico o escénico. Simplemente dando las gracias o rezando. Se puede hacer en cualquier momento y lugar. No hace falta ir a Lourdes o hacer una peregrinación a Santiago. 

El agradecimiento a la vida no se debe a motivos materiales (riqueza, trabajo...) sino espirituales: tener a tu lado a una persona a la que quieres un montón y con la que vas a pasar tu vida. La acumulación de marcas de segunda persona (tenerte, ti) enfatiza la necesidad de unión y vinculación con otras almas. En soledad la viene no tiene sentido. 

Los versos son eneasílabos. En las estrofas se produce asonancia entre los versos segundo y cuarto (ti - gemir), mientras que el primero y el tercero van por libre (pintando-mañana). En los estribillos no hay rima.


miércoles, 15 de octubre de 2025

La soledad (Laura Pausini): el fin del amor por circunstancias que escapan de nuestro control

Este mes de octubre va a estar dedicado a la canción italiana. Hoy analizamos el tema que aupó a Laura Pausini como cantante de éxito internacional en el festival de San Remo de 1993. Fue compuesto por  Angelo Valsiglio y Pietro Cremonesi junto a las aportaciones de Federico Cavalli. 

La letra posee tintes autobiográficos ya que la artista ravenesa tuvo un romance con un chaval llamado Marco. El noviazgo acabó mal, ya que el chico fue infiel a Laura con otra muchacha. Aunque el poema no hace hincapié en los aspectos morbosos de la relación y da una visión más edulcorada (la culpa de la ruptura no fueron los "cuernos" sino que el padre de Marco cambió de ciudad y trabajo, obligando a la pareja a separarse), sí refleja el dolor por la ausencia y el recuerdo constante de lo vivido. 

Con estos datos, me imagino que sabréis de qué canción hablamos: La soledad. 




Marco, se ha marchado para no volverEl tren de la mañana llega ya sin élEs solo un corazón con alma de metalEn esa niebla gris que envuelve la ciudad
Su banco está vacío, marco, sigue en míLe siento respirar, pienso que sigue aquíNi la distancia enorme puede dividirDos corazones y un solo latir
¡Quizás, si tú piensas en mi!Si a nadie tú quieres hablarSi tú te escondes como yoSi huyes de todo y si te vas
Pronto a la cama sin cenarSi aprietas fuerte contra tiLa almohada y te echas a llorarSi tú no sabes cuánto malTe hará la soledad
Miro en mi diario tu fotografíaCon ojos de muchacho un poco tímidoLo aprieto contra el pecho y me parece queEstás aquí, entre inglés y matemáticas
Tu padre y sus consejos qué monotoníaPor causa del trabajo y otras tonteríasTe ha llevado lejos sin contar contigoTe ha dicho: "un día lo comprenderás"
¡Quizás, si tú piensas en mi!Con los amigos de verasTratando solo de olvidarNo es nada fácil la verdad
En clase ya no puedo másY por las tardes es peorNo tengo ganas de estudiarPor ti, mi pensamiento va
¡Es imposible, dividir asíLa vida de los dos!Por eso espérame, cariño míoConserva la ilusión
La soledad entre los dosEste silencio en mi interiorEsa inquietud de ver pasar asíLa vida sin tu amor
Por eso espérame, porqueEsto no puede sucederEs imposible separar asíLa historia de los dos
La soledad entre los dosEste silencio en mi interiorEsa inquietud de ver pasar asíLa vida sin tu amor
Por eso espérame porqueEsto no puede sucederEs imposible separar asíLa historia de los dos
La historia de los dosOh, oh-oh-oh-ohOh, oh-oh-oh¡La soledad!
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Los primeros versos describen una secuencia de logros y acciones irreversibles: una vez se producen, no hay vuelta atrás. No es posible cambiar el rumbo de los acontecimientos. La separación es un hecho más que evidente: Marco se ha MARCHADO para NO VOLVER. Se ha producido un cambio de estado en la relación: de estar juntos han pasado a no estarlo. La oración subordinada final (para) y la negación del infinitivo (no volver) crean una sensación de certeza (es cien por cien seguro) y crudeza (nunca más se van a volver a ver). Es un comienzo durísimo, con una sintaxis breve pero contundente.

El mundo permanece impasible ante la ruptura de los jóvenes ya que sigue funcionando. La rutina no se altera. Aunque el yo poético lo está pasando mal por la ausencia, la vida sigue su curso tal como expresa la estampa cotidiana de la estación de cercanías (el tren [...] llega ya sin él) y el sustantivo de segmento temporal que configura una frecuencia/reiteración (tren DE LA MAÑANA). La protagonista tiene que acostumbrarse a una nueva vida, manteniendo sus hábitos (ir a clase, estudiar, coger el tren...), pero sin su pareja, tal como expresa el sintagma preposicional con función de complemento circunstancial modal (sin él). La preposición sin expresa carencia, privación, no compañía. En definitiva, soledad. 

La metáfora del tren como carcasa metálica denota frialdad: el entorno no se conmueve por la pena del yo poético: es solo un corazón con alma de metal. El acero del tren es un elemento inerte, sin color, frío. Se limita a cumplir una función (llevar a la gente a su lugar de trabajo) y no siente ni empatiza ni sufre con los problemas humanos. Al mundo le da igual los sentimientos de la protagonista

De ahí que se pinte una escena en blanco y negro, sin alma, sin calidez, sin belleza: en esa niebla gris que envuelve la ciudad. La voz lírica ha perdido la alegría, la felicidad, las ganas de vivir, la ilusión. No puede ver un paisaje colorido ni amable. Nuestra percepción del mundo depende de cómo nos sintamos en ese momento, de nuestro estado anímico y situaciones personales. 

En el lenguaje de la mística la niebla va ligada a la vía purgativa, que es cuando Dios y el amado están separados físicamente. La niebla impide la visión y se convierte en símbolo de la soledad del alma, que se encuentra perdida en medio de la nada. De hecho, el léxico es de corte nihilista (su banco está vacío).

Se produce una antítesis entre la ausencia física del amado en el mundo material/tangible que rodea a la protagonista (su banco está vacío) y su presencia en la mente/memoria/recuerdo (Marco sigue en mí, Le siento respirar, pienso que sigue aquí...). Aunque la relación ha muerto, el sentimiento de amor al chico sigue vivo. Recordad a Cernuda: amar es permanecer en la mente de otro. Recordar a una persona es el mayor gesto para demostrar cariño y afecto. 

La representación unitiva de los amantes (sigue en mí), el verbo sensorial (siento respirar) y la oración subordinada de complemento directo que configura la fantasía (pienso que sigue aquí...) impiden que el amor se apague. 

La acumulación de marcas de primera persona es evidente, ya sea en forma de pronombre (en MÍ) o desinencia verbal (siento, pienso). La voz lírica ancla al amado en el presente cercano (aquí) pese a que forma parte del pasado. 

El yo poético se niega a aceptar la realidad de la separación. La negación es la primera fase del duelo. A los seres humanos nos cuesta asimilar las pérdida y recurrimos al mecanismo de defensa de negarnos a creer lo que ha pasado. 

En este caso, la amada personifica un concepto de la física (ni la distancia enorme puede dividir dos corazones...) con el fin de rebelarse ante el funcionamiento del mundo y de la naturaleza. Un elemento inanimado (distancia) realiza una acción destructiva y propia de la crueldad humana (dividir corazones). Las leyes del sentido común y la lógica nos dicen que la separación física de los amados contribuye a desactivar los sentimientos: menos roce, menos interacción = menos cariño, menos pasión. La lejanía, queramos o no, es un obstáculo importante ya que al no ver a tu pareja, la llama es menos intensa. 

La chica no asume esa realidad y sigue representando las almas de forma fusionada como en la tercera vía de la mística, que es la vía unitiva: dos corazones y un solo latir. Los numerales (dos, uno) marcan el concepto de unidad de la pareja en el contexto del sentimiento, aunque no de la presencia física. 

Aferrarse a objetos y elementos del entorno que le recuerden al amado es una forma de mantener viva la relación, tal como sucede al inicio de la segunda estrofa cuando la protagonista contempla la foto de su novio. En el amor cortés provenzal la interacción con pertenencias de la otra persona generaba emoción: miro en mi diario tú fotografía. El paralelismo refuerza el anhelo de permanencia: posesivo en primera persona + sustantivo de soporte de escritura (mi diario); posesivo en segunda persona + sustantivo de soporte de imagen (tu fotografía). 

La imagen del amado combina rasgos físicos (con ojos de muchacho) y rasgos psicológicos (un poco tímido) generando su retrato, del cual no se aparta la protagonista. Se niega a olvidar a su novio. 

Esta insistencia y ese anhelo en grado máximo le lleva a humanizar un elemento inerte (lo aprieto contra el pecho). La chica no para de abrazar la foto del chico en busca de consuelo con el fin de atenuar las penas y conseguir con el poder de su mente acercarlo al plano de la realidad (estás aquí entre inglés y matemáticas). 

El adverbio de lugar (aquí) representa el presente, el momento actual, que es el instituto. De hecho, se mencionan dos asignaturas escolares típicas (inglés y matemáticas). Si el muchacho no se hubiera ido lo normal es que ambos estuvieran en clase, y no llorando porque el otro no está. A pesar del poder mental de la muchacha es imposible alcanzar la plenitud. De ahí el verbo de apariencia (parece...). No es lo mismo contemplar una foto que a la persona misma. Simbólicamente lo puedes hacer, pero el resultado emocional no es igual. No escuchas su voz, no ves su gesto, no ves su expresión facial, no lo puedes tocar...

Finalmente el yo poético reprocha al padre de Marco haber cambiado de ciudad y de trabajo. Considera que es el principal culpable de que se hayan separado: tu padre y sus consejos qué monotonía por causa del trabajo y otras tonterías, te ha llevado lejos sin contar conmigo. Te ha dicho un día lo comprenderás

La protagonista da su opinión, hace un juicio de valor mostrando su disconformidad ante la decisión del padre de trasladarse a otro lugar (qué monotonía). El sustantivo monotonía denota aburrimiento, tedio, pereza. Pensad que los novios son menores de edad y están bajo la custodia de los padres. Los padres toman decisiones buscando el bien de los hijos. Lo normal es que el papá de Marco quiera prosperar. Lo normal es que gane más dinero con su nuevo empleo y la familia pueda mejorar sus condiciones de vida

Ante un cambio tan trascendente, los padres intentan justificar las razones una y otra vez. De ahí lo de la monotonía. Seguramente el progenitor le explicaría a su hijo que es por su bien, tal como expresa en el estilo directo libre (te ha dicho un día lo comprenderás). El padre lo repetiría mil veces y los chavales, que solo piensan en lo suyo no lo entenderían y les parecería un coñazo tomar esa decisión. 

De hecho, la voz lírica minusvalora las razones del padre empleando un léxico casi despectivo y banal (por causa del trabajo y otras TONTERÍAS).

El amado queda cosificado: te ha llevado lejos sin contar conmigo. Al ser un menor de edad, el chaval no tiene autoridad para decidir sobre su vida. Solo le queda oír, ver y callar. No puede rebelarse. En la concepción juvenil (es decir, inmadura) de la protagonista queda como un pelele/muñeco en manos de los padres: lo traen y lo llevan de un lado a otro sin tener en cuenta sus sentimientos.

Los jóvenes por naturaleza son egocéntricos. Piensan en satisfacer sus deseos inmediatos aquí y ahora sin ver más allá. La pareja se siente incomprendida. Es como si no tuvieran voz ni voto tal como refleja la oración subordinada modal (sin contar contigo). Cuando estás en la pubertad el centro de tu vida son los amigos, los novios, las consolas, los botellones. No piensas en tu porvenir, en tu futuro, en tu carrera o en tus inquietudes laborales. Ellos se quejan de que se les ha arrebatado algo supertrascendental y que se está siendo muy injusto. El egoísmo, la inocencia y la falta de rodaje vital les impide entender lo que ha pasado. Ellos lo ven como un ataque de los padres. Para la muchacha, la principal preocupación de su vida es Marco, y se lo han quitado. Por ende, se genera el duelo. 

En el estribillo la protagonista abre una hipótesis que genera un halo de esperanza: quizá si tú piensas en mí...El adverbio de duda (quizá) genera un contexto de posibilidad, pero nunca de seguridad o certeza. El yo busca consuelo en que el amado también lo esté pasando mal y se encuentre en la misma situación que ella. Lo que ocurre es que eso es un deseo/anhelo de la protagonista más que una evidencia. No hay pruebas que demuestren que el chaval también esté jodido. No lo sabremos nunca. 

Los amantes están separados en el espacio geográfico. Al estar alejados uno de otro no interactúan de la misma manera que antes. Ya no hay muestras físicas y materiales del amor (besos, abrazos, caricias, te quieros a la cara...). La carencia afectiva afecta al estado de anímico y la autoestima. Entonces, en ese momento surgen las inseguridades y las dudas: ¿Estará él fastidiado como yo? ¿O se habrá olvidado de mí? ¿Me querrá? ¿Cómo se encuentra él? La falta de información y la ausencia dispara el pensamiento y abre todo tipo de escenarios tanto esperanzadores como pesimistas. 

El yo poético se dirige a su amado ausente con las marcas de segunda persona ya sea pronombres (tú) o desinencias verbales (piensa-s).

¿Cuál sería el contexto ideal y deseado? Que el novio también lo esté pasando mal, ya que eso significa que el amor es verdadero. Si hay dolor y pena es porque antes ha habido pasión. Por eso, la protagonista hace un ejercicio de introspección y autoanálisis que debería ser común a ambos. Lo esperable sería que los dos compartieran el camino del duelo: tener que afrontar una nueva vida uno sin el otro, adaptar las rutinas a la ausencia de la pareja, acostumbrarte a la soledad, y convivir con la pérdida de manera que puedas llevar una vida lo más sana y normal posible. 

La protagonista resalta la dificultad para asimilar la nueva realidad. Superar un duelo es un proceso muy largo y complejo: con los amigos de veras tratando solo de olvidar no es nada fácil la verdad. 

Refugiarse en las relaciones sociales (amigos, trabajo, familia...) es una terapia de manual que muchos psicólogos predican. Distraerse con los colegas es una manera de que la mente se olvide de esa persona y atenúe la obsesión. Lo que pasa es que es más fácil decirlo que hacerlo. El cuantificador (nada fácil) y el léxico filosófico (la verdad) realzan lo difícil que resulta asumir la ausencia de otra persona de forma sincera y natural. 

El yo poético expresa su dolor en escenas cotidianas: en clase ya no puedo más y por las tardes es peor. No tengo ganas de estudiar.

La tristeza le impide concentrarse en sus obligaciones diarias. En este caso, se trata de un amor juvenil. Los amados van al instituto, estudian, asisten a clase. La pena por la separación afecta a las rutinas, que son las propias de los adolescentes. De ahí que no puedan concentrarse en las tareas escolares o rendir académicamente. En este segmento predomina un léxico escolar (clase, estudiar...). El adjetivo en grado superlativo magnifica el malestar anímico de la chica (es peor). 

El dolor se traduce en falta de energía vital (no tengo ganas de estudiar...). La principal preocupación de un chaval adolescente deberían ser sus estudios, obtener buenas notas, prepararse para su futuro. En este caso la ruptura eclipsa todo lo demás. Su ánimo está completamente apagado. No puede desarrollar su vida de una forma "normal". La ausencia y el recuerdo la carcomen. Todo lo que hace o piensa acaba volviendo a Marco. Su mente está dominada por el recuerdo del amado: por ti mi pensamiento va. 

El hipérbaton es violento y refleja la perturbación emocional de la chica. El complemento regido (por ti) se antepone al sujeto (mi pensamiento) y está separado del verbo (va). La primera posición oracional la ocupa el amado, que es el centro de su vida en el momento de entablar el acto comunicativo. Marco es el protagonista de su película. No puede concebir la existencia sin el amado. Los amigos, la familia, los estudios resultan insuficientes. No le satisfacen. La plenitud solo la da el amado, que es su Dios. 

La protagonista contempla impotente cómo su vida ha dado un vuelco de la noche a la mañana. Debido a las circunstancias, un día su amado está y al siguiente no está. Ante esto solo le queda llorar, gritar o lamentarse. La exclamación retórica es una manifestación de la queja: Es imposible dividir así la vida de los dos. 

El tratamiento material (dividir) de un concepto abstracto (vida) simboliza la crueldad, la barbarie y lo injusta que es la vida. El adjetivo negativo de certeza (imposible) pone de manifiesto el choque entre la realidad (ausencia, soledad) y el deseo (presencia, unidad). Los hechos se desarrollan de forma que se rompen las expectativas de la muchacha. Ella cree que Marco es el amor de su vida, estará ahí siempre, se casarán, vivirán felices y comerán perdices. De pronto, ese esquema se rompe cuando el padre decide cambiar de trabajo. Ella veía la relación como algo inquebrantable/férreo/agarrado. No es así. El castillo de naipes se ha venido abajo sin esperarlo. 

La amada no puede concebir una vida separada de su Marco porque siente que están unidos. El amor es inherente, connatural. Circunstancias externas que escapan de su control han provocado la separación. No se puede detener el ciclo de la naturaleza. Por eso siente que se ha cometido una injusticia ya que los dos están hechos el uno para el otro y no pueden funcionar por separado. 

En los últimos versos del estribillo hay una súplica en forma de imperativo (espérame cariño mío...). La chica le pide al chico que no la olvide, que mantenga la esperanza (conserva la ilusión). 

El posesivo-vocativo (cariño mío) expresa pertenencia tal como se hacía en al amor cortés provenzal. El amado es una posesión que forma parte de su vida. 

Aunque físicamente estén separados, el yo poético está convencido de que el amor es eterno y el hecho de recordar a la persona que quieres es la mejor manera de expresar la pasión y el cariño que se tiene. Es posible mantener vivo ese amor a través de la mente y el pensamiento, los cuales pueden vencer a la distancia. 

El segundo estribillo mantiene la esencia del primero con estampas cotidianas en anáfora que reflejan el dolor de la pareja por la ausencia del otro: si a nadie tú quieres hablar/ si tú te escondes como yo/ si huyes de todo/ si te vas a la cama sin cenar/si aprietas fuerte contra ti la almohada y ye echas a llorar/ si tu no sabes cuánto mal te hará la soledad.

Llevar el duelo no es fácil. El adelantamiento del objeto directo (a nadie) a la perífrasis verbal (quieres hablar) refleja el carácter íntimo y personal del sufrimiento. Es un proceso individual. La gente necesita asimilar lo que ha pasado y para eso debe alejarse del bullicio y del agobio social. 

Otras personas consideran que sus sentimientos no serían entendidos por los demás. Lo que para nuestro ser es algo trascendental, para el vecino puede resultar banal y ridículo. Por eso, una postura clásica en esto de las emociones humanas es ocultar por miedo al que dirán (te escondes como yo).

También hay gente muy vergonzosa a la que no le gusta dar explicaciones o decir como se siente porque los temas del alma son un tabú. En estos casos, los individuos prefieren alejarse del foco y meterse en la coraza (si huyes de todo...). Ante un problema o conflicto hay personas que evitan enfrentarse a él de manera directa y creen que lo mejor es hacer como si nada pasara, cuando realmente tienen la pena ahí metida. 

En contextos de duelo los placeres sensoriales y/o la satisfacción de necesidades primarias desaparecen (si te vas pronto a la cama sin cenar....). La protagonista no quiere comer, y en lugar de estar un rato con sus padres viendo la tele y pasar un rato agradable, prefiere terminar el día cuanto antes y acostarse

¿Más opciones? Expresar la pena de una manera física, ruidosa. En otras palabras, desahogarse con uno mismo: si aprietas fuerte contra ti la almohada y te echas a llorar....De nuevo, la estructura sintáctica se altera con el fin de expresar el desasosiego emocional: el predicativo (fuerte) se adelanta al directo (la almohada), y el régimen queda en medio (contra ti). 

Cada oración subordinada condicional representa un síntoma de la "enfermedad anímica" de la amada. El diagnóstico queda resumido en el último verso (si tú no sabes cuánto mal te hará la soledad). La pérdida es un hecho traumático, pero el daño lo provoca la ausencia del otro, la no presencia, la falta de otredad... Lo más difícil es acostumbrarse a estar sin la otra persona, es decir, a la soledad (que es la que da título al tema). 

Como veis, el abanico de conductas de la protagonista ante el duelo es muy amplia: se camufla, llora, no come...Al fin y al cabo es un trasunto de cualquier ser humano que pasa por ahí. Algunos llevamos las cosas de manera silenciosa. Otros necesitan desahogarse con amigos. Otros se enfadan con el mundo y agrían el carácter...Cada persona es un mundo. 

Los coros del estribillo hacen un efecto eco de las ideas del yo poético, reforzando y repitiendo lo que ya ha dicho anteriormente: la soledad entre los dos, este silencio en mi interior, esa inquietud de ver pasar así la vida sin tu amor, espérame porque esto no puede suceder, es imposible separar así la historia de los dos

El léxico sigue siendo nihilista (soledad, silencio, la preposición sin en sintagmas como "sin tu amor"). Aun así la protagonista se resiste a asumir la realidad tal como expresa el demostrativo neutro negado  (esto no puede suceder) o la copulativa con sujeto oracional (es imposible separar así la historia de los dos). Esto nos indica que el yo poético está atravesando el duelo y todavía le queda mucho trabajo hasta superarlo y asumir la pérdida. El sentimiento y la pertenencia son tan fuertes que le cuesta digerirlo (esa inquietud de ver pasar así la vida sin tu amor). La protagonista no puede concebir que pasen los días y él no esté con ella. Todavía cree que es posible el reencuentro. 

Respecto a la métrica, predominan los versos de arte mayor. En las estrofas se producen pareados con rima asonante (volver-él, metal-ciudad), mientras que los estribillos van por libre



martes, 23 de septiembre de 2025

La tronada (La ronda de boltaña): reivindicando la identidad aragonesa

De la balada romántica pasamos al folclore reivindicativo. Corría el año 1998 cuando uno de los grupos más famosos de música popular aragonesa, la ronda de Boltaña, lanzaba al mercado su disco "Banderas de humo". De forma instantánea, uno de sus temas se convirtió en un himno para la comunidad maña. Hablamos de La tronada. 

La poética letra de Manuel Domínguez y la melodía de Miguel Sorribes calaron en el corazón de todos los aragoneses. El estribillo no solo constituye una oda a Aragón, sino también la metáfora del despertar colectivo del pueblo, que en lugar de resignarse a aceptar la historia busca satisfacer sus aspiraciones y hacerse cada día más fuerte. 




Con la tronada, ¡ven a rondar!que ya se ve relampaguear,Si sopla aire de puerto, ¡la que se va a armar!...
¡Tú dale al guitarrico, zagal!,las gotas llevarán el compás.¡Buen tiempo pa rondar, rondar y no parar!
Rondar para decir que no nos van a sacar de aquí;tu tierra estará viva , mientras viva en ti.Rondar para decir con la voz de la lluviacosas que yo solo no te sé decir.
Rondar para decirte, país, mil palabras de amor;si un trueno las apaga, ¡mejor que mejor!.Tú mira bien mis labios, ¡verás qué misterio!:pronunció ""Sobrarbe"", y digo ""¡Aragón!
Tienes nombre de río, pequeña naciónagua del Pirineo que al mar no llegó.Encontraste tu lugar , una tierra a la que amary has llegado a olvidarte del mar.
Somos un pueblo de agua en un seco país;abrazados a un río queremos vivir.No veremos nunca el mar, como no echemos a andar.¡Vamos juntos, que se oye tronar!
...
Con la tronada, ¡ven a rondar!,¡Que cante todo el que ha de cantar!seremos los heraldos de la tempestad.
En cuanto el viento quiera soplara Tierra Baja hay que marchar.¡Banderas desgarradas volved a ondear!
Ejército de lluvia, en la noche se te oye llegarpor sierras y llanadas hacia la ciudad.Las piedras que hace siglos te esperan insomnesentre ellas se ponen a cuchichear.
El Ebro les escucha contarse delirios de amor:que vuelve a conquistarlas ""su Batallador"".""¡Ya están aquí otra vez aquellos montañeses!""""...¿O es esa tronada que grita: ¡Aragón!""
Tienes nombre de río, pequeña naciónagua del Pirineo que al mar no llegó.Encontraste tu lugar , una tierra a la que amary has llegado a olvidarte del mar.
Somos un pueblo de agua en un seco país;abrazados a un río queremos vivir.No veremos nunca el mar, como no echemos a andar.¡Vamos juntos, que se oye tronar!
...
Con la tronada, ¡ven a rondar!y haremos las ventanas temblar,¡Tambores de Calanda detrás del cristal!...
¿Qué pasa con la trompa, zagal?pa mi que hay truenos que suenan más.Como el Moncayo sople ¡verás que es soplar!
Como el Moncayo sople verás un bajel navegar;surcando la tronada, su rumbo buscar.Bajel de nubes negras, bajel almogávar¡déjame ir contigo por el ancho mar!.
Ancho mar de sueños que juntos soñamos tú y yo-romper siento sus olas en mi corazón-.Pon rumbo a Neopatria, o lee en mis labios:la patria que sueñas se llama Aragón.
Tienes nombre de río, pequeña naciónagua del Pirineo que al mar no llegó.Encontraste tu lugar , una tierra a la que amary has llegado a olvidarte del mar.
Somos un pueblo de agua en un seco país;abrazados a un río queremos vivir.No veremos nunca el mar como no echemos a andar""¡Desperta, Ferro !"", ¡Que te oigan tronar!

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Para entender este poema es necesario conocer el contexto histórico que vivió la corona de Aragón allá por 1147. Alfonso el Batallador (es decir, Alfonso I de Aragón, rey de Aragón y Pamplona) tuvo como máxima aspiración la conquista del valle bajo del Ebro. ¿Su objetivo? Buscar una salida natural al mar Mediterráneo que sirviera de trampolín para hacerse con el control de todo el litoral este de la península (reino de taifas de Valencia, Denia y Murcia). 

Las ambiciones de este monarca chocaron contra las de Ramón Berenguer IV, conde Barcelona, el cual tomó la delantera gracias a su espectacular ejército invadiendo la ciudad de Tortosa. La toma de la urbe tarraconense por parte de Cataluña fue decisiva para impedir la expansión de Aragón por la costa. De esta manera, el reino maño se quedó sin su ansiada apertura al mar, teniéndose que conformar con las tierras secas del interior (Zaragoza, Huesca, Teruel). 

Ocho siglos después muchos aragoneses viven con la "espinita" de que su nación podía haber sido una gran potencia mediterránea si no llega a interponerse este conde catalán. 

El estribillo de La tronada habla del espíritu soñador, del orgullo y la resistencia del pueblo maño que en lugar de llorar, apenarse o conformarse ante la adversidad de ser una región de "segunda división", expresan la satisfacción por su cultura, sus tradiciones, sus cantes, sus señas de identidad y sus paisajes, y viven con la convicción y la fe de que algún día se dará la vuelta a la tortilla, cambiará el curso de la historia y entre todos conseguirán prosperar la nación y que se convierta en una región a la altura de su pasado. En vez de asumir la derrota o regocijarse en el melodrama (qué injusticia, qué desastre...), el yo poético confía ciegamente en que la salida al mar se convertirá tarde o temprano en una realidad para el pueblo de Aragón. 

La voz lírica se dirige al pueblo aragonés mediante la marca de segunda persona (tieneS nombre de río) y el apóstrofe o vocativo (pequeña nación). Se trata de un monólogo, ya que no hay respuesta, y además no se habla a una persona concreta, sino a una entidad colectiva (el pueblo aragonés).

El adjetivo de cualidad física (pequeña) tiene connotaciones espirituales, ya que no se habla del tamaño de la comunidad, sino de su esencia. El vocablo "pequeño" tiene dos acepciones:

-Por un lado, un matiz afectivo y cariñoso del que sentirse orgulloso.

-Por otro lado, la consideración de que Aragón todavía no ha alcanzado el estatus que merece. Durante la Edad Media se daban todas las condiciones para convertirse en superpotencia mediterránea pero por casualidades de la historia (auge de un pez gordo como Cataluña) al final se quedó en una región menor que no posee el prestigio o reconocimiento deseado. El yo poético tiene la esperanza de que esa nación pequeña se convierta en grande. 

Aragón ha nacido para ser un pueblo de mar. Lo lleva en la sangre. Es su cualidad innata. Estuvo cerca de serlo en el pasado y por una serie de circunstancias concretas no culminó su aspiración. Al final, se tuvo que conformar con algo más modesto tal como se expresa en la metáfora nominal (tienes nombre de río...). Un río no posee las connotaciones de grandeza/epicidad/majestuosidad del mar.

La aposición con la metáfora acuática representa el deseo frustrado, la aspiración no conseguida: agua del Pirineo que al mar no llegó. Aragón se tuvo que conformar con el sector del alto Ebro, la zona más pegada a la cordillera pirenaica. No ha podido asentare en la costa. 

La no consecución del deseo no ha impedido el amor y el orgullo a la patria, ya que el pueblo aragonés consiguió estar a gusto en el interior, y poder desarrollar su vida durante siglos. Aunque no era lo que se quería inicialmente, la gente logró su felicidad en esta zona más recóndita y están orgullosos de ella, tal como se expresa con el posesivo de vinculación (encontraste TU lugar) y la aposición (una tierra a la que amar). Sea en un sitio u otro, la identidad y la dignidad se han alcanzado, y el éxtasis por las raíces está vigente. Puede más el sentimiento de pertenencia que la rabieta por no haber conseguido algo (has llegado a olvidarte del mar). Se han adaptado al nuevo entorno de manera óptima. 

Aun así, el yo poético reconoce que la espinita sigue clavada y aunque parezca que hayan renunciado al mar, ellos no olvidan el pasado y que su naturaleza sigue siendo la de potencia marítima: somos pueblo de agua en un seco país. La antítesis (agua/seco) contrapone el deseo (mar) con la realidad (secano), el pasado (cuando se estuvo a punto de acariciar el sueño saliendo al mar) con el presente (se han tenido que quedar con el interior). 

A pesar de la adversidad ellos muestran su voluntad de querer y mantener ese nuevo territorio, tal como se expresa con el participo de unión (abrazados a un río) y el verbo de afección (queremos vivir). La historia del pueblo aragonés va ligado al río Ebro. Lo que ha pasado es que en lugar de vivir en tierras bajas cerca del mar les ha tocado asentarse en las tierras altas, pero en ambos casos, el Ebro forma parte de sus vidas. 

El espíritu de lucha no desaparece pese al conformismo. El hecho de que haya una espinita clavada en el corazón del pueblo aragonés hace que surja un espíritu de lucha, de no perder la esperanza. No hay una renuncia a esas aspiraciones marítimas. La oración subordinada condicional invita a la acción, a no estar indiferente, a no quedarse dormido, a no olvidar el tema del todo: no veremos nunca el mar como no echemos a andar...

El yo poético habla en primera persona de plural (veremos, echemos...), rasgo típico de la lírica social o comprometida de los años cincuenta. Es una manera de animar al pueblo y remover las consciencias: la abulia o la inacción son negativos. Se puede hacer algo para cambiar la situación. Es compatible amar el interior (no se avergüenzan de vivir en una zona de secano) y a la vez poder cumplir ese ideal de Aragón con salida al Mediterráneo

La exclamación retórica es un grito a la lucha: Vamos juntos que se oye tronar! La tormenta funciona como metáfora de la fuerza, el poder latente y el despertar del pueblo aragonés. Para reivindicar algo es necesario dar ruido, captar la atención, hacerse notar. No se puede hacer desde el silencio y la quietud. Un trueno, por naturaleza es un fenómeno estridente y fragoroso. Su sonido se expande con facilidad en el entorno y llega a muchos oídos. Un relámpago supone una descarga eléctrica que ilumina de forma repentina un lugar. Por si solo es un elemento llamativo y provocativo. La tormenta es una llamada a la lucha, al levantamiento colectivo para provocar un cambio de mentalidad. 

La idea de Aragón como superpotencia mediterránea está bastante arraigada en la sociedad aragonesa. No obstante, la batalla es intelectual. No se hace desde la violencia, la guerra, el rencor o el enfado. No es una tormenta destructiva, sino constructiva, ya que representa la energía de Aragón cuando se une (como un ejército de lluvia que avanza). Las armas que se utilizan son elementos típicos del folclore, la cultura y la música popular aragonesa: con la tronada ven a rondar. 

La música de rondalla es típica de los contextos festivos. La gente la canta en las calles delante de sus vecinos, familia y amigos. La mejor manera de mantener viva la identidad aragonesa es conservar las tradiciones (por ejemplo, géneros tan populares como la jota). No deben caer en el olvido. Gracias a la memoria el pueblo mantiene sus raíces. No hace falta hacer grandes discursos o montar guerras civiles para que Aragón sea la mejor. Con gestos tan simples como tararear una canción autóctona o narrar a los niños una historia local ya estamos contribuyendo a la tronada. Las manifestaciones artísticas son huella de la historia de un pueblo. El imperativo (ven a rondar) es una invitación a la contribución. 

Los primeros versos describen la tormenta de forma virulenta e intensa: que ya se ve relampaguear. Si sopla aire de puerto, la que se va a armar... La derivación denominal (relámpago<relampaguear) y la oración subordinada condicional (si sopla aire...) reflejan la pasión y las ganas del yo poético por luchar. El público percibe que hay ganas de reivindicar lo aragonés. Los coloquialismos (la que se va a armar) representan una victoria anticipada, ya que el ruido va a hacer efecto y el pueblo será escuchado

Como ya hemos dicho, las herramientas de combate no son bélicas, sino culturales. En este caso, están relacionadas con la música: tu dale al GUITARRICO zagal, las gotas llevarán el COMPÁS. 

Encontramos elementos típicos del habla y el mundo aragonés. Un zagal es un chico o una chica joven. Un guitarrico es un instrumento en forma de guitarra pequeña, antecesor del ukelele y que posee timbre alegre. 

Las valoraciones subjetivas (buen tiempo para rondar...) y las reiteraciones (rondar, rondar y no parar...) implican una lucha constante y continuada. Durante siglos Aragón no ha olvidado su historia y ese acto de memoria fortalece a los pueblos. Es beneficioso para la nación.

Mientras haya gente que se sienta orgullosa de sus raíces, practique sus costumbres ancestrales y tenga el sentimiento de pertenencia, la identidad aragonesa nunca morirá, tal como se muestra en la siguiente personificación: tu tierra estará viva mientras viva en ti. Una entidad abstracta/conceptual (tierra) realiza acciones propias de humanos (estar vivo)

El políptoton realza la pervivencia de la identidad aragonesa hacia la eternidad: el lexema viva aparece como adjetivo (estará viva) y como verbo (mientras viva)

Ese sentimiento de pertenencia es algo tan trascedente y pleno que no existen palabras para expresarlo. Es lo que Bécquer llamaba inefabilidad. El placer es tan grande que el lenguaje se vuelve insuficiente: cosas que yo solo no sé decir. 

Mediante la anáfora el yo poético lanza una serie de consignas: rondar para decirte que no nos van a sacar de aquí/rondar para decirte con la voz de la lluvia/rondar para decirte mil palabras de amor. Como ya hemos dicho, el folclore aragonés es un arma para expresar arraigo y afecto a la tierra. A pesar de que la zona del Alto Ebro no era la inicialmente deseada (querían su salida al mar) los aragoneses supieron querer y apreciar ese nuevo lugar, el cual contribuyó a forjar su identidad y no van a renunciar a él. 

El espíritu de resistencia está presente en estos versos: no nos van a sacar de aquí. ¿No os recuerda esto al tema No nos moverán que los chicos de Verano Azul cantaban para defender el barco de Chanquete? Pues algo parecido pero aplicado a la nación aragonesa: las tierras del interior son suyas y la aspiración de salir al mar no supone renunciar a lo secano. 

La música aparece en armonía con el mundo natural y atmosférico (con la voz de la lluvia), ya que es el arma para defender la esencia maña. La hipérbole refuerza el sentimiento de pertenencia y pasión por el pueblo: mil palabras de amor. 

El vocativo enfatiza el sentimiento nacionalista, ya se utiliza el término "pais": rondar para decirte, país, mil palabras de amor. Aragón se convierte en destinatario amoroso del canto como si fuera una persona. El trueno, lejos de callar el mensaje, lo refuerza: la fuerza de la naturaleza lo convierte en algo "grande". De ahí el superlativo: si un trueno las apaga mejor que mejor. Es como si la tronada se sumara a los mensajes de miles de aragoneses y estuviera de acuerdo con ellos haciendo eco. 

Antes del estribillo se hace referencia a la cuna histórica de Aragón, donde según la tradición surgió el Reino en la Edad Media. Se trata de la comarca pirenaica del Sobrarbe: tu mira bien mis labios verás qué misterio, pronuncio Sobrarbe y digo Aragón. El yo afirma que la raíz (Sobrarbe) es inseparable de la nación entera (Aragón). En el nombre local está contenida la identidad. Nombrar una parte es invocar el todo. En definitiva, una sinécdoque al servicio del sentimiento de identidad aragonesa. 

El misterio representa la unidad entre la tierra pequeña y la patria grande. Aragón nace en un valle remoto pero su eco es nacional. Los labios del pueblo transmiten identidad, aunque las palabras cambien; lo importante es lo que significan en el corazón. 

El inicio de la segunda estrofa es parecido al de la primera: la música como vehículo para alzar la voz y expresar el sentimiento de pertenencia: que cante todo el que ha de cantar. De nuevo, el políptoton hace acto de presencia para realzar la expresión: el verbo cantar aparece en presente de subjuntivo (cante) y en infinitivo como parte de una perífrasis verbal de obligación (ha de cantar), que invita al receptor a ser partícipe del proceso de protesta. El cuantificador (todo) engloba a la totalidad de aragoneses o aquellos que tienen dentro esa sensación de arraigo a la tierra. 

La metáfora del aragonés como mensajero (seremos los heraldos de la tempestad) refleja la necesidad de hablar, de no quedarse callado, de expresar lo que se tiene dentro y mostrar orgullo. El yo poético se funde entre la colectividad en una primera persona del plural (seremos) universalizando el mensaje

A continuación se produce la evocación del sueño aragonés, de tener una nación con salida al mar, que estuvo a punto de producirse en el siglo XII pero por diferentes casualidades no se llevó a cabo, y ahora, con la fuerza mental de todos los maños se hace realidad: en cuanto el viento quiera soplar a Tierra Baja hay que marchar...

La Tierra Baja hace referencia a la comarca del Bajo Aragón, que es la más cercana al Mediterráneo, y la que da acceso al litoral. Se produce un hipérbaton ya que el circunstancial de dirección (a Tierra Baja) se adelante al verbo (hay que marchar) con el fin de realzar la toponimia deseada para la expansión de la nación aragonesa, tal como se proyectaba en la Edad Media. La perífrasis verbal de obligación (hay que marchar) contribuye a dar fuerza a la acción, ya que hay una colectividad activa dispuesta a cambiar las cosas. 

La exclamación retórica crea una atmósfera guerrillero-militar. El discurso del yo poético se acerca a la arenga: banderas desgarradas, volved a ondear. El símbolo (bandera) potencia la convicción ideológica (la gente está concienciada del mensaje). El adjetivo de aspecto (desgarrado) muestra un estado de lucha y cansancio. La perífrasis reiterativa (volved a ondear) implica la recuperación de algo que ya se había dado anteriormente (deseo de salir al mar)

En los siguientes versos se describe desde la fantasía de la voz lírica una supuesta conquista del valle bajo del Ebro por parte de los soldados aragoneses: ejército de lluvia, en la noche se te oye llegar por sierras y llanadas hacia la ciudad. La combinación de diferentes ecosistemas (sierra, llanada, ciudad) da un toque épico, como de hazaña o gesta. Eso es lo que hubieran deseado los aragoneses del siglo XII: hacerse con el control de esas tierras. 

Los elementos de la naturaleza son testigos de la proeza del ejército maño: las piedras que hace siglos te esperan insomnes, entre ellas se ponen a cuchichear. El paisaje aparece personificado pues realiza actos propios de seres humanos (esperar, tener insomnio, cuchichear...). La empresa de los soldados no pasa desapercibida en el entorno cercano, que contempla con asombro y curiosidad cómo se absorben nuevos territorios, y a la vez celebran el logro, como si estuvieran ansiosos de pertenecer a Aragón desde hace mucho tiempo. El escenario se pone de lado de los aragoneses. Tiene "memoria histórica". 

Como era de esperar el río Ebro se suma a la fiesta y forma parte de la prosopopeya: el Ebro les escucha cortarse delirios de amor, que vuelve a conquistarlas "Su batallador". La naturaleza queda hechizada al encanto del pueblo aragonés. Siente que pertenece a esa nación. 

El epíteto épico (Su batallador) hace referencia al rey Alfonso I el Batallador, que fue el ideador de una Aragón abierta al mar, y con potencial para expandirse por la costa Mediterránea. La perífrasis verbal de reiteración (vuelve a conquistarlas) da un matiz épico, ya que nos acerca a la idea de Reconquista.

A continuación se reproducen en estilo directo las palabras de la Naturaleza ante el espectáculo: Ya están aquí otra vez aquellos montañeses o es esa tronada que grita Aragón. El gentilicio hace referencia a aquellos que vienen de los valles pirenaicos del norte para conquistar el bajo Aragón.

La interrogación retórica en disyuntiva con el verso anterior supone el fin de la fantasía, pero no el fin del espíritu de lucha: ¿O es esa tronada que grita Aragón? Evidentemente, la escena de la conquista es solo producto del deseo y la pasión. No se puede llevar a cabo de forma física. Sin embargo, el poder, la fuerza, el deseo y la unión del pueblo aragonés está ahí, se hacen escuchar y son una masa importante, y no van a callar. Se produce un grito identitario (Aragón!!!!!!!!!)

Al inicio de la tercera estrofa, la fuerza del pueblo aragonés se intensifica acariciando la hipérbole: con la tronada ven a rondar, haremos las ventanas temblar, tambores de Calanda detrás del cristal. El objeto directo (las ventanas) rompe la perífrasis (hacer temblar): haremos las ventanas temblar. Esto simboliza la ruptura del orden, la armonía y las normas: para producir cambios es necesario moverse, luchar. Esto implica adoptar posturas incómodas, enfrentarse al sistema, estar fuera de la zona de confort. Aunque en este caso solo se trata de "dar ruido", en cualquier contexto de reivindicación, la acción es clave. 

Encontramos una referencia  a los tambores de Calanda (pueblo de Teruel) que son típicos de la Semana Santa. El viernes santo a mediodía, cientos de tamborileros vestidos con túnica morada se congregan en la plaza principal y toca al unísono redobles de tambor durante varias horas para conmemorar la muerte de Jesucristo y el temblor de la tierra que la acompañó. Se recurre a una tradición popular para reflejar la intensidad de la voz del pueblo aragonés. 

Cuanta más gente se una a la reivindicación, el mensaje llegará a más gente y calará en sus mentes. Por eso el yo poético realiza una petición a la juventud para que añadan más instrumentos tal como se ve en la interrogación retórica con un toque de broma: ¿Qué pasa con la trompa, zagal? pa mí hay truenos que suenan más. Todo ruido es poco. La fuerza colectiva vence a la individual. 

El Moncayo, que es la montaña más alta del sistema Ibérico, y también de todo Aragón, se personifica y se une a la reivindicación de identidad del pueblo aragonés: como el Moncayo sople, verás que es soplar

Una entidad inanimada (monte) realiza acciones propias de seres humanos (soplar). El poder telúrico es inmenso y sirve de apoyo a los aragoneses. 

De nuevo encontramos un políptoton que enfatiza el poder de la naturaleza, ya que un elemento icónico se pone de parte de la gente. En un mismo verso aparece el verbo soplar en infinitivo (soplar) y presente de subjuntivo (sople). El coloquialismo (verás que es soplar) apela al público para que se dé cuenta de la trascendencia del mensaje (antes el Ebro, y ahora el Moncayo, dos piezas emblemáticas de la geografía de la región, contribuyen a la identidad aragonesa y son partícipes de la lucha). 

La presencia de un elemento tan poderoso como el Moncayo motiva la reactivación del plano del sueño y la fantasía: como el Moncayo sople verás un bajel navegar. El soplo es tan poderoso que hace navegar un barco en medio de la tormenta: verás un bajel navegar surcando la tronada su rumbo a buscar... La hipérbole va ligada al contexto surrealista de lo imaginativo. Lo telúrico impulso el sueño de los aragoneses de tener salida al mar. El léxico está relacionado con el movimiento (navegar, surcar) y la dirección (buscar el rumbo), ya que los maños tienen claro su mensaje y quieren culminar su proyecto. 

Evidentemente, el barco no es real tal como expresa la metáfora: bajel de nubes negras. Se trata de un barco nacido de la tormenta, de la mente de todos los aragoneses. Además, encontramos un adjetivo de procedencia (bajel almogávar) que evoca a guerreros medievales de Aragón que partieron a conquistar tierras del Mediterráneo. Realizaban incursiones en zonas musulmanas (algaras) y obtenían suculentos botines. 

Las aposiciones poseen la estructura en paralelismo que dibujan el tipo de embarcación: bajel de nubes negras, bajel almogávar. Se trata de un sintagma nominal simple con un núcleo sustantivo (bajel) y un complemento ya sea un adjetivo (almogávar) o un sintagma preposicional complemento del nombre (de nubes negras). Como veis, se trata de barco teñido de elementos inherentes a la historia de Aragón. 

El yo poético suplica con el modo imperativo formar parte de ese sueño: déjame ir contigo por el ancho mar. El mar, ausente físicamente en Aragón, simboliza el horizonte de libertad y destino colectivo. No solo es una masa de agua o espacio físico en el que una región busca tener su salida, sino también posee connotaciones románticas esproncedianas (recordad el poema Canción del pirata): el mar como marco para desarrollar la voluntad aragonesa. El epíteto físico (ancho mar) refleja la amplitud e infinitud de lo se quiere conseguir.

Por tanto, no se trata de un mar en su sentido físico o tangible, sino un mar de sueño compartidos: ancho mar de sueños que juntos soñamos tu y yo. La aliteración de la consonante silbante (sueñoS, juntoS, soñamoS) recrea el flujo suave de las corrientes marinas. El políptoton (sueños, soñamos) enfatiza la magnitud de los deseos de los aragoneses. El adjetivo de proximidad (juntos) expresa la fusión, unión y hermanamiento del pueblo maño en la consecución del deseo. Como si de un poema místico se tratara, la primera persona se une a la segunda (tú y yo) como un todo que representa la semejanza e igualdad de pensamiento. Es una idea común a todos los aragoneses. 

El oleaje no está en la costa, sino en el espíritu y alma de todos los mañicos.: romper siento sus olas en mi corazón. La fuerza y la emoción del pueblo son tan grandes que se rompe la sintaxis (hipérbaton) de forma que la forma no personal de la perífrasis se adelante a la personal: siento romper < romper siento

Aunque Aragón no se asentó en la costa Mediterránea penínsular, sí tuvo un territorio de Ultramar. Se trata de Neopatria, ducado situado en Grecia, en la región de Tesalia, y perteneció a la corona aragonesa durante algunos años. La canción hace un guiño a estas tierras cuando el yo poético pide en imperativo al barco que vaya allí: Por rumbo a Neopatria. Se evoca con nostalgia el pasado glorioso. 

Sin embargo, la oración disyuntiva corrige las palabras de la voz lírica, de forma que el destino no está fuera, sino dentro: o lee en mis labios, la patria que sueñas se llama Aragón. 

Es un cierra poderoso, ya que el viaje soñado, el barco, la tormenta...todo desemboca en reafirmar que el verdadero horizonte es amar y reivindicar Aragón. La salida al mar, la Neopatria solo es la excusa y el pretexto para activar el sentimiento de identidad aragonés. El objetivo del tema no es pedir que Aragón tenga salida a la costa mediterránea o se convierta en una superpotencia o imperio, sino que Aragón sea objeto de orgullo y amor. Es la expresión de un sentimiento. Recurre a la épica pero el fin último no es revolucionar las fronteras de un país, sino remover corazones.